cabi Nuevo
Registrado: 09 Oct 2007 Mensajes: 3 Ubicación: Monterrey, Mexico
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Publicado:
Mar Sep 02, 2008 8:18 pm Asunto:
Ayuda!!!!!!!! Como motivo a los jovenes!!!!!!
Tema: Ayuda!!!!!!!! Como motivo a los jovenes!!!!!! |
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Hola.-
Coordino un grupo de jovenes y dentro de las actividades que realizamos nos corresponde la celbración eucaristica del domingo y la participación abarca de todo lesturas, ofrendas, acolitos, bienvenida, etc.
Mi problemita es este que ultimamente veo a los jovenes faltos de entusiamo para participar en lo que son las lecturas, por más que les recalco el gran privilegio que es poder participar de esa manera tan especial en misa. Tengo que estar detras de ellos para que se quieran apuntar para leer.
Y me encantaría que me den ideas de como darles la motivación que necesitan!!! no se con unas citas o una reflexión _________________ Una barca para pescar $400, redes para pesca $100, pescado fresco $8, encontrar a Jesus y confiar en su palabra, eso... no tiene precio!! |
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Guadalupe Gómez Veterano
Registrado: 08 Sep 2006 Mensajes: 2115 Ubicación: Argentina
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Publicado:
Mar Sep 02, 2008 10:24 pm Asunto:
Tema: Ayuda!!!!!!!! Como motivo a los jovenes!!!!!! |
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Yo creo que de ninguna manera hay que despegar la mirada del fin, y hacer que participen porque participen, porque no cuenta de nada...
Si vamos a hacer las cosas, a hacerlas bien y hacerlas como son A quien se sirve leyendo es a Dios, no es hacer un favor personal a nadie... Por eso no hay que dejar de hacer énfasis en eso... ¿Por qué falla la catequesis hoy en día? Porque por menos precio, porque parece que no se entiende o que los corazones no están preparados para recibir las cosas de Dios...
Si entendiéramos que en la Misa estamos a los pies de la Cruz, Cruz en la que Cristo pagó por nuestros pecados, que el cordero inocente y sin mancha, Dios mismo hecho hombre, se encarnó y murió en la Cruz por mí, con nombre y apellido... No dejaríamos nunca de ir a una Misa y de estar con suma admiración y reverencia ante tal misterio.
Si quieren ayudar en la Misa, que sepan por Quién lo hacen y que lo hagan por amor. Quien no vive para servir, no sirve para vivir... Primero Dios en todo, dejémoslo obrar a Él, no cayemos Su Voz a través de las inspiraciones del Espíritu Santo, no tengamos miedo de nuestra fe, enseñémosla plena, que es hermosa
Saludos, en Cristo y María _________________ ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran... Lc. 11, 13-15
En la Iglesia hay un lugar para todos, pero en vos, ¿Hay un lugar para la Iglesia? |
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Gisela Vanesa Constante
Registrado: 20 Feb 2008 Mensajes: 832 Ubicación: Argentina
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Publicado:
Mie Sep 03, 2008 12:32 am Asunto:
Colaborar en Misa
Tema: Ayuda!!!!!!!! Como motivo a los jovenes!!!!!! |
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Estimada Cabi:
Te aseguro que te entiendo, porque yo, si bien no coordino un grupo de jóvenes, tengo como uno de los apostolados de mi grupo, colaborar en Misa y sé lo difícil que resulta que la gente colabore, no solo los jóvenes
En relación con lo de falta de entusiasmo, en realidad, yo diría más bien que es miedo, al menos es lo que en mi parroquia pasa. Suelen tener miedo a equivocarse, a leer mal, a que se noten los nervios en la voz, etc... De modo que el reto está en que ganen confianza para poder hacerlo.
Quizás lo siguiente te pueda servir en relación con el servicio que el lector está prestando. Precisamente que comprendan que, ante todo, es un servicio y un súpeeeeeer servicio, porque Dios habla a los hombres mediante el lector. Más que servicio es un honor tremendo el saber que Dios se sirve de estos pobres instrumentos para llegar a los hombres. Esa es una de las cosas a las que puedes apelar: a que la lectura es también un medio para ser verdaderos instrumentos de Dios. Si somos sinceros en nuestro servicio a Dios, implica que estamos dispuestos a todo, lo cual implica desde lo más pequeñito (un favor, una lectura, una sonrisa incluso) hasta lo más grande (el martirio... "Martirio es el dolor de cada día si en Cristo y con amor es aceptado" dice el himno de la Liturgia de las Horas).
Ahora bien, en cuanto al servicio concretamente, se me ocurre que lo siguiente puede también ayudarte:
LECTORES Y ACÓLITOS
Las diferentes intervenciones en la liturgia, tanto de los sacerdotes como de los laicos, no son meras acciones o actos de participación, son verdaderos ministerios; es decir, acciones sagradas que se realizan en nombre de Dios para edificación de la comunidad creyente y, a la vez, en nombre de la comunidad como expresión de la fe de la misma. Esto exige que se realicen con sumo cuidado y preparación.
1. El lector
Lo que normalmente se entiende como «leer en Misa» no es una simple lectura sino ejercer el ministerio de la proclamación de la Palabra de Dios. Para que se pueda hacer bien, como corresponde a un ministerio y no sólo a una simple lectura, no basta con saber leer, hace falta:
· Clara conciencia de que en ese momento se convierte en portavoz del mensaje que Dios dirige a los hombres. Y en consecuencia el lector debe ser fiel transmisor de una Palabra que procede de Dios, que fue escrita por los autores sagrados (profetas, apóstoles, etc.) y cuyo último eslabón para llegar al Pueblo de Dios reunido en asamblea es el que proclama la Palabra de Dios.
- Una primera consecuencia es que el lector debe prepararse la lectura previamente;aunque esto sea algo utópico es lo ideal. Mejor en casa con tranquilidad para no molestar a los que antes de la celebración litúrgica están orando en el templo. Conviene tener un misal en casa para poder leer y meditar la Palabra de Dios de cada día. El que ejerce este ministerio debe saber qué lectura debe leerse ese día (y si no, preguntar al sacerdote celebrante). También sería importante e ideal que el sacerdote sepa quién va a leer, de forma que no sea un ministerio ejercido por «espontáneos» y no surja ninguna competencia para conseguir lo que es un «servicio» y no un «lucimiento personal». (Aunque no lo creas, suele pasar, pero sobre todo en Misas donde hay mucha gente mayor que no quiere por nada dejar de participar "notablemente en Misa" jeje)
- Es imprescindible que se lea de forma que quienes escuchan puedan entender la Palabra que se proclama; porque la lectura es un mensaje que debe entenderse: por eso debe leerse despacio, claro, alto, con ritmo, vocalizando...; teniendo cuidado de que el micrófono esté encendido y a la altura adecuada.
· Coherencia suficiente entre la Palabra que se proclama y la vida de quien realiza este ministerio. Además de creyente, el lector debe estar en plena comunión con la Iglesia. Por muy bien que lea no puede realizar este ministerio un ateo, un budista, alguien que lleve una vida escandalosa o que esté en una situación irregular.
· El lector debe entender la Palabra que proclama. Si no la entiende no puede darle el sentido que tiene.
- Hay que tener especial cuidado con las palabras difíciles, nombres inusuales, etc.
- El lector comunica la Palabra de Dios no sólo con las palabras pronunciadas correctamente, sino también con el convencimiento, el tono, el volumen, las inflexiones. No se trata de hacer «teatro», sino de comunicar adecuadamente el mensaje que se proclama. No es lo mismo leer un salmo, que proclamar una profecía que denuncia el pecado del pueblo, o leer un pasaje de los Hechos de los apóstoles.
- También es importante saber cuál es la frase principal de una lectura, de modo que la misma lectura resalte su importancia.
· Otros aspectos prácticos:
- Antes de comenzar, cerciorarse de que se va a leer la lectura correcta: abriendo el libro por la cinta correspondiente, fijándose en el día de la semana o el nombre la fiesta que se celebra.
- Al comenzar la lectura no se leen ni el día litúrgico «Domingo cuarto de Cuaresma», ni el orden de las lecturas «primera lectura», «segunda lectura», «salmo responsorial», ni tampoco el resumen de la lectura. En general no se lee nunca lo que está escrito en letra roja.
- Se comienza diciendo: «Lectura de...» y se termina con «Palabra de Dios» (nunca debe decirse «Esto es Palabra de Dios» o «Es Palabra de Dios»), porque es una proclamación y no una información del tipo de lectura. Y sigue la lectura, tras una brevísima pausa. Al final se hace otra pausa y se proclama. «¡Palabra de Dios!», no seguido como si formase parte del texto o de forma interrogativa para dar pie a la respuesta de la asamblea.
- El que proclama el salmo debe enunciar con tono alto y claro la antífona que se repite (por Ej. «El Señor es mi pastor, nada me falta»), dando tiempo a que los demás puedan responder después de cada estrofa. Ayuda mucho que la vaya repitiendo con la asamblea, que puede tener dificultades en recordarla.
- El aleluya no se lee, salvo en el caso de que se cante.
- El ideal es que en todas las misas haya un lector y a ser posible que haya un lector distinto para cada lectura (incluido el salmo); o, por lo menos, un lector distinto para las lecturas y otro para el salmo.
- Cuando el lector se acerca al ambón (lugar desde donde se lee la Palabra de Dios) debe hacerlo sin prisas ni precipitaciones; es preferible dejar que el sacerdote o el lector anterior hayan terminado su intervención antes de ponerse de pie y dirigirse al ambón.
- Al final debe dejarse la cinta señaladora bien colocada, evitando que desaparezca entre las hojas del libro.
2. La oración de los fieles
Después del silencio que sigue a la homilía o del credo en las misas dominicales, sin esperar a que el sacerdote comience, inmediatamente el monitor sube al lugar adecuado (que no debería ser el ambón) para hacer la parte que le corresponde de la oración de los fieles. Una vez éste ha hecho la introducción, el monitor proclama las diversas intenciones por las que se va a orar, dejando al sacerdote la conclusión de esta oración. En el caso de que la respuesta a las peticiones sea distinta de la habitual (Roguemos al Señor. Te rogamos, óyenos), el monitor debe introducir la respuesta (por ejemplo: Oremos diciendo: «Escúchanos Padre»).
3. El acólito
Si alguien desea ayudar en la misa como acólito, debe hacerlo desde el principio. Para ello tiene que presentarse en la sacristía y salir con el sacerdote en la procesión de entrada. Sus funciones son:
- Acompaña al celebrante desde la salida procesional de la sacristía hasta el regreso a la misma.
- Le acerca y le sostiene, si es necesario, el libro de la sede y el micrófono.
- Prepara el altar para las ofrendas; recibe éstas si hay presentación de ofrendas, ayuda a servir el vino y el agua al celebrante (o al diácono, si lo hay); sirve el incienso cuando se utiliza e inciensa al celebrante y a la asamblea en su momento; lava las manos al celebrante; porta la bandeja, si la hay, en la comunión; y ayuda a retirar los vasos sagrados después de la comunión y a purificarlos si procede.
Espero que estos consejitos prácticos te sirvan. _________________
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