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Hablemos sobre la caridad

 
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Autor Mensaje
Esther Filomena
Veterano


Registrado: 03 Ene 2006
Mensajes: 2345

MensajePublicado: Jue Ago 10, 2006 6:35 pm    Asunto: Hablemos sobre la caridad
Tema: Hablemos sobre la caridad
Responder citando

Caridad

(Virtud Teológica)

La tercer y mayor de las virtudes Divinas enumeradas por San Pablo (1 Cor., xiii, 13), usualmente llamada caridad, se define como: un hábito divinamente infundido, que inclina al humano a amar a Dios por él mismo sobre todas las cosas, y al hombre por amor a Dios.

I. Amor a Dios.

II. Amor al Hombre.

(1). Amor Propio
(2). Amor al Prójimo

La definición engloba las características principales de la caridad:

Su origen, por infusión Divina. "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo" (Rom, v, 5). Es, por tanto, distinta de, y superior a, la inclinación de nacimiento o el hábito adquirido de amar a Dios en el orden natural. Los teólogos están de acuerdo al decir que es infundida junto con la gracia santificante, o que está relacionada en forma muy cercana en su forma o en su identidad real, como sostienen algunos, o, según el punto de vista más común, por forma de emanación connatural.


Su morada, en la voluntad humana. Aunque la caridad es en ocasiones intensamente emocional, y reacciona con frecuencia según nuestras facultades sensoriales, aún reside propiamente en la voluntad racional, hecho que no debe olvidarse pues sin ella sería una virtud imposible.


Su acto específico, es decir, el amor a la benevolencia y a la amistad. Amar a Dios es desearle a Él todo honor y gloria y todo bien, y, en la medida de nuestras posibilidades, empeñarse en obtenerla por Él. San Juan (xiv, 23; xv, 14) enfatiza el aspecto de reciprocidad que hace de la caridad una amistad verdadera del hombre con Dios.


Su motivo, es decir, la bondad o amabilidad Divina tomada absolutamente y dada a conocer a nosotros por la fe. No importa que la bondad sea vista en uno, o varios, o todos los atributos Divinos, pero, en todos los casos, debe adherirse a éstos, no como fuente de ayuda, o recompensa, o felicidad para nosotros mismos, sino como un bien en sí infinitamente merecedor de nuestro amor, en este único sentido es Dios amado por sí mismo. Sin embargo, la distinción entre los dos amores: concupiscencia, el cual da lugar a la esperanza; y la benevolencia, que anima a la caridad, no debe obligar a una especie de mutua exclusión, pues la Iglesia ha condenado repetidamente cualquier intento de desacreditar las obras de la esperanza cristiana (q. v.).


Su alcance, es decir, tanto Dios y hombre. Mientras que Dios mismo es del todo amable, tanto como que todo hombre, por gracia y gloria, ya sea comparte ya o al menos es capaz de compartir la bondad Divina, resulta que el amor sobrenatural más bien lo incluye en lugar de excluirle, según Mateo, xxii, 39 y Lucas, x, 27. Entonces una y la misma virtud de la caridad termina tanto en Dios como en el hombre, primeramente en Dios y después en el hombre.
I. Amor a Dios

El deber primario de hombre de amar a Dios se expresa concisamente en Deut., vi, 5; Mat., xxii, 37; y Lucas, x, 27. Es bastante obvio el carácter imperativo de las palabras "amarás". Inocente XI (Denzinger, nos. 1155-57) declara que el precepto no es cumplido por un acto de caridad llevado a cabo una vez en la vida, o cada cinco años, o en las ocasiones más bien indefinidas cuando no puede procurarse de otra forma una justificación.

Los moralistas insisten en la obligación al principio de la vida moral cuando la razón ha llegado a su completo desarrollo; en el punto de la muerte; y de tiempo en tiempo durante la vida, siendo imposible e innecesario un conteo exacto ya que el hábito cristiano de oración diaria seguramente cubre la obligación.

La violación del precepto generalmente es negativa, es decir, por omisión o indirecto, es decir, implicado en cada falta grave; sin embargo, existen pecados directamente opuestos al amor de Dios: negligencia espiritual, al menos cuando conlleva un aborrecimiento voluntario de los bienes espirituales, y el odio a Dios, ya sea una abominación a las leyes restrictivas y punitivas de Dios o una aversión a Su Sagrada Persona (ver NEGLIGENCIA; ODIO).

Los calificativos, "con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas", no significan un máximo de intensidad, pues la intensidad de acción nunca cae bajo un mandamiento; aún menos implican la necesidad de sentir más amor sensato a Dios que a las criaturas, pues las criaturas visibles, por más imperfectas, atraen nuestra sensatez mucho más que el Dios invisible. Su significado verdadero es que, tanto en nuestra apreciación mental y resolución voluntaria, Dios debe estar por encima del resto, sin exceptuar al padre o a la madre, hijo e hija (Mateo, x, 37). Santo Tomás (II-II, Q. xliv, a.5) asignó un significado especial a cada una de las cuatro frases Bíblicas; otros, con mayor razón, toman toda el enunciado en su sentido acumulado, y ven en él el propósito, no sólo la elevación de la caridad por encima del bajo Materialismo de los saduceos o el Ritualismo formal de los fariseos, sino también de declarar que "amar a Dios sobre todas las cosas asegura la santidad de toda nuestra vida" (Le Camus, "Vie de Notre-Seigneur Jesús-Christ", III, 81).

El amor a Dios es aún más que un precepto que obliga a la conciencia humana; es también, como observa Le Camus, "el principio y meta de la perfección moral". Así como el principio de la perfección moral en el orden sobrenatural, con la fe como fundamento y la esperanza como incentivo, el amor a Dios tiene el primer lugar entre los medios de salvación llamado necesario, "necesítate medii", por los teólogos. Al establecer que la "caridad no acaba nunca" (1 Cor xiii, Cool, San Pablo claramente insinúa que no hay diferencia de tipo, sino solo en grado, entre la caridad aquí y la gloria allá en lo alto; como consecuencia el amor Divino viene a ser el inicio necesario de aquella vida semejante a la de Dios que alcanza su plenitud sólo en el cielo. La necesidad de caridad habitual se infiere de su comunión cercana con la gracia santificante. La necesidad de caridad real no es menos evidente. Además de los casos de la recepción real del bautismo, penitencia o extremaunción, en donde el amor de la caridad por una dispensa especial de Dios, admite el arrepentimiento como un substituto, todos los adultos la necesitan, según 1 Juan, iii, 14: "Quien no ama permanece en la muerte".

Como la meta de la perfección moral, siempre en el orden sobrenatural, el amor de Dios es llamado "el mayor y el primer mandamiento" (Mateo, xxii, 3Cool, "el fin de este mandato" (1 Tim., i, 5), "el vínculo de la perfección" (Col., iii, 14). Se yergue como un factor de la mayor importancia en las dos fases principales de nuestra vida espiritual, la justificación y la adquisición de méritos. El poder justificante de la caridad, tan bien expresada en Lucas, vii, 47 y en 1 Pe., iv,8, de ninguna manera ha sido abolida o reducida por la institución de los Sacramentos del Bautismo y Penitencia como medios necesarios de rehabilitación moral; sólo ha sido para incluir una disposición a recibir estos sacramentos donde y cuando sea posible. Su poder meritorio, enfatizado por San Pablo (Rom, viii, 2Cool, cubre tanto los actos voluntarios u aquellos ordenados por la caridad. San Agustín (De laudibus quartets) llama caridad a la "vida de virtudes" (vita virtutum); y Santo Tomás (II-II, Q. xxiii, a.Cool, la "forma de virtudes" (forma virtutum). El significado es que las demás virtudes, aunque poseen un valor real propio, derivan una más fresca y mayor excelencia por su unión con la caridad, el cual, al alcanzar directamente a Dios, ordena todas nuestras acciones virtuosas hacia Él.

En cuanto a la forma y grado de influencia que la caridad debe ejercer en nuestras acciones virtuosas con el fin de que sean consideradas meritorias del cielo, los teólogos están lejos de estar de acuerdo, pues algunos dicen que se requiere sólo del estado de gracia, o caridad habitual, y otros insisten en la renovación más o menos frecuente de distintos actos de amor divino.

Por supuesto, el poder meritorio de la caridad es, como la virtud misma, susceptible de crecimiento infinito. Santo Tomás (II-II, Q. xxiv, 24 a. 24 y Cool menciona tres etapas principales:

liberación del pecado mortal por incansable resistencia a la tentación,
evasión de pecados veniales deliberados por la práctica asidua de la virtud,
unión con Dios a través de la recurrencia frecuente de actos de amor.
A éstos, los escritores ascéticos tales como Álvarez de Paz, Santa Teresa, San Francisco de Sales, agregan muchos más grados, anticipándose así aún en este mundo "las muchas mansiones de la casa del Padre". Las prerrogativas de la caridad, sin embargo, no deben ser interpretadas como para incluir la no-admisibilidad. El decir de San Juan (1 Ep., iii, 6), "Todo el que permanece en Él (Dios), no peca", significa sin duda la permanencia especial de la caridad principalmente en sus mayores grados, pero no es garantía absoluta contra la posible pérdida de él; aunque el hábito infundido nunca es disminuido por pecados veniales, una sola falta grave es suficiente para destruirla y así terminar con la unión y amistad del hombre con Dios.



II. Amor al Hombre

Aunque la caridad abraza a todos los hijos de Dios en el cielo, en la tierra y en el purgatorio (vea COMUNIÓN DE LOS SANTOS), se toma aquí significando el amor sobrenatural del hombre por el hombre, y que en este mundo; como tal, incluye tanto al amor a sí mismo como el amor al prójimo.


(1) Amor Propio

San Gregorio el Grande ((Hom. XIII en Evang.) se opone a la expresión "caridad a uno mismo", objetando que la caridad requiere de dos partes, y San Agustín (De bono viduitatis, xxi) remarca que no fue necesario ningún mandato que hiciera al hombre "amarse". Obviamente, la objeción de San Gregorio es puramente gramatical; y la afirmación de San Agustín se refiere al natural amor propio. De hecho, el precepto del amor sobrenatural por uno mismo no es sólo posible o necesario, sino también claramente contenido en el mandato de Cristo de amar al prójimo como a uno mismo. Sin embargo, su obligación, lleva de alguna manera la salvación de nuestro espíritu (Mat., xvi, 26), la consecución de méritos (Mat., vi, 19 ss.), el uso cristiano de nuestro cuerpo (Rom., vi, 13; 1 Cor., vi, 19; Col., iii, 5) y difìcilmente puede ser insertado en puntos prácticos que no hayan sido anteriormente cubiertos por preceptos más específicos.

(2) Amor al Prójimo

La idea cristiana de amor fraternal comparado con el concepto pagano o judío ha sido tratada en otra parte (vea CARIDAD Y CARIDADES). Brevemente, su característica distintiva, así como su superioridad, debe encontrarse menos en sus mandamientos, o prohibiciones, o aún resultados, que el motivo que lleva a sus leyes y prepara sus logros. El fiel cumplimiento del "nuevo mandamiento" es llamado el criterio del verdadero discipulado cristiano (Juan xiii, 34 sg.), el estándar por el cual seremos juzgados (Mat., xxv, 34 ssc.), la mejor prueba de que amamos a Dios Mismo (1 Juan, iii, 10), el cumplimiento de toda la ley (Gal., v, 14), porque, viendo al prójimo en Dios y a través de Dios, tiene el mismo valor que el amor a Dios. La expresión "amar al prójimo por amor a Dios" significa que nos levantamos por encima de la consideración de la mera solidaridad y compasión a la más alta perspectiva de nuestra común adopción Divina y herencia celestial; sólo en ese sentido puede acercarse nuestro amor fraternal al amor que Cristo tuvo por nosotros (Juan, xiii, 35), y puede entenderse un tipo de identidad moral entre Cristo y el prójimo (Mat., xxv, 40). Desde este motivo superior la universalidad de la caridad fraternal sigue como una consecuencia necesaria. Todo aquel que vea en sus semejantes, no las peculiaridades humanas, sino los privilegios dados por Dios y semejantes a Dios, ya no puede restringir su amor a los miembros de la familia, o correligionarios, o conciudadanos, o a extraños dentro de las fronteras (Lev., xix, 34), sino que necesita extenderlo, sin distinguir al judío o al gentil (Rom, x, 12), a todas las unidades de la humanidad, a los expulsados socialmente (Lucas, x, 33 ssc.) y aún a los enemigos (Mat., v, 23 ssc.). Muy eficaz es la lección en la cual Cristo exhorta a Sus oyentes a reconocer, en muchos samaritanos despreciados, al verdadero tipo de prójimo, y verdaderamente nuevo es el mandamiento en el cual nos llama a perdonar a nuestros enemigos, a reconciliarnos con ellos, ayudarles y amarles. El ejercicio de la caridad pronto sería imprudente e inoperante a menos que haya en éste, como en todas las virtudes morales, un orden bien definido. El ordo caritatis, como los teólogos lo llaman, posiblemente por una mala interpretación del Latín del Cant., ii, 4 (ordinavit in me charitatem), toma en cuenta estos diferentes factores:

las personas que reclaman nuestro amor,
las ventajas que deseamos procurarles, y
la necesidad en la cual se encuentran.
La precedencia es muy suficiente cuando se ven por separado estos factores. En cuanto a las personas por sí solas, el orden es más o menos como sigue: sí mismo, esposa, hijos, padres, hermanos y hermanas, amigos, domésticos, vecinos, paisanos, y todos los demás. Considerando los bienes por sí mismos, existe un triple orden:

los bienes espirituales más importantes relacionadas con la salvación del alma deben primeramente apelar a nuestra solicitud; luego
los bienes intrínsecos y naturales del alma y el cuerpo, tales como vida, salud, conocimiento, libertad, etc;
por último, los bienes extrínsecos de reputación, bienestar, etc.
Viendo por separado los varios tipos de necesidades, debe obtenerse el siguiente orden:

primero, necesidad extrema, en la cual un hombre está en peligro de condenación, o de muerte, o de la pérdida de otros bienes de casi la misma importancia y no puede hacer nada por sí mismo;
segundo, necesidad grave, cuando alguien puesto en peligro similar puede extraerse a sí mismo sólo con esfuerzos heroicos;
tercera, necesidad común, tales como los pecadores ordinarios o limosneros afectos que pueden ayudarse a sí mismos sin gran dificultad.
Cuando se combinan los tres factores, dan lugar a reglas complicadas, de las cuales las principales son éstas:

El amor de complacencia y el amor de beneficio no siguen el mismo estándar, siendo la primera guiada por el merecimiento, y el último por proximidad y necesidad del prójimo.
Nuestra salvación personal debe preferirse a todo lo demás. Nunca estamos justificados para cometer el menor pecado por amor a nadie o a nada, ni debemos exponernos a nosotros mismos al peligro espiritual salvo en los casos y con las precauciones que nos darían el derecho moral a, y la garantía de, la protección de Dios.
Tendemos a socorrer al prójimo en extrema necesidad espiritual aún a costa de nuestra propia vida, una obligación que sin embargo, supone la certidumbre de la necesidad de nuestro prójimo y la efectividad de nuestro servicio hacia él.
Excepto en casos muy raros anteriormente descritos, no tendemos a arriesgar la vida o algún miembro por nuestro prójimo, sino a sólo sufrir la cantidad de inconveniencia justificada por la necesidad y cercanía de nuestro prójimo. Los casuistas no están de acuerdo en cuanto al derecho de dar la vida propia por otra de igual importancia.
TANQUEREY, De virtute caritatis en Sinopsis Theologiae Moralis, II (Nueva York, 1906), 426; SLATER, A Manual of Moral Theology, I (Nueva York, 1909), 179 ssc.; BATIFFOL, L’Enseignement de Jesús (Paris 1905); NORTHCOTE, The Bond of Perfection (Londres, 1907); GAFFRE, La Loi d’ Amour (Paris, 1908); DE SALES, Traité de l’ amour de Dieu; PESCH Prealectiones Dogmaticae, VIII (Freiburg im Br., 1898), 226 ssc.; DUBLANCHY en Dict. De Théol. Cath. S.v. Charité, con una bibliografía exhaustiva de los teólogos y místicos que han tratado este asunto.

J.F. SOLLIER
Transcrito por Gerard Haffner
Traducido por Lucía Lessan
_________________
Esther Filomena
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Esther Filomena
Veterano


Registrado: 03 Ene 2006
Mensajes: 2345

MensajePublicado: Jue Ago 10, 2006 6:38 pm    Asunto:
Tema: Hablemos sobre la caridad
Responder citando

Hablemos de caridad:

Bueno no soy la mas indicada para hacerlo, porque son tosca y brusca y muchas veces corrijo sin mucha delicadeza a mis hermanos. Critico, juzgo y amonesto, y por esto, no me han faltado algunos enemigos y enemigas.

Pero saben que?

Los que más me critican, lo hacen por debajo, nunca nadie me ha tratado con el suficiente amor, como para decirme, quizás por mi bien, “que te parece si lo dices de esta otra forma...” cuando alguien me dijo algo al respecto, a sido como respuesta agresiva, porque se sentía aludido y no estaba de acuerdo conmigo.

No por supuesto, porque la caridad se entiende como hablar dulcemente, aceptar a todos, siempre que estén de acuerdo con tu personal opinión, cuando no lo están, se los trata de intolerantes, fundamentalistas, fanáticos, agresivos, etc.

La caridad, es articulo fundamental de un buen cristiano. En el amor se basa toda la Doctrina cristiana, cuando esta escasea, se puede decir que mas que cristianos son simples hombres y mujeres ceremoniosos y ritualistas, que se saben mas o menos la Doctrina, pero vacíos muy vacíos.

Les invito a ser ejemplos de caridad, ejemplos que hagan que los demás sean tocados por la Gracia, que todos los que los vean digan, este ama a Cristo. Porque se interesan por sus hermanos, especialmente porque se interesan por la salvación de sus hermanos.

Mientras, me retiro a vivir mi vida, y tratar de ser mejor cada día, porque se lo debo a Dios, que me ha dado todo. No me quedo mas en el foro, porque hoy me di cuenta que no tengo autoridad, para decir nada, porque mi forma de ser y mis ímpetus por ayudar, no son adecuados, ni siquiera comprendidos lo suficientemente bien, como para dar un buen ejemplo. Ni siquiera puedo decir a dos hermanas que se lastiman, paren! Porque no faltará alguna, que me señale: “y quien se cree esta para hablar de caridad, si ella misma no la practica”... y tiene razón, por eso mismo debo mejorar, para que en otro lugar mas apropiado para mí, quizás pueda ayudar a alguien, como es mi intención.

Gracias hermanos queridos, los amo mucho,
_________________
Esther Filomena
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Jaimevelbon
Moderador
Moderador


Registrado: 22 May 2006
Mensajes: 11627
Ubicación: México

MensajePublicado: Jue Ago 10, 2006 6:46 pm    Asunto:
Tema: Hablemos sobre la caridad
Responder citando

Esther Filomena escribió:

Mientras, me retiro a vivir mi vida, y tratar de ser mejor cada día, porque se lo debo a Dios, que me ha dado todo. No me quedo mas en el foro, porque hoy me di cuenta que no tengo autoridad, para decir nada, porque mi forma de ser y mis ímpetus por ayudar, no son adecuados, ni siquiera comprendidos lo suficientemente bien, como para dar un buen ejemplo. Ni siquiera puedo decir a dos hermanas que se lastiman, paren! Porque no faltará alguna, que me señale: “y quien se cree esta para hablar de caridad, si ella misma no la practica”... y tiene razón, por eso mismo debo mejorar, para que en otro lugar mas apropiado para mí, quizás pueda ayudar a alguien, como es mi intención.

Gracias hermanos queridos, los amo mucho,


Qué culpa tengo yo?
Qué culpa tienes otros foristas que fortalecen su FE gracias a tus aportes?
Qué culpa tenemos todos los demás?

Seremos castigados con tu abandono, ya que no tendremos más de tus participaciones, las cuales, me gustan y están cargadas de inteligencia y de buena voluntad.

No nos castigues por un momento de ira o desilución.

No te vayas, perdemos mucho y perdemos muchos si te vas

_________________

MCC 517
Catequista.....yo?????
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migueluk
Invitado





MensajePublicado: Jue Ago 10, 2006 7:19 pm    Asunto:
Tema: Hablemos sobre la caridad
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Hola, lo siento por la parte que me toca. Esto es un foro, no es una conversacion, en una conversacion puedes explicarte mas e intentar decir lo que piensas, en un foro escribes una cosa que queda escrita, que puede ser malinterpretada. Tienes que tener en cuenta muchas cosas. Hay cosas que pueden hacer bien y cosas que pueden ser mal interpretadas. Hay veces que la argumentacion mas elaborada no lleva a nada y una cosa puesta sin ninguna intencion le hace bien a una persona.
Hay que tener en cuenta las limitaciones, de caracteres, de edad, de todo tipo de cosas porque cada uno es distinto.
Ademas solo tienen verdadera caridad los que estan en el cielo.
Porque si alguien tuviera caridad plena no estaria aqui.
Una cosa es importante nosotros no sabemos si a alguien le hace bien lo que decimos o no, y tampoco hemos de esperar que entiendan bien lo que decimos sin mala intencion, y quien hace bien a las personas no somos nosotros en todo caso es Dios que nos puede utilizar de la forma que menos pensamos, con la cosa que hemos dicho sin darle la menor importancia. Por eso cuando intentamos hacer bien a alguien es importante saber que es Dios es el que hace el bien, y con esto quiero decir que no solo es importante hablar sino rezar por la gente y creo que tu lo haces.
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Franklin Matias
Asiduo


Registrado: 21 Dic 2005
Mensajes: 225

MensajePublicado: Jue Ago 10, 2006 10:08 pm    Asunto:
Tema: Hablemos sobre la caridad
Responder citando

Estimada hermana Esther Filomena, es natural que te sientas de repente entristecida por no poder poner concordia entre hermanas, piensa como se sentira Cristo (lo seguimos crucificando); pero creo que los que te escucharon comprenden tu amor por el projimo, el amor siempre se nota y es mutuo, somos cristianos. Particularmente aprecio mucho tus aportes ruego que te mantengas en el foro que Dios nos ilumine hermana
_________________
Que Dios los bendiga hermanos
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Abraham Diaz
Constante


Registrado: 05 Ene 2006
Mensajes: 842

MensajePublicado: Jue Ago 10, 2006 10:50 pm    Asunto:
Tema: Hablemos sobre la caridad
Responder citando

Esther me uno al ruego para q no te vayas del foro.
Justamente siempre tengo el temor de q alguien se aleje de la Iglesia por q no sabemos dar buen ejemplo.
Cuantas veces he oido la historia aquella en la q no quieren regresar al confesionario por un supuesto mal trato por ejemplo.
Hermanos la caridad es muy importante, y hay q hablar con nuestros hermanos siempre en tono de consejo o mejor aun.
El Señor quiere q nos libremos del respeto humano q hace imposible comunicar la verdad q Dios quiere q todos sepamos, pero esto no quiere decir q debemos hacerlo de una manera agresiva.
El Señor dice tambien q nadie soporta el piquete del amor propio, este esta presente en todas las ocaciones donde recivimos una frase como esta "Y tu quien eres para decirme eso"

Justamente la soberbia de cada uno se puede medir mediante lo q sienten despues de esta frase. Siempre se sentira algo pero hay algunos q sienten de manera q reacionan con una catapulta y mandan un piedron en la respuesta. Si les pasa esto cuidense pq se estan creyendo lo q no son.

Bueno, espero q no te vayas y si no ya sabes lo q te va a hacer el gato de Jaime jaja.
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Chysanjar
Nuevo


Registrado: 09 Jun 2006
Mensajes: 20
Ubicación: Sevilla y... Huelva en el corazón.

MensajePublicado: Jue Ago 10, 2006 10:52 pm    Asunto:
Tema: Hablemos sobre la caridad
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La actividad del amor, es caridad. Si esta actividad es plena, es Amor. Cuanto más lo intentemos y consigamos mayor será nuestra "semejanza" con Dios, porque Dios es Amor.
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Me hicistes para Tí, quiero vivir para Tí y al morir, resucitar para Tí.
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patricia dalli
Veterano


Registrado: 11 Abr 2006
Mensajes: 1516
Ubicación: san antonio tx

MensajePublicado: Vie Ago 11, 2006 4:06 am    Asunto:
Tema: Hablemos sobre la caridad
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Esther Filomena, dime has pensado en las bienaventuranzas que se aplican en nosotros cuando se nos insulta por decir la verdad por decir que Jesucristo es nuestro Dios y Salvador, Hoy le comente a mi hijo que si hacemos las cosas para nuestros semejantes y nos la agradecen que ya tubimos la paga que mereciamos, que hicieramos las cosas esperando que no las agradecieran para que Dios nos pague con su amor y caridad, engrandeciendo nuestro espiritu, aqui en este foro me he sentido la fantasma del foro, que mis comentarios no son ni vistos y sabes continuo porque algunos del foro les he ayudado a aumentar su fe y su esperanza, a otros quizas a la mayoria no saben que existo, te he leido y se que eres de las mias, con gran fe, gran sentimiento de dolor el no sentir que tu esfuerzo no hace mella en nuestros hermanos te aseguro que tus comentarios me agradan y te leo con agrado, fortaleciendo mi fe, no claudiques cualquier esfuerzo que hagas es mejor que nada
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Solo necesitas conocer la fe catolica para comprender que es la verdadera religion que Nuestro Padre fundo
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Inés
Constante


Registrado: 12 Nov 2005
Mensajes: 702

MensajePublicado: Vie Ago 11, 2006 12:01 pm    Asunto:
Tema: Hablemos sobre la caridad
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Seguir a Cristo
Mateo 16, 24-28. Tiempo Ordinario. Cargar la cruz que tenemos con alegría, Cristo va por delante.


Mateo 16, 24-28


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del Hombre con majestad.


Reflexión


El evangelio de hoy nos presenta una de las paradojas más difíciles de comprender y vivir. Tomar la cruz y seguir a Cristo es lo mismo de perderse a sí mismo en la abnegación y sacrificio.

Lo paradójico es precisamente que en ese ejercicio de perderse a sí mismo, se encuentra la vida auténtica. Este mensaje de Cristo para nuestro mundo de hoy parece que ha perdido validez y actualidad, porque la mayoría busca precisamente lo contrario.

En una sociedad hedonista la cruz y la abnegación aparece como algo despreciable, pasado de moda, propio de mentes poco sensatas. Se busca lo más fácil, lo más cómodo, el culto al cuerpo, lo que más placer produzca. Esta es la “sabiduría del mundo”.

La “sabiduría de Dios” es diversa, ya lo había dicho San Pablo. San Francisco de Asís estaba convencido de que el mundo se salvaría sólo a través de la cruz y de la abnegación. Su compañero, Egidio, intentó resumir la enseñanza de Francisco de la siguiente manera: “¿quiere sentir bien? Hazte sordo. ¿Quieres hablar bien? Estáte callado. ¿Quieres ganar? Aprende a perder.

¿Quieres enriquecerte? Se pobre. ¿Quieres ser consolado? Llora. ¿Quieres subir alto? Humíllate”. Vivir así es señal de gran sabiduría, pero no es para todos. El texto parece un elenco de paradojas, pero todas sirven para ilustrar el misterio de la cruz: la ganancia en la pérdida, la vida en la muerte.

Oración

Señor te pido me hagas comprender que la vida cristiana es ante todo un seguimiento de tu Hijo, y que no tiene ningún sentido alejado del sacrificio y de la abnegación, vivido por amor.

Actuar

Vivir con alegría y gratitud las pequeñas contrariedades que Dios permita en mi vida en día de hoy.
_________________
"Pide la gracia de la compunción. Por el acto de compunción, el alma es conducida a una verdadera metanoia".

<Pagar el mal con el bien>
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Esther Filomena
Veterano


Registrado: 03 Ene 2006
Mensajes: 2345

MensajePublicado: Vie Ago 11, 2006 12:36 pm    Asunto:
Tema: Hablemos sobre la caridad
Responder citando

Estimados hermanos:

Muchas gracias por las palabras tan bonitas que me han escrito, especialmente, Jaime, Miguel, Franklin, Abraham, Patricia y todos los demas que escribieron y tambien por los que no escribieron. La verdad, no las meresco. Pero me consuelan mucho al menos para darme cuenta, que algunos al menos me toman en cuenta, con amor.

Me voy del foro, no resentida ni mucho menos, sino porque no creo que pueda aportar nada bueno por ahora. No es la primera vez que me separo del foro, ya lo he hecho otras veces por largo tiempo, siempre he regresado debido a la tentación de ayudar, (pese a que lo hago a las corridas por no disponer de tiempo) y como saben no siempre lo hago bien.

Creo que por ahora, les ayudare mas rezando, como dice Migueluk.

Humildemente les quedo muy agradecida por su atención, bendiciones a todos,
_________________
Esther Filomena
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siempreMaria
Moderador
Moderador


Registrado: 06 Jun 2006
Mensajes: 2175

MensajePublicado: Vie Ago 11, 2006 3:48 pm    Asunto:
Tema: Hablemos sobre la caridad
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Hermana Esther Filomena, te dejo aquí una historia que espero te haga mucho bien y te ayude a cambiar de opinión. Very Happy

Las lágrimas del profeta
Fuente: Catholic.net
Autor: P. Fernando Pascual

El profeta acababa de huir de la ciudad. Después de 3 meses de predicación, las cosas se habían puesto muy difíciles. Críticas, insultos, denuncias, y un proceso judicial que algunos pidieron para condenar a aquel personaje tan incómodo.

El profeta llegó a un bosque de robles. Cansado, bajo un árbol más tupido, se sentó. Empezó a recordar su predicación, y elevó su lista de protestas al Dios que lo había enviado.

“¿Por qué, Señor? ¿Por qué la persecución, la calumnia, los insultos? ¿Por qué un mundo tan extraño, tan revuelto?

Cuando inicié a hablar de la conversión, me criticaron como fanático y violador de las conciencias. Cuando dije que hay que vivir en castidad, fui sentenciado como psicópata. Cuando hablé de la fidelidad conyugal, me preguntaron si sabía en qué siglo vivimos. Cuando condené la maldad del aborto, me dijeron que era intolerante, de ultraderecha y fundamentalista. Cuando dije que la verdad está en la Iglesia, me expulsaron de una mesa redonda porque era incapaz de un diálogo objetivo. Cuando defendí a los embriones, declararon que yo era enemigo de la ciencia y que quería la muerte y el dolor de los enfermos.

Hablé día y noche de la misericordia, y no me comprendieron pues ya nadie cree en el pecado. Dije que hay que perdonar a los delincuentes, y me insultaron por defender la dignidad de los asesinos. Expliqué lo grave que es consumir drogas y abusar de bebidas alcohólicas, y me dijeron que era un “talebán” enemigo del pluralismo ético.

Al final, algunos me acusaron de pederasta (dicen que hay que acusar de lo que está ‘de moda’, pues así la gente se lo cree) y ladrón, de embaucador y de mentiroso. Censuraron mis artículos en la prensa y me dijeron que era un irresponsable por declarar inmoral el uso de preservativos. Presentaron una denuncia ante los jueces y... Y ya no pude más, Señor. Escapé, como Job, y envidié a Jeremías: en aquellos tiempos al menos mataban a los profetas. Ahora, en cambio, te dejan sin honra, medio vivo o medio muerto, insultado y despreciado como enemigo de lo humano...”

Las lágrimas del profeta llegaron al suelo. Un petirrojo giraba por acá y por allá, sin entender los motivos de la tristeza de aquel hombre extraño, herido en su corazón, perdido en el bosque como un ratón de ciudad que no sabe dónde se encuentra ahora.

Un suave viento fue la señal de que se acercaba el Señor. El ruido de las hojas del árbol se hizo más intenso y vivo. El profeta se levantó en señal de respeto, sin dejar de mostrar su confusión y su pena. El Señor le tocó en el hombro y le dijo:

“He escuchado tus quejas y comprendo tus angustias. El mundo no ha cambiado mucho desde que persiguieron a mis enviados, incluso a mi Hijo. Quizá te ilusionaste demasiado pronto, soñaste en conversiones fáciles y en cambios repentinos. El camino de los corazones no es fácil, y dejar hábitos de pecado (ni siquiera saben lo que es pecado) no se consigue tras una predicación sencilla y clara como las tuyas.

Pero la siembra deja siempre algo. No lo has visto, pero un esposo ha dejado de pegar a su mujer y a sus hijos. Un niño ha empezado a leer la Biblia y buscar rastros de Dios en las estrellas. Una chica ha renunciado a un aborto fácil, porque escuchó aquel discurso tuyo (el último que te permitieron en la radio, antes de que mil cartas de protesta te cerrasen también ese pequeño espacio que te habían permitido). Una señora mayor ha empezado a ofrecer ayuda a un emigrante al que antes temía como a un enemigo y ahora empieza a ver como a un hermano.

Sé que el mundo no es fácil. Los corazones necesitan un baño de dulzura para comprender que en mis mandatos hay vida y plenitud. Ahora sólo temen perder conquistas de vientos que les llenan con un instante de placer y les hacen olvidar que son eternos, con vocación de hijos y de santos.

No te pido que vuelvas a la ciudad, quizá sea inútil por ahora. Piensa sólo en que vale la pena todo si llega un poco de amor a alguno de mis hijos, si la esperanza se enciende en una familia rota, si el perdón nace en una vida herida por la desgracia y hundida por los odios.

No te pido que vuelvas, pero me gustaría pedírtelo. También tú eres libre como ellos. No te quito tu libertad. Piensa sólo en lo hermoso que es encender un poco de mi fuego en alguna vida. Luego, confía. Yo estoy contigo. Hasta el final, a pesar de la calumnia, los fracasos y, tal vez, una cárcel sin honra y sin justicia...”
_________________
Con Dios y Mamita.

"Callad mientras duerme y descansa el Señor y Dios mío porque muy pronto lo despertarán los pecados de los hombres"

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siempreMaria
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MensajePublicado: Vie Ago 11, 2006 3:49 pm    Asunto:
Tema: Hablemos sobre la caridad
Responder citando

Ay hermana, la historia se la debo a la mediación de nuestra hermana forera Rocío Hernández. Wink
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Con Dios y Mamita.

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