siempreMaria Moderador

Registrado: 06 Jun 2006 Mensajes: 2175
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Publicado:
Mar Abr 10, 2007 4:37 pm Asunto:
Re: ¿?
Tema: Catholic.net necesita de tu ayuda |
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SuSaNiTa ViVa GeTaFe escribió: | MENSAJE EDITADO POR MODERACION... si seguimos a Cristo, supongo q tomaremos como nuestras todas sus enseñanzas,no?
y? ahi qda |
¿Y? Es broma hermana!
Dios quiera que sigamos las enseñanzas de Cristo, y Nuestra Madre del Cielo nos ayude.
Claro que seguimos todas sus enseñanzas, o por lo menos lo intentamos, pero somos pecadores, pues sí. ¡Arriba, arriba! De nuevo.
Y respecto a la frase utilizada del evangelio, no quiere decir que cada uno pueda vestir como quiera, que es a lo que me refería con ese "¿y?", que no se puede usar esa frase para luego aplicarlo como a le de la gana.
Aquí te dejo para aclararlo del todo una Lectio Divina sobre "Lo que hace impuro al ser humano". Es un archivo pdf.
http://www.iglesia.cl/especiales/mesbiblia2006/pdf/lectio0903.pdf
Y aquí te dejo una parte del texto:
Cita: | TEXTO A UTILIZAR: Biblia de Jerusalén, revisada y aumentada. Editorial Desclée de
Brouwer
Texto: Mc 7, 1-23 “Lo que hace impuro al ser humano”
Si te encuentras en comunidad te invitamos a que leas alternadamente los versículos entre tus
hermanos. Leer pausadamente: con unción Forma de leerlo (Elegir una forma de lectura, la
más apropiada de acuerdo al grupo. O buscar otra forma de leer. Es fundamental que haya una
lectura pausada, detenida, atenta. Dándose tiempo para conocer y profundizar los detalles y las
circunstancias del relato). Cada persona debe volver a leer detenidamente e pasaje, consultando
las notas de la Biblia.
1. Tres lectores intercalados 2. c/u lee un párrafo 3.Lector 1 (Mc7,1-13) Lector 2 (Mc7,14-
15) Lector 3 (Mc7,17-23)
1 Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. 2 Y al ver
que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, 3 - es que los
fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la
tradición de los antiguos, 4 y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras
muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas -. 5
Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a
la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?» 6 El les dijo: «Bien
profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: = Este pueblo me honra con los
labios, pero su corazón está lejos de mí. 7= En vano me rinden culto, ya que enseñan
doctrinas que son preceptos de hombres.= 8 Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la
tradición de los hombres.» 9 Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios,
para conservar vuestra tradición! 10 Porque Moisés dijo: = Honra a tu padre y a tu madre = y:
= el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. = Pero vosotros decís:
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11 Si uno dice a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro
Korbán - es decir: ofrenda -",12 ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, 13
anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis
muchas cosas semejantes a éstas.»
14 Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. 15 Nada hay fuera del
hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que
contamina al hombre. 16 Quien tenga oídos para oír, que oiga.» 17 Y cuando, apartándose de
la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola. 18 Él les dijo:
«¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera
entra en el hombre no puede contaminarle, 19 pues no entra en su corazón, sino en el vientre y
va a parar al excusado?» -así declaraba puros todos los alimentos-. 20 Y decía: «Lo que sale
del hombre, eso es lo que contamina al hombre. 21 Porque de dentro, del corazón de los
hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, 22 adulterios, avaricias,
maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. 23 Todas estas
perversidades salen de dentro y contaminan al hombre.» |
Cita: | ¿QUÉ DICE EL TEXTO?
Nuestro evangelio de hoy se encuentra dentro de Mc 7,1-23 que es una unidad
literaria con tres escenas. En la primera, los fariseos y algunos escribas cuestionan la
conducta de los discípulos que comen con manos impuras; Jesús responde en forma polémica
sin dar una contestación directa (7,1-13). En la segunda escena, Jesús da su respuesta solemne
a la cuestión suscitada. Se dirige a la muchedumbre y explica cuál es en realidad el factor que
hace impura la conducta humana. (7,14-15). Y en la tercera escena, Jesús se dirige a los
discípulos en privado y les desarrolla el tema (7,17-23).
El episodio de Mc 7, 1-23 está ubicado entre relatos de milagros. El relato anterior es un
resumen de la actividad milagrosa de Jesús (6,53-56) y el siguiente narra la curación de la hija
de la mujer sirofenicia (7,24-30). Pero el episodio de Mc 7,1-23, aunque se encuentra entre
curaciones milagrosas, no es una narración de milagro, sino el relato de una controversia de
Jesús con los fariseos y con algunos escribas venidos de Jerusalén. En el relato, los fariseos y
los escribas reprochan a Jesús porque deja que sus discípulos "coman los panes con manos
impuras". El reproche suscita la respuesta de Jesús que primero es indirecta y polémica y
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luego directa y declarativa. En la declaración, Jesús establece el verdadero centro de pureza.
Lo hace, primero, delante de todos; luego, tiene un aparte con los discípulos a quienes explica
su declaración. El episodio de Mc 7,1-23 tiene su paralelo sinóptico sólo en Mateo (15,1-20).
Comparado con el de Marcos, el episodio de Mateo tiene un estilo más fluido. Lucas omite
este episodio porque prefiere tratar el tema de lo puro y lo impuro en Hch 10,1-48.
El contexto dentro de la sección de los panes
El episodio de Mc 7, 1-23 sobre el verdadero centro de la pureza se encuentra en la llamada
sección de los panes, la cual comienza con la primera multiplicación de panes (6, 30-44) y
concluye con el diálogo de Jesús con los discípulos (8,14-21) antes de la curación de un ciego
en Cesarea de Filipo. Dentro de esta sección, el episodio en cuestión está encuadrado por un
par de narraciones paralelas: las dos multiplicaciones de panes. Todos los pasajes dentro de
esta sección se relacionan con el tema de los panes (artoi). En efecto, la primera multiplicación
de panes está dedicada totalmente al tema.
Además el texto de hoy continúa el tema sobre la pureza e impureza referida a los alimentos,
pero esta vez en conflicto con la Biblia misma, que fija estos preceptos. La primera
controversia fue con los escribas y fariseos, la segunda se convierte en una invitación a toda la
gente para que escuchen y comprendan. El v.15 es “una de las más grandes palabras de la
historia de las religiones” (Montefiore) y “una de las sentencias morales más importantes de
toda la historia de la humanidad”. Jesús apunta a la auténtica moralidad, aquella que no está
amarrada a una piedad exterior y ritualista, sino al corazón, es decir, a una opción y decisión
profunda y conciente del ser humano.
La pregunta de los discípulos a Jesús, probablemente no es porque no hayan comprendido, sino
que les parece inaudito, pues la misma Biblia trae muchas normas que buscan evitar la
impureza que viene desde fuera, por ejemplo, Lv 11 señala los animales impuros cuya carne es
prohibida comer. Jesús sin embargo recrimina la incomprensión de sus discípulos, que ellos
mismos le criticaban a la gente. A reglón seguido, Jesús vuelve al argumento de los alimentos
afirmando que no hacen impuro porque en su camino natural no entran al corazón sino que van
al vientre y luego a la letrina. Los alimentos no tocan el corazón. Jesús deja claro para los
cristianos de todos los tiempos que la verdadera fuente de pureza o impureza no son los
alimentos ni las cosas externas, sino el corazón, “centro de la persona, sede propia de las
opciones y decisiones que regulan la relación del hombre con Dios”.
Por tanto, no son las cosas las que contaminan, sino que es el mismo ser humano, quien a partir
de sus opciones, de sus decisiones, le dice si o no a Dios mismo, haciéndose así puro o impuro
frente al proyecto de Dios en la historia. Se enumera a continuación una serie de doce vicios
que en el v. 23 se denominan “cosas malas”.
Podríamos organizar dichos vicios en cuatro grupos de tres. El primer grupo se refieren a
mandamientos del decálogo: inmoralidad sexual (en el decálogo aparece como adulterio),
robos y asesinatos. Es probable que la inmoralidad sexual aparezca en primer lugar por ser un
grave problema que suscitaban las costumbres sexuales de los cristianos venidos del
paganismo. Las cartas de Pablo especialmente la primera a los Corintios reflejan claramente
este problema.
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En el v. 22 se menciona un segundo grupo compuesto por adulterio, avaricias y maldades. De
nuevo se hace referencia a un vicio relacionado con lo sexual. El tercer grupo habla de engaño,
libertinaje que manifiesta un comportamiento público ostentoso, y envidia. La envidia traduce
literalmente “ojo malo”, es decir, quien mira a los demás con ojeriza por no tener lo que ellos
tienen.
El último grupo comienza con los chismes, luego viene la soberbia, que también podría
llamarse orgullo, arrogancia, o lo opuesto a la humildad de María, que en el Magnificat dice
que Dios dispersó a los soberbios (Lc 1,51); y la insensatez que podría también llamarse la
estupidez, la tontería, la necedad. En los evangelios, se les llama necios a los fariseos que se
preocupan de limpiar lo externo del vaso mientras lo interno está lleno de robo y maldad (Lc
11,39). En este caso la insensatez es preocupación por aparentar más que por ser.
También se llama “necio” en el evangelio al rico que proyecta la construcción de graneros para
sentarse a disfrutar. Necio en este sentido es el que funda su propia seguridad en el tener, en el
afán de acumular en vez de hacer crecer la comunión con los hermano. Jesús termina
resumiendo el catálogo de vicios con la expresión “todas estas cosas malas” y ratificando la
afirmación que dio origen a la reflexión: no es lo exterior lo que contamina al ser humano, sino
lo interior, lo que sale de adentro, lo que viene del corazón, las opciones y decisiones íntimas
que se traducen en el obrar.
La ley o prescripción que obligaba a las personas a realizar los ritos de purificación no hacía
parte, estrictamente hablando, de la ley mosaica. Era una prescripción reservada a los
sacerdotes que prestaban servicio en el templo y que debían estar en todo momento preparados
para presentar una ofrenda de acuerdo con los requerimientos legales (Lv 22, 1-9). Los fariseos
habían extendido, de modo por demás innecesario, este pesado precepto a todos los discípulos
de cualquier escuela rabínica. Todos los que se preparaban para un conocimiento profundo de
la Escritura debían, en opinión de los fariseos, seguir todos los requerimientos de purificación.
Los que pertenecían al partido fariseo criticaban a los discípulos de Jesús por muchas cosas:
por incultos, por su origen social... pero, sobretodo, porque no seguían los protocolos que ellos
habían impuesto -sin ninguna justificación- a cualquiera que se hiciese discípulo de un rabino.
Jesús critica esa actitud por falsa y encubridora. Falsa en el sentido en que lo que se buscaba, la
pureza, no se conseguía por medio de ritos. Encubridora, porque ese exceso de legalismo les
servía para infringir la ley y violar los derechos fundamentales de la familia y la comunidad.
Los fariseos evadían sus obligaciones con sus padres y parientes apelando a una ley ritual que
impedía que lo que se ofrecía al templo sirviera a otros propósitos. De esta manera, los
ancianos eran abandonados en la miseria y las viudas y huérfanos vivían en la mendicidad.
Jesús pone al descubierto y denuncia ante el pueblo esta injusticia e incoherencia. Pero, en
general, el pueblo era tan poco crítico y confiaba tanto en sus líderes que no percibía el engaño.
La mala fe encubierta de religiosidad y piedad reemplazaba a una conciencia crítica y una fe
madura. |
Un abrazo en Cristo y María! _________________ Con Dios y Mamita.
"Callad mientras duerme y descansa el Señor y Dios mío porque muy pronto lo despertarán los pecados de los hombres"
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