7. Formación integral y eminentemente pastoral

[Padre Jairo Yate R.]

Con respecto a la formación integral y eminentemente pastoral puedo decir:
Creo que la formación integral para el futuro ministro de Dios es definitiva, porque de allí va a depender el verdadero sacerdote que necesita la Iglesia: Un hombre de oración, Sabio en las cosas del Señor, entregado por la causa del Reino de Dios, encaminado a anunciar, educar y formar la comunidad, como es el querer del Señor Jesucristo. Es muy difícil entrar a definir cuál de las cuatro áreas de la formación está recibiendo un mayor énfasis, porque eso depende de un grupo de profesores y formadores, quienes deberían, creo yo, llegar a la unidad de criterios de lo que se quiere para una Diócesis.
Un grupo de formadores es distinto a un equipo de profesores. Los formadores están caminando permanentemente con los seminaristas en el proceso de su formación como transformación. Difícilmente un profesor o catedrático, tendrá tiempo para equiparar su materia con la formación del futuro ministro. Por eso creo, que es necesario mantener un contacto más frecuente entre profesores y formadores. No basta con una reunión al inicio del año, para concretar las coordenadas de formación, o dar informes sobre la experiencia pasada. Es definitivo una relación profesor-formador. Que los profesores a pesar de encomendárseles la tarea de formar intelectualmente al seminarista, también tengan ese carisma de formador, modelo y ejemplo para los futuros ministros. No sacamos nada con una cantidad de profesores “Doctos” pero muy lejos de la realidad pastoral, espiritual, eclesial etc. O incluso, no interesados en esa realidad.
Quiero destacar varios aspectos acerca de la formación integral centrada en la pastoral. Me parece maravilloso ese punto de encuentro. La experiencia de 23 años como ministro, me dice que se nota un puntual interés en la parte intelectual del futuro ministro, como si los discípulos del Señor, hubiesen sido trabajados por el mismo Maestro, como los intelectuales del pueblo, eso no es cierto bíblicamente. La prueba es que los Fariseos una casta de intelectuales, no sirvieron como modelo de misión, al contrario fueron reprendidos por el Maestro a que corrigieran sus vidas, y encontraran el punto de la Misión.
La formación de un futuro ministro de Dios, debe ser integral: Lo primero, que su formación tenga el carácter de transformación, porque para eso existen los seminarios, para abrir el espacio a las personas para que transformen sus vidas en aras de una misión. Lo segundo, que esa formación en la diversidad de áreas tenga un centro de encuentro “la vida pastoral”; no se trata de formar pastores con técnicas pastorales o modelos de parroquias, o modelos de Iglesia. El Seminario no puede convertirse en un laboratorio, es esencialmente un lugar de formación y transformación. Lo tercero, bien interesante la posición del Santo Padre Juan Pablo II, al advertir que “Existe una relación íntima entre la vida espiritual del presbítero y el ejercicio de su ministerio” PDV.24 Se trata de ser dóciles al Espíritu de Cristo, no se trata de quién tenga más habilidades. Los futuros ministros deberán estar identificados con el ser y la vida de Jesús, se trata de una identidad con el Maestro, no con una doctrina, tampoco lo que a mí me parezca. Lo que estamos viviendo es la prolongación de lo que el Maestro ya planteó “Su Reino”, no es mi reino. Razón suficiente para decir, que es urgente darle más espacio a la oración, a la contemplación de la Palabra, a la vida espiritual, a fortalecer la vida comunitaria.
Padre Jairo Yate R. Ibagué Colombia
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Hacer la voluntad de Dios es fundamental para ser un buen ministro

[asdf]

Como formador de seminario, doy respuesta al tema 7 y comento lo siguiente: Desde mi poca experiencia en la formación: 2 años, y la etapa de los muchachos que estoy acompañando: secundaria, la dimensión en la que más dificultad hay para la aceptación y vivencia es la ESPIRITUAL. Nos es difícil que el adolescente experimente en su vida la presencia amorosa y cercana de un Dios providente que llama, todo a causa del ambiente en el que se desarrollan: el materialismo, el hedonismo, el ambiente pansexualista, el querer vivir sin reglas, el querer experimentarlo todo, el ruido excesivo, la falta de interiorización, etc. Aunque son adolescentes, creo que son a los que más afecta por el hecho de que es la etapa en la que buscan consolidar su propia identidad, se ven más atraídos por todo esto que la propuesta de un Jesús que llama, que se encuentra en un ambiente de silencio, de oración y de encuentro consigo mismos.
La manera de superar esto ha sido presentando a un Jesús cercano, en una iniciación en la oración atractiva, dinámica y creativa, haciendo atrayente el momento de encuentro en los sacramentos y en el buscar la respuesta de sus afanes en el silencio. Además la cercanía y el acompañamiento del formador en sus inquietudes de la vida espiritual y en la iniciación también de la dirección espiritual. Creo que todo esto basado en una sólida espiritualidad de nosotros los formadores puede rendir frutos en los mismos formandos, ya que a su edad toman más el ejemplo que las palabras.

[asdf]

Como formador de seminario, doy respuesta al tema 7 y comento lo siguiente:
Desde mi poca experiencia en la formación: 2 años, y la etapa de los muchachos que estoy acompañando: secundaria, la dimensión en la que más dificultad hay para la aceptación y vivencia es la ESPIRITUAL. Nos es difícil que el adolescente experimente en su vida la presencia amorosa y cercana de un Dios providente que llama, todo a causa del ambiente en el que se desarrollan: el materialismo, el hedonismo, el ambiente pansexualista, el querer vivir sin reglas, el querer experimentarlo todo, el ruido excesivo, la falta de interiorización, etc. Aunque son adolescentes, creo que son a los que más afecta por el hecho de que es la etapa en la que buscan consolidar su propia identidad, se ven más atraídos por todo esto que la propuesta de un Jesús que llama, que se encuentra en un ambiente de silencio, de oración y de encuentro consigo mismos.
La manera de superar esto ha sido presentando a un Jesús cercano, en una iniciación en la oración atractiva, dinámica y creativa, haciendo atrayente el momento de encuentro en los sacramentos y en el buscar la respuesta de sus afanes en el silencio. Además la cercanía y el acompañamiento del formador en sus inquietudes de la vida espiritual y en la iniciación también de la dirección espiritual. Creo que todo esto basado en una sólida espiritualidad de nosotros los formadores puede rendir frutos en los mismos formandos, ya que a su edad toman más el ejemplo que las palabras.

[luis94]

¿En cuál de las dimensiones de la formación sacerdotal crees que se han logrado mayores avances en los últimos años?
De entre las cuatro dimensiones básicas –espiritual, humana, apostólica e intelectual-, a mi humilde entender, en la que más se ha progresado es en la dimensión humana. Tengo la sensación de que es la dimensión que, tal vez, había quedado más relegada respecto de las otras tres en las últimas décadas.

[MANUEL HERNÁNDEZ PUJADAS]

7. FORMACIÓN INTEGRAL Y EMINENTEMENTE PASTORAL

DEMÁS PARTICIPANTES

¿En cual de las dimensiones de la formación sacerdotal crees que se han logrado mayores avances en los últimos años?

Respuesta: Yo creo que en la formación pastoral y en la formación humana. Se dan recursos a los sacerdotes para actuar como “coordinadores” o “pastores” de la Parroquia, integrando grupos diversos de acción dentro de la Parroquia: catequistas, visita a enfermos, trato con matrimonios, con jóvenes, etc.

MANUEL HERNÁNDEZ

[vicentearcila]

Seminarista.
¿Se ha logrando en su seminario que se otorgue la debida importancia a las cuatro dimensiones de la formación sacerdotal, o hay cierto desequilibrio? .
Pues en nuestro seminario la formación sacerdotal se encuentra equilibrada en cuanto las cuatro áreas de formación, aunque en algunos momentos se siente que la formación intelectual desequilibria las otras.

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VICENTE ARCILA.
SEMINARISTA.
SEMINARIO DIOCESANO NUESTRA SEÑORA
MARINILLA. ANT. COL.

[paisaschp]

¿En cuál de las dimensiones de la formación sacerdotal has sentido una mayor dificultad, y —en su caso— cómo has logrado superar los obstáculos?

Coincido con lo señalado por otros compañeros en la dificultad en la Formación Espiritual. Probablemente porque es un terreno en el que hoy mismo se experimenta más dificultad: ¿qué espiritualidad proponer? ¿qué formas espirituales hay que privilegiar hoy día?
De cara a los seminaristas me parece importante subrayar la visión completa y teológica de la vida espiritual a partir de la identidad sacerdotal, y desde ahí intentar integrar todos los elementos. Algunos tienen mayor peso teológico, y otros es devocional. Normalmente creo que hay que dar razón de lo que hacemos y proponemos, y por lo mismo en la formación espiritual tiene que haber una doctrina segura y probada, que pueda el seminarista vivir para sí y proponer a otros.
Personalmente estoy convencido de que la dimensión espiritual de la formación tiene que ser el lugar donde hacer converger toda la formación, y el principio de crecimiento personal.

[P. José Andrés Gómez Gro.]

¿Se ha logrando en su seminario que se otorgue la debida importancia a las cuatro dimensiones de la formación sacerdotal, o hay cierto desequilibrio? En ese último caso, ¿a qué dimensión faltaría prestarle mayor atención, o bien a cuál se le presta atención excesiva en detrimento de las demás?
Teóricamente, incluso en itinerarios psicopedagógicos de las distintas etapas de la formación, parece guardar equilibrio e importancia todas y cada una de las dimensiones. Sin embargo, en la práctica, en el enfoque real, en la acentuación a la hora de vivir la experiencia del seminario, se puede descubrir cierta parcialidad. Vivencialmente se entiende la vida del seminario como el momento predominante de formación intelectual, y de alguna manera, devaluando las otras dimensiones. Incluso, existe la amenaza que los contenidos de las demás áreas se dirijan al intelecto sin llevarlas luego a la valoración y a la vida. Afortunadamente se rescata la pasión de los seminaristas por la vida pastoral, lo que conlleva a armonizar o integrar las otras áreas a pesar de la estructura. No puedo decir que la atención es excesiva, pero si perceptible.

[Hernán Diego Carletta]

Creo que de a poco se ha ido logrando. Al tratarse de una obra nueva en la Iglesia el camino de aprendizaje y discernimiento es permanente. Llevo 4 años de sacerdote y durante mi tiempo de formación creo que un punto flojo fue la formación intelectual, ya que por rendir exámenes demasiado seguidos y sobrecargados no pude vivir una etapa de estudio más profunda, sino al día para aprobar los exámenes. Hoy se tiene más en cuenta este aspecto no siendo tan exigente con los tiempos, sino viendo la realidad de los seminaristas. Lo más profundo creo que es la formación humana, apuntando a un conocimiento y maduración de toda la persona del formando, lo cual prepara adecuadamente para la pastoral, ayudando a mirar al otro en toda su realidad.
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Hernán Carletta

[marques de aulestia]

Yo creo que la dimension sacerdotal en que se ha avanzado màs en los ultimos años es sin duda, la dimension apostòlica , por que hay ahora un mayor acercamiento de los sacerdotes,en especial de los pàrrocos, a la feligresia ; y ello es posible ,precisamente por que hay una mejor y mayor formacion tambien en los otros planos de la formacion, la espiritual, porque en ella el sacerdote llega a conocer lo que dios quiere que sea la forma en que la iglesia debe acercarse a las gentes de hoy.
La humana, para aprender a conocer y a amar a los hombres y mujeres quecon sus problemas, angustias pero tambien ,alegrias ,forman el hoy de la iglesia. Y claro, intelectual, pues sin el, ningun esfuerzo de transmitir adecuadamente el mensaje de Dios podria resultar factible.
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OREMOS POR LA PRONTA CANONIZACION DE SS PIOXII, DE MELCHORITA SARAVIA TASAYCO Y DE LAURA VICUÑA.