Desintegración Familiar y Bautizo

[Simón Alemán]

Desde hace 3 o 4 generaciones América Latina ha vivido una transformación bajo la influencia por un lado del materialismo y otra del socialismo. Esto llevo que pueblo en su mayoría católico fuera afectado por el bombardeo de información, que hizo que muchos se alejaran de la práctica de la fe.

Este fenómeno causo inmediatamente una transformación negativa en la sociedad en donde se presionaba por cambios que promovieron la desintegración familiar. Los síntomas de esta enfermedad son las menores de edad embarazadas, el alto número de divorcios, niños huérfanos y la violencia.

He trabajado en barrios de pocos recursos, y pude percibir algo que me llamo la atención, las personas aunque creen en Dios de cierta forma y practican ciertos ritos católicos, no están bautizadas. Supuestamente en Panamá, un país con 85% de la población católica es preocupante que 6 de cada 10 personas en estos barrios no estén bautizadas, más aun cuando sabemos que sin Dios la familia no funciona. Conversando con colegas de otros países latinoamericanos, los invite a hacer el mismo ejercicio, y los resultados fueron similares.

La pregunta que me hice es ¿la evangelización esta fallando?, realmente no se pero identifique ciertos aspectos relacionados:

1. Los adultos no se bautizan por pena, aduciendo que las personas van a referirse a ellos como si sus padres no los amaron.
2. El proceso de Bautizo de un adolescente es tedioso, combinándose con el proceso de catequesis que en muchos lados es dado por cumplir y no por amor.
3. Los niños no los bautizan, porque le piden el certificado de bautismo de los padres, y al no tenerlo se vuelve un círculo vicioso.

Esto lo planteo, porque estamos creando una sociedad sin Dios, y los resultados de esta sociedad sin Dios lo vemos a diario en los periódicos y televisión, en donde en los matrimonios impera lo económico sobre el amor, las personas no se casan solo se unen tratando de evitar la conformación de una familia, los menores no respetan a los mayores, la violencia aumenta, los vicios imperan y la vida no vale nada.

Esto debe tratarse como una enfermedad, buscando la causa de los síntomas, y les aseguro que la enfermedad es la ausencia de Dios en el hogar. Nuestra Iglesia habla, pero los católicos no actuamos buscando la forma de controlar este problema, y muchas veces lo ignoramos o lo eliminamos mientras no nos afecte directamente, hasta el día que un delincuente creado bajo estas condiciones nos afecte.