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Comentario al Evangelio de Hoy
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scarlett
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MensajePublicado: Mar Oct 03, 2006 4:07 pm    Asunto: Comentario al Evangelio de Hoy
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bendiciones
Cita:
Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net
He venido a salvar a los hombres
Lucas 9, 51-56. Tiempo Ordinario. Perdonemos hoy con humildad a quien nos ofenda.

Lucas 9, 51-56

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma? Pero volviéndose, les reprendió y dijo: No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos. Y se fueron a otro pueblo.


Reflexión

Podemos llamar a este pasaje “el evangelio del perdón sincero”. Cristo manda a sus apóstoles a prepararle el camino, para avisar a la gente de ese pueblo que iba a parar allí.

Pero esas personas de Samaría, en lugar de descubrir a Cristo entre el grupo de viajeros, sólo se fijaron en que “tenían intención de ir a Jerusalén”. En ese tiempo los samaritanos no se hablaban con los demás judíos que bajaban a Jerusalén. ¡Qué ofensa para Cristo! Por eso los apóstoles le preguntan si quiere que pidan que les caiga fuego del cielo. Esta propuesta de los apóstoles molestó más a Cristo que la ofensa recibida por el pueblo. ¿No vino Cristo a predicar el perdón? ¿No vino Cristo a morir por amor a toda la gente de ayer, de hoy y de siempre, para salvarnos y llevarnos al cielo? ¿Cómo, pues, iba a permitir que una pequeña ofensa mereciera un castigo así de grande? No. Y dice el Evangelio que Cristo les reprendió enérgicamente.

Por tanto, aprendamos de Cristo a perdonar. Pero a perdonar de corazón. Sí, nos cuesta, pero si pedimos ayuda a Cristo, nuestro corazón se liberará de un peso enorme, respirará paz, la paz que sólo Cristo da a los que se la piden y luchan por conseguirla y mantenerla.

Perdonemos hoy a aquel que nos ofenda, a ejemplo de Cristo, que murió en esa Cruz y se ofreció como víctima al Padre tanto por los que le iban a amar como por los que le iban a crucificar.


Gracias, Señor por mostrarme tus caminos. Acabando de escribir un mensaje en el que hablo del gran dolor que es vivir lejos de la tierra que me vio nacer, en un sitio donde por el solo sonido de mi voz, la gente se cierra, incluso dentro de las iglesias, en una tierra donde ni trabajar puedo, porque simplemente caundo hablo reconocen de donde vengo y me ponen trabas y me ponen trampas. Ahora se, Señor que es su propio miedo. Tal vez por eso permitiste que viniera aca, Señor para que sufriera en carne propia lo que sufren miles y miles de capitalinos que por diversas razones salimos del D.F. Para cualquier persona que se aleja de su tierra es dificil, para nosotros es doblemente dificil. Cuando la gente oye nuestro acento, simplemente se cierra. Tu sabes, Señor que han impedido me comunique con mi familia, que han impedido que me lleguen sus cartas, que han cortado mis comunicaciones telefonicas, simplemente para que se regrese uno al D.F.
Señor, dales trabajo a la gente del D.F., que no tengan que salir de su tierra. Señor, bendicelos, protegelos, cuida mi ciudad, Señor. La amaba cuando vivia ahi, la amo mas ahora que estoy lejos. Bendicela, Señor. bendice a cada capitalino que ha tenido la desgracia de tener que salir de su tierra. Leyendo el evangelio de hoy, recuerdo las veces que desee que explotara el lugar donde vivo con toda la gente de aqui, simplemente porque es gente que no sabe amar, porque es gente que no tiene caridad, Señor. Al igual que a Santiago y Juan me has hecho entender que el perdon es lo unico que me puede salvar y que me ha salvado.
Al igual que les dijiste a ellos "No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos. Y se fueron a otro pueblo. " asi yo, Señor. He entendido que no es deseando el mal a ellos, que el perdon es la respuesta. que es preferible encerrarme en mi casa y alejarme que enfrentarlos. Solo tu sabes lo que he sufrido, te ofresco ese sufrimiento en perdon de mis pecados y los del mundo entero.
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scarlett
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Registrado: 07 Jun 2006
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MensajePublicado: Mar Oct 03, 2006 4:26 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bendiciones.
Señor, eres tan maravilloso!! Pareciera que te gusta hacerme llegar mensajes tan bellos en los lugares que menos lo espero y en respuesta a mis estados de animo. Hoy que amaneci un poco desanimada y un poco resentida con el genero humano, encuentro esto y no me queda mas que alabarte, Señor. Agradecerte todo lo que me das, que es bastante. Toda mi vida me has dado mas de lo que meresco, toda mi vida me has sostenido, toda mi vida me has confortado, me rodeaste de tanta gente buena, Señor, toda mi vida he sido una consentida tuya. Las lagrimas y dolores que he podido tener son tan pocos en comparacion con todo el amor que has puesto en mi vida, Señor. Gracias.

Cita:
Autor: José Martín Descalzo | Fuente: Razones para el amor
He querido hablar de Ti y contigo
No hay rincón en mi historia en el que no estuviera tu misericordia sobre mi.


GRACIAS. CON ESTA PALABRA PODRÍA CONCLUIR ESTA CARTA, DIOS MÍO, AMOR MÍO.

Porque eso es todo lo que tengo que decirte: gracias, gracias. Sí, desde la altura de mis cincuenta y cinco años, vuelvo mi vista atrás, ¿qué encuentro sino la interminable cordillera de tu amor? No hay rincón en mi historia en el que no fulgiera tu misericordia sobre mi. No ha existido una hora en que no haya experimentado tu presencia amorosa y paternal acariciando mi alma.

Ayer mismo recibía la carta de una amiga que acaba de enterarse de mis problemas de salud, y me escribe furiosa: «Una gran carga de rabia invade todo mi ser y me rebelo una vez y otra vez contra ese Dios que permite que personas como tú sufran.» ¡Pobrecita! Su cariño no le deja ver la verdad. Porque -aparte de que yo no soy más importante que nadie- toda mi vida es testimonio de dos cosas: en mis cincuenta años he sufrido no pocas veces de manos de los hombres. De ellos he recibido arañazos y desagradecimientos, soledad e incomprensiones. Pero de ti nada he recibido sino una interminable siembra de gestos de cariño. Mi última enfermedad es uno de ellos.

Me diste primero el ser. Esta maravilla de ser hombre. El gozo de respirar la belleza del mundo. El de encontrarme a gusto en la familia humana. El de saber que, a fin de cuentas, si pongo en una balanza todos esos arañazos y zancadillas recibidos serán siempre muchísimo menores que el gran amor que esos mismos hombres pusieron en el otro platino de la balanza de mi vida. ¿He sido acaso un hombre afortunado y fuera de lo normal? Probablemente. Pero ¿en nombre de qué podría yo ahora fingirme un mártir de la condición humana si sé que, en definitiva, he tenido más ayudas y comprensión que dificultades?

Y, además, tú acompañaste el don de ser con el de la fe. En mi infancia yo palpé tu presencia a todas horas. Para mí, tu imagen fue la de un Dios sencillo. Jamás me aterrorizaron con tu nombre. Y me sembraron en el alma esa fabulosa capacidad: la de saberme amado, la de experimentar tu presencia cotidiana en el correr de las horas.

Hay entre los hombres -lo sé- quienes maldicen el día de su nacimiento, quienes te gritan que ellos no pidieron nacer. Tampoco yo lo pedí, porque antes no existía. Pero de haber sabido lo que sería mi vida, con qué gritos te habría implorado la existencia, y ésta, precisamente, que de hecho me diste.

Absolutamente decisivo el nacer en la familia que tú me elegiste. Hoy daría todo cuanto después he conseguido sólo por tener los padres y hermanos que tuve. Todos fueron testigos vivos de la presencia de tu amor. En ellos aprendí -¡qué fácilmente!- quién eras y cómo eres. Desde entonces amarte -y amar, por tanto, a todos y a todo- me empezó a resultar cuesta abajo. Lo absurdo habría sido no quererte. Lo difícil habría sido vivir en la amargura. La felicidad, la fe, la confianza en la vida fueron, para mí, como el plato de natillas que mamá pondría, infallablemente, a la hora de comer. Algo que vendría con toda seguridad. Y que si no venía, era simplemente porque aquel día estaban más caros los huevos, no porque hubiera escaseado el amor. Entonces aprendí también que el dolor era parte del juego. No una maldición, sino algo que entraba en el sueldo de vivir; algo que, en todo caso, siempre sería insuficiente para quitarnos la alegría.

A todo ello, ahora -siento un poco de vergüenza al decirlo- ni el dolor me duele, ni la amargura me amarga. No porque yo sea un valiente, sino sencillamente porque al haber aprendido desde niño a contemplar ante todo las zonas positivas de la vida y al haber asumido con normalidad las negras, resulta que, cuando éstas llegan, ya no son negras, sino sólo un tanto grises. Otro amigo me escribe en estos días que podré soportar la diálisis «chapuzándome en Dios». Y a mi eso me parece un poco excesivo y melodramático. Porque o no es para tanto o es que de pequeño me «chapuzaron» ya en la presencia «normal» de Dios, y en ti me siento siempre como acorazado contra el sufrimiento. O tal vez es que el verdadero dolor aún no ha llegado.

A veces pienso que he tenido «demasiado buena suerte». Los santos te ofrecían cosas grandes. Yo nunca he tenido nada serio que ofrecerte. Me temo que, a la hora de mi muerte, voy a tener la misma impresión que en ese momento tuvo mi madre: la de morirme con las manos vacías, porque nunca me enviaste nada realmente cuesta arriba para poder ofrecértelo. Ni siquiera la soledad. Ni siquiera esos descensos a la nada con que tú regalas a veces a los que verdaderamente fueron tuyos. Lo siento. Pero ¿qué hago yo si a mi no me has abandonado nunca? A veces me avergüenzo pensando que me moriré sin haber estado nunca a tu lado en el huerto de los olivos, sin haber tenido yo mi agonía de Getsemaní. Pero es que tú -no sé por qué- jamás me sacaste del domingo de Ramos. Incluso alguna vez --en mis sueños heroicos- he pensado que me habría gustado tener yo también una buena crisis de fe para demostrarte a ti y a mi mismo que la tengo. Dicen que la auténtica fe se prueba en el crisol. Y yo no he conocido otro crisol que el de tus manos siempre acariciantes.

Y no es, claro, que yo haya sido mejor que los demás. El pecado ha puesto su guarida en mí y tú y yo sabemos hasta qué profundidades. Pero la verdad es que ni siquiera en las horas de la quemadura he podido experimentar plenamente la llama negra del mal de tanta luz como tú mantenías a mi lado. En la miseria, he seguido siendo tuyo. Y hasta me parece que tu amor era tanto más tierno cuantas más niñerías hacía yo.

Presumir ante ti de persecuciones y dificultades. Pero tú sabes que, aún en lo humano, me rodeó siempre más gente estupenda que traidora y que recibí por cada incomprensión diez sonrisas. Que tuve la fortuna de que el mal nunca me hiciera daño y, sobre todo, que no me dejara amargura dentro. Que incluso de aquello saqué siempre ganas de ser mejor y hasta misteriosas amistades.

Me diste el asombro de mi vocación. Ser cura es imposible, tú lo sabes. Pero también maravilloso, yo lo sé. Hoy no tengo, es cierto, el entusiasmo de enamorado de los primeros días. Pero, por fortuna, no me he acostumbrado aún a decir misa y aún tiemblo cada vez que confieso. Y sé aún lo que es el gozo soberano de poder ayudar a la gente -siempre más de lo que yo personalmente sabría- y el de poder anunciarles tu nombre. Aún lloro -¿sabes?- leyendo la parábola del hijo pródigo. Aún -gracias a ti- no puedo decir sin conmoverme esa parte del Credo que habla de tu pasión y de tu muerte.

Porque, naturalmente, el mayor de tus dones fue tu Hijo, Jesús. Si yo hubiera sido el más desgraciado de los hombres, si las desgracias me hubieran perseguido por todos los rincones de mi vida, sé que me habría bastado recordar a Jesús para superarlas. Que tú hayas sido uno de nosotros me reconcilia con todos nuestros fracasos y vacíos. ¿Cómo se puede estar triste sabiendo que este planeta ha sido pisado por tus pies? ¿Para qué quiero más ternuras que la de pensar en el rostro de María?

He sido felíz, claro. ¿Cómo no iba a serlo? Y he sido felíz ya aquí, sin esperar la gloria del cielo. Mira, tú ya sabes que no tengo miedo a la muerte, pero tampoco tengo ninguna prisa porque llegue. ¿Podré estar allí más en tus brazos de lo que estoy ahora? Porque éste es el asombro: el cielo lo tenemos ya desde el momento en que podemos amarte. Tiene razón mi amigo Cabodevilla: nos vamos a morir sin aclarar cuál es el mayor de tus dones, si el de que tú nos ames o el de que nos permitas amarte.

Por eso me da tanta pena la gente que no valora sus vidas. Pero ¡sí estamos haciendo algo que es infinitamente más grande que nuestra naturaleza: amarte, colaborar contigo en la construcción del gran edificio del amor!

Me cuesta decir que aquí te damos gloria. ¡Eso sería demasiado! Yo me contento con creer que mi cabeza reposando en tus manos te da la oportunidad de quererme. Y me da un poco de risa eso de que nos vas a dar el cielo como premio. ¿Como premio de qué? Eres un tramposo: nos regalas tu cielo y encima nos das la impresión de haberlo merecido. El amor, tú lo sabes muy bien, es él solo su propia recompensa. Y no es que la felicidad sea la consecuencia o el fruto del amor. El amor ya es, por sí solo, la felicidad. Saberte Padre es el cielo. Claro que no me tienes que dar porque te quiera. Quererte ya es un don. No podrás darme más.

He querido hablar de ti y contigo en esta página final de mis Razones para el amor. Tú eres la última y la única razón de mi amor. No tengo otras. ¿Cómo tendría alguna esperanza sin ti? ¿En qué se apoyaría mi alegría si nos faltases tú? ¿En qué vino insípido se tornarían todos mis amores si no fueran reflejo de tu amor? Eres tú quien da fuerza y vigor a todo. Y yo sé sobradamente que toda mi tarea de hombre es repetir y repetir tu nombre. Y retirarme.

José Luis Martín Descalzo falleció pocos días después.

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scarlett
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MensajePublicado: Mie Oct 04, 2006 6:23 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bendiciones.

Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Jesús no tiene donde reclinar la cabeza
Lucas 9, 57-62. Tiempo Ordinario. Seguir a Cristo como nuestro modelo de vida.


Lucas 9, 57-62


Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré a donde quiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

En este dia, Señor, leyendo tu palabra, veo cuantas veces me has dicho "Sigueme" y yo he respondido "Dejame ir primero a enterrar a mi madre", "Dejame antes despedirme de los de mi casa"
Y has seguido tu camino y yo me he quedado con mi tristeza, con mi dolor, con mi ignorancia. Cuantas veces como a la mujer de Lot me has dicho: Sigue adelante, no voltees atras. Y al igual que ella, lo he hecho, convirtiendome en una mujer de sal. Cuantas veces como a Pedro me has dicho :" camina sobre las aguas" y me he hundido despues de dos o tres pasos aun cuando yo misma te he pedido el caminar sobre ellas.
Caminar sobre las aguas, trascender el dolor. Que dificil, Señor!!!
Seguirte sin preocuparme por donde reclinar mi cabeza al igual que tu, seguirte a donde tu quieras llevarme sin preocuparme de nada mas.
Cuando veo que eso es lo que tu deseas, entonces retrocedo, pensando en que vas a quitarme todo, cuando nada tengo realmente. Se que mi vida ha sido un caminar como el cangrejo: dos pasos adelante y uno atras.
Sin embargo, sabes cuan agradecida estoy contigo, Señor porque aun con mis tropiezos me permites seguirte, cuando siento que me pierdo, que tus huellas se han borrado, regresas en tus pasos por mi y me vuelves a tomar entre tus brazos como a tu oveja perdida. Gracias, Señor. Gracias mil veces.
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scarlett
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Registrado: 07 Jun 2006
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MensajePublicado: Jue Oct 05, 2006 5:45 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bendiciones.

Cita:
Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net
La mies es mucha y los obreros pocos
Lucas 10, 1-12. Tiempo Ordinario. Cristo necesita de nuestra ayuda, necesita de nuestra vocación de católicos.


Lucas 10, 1-12

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa." Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros." En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: "Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca." Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad.



Señor: Cuanta razon tienes al decir : "La mies es mucha y los obreros pocos"!
Cuantas veces yo misma he pensado que solo los sacerdotes y religiosas son los encargados de propagar tu palabra? Cuantas veces he pensado que todo lo bueno o malo que hay en la iglesia es solo a causa de los sacerdotes y religiosas? que yo no tengo ninguna responsabilidad. Ellos son los llamados. Ellos....yo no
Si las cosas no marchan, ellos son responsables. Ellos....yo no.
Yo solo me contente por mucho tiempo con ir a misa, oir al padre, cumplir con estar ahi en la iglesia y ya. Despues, ni eso...
Hasta ahora que he regresado. Sin embargo, me he dado cuenta que no solo son ellos los responsables de llevar tu mensaje. Tambien yo.
Tambien yo, tambien a mi me mandas predicarlo. Con mis acciones, en mi vida, siendo un testimonio VIVO de tu palabra. Como tambien se menciona en el comentario para meditar, haciendo referencia a los Discipulos de Emaus, yo era como ellos, Señor. Contentandome con ser un observador mas, un critico mas algunas veces, sin ser participe.
Cuando al salir de la misa, me voy tan tranquila a mi casa y no me vuelvo a acordar de ti hasta el siguiente domingo, soy como los discipulos de Emaus que una vez crucificado tomaron camino a su casa y " la historia se acabo..." y no es asi.
Despues de misa, debo llevar esa palabra a mi casa, debo seguir meditando en ella, debo seguir buscando tus mensajes de amor y de salvacion.
Permite, Señor que pueda ser un testigo mas tuyo, un testigo de tu inmenso amor, dando testimonio con mi vida de tu palabra.
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scarlett
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MensajePublicado: Vie Oct 06, 2006 8:41 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bendiciones.

Autor: José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net
Ciudades incrédulas
Lucas 10, 13-16. Tiempo Ordinario. Creer en los milagros que Cristo va cumpliendo cada día de nuestra vida.


Lucas 10, 13-16

«¡Ay de ti, Corazin! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! «Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».

Cuantas veces he leido este capitulo? Varias.
Cuantas veces lo he oido? Varias
Sin embargo, hasta hoy, gracias al comentario del Evangelio Comentado, me di cuenta de lo que realmente significa. Cuantas veces he leido la Biblia "por encimita", sin meditarla? Sin leerla como si me estuviera hablando a mi? Porque ahora veo, me habla a mi directamente.
No al vecino, no a mi hijo, no a.... sino a mi.
Cuantas veces he visto actuar a Dios en mi vida y mis agradecimientos no han sido suficientes?
Es cierto que siempre tengo en la boca "Gracias a Dios" cuando algo bueno me pasa, pero no es igual cuando algo no tan bueno me sucede.
Dios sabe que siempre le he agradecido todo lo que me ha dado. Me ha dado tanto!!! Cuantas veces he estado "en el fondo"? Y El me ha rescatado. Cuantas "casualidades" han pasado en mi vida? Cuantos pequeños milagros por los cuales agradecerte, Señor!!!
Cura a enfermedades, la recuperacion de una casa cuando por mis errores perdi una, el tener dos hijos maravillosos que tienen la posibilidad de estudiar, el tener un esposo que gracias a Ti, tiene un trabajo que nos de la posibilidad de cubrir nuestras necesidades, el que mi esposo, mis hijos y yo formemos una familia unida, el ver a mis familiares cada vez mejor, el tener la dicha de contar aun con mis suegros, mis cuñados, mis sobrinos, mis hermanos.
Tanto que tengo que agradecerte, Señor.
Ha habido malas es cierto, pero es mas, mucho mas las razones de agradecimiento.GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
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roberto viera gonzalez
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MensajePublicado: Sab Oct 07, 2006 7:11 am    Asunto: En el día de Ntra. Sra. la Virgen del Rosario
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Scarlett. ¡Bravo! ¡Bravísmo! ¡Colosal! Urge que todos los católicos nos unamos al Santo Evangelio del día. El principe de las tinieblas nada puede hacer frente a este escudo magnífico que es la luz que nos entrega El Espíritu Santo a través del escudriñamiento de La Santa Palabra. El Evangelio de hoy me hizo pensar a mí en dos palabras: Virginidad y Vanidad. En María y su opción por la Toda Virginidad. Cariños hermana mía.
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me interesan los temas sobre santidad
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scarlett
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MensajePublicado: Mar Oct 10, 2006 1:04 am    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien

Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
El buen samaritano
Lucas 10, 25-37. Tiempo Ordinario. Amar al prójimo no es muy fácil, porque requiere darse a los demás.


Lucas 10, 25-37

Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?» El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás». Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, cercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».



Esto todavia me cuesta trabajo, Padre.
No el aceptar al buen samaritano. Eso no, aun cuando no profese mi misma religion, a la gente de buena voluntad no me es dificil aceptarla. Ha habido gente que me ha tendido la mano cuando estuve en mis peores momentos, siempre ha habido un instrumento de Dios cerca que me ha levantado cuando estoy caida. A esos no me cuesta amarlos. Pero a los que no "me caen bien" o no les caigo bien, Que dificil, Señor!
    Te ofrezco, Señor mi antipatia hacia la gente escandalosa que me platica chismes de los demas.
    Mi antipatia hacia la gente que no me saluda o no responde a mis saludos, no por que no me vea sino por sus propias razones.
    Mi antipatia por la gente que viviendo cerca de mi, no sabe o no quiere ver mis intentos por acercarme a ellos.
    Mi antipatia por la gente que hizo todo lo posible por no tenerme cerca en mis diferentes empleos.
    Mi antipatia por la gente que aun poniendo toda mi buena voluntad, hace a un lado mis esfuerzos.
    Te ofrezco esto, Señor. Transformalo en aceptacion, Señor. Cada quien tiene sus razones en actuar como lo hace. Sana mi corazon, Señor de estos rencores. Es cierto como dice tu palabra: " La cizaña y la hierba crecen juntos".
    Dame discernimiento, Señor para acercarme a la hierba y alejarme de la cizaña.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.
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MensajePublicado: Mar Oct 10, 2006 4:03 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

Cita:
Autor: José Fernández de Mesa | Fuente: Catholic.net
Marta y María
Lucas 10, 38-42. Tiempo Ordinario. Volvamos a dar el justo valor y tiempo a la vida interior.


Lucas 10, 38-42

Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».


Reflexión


Jesús iba con placer a Betania, y se sentía como en su casa. Marta, que se dedica con empeño a las faenas de casa, está tan absorta en servirlo atentamente que no encuentra el tiempo de gozar su compañía. En cambio, María prefirió sentarse junto a él para escuchar sus enseñanzas. Jesús no quiere ser juez entre Marta y María: no manda a la primera que se siente a escucharle, ni a la segunda que se levante a ayudar a su hermana. Él les es amisto, pero aprovecha la ocasión para ofrecer un consejo siempre válido: en nuestra peregrinación terrenal conviene sólo preocuparse de escuchar la palabra del Dios, y respetar sus enseñanzas con nuestras obras.

¿Qué cuenta más, escuchar a Dios o trabajar por Él? ¿La vida activa o la vida contemplativa? "Una sola es la cosa de que hay necesidad." Vida activa y contemplativa no están en contraposición así como Marta y Maria, son" hermanas." Cada fiel cristiano, en el estado de vida que le es justo, tiene que aprender a ser contemplativo en el actuar y activo en la contemplación. El Maestro nos enseña que no es necesario preocuparse excesivamente por las "obras de Dios", si nos llevan a no tener tiempo para estar y para dialogar con el "Dios de las obras." Si primera no hablamos con Dios, ¿cómo podremos hablar luego de él a los otros? A menudo nos sentimos metidos en este conflicto: entre mil urgencias y contingencias, creemos no tener tiempo que dedicar a la oración, para hablar con nuestro Padre bueno. Volvamos a atribuir el justo valor y el justo tiempo a la vida interior.


Padre: Cuando abro mi mente, mi corazón al mensaje de Cristo, puedo sentir como si cada palabra fuera escrita para mí. Así, he sido muchas veces Martha, siempre hacendosa, siempre llena de cosas que hacer, siempre con nuevos proyectos que realizar, preocupada por mis problemas y por los problemas de los demás, haciéndolos mios y cargándolos como si fueran mi propio equipaje. Cargando una maletota cuando mi equipaje es una simple mochila al hombro. Y no es porque esté mal ayudar a otros con sus problemas o ayudarlos a sostenerlos, sino que casi siempre he salido desilusionada, herida. Porque siempre busqué el reconocimiento no la alabanza, sino el cariño y aceptación de los demás y ése no debe ser el motivo de dar. Sino el dar por el hecho de hacerlo, sin buscar nadamás que el ayudar al otro. Para mí se volvió un querer compartir con los demás y no todo mundo sabe lo que es eso y ahi nació mucho de mi sufrimiento. Me faltó ser como María, sentarme a los pies de Cristo a oirlo, a dejarlo entrar en mi corazón y oirlo y dejarme amar por El. He mendingado tanto amor en tantos lados, menos adonde debí. Y en Cristo no se vuelve mendicidad, con El no es necesario mendigar nada, porque El se da todo, se entrega a mí, simplemente necesito sentarme, oirlo, unirme a El en una oración de agradecimiento a tí, Padre. No necesito más. Pemíteme, Padre. Oir más tu mensaje, sentarme a sentir tu amor, dejarlo entrar en mí y a no seguir mendingando cariño, cuando tú todo lo llenas. Por Cristo, mi Señor. Amén.
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MensajePublicado: Mie Oct 11, 2006 6:53 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.
Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Jesús enseña el Padrenuestro
Lucas 11, 1-4. Tiempo Ordinario. Aprendamos a apreciar esa oración que Cristo nos enseñó. Es de un mensaje inigualable.
Lucas 11, 1-4


Un día Jesús estaba orando y cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos». El les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación».


Reflexión

Muchas veces he contemplado la escena de una madre en la iglesia. Ella arrodillada, después de la comunión tiene a un lado a su hijito. Éste de repente la interrumpe con una pregunta: Mami, ¿qué estás haciendo? La respuesta no se hace esperar: Rezar, hijito. Si esto sucede dentro de una familia, ¿qué no habrá pasado en el grupo de los apóstoles?

Los apóstoles habrán visto rezar muchas veces a Cristo. Les ha cautivado su manera de relacionarse con su Padre. Por eso, cansados de sólo ver, le hacen la pregunta del millón: "¿puedes enseñarnos a orar como lo hizo Juan con sus discípulos?" ¡Qué gracia hemos tenido con esa respuesta! ¡Poder hablar con Dios de forma directa y llamándolo "Padre".

Aprendamos a apreciar esa oración que Cristo nos enseñó. Es de un mensaje inigualable porque con ella podemos hablar a Dios pidiéndole lo que más necesitamos: "danos pan, perdónanos, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal". No tengamos miedo de repetirla en nuestros corazones en los momentos de dificultad. En ella está la paz del alma. Es un pequeño sacrificio, pero vale la pena aprender a orar.


Padre: En éste tiempo en que estoy aprendiendo a reencontrarme contigo, son pocas las veces que me refiero a tí llamándote "Padre". a pesar de decirlo tantas veces como he orado el Padrenuestro; sólo hasta hace poco me he dado cuenta de lo que realmente significa el llamarte de ésta manera. Es el reconocer que soy tu hija realmente, siempre lo he sabido, lo he sentido, pero el reconocerlo no es fácil. Tal vez porque me acostumbré a verte como algo lejano, no cercano a mí y a mi vida. Apesar de reconocer que siempre estás conmigo. Tal vez porque el hacerlo es reconocer que Cristo es mi hermano tal y como él lo proclamó y a veces no se siente uno digno de tal nombramiento. Me he sentido tan indigna de ser llamada así que se volvió solo una forma de orar, una forma de decir, pero no de "sentir". Como si fueras un mago que mueve su varita cada vez que tengo un deseo o una necesidad y no eres éso, eres realmente mi Padre, mi creador, con el que muchas veces me disgusto, muchas veces me entristesco pero que sé que está siempre conmigo. Como un padre bueno, misericordioso, pero tambien enérgico. Siempre te he pedido en mis necesidades, siempre te he agradecido en mis alegrías, pero pocas veces te he llamado Padre. Poco a poco he ido dándome cuenta de que así es como debo llamarte porque eso eres realmente. Y a pesar de eso, siempre respondes a mis ruegos de pan, de protección, de amor. Gracias, Padre.
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MensajePublicado: Jue Oct 12, 2006 8:48 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Parábola del amigo inoportuno
Lucas 11, 5-13. Tiempo Ordinario. Dios es un Padre que quiere siempre lo mejor para nosotros.


Lucas 11, 5-13


Les dijo también: «Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: "Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle", y aquél, desde dentro, le responde: "No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos", os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite». Yo os digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!»


Reflexión


Ningún padre de familia busca lo peor para sus hijos. Al contrario siempre le dará lo mejor. Por eso trata de encontrar la mejor escuela para que su hijo sea bien educado, los mejores medios para que aprenda a ser un hombre, no lo dejará a la merced del viento; trabajará mucho tiempo para darle esa atención escolar y llegue a superarse.

Dios, para nosotros es un Padre. Él quiere siempre para nosotros lo mejor. Nos da lo que a Él siempre le parece lo mejor, no lo que a nosotros nos gustaría que fuera lo mejor. Igual que con nuestros hijos, Dios Padre quiere que cada uno de nosotros llegue a ser un hombre. Por eso, cuando nos parecen dolorosas algunas situaciones es porque los caminos de Dios no son nuestros caminos.

Recordemos el refrán: "quien bien te quiere te hará llorar...", en Dios es verdad, porque Él nos ama tanto que ha dado a su propio Hijo para que nos salvara del pecado. ¡Seremos tan ciegos para no ver este don tan maravilloso del amor de Dios a nuestras almas.

Pidamos la gracia de aprender a apreciar el valor del Crucifijo, allí vemos el amor de Dios por nosotros, y lo único que tenemos que hacer nosotros en esta vida es amarle como correspondencia.

Padre: Cuando leí por primera vez ésta cita, no alcancé a entender su significaco por completo. Cuántas veces por temor, por "respeto humano", por el qué dirán no me atreví a tocar de noche alguna casa teniendo una necesidad aún teniendo amigos que seguramente no me dirían "mis hijos y yo estamos acostados..." Muchas veces igual no me he acercado a tí a pedirte por mis necesidades y aún así me has sostenido; muchas veces cuando en vez de un pez recibo una culebra no es porque yo halla pedido un pez, sino porque no pedí o porque pedí sin fé, esperanza y caridad. Es tan importante pedir, Señor. Aún no pidiéndote me das, aún no pidiéndote solucionas mis problemas porque conoces mi corazón, porque sabes de ellas, pero te entristeces cuando no te pido por ellas y más cuando no te agradezco. Claro, si no te pedí cómo voy a agradecerte, si muchas veces creí que era yo la que solucionaba las cosas. Gracias, Señor por las veces que me has dado sin pedir porque cuando te he pedido me has dado lo necesario y de más.
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MensajePublicado: Mie Oct 18, 2006 9:52 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

Cita:
Autor: Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Misión de los setenta y dos Lucas 10, 1-9. Fiesta San Lucas, evangelista. Modelo de entrega en la predicación del Evangelio hasta la muerte
Lucas 10, 1-9

En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa." Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros."


Reflexión

San Lucas fue compañero de San Pablo en sus viajes apostólicos, como él mismo escribió en los “Hechos de los apóstoles”. En el evangelio de hoy, Cristo manda a sus discípulos de dos en dos a predicar el mensaje del Reino de Dios. Dios nos ha hecho por tanto sus evangelizadores, los mensajeros de la Buena Nueva que Cristo ha traído a este mundo.

Para tal misión Dios ha querido elegir en este mundo a unas personas para que anuncien su palabra y, con su ejemplo, den testimonio de la venida de Cristo. Seguro que yo también soy una de esas personas elegidas por Dios.

Ahora bien, Dios nos advierte que nos manda en medio de lobos, porque el mundo en el que nos toca vivir y predicar la palabra de Dios, muchas veces se cierra al mensaje cristiano de la verdad y del amor. Anunciemos por tanto la paz que Dios ha venido a traernos hace 2000 años, pero que nosotros hemos de renovar todos los días; conseguir que todas las personas que nos rodean sientan en sí la redención que nos ha traído Cristo en el misterio de la Encarnación.

San Lucas, modelo de entrega a la predicación del Evangelio hasta la muerte, sea quien nos ayude a llevar a todas las almas al conocimiento de Cristo, para conseguir la paz de nuestras almas.

Que María, nuestra Madre, lleve a Jesús todas nuestras intenciones de ser mejores portadores del Evangelio.


Padre: Cuánta sabiduría hay en tu Palabra!! Cuántas veces he leído algunos capítulos y cada vez encuentro un sentido más amplio de tu mensaje. Como se comenta también en la reflexión del día, nuestra misión es evangelizar, llevar la buena nueva, ser mensajeros tuyos llevando el mensaje de tu paz, de la Paz de Cristo siendo ejemplo de ella.
Como pide San Francisco en su oración: "Señor, hazme instrumento de tu paz". Muchas veces no querrá ser oída, y en ésos momentos, no permitas que me ofuzque, si es bienvenida bien, si no lo es, ésta paz simplemente se regresará a mí. No permitas que vaya de casa en casa, sino que permanesca en la casa que me has mandado, desarrollando la labor para la que me has enviado. Cuántas veces me "distraigo" o me "disperso" en algo que no vale la pena, olvidándome de lo realmente importante. Gracias, Señor por iluminar mi mente, permíte que sea congruente con mi forma de actuar , con mi corazón y mi boca.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
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MensajePublicado: Jue Oct 19, 2006 8:34 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.
Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
¡Ay de ustedes, si son como los fariseos!
Lucas 11, 47-54. Tiempo Ordinario. Ser hombres verdaderamente rectos y coherentes con lo que tenemos que hacer.

Lucas 11, 47-54

En aquél tiempo, dijo el Señor: ¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron! Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis. Por eso dijo la Sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán, para que se pidan cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció entre el altar y el Santuario. Sí, os aseguro que se pedirán cuentas a esta generación. ¡Ay de vosotros, los juristas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido.
Y cuando salió de allí, comenzaron los escribas y fariseos a acosarle implacablemente y hacerle hablar de muchas cosas, buscando, con insidias, cazar alguna palabra de su boca.

Reflexión

A Cristo no le gustan los hipócritas. Suena muy dura esta palabra, pero es así como él mismo llama a los fariseos. No le gustan porque hacen muchas cosas para ser vistos, pero no han llegado a interiorizar lo que dicen, quedando sus obras vacías de sentido.

Nosotros podemos hacer muchas cosas, olvidándonos de que hay cosas más importantes. Éstas son las interiores, el hacer pero porque Dios nos lo pide, no para ser vistos como aquellos fariseos. Pero no debemos olvidarnos que los hombres somos frágiles y que podemos caer en cualquier momento.

Pidámosle a Cristo que nos enseñe a ser hombres verdaderamente rectos y coherentes con lo que tenemos que hacer, así llegaremos a vivir con madurez todos nuestros actos, y seremos bendecidos por Dios con creces en nuestro trabajo.


Padre Eterno:
Gracias por permitirme ver un poco más allá de lo escrito, por permitirme ver el mensaje tan hermoso que es toda tu palabra, un mensaje de amor a pesar de que puede parecer a veces duro. Permíteme ver más allá de las apariencias. Aún cuando me duela aveces que me llames "fariseo" o "jurista", porque yo he sido así, cuántas veces he juzgado a otros duramente sin tratar de ver através de sus malas acciones o sus ropas o su condición económica a un ser humano necesitado de amor. Cuántas veces yo he sido como ese "fariseo" que cree que únicamente con limosnas o con beneficiencia acallo mi conciencia, con lo externo, con el culto, con tener una conducta aparentemente intachable y condenar a los que no hacen lo mismo que yo. Perdón por todas éstas veces que he juzgado, que he acusado y que no he tendido mi mano para ayudar, no para "lucirme", ni siquiera porque lo diga una ley, sino por Amor. O cuántas veces he ayudado de corazón pero queriendo que se hagan las cosas a mi manera, porque mi manera es la mejor forma de hacerlo? Perdón por todas ésas ocasiones en que trate de imponer mi forma de pensar sin tomar en cuenta a los demás. Permíteme ser cada día más coherente en mi forma de ser. Permíteme aceptar cuando me llames "hipócrita" para darme cuenta de que no es correcto lo que hago.
Cita:
Les invito a abrir el Evangelio y a descubrir eso que Cristo quiere ser para ustedes, Él quiere ser tu amigo, tu compañero, tu vida, tu camino...”
Comenta el P. Mariano de Blas en la Reflexión de hoy. Permíteme aceptar a Cristo como el quiere que lo acepte. Como amigo, como compañerao, como mi vida, como mi camino. Amén.
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scarlett
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MensajePublicado: Sab Oct 21, 2006 5:16 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien

Cita:
Autor: P. Luis Gralla | Fuente: Catholic.net
El Espíritu Santo les enseñará
Lucas 12, 8-12. Tiempo Ordinario. Para ello, el alma debe recogerse, escuchar su voz y seguir con docilidad sus inspiraciones.

Lucas 12, 8-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios. Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué os defenderéis, o qué diréis, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo que conviene decir.

Reflexión

El mundo necesita testigos de Cristo y de su Evangelio. Necesita santos. Y el maestro que nos va guiando hacia esta meta es el Espíritu Santo. Es Él quien nos enseña cómo ser seguidores auténticos de Cristo. Nos da también la fuerza y el valor para ser heraldos del Evangelio ante los hombres.

Pero, ¿cómo aprender del Espíritu Santo? ¿Cómo escuchar su voz en nuestro interior, en un mundo lleno de ruidos? Es posible que sepamos de memoria los resultados de los últimos Juegos Olímpicos, o las novedades de la moda o la política, pero para nosotros el Espíritu Santo puede ser aún ese gran desconocido. Hay que aprender a escucharle en el silencio de nuestra alma, en la celebración de la liturgia, en la lectura atenta del Nuevo Testamento, en los escritos del Papa y de los santos.

El Espíritu Santo debe ser para nosotros un amigo, un socio con el que queramos tratar el negocio de nuestra salvación. Para ello, el alma debe recogerse, escuchar su voz y seguir con docilidad sus inspiraciones. Son inspiraciones sencillas, que exigen poco a poco una mayor entrega y fidelidad a Dios.

Pero en esta exigencia encontramos también el camino de nuestra felicidad. Dios sabe perfectamente qué nos conviene, y nos lo comunica a través de su enviado, nuestro colaborador, el Espíritu Santo.


El mundo necesita Santos. Qué cierto es ésto. Ahora que he empezado a entender tu palabra, Señor, me doy cuenta cuántas cosas he hecho mal sin darme cuenta. Cuánto tiempo he perdido admirando o compartiendo con personas que no lo merecen, mi atención. El día de ayer, estaba viendo la televisión y me dí cuenta cómo muchos de las gentes que participan ahí hacen y dicen cosas tan equivocadas y la gente se lo festejamos, como a los niños que no saben lo que hacen y se portan mal y se los festejamos porque son chiquitos, no nos damos cuenta que no es correcto porque damos un doble mensaje. Por ejemplo, cuántos de ésas personas viven con muchas parejas, se divorcian, se juntan, vuelven a separarse y ellos por ser tan públicos tienden a ser modelos de los que no conocen bien tu palabra. Qué equivocados estamos en permitir que suceda ésto. Pareciera que es normal que sucedan tantos divorcios, tanta gente que se separa y se junta, que se droga, que vive en una contínua parranda y que "vende" ésa imágen y la genta la "compra". Es cierto que se necesita diversión, pero diversión sana. Y además cuántos de ellos además se burlan de Dios, de su poder creyendo que basta con que el público los aplauda, que se deben a su público, ésto es cierto, porque cobran un salario de ellos, pero no lo es, porque como figuras públicas tienen una responsabilidad, no pueden alentar comportamientos tan malos para la sociedad. No es que sea mojigata, ni que me gustaría que se acabara la diversión, pero promueven la promiscuidad, el tener hijos por donde quiera. Dudo mucho que en ése medio haya santos, por lo menos no conosco ni uno. No toda la gente es así, por supuesto, pero la mayoría y a los que les va mejor econ­ómicamente sí, y la juventud y la niñez crecen con la idea de que el éxito es el tener dinero, en ser como ellos. Señor, evita que nuestra juventud y nuestra niñez sigan ésos ejemplos que sólo llevan a la perdición de su alma. Permite que tu Espíritu Santo sea oído por más jovenes y niños que son nuestra esperanza por un futuro mejor, dales discernimiento para que sepan diferenciar entre los ejemplos buenos que llevan a tí y los ejemplos malos que los llevan a perderse. Abre sus oídos y su corazón, Señor. No dejes que se pierdan nuestros niños ni nuestros jovenes.
Cita:
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
María, eres mi madre y mi maestra
Es María Santísima quien me abre la puerta del Corazón de Jesús. Quien me enseña a amarlo
Comenta el P. Mariano en la Reflexión diaria que María es nuestra madre y el camino más corto para llegar a Cristo y es verdad. Qué ejemplo mejor que ella, que aceptó la voluntad de nuestro Padre. "Hágase en mí según tu voluntad", María ejemplo de humildad y aceptación. Lo dicen las Escrituras, cuando Dios le dijo a la serpiente: "Haré que haya enemistad entre tí y la mujer, entre tu descendencia y la suya.Ella te pisará la cabeza mientras tú herirás su talón". Con éstas palabras, Dios aseguró nuestra victoria, pues al aplastar la cabeza de la serpiente se le da muerte, mientras que al herirnos el talón no. Dios nos ama tanto que aún dentro de la penitencia que impuso a nuestros primeros padres, les aseguró la victoria contra el mal. Esa victoria vino con la aceptación de María, con su humildad. El pecado vino por la desobediencia y la soberbia. La salvación con la obediencia y la humildad. Jesús. Y María porque como criatura de Dios tuvo la humildad y la obediencia "Haced lo que El les diga" les indicó en las Bodas de Canaan. Que éstos ejemplos sean los que cundan, Señor.
Que tu Espíritu Santo guíe a ésta humanidad tan necesitada de tí, Señor, de tu paz y de tu amor. Amén.
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roberto viera gonzalez
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MensajePublicado: Dom Oct 22, 2006 8:01 am    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Gracias, querida Scarlett. Ya nos veremos en el cielo y nuestra dicha será inmensa y eterna. Sin altos ni bajos. Nos encontaremos con Epulón y también con Lázaro. Y veremos que todo, absolutamente lo que leímos en el Evangelio era verdad. Nos pasearemos por doquier. disfrutaremos de la mano. Veremos a nuestros que ya se marcharon. tendremos visa especial para trajinar por todo el cielo. Nos dejes ningún día de leer el Evangelio y publícalo, grítalo al mundo. Es la buena nueva siempre, cada día. ¡que tengas un lindo domingo, querida amiga!
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monik
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MensajePublicado: Dom Oct 22, 2006 1:43 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Felicitaciones Scarlett, hoy es día de las misiones y lo haz estado realizando muy bien, te haz dado cuenta de todo lo que haz avanzado desde que entraste a los foros? hace mucho tiempo tenía ganas de decírtelo pero aprovecho este día, que lindo llevar la Palabra de Nuestro Señor. Dios te bendiga.
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scarlett
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MensajePublicado: Jue Oct 26, 2006 3:20 am    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cumple tu misión en la vida. Qué difícil me parece ésto ahora. Qué fácil me pareció siempre. Aveces cuando voltéo, me pongo a pensar cómo es posible que fuera tan feliz. Me has dado tanto, Señor. Las veces que me ha ido mal, ha sido por mis errores, siempre lo he sabido, nunca te he culpado. Siempre supe cuál era mi misión en la vida. Ser feliz y ayudar a los demás a ser felices. Sólo que antes pensaba que era por mis méritos, ahora sé que no es así, que siempre me has llenado de dones, de bendiciones, sólo porque tu misericordia es mucha. Aún ahora sigues haciéndolo a pesar del ambiente tan hostil en que vivo. Gracias, Señor por ser mi sostén, Gracias, Señor porque no me dejas caer. Muéstrame el camino a seguir aquí, Señor. Siempre disfruté mi trabajo de costurera, ahora no, se me hace cada día más pesado, no le hallo satisfacción, no me llena. Cada vez que tengo que coser sufro, en vez de disfrutarlo como antes en que me satisfacía, en que gozaba viendo en mis clientas su contento, en ver mi trabajo en otros. Pareciera que al trabajar, me recargara de "pilas", mi carácter mejoraba, siempre me ha gustado cantar cuando trabajo, cuando como, me gusta disfrutar. Aquí no puedo. Muchas veces pienso en regresar a mi tierra, sin embargo te agradezco el que mi esposo tenga trabajo, el que mis hijos tengan la oportunidad de estudiar, te agradezco Señor por tus bendiciones y perdóname por no disfrutar lo que me das, simplemente ya no quiero coser más, he tenido tan malas experiencias con la gente de aquí que ya no quiero trabajar para ellos. Muéstrame el camino, Señor. Sigue sosteniéndome, por favor. No me dejes caer. Sigue sosteniendo a mi esposo y sigue protegiendo a mis hijos. Gracias, Señor por tu bondad, perdón por no disfrutar mi trabajo y ayúdame a perdonar la mala voluntad de la gente.
Cita:
Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
Fiel y prudente a la Voluntad de Dios
Lucas 12, 39-48. Tiempo Ordinario. Cumple tu misión en la vida, Cristo te acompaña.

Lucas 12, 39-48

Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre». Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?» Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: "Mi señor tarda en venir", y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. «Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.

Reflexión

Uno de los aspectos más chocantes del cristianismo es su concepción de la vida como una misión. En el cristianismo no rige eso del «come y bebe que la vida es breve» ni el «vivir a tope» entendido como aprovechar cada instante para conseguir más placer y más bienestar.

Cristo nos presenta la vida como una misión: «estar al frente de la servidumbre para darle a tiempo su ración» de la cual tendremos que dar cuenta. La vida es una misión. Venimos a la tierra para algo, y ese algo es tan importante que de él depende la felicidad eterna de otras personas. Ese «dar de comer a la servidumbre» es el testimonio que Cristo quiere que durante el tiempo que tiene dispuesto concederme en la tierra. El famoso psiquiatra vienés Víctor Frankl, cuando habla de los casos que se le presentan de enfermos con depresión que ya no encuentran ninguna razón para vivir, que no esperan nada de la vida ni del mundo, se percata de que quizás puede faltar una pregunta esencial y es preguntarse acerca de qué espera el mundo de mí.

Porque, aunque tengamos razones para abandonar no tenemos razón, pues la vida espera algo de nosotros y tenemos una misión en este mundo. Una misión que lleva nuestro nombre y nadie más puede hacer. Si no la hacemos nosotros nadie lo va a hacer. Hemos de descubrir cuál es nuestro camino y cuál es nuestra misión. La salvación del mundo y de las almas tienen muchos matices, la gracia es única pero las formas de alcanzarla son múltiples, por eso nuestra existencia no es casual, ni insignificante.

Tenemos que salvar el mundo, sí, pero ¿cómo?, cada uno de una forma diferente que ha de descubrir con la oración y la lucha.

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MensajePublicado: Vie Oct 27, 2006 12:17 am    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

Cita:
Autor: P. Luis Gralla | Fuente: Catholic.net
No he venido a traer paz
Lucas 12, 49-53. Tiempo Ordinario. Cristo nos da la paz que necesitamos para amar a los demás.

Lucas 12, 49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! ¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división. Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.


Reflexión:

Cuando se ha entendido que la esencia del cristianismo se halla en la Caridad, en el apasionado amor a Dios y sus cosas, estas palabras del Señor no deberían sonar extrañas o contradictorias. ¡Fuera de esto sino todo lo contrario! Es más, Cristo está empleando un lenguaje contradictorio en apariencia para dar a entender precisamente en qué consiste el verdadero amor a Él. Sí, porque el amor, realmente como lo ha de entender el cristiano está muy lejos de ser un diluido sentimiento de afecto, bonito y pasajero como una flor de primavera.

Más bien es como el fuego que a la vez lo enciende todo y va consumiendo una y otra cosa; es algo que se extiende, que tiende por su naturaleza a expandirse con calor, con pasión y que divide a los corazones fríos y mezquinos que nada más piensan en llenar sus pobres pretensiones. Así es la caridad. Ese es el fuego que Cristo espera arder en los corazones de los que le amen.

Están, por tanto, muy lejos de ser sus palabras interpretadas con la literalidad de la carne. Hay que haber experimentado el fuego de su amor para entenderlas correctamente.

Pidamos, por tanto, el don de la caridad, de un amor apasionado a Cristo que traiga la guerra a las fuerzas que quieren destruir la verdadera paz en la tierra. Pidamos saber amar hasta ser incomprendidos por los egoístas de nuestro mundo. Pidamos vivir en estado de lucha, en la lucha del que cree en la fuerza del amor y consigue que el mayor número de seres humanos conozca a ese Dios que se entregó por ellos por puro amor. En esto conocerán los demás que somos de Cristo. Y a tener confianza en Él. Porque el amor siempre logrará la victoria definitiva sobre el pecado y la muerte.



Es tan difícil entender éste capítulo, pareciera que Cristo nos envía a pelear con nuestra misma gente. Sin embargo es cierto. No todos pensamos igual, sin embargo sí podemos amar a pesar de nuestras diferencias. Cuántas veces por "respeto" no decimos lo que pensamos francamente, aceptamos situaciones que no están bien simplemente por el "qué dirán" Cuando realmente amamos a alguien lo aceptamos como es, podemos decirle las cosas sin querer dañar, sin resentimientos, sin orgullos. Este conocimiento sólo lo da Cristo, en El no hay mentira, en El no hay nada oculto. "Amaos como yo os he amado" "Yo soy el camino, la Verdad y la Vida". Sólo tengo que confiar en El. Solamente.
Aveces pierdo el camino, Señor, aveces dudo, todavía busco el reconocimiento de la gente, todavía busco la aceptación de las personas. Estoy tan acostumbrada a vivir en sociedad que aveces se me hace difícil coordinar la forma de vivir de la sociedad con la forma correcta porque no siempre es aceptada por los demás, porque el camino de Cristo no es un camino de dinero, de lujos, de falsas alegrías, sino un camino recto, de trabajo, de esfuerzo, de verdad, de alegría sincera, de compartir.
Permíteme seguir por tu camino, Señor. Gracias por tu bondad.
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roberto viera gonzalez
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MensajePublicado: Vie Oct 27, 2006 7:42 am    Asunto: Saludos querida scarlett.
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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¡Qué bello lo que has escrito hoy! yo no tengo ese coraje que veo en otros seguidores de Jesús. Hoy mismo leía a José en la página de www.bibliotecasvirtuales.com (espiritualidad) como enfrentaba a un agnóstico. Tienes mucha razón. Yo también busco el reconocimiento de la gente, y es así donde el diablo saca grandes dividendos con nuestra alma. Yo leo tu comentario con un día de atraso, pero igual me sirve mucho.Qué Dios te bendiga, Scarlett.
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scarlett
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MensajePublicado: Vie Oct 27, 2006 2:46 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.
Cita:

Autor: P. Luis Gralla | Fuente: Catholic.net
Los signos de los tiempos
Lucas 12, 54-59. Tiempo Ordinario. Los tiempos cambian pero las palabras de Cristo y de su Iglesia, permanecerán eternamente.
Lucas 12, 54-59

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: "Va a llover", y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: "Viene bochorno", y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?
Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.

Reflexión:

El Concilio Vaticano II supuso una lectura de los “signos de los tiempos”. Cambiaron muchas cosas: liturgia, costumbres, lenguaje, etc. Eran necesario adaptarse a la realidad del siglo XX. La Iglesia supo discernir los acontecimientos y se adaptó. Suprimió lo innecesario, profundizó en lo esencial y estableció un diálogo más estrecho con las ciencias humanas y las otras realidades religiosas.
Pero había cosas que no podían cambiar: el Papa sigue siendo el Vicario de Cristo en la tierra; en la Eucaristía está verdaderamente presente Cristo Jesús y la caridad sigue siendo el mandamiento nuevo. No hay lugar a dudas. Los tiempos cambian pero las palabras de Cristo y de su Iglesia permanecen y permanecerán eternamente. ¿Somos capaces de leer los signos de los tiempos, de discernir lo esencial de lo accidental? ¿Somos de los cristianos que conocen la solidez de la doctrina del Señor y la ponen en práctica? ¿O estamos cayendo en el error de los que dicen conocer los signos de los tiempos pero luego dan cabida en sus vidas a comportamientos que dicen mucho de una verdadera pertenencia a la Santa Madre Iglesia? De allí la sabia recomendación de Cristo: vivir con justicia, saber dar a Dios lo debido y a los hombres.
Y en el corazón de tal justicia, que está lejos de ser una legalista y fría justicia humana, encontramos el perdón y la misericordia. Si falta el ingrediente del perdón, para obtener la conversión del corazón; si falta la virtud de la misericordia para saber perdonar a quien nos lo pide, no hay verdadera justicia y somos de los que aparentamos una vida incólume, adaptada a los tiempos, pero en realidad no somos más que una fotocopia de cristiano.

Por tanto la justicia de nuestro corazón, la justicia divina, la justicia a modelo de Cristo nos permitirá saber leer los signos de los tiempos, saber discernir lo esencial de lo accidental, saber saborear las palabras de vida eterna del Señor y nos evitará aparentar una vida de justos y cumplidores, de dobles e hipócritas que nos reportaría el peso de una dura paga quizás ya en esta tierra, tal vez en aquella otra de purgación o, Dios nos libre, en donde no hay paga que valga. Pidamos al que es Justísimo el don de la verdadera justicia y Él que brilla en justicia y verdad no tardará en donárnosla con amor.

Sabeís leer los signos de los tiempos? Cómo confundimos Señor tus palabras, cómo nos conformamos con leer y no entender, con mirar, pero no ver a través de lo superficial. El P. Gralla habla de la adaptación, del acomodarse a los nuevos tiempos, sin perder lo esencial. Y qué es lo esencial? Cristo. El que fué, el que es y el que será. El vivir de acuerdo a su modelo como lo hizo María, modelo por excelencia de alegría en la obediencia como lo hicieron sus apóstoles que aún dudando muchas veces como Pedro, supieron seguirlo, como lo han hecho en el transcurso de los tiempos sus santos. El seguir a Cristo con Alegría, el obedecer con alegría por amor, por convencimiento no por conveniencia. "El que pierde su vida por mí, la gana" Parece locura, verdad? sin embargo es cierto. Cuántas veces "negociaba" con Dios, si tú me das ésto, yo te oro, yo te prendo una vela, yo te doy. Con Dios no se negocia, a Dios se le acepta. Con El no hay pierde, pura ganancia si lo vemos con ojos puramente humanos. "Porqué no juzgaís por sí mismos lo que es justo?" dice el evangelio de hoy. Porqué esperar a que vengan a "cobrarme"? Porqué no aceptar mis errores, pedir perdón, "arreglarme"
antes de que sea tarde. "No ver la paja en el ojo ajeno, sino buscar la viga en el mío". Estoy segura que en el juicio no seré yo la que pierda?
Cuántas veces acuso a tal y tal y no me doy cuenta que muchas de sus malas acciones nacieron de una mala acción mía primero. Por éso es tan importante el perdón, es cierto que hay gente que por ignorancia, por miedo (que el miedo no es más que ignorancia) me puede dañar o me daña, sin embargo Dios me da el don del perdón. Cuántas veces me he negado a perdonar? Cuántas veces he pensado que no "tienen perdón de Dios"? Quien soy yo para juzgar a quien Dios perdona y a quien no?
Concédeme, Señor el don del perdón sin sentir que es por mérito o bondad mía, un perdón que nazca de la aceptación y comprensión del otro y la humildad suficiente para pedir perdón.
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MensajePublicado: Vie Oct 27, 2006 2:59 pm    Asunto: Re: Saludos querida scarlett.
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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roberto viera gonzalez escribió:
¡Qué bello lo que has escrito hoy! yo no tengo ese coraje que veo en otros seguidores de Jesús. Hoy mismo leía a José en la página de www.bibliotecasvirtuales.com (espiritualidad) como enfrentaba a un agnóstico. Tienes mucha razón. Yo también busco el reconocimiento de la gente, y es así donde el diablo saca grandes dividendos con nuestra alma. Yo leo tu comentario con un día de atraso, pero igual me sirve mucho.Qué Dios te bendiga, Scarlett.

Te das cuenta cómo Dios y su Espíritu Santo nos va guiando? Sólo hay que aceptar su guía. Decía Francisco en su Encuentro de Oración que sería bello que fuéramos todos Santos de Dios . Yo me imaginé a santos saliendo como en las fábricas, en serie. Todos iguales y al mismo tiempo distintos, cada uno con su individualidad pero reunidos en torno a Cristo como roca y pilar. Yo he llegado a la conclusión de que es por éso que la iglesia de Cristo permanece a pesar de todo. Porque está guiada por el Espíritu Santo, porque a pesar de nuestros errores como humanos, no hemos perdido el camino y si lo perdemos le pedimos a El nos regrese.
"Tomados de la mano, con Jesús yo voy, siguiendo la enseñanza que el pastor me da" dice una canción en la iglesia. Antes a mí me daba miedo perder mi individualidad, convertirme en un "robot" igual a los demás, no ser yo y que todos fuéramos iguales. Sin embargo me he dado cuenta que ésto no va a suceder nunca. Dios nos hizo únicos e irrepetibles. En las mismas fábricas que se hace todo en serie ninguna pieza es idéntica a otra, si se fija uno con atención tienen diferencias. Esa es la maravilla de Dios, que somos únicos, irrepetibles y al mismo tiempo iguales. Dios te bendiga en tu individualidad y en tu reciprocidad con Cristo, Roberto.
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MensajePublicado: Sab Oct 28, 2006 3:23 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

Cita:
Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Salía de Él una fuerza que sanaba Lucas 6, 12-19. Fiesta Simón y Judas, apóstoles. Nuestras grandes decisiones deben surgir tras un encuentro con Dios en la oración.

Lucas 6, 12-19

Por aquellos días subió Jesús al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Reflexión:

La oración fue una compañera inseparable de Jesús. En todo el Evangelio le vemos orando, sobre todo en los momentos más decisivos de su vida: antes del Bautismo, al realizar varios milagros, en la Última Cena, en el Huerto de los Olivos, en la Cruz, etc.

Aquí se nos narra la elección de los Doce apóstoles. Eran los hombres con los que iba a comenzar la Iglesia y debían ser aptos para llevarla a buen término con paso firme.

Por tanto, era una decisión importante, que no podía hacerse con prisas y a la ligera. Necesitaba dedicar una noche entera para consultarla con su Padre.

De la misma manera, todas nuestras grandes decisiones deberían surgir tras un encuentro con Dios en la oración. Por ejemplo, al elegir una carrera, al optar por la vida matrimonial o seguir una vocación religiosa, etc. También debemos rezar cuando llegan situaciones difíciles en el trabajo o en la familia, ya que Dios nos puede ayudar a encontrar la solución más adecuada.

¿Y cómo sabemos si la respuesta viene realmente de Dios? Cuando Dios “ilumina” un alma por la acción del Espíritu Santo le envía algunas señales, por ejemplo, una profunda paz interior, alegría, amor, etc.

Es lo que llamamos “frutos del Espíritu”. Y por si hubiera dudas, nos damos cuenta de que esa solución está completamente de acuerdo con lo revelado en las Sagradas Escrituras. También es provechoso contar con la ayuda de un buen sacerdote que nos pueda orientar a encontrar la voluntad de Dios para nosotros, ya que ellos reciben unas gracias especiales para ejercer su ministerio.


Padre eterno: Cuán importante es el estar en constante oración, en constante encuentro contigo. Recién empecé a seguir tu camino, pensaba que todo el día debía estar rezando, caí en el otro lado, como siempre extremosa, en ver todo malo, todo pecaminoso. Gracias porque poco a poco me das el don de la prudencia, el don de la paciencia. Menciona el P.
Clemente que cuando la oración guiada por el Espíritu Santo da "frutos" se siente una paz, una alegría interna. También menciona que normalmente coincide con las escrituras, con la Biblia. Y es cierto. La fé realmente transforma, cambia la vida como con Judas y Simón, zelotes, luchando en contra de un régimen romano con el que no estaban de acuerdo. Comenta el P. Juan J. Ferrán en la Reflexión para hoy que debió ser un golpe tremendo para ellos el seguir a Cristo porque iba en contra de lo que ellos creían, en la liberación de su pueblo por las armas (los guerrilleros de nuestros días) porque Cristo no les proponía las armas sino otras armas como el amor, el perdón. Dice el P. Ferrán que incluso el perdón a quien ofende a Dios porque no somos nosotros los que vamos a juzgar, sino Dios. Cristo dijo: "serán perdonados aquellos que ofendan al Hijo del Hombre (a El mismo)" si El perdonó a quienes lo colgaron de una cruz (nosotros) quienes somos para no perdonar?
Ayer mismo rezando el rosario no podía parar de llorar al darme cuenta de los dolores que tuvo que pasar El y María siendo puros y limpios por causa mía, por mis pecados. Como Dimas yo también me dí cuenta que yo sí merezco estar en una cruz por mis propios pecados, El no. Y sin embargo El se entregó por amor. En otro tema, alguien decía en un cuento, que Dios creó al hombre por aburrimiento, por estar sólo. Qué disparate!! Dios nos creó por amor, por un amor inmenso que le hizo perdonarnos, que le hizo buscar la manera de salvarnos, de que regresemoa a El para gozar de nosotros y nosotros de El. También varias veces he leído a personas que vislumbran el reino como a Dios sentado en un trono recibiendo una constante adoración como un ególatra y tampoco es así. Dios se goza en nosotros y permite que gocemos con El. Por Amor. Gracia, Señor: por tu infinito amor, por tu infinita misericordia. Perdona nuestras ofensas y las de aquellos que no te conocen porque no saben lo que hacen, así como yo no sabía lo que hacía. Si tú perdonas, quien soy yo para no hacerlo?[/i]
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scarlett
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MensajePublicado: Lun Oct 30, 2006 4:31 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

Cita:
Autor: P. Luis Gralla | Fuente: Catholic.net
Una curación en sábado Lucas 13, 10-17. Tiempo Ordinario. Dios ha dejado en manos de los sacerdotes el cuidado espiritual.

Lucas 13, 10-17

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.
Replicóle el Señor: ¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado? Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.

Reflexión

Todos nos maravillamos de los milagros que realizaba Jesús. ¡Y cuántas veces le hemos pedido la curación de alguna enfermedad, nuestra o de alguna persona a la que queremos!

Sin duda, las enfermedades de aquella época eran difíciles de curar. No contaban con los medios actuales de diagnosis y terapias. No había salas de operaciones con la higiene que conocemos hoy, ni ecografías, ni vacunas, ni anestesias locales. Todo eso ha venido con el progreso técnico, médico y farmacológico.

Parece como si Dios hubiera dejado en manos de los médicos el cuidado del cuerpo para poder dedicar a los sacerdotes, sus más íntimos colaboradores, a la tarea más importante: el cuidado espiritual. Es increíble recuperar la vida de gracia y de intimidad con Dios. Es maravilloso ver nacer a Cristo cada día en la Eucaristía.
Porque la vida espiritual, aunque esté oculta a los ojos, tiene una dimensión infinitamente superior a las acciones puramente materiales. Por ejemplo, un acto de caridad hecho por amor a Dios embellece al alma de tal manera que nos quedaríamos extasiados si pudiéramos contemplarla. Es impresionante lo que realizan en nosotros los sacramentos. Porque recibimos gracias especiales de Dios. Sin embargo, tenemos que reconocer que estamos sujetos a las realidades de la tierra y que no podemos percibir nuestra transformación en el mundo espiritual. Pero si tenemos fe, y perseveramos hasta el final, un día podremos ver con claridad, sin misterios, la grandeza de cada alma humana.


Una curación en Sábado.
El mal nunca descansa, porqué habíamos de descansar nosotros? Es cierto que Dios hizo el mundo y descansó el día séptimo, pero en ése tiempo, no había mal.
Cuando pienso, Señor, que se acercaban en ésos tiempos muchos a que los sanáras de sus cuerpos y lo hacías. Y lo sigues haciendo por medio de los médicos que curan nuestros cuerpos. Curabas también sus almas y lo sigues haciendo por medio de tus sacerdotes.
Jesús tu hijo, estaba lleno de tu divinidad, bajó del Cielo y se hizo hombre, pero siguió teniendo su divinidad. El hombre tiene limitaciones, estamos sujetos a las realidades de la tierra. Porqué? me pregunto. Simple y sencillamente porque seguimos sintiendo que somos Dios, no nos damos cuenta de la inmensa misericordia de Dios que por amor nos ayuda, nos da lo que necesitamos, porque los hombres somos tan incongruentes:
Pedimos y no aceptamos lo que nos dan.
Tomamos lo que nos dan, pero no agradecemos.
Agradecemos , pero no de corazón, porque pensamos que merecemos más.
Merecemos más como hijos de Dios, pero no somos capaces de vivir como tales.
Somos capaces de vivir como tales, pero no tenemos la humildad suficiente para hacerlo.
Permite, Señor que tus palabras, tu mensaje y tu amor penetre en las cabezas y en los corazones de ésta tu humanidad cada día más deshumanizada, a través de toda ésas nebulosas que empañan nuestro entendimiento y nuestro corazón. Amén.
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MensajePublicado: Mar Oct 31, 2006 3:38 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

Cita:
Autor: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net
El grano de mostaza y la levadura
Lucas 13, 18-21. Tiempo Ordinario. Sembremos semillas de perdón, alegría, unión y fortaleza.
Lucas 13, 18-21

En aquel tiempo dijo Jesús: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas». Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo».

Reflexión

Hay que apostar por ideales nobles en esta vida. Decidirnos a cambiar la venganza por el perdón, el egoísmo por la generosidad, el odio por el amor, la debilidad ante las dificultades por la fortaleza ante ellas. Los muchos avatares en esta vida nos impiden ver el bien que Dios tiene preparado en nuestro futuro. Cristo nos lo enseña comparando el Reino de los cielos con un grano de mostaza.

Una semilla tan insignificante por su pequeñez que seguramente un no entendido de semillas la hubiese tirado a la basura. Sin embargo, en su pequeñez se encierra su grandeza. Podríamos pensar que una minucia de ese tamaño no sirve para nada. Pero si conociésemos lo que viene después, pagaríamos lo que fuese por conseguirla. De la misma forma son los ideales por los que hay que apostar y pagar lo que sea. Al inicio no vemos el provecho personal que hay en perdonar a quien nos ofendió o prestar ayuda a quien lo necesita porque no vemos más que “una insignificante semilla de mostaza”, y lo es. Pero pensemos también que el fruto que viene después será inmensamente superior al que nosotros esperábamos.

Sembremos estas semillas del perdón, de la alegría, de la unión, de la fortaleza entre nuestros familiares y amigos pero sobre todo en nuestro propio corazón. Son semillas que en su pequeñez se encierra su grandeza y provecho para nuestra vida.


Tan conocida ésta parábola, tan bonita ella. Es de las que más conocía y me imaginaba: una semillita sembrada y un gran árbol después, pero como en todo, muchas veces espero que sea el otro el que la siembre, que sea el otro el que la riegue (no "regar" de tirar, de ensuciar) hasta verla convertida en árbol.
Y muchas veces aún cuando la veo ya medio crecida, en lugar de ayudar a regarla, a fertilizarla, la corto, la lastimo, le echo sal o de plano la arranco.
Estaba recordando cuando cuidaba yo un terreno de una pariente que me dejaba vivir en él a cambio de que lo cuidara y lo limpiara. Había un árbol que sembró otra persona que había vivido ahí, yo llegué y empecé a regarlo, a cuidarlo, nació un poco de hierbabuena alrededor del tronco, me alegré porque es una plantita muy útil. Le comenté a la pariente que había nacido ésta hierba para que no se confundiera y la arrancara. Al otro día le había echado agua caliente con sal, se secó y no volvió a crecer. También un día ví unas hojitas de epazote, otra hierba útil y empecé a cuidarla. Vino y la arrancó. Así van muchas personas por la vida, arrancando lo útil, secando las semillas de amor que se siembran sólo porque no son ellas las que las siembran o no son ellas las que la cuidan. Hay un dicho muy conocido : "ni pichan, ni cachan, ni dejan batear". Esta persona pertenecía a otra nominación cristiana y además vive en otro país, visitando de vez en cuando su casa con la esperanza de vivir en ella al jubilarse. Más bien su esposo, porque ella no tiene ni la más mínima idea de vivir ahí.
Así como secó las hierbas, así también colaboró para que yo fuera rechazada por las personas vecinas, de por sí es tan difícil por mi condición de capitalina, por mi condición de persona con un poquito más de preparación. Tenía que batallar con las personas vecinas, con su aversión hacia mí y además tenía que luchar con la mala fé de mi pariente disfrazada de bondad. Todo lo que sembraba, ella lo destruía.
Dios perdone a éstos vecinos y perdone a mi prima porque no sabe el daño que me hizo. En el curso de Biblia que estoy tomando, se menciona las pruebas a las que Dios nos somete para probar nuestra fé.
Sin embargo, Dios nos prueba. Satanás nos tienta.
No sabía yo la diferencia hasta que conocí a las personas con las cuales viví. Imitaciones de Cristo, no seguidores.
Dios prueba nuestra fé para fortalecerla. Satanás hace todo lo posible por destruirla. En mi caso, me llevó casi a la locura, sólo el amor infinito de Cristo pudo librarme de ésta condición.
Espero Señor, que éste granito de mostaza que estoy sembrando hoy en mi corazón de perdón hacia éstas gentes, germine y llegue a ser un árbol que crezca grande, tan grande que ayude a limpiar también el corazón lleno de rencor y de amargura de mi prima la cual perdió a su marido, aquél que deseaba tanto vivir en su casa, que la construyó con sus propias manos aún cuando estaba enfermo, lo recuerdo cantando alabanzas al Señor y pegando tabiques con la esperanza de que su esposa tuviera un sitio donde vivir al envejecer que fuera suyo, que no tuviera que depender de sus hijos, que pudiera disfrutar. Señor: te pido por mi prima, que su corazón se limpie de amargura. Sólo tú la conoces, sólo tú sabes sus razones, Señor.
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MensajePublicado: Mie Nov 01, 2006 5:21 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.
Cita:
Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Las bienaventuranzas
Mateo 5, 1-12. Solemnidad de Todos los Santos. Debe ser para nosotros un día de paz y alegría.
Mateo 5, 1-12

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos posseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

Reflexión

Hoy celebramos una gran fiesta. Festejamos a todas aquellas personas que, con la gracia de Dios, pudieron cumplir con el objetivo para el que Dios los creó: gozar eternamente de su Presencia. Ellos ya están felices y nosotros nos alegramos con ellos, porque también nosotros hemos sido llamados por Dios a esta gran felicidad eterna. Nuestra patria es el cielo y Dios nos regala todas las gracias necesarias para que podamos gozar esta herencia. Él se da a Sí mismo para que podamos cumplir nuestra misión.

¡Qué alegría festejar a tantos hermanos nuestros que supieron abrir su corazón al amor de Dios ! ¡Qué gran gozo el día que todos nosotros estemos en la casa del Padre!

La conmemoración de todos los santos debe ser para nosotros un día de paz y alegría; Cristo, que el día de su Ascensión regresó a la morada definitiva, no lo hizo solo. Fue el primero de un gran cortejo que por su gracia seguirían todos los santos. Nosotros también somos miembros de ese honorable cortejo, somos Cuerpo Místico y herederos del tesoro de la Iglesia que es la Comunión de los Santos, a través de la cual queda establecido un vínculo constante y recíproco de amor entre los bienes que reciba cualquier miembro. ¡Cuántas gracias y dones nos alcanzarán los santos mediante su intercesión! ¡cuántos hermanos, algunos de ellos conocidos, y otros en el más absoluto anonimato, profundizaron en Cristo y caminaron junto a Él hacia la Patria! La misma senda que encontraron ellos ante sus pies, la encontramos nosotros en nuestros días, unas veces llana y otras empedrada.

Dispongámonos a emprender este viaje. El Camino es sólo uno, Cristo. No necesitamos equipaje, sólo unas instrucciones que Él mismo nos entregó allá en la montaña, donde nos subió, una vez más, para mostrarnos el corazón del Evangelio, el programa de vida de todo cristiano: las Bienaventuranzas.

Me pregunto si lo que escucharon los discípulos allá en lo alto del monte, era lo que esperaban oír. Cristo, que ya les había conquistado con sus enseñanzas y sus sanaciones, había despertado en ellos una especie de añoranza, añoranza de felicidad, de dicha, de paz, en definitiva, de Dios. "Jesús, dinos cómo asemejarnos más a ti. ¡Parece que nada te turba! Dinos, ¿dónde está ese Reino del que tanto nos hablas? ¿Cómo podemos encontrarlo? ¿Dónde se halla?"

Los que seguían a Cristo habían experimentado su amor y sentían la inquietud de buscar el Reino de Dios. Nosotros, detengámonos en este punto y preguntémonos: ¿cuánto conozco yo a Jesús? ¿Le sigo de modo que despierte en mí el deseo de buscar el Reino de Cristo? ¿Me maravillan su presencia, sus palabras, sus acciones? Para poder profundizar en las bienaventuranzas hay que subir primero la montaña siguiendo a Cristo. No se escoge un camino ascendente si no es porque realmente, en la cumbre, se espera alcanzar el éxito. Por eso, me imagino la sorpresa de sus discípulos al escuchar las pautas para alcanzar tan deseado éxito, ¡nada que ver con sus expectativas! Y es que el Reino de Cristo no es de este mundo; para hallarlo, tenemos que vencer al mundo. Cristo ya lo ha hecho y es el auténtico Bienaventurado.

Vivir con tanta intensidad la Solemnidad de Todos los Santos, así como también el día de mañana, Conmemoración de los Difuntos. Estos dos días engloban en sí de modo muy especial la fe en la "vida eterna" (últimas palabras del Credo apostólico).
Si bien estos dos días enfocan ante los ojos de nuestra alma lo ineludible de la muerte, dan también al mismo tiempo testimonio de la vida.
El hombre que está "condenado a muerte", según las leyes de la naturaleza, el hombre que vive con la perspectiva de la aniquilación de su cuerpo, este hombre desarrolla su existencia al mismo tiempo con perspectivas de vida futura y está llamado a la gloria.
La Solemnidad de Todos los Santos pone ante los ojos de nuestra fe a los que han alcanzado ya la plenitud de su llamada a la unión con Dios. El día de la Conmemoración de los Difuntos hace converger nuestros pensamientos en quienes, después de dejar este mundo, en la expiación esperan alcanzar la plenitud de amor que requiere la unión con Dios.
Se trata de dos días grandes en la Iglesia que "prolonga su vida" de cierta manera en sus santos y en todos los que se han preparado a esa vida sirviendo a la verdad y al amor.
Por ello los primeros días de noviembre la Iglesia se une de modo especial a su Redentor, que nos ha introducido en la realidad misma de esa vida a través de su Muerte y Resurrección. Al mismo tiempo ha hecho de nosotros "un reino de sacerdotes" para su Padre.
Por ello, a nuestra oración común uniré una intención especial por las vocaciones sacerdotales en la Iglesia de todo el mundo. Me dirijo a Cristo para que llame a muchos jóvenes y les diga: "Ven y sígueme". Y pido a los jóvenes que no se opongan, que no contesten "no". A todos ruego que oren y colaboren en favor de las vocaciones.
La mies es grande. La festividad de Todos los Santos nos dice precisamente que la mies es abundante. No la mies de la muerte, sino la de la salvación; no la mies del mundo que pasa, sino la mies de Cristo que perdura a través de los siglos. (SS Juan Pablo II, 1 de noviembre 1978. Solemnidad de todos los santos)

Lo que es la ignorancia, Señor. Este día que muchos vivimos con miedo. Por lo menos yo de pequeña cuando veía a mi abuelita poner la "ofrenda de muertos", el pasear por la casa con incienso, poner un montón de veladoras, flores, comida, pan, agua.
Yo pensaba que "venían" en la noche a comer y me llenaba de miedo. Ahora sé que no es así, que ésta celebración va más allá.
En México lo festejamos de ésta manera: con flores, velas, comida, pan y "compartimos" con ellos todo ésto. No es que bajen a comerlo, sino es como un recuerdo a ellos, no es por temor a ellos, sino es un acto de amor hacia ellos. Leía en la Reflexión de hoy, la diferencia entre Adorar (sólo a Dios), venerar a los santos porque son un ejemplo vivo de lo que Dios puede hacer por nosotros, además de que ellos siguieron el camino de Cristo y se cumple en ellos la promesa de Jesús de vida eterna y Veneración plena a María, ejemplo de humildad y obediencia.
Nada que ver con monstruos, brujas, muñecos diabólicos y demás. Nada que ver con fantasmas, con hechizos.
Es una fiesta, una fiesta en la que compartimos no con nuestros muertos, puesto que no están muertos, están vivos y están en la Gloria junto con Dios, intercediendo por nosotros. Además es una fiesta porque Cristo venció a la muerte.
Tal vez por éso en México se toma mucho a mofa a la muerte porque sabemos que Cristo es el vencedor, que El la trascendió y confiamos en que El nos llevará hasta Dios.
Ya no vivo con tristeza éste día como lo vivía mi abuelita, tampoco lo vivo con miedo como lo viví de niña, sino con esperanza de alcanzar la vida eterna junto con Cristo.
Y con un recuerdo de amor para todos aquellos de mis familiares que han ido a reunirse con Dios y con una petición para que todos aquellos que sufren en el Purgatorio alcancen la Gloria y la vida eterna, especialmente por todas aquellas almas que no tienen quien interceda por ellas. Elevo una oración por ellas, porque alcancen el descanso eterno.
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MensajePublicado: Jue Nov 02, 2006 5:14 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net
La sabiduría de la vida y la muerte
Mateo 25, 31-46. Conmemoración de los fieles difuntos. Lo importante de la muerte no es lo que ella es en sí, sino la otra vida a la que ella nos abre paso.

Mateo 25, 31-46

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ´Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme. Entonces los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?. Y el Rey les dirá: ´En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis. Entonces dirá también a los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces dirán también éstos: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Y él entonces les responderá: En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.

Reflexión

Amigo lector: permíteme que te haga una confidencia personal. ¿Sabes? A mí me gusta mucho meditar sobre la muerte. Y no por ser un tipo melancólico, pesimista o lunático, ni de carácter fúnebre o taciturno. Francamente no. Más bien, me considero una persona alegre y optimista, amante de la vida y de la aventura. Lo que sucede es que nos hemos acostumbrado a considerar la muerte como algo tétrico y negativo, y cuyo pensamiento debemos casi evitar a toda costa. Y, sin embargo, si tenemos una certeza absoluta en la vida es, precisamente, que todos vamos a morir.

Pero a mí, en lo personal, esta certeza no me atemoriza, para nada. Al contrario. Me hace pensar con inmenso regocijo y esperanza en el “más allá”, en lo que hay después de la muerte. Y también me ayuda a aprovechar mejor esta vida. Pero no para “pasarla bien”, sino para tratar de llenar mi alforja de buenos frutos para la vida eterna.

Alguien dijo: “Morir es sólo morir; morir es una hoguera fugitiva; es sólo cruzar una puerta y encontrar lo que tanto se buscaba. Es acabar de llorar, dejar el dolor y abrir la ventana a la Luz y a la Paz. Es encontrarse cara a cara con el Amor de toda la vida”. Es verdad. Lo importante de la muerte no es lo que ella es en sí, sino lo que ella nos trae; no es el instante mismo del paso a la otra vida, sino la otra vida a la que ella nos abre paso. Para quienes tenemos fe, la muerte es sólo un suspiro, una sonrisa, un breve sueño; y para los que vivimos de la dichosa esperanza de una felicidad sin fin, que encontraremos al cruzar el umbral de la otra vida, ésta no es sino un ligero parpadeo y, al abrir los ojos, contemplar cara a cara a la Belleza misma; es exhalar el más exquisito perfume –el de nuestra alma, cuando abandone el cristal que la contiene— para iniciar la más hermosa aventura y gozar del Amor en persona… ¡ahora sí, para toda la eternidad! La muerte no debería llamarse “muerte”, sino “vida” porque es el inicio de la verdadera existencia.

El libro del Apocalipsis nos dice hermosamente que allí, en el cielo, después de la muerte “ya no habrá hambre, ni sed, ni calor alguno porque el Cordero que está en medio del trono, Jesús, los apacentará –a los que han entrado en la gloria— y los guiará a las fuentes de las aguas de la vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos” (Ap 7, 16-17). Ya no habrá tristeza, ni dolor, ni sufrimiento, sino amor completo y dicha sin fin. ¿No es emocionante y apetecible?

Nuestra Madre, la Iglesia, nos ha enseñado a ver con ojos muy distintos la realidad de la muerte, a mirarla con gran serenidad y a aceptarla con paz y esperanza; incluso con alegría y regocijo –si es viva nuestra fe— porque aquel bendito día será el más glorioso de toda nuestra existencia: el de nuestro encuentro personal con Dios, el Amor que nuestro corazón reclama.

¡Claro!, sólo es posible hablar así cuando tenemos fe. Por eso, los santos se expresaban de ella –de la muerte— con un lenguaje desconcertante para el mundo. San Francisco de Asís la llamaba “hermana muerte”, y deseaba que llegara pronto. San Pablo afirmaba que para él la muerte era una ganancia porque así podría estar ya para siempre con el Señor (Fil 1, 21-23); y santa Teresa de Jesús también se consumía por el anhelo de que ésta no se demorara tanto en venir: “Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero” –decía en uno de sus poemas místicos— que, en nuestro lenguaje común, podríamos traducirlo con un “me muero de ganas de morirme”. Y hallamos la misma experiencia en tantos otros santos y mártires, que veían en la muerte no precisamente un castigo o una maldición, sino el momento dichoso de su definitivo y eterno encuentro con el Señor.

Fue Jesucristo quien nos enseñó a ver así las cosas. Durante su vida pública muchas veces nos habló de este tema, y en el Evangelio encontramos páginas muy bellas que robustecen nuestra fe y alimentan nuestra esperanza. Como aquella parábola de las diez vírgenes, en la que nos exhorta a vivir “esperando la llegada del esposo” –o sea, de Cristo el Señor—. La parábola de los talentos, de las minas, de los invitados a la boda, del rico epulón y del pobre Lázaro y muchas otras enseñanzas tienen esta misma temática.

Y es que, si nos tomamos en serio esta meditación, la muerte nos enseña a vivir mejor y a valorar el poco tiempo del que disponemos para hacer méritos que perduren. Nos educa en la justa consideración de las cosas y de los bienes terrenos: a la luz de la eternidad aprendemos que todo es pasajero, relativo, accidental y caduco; y nos ayuda, en consecuencia, a no poner nuestro corazón y nuestras seguridades en cosas tan baladíes y efímeras. Nos da, en definitiva, la auténtica sabiduría, esa que no engaña y que nos hace vivir según la Verdad, que es Dios mismo.

Entonces, es muy saludable pensar de vez en cuando en la muerte. Y si la tenemos siempre presente en nuestra vida, tanto mejor. Ahora sí nos damos cuenta de que celebrar a los fieles difuntos tiene mucho sentido y de que, en vez de temer a la muerte, de rehuirla o de reírnos de ella, es mucho más provechoso aprender las lecciones de vida que ella nos ofrece.


"Pensar en la muerte es pensar en la vida" Dijo alguien. Y es cierto. Ahora lo veo así. Es pensar con cariño en los que se nos fueron para encontrarse con Dios, en pensar con esperanza por aquellos que sufren las penas del Purgatorio, sabiendo que es un paso hacia la Gloria donde serán recibidos una vez limpios de sus manchas. Ahora entiendo el porque es importante interceder por ellos, recordar todas sus buenas obras, perdonar sus faltas o en lo que pudieron ofendernos, hacer penitencias por ellos porque los queremos tanto que deseamos no sufran más, deseamos que entren con Dios y estén felices.
"Fueron a hacernos un lugarcito" dicen muchas abuelitas. Y es cierto. Están ahí esperando que nosotros también al igual que ellos, llevemos una vida digna y plena para alcanzarlos allía. "Donde yo esté, ahí estarán ustedes" dijo el Señor. Esa es nuestra esperanza.
"Ruega por mis pecados" me pidió mi abuelita un poco antes de morir. Con confianza, sabiendo que tarde o temprano estará con Dios, una vez purificada.
Una oración por todos aquellos que se nos adelantaron en el camino y que esperan porque los alcancemos y seamos felices junto con ellos.
Una oración por todas aquellas almas que no tienen quien las recuerde y que no tienen quien ore y pida por ellas. Ellas son las que más necesitan de nuestra misericordia.
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scarlett
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MensajePublicado: Jue Nov 02, 2006 5:25 pm    Asunto: SUSURROS DE DIOS
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Encontré ésta bella poesía anónima y quise compartirla con ustedes.
Pienso que encierra en mucho nuestra misión en ésta vida y nos enseña a disfrutarla, a vivirla cada minuto, cada instante plenamente.

Un hombre susurró : "Dios, háblame"
Y entonces cantó un pajarito.
Pero el hombre no escuchó...
Entonces el hombre gritó: "Dios, háblame""
Y entonces se oyeron truenos a través de un colchón de nubes.
Pero de nuevo el hombre no escuchó...
El hombre miró a su alrededor y dijó:
"Dios, déjame verte""
Y una estrella brilló en el firmamento
como nunca había brillado...
Pero el hombre nunca miraba al cielo
y no la vió...
Entonces el hombre indignado fuertemente gritó:
"Dios, déjame ver un milagro"'
¡Y nació su Hijo!
Pero el hombre no se dió cuenta
de la nueve e irrepetible vida que comenzaba
Entonces gritó desesperado:
"Dios, tócame, déjame sentirte!"
En ése momento, Dios bajó del cielo
y tocó al hombre en su mejilla suavemente...
Pero el hombre quitó la linda mariposa
de su mejilla y siguió su camino.
Esto nos debe recordar que
Dios siempre está a nuestro lado,
en todo, en lo grande y en lo sencillo,
al igual que en cosas a las que no le prestamos
mucha atención, inclusive en nuestra
era electrónica...
Por éso el hombre, cuando llorando, gritó:
"Dios, necesito tu ayuda"
en ése momento un mensaje en el periódico
con buenas noticias, dándole aliento, y con la
oración y el abrazo de alguien que le quería,
le llegó...
Pero el hombre no lo vió....
El siguió trabajando sin leerlo.
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scarlett
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MensajePublicado: Sab Nov 04, 2006 3:55 am    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Jesús cura un enfermo en sábado.
Lucas 14, 1-6. Tiempo Ordinario. Cristo nos ha dejado un criterio muy claro: ante todo, la caridad.


Lucas 14, 1-6


Un sábado entró Jesús en casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, y ellos le estaban observando. Había allí, delante de él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los maestros de la ley y a los fariseos: ¿Es lícito curar en sábado, o no? Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: ¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento? Y no pudieron replicar a esto.


Reflexión:


Jesús en este Evangelio nos enseña con su ejemplo que hay algo más fuerte que el legalismo, y es precisamente el mandato de la caridad. Entre los judíos, el día sábado era un día del todo consagrado al Señor. No era lícito hacer actividad alguna. De ningún tipo. Hasta estaban indicados los pasos que se les permitía caminar. Los fariseos se gloriaban de que cumplían la ley en toda su extensión. Y castigaban y denunciaban a las autoridades a todo aquel que violaba una de estas reglas más pequeñas. Eso no es malo. Incluso Cristo dice alguna vez a sus seguidores que hagan lo que los fariseos dicen. Sin embargo, es preferible la misericordia con los demás que el cumplimiento frío de un precepto.

Muchos se preguntan si deben hacer esto o aquello, porque ambas cosas están mandadas. ¿Debo estudiar en este tiempo o tengo que hacer lo que ahora me piden mis padres? ¿Cuál es mi obligación? No es fácil discernir, porque muchas veces entran en juego nuestros sentimientos y a veces nos inclinamos por la opción equivocada. Para evitar esta situación, Cristo nos ha dejado un criterio muy claro: ante todo, la caridad.
Bajo esta luz todo queda iluminado. Ya no hay conflicto entre curar o descansar en sábado, porque el bien del hombre está por delante del precepto.


"Hacer lo que ellos os digan, no lo que hacen" dijo alguna vez Jesús ante varios actos que hacían los fariseos tan llenos de leyes y ritos y tan faltos de misericordia y caridad. ¿Cuántas veces he sido de ésta manera?
Llenando mi vida de reglas, de horarios y dejando a un lado la caridad.
Es tan difícil aveces discernir entre cuánto o qué hacer o qué no hacer. Por ejemplo, quiero a mis hijos, sé que tengo que hacerlos responsables de sí mismos,que tengo que disciplinarlos o enseñarles disciplina, que se deben seguir ciertos horarios y normas para que todo funcione bien. Sin embargo, ésto no debe impedir que haya también espontaneidad de mi parte, que deje de demostrarles mi amor. Una caricia, un juego, un detalle.
No sumirme en un mundo de reglas. Son necesarias para la convivencia, para el crecimiento de las personas, pero no deben nunca sustituir el amor hacia el otro.
En la reflexión de hoy, el P. Fernando Pascual nos invita a una reflexión acerca de la muerte, de mi propia muerte, de si ésta fuera mi última noche, si mañana no amanezco y creo que tiene que ver con ésto, entonces ¿de qué me serviría haber enseñado a mis hijos normas y reglas, si no les enseñé a amar? ¿ de qué me serviría haberles amado si no se los demostré? ¿con qué méritos voy a llegar ante Dios? ¿voy a decirle: a las 8:00 a.m. de todos los días me levanté, barrí mi casa, limpié los trastes, tendí la cama, etc. etc. y me acosté a las 9:00 en punto para el día siguiente hacer lo mismo? ¿y a los que no amé, a los que no atendí, a la gente que no ayudé?
Señor: permíteme discernir entre lo importante para tí y lo que yo creo aveces como importante.
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Francisco Duran Tobias
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MensajePublicado: Sab Nov 04, 2006 7:51 am    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Bendita seas Scarlett :

Se una flor para la madre . La Virgen María .

Ella te colocará en el paraiso .

Dios te Bendiga . siempre , siempre .
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scarlett
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Registrado: 07 Jun 2006
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Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Nov 04, 2006 3:01 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Invitación a la humildad
Lucas 14, 1.7-14. Tiempo Ordinario. Dejar a mis hermanos los mejores puestos por amor a ellos y a Dios.

Lucas 14,1. 7-11

En aquel tiempo, entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: "Deja el sitio a éste", y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. Dijo también al que le había invitado: Cuando hagas una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a los parientes , ni a los vecinos ricos, no sea que ellos, a su vez, te inviten y tengas ya tu recompensa. Cuando hagas una comida llama a los pobres, a los tullidos, a los cojos y a los ciegos, y tendrás la dicha de que no puedan pagarte, porque recibirás la recompensa en la resurreción de los justos.

Reflexión

La humildad es una ley del Reino de los Cielos, una virtud que Cristo predica a lo largo de todo el Evangelio. En este pasaje de San Lucas, Cristo nos invita a dejar de pensar en nosotros mismos para poder pensar en los demás.

¿Por qué? Los que se ensalzan a sí mismos sólo piensan en sus propios intereses y en que la gente se fije en ellos y hablen de ellos. Eso se llama egoísmo, un fruto del pecado capital de la soberbia. Y un alma soberbia nunca entrará en el Reino de Dios, porque el soberbio no puede unirse a Dios.
¿Cuál es la motivación que da Jesús para la vivencia de la humildad? El amor a los demás, al prójimo. La razón es que yo, al dejar de ocupar los primeros puestos, o ceder el querer ser el más importante, estoy dejando el lugar de importancia a mi hermano o hermana. Se trata de un acto de caridad oculta, que sólo Dios ve y, ciertamente, será recompensado con creces. Esta es la actitud que Cristo nos invita a vivir hoy. A dejar a mis hermanos los mejores puestos por amor a ellos y a Dios. Cristo mismo nos dio el ejemplo, cuando lavó los pies a los discípulos, siendo que los discípulos eran los que debían lavar los pies a Cristo.

Podemos vivir hoy la virtud de la humildad, dejando de pensar en nosotros mismos y dando nuestra preferencia al prójimo.

Cuántas tretas hacemos con la palabra de Dios?! Lo que es nitido lo enturbiamos!
Cuando leo "los ultimos seran los primeros" me pongo hasta el final de la fila para demostrar mi humildad y peor aun, para conseguir la recompensa. jajajaj
Como si a Dios lo pudiera enganar!!! Puedo enganar a los hombres, a Dios nunca.
O aun con toda mi buena voluntad, me pongo al final de la fila como me lo manda Cristo y vuelvo a caer en lo mismo de lo que se hablaba ayer, en llenarme de reglas, de normas.

La reflexion de hoy es maravillosa. El P. Antonio Izquierdo y Florian Rodero nos invitan a pensar en Maria como medianera entre su hijo Jesus y nosotros.
Ella no es la luz, pero sostiene la lampara.
Ella no es el pan, pero si el horno donde la harina se dora.
Ella no es el agua, pero si el cantaro que la contiene.

Vivir cerquita de Maria, vivir pidiendo su intercesion ante su hijo.
Vivir cobijada por ella.
Alguien mas humilde que Maria? Ni siquiera tengo que formarme.
Hoy amaneci y lo primero que me vino a la mente fue agradecerte, Senor. Que puedo pedirte que no me des? Si tu deseas lo mejor para mi, y es eso lo que me das, que mas pedirte?
Solo agradecerte por tus inmensos dones. Bendito y alabado por siempre sea tu nombre, Senor Jesus.
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roberto viera gonzalez
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MensajePublicado: Lun Nov 06, 2006 5:59 pm    Asunto: Saludos querida scarlett.
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

he vuelto de la montaña y recién puedo entrar al mundo del ciberespacio. ¡increíble, mi Señor!! No lo necesité durante 5 días. ¿qué habrá de similitud entre este mundo y la soledad de la montaña? Tu presencia sin duda.
Una vez más gracias por tus comentarios, scarlet.
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