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El Padre Pio acerca del amor

 
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CarlosR26†
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 3941
Ubicación: MEXICO, Jal.

MensajePublicado: Vie Oct 28, 2005 4:37 pm    Asunto: El Padre Pio acerca del amor
Tema: El Padre Pio acerca del amor
Responder citando

DIOS - CARIDAD - AMOR - GRACIA - PROVIDENCIA

La clave de la perfección es el amor. Quien vive de amor, vive en Dios, pues Dios es amor, como dice el Apóstol.

No amar es como herir a Dios en la pupila de su ojo.

¿Hay algo más delicado que la pupila?

Carecer de caridad es como faltar contra la naturaleza.

El que carece de amor hiere a Dios en lo más delicado de su Ser.

El amor que no se basa en la verdad y la justicia, no es amor.

La Bondad Divina no solo no rechaza a los arrepentidos, sino que busca incluso a los obstinados.

El Corazón de Nuestro Divino Maestro no conoce otra ley que la de la dulzura, de la humildad y del amor...

Confiad en la Divina Providencia. Estad seguros de que antes pasarán, creedme, el cielo y la tierra, que os falte la protección del Señor.

La caridad es la reina de las virtudes. Como las perlas de un collar están engarzadas por un hilo, así las demás virtudes por la caridad. Si se rompe el hilo, las perlas se dispersan; lo mismo le sucede a las virtudes, si falta la caridad.

La beneficencia, de cualquier parte que provenga, siempre es hija de la misma madre: de la Providencia.

¿Somos capaces de un solo deseo santo sin la gracia? No, ciertamente. Nos los enseña la fe.

Si un alma no tuviera más que anhelos de amar a Dios, podría estar satisfecha, pues Dios está donde se le desea, donde se le anhela.

Sé que nadie puede amar dignamente a Dios, pero cuando alguien se esfuerza al máximo y confía en la Divina Misericordia, ¿por qué va a rechazarlo el Señor? ¿No nos ha mandado El amar a Dios como mejor podamos? Si le habéis entregado y consagrado todo a Dios, ¿por qué temer? ¿Tal vez por no poder amarlo más? ¡Jesús no pide cosas imposibles! Por otra parte, decidle al Buen Dios que supla Él lo que os falta y sin duda lo complaceréis. Decid a Jesús: ¿quieres que te amemos más intensamente? No podemos más. ¡Dadnos más amor y te amaremos! No dudéis, Jesús aceptará vuestra propuesta, tranquilizaos.

Andas excesivamente preocupado en la búsqueda del Sumo Bien: verdaderamente lo tienes dentro de ti y te tiene extendido en la desnuda Cruz, alentándote, para que puedas resistir el inaguantable martirio e, incluso, para que ames amargamente el amor.

Todas las desgracias son hijas de la culpa. El hombre traicionó a Dios... pero la misericordia de Dios es grande... un solo acto de amor a Dios tiene tanto valor ante Sus ojos, que de muy buena gana lo recompensaría con el don de la creación...

El amor no es más que una chispa de Dios en los hombres... la esencia misma de Dios personificada en el Espíritu Santo... Nosotros, pobres mortales, deberíamos entregarnos a Dios con toda la capacidad de nuestro amor... Nuestro amor, para ser digno de Dios, tendría que ser infinito, pero sólo Dios es infinito...

No obstante, tenemos que amar con todas nuestras energías; así, un día, el Señor podrá decirnos: Tuve sed y me diste de beber; hambre y me diste de comer, sufría y tu me consolaste...

Dios puede rechazar absolutamente todo de una criatura concebida en pecado y marcada con la huella imborrable de la herencia de Adán, pero nunca rechazará el deseo sincero de amarlo.

La humildad y la caridad son compañeras inseparables. La una glorifica, la otra santifica.

La humildad y la caridad son las piedras maestras, todas las demás virtudes dependen de ellas: la una es la más alta, la otra la más baja. La duración de un edificio depende de sus cimientos y de su tejado. Si practicamos la humildad y la caridad, no se nos hará cuesta arriba el ejercicio de las demás virtudes. Estas son las madres de todas las virtudes. Estas siguen a aquellas como los pollitos a sus madres.

Repítele continuamente también tú al dulcísimo Jesús: quiero vivir muriendo para que de la muerte surja la vida que ya no muere, y la vida resucite a los muertos.

Si Dios te reserva los sufrimientos de Su hijo y quiere hacerte experimentar tu debilidad, humíllate ante Él y no te desanimes. Dirígete a Él, incluso cuando caigas por debilidad, con plegarias de resignación y de esperanza. Agradécele los beneficios con que te enriquece.

Besa con afecto y frecuentemente a Jesús, así repararás el sacrílego beso de Judas, el apóstol traidor.

Tratad de progresar constantemente en la caridad. Ensanchad vuestro corazón confiadamente ante los carismas divinos que el Espíritu Santo quiera volcar en él...

Si queremos cosechar, no es tan necesario sembrar mucho como sembrar en tierra buena y, cuando esta semilla crezca y sea planta, debemos tener cuidado para que no la sofoque la cizaña.

¿Es que no has amado desde hace tiempo al Señor? ¿Es que no lo amas todavía? ¿Es que no deseas amarlo eternamente?

No te asustes, pues.

Aunque hayas cometido todos los pecados del mundo, Jesús te repite: se te perdonarán muchos pecados porque has amado mucho.

Sufres, es verdad, pero resignadamente, y no temas, pues Dios está contigo. Tu no lo ofendes, lo amas. Sufres, pero convéncete que también Jesús sufre contigo y por ti.

Jesús, cuando tú huías, no te abandonó. Menos aún te abandonará ahora que deseas amarlo.

La humildad y la pureza de vida son alas que nos elevan a Dios, casi nos divinizan.

Acuérdate: está más cerca de Dios el malhechor que se avergüenza de sus fechorías, que el hombre honesto que se avergüenza de hacer el bien.

Sé siempre prudente y ama.

La prudencia tiene ojos, el amor piernas.

El amor, al tener piernas, quisiera correr hacia Dios, pero la fuerza que lo empuja hacia Él es ciega, podría tropezar a menudo si no lo guiara la prudencia que tiene ojos.

Viendo la prudencia que el amor necesita ser guiado, ella le presta los ojos. De esta manera el amor se contiene y, guiado por la prudencia, obra corno debe y no a su antojo.

Es humildad suma no sólo reconocer nuestra abyección, sino amarla.

He preferido, dice el Profeta, ser abyecto en la casa de Dios antes que habitar en las mansiones de los pecadores.

La charlatanería nunca está limpia de pecado.

Hay que saber confiar: existe un temor de Dios y un temor de Judas.

El excesivo temor nos hace obrar sin amor. La excesiva confianza nos ciega ante el peligro que tenemos que superar.

Ni uno ni otra. Los dos juntos como hermanos.

Es necesario que sea así. Si caemos en la cuenta de que tememos excesivamente, recurramos a la confianza. Si confiamos también demasiado, recurramos al temor, pues el amor tiende hacia el objeto amado, pero cuando va hacia él, va ciego y necesita de la luz del temor.

Nadie es juez en causa propia.

¡La esperanza en Su inagotable misericordia nos sostenga en la conjura de pasiones y adversidades! Acerquémonos confiados al tribunal de la penitencia donde Él, como Padre, nos espera siempre. Consciente de nuestra insolvencia, no dudemos del perdón que solemnemente se nos otorga. Pongamos sobre nuestros pecados una lápida, cono la ha puesto el Señor.

Las puertas del Paraíso están abiertas para todos. Acuérdate de María de Magdala.

La misericordia del Señor, hijo mío, supera infinitamente tu malicia.

Falsa es la religión de quien dice amar a Dios y no controla su lengua.

Dios no realiza milagros donde no hay fe.

Despertemos, pues la dejadez lo destruye todo, realmente destruye todo.

Debemos, ciertamente, amar la soledad, pero amemos al prójimo.

Servimos a Dios solamente cuando lo servimos como quiere ser servido.

Nuestro anhelo: amar a Dios. Contento Él, todos felices.

¡El gozo del Divino Espíritu inunde vuestros corazones y el de todos aquellos que quieren ser fieles a Su gracia!

Estad tranquilas, pues el amor habita en vuestros corazones. Si anheláis todavía más amor, hasta llegar a poseer el amor perfecto, esto significa que no podemos pararnos en el camino del amor y de la perfección. Bien sabéis que el amor perfecto lo tendréis poseyendo el Objeto de este amor; ¿a qué, entonces, tantas preocupaciones y desalientos inútiles? Llenas de confianza, suspirad confiadamente y no temáis.
_________________
Amar es decir al otro: "Tu no moriras"
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clauabru
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Registrado: 04 Oct 2005
Mensajes: 6144
Ubicación: Buenos Aires, Argentina

MensajePublicado: Mar Sep 23, 2008 3:54 am    Asunto:
Tema: El Padre Pio acerca del amor
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23 de Septiembre

San Pío de Pietrelcina, ruega por nosotros



_________________

¿Rezás el rosario todos los días, querés hacerlo? Smile


Ultima edición por clauabru el Mar Sep 23, 2008 3:57 pm, editado 1 vez
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Daniel Fernando Peña S.
Esporádico


Registrado: 03 Oct 2007
Mensajes: 33

MensajePublicado: Mar Sep 23, 2008 2:34 pm    Asunto: la vida del Santo y mi camino a la Santidad
Tema: El Padre Pio acerca del amor
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Deseo compartir con ustedes unas oraciones en este día del Santo de la Profecia papal.

1. SÚPLICAS DE JUAN PABLO II

"Enséñanos también a nosotros, te pedimos, la humildad del corazón para formar parte de los pequeños del Evangelio, a quienes el Padre les ha prometido revelar los misterios de su Reino.
"Ayúdanos a rezar sin cansarnos nunca, seguros de que Dios conoce lo que necesitamos, antes de que se lo pidamos.
"Danos una mirada de fe capaz de capaz de reconocer con prontitud en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.
"Apóyanos en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.
"Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y nuestra".
"Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria bienaventurada, donde esperamos llegar también nosotros para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".
(Oración pronunciada por Juan Pablo II
en la Misa de canonización del padre
Pío celebrada el 16 de Junio de 2002)


2. POR LOS ENFERMOS

Santo padre Pío, ya que durante tu vida terrena mostraste un gran amor por los enfermos y afligidos, escucha nuestros ruegos e intercede ante el Padre misericordiosos por los que sufren. Asiste desde el cielo a todos los enfermos del mundo; sostiene a quienes han perdido toda esperanza de curación; consuela a quienes gritan o lloran por sus tremendos dolores; protege a quienes no pueden atenderse o medicarse por falta de recursos materiales o ignorancia; alienta a quienes no pueden reposar porque deben trabajar; vigila a quienes buscan en la cama una posición menos dolorosa; acompaña a quienes pasan las noches insomnes; visita a quienes ven que la enfermedad frustra sus proyectos; alumbra a quienes pasan una "noche oscura" y desesperan; toca los miembros y músculos que han perdido movilidad; ilumina a quienes ven tambalear su fe y se sienten atacados por dudas que los atormentan; apacigua a quienes se impacientan viendo que no mejoran; calma a quienes se estremecen por dolores y calambres; concede paciencia, humildad y constancia a quienes se rehabilitan; devuelve la paz y la alegría a quienes se llenaron de angustia; disminuye los padecimientos de los más débiles y ancianos; vela junto al lecho de los que perdieron el conocimiento; guía a los moribundos al gozo eterno; conduce a los que más lo necesitan al encuentro con Dios; y bendice abundantemente a quienes los asisten en su dolor, los consuelan en su angustia y los protegen con caridad. Amén.
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