María Elena Bribiesca Nuevo
Registrado: 21 Jul 2008 Mensajes: 13
|
Publicado:
Jue Jul 31, 2008 3:07 am Asunto:
7 Formación de los Sentimientos y La Virtud de la Ecuanimida
Tema: 7 Formación de los Sentimientos y La Virtud de la Ecuanimida |
|
|
Pienso en la alegría de María “Mi alma se llena de gozo en Dios mi Salvador”, y en temor cuando el ángel le dice no temas María”, Pienso en Jesús en el monte Tabor cuando “hablaba con Moisés y Elías de su partida en Jerusalén”, el sudor de sangre en Getsemaní, la tristeza al encontrar a sus discípulos dormidos o el dolor del beso de Judas que lo ha vendido por 30 denarios. El dolor y el llanto de ver a su amigo Lázaro muerto. Pienso en el dolor de María al ver a su hijo abandonado y burlado, escupido y azotado. ¿Cómo soportar el dolor, si no es aceptando con amor la Voluntad del Padre celestial?, ¿cómo llenarse de Gozo verdadero sino es “en Dios nuestro Salvador”?
Hablar de los sentimientos y de la ecuanimidad, me hace pensar otra vez en Jesús aceptando con amor la Voluntad del Padre Celestial. ¿Cómo guardar la ecuanimidad ante un sufrimiento que humanamente es imposible soportar?, sólo Dios puede sostenernos, sólo él puede enseñarnos a amar, a perdonar, a soportar, y es María la que nos enseña a acoger con amor la Voluntad del Padre Celestial, es ella quien está a nuestro lado, como estuvo al pie de la Cruz de su Hijo Jesús ayudándole a permanecer en su Cruz.
Aceptar con amor la Voluntad del Padre Celestial “Padre que no se haga mi Voluntad sino la tuya”, es vivir con ecuanimidad, tranquilos a pesar de lo que pase, es iluminar nuestra inteligencia con la Palabra de Dios, es vivir nuestra fe, es buscar la santidad, sintiéndonos siempre amados por Dios y por María, en oración, a pesar de los desprecios, humillaciones, juicios, burlas, marginaciones. Ofreciendo, ofreciendo siempre junto con Jesús, en una vida ordenada, acogiendo con amor nuestra cruz, en oración, servicio a los demás, con fidelidad a los deberes de cada día y sin buscar nuestro propio interés, ni la alabanza de los demás. Es vivir la virtud de la esperanza, esperarlo todo de Dios, puesta nuestra mirada en María, asunta al cielo, causa de nuestra esperanza.
El dolor existe y hay que abrazarlo con amor, acogerlo, aceptarlo, incluso gozarlo, -gracias al verdadero sentido de salvación-. Escuchemos los lamentos de Jesús en la cruz “Dios mío Dios mío porqué me has abandonado”, ¿es esto acaso un llamar la atención?...¡No! , es el Corazón Jesús que agoniza, es el gemido del dolor, que dice “Padre perdónales porque no saben lo que hacen”.
Jesús debe ser el rey de nuestros corazones, él dará a nuestras almas la paz del corazón: “Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón y encontraréis alivio en vuestras almas” |
|