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Comentario al Evangelio de Hoy
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scarlett
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Registrado: 07 Jun 2006
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Ubicación: México

MensajePublicado: Mar Nov 07, 2006 5:47 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Los invitados que se excusan
Lucas 14, 15-24. Tiempo Ordinario. A veces parece que Cristo necesita mendigar para que los hombres acepten el amor que les ofrece.
Lucas 14, 15-24

En aquel tiempo, uno de los comensales le dijo: ¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios! Él le respondió: Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: "Venid, que ya está todo preparado." Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses." Y otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses." Otro dijo: "Me he casado, y por eso no puedo ir." Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: "Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos." Dijo el siervo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio." Dijo el señor al siervo: "Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa." Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena.

Reflexión

La gratitud es una flor exótica que cada día resulta más difícil encontrar. Quizás esta florecilla no abundó nunca en la historia de la humanidad.

Hoy Jesucristo nos presenta la parábola de los invitados que rechazan acudir a la boda. ¿Por qué estas personas rechazan la invitación? Era una gran cena; el que la organizaba seguro que no habrá escatimado nada en su preparación.

Seguramente habría platos exquisitos, y además, siendo un señor de importancia, habría invitado a personas distinguidas de la sociedad de entonces. ¿porqué se rechaza la invitación? Yo no tengo la respuesta, pero tengo otra pregunta.

Cristo se encarnó. Dios hecho hombre por nosotros. Nos suena “de toda la vida” esta frase, sobre todo repetida en los días de Navidad que se están acercando, pero de tanto repetirla, quizás no caemos en la cuenta de que ahí cometimos la mayor ingratitud que se ha cometido en la historia de la humanidad: “los suyos no le recibieron”. Porque si la gratitud es el reconocimiento por un don que se recibe, para un cristiano la gratitud nace de la fe en Cristo. Y a veces parece que Cristo necesita mendigar para que los hombres acepten el amor que les ofrece, cuando somos nosotros los que deberíamos esforzarnos por mostrarle nuestro amor.
Está en nuestras manos hacer del mundo un inmenso jardín en el que la gratitud no sea una flor exótica, sino que sea la flor de cada hogar, de cada familia, de cada sociedad.

Esto me encanta!!! Si todos los días alguien me dijera, agradécele al Señor, de mil amores, con toda mi alma. ¡Es lo que más me gusta!!!
Mi abuelita qpd decía: "Tú sé agradecida, mi'jita" Si éso es con los hombres, con más razón con Dios.
"El hombre pone, Dios dispone"
Yo te ofresco, Señor todo lo que tú me has dado, todos los talentos que pueda tener, tú haces con ellos maravillas.
Cada vez que había fiesta en casa de algún familiar, mi abue nos vestía muy bonitas, nos "emperifollaba" y nos llevaba muy orgullosa a convivir con la familia, con sus amigos. Nosotros llegábamos y disfrutábamos. Mi abuelita había ido antes a ayudar a preparar la comida.
Cuando crecí llegó a molestarme algunas veces que fuera a ayudar a preparar la comida, se me hacía que la invitaban nadamás para éso, no me daba cuenta que para ella era un honor, se le conocía y reconocía como una gran cocinera digna de preparar la comida para muchos invitados, porque las comidas de ése entonces eran en grande, tan grande como lo era la familia y la familia de mi abuelita era grande, grande en número, grande en unión, grande en tradiciones, grande en agradecimiento. Algunos familiares podían pagar para que alguien les fuera a cocinar, pero teniendo una cocinera tan buena como mi abue para qué querían más? Y ella lo hacía humildemente y nos llevaba a la fiesta después. Aún cuando yo pudiera verlo como una ofensa en ése entonces, ahora me doy cuenta de que no era así. Mis primas y demás familiares de mi abuelita la querían mucho, porque mi abuelita siempre estaba al pendiente de ellas, de sus alegrías, de sus sufrimientos.
Así Cristo, nos lleva a la fiesta que El mismo preparó con humildad.
A agradecer a Dios por todo lo que nos da.
Gracias, Cristo por invitarnos a tu fiesta, por afanarte en prepararla para nosotros.
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***¡ Dulce Jesús, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio !
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roberto viera gonzalez
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Registrado: 20 Nov 2005
Mensajes: 1799

MensajePublicado: Mar Nov 07, 2006 6:34 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

¡Qué lindo escribes, Scarlett! Nosotros también somos una gran familia, la ciberfamilia, dándole a Dios todo el tiempo posible para irradiar su Evangelio. Ojalá mañana pueda levantarme temprano. Comno te conté por descuido, me olvido fácilmente de mis 53 años, no me abrigué en la montaña y me expuse al frío que no sentía, por varias horas. Estoy con licenciamédica hasta mañana. Pero igual me levantaré a saludar a María. Con mayor razón ahora que veo tan poco encantamiento por el cielo en mi querido país.
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scarlett
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Registrado: 07 Jun 2006
Mensajes: 3963
Ubicación: México

MensajePublicado: Mar Nov 07, 2006 9:09 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien, Roberto.

"No es lo mismo los 3 mosqueteros, que 20 años después" jaja
aunque Carlitos Gardel nos cante: "que 20 años no es nada...."
De niña me podía quitar el suéter y dárselo a mi compañera que se quejaba de frío, ahora creo que la tendría que abrazar para taparnos juntas jajajjaj.
¡Cuídate, Roberto! No hay resfriado o frialdad que no cure una buena bufanda, un buen té de canelita, con miel y limón, una frotadita de unguento en el pecho, una tarde rodeado de los brazos de mi esposo, un apapacho de mis hijos.
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roberto viera gonzalez
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MensajePublicado: Mie Nov 08, 2006 5:01 pm    Asunto: Gracias.
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Hoy estoy mucho mejor. Gracias por tus consejos. Ya pude comenzar el Mes de María y luego voy a comprar una flor para mi María soledad, mi señora. La "Flaca" esta hoy de cumpleaños. Nos vemos querida amiga.
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scarlett
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Ubicación: México

MensajePublicado: Mie Nov 08, 2006 6:22 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

Cita:
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Renuncia a todo lo que se ama
Lucas 14, 25-33. Tiempo Ordinario. Dar sentido a nuestros pequeños dolores cotidianos.
Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; Él se volvió y les dijo: Si alguno viene donde mí y no pospone a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío. Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: “Este comenzó a edificar y no pudo terminar." O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él con 20.000? Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. Pes, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.

Reflexión

“El que no toma su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”. La liturgia de hoy, nos ofrece un pasaje evangélico que constituye una de las columnas del cristianismo. La cruz. Aunque hoy en día se tiende a hablar cada vez menos del dolor y del sufrimiento, no por ello deja de estar presente en nuestras vidas. El dolor en sí mismo es un misterio. Es duro y, humanamente, repugnante. Sin embargo, es transformable.

Alfred de Musset afirma que: «Nada nos hace tan grandes como un gran dolor». O, como escribió Luis Rosales: «Los hombres que no conocen el dolor son como iglesias sin bendecir». No se trata de endulzar la cruz o de convertirla en una carga “light”. Se trata de descubrir su valor cristiano y de darle un sentido. Sí, el auténtico cristianismo es exigente.

Jesús, no fue hacia el dolor como quien va hacia un paraíso. Se dedicó a aliviar el dolor en los demás; y el dolor de la pasión lo hizo temblar de miedo, cuando pidió al Padre que le librara de él; pero lo asumió, porque era necesario, porque era la voluntad de su Padre. Así, convirtió el dolor en redención, en fecundidad y en alegría interior. Quien de verdad quiera ser discípulo de Cristo (eso significa ser cristiano), ha de despojarse de todos sus bienes. Sólo así, seremos dignos de Él y encontraremos la paz y la felicidad que sólo Él puede darnos. Y nadie nos la podrá arrancar.

Revisemos nuestras vidas y veamos cómo podemos transformar y dar sentido a nuestros pequeños dolores cotidianos. Veamos qué nos queda por entregar de todos nuestros bienes y sigamos el ejemplo de Jesús, que desde el Huerto de Getsemaní, se convirtió en el gran profesional de la cruz, fuente de salvación y de realización para todos los hombres. Cristo murió, es cierto. Pero, lo hizo para resucitar, para devolvernos la vida. Nuestra fe, nuestra religión es la de una Persona viva que, paso a paso, camina a nuestro lado, enseñándonos el mejor modo de vivir.



Alguna vez de niña, llegué a imaginar que Cristo no tuvo miedo nunca. Ahora sé que su frente se llenó de sudor de sangre, que tembló, que rogó a Dios le alejara la copa y finalmente aceptó la voluntad de Dios. No podía imaginarme a alguien gozando en el sufrimiento. Ahora sé que es innevitable, pero si es una piedra de crecimiento, no es aceptarlo con resignación simplemente, es ver en él una forma de crecer.
Mi abuelita pedía siempre por sus hijos a Dios, porque estuvieran bien con sus familias aún cuando no los tenía junto a ella. Con saber que ellos estaban bien, ella era feliz aunque quisiera tenerlos junto o cerca de ella.
El día que menos nos esperábamos llegaba a nuestra casa. Nos conocía tan bien que sabía cuándo estábamos en ella. A pesar de que salíamos mucho, ella siempre llegaba y nos encontraba. Eramos nosotros los que nunca sabíamos cuándo estaba ella en su casa Laughing hubo ocasiones en que llegábamos a buscarla y no estaba, siempre tuvo tanta gente a la que quiso además de sus hijos que no le faltaba a quien ir a ayudar, con quien ir a platicar. Así que teníamos que hacer nuestro recorrido por media colonia donde vivía para encontrarla.
Su vida no fué fácil, estuvo marcada por el sufrimiento. Recuerdo tantas veces que nos platicaba sus errores para que no los cometiéramos nosotros, no es que le gustara que viéramos lo mal que se había portado, sino que se ponía ella misma de ejemplo. No la oí nunca echarle la culpa de su sufrimiento a sus padres o a la demás gente. Ella decía que era porque había sido "mala cabeza". Hacía de su sufrimiento una forma de enseñarnos. Ella tomaba su cruz. Ella fué la que nos enseñó a pedir a Dios, a agradecer a Dios, a no culpar a Dios de nuestros errores.
En la Reflexión de Hoy, el P. Juan Carlos Ortega habla de la diversidad entre las personas, cada uno tenemos algo diferente para aportar. El día de hoy amanecí pensando en mis suegros, en que el año que viene, van a cumplir 50 años de casados si Dios lo permite y en que desean tanto que sus 6 hijos estén con ellos en ése día. Tienen 3 en otras ciudades. Nosotros en una ciudad y otros 2 en otro estado. Imagino su sufrimiento al tener a sus hijos lejos aún cuando estén casados, pero sé que les consuela el saber que estamos bien. Hace mucho planeábamos estar todos juntos para celebrar ésta fecha. Cada día está más cerca. Yo sé que no es la fiesta lo que les interesa, sino el tener juntos a sus 6 hijos como hace mucho no lo están. En la familia era una costumbre, casi tradición la Cena navideña toda la famila reunida. Tiene más de 20 años que siempre hay un lugar vacío. Primero un cuñado se fué a trabajar a otro lado. Después otra cuñada se fué a radicar a otro estado y finalmente nosotros también nos venimos a radicar a otro estado. Así que por una causa u otra, han pasado más de 20 años. Dios les conceda el ver reunidos a sus hijos en la celebración de sus 50 años.


Cita:
Recuérdalo muy bien: tú eres un esfuerzo de amor por parte de Dios. Y donde primero lo tienes que vivir es en tu vida personal, matrimonial, familiar. Ama a los demás como Dios los ama.

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scarlett
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MensajePublicado: Mie Nov 08, 2006 6:25 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien, Roberto.
Un abrazo para tu esposa en éste su cumpleaños. Supongo que ella es "la flaca". FELICIDADES, MARIA SOLEDAD.
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scarlett
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MensajePublicado: Jue Nov 09, 2006 6:30 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.
Cita:
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
La purificación del Templo
Juan 2, 13-22. Tiempo Ordinario. Hoy sigue habiendo mercaderes en el Templo. ¿Qué está en mis manos? Seguro que algo puedo hacer.

Juan 2, 13-22

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas, palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre". En esos momentos, sus discípulos se acordaronde lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora. Después intervinieron los judíos para preguntarle: "¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?" Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré". Replicaron los judíos: "Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?" Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.

Reflexión

No deja de sorprendernos ver a Jesús enfurecido, sacando a los mercaderes del Templo a latigazos. Tenía que defender algo sagrado: la casa de su Padre. Es lógico que se enfade por una situación como esa. ¿Qué haríamos nosotros si entrásemos en la casa de nuestros padres y aquello se hubiera convertido en un mercado persa? Si no hiciéramos nada, ¡menudos hijos seríamos! Lo más probable es que siguiéramos el ejemplo de Cristo. Porque Jesús amaba a su Padre infinitamente y no podía consentir aquel abuso. El amor apasionado le impulsaba a actuar de aquel modo.

Hoy sigue habiendo “mercaderes en el Templo”. Sabemos que cada hombre es “templo del Espíritu Santo” y hay muchos hombres y mujeres cuyos templos están siendo profanados con todo tipo de abusos morales y físicos. Este panorama debería “quemarnos” las entrañas y suscitar en nosotros una pasión por lo que es sagrado: cada ser humano.

¡Cuántos atropellos a su dignidad! Cada aborto, cada violación, cada acto de esclavitud es una verdadera profanación. Nosotros, como cristianos, deberíamos salir en defensa de todos esos hermanos nuestros que sufren, pues ahí está también Cristo sufriendo. ¿Qué está en mis manos?

A mí también me sorprende mucho cuando leo de Cristo enojado como en éste caso o como cuando dice a Pedro: Satanás, aléjate de mi. ¿Cómo osas impedirme seguir la voluntad de mi Padre?"
Sin embargo viendo éste pasaje que sigue siendo actual puesto que hay personas que toman el Templo o casa de Dios como un lugar para "lucirse", un lugar para "mercadear" ya no palomas o bueyes o animales para el sacrificio como anteriormente, sino un status ante una comunidad, no como un lugar de encuentro con Dios, de reconciliación con Dios, de alabanza a Dios.
Cristo defendía la Casa de su Padre o su Iglesia.
San Pablo hace mención también a ésta equiparación entre Cristo y su Iglesia como cuerpo místico y nosotros y nuestro cuerpo como "templo de Dios".
Cada persona es en sí misma un "templo del Espíritu Santo" con la responsabilidad del cuidado de ése cuerpo, de no profanarlo por medio de drogas, alcohol, tabaco. También tengo la obligación de esmerarme en cuidar ése espíritu por medio de la oración, de la meditación.
Esta responsabilidad se extiende a los demás. "Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo"
"No odies en tu corazón a tu hermano; pero corrigelo, no sea que te hagas cómplice de sus faltas" ( Lev. 19,17)
"El que se haga pequeño como éste niño, ése será el más grande en el Reino de los Cielos" (Mat 18,4)
"Al que recibe en mi nombre a uno de éstos pequeños, a mí me recibe" (Mat 18,5)
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scarlett
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Registrado: 07 Jun 2006
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MensajePublicado: Vie Nov 10, 2006 3:36 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.
Cita:
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
El administrador astuto
Lucas 16, 1-8. Tiempo Ordinario. Él conoce nuestras caídas, solo basta pedirle perdón.

Lucas 16, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: "¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando." Se dijo a sí mismo el administrador: "¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas." Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi señor?" Respondió: "Cien medidas de aceite." Él le dijo: "Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta." Después dijo a otro: "Tú, ¿cuánto debes?" Contestó: "Cien cargas de trigo." Dícele: "Toma tu recibo y escribe ochenta." El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz.

Reflexión:

El administrador de la parábola había abusado de la confianza de su amo subiendo los precios en beneficio propio. Ante las quejas de los clientes y la amenaza de despido, recapacita, aunque sólo sea por conveniencia, y renuncia a su propio beneficio, pidiendo lo justo a los clientes.

Ante esta situación, nosotros pensamos que ese administrador, aunque haya cambiado de actitud, no es de fiar. En cambio, para Jesucristo tiene más valor el cambio de comportamiento que el pecado. Él conoce nuestras caídas, pero basta un sincero arrepentimiento y que le pidamos perdón, para que nos devuelva su confianza y se sienta orgulloso de nosotros, como el amo de la parábola con su administrador.

A la vez Jesús nos invita y exhorta a ser astutos y sagaces. Estas cualidades deben ser expresión de la caridad cristiana. Las virtudes humanas de la astucia o sagacidad consisten en la habilidad para encontrar los medios justos y más eficaces para alcanzar un objetivo, como puede ser vivir nuestra fe y amor a Dios. Llama la atención ver cómo algunos son muy capaces de obtener lo que se proponen en el ámbito del trabajo, de la familia o con las amistades. En cambio se comportan con temor y se sienten impotentes a la hora de hablar de Jesucristo y de su doctrina, o de hacer algo por la construcción de la civilización de la justicia y del amor cristianos. Si para nosotros, Cristo fuera, de verdad, el valor más importante, ¿no deberíamos comportarnos con más sagacidad?


Personalmente a mí ésta parábola y aquella en que Cristo manda a sus discípulos a predicar, diciéndoles que los manda como a ovejas entre lobos y les pide que sean astutos como la serpiente y mansos como la paloma, siempre me han parecido medio incongruentes. Ahora creo que voy entendiendo.
¿Cómo me pide ser astuto como el que hace el mal? Creo que ése es el
"meollo del asunto". Ser astuto en vivir como Cristo lo desea dentro de un mundo lleno de otros intereses, sin caer en la tentación de hacer lo malo.
En otra ocasión, refiriéndose a los fariseos, nos dice: "Haced lo que os dicen ellos, pero no hagas lo que ellos hacen", refiriéndose a que los fariseos predican la verdad, pero no hacen la verdad. Nosotros debemos hacer la verdad.
Hay ocasiones en que parece que las personas de luz (o sea los creyentes) seamos tontos o ingenuos, o al menos así nos pueden ver otras personas, sin embargo ¿no es la ingenuidad una característica de los niños? ¿no nos pidió Cristo hacernos como uno de ellos?
Personalmente yo he comprobado que se puede vivir siguiendo los lineamientos de Cristo, sin necesidad de obrar mal y más aún sin el deseo de obrar mal, que a fin de cuentas creo que es lo más importante. Puedo engañar a otros haciendo lo correcto como éste administrador y ganar amistades a base de acallar mis verdaderos deseos, pero no puedo engañar a Dios acerca de mis intenciones. Y al fin de la jornada me va a pedir cuentas de lo bueno que hice, de los errores que corregí, pero también de la intención con que actúe.
Por éso creo que es tan importante el mantenerme en oración, constantemente en contacto con las cosas de Dios, para que llegue a ser parte de mis pensamientos, parte de mi vida.
¿De qué me sirve hacer el bien, ir repartiendo favores si no deseo hacerlo? Tarde o temprano mis verdaderas intenciones salen a relucir, tarde o temprano si no me mantengo cerca de Dios, caeré de nuevo en la tentación.
Padre: permite que actúe de acuerdo a tus deseos, pero también que desee actuar de acuerdo a ellos. Permite que ayude a mi prójimo, pero también que desee hacerlo. Porque en la medida que yo desee hacerlo, en ésa medida será más auténtico lo que yo pueda hacer, de más provecho para mi prójimo y de más provecho para mí. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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scarlett
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MensajePublicado: Sab Nov 11, 2006 6:43 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

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Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Buen uso de las riquezas
Lucas 16, 9-15. Tiempo Ordinario. ¿Hacemos el bien para servir a Dios o a nosotros mismos?
Lucas 16, 9-15

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero. Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de él. Y les dijo: Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios. Reflexión

Porque Jesucristo “conoce vuestros corazones”, nos advierte de tres peligros muy sutiles que pueden aparecer en la vida espiritual diaria.

“El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho”. La ley del amor, que es la que Cristo ha venido a traer al mundo, es la del amor sin medida. En el amor no hay mucho ni poco, o se ama o no se ama. Puede ser que las consecuencias de un acto hecho sin amor sean pequeñas o grandes pero cuando se ha faltado al amor se ha dejado de amar en ese acto concreto.

Si no sabemos usar correctamente las riquezas injustas y ajenas, es decir, todo lo material que es externo a nosotros y por lo tanto no nos pertenece con totalidad, mucho menos seremos capaces de manejar con corrección las riquezas verdaderas y propias, que son las cosas espirituales que en verdad son propias de cada hombre. Del mismo modo quien no ama a los hombres a quienes ve, no puede decir que ama a Dios a quien no ve; si no somos ordenados y justos con las cosas materiales, que vemos, menos lo seremos en las cosas espirituales, que no se ven.

“No podemos servir a Dios y al dinero”. El dinero representa el humano interés. Nuestro corazón desea hacer el bien, pero ¿lo hacemos para servir a Dios o a nosotros mismos? Cuando nos ocurre una desgracia fácilmente nos preguntamos: “¿por qué a mí?” ¿No será que durante los momentos de tranquilidad hemos sido buenos por inercia, pero no por amor a Dios, de tal manera que cuando su voluntad contradice la nuestra ya no somos generosos?

Este comentario es una continuación del de ayer. Quien no ama a los hombres a quienes ve, no puede decir que ama a Dios a quien no ve.
Creer sin ver. Es lo que nos pide Cristo.
Creo que ésto a mí aveces me parece muy difícil. ¿Hasta qué punto soy yo la que actúo y hasta qué punto, es el Espíritu Santo el que lo hace a través mío? Como dice el P. Gralla en su comentario, cuando las cosas están tranquilas es muy fácil agradecer a Dios, pero en cuanto empiezan a estar un poco menos tranquilas o cuando de plano, hay momentos muy difíciles que no sabe uno ni cómo se van a resolver, es muy difícil agradecer, lo único que se me ocurre es caer de rodillas y rogarle a Dios me ayude porque yo no puedo sóla. En el momento difícil pareciera que Dios se esconde, que por más que lo busco no lo encuentro, sin embargo he ido aprendiendo que El está sosteniéndome por éso no lo veo. Muchas veces he oído pensamientos así y los he creído sólo palabras para darme ánimos, sin embargo ES REAL, Dios está vivo, Cristo está vivo.
No son sólo pensamientos, no son sólo palabras bonitas, ni como mucha gente pretende, "muletas" para sobrellevar la vida.
Hay personas que piensan que la oración es sólo una forma de obtener fortaleza interior, de "autosugestionarse". Y no lo es, realmente es una forma de comunicación con Dios.
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MensajePublicado: Lun Nov 13, 2006 7:29 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.


Cita:
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Fe como un grano de mostaza
Lucas 17, 1-6. Tiempo Ordinario. Podemos hacer muchas cosas si tenemos fe en Dios.

Lucas 17, 1-6.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos. Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", le perdonarás. Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. El Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: "Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido.

Reflexión

Estamos rodeados de testimonios edificantes, de personas ejemplares, coherentes, generosas... Pero tenemos la costumbre de fijarnos y hablar sólo de los “escándalos” que por ahí nos encontramos. Aquel joven, la vecina, un político... todos pasan por nuestro tribunal.

Es una realidad innegable que, como hombres que somos, tenemos debilidades y flaquezas (Si alguien no las tiene, puede inscribirse en el registro de los ángeles sobre la tierra), que, por lo demás, son evidentes a los ojos de los demás, sobre todo en algunas ocasiones. Algunas veces hasta pueden provocar escándalos.

Sin embargo, la inspiración divina bien colocó este pasaje seguido inmediatamente de otro que versa sobre el perdón. Nuestra tarea no es entonces juzgar ni mucho menos buscar como detectives los “talones de Aquiles” de nuestro prójimo. Será mejor si, por nuestra parte, nos esforzamos para dar el mejor testimonio, y si fijamos nuestra atención en las virtudes de los demás. Y cuando alguien nos escandalice con su conducta, no juzguemos y sepamos perdonarle de corazón, sabiendo que quien confía en el poder de Dios, puede trasplantar un árbol al mar.

Si tu hermano peca, repréndele. Si se arrepiente, perdónalo. Si peca contra tí 7 veces al día y 7 veces regresa arrepentido, le perdonarás.
Bien dicen que la palabra de Dios puede parecer a veces contradictoria, una locura.
Como dice el P. Gralla, no fuimos hechos para juzgar. Cristo no nos dijo "Si tu hermano peca, júzgale, condénale" sino repréndele. Hazle ver su error. Ahora que para hacer ver sus errores, "me pinto sóla" y caigo muchas veces en juzgar. Hay de formas a formas para hacerles ver sus errores. Entiendo que hay que reprenderlos como dice Cristo, si tu hermano peca... ¿Quién es mi hermano? la gente que me rodea. Mi obligación es hacerle ver su error, ¿porqué? porque me interesa, porque es un hijo de Dios al igual que yo.
Ahora que LA FORMA es en lo que yo fallo muchas veces. ¿Porqué? porque juzgo o prejuzgo. Cristo no juzgaba, Cristo aceptaba a las personas como son, no sus actos. Esos se los reprochaba, pero los aceptaba pobres, ricos, con buenas o malas ropas, prietos, chaparros, altos, delgados. Y aún para reprocharles, les contaba parábolas para que comprendieran, con cariño. A sus discípulos llegó a hablarles duro es cierto, pero ellos lo conocían más.
Cristo dice: "si regresa arrepentido 7 veces, 7 veces lo perdonarás"
Muchas veces ni a la primera lo perdono.... ya no digamos a la séptima.
¿Y a mí no me perdona Cristo 1, 2, 3.... y más?
Ahora que también me quedo sentada esperando que llegue arrepentido para perdonarlo. Creo que debo perdonar aún cuando no regrese, porque Cristo me ha perdonado aún cuando yo no regreso. Cuando llego, sólo es como un "formulismö".
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scarlett
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MensajePublicado: Mar Nov 14, 2006 4:17 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Siervos inútiles ante el Señor
Lucas 17, 7-10. Tiempo Ordinario. A veces llegamos a creer que nosotros le hacemos un favor a Dios.
Lucas 17, 7-10

En aquel tiempo, dijo el Señor: ¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: "Pasa al momento y ponte a la mesa?" ¿No le dirá más bien: "Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?" ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.

Reflexión

Los hombres tendemos a convertir en “heroico” las cosas más ordinarias de nuestro deber. Nos llegamos a considerar “héroes” por llegar puntuales al trabajo o por respetar las señales de tráfico. Los niños creen que se merecen un premio por cumplir con sus deberes escolares... Sólo estamos haciendo lo que debíamos hacer.

También como cristianos se nos presenta esta tentación. Aunque nunca lo expresamos así, llegamos a creer que nosotros le hacemos un favor a Dios cuando rezamos, participamos en la Misa dominical, o cuando cumplimos los Mandamientos. Cristo nos ofrece este mensaje para prevenirnos de esta actitud, con la que nos olvidamos de que Él nos ha dado infinitamente más de lo que nosotros podemos ofrecerle.

Pero Dios no es un amo déspota y desconsiderado. No pensemos que al final de nuestra vida, después de haber trabajado y luchado sinceramente por Dios, seremos recibidos en el cielo con un seco y frío: “Sólo has hecho lo que tenías que hacer”. Eso lo tenemos que decir nosotros, pero no lo dirá Él. Sus palabras las conocemos: dirá a quienes hayan vivido su mensaje: “Venid, benditos de mi Padre...”. Y nos sentaremos con Cristo a gozar del banquete eterno.

Paz y bien.
¡¡Bien " heróica" soy a veces, Señor!!! Pareciera que ésa es la cruz con la que tengo que cargar todo el tiempo!!
Cuántas veces he empezado algo, con la esperanza de aprender, con la esperanza de ser útil y poco a poco, sin darme cuenta, voy "expandiéndome".
En todos mis trabajos empecé de abajo, en un puesto pequeño, en un momento dado, ya estaba dirigiendo o ayudando a dirigir. ¿Cómo sucedía ésto? No lo sé. Sólo sé que nunca lo pedí. No pedí nunca un puesto mejor, no pedí nunca el ser consejera de algunas personas. Simplemente se iba dando. Ahora siento que estoy tratando de forzar las situaciones, ahora ya no espero, ahora quiero ser heroica y éso no está bien.
Tal vez me he acostumbrado a ser protagonista sin pedirlo, pero me he acostumbrado. Y no está bien. Antes nunca fuí protagonista. Los protagonistas eran las personas que se acercaban a mí, las personas que confiaban en mí.
Debo agradecer a Dios el darme las oportunidades que me brinda, sin tratar de "influenciar" su voluntad.
Es difícil, muy difícil para mí en éste momento, someterme a la voluntad de Dios. Sé que tarde o temprano lo haré, pero cuesta mucho trabajo hacerlo. Sé que la lucha dentro de mí será difícil, pero sé que Dios terminará por hacerlo.
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Francisco Duran Tobias
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MensajePublicado: Mar Nov 14, 2006 5:13 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Este tema me viene como anillo al dedo. Porque tenía algo que decir.

A propósito de las desgracias que cada día entran por los foros ; matrimonios rotos , etc.

Llegan personas que dicen ; “ no puedo perdonar “ “ le he dicho que se vaya “ o se le da el consejo de que hable con su pareja aunque no quiera y le diga el enorme peligro que tiene al querer vivir en adulterio y no se atienden los consejos.

¿ Porque ?

Porque muchos se sienten heridos sin haberlo merecido .

Sobre el merecerlo solo Dios y esas personas lo saben y por supuesto no podemos opinar ni señalar a nadie , solo a nosotros mismos .

El mal desplegado en torno a los matrimonios está no de ahora , de hace años.

¿ Que hemos hecho para combatirlo ?

Si no hemos hecho nada , ni siquiera hemos rezado para que no nos alcanzara , no es acaso normal que esta lotería nos pueda tocar.

Pero centrándome en el tema lo que se tiene que hacer es lo que “ se debe hacer “ sin esperar recompensa por ello .

Perdonar .
Estar a su lado.
Orar y combatir.

Esto es lo que se debe y no justifica en ningún modo que no se haga por sentirse herido ni porque nos halla tocado el orgullo .

¿ Acaso no se humilló Cristo que era Dios mismo entre los hombres ?

Si se humilló El . ¿ Porque nosotros no ?

Cristo es el mayor ejemplo de la historia de la humanidad de hacer lo que se debe en todo lugar y en todo tiempo.

Si consiguiéramos imitarlo un poquito , muchos de los males que nos acechan no los recibiríamos con lamentos ni lágrimas sino como lo que son “ pruebas de nuestra fe” .

Estos males están desplegados ; nosotros no los iniciamos , pero tampoco en la mayaría lo combatimos .

El mal se gira y sin saberlo viene por nosotros . “ Pues estemos preparados para hacer lo que se debe y en nuestra medida evitar que existan “ .

Dios les bendiga .
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roberto viera gonzalez
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MensajePublicado: Mie Nov 15, 2006 8:14 am    Asunto: Fe hermanita, mucha fe.
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

¡Qué maravilloso es ser un "pobre diablo"! Ruega por el segundo "fiat" amiga mía. Ya hubo un "fiat", el de esta mujer que celebramos durante este mes. Pídele a María que te de fuerzas para el segundo "fiat". Ese será el que tu le des como regalo ahora que se acerca el cumpleaños de Su Hijo. De qué sirve cumplir. Urge sufrir. Más allá del cumplimiento, está la Cruz. Que el Señor la vea, pero el Señor, no vale la pena que la vean los hombres. a los hombres sonríeles. y de un paraguazo tu sufimiento se transforma en gozo, en plenitud. No te desanimes hermanita.
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scarlett
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MensajePublicado: Mie Nov 15, 2006 3:20 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Cita:
Curación de diez leprosos
Lucas 17, 11-19. Tiempo Ordinario. Agradece a Dios todo lo que te da cada día.

Lucas 17, 11-19

En aquel tiempo, yendo Jesús de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz, dijeron: ¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! Al verlos, les dijo: Id y presentaos a los sacerdotes. Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: ¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate y vete; tu fe te ha salvado.

Reflexión:

¡Cuánto se agradece cuando una persona se detiene en la carretera para ayudarnos cuando nuestro coche se ha averiado! “Jamás me había visto antes, sabía que muy probablemente no nos volveríamos a encontrar para que yo le agradeciera este favor... y sin embargo, tuvo el detalle de detenerse para hacerlo.” Parece obligado que ante este hecho, brote del corazón la gratitud.

Pero suele suceder que las personas que saben agradecer las cosas grandes, son las que también lo hacen ante pequeños detalles, que podrían pasar inadvertidos. A quien le cede el paso en medio del tráfico, al que sabe sonreír en el trabajo los lunes por la mañana, a la persona que atiende en la farmacia o en el banco... Son felices porque les sobran motivos para decir esa palabra que para otros es extraña y humillante.
Quien la pronuncia con sinceridad, al mismo tiempo llena de alegría a los demás, y crea “el círculo virtuoso” de la gratitud, en el que cada uno cumple su deber con mayor gusto y perfección.
Y si estas personas agradecen a los hombres los pequeños favores y detalles, ¡cuánto más a Dios que es quien a través de canales tan variados nos hace llegar todo lo bueno que hay en nuestra vida! ¡Gracias!
Es frecuente que nos olvidemos de dar gracias a Dios por los beneficios recibidos. Somos prontos para pedir y tardos para agradecer.
A veces las cosas nos parecen tan naturales que no se nos ocurre ageradecerlas a Dios:

Darle gracias por las maravillas de la naturaleza: del aire que es gratis para todo el mundo. Del agua: ese tesoro de la naturaleza.

Dar gracias a Dios por las maravillas del cuerpo humano. De tener ojos: esas maravillosas máquinas fotográficas. De tener oídos: esa maravilla de la técnica. Supongamos que fuéramos ciegos o mudos.

Dar gracias Dios por la familia en la que hemos nacido. Quizás tengamos problemas, pero si miramos para atrás veremos tragedias espantosas.

Dar gracias Dios por nuestra Patria. Las hay mejores, pero también las hay mucho peores. Supongamos que hubiéramos nacido en Etiopía o en Somalia: donde tantos mueren de hambre.
Pero sobre todo darle gracias por la fe. Es el mayor tesoro que podemos tener en la Tierra.
Y la principal petición es en ella morir. Tener la suerte inmensa de una santa muerte.


Paz y bien.

Hay capítulos que me gustan mucho. Este me encanta. Ver cómo Cristo ante el sufrimiento de unos leprosos, se compadece.
Los leprosos ante su sóla voz, obedecen con Confianza, sabiendo que Cristo los curaría, no preguntan, no cuestionan. Y se curan.
Pero la mayoría se va a dar testimonio a los sacerdotes como Cristo les ordenó. Sólo uno regresó a agradecer el favor recibido y era extranjero.
Estamos acostumbrados a tener tantas cosas que Dios nos da, que las tomamos como normal al igual que los nueve leprosos judíos. Cristo tenía que curarlos, si lo hacía con todos, también con ellos. Sólo uno se dió cuenta de que con ésa curación, Cristo le devolvía su vida, no sólo la salud. Que se había hecho un milagro en él y se dió cuenta de ésa maravilla. Y regresó, regresó a agradecer, a alabar, a caer a los pies de Cristo sabiendo lo indigno que era de ése favor recibido. Cristo le dijo tu fé te ha salvado.
No sólo sanado, salvado.
Como dice el P. Gralla hay tanto por lo cual agradecer, tantas cosas de las que no siempre estoy consciente por tomarlas como normales.

Gracias, Señor por todo lo que me das, por todo lo que tengo, porque a pesar de días en los que siento que soy merecedora de más, con una simple palabra me muestras las maravillas que has hecho en mi vida, lo afortunada que soy.
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scarlett
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MensajePublicado: Jue Nov 16, 2006 7:07 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
El Reino de Dios entre nosotros
Lucas 17, 20-25. Tiempo Ordinario. Dejar que Jesús reine en mi alma es abrirle las puertas para que Él haga lo que quiera. conmigo.

Lucas 17, 20-25


En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo llegaría el Reino de Dios, Jesús les respondió: El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: "Vedlo aquí o allá", porque el Reino de Dios ya está entre vosotros. Dijo a sus discípulos: Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: "Vedlo aquí, vedlo allá." No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación.

Reflexión

El Reino de Dios ya está entre nosotros, aunque no completamente. Está entre nosotros porque Jesús ya ha venido a la tierra y nos ha dejado su presencia. Pero todavía falta algo. Es necesario que el Reino llegue al corazón de cada hombre. Sólo entonces podremos decir que ya ha llegado en toda su plenitud.

Jesús advierte que no se trata de un reino de ejércitos, de emperadores, de palacios, etc. sino que es algo mucho más sutil, menos notorio. Es un gobierno sobre los corazones, cuya ley es la caridad y Cristo es el soberano.

Dejar que Jesús reine en mi alma significa abrirle las puertas para que Él haga lo que quiera conmigo. Y El sólo entra y se queda a vivir si encuentra un alma limpia, es decir, sin pecado. Un alma en pecado es un lugar inhabitable para Dios. Por eso decimos que hay que vivir en continua lucha con nuestro peor enemigo, que es el pecado, porque sólo él nos aleja de Dios, la meta de nuestra vida.

¡Cómo sería el mundo si todos los hombres viviesen en gracia, en amistad con Dios! ¡Qué diferentes serían las cosas si todos los países adoptaran el mandamiento de la caridad universal como ley suprema!

Entonces, sí que podríamos decir que el Reino de los cielos ha llegado a la tierra. Empecemos por nuestro corazón y por nuestra casa.

El Reino de Dios.

Este comentario al Evangelio que hago, de ninguna manera pretende ser una guía para nadie, ni mucho menos. Es sólo una reflexión propia. Por éso anexo siempre el comentario del Sacerdote que comenta en Catholic.net, me he dado cuenta a través de irlo leyendo diario de las cosas tan equivocadas que pensaba antes o la forma equivocada en que interpretaba antes algunos asuntos.
Por ejemplo ésto del Reino de Dios. Yo lo veía como que sería el día que falleciera y fuera a reunirme con Cristo en el cielo. Ahora me he dado cuenta de que ése reino está aquí porque Cristo al venir a la tierra a cumplir su misión, nos dejó al Espíritu Santo como guía, para que nos recordara su palabra, para que nos llamara la atención cuando nos equivocamos.
Me imaginaba a Cristo en el cielo esperándome. Y no, Cristo está vivo. Vivo en su Espíritu Santo, presente entre nosotros, guiándonos hacia El. Como dice el P. Gralla, debo abrirle la puerta de mi corazón para que more dentro de mí, pero debe ser un corazón limpio, vacio de pecado, para que El pueda entrar a llenarlo de luz.
En la reflexión de hoy, el P. Antonio Rivero habla de la Eucaristía y cómo Cristo está vivo en la ------. Habla de la esperanza con la que debemos vivir cada día. Esperanza nacida de Cristo resucitado.
Cita:
Hoy se está perdiendo mucho la esperanza, esa virtud que nos da alegría, optimismo, ánimo, que nos hace tender la vista hacia el cielo, donde se realizarán todas las promesas. La esperanza es la virtud del caminante.

¡La esperanza!

Cita:
La eucaristía es un adelanto de esos bienes del cielo, que poseeremos después de esta vida, pues la Eucaristía es el Pan bajado del cielo. No esperó a nuestra ansia, Él bajó. No esperó a nuestro deseo, Él bajó a satisfacerlo ya. Es verdad que en el cielo quedaremos saciados completamente.

La Eucaristía se nos da para fortalecer nuestra esperanza, para despertar nuestro recuerdo, para acompañar nuestra soledad, para socorrer nuestras necesidades y como testimonio de nuestra salvación y de las promesas contenidas en el Nuevo Testamento.


Es por éso tan importante el Comulgar. Antes pensaba que era tomar una ostia, cumplir con el requisito y ya. Y no. Cristo está ahí esperando para reconciliar mi corazón , para vivir el Reino de Dios desde la tierra antes de llegar al Reino de Dios en el Cielo.
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scarlett
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MensajePublicado: Vie Nov 17, 2006 3:07 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Cita:
Venida del Reino de Dios
Lucas 17, 26-37. Tiempo Ordinario. Lo que viene de Dios es lo que puede hacernos auténticamente felices.

Lucas 17, 26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste. Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada. Y le dijeron: ¿Dónde, Señor? Él les respondió: Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres.

Reflexión

Cuando alguien empieza una discusión con su marido (o esposa), o con un amigo, se cumple eso de que “el que pierde, gana”. ¿Qué significan estas palabras? Que el que está dispuesto a ceder es quien obtiene el triunfo. Triunfa sobre el egoísmo, vence en la caridad y gana la estima de Dios y de la persona con la que estaba discutiendo.

Porque hay muchas victorias en el ámbito humano que son momentáneas, superficiales. Contentan un rato, pero luego dejan insatisfacción. Hay que ir más a fondo, evaluar si es preciso “ganar” siempre, tener la razón en todo, imponer los propios gustos a los demás. Con un poco de atención, veremos que la felicidad auténtica no viene por ahí. Aunque parezca extraño, nos sentimos más felices después de hacer un sacrificio, de haber dado una alegría a otro, etc. ¿Por qué? Porque eso viene de Dios, y sólo Él es quien puede hacernos auténticamente felices.

El que está dispuesto a “perder la vida” ha entrado en el camino que Cristo siguió para la redención de los hombres. Es el camino de negarse a uno mismo, el camino de la cruz. Sólo a la luz de Cristo crucificado se puede vivir con autenticidad el cristianismo. Jesús lo perdió todo: sus discípulos le abandonaron, los soldados le arrancaron sus ropas, la muchedumbre se burló de Él... Sin embargo, gracias a la donación por amor al Padre, nos salvó de la condenación que merecían nuestros pecados y triunfó sobre el poder de la muerte, resucitando.


Paz y bien.
Estas palabras de Cristo en el Evangelio son un recordatorio para mí de que debo estar preparada para cuando El regrese. "Nadie sabe la hora ni el día, ni el Hijo, sólo el Padre", al igual que las novias debo tener lista mi lámpara llena de aceite.
¿Cómo estar preparada? Haciendo lo que Cristo le dijo al joven rico: "Cumple los mandamientos de la Ley de Dios" "deja todo y sígueme"
o como nos dice en ésta lectura: "Quien intente guardar su vida, la perderá, y quien la pierda, la conservará""
Nos habla aquí de porqué se vivió el Diluvio en tiempos de Noé y porqué se acabó con ciudades como Sodoma y Gomorra en tiempos de Lot. Por la depravación a la que llegó el hombre. Ayer escribía acerca de ésto en otro tema. Cristo nos dice además: cuando ésto pase "no mires atrá, recuerda a la mujer de Lot"
No mires atrás.
Nos habla de que los que perseveren hasta el final, lograrán la victoria.
No...no es fácil obtener el Reino de Dios.
Como dice el P. Gralla: "Es el camino de negarse a uno mismo, el camino de la cruz. Sólo a la luz de Cristo crucificado se puede vivir con autenticidad el cristianismo. "
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MensajePublicado: Sab Nov 18, 2006 4:06 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Parábola del juez corrupto
Lucas 18, 1-8, Tiempo Ordinario. Dios quiere que le insistamos, que vayamos todos los días a llamar a su puerta.
Lucas 18, 1-8

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos que era preciso orar siempre sin desfallecer, les propuso esta parábola: Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: "¡Hazme justicia contra mi adversario!" Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme." Dijo, pues, el Señor: Oíd lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?

Reflexión

Un mosquito en la noche es capaz de dejarnos sin dormir. Y eso que no hay comparación entre un hombre y un mosquito. Pero en esa batalla, el insecto tiene todas las de ganar. ¿Por qué? Porque, aunque es pequeño, revolotea una y otra vez sobre nuestra cabeza con su agudo y molesto silbido. Si únicamente lo hiciera un momento no le daríamos importancia. Pero lo fastidioso es escucharle así durante horas. Entonces, encendemos la luz, nos levantamos y no descansamos hasta haber resuelto el problema.

Este ejemplo, y el del juez injusto, nos ilustran perfectamente cómo debe ser nuestra oración: insistente, perseverante, continua, hasta que Dios “se moleste” y nos atienda.

Es fácil rezar un día, hacer una petición cuando estamos fervorosos, pero mantener ese contacto espiritual diario cuesta más. Nos cansamos, nos desanimamos, pensamos que lo que hacemos es inútil porque parece que Dios no nos está escuchando. Sin embargo lo hace. Y presta mucha atención, y nos toma en serio porque somos sus hijos. Pero quiere que le insistamos, que vayamos todos los días a llamar a su puerta. Sólo si no nos rendimos nos atenderá y nos concederá lo que le estamos pidiendo desde el fondo de nuestro corazón.



El día de ayer, el evangelio nos hablaba del Reino de Dios, el día de hoy Cristo nos habla de la oración, una oración de una forma insistente, perseverante, contínua, desde el fondo de nuestro corazón.
En éste foro y en la Red de Oración leo a personas que entran, hacen su petición y no vuelven a escribir, no porque me interese particularmente su situación en forma morbosa, sin embargo si con ésa fé piden al Señor....
Y he leído testimonio de hermanos que contínuamente están conectados pidiéndole a Dios, platicando con él. Algunas veces nos deprimimos, otras veces nuetro corazón rebosa, pero estamos siempre, siempre pidiendo, alabando, en contínua comunicación con Dios.
Todos los días pido por mis hijos, por mi esposo, porque me los cuide y me los proteja Dios, se los encomiendo a la Virgen de Guadalupe en las mañanas antes de salir al trabajo, a la escuela. Y Dios me oye. Gracias, Señor. Porque soy insistente, porque realmente lo deseo de todo corazón, al igual que pido por las personas que escriben en la Red de Oración, constantemente se pide por las mismas personas y gracias a Dios muchas de ellas son oídas.
Nos hablan los P. Izquierdo y Rodero en la meditación de hoy de María, de su aceptación a los designios de Dios, de su "Hágase en mí, según tus designios", nos hablan de que desde nuestro nacimiento, Dios nos ha elegido para llevar a cabo sus designios y al igual que María debemos aceptarla con la humildad, amor y entrega con que ella lo hizo.


Padre bueno y eterno:
Que te sirves escuchar a todos tus hijos que te pedimos de corazón, que somos insistentes, que estamos en contínuo contacto contigo, Gracias te doy, Señor por tu inmensa misericordia.
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MensajePublicado: Lun Nov 20, 2006 3:10 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bieAutor:
Cita:
P Clemente González | Fuente: Catholic.net
El ciego de Jericó
Lucas 18, 35-43. Tiempo Ordinario. Primero, buscó el encuentro con Jesús y como tenía mucha fe...
Lucas 18, 35-43

En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna; al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello.Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno y empezó a gritar, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó: ¿Qué quieres que te haga? Él dijo: ¡Señor, que vea! Jesús le dijo: Ve. Tu fe te ha salvado. Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.

Reflexión

Era ciego pero tenía las ideas muy claras. Había oído hablar de Jesús de Nazaret, el descendiente del rey David, que hacía milagros en toda Galilea. Y él quería ver. Por eso, cuando le informaron que Jesús iba a pasar por allí, el corazón le dio un vuelco y comenzó a gritar con todas sus fuerzas. ¡Era la oportunidad de su vida! Cuando consiguió estar frente a frente con el Mesías no fue con rodeos; le pidió lo que necesitaba: “¡Señor, que vea!”.

Muchos entendidos dicen que este es el modelo perfecto de oración. Primero, buscó el encuentro con Jesús; luego, presentó la petición con toda claridad. Y como tenía mucha fe...

Para rezar bien, es necesario acercarse a Dios, ponerse ante su presencia. Para eso puede ayudar ir a una iglesia y arrodillarse ante el sagrario. ¡Allí está Jesús! Luego, con humildad, suplicando su misericordia como hizo el ciego, le hablamos y le decimos exactamente lo que nos pasa. Sin discursos, sin palabrería. Hay que ir al grano: “Mira, Señor, lo que me pasa es esto...”.
Dios ya lo sabe, pero quiere que se lo digamos. Nos pregunta: “¿Qué quieres que te haga?”. Entonces, nos escucha y nos lo concede, según nuestra fe.

Pero no acaba aquí el relato. Luego fue a comunicar esa experiencia a todo el pueblo. Había nacido un apóstol. Y consiguió que aquella gente, al verlo, alabaran a Dios.


Una vez más, Jesús nos habla de insistir, de insistir siempre. Este ciego de Jericó gritó llamando a Jesús, le pidieron que se callara y gritó más fuerte, hasta que Cristo oyéndolo, se acercó y le preguntó qué deseaba. Ver. Y Cristo se lo concedió.

En varios capítulos del Evangelio se habla de ésto, de la importancia de insistir, insistir. Dios me conoce, sabe qué quiero, pero necesita que se lo diga porque es muy importante la comunicación.
La oración se ha convertido en éso para mí: en un diálogo con Dios. A veces es un diálogo con lágrimas, a veces es un diálogo lleno de felicidad, pero siempre es un diálogo de amor, de fé, de esperanza.
Me ha ocurrido que cuando trato de explicar lo que Dios ha hecho en mi vida a otras personas, pretendo que otros hagan lo mismo que yo. Finalmente he entendido que cada uno tiene una forma distinta de establecer éste diálogo con nuestro Creador.
Muchas personas son escuchadas lo mismo que yo y su forma de relacionasrse con Dios es diferente.
Mucho tiempo sufrí por ésto. Por ver lo que yo tengo (no económicamente) y lo que todos pudieran tener: al ver a alguien enfrentarse una y otra y otra vez a una misma situación y caer una y otra y otra vez en el mismo error. Me preguntaba ¿cómo no se da cuenta? Me enojaba. Siempre he tendido a ayudar a los demás, creo que es innato al ser humano, es un don que Dios nos concede porque somos a imágen y semejanza de El, sin embargo lo trataba de hacer a mi modo, trataba de que los demás hicieran como yo le había hecho.
Finalmente me he dado cuenta de que no es así. Cada uno debe adaptarse a sus capacidades, a sus circunstancias. No puedo pretender ser otra persona porque todos somos únicos e irrepetibles.
A partir de entender ésto, mi relación con los demás ha cambiado. Lo mismo que el ciego de Jericó, al fin abrí los ojos, gracias a la palabra de Jesucristo. Y a partir de ahí mi vida ha cambiado.
Al igual que el ciego de Jericó, ahora lo sigo, lo alabo y doy testimonio de su grandeza.

Gracias, Señor.
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MensajePublicado: Mar Nov 21, 2006 3:40 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net
Conversión de Zaqueo
Lucas 19, 1-10. Tiempo Ordinario. El Señor cambia nuestras vidas si le dejamos.
Lucas 19, 1-10

En aquel tiempo, Jesús, habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido».

Reflexión

La escena que el Evangelio nos presenta es una evocación del misterio que ha cambiado nuestras vidas: la Encarnación. Dios que quiso venir a visitar la casa de los hombres, el mundo que Él mismo creó. Le necesitábamos, y no dudó en venir para traernos la salvación.

La historia de Zaqueo se repite cada día. Es nuestra misma historia. Somos hombres que buscamos a Dios porque somos débiles. Una multitud que quiere ver en su vida a Cristo cerca y alberga ese profundo deseo en el corazón. Personas que, a pesar de nuestra baja estatura en el espíritu, nos atrevemos a subir a un árbol, porque a toda costa queremos encontrarnos con Él.

Y Cristo no se hace rogar. Sale al encuentro, pasa por el camino, fija su honda mirada en nuestros ojos, que brillan de ilusión. Y nos dice: “Hoy quiero quedarme en tu casa”. ¡Y nuestra alma se inunda de gozo! Hemos encontrado lo que buscábamos, la fuerza para nuestra debilidad, la paz y la felicidad para nuestras vidas.

El Señor cambia nuestras vidas. Zaqueo dio a los pobres la mitad de sus bienes. Nosotros, que también buscamos con anhelo a Cristo, saldremos transformados de ese encuentro y le daremos la totalidad de nuestro ser.

El domingo asistí a misa a la capilla cercana a mi casa. En éstos meses se ha estado juntando dinero para construir una parroquia más grande a la cual pertenece la capilla.
Esta capilla tiene aproximadamente 7 meses de funcionar gracias a la bondad de una familia que cede sus instalaciones para que se celebre la misa ahí. Ellos son una familia que radica en el otro lado (así le decimos en México a Estados Unidos) es una familia mexicana radicando allá y su contribución a nuestra iglesia es el ceder su casa ...muy bonita por cierto los domingos y algunos días a la semana para desarrollar las actividades. Yo he tratado de encontrar la forma de participar, quiero dar algo de mí además de la limosna semanal. Creo que lo he hallado.
Sta. Teresa en el Encuentro de Oración dice:
Cita:
Durante los días tan gozosos del tiempo pascual, Jesús me hizo conocer por experiencia que realmente hay almas que no tienen fe, y otras que, por abusar de la gracia, pierden ese precioso tesoro, fuente de las única alegrías puras y verdaderas.

Yo no entendí muy bien éstas palabras, Francisco me hizo el favor de explicarmelas.
Cita:
esta gracia se puede perder mediante el abuso de la misma , es decir si consideramos que somos merecedores de ella y nos sentimos orgullosos y vanidosos de tenerla.
Cita:
Dios debe pensar ¿ Que has hecho con el tesoro que te di ? En vez de repartirlo entre los hermanos necesitados te lo quedas para ti solo y te enorgulleces de tenerlo creyéndote merecedor de esto y mucho mas .

Esto es un abuso y como lo es , pierde la gracia al tirar por la borda lo que la mantiene que es la humildad .

Esto me hizo meditar en que es lo que a mí me pasa. Quiero entregar parte de lo que Dios me ha dado y no he encontrado la forma de hacerlo.
Yo, al igual que Zaqueo he recibido la visita de Jesús en mi casa, no he sido rica como Zaqueo pero sí he andado perdida durante mucho tiempo y un día El llegó y se instaló en mi casa. Para mí es muy importante no quedarme con ésa gracia dentro, sin embargo me doy cuenta que muchas de las obras que yo podría realizar ya hay alguien que las hace, algún día la persona que auxilia al sacerdote en la capilla me pidió que le ayudara a limpiar la capilla una vez a la semana, me alegré mucho, para mí era un honor hacer ésta sencilla labor. Limpiar la casa de Dios ¡qué honor! Sin embargo, ésta persona creo sólo me lo dijo de broma, pues como soy costurera, ella cree que puedo servir a Dios como costurera, cosiendo para la iglesia. Claro que lo puedo hacer, pero hay personas que ya lo hacen y que es la única manera que tienen de servir a Dios dentro de la Iglesia. Yo no puedo quitárselos.
Hace poco hubo una kermess. Yo he vendido comida alguna vez, pero no es mi fuerte. Mal haría yo pretendiendo preparar comida y venderla, cuando hay personas que lo saben hacer y es su forma de contribuir a la Iglesia. El puesto que yo podría hacer ya lo hace ella, el dar catecismo, el organizar eventos, el auxiliar al sacerdote. Y sinceramente yo no lo deseo. Yo me hubiera conformado con limpiar la iglesia. Y ni éso me quiso dar. Yo no deseo su puesto porque sé que es la única forma que ella tiene de servir a Dios.
Ha querido ponerme a leer los domingos las lecturas. No entiende que para muchos, sobre todo jovenes y niños el pasar a leer frente a todos la palabra de Dios es un privilegio. Yo no puedo quitarselos porque es su única forma de servir a Dios dentro del servicio.
Dios me ha concedido muchas gracias, no es falta de humildad pero desde pequeña me ha dada la gracia de leer, de ser ágil con mis manos, de hacer manualidades, de embellecer las cosas utilizando lo que tengo a mi alcance. Creo que de ésa manera puedo servir a Dios, sin quitarle a otros su forma de servirlo.
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MensajePublicado: Mie Nov 22, 2006 7:13 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Parábola de las minas
Lucas 19, 11-28. Tiempo Ordinario. Dios es a la vez infinitamente misericordioso y justo.

Lucas 19, 11-28

Estando la gente escuchando estas cosas, añadió una parábola, pues estaba él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro. Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse. Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: "Negociad hasta que vuelva." Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: "No queremos que ése reine sobre nosotros." «Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: "Señor, tu mina ha producido diez minas." Le respondió: "¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades." Vino el segundo y dijo: "Tu mina, Señor, ha producido cinco minas." Dijo a éste: "Ponte tú también al mando de cinco ciudades." «Vino el otro y dijo: "Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo; pues tenía miedo de tí, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste." Dícele: "Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré; pues ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses." Y dijo a los presentes: "Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas." Dijéronle: "Señor, tiene ya diez minas." - "Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará." «"Pero a aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí."» Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén.

Reflexión

El evangelio de hoy contiene una exigencia y a la vez una gran confianza de Dios en cada uno de nosotros. Jesús una vez más habla a través de parábolas sencillas que encierran toda la grandeza de su mensaje y que son una invitación a saber descubrir la grandeza de la vida corriente. Parece duro, o al menos exigente el pasaje de hoy, y nos muestra la gran diferencia entre el temor de Dios y el temor a Dios.

Dios es infinitamente justo, Dios es infinitamente misericordioso. Parece contradictorio que Dios sea infinitamente justo y a la vez infinitamente misericordioso, pues en el primer caso parece difícil de entender su actuación que sin su infinita misericordia parecería no responder a su ser. Sin embargo, hemos de aceptar que para nosotros Dios siempre será un misterio, que sólo Él mismo nos puede desvelar. Si nos fijamos exclusivamente en su justicia es fácil que caigamos en una especie de miedo paralizador que nos haga creer en la imposibilidad de nuestra salvación y nos haga verle como un juez justo y severo.

Esto nos convertirá en personas que temen a Dios, personas que intentan rehuirle, que se arredran y no arriesgan por temor a perder: “…Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras..." Nuestra visión se nubla hasta el punto de convertir a Dios en un ser exigente e injusto y no ponemos en juego todo lo que tenemos sino que de hecho lo escondemos.

Sin embargo, cuando contemplamos la justicia y la misericordia de Dios, en seguida entendemos que Dios ante todo es Bueno, que quiere que nos salvemos. Pero para eso tenemos que querer y tenemos que dejarle hacer. Tomarse en serio a Dios, tomar en serio sus cosas significa tener temor de Dios, y significa poner en juego todo aquello que nos ha dado, siendo conscientes de que muchas veces fallaremos y no daremos el fruto que nos gustaría. Eso no importa, porque a Él sólo le preocupan nuestras intenciones. Muchas veces sólo podremos ofrecer eso, nuestro propósito de hacer las cosas lo mejor posible, desprendiéndonos del resultado final. En cualquier caso, nuestras actitudes delatan y ponen de manifiesto nuestras intenciones.

Este, como muchos pasajes de la Biblia que yo no entendía y que gracias a P. como el P. Clemente González voy entendiendo.
Yo tomaba literalmente éste pasaje, y como dice el P. en vez de tener temor de Dios, tenía temor a Dios.
Llegué a verlo como un Dios castigador, al igual que el siervo malo. Y Dios no es así. Al contrario.
Tener temor de Dios ahora lo veo como el tener miedo a perderlo porque entonces me perdería a mí misma, como tantas veces me ha sucedido.
Por temor a Dios, sufrí muchos años, llena de miedo, escondiéndome de El, sin embargo un día al igual que el Zaqueo de ayer, me subí a un árbol a verlo pasar, no necesité decirle nada. El simplemente volteó, me vió y me llamó.

Cita:
Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas." Dijéronle: "Señor, tiene ya diez minas." - "Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará."


A veces por temor a Dios, pensaba cuando leía ésto que Dios me podía quitar todo lo material que tengo o que me iba a dar mientras más dinero tengo, más dinero. Ahora sé que no es de dinero, ni de cosas materiales de lo que habla, sino de.... fé, de amor a El.

Es cierto que ..."lo demás se os dará por añadidura" pero sin fé, ¿qué soy? con fé, sin amor, ¿qué soy? algo parecido se preguntaba San Pablo.
Como dice el P. Clemente Dios sabe mis intenciones, conoce mi corazón porque El me creó. Al igual que los buenos siervos, debo esforzarme por hacer buen uso de los bienes que me concedió, en hacerlos crecer para el día que me llame a cuentas, no estar en bancarrota.
¿cómo puedo hacerlo? me he preguntado muchas veces. Con oración, pidiéndole su guía..... y dejándome guiar.
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MensajePublicado: Jue Nov 23, 2006 11:09 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net
Jesús llora sobre Jerusalén
Lucas 19, 41-44. Tiempo Ordinario. Hoy intentaremos no ser el motivo de las lágrimas de Jesús.

Lucas 19, 41-44

En aquel tiempo, al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: ¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita.

Reflexión

Jesús también lloraba, igual que tú. Tenía sentimientos, se alegraba con las buenas noticias de sus discípulos y se entristecía con la muerte de su amigo Lázaro. Igual que nosotros. Por eso conoce perfectamente el corazón humano, pues Él pasó por los mismos estados de ánimo que experimentamos nosotros.

Aquí le vemos llorar por Jerusalén, la ciudad del pueblo elegido, con quien Dios estableció su Alianza. Desde hacía siglos había escogido a Abrahán y a sus descendientes, confió a Moisés la misión de sacar al pueblo de la esclavitud, le dio un Decálogo, le guió con amor, le envió profetas y le preparó para la venida de su Hijo. ¡Cuánto esperaba Dios de ese pueblo! Sin embargo, vino Jesús a este mundo “y los suyos no le recibieron”.

La historia de Israel puede ser muy bien nuestra historia. El Señor pensó en cada uno de nosotros y nos dio la vida a través de nuestros padres. Luego nos hizo sus hijos adoptivos en el Bautismo. Y no ha cesado de derramar gracias para que seamos santos... Sin embargo, somos como la Jerusalén por la que Jesús lloró: fríos, insensibles a todos estos dones. ¿Cuántas veces meditamos en el sacrificio que hizo Jesús en la cruz por nuestros pecados (los de cada uno)?

Hoy intentaremos no ser el motivo de las lágrimas de Jesús. Vamos a acogerle y a poner en práctica su mandato -el de la caridad con todos-, pidiéndole que perdone nuestras infidelidades y nos dé a conocer “su mensaje de paz”.


Hay pasajes como éste que es difícil para mí entender sin la guía de un sacerdote. Si yo leo por mi cuenta, literalmente éste pasaje pensaría que Jesús sabía que en un tiempo no muy lejano a ése, Jerusalen iba a ser cercada y casi destruida, como lo fué Sodoma y Gomorra, como lo fueron otras ciudades a causa de sus pecados. Y Jesús lloró por ésto.

Lloró porque como bien dice el P. Clemente, Jesús se hizo hombre y como hombre sentía, sufría como yo.
Personalmente mi concepto de Jesús ha ido cambiando. Ha dejado de ser la imágen en una cruz colgado en una Iglesia para ser un hombre de carne y hueso que vivió, sufrió, fué tentado y finalmente crucificado.

Un hombre. Y resucitó. Y con ello nos trajo la vida eterna. Y sigue vivo. Eso es lo que ha cambiado en mi concepto de El. Que sigue vivo, que vive en su Espíritu Santo. Anteriormente no podía entender ésto, claro que lo aceptaba como aceptaba todo lo que me dijera la Iglesia, pero no podía sentirlo vivo y vivo dentro de mí.
Ahora puedo entender que como hombre llorara por una ciudad a la que quería por ser la ciudad del pueblo elegido. Puedo entender que llorara por un amigo muerto, porque a pesar de ser hijo de Dios no sabía lo que iba a suceder. "Sólo el Padre sabe el día y la hora, ni siquiera el Hijo"
Y entonces puedo entenderlo como Hijo de Dios, un hijo que por medio de la oración entraba en contacto con El, que antes de hacer cualquier acto oraba por mucho tiempo.
Y entonces puedo entender su Resurrección. Y puedo saber que sigue vivo.
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MensajePublicado: Vie Nov 24, 2006 4:13 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Aprende a orar | sección

Autor: P Clemente González | Fuente: Catholic.net
Expulsión de los vendedores
Lucas 19, 45-48. Tiempo Ordinario. Debemos buscar un encuentro verdadero con Dios.

Lucas 19, 45-48

Entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, diciéndoles: «Está escrito: Mi Casa será Casa de oración. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!» Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle, pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.

Reflexión

El pasaje de hoy nos muestra una cara de Jesús muy sorprendente. Tras haber llorado por Jerusalén, parece contradictorio contemplar un primer momento de ternura y otro de dureza casi seguidos en el tiempo.

Los sumos sacerdotes, los escribas y notables del pueblo saben muy bien de qué se trata todo esto y quieren quitarlo de en medio, que no les paralice ni boicotee sus negocios.

Parece que Jesús se enfada con mercaderes y vendedores, y en parte es así. Pero su enfado no viene por su profesión, su enfado no va dirigido a los de fuera del templo, va dirigido a los de dentro. Esto que parece una apreciación sin importancia la tiene y mucha, pues el mensaje que Jesús quiere transmitir va encaminado a cada uno de nosotros. Sí, a cada uno de los cristianos que vamos a visitar el templo, a cada uno de los sacerdotes y religiosos que sirven de manera especial al Señor y a cada uno de los que llevan la iglesia con una responsabilidad mayor y de dirección. El mensaje es único: " mi casa es casa de oración ". ¿Que querrá decirnos Jesús con esto? Quizás esté pensando en las personas que muchas veces usamos la iglesia como medio para nuestros intereses, quizás esté pensando en cada hijo suyo que frecuenta los sacramentos y no se acaba de convencer de que lo importante verdaderamente es servir sin ser visto, sin sacar tajada, sin que nadie lo note.

A la Iglesia hemos de acudir de puntillas, con la confianza de un niño pero con un corazón que ore, que busque el encuentro verdadero con Dios, y no con los hermanos que pueden terminar en negociaciones ajenas al dueño de la casa. La Iglesia indudablemente es un misterio, y está llena de humanidad, y cuenta con fallos humanos.

Con nuestra vida sincera y sencilla y nuestra actitud orante formamos también esa otra Iglesia, que es la que vale: la Iglesia de los Santos, la Iglesia que es camino de Salvación, la Iglesia compañera nuestra en la gran aventura de encontrarnos con Dios.


Cuántas veces leído, cuántas veces comentado éste pasaje, de los más conocidos en la vida de Jesús. Seguramente por sorprendente, porque pocas veces se muestra enojado, pero sobre todo con acciones que podrían verse como violentas.
Sin embargo no lo son, son un recordatorio de como dice el P. Clemente de que su casa es una casa de oración. Desde los tiempos de Abraham, de Moisés la casa de Dios ha sido una casa de oración, una casa de encuentro con Dios. Mucha gente que no entiende muy bien de Jesús como yo anteriormente y sacando de contexto un pasaje como éste, podrían usar la imágen de Jesús como agitador (que seguramente era lo que pensaban los escribas y fariseos)
Sin embargo, creo que como se ha dicho en el Curso de biblia, debemos tener en cuenta las circunstancias, el tiempo en que Jesús vivió. En ésos tiempos, la gente estaba acostumbrada a vender afuera de la Iglesia palomas, animales para los sacrificios, etc. ya que se acostumbraban sacrificar en el altar. Se fué haciendo una costumbre y seguramente poco a poco otras personas fueron "aprovechando" la cuestión y convertido las entradas de los templos en mercados, por lo cual el disgusto de Jesús, sobre todo porque muchos seguramente iban más por el negocio que por orar.
Pero sobre todo debo ver qué tipo de mensaje me dirije a mí personalmente. Cuando regresé a la Iglesia después de un tiempo de haberme alejado, cuando Cristo tocó a mi puerta como muchas veces antes y por fin, decidí abrirle totalmente, no sólo abrirle, verlo y volver a cerrar, sino abrirle de par en par y dejar que se instalara. Cuando ésto sucedió es una alegría muy grande, sentía deseos de entregar y compartir lo que a mí se me estaba dando. Entonces surgió en mí el deseo de ayudar de una forma activa en la Iglesia, sintiendo seguramente como muchos el deseo de "hacer" algo.
Poco a poco me he dado cuenta que se necesita un poco más que sólo un deseo, que puedo servir a Cristo de muchas maneras: pero principalmente orando, que El va poco a poco "puliéndo" a ésta su figura de madera. Recién que regresé a la iglesia buscaba la forma de integrarme a algún servicio. Ahora me he dado cuenta que hay muchas formas de servirlo. Y Cristo le marca a cada uno la forma en que El quiere que le sirva.
En la reflexión de hoy, el P. Antonio Rivero también habla de ésto mismo, preguntándo qué hago yo para servir a Cristo Rey en mi entorno: mi casa, mi vecindario, con mi familia, con mis familiares. ¿De qué forma recibo pero de que forma también comparto a Cristo?
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roberto viera gonzalez
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MensajePublicado: Sab Nov 25, 2006 8:00 am    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Mañana celebramos la gran fiesta de Cristo Rey y comenzamos el Adviento 2006. Me ha gustado tu reflexión. ¿hacen allá en México la coronilla de Adviento? El cintillo de las velas. Hoy estoy contento ya luego a mediodía se confirma mi hija mayor. Saludos Scarlett.
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MensajePublicado: Sab Nov 25, 2006 5:19 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
No es un Dios de muertos
Lucas 20, 27-40. Tiempo Ordinario. No buscar la felicidad en la tierra, tiener los ojos puestos en la eternidad.
Lucas 20, 27-40

En aquel tiempo se acercaron a Jesús algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, y le preguntaron: Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; y la tomó el segundo, luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. Finalmente, también murió la mujer. Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer. Jesús les dijo: Los hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven. Algunos de los escribas le dijeron: Maestro, has hablado bien. Ya no se atrevían a preguntarle nada.

Reflexión

La resurrección era un tema controvertido entre los judíos. No había un dogma, por eso los saduceos no lo creían. Sin embargo, los fariseos estaban convencidos de esta doctrina. También San Pablo utilizará el argumento de la resurrección para poner a los fariseos de su parte cuando era juzgado por Ananías (Hechos de los apóstoles 23, 6-9).
Creer o no creer en la resurrección da lugar a dos estilos de vida. Los que buscan la felicidad sólo en esta tierra y los que tienen los ojos puestos en la eternidad.

Pero vamos a detenernos en el punto que origina la discusión: ¿habrá matrimonios en el cielo? Interesante pregunta. Ello nos lleva a profundizar en el fin último del matrimonio.

Cuando un hombre y una mujer se casan movidos por un amor auténtico buscan, sobre todo, hacer feliz a la otra persona y formar una familia. Por eso no escatiman los detalles que pueden hacer la vida más agradable a la pareja: un beso, un regalo, una atención, unos momentos de diálogo íntimo... Pero, si realmente quieren darle lo mejor a la persona amada deben buscar lo que realmente le hará feliz, lo que va a colmar plenamente su corazón. No se quedarán en lo pasajero de esta vida, sino que querrán darle el Bien Máximo, es decir, a Dios. Es el mejor regalo que pueden hacerse unos esposos: procurar por todos los medios que la otra persona tenga a Dios. Porque Dios es el Bien mismo y la fuente de toda felicidad.

Es tan extenso el mensaje de Cristo en cada pasaje. Que como bien señala el P. Gralla puede verse en éste, por ejemplo, que Cristo nos habla de la resurrección, de que seremos como ángeles y también nos habla del matrimonio en ésos tiempos. Dos temas que por sí solos son para meditar.
Hasta hace poco empecé a entender un poco ésto de la Resurrección. Anteriormente cuando me hablaban de resurrección, pensaba en que cuando muriéramos, nuestra alma se desprendería para ir a otro cuerpo, tal vez influenciada por películas. Esto se llama reencarnación, que para nada tiene que ver con lo escrito en la Biblia, ni con lo que dijo Jesús. Me confundía también cuando leía que Dios es un Dios de vivos. ¿Y los muertos donde están? ¿adonde voy a ir cuando muera?

Creo que el saber con certeza que ésta vida es un espacio corto o largo pero la verdadera vida está en el cielo junto a Cristo, donde no se está muerto, sino vivo, me da otro sentido a la vida.

No es como a veces entendía. Me muero y renasco en otra persona o como se maneja en algunos pensamientos, cada vida va siendo un escalón para la siguiente. Entonces no importa cómo me porto en ésta, siempre hay una más para corregir errores. Y no es así.
De hecho ésa es mi esperanza. El ir a reunirme con Cristo cuando muera en ésta vida y nazca a la otra. "Y después de ir a prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Para ir a donde yo voy, ustedes ya conocen el camino".
(Juan 14,3-4) Esa es nuestra esperanza. Su vuelta y nuestra resurrección con El.
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MensajePublicado: Sab Nov 25, 2006 5:36 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

En ése tiempo, se acostumbraba que las mujeres que no habían tenido hijos con su marido y quedaban viudas, fueran tomadas como esposas por un hermano del difunto para darle un heredero que guardaría su nombre y su heredad, ésto se puede ver en Dt.25,5

Jesús dice: "los hombres y mujeres de éste mundo se casan, pero los que sean juzgados dignos de entrar en el otro mundo y de resucitar de entre los muertos, ya no toman marido ni esposa. Además ya no pueden morir, sino que son como ángeles. Son también hijos de Dios, por haber nacido de la Resurrección"

O sea que nos habla de que seremos juzgados y si somos dignos de entrar en el otro mundo, tendremos vida eterna.

Por éso es tan importante el seguir el camino de Cristo, sólo los que lo sigamos con nuestra cruz a cuestas, podemos tener la esperanza de que en el juicio seamos hallados dignos.

En nuestra vida, se puede vivir ésta resurrección. Cuando se habla de estar muerto en vida y que Cristo me llama y lo sigo, entonces resucito a la vida, mi vida cambia y se convierte en una preparación para la otra vida, la vida eterna.
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MensajePublicado: Lun Nov 27, 2006 6:03 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.
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Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net
La viuda de las dos monedas
Lucas 21, 1-4. Tiempo Ordinario. Cristo no mira las apariencias y no se ha quedado indiferente ante el gesto de la viuda.
Lucas 21, 1-4

En aquel tiempo, alzando Jesús la mirada, vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir.

Reflexión

¡Qué hermosos ojos tiene nuestro Redentor que tan bellamente posa su mirada en cada uno de nuestros actos! A Cristo no le es indiferente cuanto podamos hacer, sobre todo, cuando son pequeñas menudencias que sólo Él ha visto y que sabrá premiar en su debido tiempo.

Hay en la escena algunos ricos echando grandes cantidades de dinero para Dios. Es lo que significa su ofrenda al Templo. Está lejos de Él una condena a los ricos, como alguna literatura ha querido ver en este y otros pasajes. Al contrario, seguramente se sintió a gusto al ver cómo los que cuentan con los medios necesarios, ponen en práctica la hermosa virtud de la magnificencia. ¡Qué sería del Templo, de las grandes obras de la Iglesia si no hubiera gente generosa a lo grande! Además está muy lejos de Cristo esa clase de favoritismos por unos o por otros. Y es que Dios no mira las apariencias como los hombres.

Precisamente porque no mira las apariencias se impresionó por el gesto de esa mujer pobre. Lo ha dado todo para Dios, ¡todo lo que tenía para su existencia! Y Cristo no se ha quedado indiferente ante tan grandioso gesto. Si hasta lo ha comunicado a sus apóstoles como diciendo: “aprended de esa mujer lo que es creer de veras en Dios”. Darlo todo. Y hay tanta gente que lo da todo en nuestro mundo del siglo XXI y, quizás sería importante abrir más los ojos y no dejarnos impresionar por las apariencias sino mirar con la mirada de Cristo y obrar con la generosidad de esa viuda. Porque para Dios ella no ha quedado desamparada. Porque a los que así obran Dios no los abandona sino que se conmueve de amor ante sus pequeños actos de generosidad. Pensemos sólo que gracias a ese pequeño acto de la viuda ella sigue siendo hasta ahora modelo para nosotros.


Como bien menciona el P. Clemente González yo, al igual que tal vez mucha gente cuando oímos mencionar en varios pasajes "es más fácil que un camello entre al reino de los cielos que un rico lo haga" o cuando leemos el pasaje del joven rico, entendemos todo en cuestiones económicas y volteamos a ver a aquél en la iglesia que tiene dinero: "ya ves, ahí te hablan". "Yo como soy pobre, si voy a entrar al Reino".
Porque a veces así lo entendía y", todo en cuestiones de dinero y me preguntaba: ¿que no hay ricos buenos? Con éste pasaje de la viuda y sobre todo con el comentario del P. González me doy cuenta que no es cuánto pongo en el arca, sino que lo pongo porque sé que a Dios le gusta que lo haga, en la medida de mis posibilidades.
Porque se refiere a los actos de generosidad que realizamos y que podemos realizar todos. En nuestra contribución a la Iglesia, en nuestra contribución a nuestras familias, a nuestros trabajos. Nunca somos tan pequeños que Dios no nos vea. Hay mucha gente con posibilidades económicas que realiza labores para contribuir al engrandecimiento de la iglesia, pero no para agrandar los templos como puede sonar, sino para que el mensaje de Cristo se esparza, creo que ése el fin primordial de la Iglesia: el predicar el evangelio, el llevar el mensaje de Cristo a los demás.
Y en ello, todos podemos participar como la viuda. Dando de lo poco o mucho que Dios nos ha dado. Siempre hay una forma de participar.
Tanto en la cuestión económica como en llevar el evangelio a los demás, empezando por nuestra propia familia. Siempre podemos aportar un granito de arena.
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scarlett
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MensajePublicado: Mar Nov 28, 2006 3:42 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

Cita:
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
No se dejen engañar
Lucas 21, 5-11. Tiempo Ordinario. Tenemos que confiar en Cristo, El ha vencido al mundo.

Lucas 21, 5-11

En aquel tiempo algunos ponderaban la belleza del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas. Jesús les dijo: Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida. Le preguntaron: Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir? Él dijo: Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

Reflexión

No busquemos aterrarnos mutuamente ni vivir en el miedo pensando en que el tiempo está cerca y ya se acaba la figura de este mundo con la venida del Justo Juez, Cristo. Y no es así porque El mismo nos lo acaba de decir: Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". ¿Quiere Cristo que vivamos atemorizados? No ¿Quiere que nos la pasemos analizando cada guerra y cada peste e interpretándolo todo bajo esta óptica terrorífica? No. Entonces, ¿qué quiere Cristo?

Quiere que nos dejemos de cuentos de terror y de una pasividad estéril y vivamos, sí, velando para cuando venga, pero velando como siervos fieles, esto es, cumpliendo como el soldado que tiene una misión en la vida. “Velar” por tanto no es estar en estado de terror e infundiendo terror en los demás, sino “trabajar” por hacer que cada día más este Rey sea más adorado y amado por los hombres; para que el imperio del amor triunfe sobre los mezquinos deseos humanos.

¿Por qué el Templo será derruido? Por la codicia de los hombres. ¿Por qué habrá guerras? Por el odio de unos contra otros. ¿Por qué pestes, hambre, desolación? Por culpa del pecado que no busca soluciones sino que trae daños estériles.

Pero en cambio si el cristiano trabaja firme y constante por edificar su propia casa en Roca firme; si se empeña por trabajar en la viña del Señor y sacar fruto abundante, el ciento por uno; si procura que en su casa jamás falte el aceite para su lámpara, no sea que venga el Esposo; si se esmera en realizar cuanto le ha sido confiado por el Dueño, como siervo trabajador; si, en fin, saca tiempo de debajo de las piedras y hace del amor su tesoro, y reproduce todos sus talentos, ¿le quedará tiempo para aterrarse por el fin del mundo?


El Fin del Mundo, el fin de los tiempos. Recuerdo un poco antes del 2000 una persona que confiaba en mí porquedesgraciadamente como vulgarmente se dice: "en casa de ciegos, el tuerto es rey" me preguntó: "¿se va a separar Baja California del resto de la República"? Y me lo preguntó en serio. Yo no lo podía creer. En donde vivo existen varias iglesias cristianas de distintas nominaciones.
Es un lugar especial, mucha gente sencilla del interior del país viene en busca del "sueño americano" y nos quedamos aquí. Algunos medio sabemos leer, pero hay muchos que llegan con su ignorancia (sin intento de minimizar a nadie, pero es una realidad) con sus miedos y son fácil presa de grupos que con el cuento del fin del mundo, llevan "agua a sus molinos" y aquí es tierra fértil para ellos, debido a que la gente llega ignorante, miedosa, sin nada y se aferra a cualquier cosa.
Decía que me quede incrédula, ¿cómo podía creer algo así? La noche del día último del año 1999, nosotros mi familia y yo celebramos normal la llegada de un nuevo año. Mucha gente por increíble que parezca estaba dormida, acostada, pensando que si se acababa el mundo, lo mejor era que los "agarrara durmiendo". A ése grado de aterrorizamiento llegamos, todo por no conocer de Cristo, de su palabra. Es por éso que me impuse conocer yo, porque de algún modo aunque no se pueda creer, para algunas personas cercanas a mí, mi opinión tiene importancia. Por mucho que me averguenze, si yo soy ignorante hay muchos que lo son más y que se acercan a mí.
Esa es una de las razones por la que estoy aquí. No quiero ser motivo de que almas se pierdan por no saber decirles una palabra adecuada.
Sé que no soy tan importante, sé que no es mi responsabilidad, sin embargo es una verdad. De algún modo, la gente que me conoce, por ser un poquito menos ignorante me tiene confianza.
Recuerdo que le contesté basada en mis conocimientos que no se preocupara, que si alguna vez sucede algo así, sería dentro de millones de años. Se tranquilizó y celebraron junto con nosotros el Fin de Año.
Ahora puedo decirle: "No te preocupes, sólo Dios sabe el día y la hora. Nosotros sólo debemos vivir de acuerdo a las enseñanzas de Cristo, trabajar para que el día que venga, estemos preparados, nuestra lámpara llena de aceite."
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scarlett
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MensajePublicado: Mie Nov 29, 2006 7:34 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.
Cita:
Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net
Persecución de los discípulos
Lucas 21, 12-19. Tiempo Ordinario. Como cristianos estamos llamados a amar y a vencer con amor el egoísmo.
Lucas 21, 12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

Reflexión

Cuando un día el obispo, además de darnos una cachetada, nos ungió la frente con el óleo de la confirmación en la fe, no cumplió con una especie de rito necesario para que luego pudiésemos acceder a los demás sacramentos, especialmente el matrimonio.

Fuimos confirmados en la fe. Fuimos constituidos “testigos” de Cristo en el mundo. Llegamos a la madurez de nuestra entrega al Señor. ¿Y qué mejor testimonio que el martirio por Cristo?

Pero atendamos a las entrañas de amor de Cristo para con su tan amada criatura. No es nuestro Dios un dios que se goza viéndonos sufrir o queriendo que suframos simplemente porque sí. Seguir a Cristo no implica vivir de tormentos toda la vida. Amarlo no es dejar que nos golpeen toda nuestra bendita existencia.

Cuando Cristo nos previene de las persecuciones únicamente está siendo realista con nosotros, nos está dando como un voto de confianza. “Me habéis amado. Pues sabed que vuestros hermanos no siempre actuarán movidos por el amor como fuera de esperar sino que os harán sufrir. Pero confiad Yo he vencido con el amor al mundo”. No son, pues, palabras que hemos de temer sino consejos de amor, de grande esperanza.

Es el peso del amor. El egoísmo está muy difundido en nuestro mundo, pero como cristianos estamos llamados a amar y a vencer con el amor el egoísmo. Y aunque tengamos mil problemas tenemos en Cristo la confianza de haber obtenido la victoria. ¡Ya hemos vencido! Porque Él nos ha amado primero y ya nos ha prometido de no abandonarnos en esta dulce lucha por Él que es nuestro Amado. ¿No es cierto que es un gozo, entonces, poder dar testimonio por Alguien a quien amamos de verdad?

Cuando oía decir éstas palabras a las personas como bien dice el P. Clemente entendía que todo el tiempo tenía que estar sufriendo, entonces sentía que cuando no sufría entonces Dios no estaba conmigo.
Cuando veía a mis hijos, a mi esposo, a mi familia y no veía que estuvieran contra mí, entonces llegué a pensar: algo estoy haciendo mal, entonces no estoy con Cristo o Cristo no está conmigo.
Gracias a comentarios como el del P. Clemente y el del sacerdote de la parroquia ha ido cambiando mi concepto, me he dado cuenta de que no es que Cristo quiera que sufra, sino que debo estar preparada para cuando lleguen malos momentos, sabiendo que El está ayudándome a soportar éste dolor.
Hace unos días, uno de mis hijos me decía que de qué me sirve ser católica, que de qué me sirve el orar, si pierdo la paciencia cuando vienen personas que no cuidan a sus niños y los dejan hacer en mi casa actos que no deben hacer.
En otro momento, antes de empezar a orar, hubiera contestado mal a mi hijo. Le dije, simplemente: mira, mi hijo me ha servido tanto el orar, tanto el entregar a Cristo mi impaciencia que en lugar de soltarme regañando a la mamá o al niño cuando tocan las cosas de mi casa, simplemente tomé el objeto y lo guardé. Anteriormente me hubiera soltado con un sermón, me hubiera incluso disgustado seriamente con la señora, como en otras ocasiones me sucedió. Ahora Cristo me dió la paciencia suficiente para no estallar.
Yo veo en éstos pequeños detalles el cómo Cristo va actuando en mi vida. No es que me vayan a perseguir como a los primeros cristianos, sino en cosas como ésa tan simple, en mi vida diaria, en que Cristo me da la victoria.

No es que sea perfecta, sigo siendo pecadora, sigo perdiendo la paciencia, pero Cristo me da la paciencia suficiente y además para poder explicar a mi hijo. Gracias a Dios.
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roberto viera gonzalez
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MensajePublicado: Jue Nov 30, 2006 6:43 am    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Leo tus comentarios personales y veo que te estás enamorando de Dios. Me lo dijo mi director espiritual en mi última sesión. Mientras uno no se enamore de Dios, será difícil que Dios nos dé entendimiento espiritual. Esto es mágico, es como dice la reflexión del sacerdote; el peso del Amor. Entrégate al amor de Dios. Gracias por tus oraciones a Pamela. Yo recé por tu Congreso Nacional. ¡Cómo se pateaban los legisladores, Santo Dios!
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me interesan los temas sobre santidad
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scarlett
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MensajePublicado: Jue Nov 30, 2006 3:44 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.
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Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
El pequeño hermano de Pedro
Mateo 4, 18-22. Fiesta de San Andrés. ¿Y si Andrés no hubiera seguido a Cristo? Entonces Pedro, primer Papa de la Historia de la Iglesia no lo hubiera conocido.
Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, paseando Jesús por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.
Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.

Reflexión:

Dos grupos de hermanos presenta nuestro Evangelio de hoy, quizás insinuándonos que las cosas para Dios tienen caminos tan singulares como llamar a todo el “futuro” de una familia. Pero si es Cristo quien llama... El sabe de sobra lo que hace. Y lo que hacía con la familia de Pedro y de Santiago era algo verdaderamente espectacular.

Andrés, el pequeño hermano de Pedro. ¡Quién lo fuera a pensar! De esos dos hombres habría de sacar la roca donde edificar la Santa Madre Iglesia. Efectivamente, porque otro pasaje, el que nos refiere Juan en su primer capítulo, nos presenta a los dos hermanos menores que se les ocurre seguir a Cristo, le conocen y ellos, terriblemente impresionados de ese singular Hombre que es Jesús, se lo cuentan a sus respectivos hermanos, que debieron ser hombres recios pues eran pescadores, y de gran corazón.

¿Y si Andrés no hubiera seguido a Cristo? O pongamos que lo hubiese seguido, ¿si no le hubiese dicho nada a Pedro? Era legítimo que se callase. El había encontrado al Señor y Pedro era ciertamente su hermano pero nada más. Pero cuando uno conoce a Cristo inevitablemente lo da a conocer. De no haberlo hecho no tendríamos quizás a Pedro, primer Papa de la Historia de la Iglesia.

Sin embargo Andrés comprendió bien lo que significaba haber estado con el Señor. Tenía que mostrárselo a fuerzas a su hermano, tenía que llevarlo a su presencia como lo hizo, aunque Pedro se la estuviera pasando muy bien entre sus pescados, aunque fuera el “hombre” de la casa, aunque no aparentara tener mucha resonancia interior.

Andrés es, pues, el que lo conduce a Cristo, es el que nos hizo el favor de poder tener a ese Pedro tan bueno entre nosotros. Y tan buen hermano fue que no sólo fue apóstol como su hermano sino que dio su vida en la cruz y fundó (así es estimado en las iglesias de oriente) con su sangre la fe de tantos hermanos nuestros que, con la gracia de Dios, tendremos algún día el gusto de abrazar en la plena comunión con Roma. Andrés, buen ejemplo.

Sólo con la ayuda de los sacerdotes estoy pudiendo entender finalmente el mensaje de Cristo. Hace 6 años aproximadamente, caí en una depresión muy seria. Habíamos vivido un cúmulo de experiencias despues de las cuales perdimos nuestra casa y que nos llevaron a dejar nuestra ciudad y venir a residir a otro lugar lejano, sin dinero, sin trabajo, sin conocer gente, en un lugar difícil 4 años atrás.
Contábamos con la ayuda de mi abuelita, de mi familia en el otro lado, pero sólo venían de vez en cuando. Fueron tiempos difíciles no en el aspecto material, porque gracias a Dios conseguimos trabajo mi esposo y yo, sino emocional, siempre fuimos parte de una familia y estábamos lejos de ellos, con gente difícil no por malos sino porque es muy duro vivir en éstas circunstancias. En un momento dado me desplomé. Así, caí en un poso profundo de depresión y fué muy dura la subida.
Conté gracias a Dios con mis hijos y mi esposo. Desde el principio sentía que algo me faltaba, buscaba y no encontraba, corrí a la iglesia a hincarme ante Cristo, a pedirle ayuda. Poco a poco fueron llegando personas que me ayudaron a levantarme. Podría llamarles "Andrés" como el apóstol del que habla el Evangelio. Primas del otro lado que habían conocido de Cristo, una doctora que me habló de Cristo, empecé a leer la Biblia, a asistir de nuevo a misa, buscando, buscando. Finalmente llegué a Catholic.net y he encontrado mucho. A personas que me han ido guiando sin yo darme cuenta, otros "Andrés".
Y de igual manera, estoy intentando ser también un "Andrés" para otros. No puede ser de otro modo, alguien como yo puede necesitarlo como yo lo he necesitado. Dice Roberto que me he empezado a enamorar de Cristo, a conocerlo y es verdad. Nunca me he alejado de Dios o más bien Dios nunca se ha alejado de mí, éso siempre lo he tenido claro, nunca renegué de El, pero perdí el rumbo por un tiempo porque ahora lo veo, necesitaba tomar el camino correcto, el camino de Cristo que es el camino, la verdad y la vida.
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