4. Los protagonistas de la formación sacerdotal

[Padre Jairo Yate R.]

Pienso que si hay conciencia en los seminaristas y formadores que el Espíritu Santo es el principal formador del futuro ministro. la vida espiritual en una casa de formación es clave para asegurar el futuro y la calidad de los ministros de Dios. Se nota en todos los seminarios, se respira el los seminarios el ambiente de piedad y oración. un formador guarada permanentemente en su conciencia la misión que cumple en la Iglesia de conducir los jóvenes hacia Cristo, por lo tanto es un sacerdote de oración para sus seminaristas, los encomienda en sus plegarias, los asesora en su vida espiritual, nunca los abandona a pesar de las situaciones difíciles que se puedan presentar. De igual manera se puede leer a través de la Escritura el ejemplo de Jesús de Nazaret: Confiaba plenamente en su Padre Celestial, acompañó permanentemente a sus apóstoles, los formó, les enseñó el poder de la oración y confianza en el Espíritu Santo, e incluso estuvo atento a los problemas que se presentaron para indicar el correctivo; en ningún momento rechazó a la persona ni tampoco la condenó.
Los seminaristas si son conscientes del poder del Espíritu de Dios, son jóvenes que gustan de la oración, la Eucaristía, la lectura espiritual, la figura del director espiritual es definitiva para la madurez y els entendimiento de la misión.

2) Si hay conciencia de la imortancia de ser formador en el Seminario, la prueba es que hay muy delicadeza y atino en elegir las personas que van a cumplir esta misión. De hecho el primer representante de Cristo en la formación sacerdotal es el Obispo. (Mc. 3,13-14) sobre el primer pastor de la Diócesis reposa esa responsabilidad tan delicada, él es el padre y pastor, es modelo para los sacerdotes y los seminaristas. Hay un gran secreto para que funcione articuladamente el futuro de los ministros en la Iglesia. "La comunidad educativa del Seminario se articula en torno a los diversos formadores: el rector, el director espiritual, los superiores, profesores. ellos deben sentir profundamente unidos al Obispo, al que con diverso título y en modo distinto representan, y entre ellos debe existir una comunión y colaboración convencida y cordial .... esto constituye un valor fundamental de la vida cristiana y del ministerio pastoral" (Pastores Dabo Vobis.66)
Padre, jairo Yate R. Ibagué Colombia
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Hacer la voluntad de Dios es fundamental para ser un buen ministro

[P. José Andrés Gómez Gro.]

SACERDOTES:

1.
Me gustaría comenzar por distinguir entre conciencia y conocimiento. Conocimiento es el dato intelectual, el argumento racional, la razón aprendida de que el Espíritu Santo es el principal protagonista de la formación del futuro sacerdote. Cosa abundantemente dicha en los documentos y exhortaciones del magisterio, incluso en las charlas vocacionales y formativas. Conciencia es una palabra mayúscula. Es la aceptación no solo racional sino vital de esta conducción del Espíritu. El reconocimiento de que no somos nosotros quienes guiamos la historia salvífica, sino quienes la construimos y colaboramos en su realización. Es la “Sabiduría” que nos capacita para confiarnos dócilmente en las manos del FORMADOR. Puntualizando estas consideraciones personales, creo que existe tal conciencia, pero no en grado satisfactorio, porque se ve ofuscada por las concepciones propias, los criterios y estructuras de cada quien. Esta conciencia se manifiesta en la aceptación sincera por parte de los formandos de ciertas directrices y convicciones que se asumen; en la obediencia dócil a las instrucciones, en la paciencia histórica que conlleva la obra de Dios. En los formadores, cuando no conciben su trabajo selectivo, sino que se esfuerzan en su trabajo formativo; cuando se maravillan y agradecen el esfuerzo y la perseverancia de los alumnos; cuando se liberan de sí mismos y luchan por respetar el plan personal de Dios para cada seminarista; cuando invocan ante decisiones y observaciones a los formandos al Espíritu Santo y son blandos a sus inspiraciones.
El medio necesario para incrementar esta conciencia tiene un punto básico de partida: la humildad. El reconocimiento de que esta obra formativa no es mero esfuerzo humano. La identificación de las propias limitaciones y la sabia distinción entre mis gustos y la voluntad de Dios para cada uno de los que me ha confiado. Por la otra parte, mis afanes y mi imagen de sacerdocio con la Imagen del Sumo Sacerdote que me quiere hacer partícipe de esa gracia; el discernimiento orante de la voluntad de Dios en mi vida con honestidad y valentía.
La fe, para ambos, como instrumento para interpretar los signos de los tiempos. Y por supuesto, la oración, como el espacio privilegiado para escuchar la Palabra de Dios y su designio para mi vida y/o la vida de los formandos. Sería demasiado amplio mencionar y compartir los muchos medios para incrementar la conciencia, valgan estos para resaltar su multitud.

2.
Partiendo de la concepción doctrinal de la formación como pastoral de pastorales; de la conciencia del seminario como semillero de pastores, de agentes de la pastoral en las comunidades; del seminario como corazón de cada Iglesia Particular. Considero que existe la conciencia de la grave tarea que se encomienda al formador, primero con el juicio del Obispo que le tiene como idóneo para esta labor, luego con la delicada encomienda de ser modelo, consejero y guía. La actitud general, sobre todo de quienes no se “acostumbran” a esta misión, es de preocupación por colaborar de modo eficaz en esta obra conjunta del Espíritu, Formando y Formador. La actitud laudable de auto evaluación, renovación y conversión de las estructuras propias es indispensable y en algunos casos, urgente. Se corre un riesgo, al menos perceptible en algunas diócesis, de politizar el cargo; de estancarse; de usarlo como eslabón y trampolín para otras encomiendas más notorias; de contraerse en un solo y antiguo modelo formativo que contraría y sofoca aires nuevos y proyectos diferentes.

[Ramón Díaz-Guardamino LC]

Muy buena observación, P. José Andrés Gómez Gro., la diferencia entre conciencia y conocimiento. En mi formación me hablaron mucho de llevar las ideas de la mente al corazón, esto es, a la propia vida; hacer de ellas convicciones que informen la propia vida de cada día. En este caso, el protagonismo del Espíritu Santo, como también puede serlo la necesaria configuración con Cristo, la necesidad de formarse en ciertas áreas, etc. Y es algo que da mucho más de sí, llevado a todas las verdades de fe. ¡Qué distinto es simplemente saber que Cristo dio la vida por mí en la cruz, que vivir convencido, con el deseo de corresponder a su amor en cada cosa que hago! Creo que a esto ayuda mucho la oración, meditación y reflexión, como también tratar de actuarlo conscientemente como tú señalabas: confianza en el formador, etc. ¿Acaso las virtudes no son hábitos, y por tanto podemos formarlas mediante la reiteración de los correspondientes actos? Cierto que esto es impreciso, pues tratándose de virtudes teologales... hay más tela que cortar. Pero actuar la fe y las demás virtudes mediante actos concretos, queridos, y hasta luchados, no cabe duda de que ayuda a formarla.

[eddy_ankh]

1. ¿Se percibe en sus diócesis la importancia del seminario? ¿o se desconoce esta realidad? ¿qué iniciativas se pueden emprender para que todos los fieles la conozcan, se interesen y colaboren desde su propio estado?

Gracias a Dios, tenemos un Arzobispo a quien a leguas se nota su interés por el Seminario, y sobre todo, por la formación de sus seminaristas. siempre que reibimos la visita de nuestro Pastor en la parroquia, no deja de recomendarnos que hagamos oración por los seminaristas.

sin embargo, siento que se debe ampliar el conocimiento de la gente sobre la vida de seminario, sobre todo, que se haga conciencia en los padres de familia que al encaminar a un hijo al sacerdocio no es para perderlo, sino para ganar miles de hijo más. por lo menos en mi parroquia, no hay muchas vocaciones, y creo que es muy importante dar una catequesis también a los padres de familia y a los jóvenes, pero no sólo a los jóvenes que pertenecen a grupos juveniles, sino hacer verdaderas jornadas vocacionales donde se visiten escuelas y se tenga un seguimiento con los jóvenes que se vean interesados.

La jornada vocacional, la promoción vocacional no es trabajo solamente de los sacerdotes y de los seminaristas, es trabajo también de un adecuado equipo de promoción vocacional en cada parroquia. organizar rosarios en donde se rece al santo patrón o santa patrona del seminario, pedir los nombres de los seminaristas y repartirlos entre la gente de la comunidad parroquial para que se haga oración por ellos, e incluso aportar alguna cooperación económica para poder ayudar a los seminaristas de escasos recursos.

[Juan José Rodríguez Mesa]

SACERDOTES:

1. ¿Hay conciencia en los seminaristas y en sus formadores de que el Espíritu Santo es el principal protagonista de esta obra?

Por supuesto que sí, pero es necesario que no se reduzca a una verdad racional que se recuerda de vez en cuando o en momentos especiales, sino que por el contrario, se internalice desde la cotidianidad tanto en seminaristas como en formadores.

¿Cómo se manifiesta?

Cuando se constata en la formación que quienes logran perseverar no son necesariamente quienes desde una perspectiva simplemente humana son considerados los mejores sino los que Dios quiere.

¿Cómo se puede incrementar esta conciencia?

Conociendo mejor el Evangelio.
Apreciando la tarea formativa con una mirada de fe.
Desde la vivencia de la espiritualidad en cada casa de formación o seminario.

2. ¿Qué actitud hay, en general, ante la misión pastoral de ser formador en el seminario? ¿Somos conscientes de su necesidad y trascendencia?

La actitud general es de mayor interés por la misión pastoral de ser formador en el seminario. Creo que los superiores mayores y ordinarios se esfuerzan cada día más por mejorar la calidad e idoneidad de los formadores. Sin embargo no se debe olvidar que en el momento de formar se debe pensar en consolidar buenos equipos de formación, ya que su papel es muy relevante y necesario en cualquier institución. Un buen equipo de formación no sólo garantiza la unidad de criterios sino que también fortalece el testimonio comunitario de nuestra consagración; esto es muy formativo.

[Ronald La Barrera Villarr]

En algunos países de Latinoamérica, como acá en el Perú el sacerdote goza de un status social, es respetado y visto como de una alta esfera social y muchas veces, en el joven que busca entrar al seminario está pensando más en el status social que va a ocupar, que en el llamado que Dios le hace. Aparecen muchos jóvenes queriendo entrar al Seminario, los primeros años hay 20 o 30 y en los últimos años hay 5 o 6. Que ha pasado con los 20 o 25 que no llegaron.
El problema es serio, pues hay poca conciencia que el Espíritu Santo, es el principal protagonista de esta obra. Jesucristo lo ha dicho claramente, sin mi no pueden hacer nada y nos prometió el Espíritu Santo para que nos guíe y nos recuerde todo lo que nos ha enseñado. Esto es en general para todos los cristianos, cuanto mas tiene que ser para aquellos que sintiéndose llamados por el Señor a continuar la obra salvadora, tenemos que tener conciencia que nos somos nosotros sino el Espíritu Santo en nosotros el que obra.
María cuando fue llamada a ser la Madre del Salvador, se le dice claramente cuando ella pregunta como va a ser posible esto. La respuesta es, el Espíritu Santo te cubrirá con su sombra. Los apóstoles no salieron a predicar sino después de Pentecostés cuando el Espíritu Santo vino sobre cada uno de ellos.
Si los seminaristas tuvieran conciencia que no son ellos sino el Espíritu Santo en ellos el que los va ir modelando para que sean otros Cristos, estarían mas ocupados y preocupados en la formación espiritual y luego en la intelectual, pastoral y humana. Muchas veces en el seminario si sumamos las horas de formación del seminarista en un día en los diferentes aspectos, encontraremos, que han pasado 5 o 6 horas en la formación intelectual, 1 o 2 horas en deporte o trabajos de limpieza o formación humana, y de formación espiritual la iturgia de las horas y la misa.
Si somos conscientes que el Espíritu Santo es el principal protagonista en la formación sacerdotal, el seminarista solo va a buscar momentos de oración, de un encuentro personal con Dios, se alimentará de la Palaba de Dios.
Parte del problema que vive el seminarista en su poca conciencia que el Espíritu Santo es el principal protagonista de la formación lo tiene el formador, pues él tiene que formar con el ejemplo. Los seminaristas se dan cuenta cuando un formador es una persona de oración o no. Lamentablemente no todos pero si muchos formadores, están más preocupados en la formación intelectual y pastoral, están preparando sus clases y ocupan su tiempo en esto y poco se les ve por la capilla del Seminario, solo cuando van a celebrar misa, porque ni siquiera se les ve en Laudes o Vísperas.
Como formadores muchas veces se han preocupado más de la parte psicológica que de la espiritual y los test psicológicos están por encima de la llamada que Dios puede hacer a un joven.
Hay que romper esta cadena, pues los formadores de hoy ayer han sido formados de la misma manera, con muy poco tiempo a la parte espiritual
Hay que invitar a la oración, orando. Hay que vivir cada día la Lectio divina, desde que entra al seminario un joven, hay que enseñarle a amar las Sagradas Escrituras y alimentarse de ella, mas que de los libros de filosofía y Teología. Hay que invitarlos a frecuentar el sacramento de la penitencia y ojalá vean que sus formadores se confiesan.
Que los retiros y ejercicios espirituales sean para seminaristas y formadores.

[Ronald La Barrera Villarr]

Creo que este es uno de los principales problemas que atravieza nuestra Iglesia. Hay algunas Sociedades Sacerdotales o Congregaciones que se distinguen por su carisma de formadores y bien están en algunos seminarios, haciendo lo que les gusta, pero no es lo de todos los seminarios.
Se han abierto muchos seminarios, cada Diócesis quiere tener su propio seminario, pero no se cuenta con formadores, se pueden tener sacerdotes, pero están preparados para ser formadores?
Hya sacerdotes que están de formadores en un seminario por obediencia al Obispo, porque sacaron una licenciatura o un doctorado, pero realmente no les gusta lo que están haciendo, preferirían una parroquia y ser profesores, pero no formadores. Creo que todos sabemos que una cosa es ser profesor en un seminario y otra es ser formador.
No basta que un sacerdote sea un intelectual y tenga titulos para enviarlos de formadores. Hay que buscar a aquellos que realmente les gusta y tienen las condiciones.
Creo que en esto los señores obispos tienen una gran tarea, buscar entre sus sacerdotes a los formadores y los sacerdotes con humildad y sencillez cumplir su misión de la manera más feliz. Es decir yo siento que el Señor me ha llamado para ser formador y no estar en un Seminario, amargádome la vida solo por obedincia a mi Obispo.

[juan carlos brola]

RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS AL FORO -4-
¿HAY CONCIENCIA EN LOS SEMINARISTAS Y EN LOS FORMADORES DE QUE EL ESPIRITU SANTO ES EL PRINCIPAL PROTAGONISTA DE ESTA OBRA?¿CÒMO SE MANIFIESTA?¿CÒMO SE PUEDE INCREMENTAR ESTA CONCIENCIA?
Hay conciencia en los buenos formadores de que el Espiritu Santo es el principal protagonista en la obra formativa de los sacerdotes.
La manifestaciòn de la presencia del Espìritu Santo se hace visible en el amor y en la entrega generosa que pongamos en nuestra tarea los formadores y los seminaristas.
Esta divina presencìa del Espìritu Santo se harà visible en el Amor puro emanado desde la mente y corazònes, de los seminaristas que los lleve màs allà de una simple respuesta a ese llamado de Cristo a seguirlo,es decir, a una entrega confiada al Señor,y a un amor hacia ese sacerdocio que desean ejercer y para el que se preparàn, al que deben llegar despues de un proceso lento, laborioso y de constante crecimiento, en la santidad de vida, ya que ser santos es dejar que Cristo viva en nosotros, y todo sacerdote tiene necesariamente que seguir a Cristo no solo hasta la ùltima cena, sino hasta la cruz si fuera necesario.
Crucificando las tendencias hacia el pecado de la propìa naturaleza humana, para quedar libres y asi resucitar a la vida de la gracia , es decir a la santidad de vida.
El Espìritu Santo es le primer protagonista en la tarea de formaciòn sacerdotal y es necesario tanto para el formador como para el que se està formando(seminarista), tener bien claro esto.
Concientes de esto hemos de esforzarnos constantemente en acrecentar en nosotros el ejercicio de las virtudes que preparan y acompañan la recepciòn de los dones del Espìritu Santo.
Para ello, en esta hermosa tarea de caminar juntos guiados por el Espìritu Santo el formador y el seminarista,con verdadera unciòn y humildad seràn permeables a la gracia divina.
Pues, si tenemos a Cristo, lo tenemos todo.Si perdemos a Cristo todo lo hemos perdido.
En este tiempo de materialismo y de lucha por el poder, los sacerdotes de modo especial estamos llamados a ser verdaderamente LUZ DEL MUNDO, y esa luz , necesita para brillar . como una verdadera làmpara el aceite de la oraciòn que la alimente y de la vida virtuosa.
Si nos falta la vida de oraciòn,seremos como pulmones sin òxigeno.
Sin el ejercicio de las virtudes, seremos como flores de plàstico, tendremos la apariencia externa de lo que decimos ser, pero en realidad seremos como flores sin vida.
Por eso vida de oraciòn y virtudes van de la mano.
"El camino mas corto para llegar a Dios, es el de una simple oraciòn.(Juan Pablo II).
¡Sacerdotes de Cristo! El mundo espera que les llevemos a Cristo, los encargados de la formaciòn, como apòstoles elegidos de modo especial, hemos de infundir no con las palabras sino con el ejemplo de nuestras vidas en las vocaciones el "Amor en Acciòn".
Esto es posible,si con humildad caminamos cada dìa tomados de la mano de Dios, guiados por el Espìritu Santo,que nos invita a ser como verdaderos faros luminosos en la oscuridad de los tiempos, para ser capaces de guiar a las almas hacia el Reino del Amor y de la Paz de Cristo.

2.-¿Què actitud hay en general ante la misiòn Pastoral de ser formador en el seminario?¿Somos concientes de su necesidad y trascendencia?
La actitud general es buena, si la aceptamos con responsabilidad y humildad,y se hace necesaria la presencia de formadores santos en los seminarios, para lograr sacerdotes santos,por eso, la actitud humilde para recibir las indicaciones del Espìritu Santo, y el cumplimiento de un programa pre-establecido nos permitirà lograr los objetivos que anhelamos ,y que la Santa Madre Iglesia nos ha confiado.
"Que ninguna vocaciòn se pierda, por culpa o negligencia nuestra", que podamos como obreros eficientes , hacer una "buena cosecha" para el Reino de Dios, logrando sacerdotes santos para Cristo y su Iglesia.
Si tenemos a Cristo en nuestros corazònes, seremos capaces verdaderamente y con la ayuda del Espìritu Santo de imprimir la imagen de Cristo en los seminaristas que se nos ha confiado.
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[luis94]

Pregunta para laicos:
1. ¿Se percibe en sus diócesis la importancia del seminario? ¿o se desconoce esta realidad? ¿qué iniciativas se pueden emprender para que todos los fieles la conozcan, se interesen y colaboren desde su propio estado?
Aunque no conozco al detalle la situación del seminario de mi diócesis, en general percibo que hay una real preocupación por el seminario de parte del obispo y de varios sacerdotes, lo que no quiere decir que coincida con todas las cuestiones más prácticas de la formación, según lo que observo en los seminaristas. En ese punto, creo que hay cosas que mejorar.
Ahora bien, respecto de los laicos, creo que en general muchas veces nos limitamos a reunir una colecta anual por el seminario, y en algunos casos, a orar por el aumento y perseverancia de las vocaciones. Creo que en este punto sería bueno reforzar la conciencia de que los laicos somos, en cierta medida, responsables también de ofrecer nuestras oraciones a Dios para que suscite nuevas vocaciones, y también por la perseverancia y santidad de los seminaristas que ya están en proceso de formación.
En general, creo que los laicos no conocemos a todos los seminaristas sino sólo a los que colaboran con su labor pastoral en nuestras parroquias. Tal vez debería hacerse una doble tarea: una mayor difusión por parte del seminario que nos motive a los laicos a hacernos cargo, en nuestra medida, de este tema, y a la vez, que los laicos nos comprometamos voluntariamente en interesarnos en, por ejemplo, quiénes son los que actualmente están en proceso de formación, con nombre y apellido, para poder orar puntualmente por cada uno de ellos.

[Gabriel Santamaría M.]

¡V.T.R.!

Estimados en Jesucristo:

Reciban un cordial saludo.

1. ¿Se percibe en sus diócesis la importancia del seminario? ¿o se desconoce esta realidad?
Una ventaja en Aguascalientes es que todavía se percibe bastante fervor de la población y son muy receptivos a la parte espiritual. No es gratis, afortunadamente se cuenta con muy buenos sacerdotes, que dan buenas homilías y que en la gran mayoría de los casos dan buen testimonio a los fieles. Comento lo anterior por que si se da una buena promoción al seminario, suelen asistir a dar avisos al final de las misas y participan en algunas actividades de la parroquia. El número de seminaristas es alto.

¿qué iniciativas se pueden emprender para que todos los fieles la conozcan, se interesen y colaboren desde su propio estado?
Creo que se podría institucionalizar el día del seminario, en el que se organice un mini congreso, con temas y conferencias de actualidad, visitas programadas de cada parroquia al seminario en el que se tengan testimonios, un retiro de una mañana o un fin de semana puede ser una buena herramienta para conocer a los seminaristas y tener un contacto más cercano.

Coincido con Rodrigo Fernández de Castro que la imagen de seminarista debe ser atractiva a los jovenes, no con ello quiero decir que se debe confudir, pero si es muy importante que se den cuenta que son chicos normales, con debilidades y fortalezas, pero con un increíble celo apostólico y un entrañable amor a Cristo, a la Sma. Virgen a la Iglesia, al Papa y a las almas que si Dios lo permite se encomendarán a su persona.

Sin más por el momento, quedo de ustedes asegurándoles mis oraciones.
Gabriel Santamaría M.

[Alan Josué Saldaña García]

1. ¿Se percibe en sus diócesis la importancia del seminario? ¿o se desconoce esta realidad? ¿qué iniciativas se pueden emprender para que todos los fieles la conozcan, se interesen y colaboren desde su propio estado? En la diócesis a la que pertenezco realmente si se vive este ambiente se percibe, existe una clara cercanía entre los seminaristas que viven su vocación,, buenos formadores, creo que es claro. Cada sacerdote religiosos y diocesano creo debería promover la formación a sus feligreses mostrar como es, que se abran de cierta manera a retiros y eventos especiales los seminarios para que los jóvenes conozcan la formación del sacerdote. Así se puede en una manera abrir a más vocaciones. Realmente este capítulo me ha gustado bastante ojalá que formadores y sacerdotes tomen en cuenta esto que es elemental, el Espíritu Santo como la cabeza de la formación del sacerdote, ya que es Él mismo quien hace que el joven, nosotros los jóvenes, sintiéramos el llamado y lo siguiéramos como los que lo van a sentir, después nosotros mismos quienes somos claramente primordiales sino participamos ni queremos ser santos y sabios sacerdotes la formación no sirve de nada, y por último el formador, que es importantísimo, pero también es una guía solamente, no es quien moldea en sí sino Dios, creo que en la mayoría de las veces el formador o el formando son los que fallan lógicamente, aunque es triste ver que en estos casos el formador es quien tiene la mayor falla, ya que no sabe guiar y se convierte en espanta vocaciones o intenta verse en primer lugar quietando al Espíritu Santo, porque quiere verse más allá, y no sabe guiar. Lo importante es dejar guiarse por Dios siempre.
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DIOS es AMOR y ha creado al Hombre por AMOR y para AMAR. He aquí la formula de la PAZ que el MUNDO busca AMAR A DIOS Y AL PROJIMO

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[enriquevargasm]

1. ¿Se percibe en sus diócesis la importancia del seminario? ¿o se desconoce esta realidad? ¿qué iniciativas se pueden emprender para que todos los fieles la conozcan, se interesen y colaboren desde su propio estado?
Se desconoce esa realidad y aunque se tiene claro que es lugar de formación de sacerdotes, ésta no está impactando en la comunidad cristiana, como base vocacional. Pienso que esto se debe a la secretividad, de los seminarios diocesanos y congregacionales, cuya apertura es muy estrecha a la comunidad laica y solo se promueve dentro de los jóvenes y sus familias que muestran este interés y llamado; sin embargo si la hubiese la cercanía propuesta en el último párrafo de la lección, en donde la comunidad se sienta orgullosos de su seminario y de sus seminaristas, el proceso formativo y en general participar de esa integralidad, se puede ampliar el espectro vocacional.

[MCDelgadillo]

1. ¿Se percibe en sus diócesis la importancia del seminario? ¿o se desconoce esta realidad? ¿qué iniciativas se pueden emprender para que todos los fieles la conozcan, se interesen y colaboren desde su propio estado?
Todos los días en la celebración eucarística se ora por las vocaciones sacerdotales, futuros sacerdotes y la santidad de los ordenados. Anualmente se recibe la visita de seminaristas para solicitar el apoyo de las comunidades. Periódicamente se organizan eventos culturales en el Seminario de manera en que la comunidad puede acercarse al Seminario.
Sería conveniente que esas visitas de los seminaritas fueran más frecuentes de manera en que pudieran enriquecer con su presencia la participación de los fieles durante la liturgia y se sensibilizara al pueblo en el acompañamiento de éstos durante su formación.

[MCDelgadillo]

1. ¿Se percibe en sus diócesis la importancia del seminario? ¿o se desconoce esta realidad? ¿qué iniciativas se pueden emprender para que todos los fieles la conozcan, se interesen y colaboren desde su propio estado?
Todos los días en la celebración eucarística se ora por las vocaciones sacerdotales, futuros sacerdotes y la santidad de los ordenados. Pero la comunidad en general no se manifiesta interesada en el seminario. Los seminaristas solo hacen presencia en la parroquia cuando piden ayuda económica el “Día del Seminario”. Si acaso reciben ayuda de la parroquia es a título personal del parroco que administra la economía pero no involucra a la comunidad. De hecho la comunidad no se entera de nada administrativo… solo pide sin saber cuanto, a donde o a quien van esos fondos. Probablemente si rindieran cuenta a la comunidad de los ingresos y egresos conoceríamos las necesidades materiales de la parroquia, y la comunidad pondría más atención en su participación.
Sería conveniente que durante la formación del seminarista no perdiran contacto con la comunidad parroquial involucrándose semanalmente con alguna actividad pastoral. De manera en que la comunidad les conozca y considere la importancia de colaborar con el Seminario.
Que el Seminario organice eventos culturales no solamente religiosos; de canta-autores que muchas veces son bastante malos, como compositores y como interpretes, dejan mucho que desear y en lugar de atraer a un público nuevo, cae todo interés de asistir a estos eventos, hacer atractivos los eventos de manera en que la comunidad quiera acercarse al Seminario.

[asdf]

SACEERDOTES_:
A propósito de este tema 4 y de las preguntas de reflexión, comento lo siguiente:
• Yo creo, y así lo percibo, que sí hay conciencia de la presencia viva del Espíritu Santo, pero falta dejarlo actuar, como principal formador en la vivencia de su preparación como futuros sacerdotes. Desafortunadamente se recuerda poco, se conoce poco, se le invoca poco. Cada una de las otras partes, sentimos que somos los principales, y más algunos formadores, porque podemos ver como una empresa personal, que todo depende de la buena realización y desempeño de nuestro parel de formar, creemos que lo que el formando viva o deje de vivir depende de la guía, las motivaciones o exhortaciones de nuestra parte. Y para el formando es mucho más cómodo dejar la responsabilidad al formador, ya que de esta manera se tiene un amparo cuando hay alguna dificultad a lo largo de su proceso vocacional. Creo yo que nos falta aclarar el rol que cada uno juega dentro de la formación y dejar actuar al Espíritu Santo, tanto en los formandos como en los formadores, que se vaya fraguando la persona de Cristo en cada seminarista según el Espíritu impulse, en las virtudes y carismas necesarias para la comunidad y no mi modelo o mi persona, de acuerdo como creo sea más conveniente.
• La conciencia de la necesidad y trascendencia del papel del formador es clara, y la prueba está en el desempeño que se realiza en esta labor, desempeño que debe llevarse con plena conciencia, voluntad y libertad. Creo que Dios sigue guiando a su Iglesia y que va hablando a través de personas concretas en este campo de la pastoral de pastorales, y que Él va moldeando y poniendo en cada formando lo que el formador puede pasar desapercibido. La actitud es buena, sin embargo, por la gran responsabilidad que se desprende de ser formador y, sobre todo, del testimonio que se tiene que dar, causa temor. Es ahí donde se aclara la presencia del Espíritu en cada formando y formador.

[Ana Guadalupe Gutièrrez R]

1. ¿Se percibe en sus diócesis la importancia del seminario? ¿o se desconoce esta realidad? ¿qué iniciativas se pueden emprender para que todos los fieles la conozcan, se interesen y colaboren desde su propio estado?


1. En ocasiones llegan jovenes seminaristas en representaciòn de su seminario para solicitar alguna colaboraciòn.

2.Que en forma perìodica nos recuerden y que se haga conciencia que existen Seminarios formando futuros Sacerdotes, y que necesitan de nuestra ayuda tanto espiritual como econòmica.

En una ocasiòn llegò un Sacerdote formador con un gran entusiasmo invitando a los jòvenes para integrarse al Seminario. Serìa una buena opciòn que tambien los Formadores siguieran invitando.
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Ana Guadalupe

[MANUEL HERNÁNDEZ PUJADAS]

LAICOS

1) Sí se percibe la importancia. La gente nota la falta de vocaciones al sacerdocio y algunas parroquias tienen sacerdotes de edad avanzada y no se ven candidatos para sustituirles cuando se jubilen.

2) Iniciativas que se pueden emprender:

- Hacer una visita anual de los seminaristas a la parroquia o de la parroquia al seminario para conocerse y tratarse mutuamente.

- Escuchar las peticiones que el seminario hace a las parroquias.

- Que la comunidad parroquial ore específicamente por el seminario

MANUEL HERNÁNDEZ

[vicentearcila]

Seminarista:

1. ¿Hay conciencia en los seminaristas y en sus formadores de que el Espíritu Santo es el principal protagonista de esta obra? ¿Cómo se manifiesta? ¿Cómo se puede incrementar esta conciencia?

En la mayoría de los casos, los seminaristas si somos conscientes de que el Espíritu Santo es el principal protagonista en nuestra formación ya que es él quien suscita en nosotros las gracias necesarias para el camino sacerdotal. Y se manifiesta desde el momento que sentimos el llamado del señor, y cada momento de nuestra formación el Espíritu santo continua actuando y mostrándonos su cercanía y acompañamiento. Una forma de incrementar la conciencia acerca del protagonismo del Espíritu Santo en nuestra formación primero que todo por medio de la oración pidiéndole que incremente su acción en nosotros y que podamos reconocerlo como protagonista; también que los formadores nos recalquen continuamente la importancia del espíritu santo en nuestra formación sacerdotal.
2. ¿Qué actitud hay, en general, ante la misión pastoral de ser formador en el seminario? ¿somos conscientes de su necesidad y trascendencia? .
Aunque para muchos sacerdotes la tarea de ser formador en un seminario es un poco complicada porque exige mucha preparación , la actitud de los formadores en general debe ser una actitud de responsabilidad ante la iglesia universal, por la preparación de los futuros sacerdotes , y la mayoría de los casos sise tiene conciencia de todo lo que esto implica y la trascendencia que conlleva.
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VICENTE ARCILA.
SEMINARISTA.
SEMINARIO DIOCESANO NUESTRA SEÑORA
MARINILLA. ANT. COL.

[Hernán Diego Carletta]

1) Creo que esa conciencia existe. Para vivir una formación auténtica es indispensable que el Espíritu Santo sea el protagonista. No se puede vivir simplemente con esfuerzo humano.
Sin duda que hay en la formación cosas por ajustar. Hay que hacer un camino de crecimiento en esa dependencia del Espíritu de Dios.
2) Creo que es una tarea difícil de asumir, pero a su vez considero que es un reconocimiento para aquellos que se designan. Es indispensable tener un corazón de pastor para poder acompañar y orientar a los formandos.
Es una misión necesaria para ir construyendo desde la formación la fraternidad sacerdotal. Es indispensable para quien está en el seminario ser ayudado a consolidar su vocación, ya que hay por momentos muchas dudas e incertidumbres y se necesita luz para discernir.
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Hernán Carletta