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El ESPÍRITU SANTO no deja de trabajar ...

 
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Robert Bentancur
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 218
Ubicación: Shangrilá - Canelones - Uruguay

MensajePublicado: Dom Abr 30, 2006 1:46 am    Asunto: El ESPÍRITU SANTO no deja de trabajar ...
Tema: El ESPÍRITU SANTO no deja de trabajar ...
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Un amigo me hizo llegar esta declaración y me pareció muy bueno compartirla con Uds. En lo personal creo que es un testimonio digno de ser suscripto.

COMUNIÓN RENOVADA DE EVANGÉLICOS Y CATÓLICOS EN EL ESPÍRITU SANTO

DECLARACIÓN COMÚN

Quiénes somos y en Quién creemos

Somos católicos y evangélicos que hemos experimentado a Cristo Resucitado, quien mediante su Espíritu Santo, que es Gracia, ha renovado espiritualmente nuestras vidas, tal como Jesús prometió a sus discípulos, antes de ascender al cielo.

Con gratitud y alegría damos testimonio de que esta experiencia ha revitalizado nuestra fe y nos ha dado una relación mucho más cercana con Dios, al que sentimos como nuestro Padre, y al que amamos profundamente en respuesta a su gran amor hacia nosotros. El Espíritu Santo ha llenado nuestro ser de admiración y de un nuevo entusiasmo por Dios. Por eso brotan desde nuestro corazón canciones de alabanza y adoración al Señor, tanto en nuestras reuniones como en nuestro diario vivir. Nuestras oraciones se han vuelto más espontáneas y sencillas. Sentimos que orar es hablar con un «papá» que nos ama y que se goza que estemos con él.

Evangélicos y católicos unánimemente creemos que Jesús es el Hijo de Dios. Creemos que Él, siendo Dios, se hizo hombre al nacer de la Virgen María por obra y gracia del Espíritu Santo. Creemos que Él es el único Salvador de todos los hombres; que murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra salvación; venció a la muerte, por lo tanto al pecado, la enfermedad, los demonios y a toda clase de injusticias. Creemos que Jesús hoy está resucitado y vivo; que está a la diestra del Padre; que tiene todo poder y autoridad en el cielo y en la tierra, que el Padre lo exaltó y le dio un nombre que está sobre todo nombre o realidad creada: ¡JESUCRISTO ES EL SEÑOR! Esta es nuestra fe.

Esta renovación espiritual nos ha llevado a un nuevo compromiso personal con Jesucristo. Nuestra fe no es un mero asentimiento intelectual a ciertas doctrinas cristianas sino una experiencia continua con Cristo Vivo. Él es nuestro Señor, nuestra vida, nuestra meta. La presencia de Jesús resucitado en nuestras vidas es un don, una gracia, que vibra dentro de nosotros y le da un sentido trascendente a nuestra existencia. Hoy tenemos ganas de vivir. Queremos manifestarles a todos que Dios es real, que es maravilloso vivir, y que no hay nada más hermoso que hacer la voluntad de Dios en todas las áreas de nuestra vida.

Creemos que Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. Él tiene hoy el mismo poder para sanar a los enfermos, liberar a los oprimidos, hacer milagros y maravillas, levantar al caído y restaurar familias destruidas. Tenemos entre nosotros muchísimos testimonios que lo confirman. Creemos que el mayor de todos los milagros ha sido cambiar el corazón del hombre-seres humanos soberbio, rebelde, egoísta, avaro, injusto, mentiroso, pronto al juicio y a la condena del otro, en un corazón nuevo, que ama a Dios sobre toda las cosas y al prójimo como a sí mismo.

Disfrutamos mucho la lectura de la Biblia, la Palabra de Dios, y al hacerlo sentimos que Dios nos habla. El Espíritu Santo nos ayuda cada día a entenderla mejor. Sabemos que lo más hermoso del Evangelio no es leerlo, o predicarlo, sino practicarlo, pero hemos descubierto también que resulta imposible vivir el Evangelio con nuestras propias fuerzas; sólo es posible con la gracia del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo abrió nuestros ojos espirituales, y comprendimos cosas muy simples y al mismo tiempo grandes. Cosas muy conocidas y a la vez ignoradas. Comprendimos que la Iglesia es más que un edificio material donde se rinde culto a Dios; la Iglesia es la gente, es el pueblo de Dios, la familia de Dios. Todos los que somos hijos de Dios, seamos evangélicos o católicos, somos hijos del mismo Padre, y por lo tanto, hermanos. Cristo quiere una sola Iglesia, y Él quiere que su Iglesia manifieste en el mundo la unidad y la santidad que caracterizan a Dios. Jesús oró al Padre: «Que sean uno, así como nosotros somos uno» (Juan 17,22).

Confesamos y pedimos perdón

Reconocemos con dolor los desencuentros y las divisiones que se han producido en la Iglesia, especialmente en los últimos siglos. No nos sentimos calificados para juzgar la historia y las razones por las que se produjeron esas divisiones, Dios es el único Juez. Hoy, evangélicos y católicos, renovados por el Espíritu Santo, nos arrepentimos de nuestras divisiones y de nuestras mutuas ofensas, y nos pedimos perdón. Confesamos nuestras actitudes sectarias, ya sean propias o heredadas. Reconocemos que al ver errores, fallas, y aún pecados en los que están del otro lado, en vez de amar e interceder a Dios los unos por los otros, nos hemos despreciado, juzgado, criticado, calumniado, ofendido, acusado, injuriado y hasta perseguido. Reconocemos que el mayor de nuestros pecados ha sido no habernos amado los unos a los otros como Cristo nos enseñó.

Por todo ello y por mucho más, pedimos perdón a Dios y a nuestros hermanos, en el nombre de Jesús. «Señor, ¡cuánto dolor causamos a tu corazón por nuestras divisiones! Perdónanos, Señor, porque por nuestras divisiones y pecados hemos sido un obstáculo para que millones de personas en el mundo conozcan a tu Hijo y sean salvos por él. También pedimos perdón a los habitantes de nuestra ciudad, de nuestro país y del mundo. Perdónanos Señor, y lávanos por la sangre de tu Hijo Jesús. Amén».

Nuestra Esperanza

Junto con nuestra confesión y arrepentimiento, damos testimonio de que en nuestra generación Dios, por su gran misericordia, está produciendo una bisagra histórica para revertir la división entre los cristianos. Este encuentro es una de las tantas pruebas de ello. Hubiera sido impensable un encuentro de estas características en nuestro país hace treinta años.

Este encuentro no es un hecho aislado. En muchos países se están produciendo experiencias similares y seguirán sucediendo cada vez en mayor medida en todas las naciones del mundo. Está escrito, es palabra de Dios, e inexorablemente se cumplirá: «Sucederá en los últimos días dice Dios: DERRAMARÉ MI ESPÍRITU SOBRE TODA CARNE...» (Hechos 2.17).

Por medio de esa efusión mundial del Espíritu Santo, la Iglesia - pueblo de Dios - alcanzará su pleno vigor espiritual y su santidad, y recuperará la unidad a la que fue llamada.
El Padre responderá plenamente la oración de su Hijo: «Que todos sean uno para que el mundo crea que tú me has enviado» (Juan 17,21). Seremos uno. Por la acción del Espíritu Santo progresaremos gradualmente desde la unidad del Espíritu, en la que estamos actualmente, hasta la unidad de la fe, y hasta llegar a ser un solo Cuerpo. ¡Seremos uno, y el mundo creerá!

¿Quién lo hará? Tenemos la respuesta: ¡EL ESPÍRITU SANTO!
¿Cuándo alcanzaremos la plenitud de esa unidad? No lo sabemos. Una cosa sí sabemos: Que el Señor ya ha comenzado a hacerlo, y lo completará.

Nuestro Compromiso y Propuesta

Al conocer el amor de Dios Padre y saber que todos somos tan amados por él, descubrimos nuestra mezquindad, nuestro egoísmo, nuestro individualismo. Dios está produciendo en nosotros un nuevo compromiso con nuestro prójimo. Estamos aprendiendo a amar, a servir, a ser generosos y solidarios con nuestros semejantes, más unidos entre nosotros. Nuestra lucha no es contra ninguna persona sino a favor de todos. Queremos ser una nación en la que el fundamento de la convivencia social sea el amor al prójimo. Estamos comprometidos con el verdadero cambio; cambio que será posible únicamente si permitimos que Dios, por el Espíritu Santo, llene nuestros corazones del amor con el que él ama a todas las personas.

Nos comprometemos a luchar junto con todos los hombres de buena voluntad de nuestro país y del mundo para ser una sociedad en la que no haya excluidos por ningún motivo, porque «Dios no hace acepción de personas»; en la que cuidemos la casa común que Dios nos ha dado, que es este planeta tan lleno de recursos naturales, para el beneficio de todos y no de unos pocos; una sociedad en la cual a cada hombre y mujer le sea reconocida su dignidad como persona, hecha a la imagen y semejanza de Dios; en la que cada ser concebido tenga derecho a nacer, crecer y desarrollarse integralmente con igualdad de posibilidades; en la que las riquezas sean distribuidas con equidad entre los que las producen; en la que tengamos gobernantes honestos y capaces que usan sus cargos como puestos de servicio; en la que haya leyes justas que protejan a los más débiles.

Nos comprometemos a trabajar a favor de la identidad sexual que el Creador ha dado a cada ser humano; a favor de la unidad del matrimonio y de la familia; a favor del derecho de los padres de educar a sus hijos, incluyendo el aspecto de la sexualidad; a favor de una televisión que eduque, informe y entretenga sanamente y no una televisión que está minando los valores y las sanas costumbres de nuestra sociedad.

Católicos y evangélicos estamos absolutamente convencidos de que la encarnación de Jesucristo en la historia y la Buena Noticia que predicó con su vida, muerte y resurrección son el camino para una vida más humana y fraterna, el camino para construir una sociedad más justa, santa y solidaria.

La propuesta de Jesús es simple, profunda y sumamente práctica, «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y éste es nuestro mensaje y nuestra propuesta para todos los habitantes de nuestra patria y del mundo.


Buenos Aires, 2 de julio de 2005

C.R.E.C.E.S. CONSEJO EJECUTIVO

Jorge Himitian
Pastor de la Comunidad Cristiana

Carlos Mraida
Pastor de la Iglesia del Centro

Hector Petrecca
Pastor de la Iglesia Cristiana Bíblica

Norberto Saracco
Pastor de la Iglesia buena Nueva

Julia Torres
Coordinadora de la Comunidad de Jesús en Argentina

Abel Bulotta
Miembro del Equipo de Servicio de la Comunidad de Jesús

Pino Scafuro
Coordinador de la Renovación Carismática Católica
Región Buenos Aires

Raúl Trombetta
Miembro del Equipo Coordinador de la Región Buenos Aires de la Renovación Carismática Católica

ADHIEREN

Pbro. Fernando Giannetti
Responsable de la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Arquidiócesis de Buenos Aires

Matteo Calisi
Presidente de la Comunidad de Jesús y de la Fraternidad Católica de Comunidades carismáticas de Alianza

R.P. Carlo Colonna s.j.
Consejero Espiritual de la Comunidad de Jesús (Italia)
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Fabrem
Veterano


Registrado: 05 Oct 2005
Mensajes: 1226

MensajePublicado: Dom Abr 30, 2006 2:59 am    Asunto:
Tema: El ESPÍRITU SANTO no deja de trabajar ...
Responder citando

Lo siguiente es digno de resaltar:

Cita:
Por medio de esa efusión mundial del Espíritu Santo, la Iglesia - pueblo de Dios - alcanzará su pleno vigor espiritual y su santidad, y recuperará la unidad a la que fue llamada. El Padre responderá plenamente la oración de su Hijo: «Que todos sean uno para que el mundo crea que tú me has enviado» (Juan 17,21). Seremos uno. Por la acción del Espíritu Santo progresaremos gradualmente desde la unidad del Espíritu, en la que estamos actualmente, hasta la unidad de la fe, y hasta llegar a ser un solo Cuerpo. ¡Seremos uno, y el mundo creerá!

¿Quién lo hará? Tenemos la respuesta: ¡EL ESPÍRITU SANTO! ¿Cuándo alcanzaremos la plenitud de esa unidad? No lo sabemos. Una cosa sí sabemos: Que el Señor ya ha comenzado a hacerlo, y lo completará.


Vale la pena leer todo el documento. Demos gracias a Dios porque se empiezan a ver cada vez màs frutos de este liderazgo de la Iglesia Catòlica impulsado por Juan Pablo Magno en su primera encìclica, Redemptor Hominis, del 4 de mayo de 1,979. http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_04031979_redemptor-hominis_sp.html

Cita:
6. Hacia la unión de los cristianos

Y ¿qué decir de todas las iniciativas brotadas de la nueva orientación ecuménica? El inolvidable Papa Juan XXIII, con claridad evangélica, planteó el problema de la unión de los cristianos como simple consecuencia de la voluntad del mismo Jesucristo, nuestro Maestro, afirmada varias veces y expresada de manera particular en la oración del Cenáculo, la víspera de su muerte: «para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti».18 El Concilio Vaticano II respondió a esta exigencia de manera concisa con el Decreto sobre el ecumenismo. El Papa Pablo VI, valiéndose de la actividad del Secretariado para la unión de los Cristianos inició los primeros pasos difíciles por el camino de la consecución de tal unión. ¿Hemos ido lejos por este camino? Sin querer dar una respuesta concreta podemos decir que hemos conseguido unos progresos verdaderos e importantes. Una cosa es cierta: hemos trabajado con perseverancia, coherencia y valentía, y con nosotros se han empeñado también los representantes de otras Iglesias y de otras Comunidades cristianas, por lo cual les estamos sinceramente reconocidos. Es cierto además que, en la presente situación histórica de la cristiandad y del mundo, no se ve otra posibilidad de cumplir la misión universal de la Iglesia, en lo concerniente a los problemas ecuménicos, que la de buscar lealmente, con perseverancia, humildad y con valentía, las vías de acercamiento y de unión, tal como nos ha dado ejemplo personal el Papa Pablo VI. Debemos por tanto buscar la unión sin desanimarnos frente a las dificultades que pueden presentarse o acumularse a lo largo de este camino; de otra manera no seremos fieles a la palabra de Cristo, no cumpliremos su testamento. ¿Es lícito correr este riesgo?

Hay personas que, encontrándose frente a las dificultades o también juzgando negativos los resultados de los trabajos iniciales ecuménicos, hubieran preferido echarse atrás. Algunos incluso expresan la opinión de que estos esfuerzos son dañosos para la causa del evangelio, conducen a una ulterior ruptura de la Iglesia, provocan confusión de ideas en las cuestiones de la fe y de la moral, abocan a un específico indiferentismo. Posiblemente será bueno que los portavoces de tales opiniones expresen sus temores; no obstante, también en este aspecto hay que mantener los justos límites. Es obvio que esta nueva etapa de la vida de la Iglesia exije de nosotros una fe particularmente consciente, profunda y responsable. La verdadera actividad ecuménica significa apertura, acercamiento, disponibilidad al diálogo, búsqueda común de la verdad en el pleno sentido evangélico y cristiano; pero de ningún modo significa ni puede significar renunciar o causar perjuicio de alguna manera a los tesoros de la verdad divina, constantemente confesada y enseñada por la Iglesia. A todos aquellos que por cualquier motivo quisieran disuadir a la Iglesia de la búsqueda de la unidad universal de los cristianos hay que decirles una vez más: ¿Nos es lícito no hacerlo? ¿Podemos no tener confianza —no obstante toda la debilidad humana, todas las deficiencias acumuladas a lo largo de los siglos pasados— en la gracia de nuestro Señor, tal cual se ha revelado en los últimos tiempos a través de la palabra del Espíritu Santo, que hemos escuchado durante el Concilio? Obrando así, negaríamos la verdad que concierne a nosotros mismos y que el Apóstol ha expresado de modo tan elocuente: «Mas por gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que me confirió no resultó vana».19
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REBELDE
Asiduo


Registrado: 07 Abr 2006
Mensajes: 345
Ubicación: peru

MensajePublicado: Jue May 04, 2006 9:14 pm    Asunto: Hola
Tema: El ESPÍRITU SANTO no deja de trabajar ...
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BENDITO Y ALABADO SEA DIOS POR LAS MARAVILLAS QU HACE POR NOSOTROS PECADORES.
_________________
HOLA, SOY JORGE Y VIVO EN LIMA PERU, ESTOY MUY AGRADECIDO CON DIOS POR SER TAN BUENO CONMIGO
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patricia dalli
Veterano


Registrado: 11 Abr 2006
Mensajes: 1516
Ubicación: san antonio tx

MensajePublicado: Mie Jul 26, 2006 6:50 pm    Asunto:
Tema: El ESPÍRITU SANTO no deja de trabajar ...
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Hermanos: quiero compartir mi experiencia naci catolica a los 17 me cambie a otra religion cristiana, en la cual por mas de 8 me cambiaron mi forma de pensar acerca de la VIrgen Maria, no creyendo para nada en ella como parte de mi alabanza. Al casarme como a los 25 me volvi a la religion catolica muy contaminada, sintiendo que estaba mal porque aqui se venera a la Madre de Dios, asi continue con ese sin sabor sin creer en Ella, una noche mi mente repetia sin cesar Madre mia salvalo una y otra vez y yo me encontraba en shock sin saber que o quien decia esas palabras pero yo concientemente metia Dios mio salvalo pero eran dos voces dentro de mi cabeza, paso un tiempo no se cuanto y despues Gracias Madre mia, y yo dije no como Madre mia gracias Dios Mio. que paso exactamente cuando oi la voz gracias mi esposo milagrosamente se salvo de una muerte inminente con tiempo exacto. Considencias ? no lo creo, es el Espiritu Santo que el pide por nosotros como a Dios le gusta que pidamos, hermanos evangelicos para la conversion definitiva conversion ecumenica se debe de abrir el corazon a Nuestra Madre y saber que Dios es el unico que nos salva y nos purifica pero nos dejo en los brazos de su Madre, Nuestra Madre.
_________________
Solo necesitas conocer la fe catolica para comprender que es la verdadera religion que Nuestro Padre fundo
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