24. Formación Espiritual. Algunas virtudes sac. II

[Juan Carlos Soto Siovil]

TEMA 24: Formación Espiritual: Algunas Virtudes II

¿Cuál es la respuesta cristiana al profundo misterio de la cruz del sufrimiento?

Si amamos a Dios como el nos quiere lo mínimo es entender que El envió a su hijo al mundo para destruir el pecado y reconciliar así al hombre con si mismo y con su Dios de tal manera que la respuesta mínima del hombre ante el sufrimiento podría ser la invitación de san Pablo: “soporto en mi carne lo que falto a Cristo en su pasión, por amor a la Iglesia” El sufrimiento vivido bajo estas características y mas bien entendido así, nos ayuda a comunicar salvación y esperanza al mundo, el sufrimiento entendido así nos ayuda a glorificar al Señor, el sufrimiento entendido así, nos ayuda a purificarnos.

Pienso que no podemos olvidar que todo el que sufre, el necesitado el hombre y la mujer que pasa por momentos difíciles tiene un represéntate en la cruz y ese representante es Jesús. Así que asumir el sufrimiento desde esta perspectiva es lo más profundo, y vivencial que le puede pasar al ser humano, entender que Cristo sufrió y murió por mi me ayuda a identificarme con el en mis propias situaciones dolorosas e incomodas que me regala la vida, pero que no vienen a mi para quejarme de ellas por difíciles que sean sino para aprender y ofrecerlas por la salvación del mundo y por sus pecados y los propios frente a la gran misericordia dada por nuestro padre y su hijo en la Cruz. Por eso no debemos olvidar que todo el que sufre tiene un representante en la Cruz y ese es JESUS.

Hno. Juan Carlos Soto Siovil. mbp.

[paisaschp]

¿Cómo ayudar a los seminaristas a aceptar la condición que el mismo Cristo puso para su seguimiento? "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará” (Mc 8, 34)

Creo que la cruz es una dimensión esencial en la vida de todo cristiano, y que adquiere unas connotaciones especiales en el caso de los seminaristas o de los candidatos en la formación. Para ellos la cruz de Cristo que tienen que abrazar para realizar su específico seguimiento de Jesús pasa por el cambio de perspectiva, una vez que han decidido responder afirmativamente a la vocación sacerdotal. Pero alcanza también todas las perspectivas de entrega, don de sí mismo y abnegación de la que hablaba el documento.

Hay que presentar con toda la radicalidad lo específico de la vida sacerdotal. Existe la cruz, y es paso necesario para tener la vida prometida por el Señor. Y la cruz del seminarista es algo que tiene que abrazar en su proceso de identificación con Cristo Sacerdote. Desde esa perspectiva, hay que identificar también todos los procesos en los que se requiere una especial claridad para identificar el misterio de cruz que nos propone el Señor y que pasar por la identificación con los humildes y los últimos, buscar servir y no servido, etc. Cada uno de estos procesos requiere acompañamiento y luz del Evangelio.

Curiosamente, en muchas ocasiones los fieles buscarán en el sacerdote precisamente la iluminación desde el Evangelio de lo que están viviendo, y allí se requiere una experiencia y familiaridad del sacerdote con el Misterio de la Cruz que sigue actuando en nuestro mundo para nuestra salvación. Y, ciertamente, es clave para vivir cada día la Eucaristía

[paisaschp]

¿Cómo ayudar a los seminaristas a aceptar la condición que el mismo Cristo puso para su seguimiento? "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará” (Mc 8, 34)

Creo que la cruz es una dimensión esencial en la vida de todo cristiano, y que adquiere unas connotaciones especiales en el caso de los seminaristas o de los candidatos en la formación. Para ellos la cruz de Cristo que tienen que abrazar para realizar su específico seguimiento de Jesús pasa por el cambio de perspectiva, una vez que han decidido responder afirmativamente a la vocación sacerdotal. Pero alcanza también todas las perspectivas de entrega, don de sí mismo y abnegación de la que hablaba el documento.

Hay que presentar con toda la radicalidad lo específico de la vida sacerdotal. Existe la cruz, y es paso necesario para tener la vida prometida por el Señor. Y la cruz del seminarista es algo que tiene que abrazar en su proceso de identificación con Cristo Sacerdote. Desde esa perspectiva, hay que identificar también todos los procesos en los que se requiere una especial claridad para identificar el misterio de cruz que nos propone el Señor y que pasar por la identificación con los humildes y los últimos, buscar servir y no servido, etc. Cada uno de estos procesos requiere acompañamiento y luz del Evangelio.

Curiosamente, en muchas ocasiones los fieles buscarán en el sacerdote precisamente la iluminación desde el Evangelio de lo que están viviendo, y allí se requiere una experiencia y familiaridad del sacerdote con el Misterio de la Cruz que sigue actuando en nuestro mundo para nuestra salvación. Y, ciertamente, es clave para vivir cada día la Eucaristía

[paisaschp]

¿Cómo ayudar a los seminaristas a aceptar la condición que el mismo Cristo puso para su seguimiento? "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará” (Mc 8, 34)

Creo que la cruz es una dimensión esencial en la vida de todo cristiano, y que adquiere unas connotaciones especiales en el caso de los seminaristas o de los candidatos en la formación. Para ellos la cruz de Cristo que tienen que abrazar para realizar su específico seguimiento de Jesús pasa por el cambio de perspectiva, una vez que han decidido responder afirmativamente a la vocación sacerdotal. Pero alcanza también todas las perspectivas de entrega, don de sí mismo y abnegación de la que hablaba el documento.

Hay que presentar con toda la radicalidad lo específico de la vida sacerdotal. Existe la cruz, y es paso necesario para tener la vida prometida por el Señor. Y la cruz del seminarista es algo que tiene que abrazar en su proceso de identificación con Cristo Sacerdote. Desde esa perspectiva, hay que identificar también todos los procesos en los que se requiere una especial claridad para identificar el misterio de cruz que nos propone el Señor y que pasar por la identificación con los humildes y los últimos, buscar servir y no servido, etc. Cada uno de estos procesos requiere acompañamiento y luz del Evangelio.

Curiosamente, en muchas ocasiones los fieles buscarán en el sacerdote precisamente la iluminación desde el Evangelio de lo que están viviendo, y allí se requiere una experiencia y familiaridad del sacerdote con el Misterio de la Cruz que sigue actuando en nuestro mundo para nuestra salvación. Y, ciertamente, es clave para vivir cada día la Eucaristía

[luis94]

24. Formación Espiritual. Algunas virtudes sacerdotales II
Otros participantes
- ¿Cuál es la respuesta cristiana al profundo misterio de la cruz y del sufrimiento?
Es una pregunta difícil de responder, y mucho más difícil de poner en práctica. Sobre todo, porque cuando la cruz y el sufrimiento golpean las puertas de la propia vida, las palabras parecen quedarse en discursos teóricos, más o menos vacíos.
Creo que la actitud cristiana debería ser la del mismo Cristo: en la hora del dolor, Cristo “endureció el rostro como pedernal” y lo afrontó; no lo rechazó, sino que soportó con paciencia el dolor, transformándolo en amor. He ahí una de las claves: asumir el dolor para transformarlo en amor. Y para esto, siempre hace falta la gracia de Dios, porque ningún hombre, por más santo que sea, puede por sí solo tener esta actitud.
No podría decir cuál es la respuesta cristiana al misterio de la cruz y del sufrimiento, precisamente porque estamos hablando de un misterio; pero sí puedo decir dónde se halla la respuesta: en Jesucristo crucificado, muerto y resucitado. Ante un misterio incomprensible, lo que sí puedo afirmar es mi actitud de abandonarme confiadamente en Aquél que “sabe” y conoce el sentido del dolor, aunque yo no sepa y no conozca. No todo tengo que comprenderlo; y cuando me topo ante algo que no puedo comprender, me arrojo en los brazos de Aquél en Quien confío que sabe. Confío en que sabe, porque confío en su persona. Sé que no me va a defraudar, aunque yo no comprenda plenamente. Vale la analogía de los niños, que no comprenden muchas cosas, aunque perciben e intuyen, y sin embargo, se aferran al regazo de su madre, porque confían en ella, se sienten seguros con ella, y confían en que ella “sabe”, cuida y protege. Creo que ahí está la diferencia entre la actitud de un cristiano y la de un no cristiano frente al dolor: ninguno de los dos “comprende” totalmente, pero el cristiano confía en Alguien que es más grande que ese dolor, y confía en que ese Alguien sabe y conoce todo el misterio del dolor, y conoce el sentido que tiene el dolor.

[P. José Estebas Martínez]

¿Cómo puede el sacerdote purificar constantemente su intención para que la gloria de Dios sea el único motivo de sus actos?
En el tema se ha ubicado en la virtud de la humildad: "La humildad, más bien, confirma el compromiso de quien, en verdad, se sabe instrumento de Dios; imprime arrojo apostólico porque no mide los peligros según las propias fuerzas ni se atribuye los éxitos, ni se amedrenta ante los fracasos, sino que refiere todo a Dios. El sacerdote humilde será, sin duda, un sacerdote celoso. La fecundidad apostólica depende del poder de Cristo, y no tanto de las propias cualidades, aptitudes o esfuerzos, ya que sin él nada se puede hacer en el orden de la gracia (cf. Jn 15,5)".
Ciertamernte es necesario descubrir desde esta virtud, que todo es de El, el llamamiento, la fuerza para desarrollar nuestra acción, el campo donde trabajamos es su campo, nosotros, el pueblo de Dios, y el fin el de llevarlos a Dios...Tener presente esto nos facilita para ver que todo debe ser para gloria de Dios.

¿Qué otras intenciones van robando su lugar a Dios en nuestra vida sacerdotal?
Quizás el activismo, el quedar bien, la vanagloriay muchas veces la seducción del mundo y este secularizado.. van robando el lugar central de Dios en nuestra vida. Por eso es necesario, como muchos han remarcado en este foro: vida de piedad, sacramentos, retiros, ejercicios espirituales, etc. hacer todo lo que nos mueva al amor de Cristo y desde Él servir a los hermanos.