Tre Fontane y la conversión de Bruno Cornacchiola

[María Esther]

Bruno Cornachiola era un hombre de 34 años, casado y padre de tres hijos.

Habiendo servido como voluntario (a la edad de catorce años) en el ejército marxista, en la guerra civil española, había desarrollado tal aversión por todo lo santo que un único objetivo perseguía: asesinar al Papa. Estaba también empeñado en demostrar la falsedad del culto a María Santísima, y pasaba horas estudiando la Biblia, buscando las "pruebas" de su perversa teoría.

El 12 de abril de 1947 Bruno fue de paseo con sus hijos Carlo, Isola y
Gianfranco. Los niños jugaban mientras él, maliciosamente, escudriñaba las páginas del Libro Sagrado buscando destruir la Fe de los creyentes.

Los niños, de pronto, interrumpen sus malvadas reflexiones diciéndole que
han perdido la pelota.

El padre, preocupado por lo irregular del terreno, les pide a los niños que
permanezcan quietos mientras él la busca. Nota, sin embargo, que el más
pequeño no está con el grupo y comienza a llamarlo en voz alta sin obtener respuesta. Lo busca afanosamente y lo encuentra frente a una gruta, de rodillas y con las manos juntas. Intenta moverlo sin éxito y, cuando vuelve la mirada, encuentra a sus otros dos hijos en idéntica ctitud. Solo dicen en voz ligeramente audible: "¡bella señora!".

Presa de pánico intenta moverlos pero parecen más pesados que de costumbre, casi como rocas del terreno! Los niños se han puesto blancos y asumen una mirada extraña, casi angélica. El padre, entonces, dice instintivamente: "Señora, sálvanos tu". No termina de decir estas palabras cuendo siente que es empujado por manos invisibles y cae de rodillas.

Bruno cuenta que, en ese momento, la gruta desapareció de delante de sus ojos, comenzó a sentirse ligero y rodeado de una luz eterna, en medio de la cual vio la figura de una mujer hermosísima: "Solo puedo decir - afirma - que el rostro, de tipo oriental y de color oliváceo, era de una belleza digna. Tenía los cabellos recogidos, visibles en cuanto lo permitía el manto que de la cabeza bajaba hasta los pies. El manto era del color de los prados en primavera. El vestido era cándido, ajustado a la cintura por una cinta rosa que descendía hasta las rodillas. Los pies desnudos se apoyaban en la roca. Tendría 1.65 de estatura. La "bella Señora" tenía un libro gris en la mano derecha y con la izquierda indicaba una tela negra, que estaba en tierra, y una cruz despedazada".

"Luego la "bella Señora" habló con voz dulcísima y dijo: "Yo soy la que soy en la Santísima Trinidad. Soy la Virgen de la Revelación. Tú me persigues, pero ¡basta! Entra en el rebaño santo, corte celestial en la tierra. Los Nueve Viernes del Sagrado Corazón, que hiciste antes de entrar en el camino de la mentira, te han salvado".

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No es necesario decir el profundo impacto que ésta experiencia, y otras que siguieron, tuvieron en la vida de Bruno. Se convirtió en uno de los más grandes defensores de la Iglesia Católica y, en especial, del culto debido a la Excelsa Madre de Dios.

[Albert]

Hermana María Esther:

¡Paz y bien!

Que hermosa historia de conversión!!!! Como ya nos tiene acostumbrados María Santísima. Ella, excelsa y graciosa vereda que nos lleva al Camino hacia el Padre. Gracias por compartirlo. Dios te bendiga.
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Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS

[Nubeia]

María Esther,

Gracias por compartir esta historia, cuanto debemos agradecer a mamá María, que por su amor e intercesion nos ayuda a no perdernos eternamente...

Ohh María! siempre por tu medio llegaremos mas pronto a tu Hijo Jesus!

Madre Celestial gracias por tu intercesión tan poderosa!

Dios te bendiga
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Claudia

"Padre... Hágase Tu Voluntad así en la tierra como en el cielo"

[DieM]

Jamás había leído tan hermosa conversión! Me ha conmovido tanto que hasta me brotaron lágrimas!

Hermanos, debemos regocijarnos, tenemos dos madres: Nuestra madre terrenal y Nuestra Madre Celestial.
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"... Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo." Mt 28,20

[Marisolilla Mor]

Maria Esther...

Maravilloso aporte...

Que dicha tuvo Bruno, de verdad que gran regalo.

Saludos.
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"Todo lo que quieras pedir,
pídelo por los méritos de mi infancia,
y tu oración será escuchada”