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De la existencia cristiana

 
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Autor Mensaje
Uchiha_Yami
Asiduo


Registrado: 02 Ene 2006
Mensajes: 296

MensajePublicado: Lun Oct 16, 2006 5:28 am    Asunto: De la existencia cristiana
Tema: De la existencia cristiana
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¿Por qué... por qué afrontar esta problemática vida llena de problemas y exenta de luz alguna? Si al final espera Dios con su brillante manto blanco para acogernos entre sus brazos...

No es tan claro para mí que dejé de creer en ello hace bastante tiempo... Pero ¿de qué sirve hacerlo para vosotros? ¿No sería más fácil terminar con todo cuanto antes mejor? Se supone que tras la muerte espera lo mejor que viviremos jamás...

¿Es el suicidio una opción? Al menos para mí sí... Y daos cuenta de que en mi religión lo que espera después no es ni bueno ni malo. Tan solo... es.
_________________
Lo siento Señor, todo este tiempo ha sido una farsa... Si realmente existieses no hubieses traido a Rakel a mi lado para llevártela... Condenado quedas a un rincón de mi memoria.
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Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Lun Oct 16, 2006 7:58 am    Asunto:
Tema: De la existencia cristiana
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Lo que has escrito me ha recordado dos momentos literarios: Werther de Goethe y el monólogo de Hamlet "Ser o no ser".

Son tus primeras palabras las que me recuerdan a Werther, quien intenta justificar su suicidio ante el desamor de Carlota:

"Y cuál es el padre, cual es el hombre que se irrite de que, inapropiadamente, vuelva su hijo y se arroje en sus brazos exclamando: <Heme aquí, padre mío, que vuelvo a tu lado. No te encolerices ni te enfades por que haya abreviado el destierro que tu voluitad me impusiera. El mundo en todas partes es el mismo: no hay en todas partes más que penas y trabajos, placeres y alegrías. Pero ¡Que me importa ese mundo! No estoy bien más que allí donde tú estás; y en adelante, solo en tu presencia es donde quiero gozar y padecer. Y tú Padre celestial adorado, ¿rechazarás a tu hijo que te implora?>" (Werther, epístola del 30 de noviembre)


La otra parte de tu epígrafe me recuerda a Hamlet, quien en su monólogo dijo:

Ser, o no ser: ésta es la cuestión: si es más noble sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la insultante Fortuna, o alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y, enfrentándose con ellas, acabarlas: morir, dormir, nada más, y, con un sueño, decir que acabamos el sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que son herencia de la carne. Ésa es una consumación piadosamente deseable: morir, dormir; dormir, quizá soñar: sí, ahí está el tropiezo, pues tiene que preocuparnos qué sueños podrán llegar en ese sueño de muerte, cuando nos hayamos desenredado de este embrollo mortal.

(Hamlet, Acto Tercero, Escena Primera)

El primer razonamiento, el de Werther, es un pensamiento muy egoísta, pues si bien es cierto que Werther tiene la creencia en un Dios, también es muy cierto que es un Dios creado por él mismo, a quien transfiere sus propios sentimientos y razonamientos para justificar su suicidio.

Hamlet es más realista, pues admite que el suicido puede presentarse como idea, pero debe ser abortado por una sencilla razón: las consecuencias que pueda traer esa acción:

"¿Quién aguantría cargas, gruñendo y sudando bajo una vida fatigosa, si no temiera algo después de la muerte, el pais sin descubrir, de cuyos confines no vuelve ningún viajero, que desconcierta la voluntad, y nos hace soportar los males que tenemos mejor que volar a otros de que no sabemos?" (Ídem)

Por eso el suicidio no es una opción. ¿Por que huir de los males conocidos si existe la posibilidad de caer en males desconocidos?
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Uchiha_Yami
Asiduo


Registrado: 02 Ene 2006
Mensajes: 296

MensajePublicado: Lun Oct 16, 2006 5:05 pm    Asunto:
Tema: De la existencia cristiana
Responder citando

Maellus haereticorum escribió:
Lo que has escrito me ha recordado dos momentos literarios: Werther de Goethe y el monólogo de Hamlet "Ser o no ser".

Son tus primeras palabras las que me recuerdan a Werther, quien intenta justificar su suicidio ante el desamor de Carlota:

"Y cuál es el padre, cual es el hombre que se irrite de que, inapropiadamente, vuelva su hijo y se arroje en sus brazos exclamando: <Heme aquí, padre mío, que vuelvo a tu lado. No te encolerices ni te enfades por que haya abreviado el destierro que tu voluitad me impusiera. El mundo en todas partes es el mismo: no hay en todas partes más que penas y trabajos, placeres y alegrías. Pero ¡Que me importa ese mundo! No estoy bien más que allí donde tú estás; y en adelante, solo en tu presencia es donde quiero gozar y padecer. Y tú Padre celestial adorado, ¿rechazarás a tu hijo que te implora?>" (Werther, epístola del 30 de noviembre)


La otra parte de tu epígrafe me recuerda a Hamlet, quien en su monólogo dijo:

Ser, o no ser: ésta es la cuestión: si es más noble sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la insultante Fortuna, o alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y, enfrentándose con ellas, acabarlas: morir, dormir, nada más, y, con un sueño, decir que acabamos el sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que son herencia de la carne. Ésa es una consumación piadosamente deseable: morir, dormir; dormir, quizá soñar: sí, ahí está el tropiezo, pues tiene que preocuparnos qué sueños podrán llegar en ese sueño de muerte, cuando nos hayamos desenredado de este embrollo mortal.

(Hamlet, Acto Tercero, Escena Primera)

El primer razonamiento, el de Werther, es un pensamiento muy egoísta, pues si bien es cierto que Werther tiene la creencia en un Dios, también es muy cierto que es un Dios creado por él mismo, a quien transfiere sus propios sentimientos y razonamientos para justificar su suicidio.

Hamlet es más realista, pues admite que el suicido puede presentarse como idea, pero debe ser abortado por una sencilla razón: las consecuencias que pueda traer esa acción:

"¿Quién aguantría cargas, gruñendo y sudando bajo una vida fatigosa, si no temiera algo después de la muerte, el pais sin descubrir, de cuyos confines no vuelve ningún viajero, que desconcierta la voluntad, y nos hace soportar los males que tenemos mejor que volar a otros de que no sabemos?" (Ídem)

Por eso el suicidio no es una opción. ¿Por que huir de los males conocidos si existe la posibilidad de caer en males desconocidos?


He leído Werther tres veces, y las tres veces he llorado con él. Werther es egoísta, sí, todos los seres humanos lo somos.

Suponía que los cristianos teníais puro convencimiento en que Dios espera al otro lado.

Con respecto a las consecuencias de dichos actos. ¿Qué consecuencias podría traer cuando te encuentras en el peor momento de tu vida por ejemplo?
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Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Lun Oct 16, 2006 8:44 pm    Asunto:
Tema: De la existencia cristiana
Responder citando

Uchiha_Yami escribió:
He leído Werther tres veces, y las tres veces he llorado con él. Werther es egoísta, sí, todos los seres humanos lo somos.

Suponía que los cristianos teníais puro convencimiento en que Dios espera al otro lado.

Con respecto a las consecuencias de dichos actos. ¿Qué consecuencias podría traer cuando te encuentras en el peor momento de tu vida por ejemplo?


Comparto la Doctrina católica relacionada con el suicidio:

Catecismo de la Iglesia Católica de 1992 escribió:
El suicidio

2280 Cada uno es responsable de su vida delante de Dios que se la ha dado. El sigue siendo su soberano Dueño. Nosotros estamos obligados a recibirla con gratitud y preservarla para su honor y la salvación de nuestras almas. Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella.

2281 El suicidio contradice la inclinación natural del ser humano a conservar y perpetuar su vida. Es gravemente contrario al justo amor de sí mismo. Ofende también al amor del prójimo porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con las sociedades familiar, nacional y humana con las cuales estamos obligados. El suicidio es contrario al amor del Dios vivo.

2282 Si es cometido con intención de servir de ejemplo, especialmente a los jóvenes, el suicidio adquiere además la gravedad del escándalo. La cooperación voluntaria al suicidio es contraria a la ley moral.

Trastornos síquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida.

2283 No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por vías que él solo conoce la ocasión de un arrepentimiento saludable. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida.


Uchiha_Yami escribió:
Con respecto a las consecuencias de dichos actos. ¿Qué consecuencias podría traer cuando te encuentras en el peor momento de tu vida por ejemplo?


Es que para un cristiano debe ser inconcedible la acción del suicidio. No digo la idea en sí, por que puede darse.

Lo grave en un cristiano es consumarla, por que el sufrimiento debe ser vivido y superado en relación a Cristo.

El hermano santo Tomás Moro nos enseña:

"Sabía Cristo que muchas personas de constitución débil se llenarían de terror ante el peligro de ser torturados y quiso darles ánimo con el ejemplo de su propio dolor, su propia tristeza, su abatimiento, su miedo inigualables.

De otra manera, desanimadas esas personas al comparar su propio estado temeroso con la intrépida audacia de los más fuertes mártires, podrían llegar a conceder sin más aquello que temen que de todos modos les será arrebatado por la fuerza. A quien en esta situación estuviera, parece como si Cristo se sirviera de su propia agonía para hablarle con vivísima voz:

"Ten valor, tú que eres débil y flojo, y no desesperes. Estás atemorizado y triste, abatido por el cansancio y el temor al tormento. Ten confianza. Yo he vencido al mundo, y a pesar de ello sufrí mucho más por el miedo y estaba cada vez más horrorizado a medida que se acercaba el sufrimiento.

Deja que el hombre fuerte tenga como ejemplo mártires magnánimos, de gran valor y presencia de ánimo.

Deja que se llene de alegría imitándolos. Tú, temeroso y enfermizo, tómame a Mí como modelo. Desconfiando de ti, espera en Mí.

Mira cómo marcho delante de ti en este camino tan lleno de temores.

Agárrate al borde de mi vestido y sentirás fluir de él un poder que no permitirá a la sangre de tu corazón derramarse en vanos temores y angustias; hará tu ánimo más alegre, sobre todo cuando recuerdes que sigues muy de cerca mis pasos -fiel soy, y no permitiré que seas tentado más allá de tus fuerzas, sino que te daré, junto con la prueba, la gracia necesaria para soportarla-, y alegra también tu ánimo cuando recuerdes que esta tribulación leve y momentánea se convertirá en un peso de gloria inmenso
" (La agonía de Cristo, La oración en Getsemaní).

Y como cristianos sabemos que en los momentos difíciles es que crecemos más, espiritualmente.

"El Señor, a quien ama, le reprende, y azota a todo el que recibe por hijo... pero si no os alcanzase la corrección de la cual todos han participado, argumento sería de que erais bastardos y no legítimos" (Heb.12:6-8, Prov.3:11).

"Estad siempre gozosos y orad sin cesar. Dad en todo gracias a Dios"... "dando siempre gracias por todas las cosas a Dios Padre en nombre de nuestro Señor Jesucristo" (1Tes.5:16-17, Ef.5:20).

El dolor, es la forma como el Señor nos corrige, nos limpia, nos sana... es como cuando se le pone una inyección a un hijo mío, no es por maldad, para hacerle un mal, sino para sanarle su enfermedad...


Los dolores hacen lo que el fuego con el carbón, convierten en diamante nuestro corazón (Sal.17, 3, Prov.17, 3)...

El hermano San Luis María de Monfort nos enseña, siguiendo la Biblia, que "las mayores gracias y mercedes del cielo son las cruces que Dios manda".

El santo Cura de Ars dice: "La cruz es el mejor presente del cielo. Jamás debemos mirar de donde nos vienen las cruces; nos vienen de Dios, y Dios nos da ese medio de probarle nuestro amor".
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