Caridad

[Angella de la Crocce]

San Agustín después de haber considerado diversas palabras para designar la unión de Dios y el hombre, demostró que claramente el término correcto era Amor, pues éste en efecto pone de manifiesto el encumbrado e incandescente fervor del Todopoderoso... y es el nombre que justamente se ha dado a la caridad.
Dios amor purísimo, se da completamente y de manera desinteresada.
Siendo Él el Todo no necesita de nosotros nada en absoluto; más si nosotros de Él, pues si dejase por un momento de amarnos, seríamos aniquilados en el mismo instante; el hombre sin el amor de Dios no es nada y nada lo puede.
La inspiración celestial viene a nosotros y nos previene, moviendo nuestra voluntad al santo amor de Dios. Aquí que la caridad Santísima se resume en una amistad y amor desinteresado. No es una simple amistad por que la caridad ama a Dios por sobre todo, ni las fuerzas de la naturaleza, ni humana, ni angélica pueden producirlo, sino solo el Espíritu Santo lo da y lo derrama sobre nuestros corazones (Rom. 5, 5). Junto con la fe y la esperanza establece su morada en la cumbre más alta del espíritu, siendo la reina de las virtudes reposa como un en trono, junto al rey que es el mismísimo Espíritu Santo, y desde allí ennoblece al alma toda y derrama sobre ella un sin fin de delicadezas haciéndola grata, digna a la bondad Divina.
De aquí que los amigos de Dios, marcharán con ánimo creciente (Salmo LXXXIV, ; sus virtudes se acrecentarán, por que la verdadera virtud no tiene límites, “el alma en amores no se cansa ni cansa” decía San Juan de la Cruz.. siempre va más allá. De especial modo la caridad, virtud de virtudes; un fuego la quema, la enciende, por eso puede perfeccionarse, más nunca alcanzará la perfección en extremo cual la caridad de Jesucristo, en su inefable grandeza, por ser la caridad de una Persona de excelencia infinita, divina, Hijo del Padre omnipotente.
Tal es el amor que tiene Dios hacia nosotros, que permite que nuestro amor siga creciendo, su dulzura hace que nuestra obras aún pequeñas y minúsculas, sean útiles, todo lo convierte en bien...
Habiendo dado Dios su caridad y por ella, la fuerza y los medios para adelantar en el camino de la perfección, su amor no le permite dejarnos solos, sino todo lo contrario, se pone en nuestro camino y mueve e insta nuestro corazón a emplear bien la caridad, es por esto que por pequeña que ésta sea , da la suficiente inclinación y fuerza para aspirar y emprender empresas grandes, aquí el ejemplo de todos los santos que ardiendo en fuego en su interior por el amor divino, por alcanzarlo, por la búsqueda de la unión perfectísima con Él, dejaron al instante todo y lo siguieron.... y no amaron tanto su vida que temieran la muerte... , esto es lo que los lleva a decir con el apóstol San Pablo: ni la vida, ni la muerte, ni los ángeles, ni lo que hay de más alto ni de más profundo, podrá separarnos del amor de Dios, que está en Jesucristo nuestro Señor.
El obrar por la caridad es lo que conduce a las almas a la gloria, que es la consumación y el fruto de la misericordia divina para con los hombres.
San Agustín dice: habéis creado mi corazón para vos y jamás tendrá reposo hasta que descanse en vos... esto es lo que mueve constantemente, el deseo interior y la imperiosa necesidad de ver a Dios claramente y de amarlo para siempre.
El deseo que precede el gozo hace que el sentimiento sea más agudo y refinado; más loable y dispuesto a todo, hace al alma que se olvide de si y la pone allí donde el amado, pues el alma está allí donde ama, más que allí donde vive, afirmaba San Alberto y San Juan de la Cruz: “el amor grande no consiste en sentir grandes cosas y mucho, sino más bien en padecer mucho”.
Cuando uno ama, halla regocijo solo en el bien de aquel a quien ama. Cuando el amado es feliz... el amante se siente pleno.
En fin la caridad es lo que alza la voz del alma en un canto jubiloso diciendo: “mi amado es para mi y yo para mi amado”.
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"Verso l´alto"

[midka]

Todos tus mensajes han sido esplendidos Angella, muchas gracias por compartirlos.
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Miguel Angel Montaño