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Comentario al Evangelio de Hoy
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scarlett
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MensajePublicado: Vie Dic 01, 2006 6:33 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.
Cita:
Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net
Señales de la proximidad del Reino
Lucas 21, 29-33. Tiempo Ordinario. El mejor camino para afrontar el futuro es aprovechar el momento presente.
Lucas 21, 29-33

En aquel tiempo, puso Jesús una comparación a sus discípulos: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Reflexión

Nos interesan mucho los pronósticos. Ponemos atención al reporte del clima para saber si saldremos o no al campo. A los aficionados, el de la Liga de fútbol. A los empresarios, el de la Bolsa de valores. ¡Qué previsores! Nos gusta saber todo con antelación para estar preparados.

Jesucristo ya lo había constatado hace 2000 años, cuando no había ni telediarios, no existía el fútbol, ni mucho menos la Bolsa de Valores. Pero los hombres de entonces, ya sabían cuándo se acercaba el verano, porque veían los brotes en los árboles.

Nuestra vida se mueve entre una historia (el pasado) y un proyecto (el futuro). La invitación del Señor es a estar preparados para lo que nos aguarda, con atención a los signos de los tiempos. A aprender de las lecciones del pasado, con optimismo y deseo de superación. Pero, sobre todo, a vivir intensamente el presente, el único instante que tenemos en nuestras manos para construir. No lo podemos perder lamentándonos por los errores del pasado y, menos aún, temiendo lo que puede llegar en el porvenir. El mejor camino para afrontar el futuro es aprovechar el momento presente. Seamos previsores, ¡invirtamos y apostemos hoy por la vida eterna!


Paz y bien.

Qué hermoso mensaje éste!! El Cielo y la Tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Reflexionaba ahora acerca de que muchas veces pedimos señales, queremos ver para poder creer. Recuerdo cuando llegaba un primo del otro lado y nos decía: hoy va a llover.
Veía el cielo y pronosticaba lluvia. Algunas veces le atinaba, otras no la verdad, pero igual que él muchas veces quiero ver qué va a pasar después, preocupándome por el futuro.
Mi esposo muchas veces me ha dicho que soy muy "preocupona" y es cierto. Y esto me ha traido muchas pesadumbres, además de gastritis y colitis nerviosa.
Me he dado cuenta a través de ir conociendo la palabra de Cristo, que lo que a mí me corresponde es arar, sembrar y regar como se menciona en la Meditación de hoy. Lo demás es cuestión de Dios.

A medida que voy tratando de hacer ésto, mi vida ha mejorado y mi gastritis y colitis también Laughing porque como bien dice el P. Sarre debo
Cita:
aprender de las lecciones del pasado, con optimismo y deseo de superación. Pero, sobre todo, a vivir intensamente el presente, el único instante que tenemos en nuestras manos para construir. No lo podemos perder lamentándonos por los errores del pasado y, menos aún, temiendo lo que puede llegar en el porvenir. El mejor camino para afrontar el futuro es aprovechar el momento presente

No faltarán dificultades, pero lo importante es tener la mirada puesta en la vida eterna.
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***¡ Dulce Jesús, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio !
San José, patrono de la buena muerte, ruega por los que van a morir hoy ***

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scarlett
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Registrado: 07 Jun 2006
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Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Dic 02, 2006 5:01 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Cita:
Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net
Estad siempre alerta
Lucas 21, 34-36. Tiempo Ordinario. Vigilar y orar para descubrir si estamos aprovechando al máximo el tiempo presente.

Lucas 21, 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.

Reflexión

En nuestras vidas hay “sorpresas” que en realidad no lo son tanto. No debería sorprendernos que llegue así la cuenta mensual del teléfono, si hemos estado haciendo largas llamadas al exterior. Para quien se dedica a los estudios y no se ha dedicado responsablemente a ellos, es lógico que al llegar al examen “le sorprenda” lo difícil que es. ¡Era de esperar! Nosotros mismos preparamos y fraguamos estas sorpresas, que pueden resultar desagradables o negativas.

Pero sucede lo mismo en sentido positivo. Quien cumple su trabajo con profesionalidad, es emprendedor y tiene iniciativa, está “preparándose” una buena sorpresa, que puede ser un ascenso de puesto, más prestaciones, etc. De nosotros depende, entonces, que muchas situaciones del futuro sean buenas o malas.

Por eso, el Señor nos recomienda vigilar y orar; estar activos, construyendo nuestras vidas. Vigilar y orar para descubrir si estamos aprovechando al máximo el tiempo presente, ¡no vaya a ser que nos estemos preparando una sorpresa desagradable para el futuro!


Paz y bien.

Qué ciertas palabras!!
El día de hoy es la cena de Navidad en el trabajo de mi esposo, normalmente lo hacen más cercano a la navidad, éste año lo hicieron al principio. Es un evento en el que se reunen las distintas sucursales de la Compañia en varios lugares de la República. Este año, la cena será en el lugar donde vivimos. Tenemos 9 años asistiendo.
Invitan a los trabajadores junto con sus cónyuges.
Este año no voy a asistir.
No porque no desee hacerlo, sino por algo tan simple como el que no tengo una ropa adecuada para ir. ¿Porqué? Simplemente porque no tenemos dinero para comprar un vestido nuevo de fiesta y porque los que tengo no me quedan.
He subido de peso un poco o un mucho la verdad. ¿Porqué? Porque me paso 4, 5 a 8 horas delante de la computadora, buscando, leyendo, porque el demás tiempo lo paso repasando la Biblia, en oración.
Realizo también mi trabajo de costura que no es mucho por éstos lugares, sentada.
Sin embargo, sinceramente no me siento mal. Porque he dedicado mi tiempo a conocer a Cristo, a orar por otros y por mi familia y por mí. Siento que de alguna manera es el camino que El me ha marcado.
Siempre fuí como Martha, haciendo, haciendo. Hoy he preferido ser María, a los pies de Cristo, oyendo su palabra, dejando que entre en mí.
Me gustaría asistir a la fiesta por acompañar a mi esposo, pero no me arrepiento del tiempo que paso dedicada a Dios.
En otros tiempos, mi vida era un constante hacer. No paraba un sólo momento, tenía muchas actividades, ejercicio, manualidades, lavaba y relavaba, hacía y volvía a hacer. Me mantenía delgada no sé si por tanto movimiento o por el estress. El día de hoy estoy un poco pasada de peso, si, me propongo hacer algo al respecto, pero no me arrepiento del tiempo que le he dedicado a Dios porque es un tiempo invertido para la vida eterna, que me ha dado frutos en mi vida personal.
Ha mejorado mi relación con mi esposo, con mis hijos, ha mejorado mi salud, ha mejorado mi estado de énimo, ha mejorado mi forma de ver la vida, ha mejorado mi forma de disfrutar cada instante, ha mejorado mi forma de dormir.
La fiesta de navidad de éste año no será para mí, la fiesta de navidad de la oficina de mi esposo, la cual esperaba yo por mucho tiempo antes, me preparaba mi vestido, me ponía a dieta, a hacer ejercicio para verme bonita delante de los demás. Este año quiero estar bella para Cristo.
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scarlett
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Registrado: 07 Jun 2006
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MensajePublicado: Lun Dic 04, 2006 8:00 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
El siervo del centurión
Mateo 8, 5-11. Adviento. La fe procede de la confianza y la humildad... ¿Qué no podrá lograr del omnipotente poder de Dios?
Mateo 8, 5-11

Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle». Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: "Vete", y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace». Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos.

Reflexión

Jesús fue enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Ni la mujer cananea, ni el soldado romano eran parte del pueblo judío. Sin embargo, la voluntad de Jesús “sucumbió” tanto en uno como en otro caso ante la insistencia de la fe de estos paganos. ¡Qué extraño y maravilloso poder tiene la fe cuando es capaz de hacer cambiar hasta los planes de Dios! Y cuando además, la fe procede de la confianza y la humildad... ¿Qué no podrá lograr del omnipotente poder de Dios?

Jesús aprovecha la circunstancia del encuentro con el centurión para advertir a los judíos su falta de fe. La carencia de ella en éstos, en contraste con la fe de aquellos que no pertenecían al pueblo de la Alianza, se hacía aún más evidente. A nosotros, cristianos, nos puede suceder algo parecido cuando no valoramos la riqueza espiritual y los medios de salvación que conservamos en la Iglesia. Cuando sentimos que la rutina amenaza nuestra vida cristiana, o cuando permitimos que las angustias y los problemas de la vida vayan corroyendo la paz de nuestra alma.

Si la vivencia de los sacramentos no es asidua, si no nos mueve a crecer, a pedir perdón y a levantarnos; si ya no tenemos tan claro en nuestra mente y corazón que hemos sido llamados personalmente por el Señor a la plena felicidad; entonces, es quizás el momento de escuchar de nuevo las palabras que Cristo nos dirige. Y más aún, es hora de renovar nuestra conciencia y nuestra respuesta a Cristo. Nada de lo que digamos o hagamos es indiferente ante Él. La fe es capaz de mover montañas... Si fuera auténtica sería capaz de mover hasta al mismo Dios... ¿A qué estamos esperando?


La fé del centurión, tan mencionada. Una y otra vez la mencionamos. ¿Qué era un centurión? Un oficial encargado de una centena de hombres, algunas veces eran menos de 60 o mayores a 180, era un hombre experimentado y acostumbrado a mandar, con la responsaiblidad de adiestrar a sus hombres y ponerse al frente de ellos.
Entonces puedo imaginar a un hombre duro, rudo y sin embargo el centurión del que nos habla Jesús es un hombre compasivo porque se preocupa por la sanación de su criado, con la fé de que "con una palabra tuya, bastará para que mi criado quede sano".
De ahí nacen la oración que cada domingo decimos: "Señor, yo no soy digno de que vengas a mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanar mi alma". Repetidas cada domingo y a veces sólo se repiten en la Iglesia y una vez fuera, una vez que salgo en paz, se me olvidan.
El Padre siempre nos invita a que vivamos las palabras de Cristo en nuestra vida, de qu las llevemos a nuestras casas, con nuestras familias.
Cuando leo pasajes como el del centurión y trato de llevarlo a mi propia vida, me encuentro que se vuelve un constante pedir a Dios en mis necesidades, en mis sufrimientos, en mis dudas, en mis inquietudes con la confianza de que El me oye, con la confianza con que Cristo nos enseño a pedir y con la humildad para darme cuenta de que es El el que actúa en mí si yo permito que lo haga.

Desde el domingo anterior a ayer, en la capilla a donde asisto, se empezó a repartir un boletín con recordatorio de los horarios de los servicios, pequeños comentarios del sacerdote, artículos relacionados con la temporada. Me gusta mucho la idea, porque no todo mundo tiene una computadora y a través de ésa pequeña hojita que la gente se lleva a su casa, puede tener un momento de reflexión. Como siempre, ví la oportunidad de colaborar en la capilla. Escribo algunos pequeños cuentos o más que cuentos pequeñas historias tratando de estimular la unión familiar y me pareció buena idea el poderlas imprimir en ése boletín. Sin embargo, al comentarle al sacerdote saliendo de misa, me pidió que me pusiera de acuerdo con su secretaria. A veces por mucho que uno desee hacer algo, me doy cuenta de que ése algo no siempre es fácil para mí. Me es muy difícil el trasladarme a la parroquia, cuando he ido voy caminando durante casi una hora porque no cuento con auto, porque tengo que pagar pasajes y no siempre tengo dinero, es la misma razón por la que no asisto al rezo del rosario diario o a otras actividades dentro de la parroquia. La capilla a la que asisto los domingos, me queda a 5 minutos caminando. Así que será otra actividad en la que no podré participar , pero de todas maneras me alegra que se haga de parte de la Iglesia éste boletín. He tratado de cooperar, llevando algúna manualidad hecha por mí para ser rifada, llevando ropa para vender en el bazar que se pone los domingos en el atrio de la parroquia y sé que Dios me irá dando motivos para poder colaborar en la medida de mis posibilidades y dentro de lo que mis recursos me permiten, todo para Gloria de Dios.
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scarlett
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Registrado: 07 Jun 2006
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MensajePublicado: Mar Dic 05, 2006 11:35 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Revelación del Padre a los pequeños
Lucas 10, 21-24. Adviento. Dios revela lo importante a los sencillos.
Lucas 10, 21-24

En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».

Reflexión

La euforia reina en los comentarios, en los rostros de los discípulos tras su exitosa misión. Jesús los recibe y parece también Él contagiarse de la alegría con que lo celebran. No es solamente un triunfo humano. Es ante todo el reconocimiento del don de Dios que en aquellos hombres sencillos se ha prodigado abundantemente para transformarles en heraldos, en testigos y anunciadores de su mensaje. Y son ellos, gentes sin formación, los que llegan a conocer tal misterio, pues como dijo san Pablo: “Hablamos de una sabiduría de Dios misteriosa, escondida (...) desconocida de todos los príncipes de este mundo.(...) Si alguno entre vosotros se cree sabio según este mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio (...) pues la sabiduría de este mundo es necedad a los ojos de Dios” (1Cor 3, 18-9).

Da que pensar el hecho de que a lo largo de más de 4000 años de historia Sagrada, los personajes que Dios ha escogido para anunciar a los hombres sus mensajes, hayan sido, por lo general, gentes sencillas y sin instrucción. En muchos casos eran apocados o tímidos, también mujeres virtuosas aunque a simple vista débiles. La historia de los pastores como José, el hijo pequeño de Jacob, y el mismo David, el rey, parece repetirse cuando la Sma. Virgen María escoge a las personas más sencillas para revelar sus mensajes. La historia de san Juan Diego y la Virgen Guadalupana, las de los pastorcillos de Fátima, o la de Bernardette en Lourdes son sólo algunos casos. Y esto no es por pura coincidencia, sino testimonio de la coherencia de los planes de Dios. La sencillez conquista y “subyuga” a Dios. Él se enamora de las almas humildes y simples.

Él devela sus secretos y su misterio sólo a los sencillos de corazón. Como lo hizo en María y como lo ha hecho a lo largo de todos los siglos. También quisiera hacerlo en nuestra oración de hoy y de cada día, contando con nuestra colaboración.


Puedo imaginarme la escena. Los discípulos regresando felices de la misión que Cristo les había dado de anunciar su palabra, el ver a gente tan sencilla, sacar demonios, hacer curaciones en el nombre de Jesús tal y como él lo hacía. Pero también alcanzo a entender la humildad de ellos al saber que era Jesús el que a través de ellos, lo hacía, que bastaba invocar su nombre para que sucedieran. El imaginar su alegría al ver cumplir en ellos lo que Jesús les dijo. Y la alegría de Jesús al ver que ellos eran humildes y confiados como nos habla en el evangelio de ayer. Confiados y humildes. Y eran hombres sencillos.

Cuando pienso en que muchas veces he sido orgullosa y que sigo siéndolo algunas veces, me entristesco un poco. Sin embargo tengo fé en El y poco a poco voy teniendo humildad.
La sencillez "subyuga a Dios" comenta el P. Menéndez y a veces pienso que soy un poco complicada, que no soy tan sencilla como debiera, que a veces rebusco. Sin embargo, tengo fé en que poco a poco, también aprenderé a ser sencilla.
¿Se aprenderá la sencillez? ¿No es una cualidad con la que nacemos o que nos concede Dios? Dice el P. Menéndez que en la oración Dios habla a los sencillos de corazón.
Por éso es tan importante la oración para mí.
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roberto viera gonzalez
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MensajePublicado: Mie Dic 06, 2006 7:49 am    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Yo creo que nacemos orgullosos. Crecemos orgullosos debido al amor de nuestros padres. Yo recuerdo mi infancia muy pobre, pero nunca deseando nada, ¿era eso orgullo? Recuerdo en una oportunidad haber estado en la casa de un familiar pudiente y ver que mi hermana rechazaba una hermosa muñeca, diciendo que la que tenía era mucho más hermosa. Su muñeca era sencillísima, por cierto.

La sencillez se aprende. Yo la anhelo cada día más. Cada día ser menos. ¡Qué virtud! Saludos.
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scarlett
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Mensajes: 3963
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MensajePublicado: Mie Dic 06, 2006 4:59 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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roberto viera gonzalez escribió:
Yo creo que nacemos orgullosos. Crecemos orgullosos debido al amor de nuestros padres. Yo recuerdo mi infancia muy pobre, pero nunca deseando nada, ¿era eso orgullo? Recuerdo en una oportunidad haber estado en la casa de un familiar pudiente y ver que mi hermana rechazaba una hermosa muñeca, diciendo que la que tenía era mucho más hermosa. Su muñeca era sencillísima, por cierto.

La sencillez se aprende. Yo la anhelo cada día más. Cada día ser menos. ¡Qué virtud! Saludos.

Paz y bien. Me llamó la atención tu comentario, Roberto, porque hace poco conversaba con mis hijos, recordando la actitud de mi hermana que no dejaba que sus hijos comieran en ninguna casa si ella no ponía para la comida, a mí me daba tristeza ver la cara de mi abuelita cuando le rechazaban su comida. Dices: Crecemos orgullosos, debido al amor de nuestros padres. Creo que a veces el orgullo se confunde con la aceptación y felicidad, somos felices con el amor de nuestros padres. Muchas veces decimos: "estoy orgulloso/a de mis hijos" "estoy orgullosa de mis padres", "estoy orgullosa de tal o cual cosa", porque estamos contentos con éso.
El orgullo a veces lo confundimos con soberbia. La soberbia es otra cosa. Nace del egoísmo.
Estoy de acuerdo en lo que dices en cuanto a que la sencillez se aprende, diría más bien: se fomenta.
Nacemos como un trozo de barro que vamos siendo modelados, con todas las virtudes de un trozo de barro, escondidas en él mismo, esperando ser descubiertas por el alfarero.
Gracias por tu comentario. Me hices meditar acerca del orgullo y la soberbia, que a veces pueden confundirse y que pueden parecer lo mismo, pero no son iguales. El orgullo nace del amor. La soberbia del egoísmo.
Nunca lo había meditado, es más me daba miedo decir: estoy orgullosa de ésto o de lo otro, por miedo a ser tomada por poco humilde.
Gracias.
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scarlett
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Registrado: 07 Jun 2006
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Ubicación: México

MensajePublicado: Mie Dic 06, 2006 5:29 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.
Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Segunda multiplicación de los panes
Mateo 15, 29-37. Adviento. Él nos espera y nos curará de nuestras miserias.

Mateo 15, 29-37

Pasando de allí Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?» Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.

Reflexión

Las curaciones que obró Jesús pueden parecernos hasta “lógicas”... ¡era el Hijo de Dios!... y a fuerza de leerlas y oírlas pierden su impacto y ya no las consideramos como algo extraordinario. Sí, es verdad que Jesús curaría a muchos, pero no fueron todos. ¿No es verdad que también Él se encontró frente a la incredulidad, la envidia o el menosprecio, sobre todo de parte de los poderosos y sabios según el mundo? Y no serían pocos a quienes les faltó fe, humildad o perseverancia para llegar hasta Él y pedir su favor.

Existen organizaciones que han tomado la responsabilidad de llevar enfermos a Lourdes, o de organizar peregrinaciones en atención a necesitados de toda índole. Son obras encomiables por el sacrificio de tantos voluntarios y por los bienes que de ahí se obtienen para enfermos y sanos. Acercarse a Jesús, llevarle nuestras propias personas, y también aquellos que a nuestro alrededor están mudos de alegrías, ciegos por no ver a Dios, cojos de esperanza o mancos de solidaridad, puede ser un buen programa de vida.

Cuando la vivencia de nuestra fe consiste en esto, encontramos aplicaciones concretas que nos ayudan a conocernos mejor y que nos abren a las necesidades y problemas de los demás. Pero todo este bello ideal no se sostiene sin lucha. Cuando el mundo no nos hable sino de pesimismo y tragedias, cuando caminamos por él arrastrando las pesadas cargas de la enfermedad, del sufrimiento, de la incomprensión o la ingratitud, cuando ya no nos quedan fuerzas o la “fantasía de la caridad” parece habérsenos agotado.... Entonces es cuando sobre todo vale la pena acercarse a Jesús. Él nos espera, nos llama, nos curará de nuestras miserias y de las debilidades de quienes le sepamos presentar. Demos gloria a Dios con la gratitud de auténticos hijos, pues, ¡lo somos!

Paz y bien.
El milagro de los panes. Cuando en ésta epoca he odido hablar del milagro de los panes o de sanaciones como las de Jesús, muchas veces llegué a tomarlo como "cosas de viejitos".
Recuerdo a mi abuelita que durante toda su vida estuvo en busca de Dios, supongo, porque visitó varias iglesias. Fué a unas donde se comunicaban con espíritus o algo así, yo no lo entendía, era muy chica. Eran cristianas éso sí recuerdo porque tenían imágenes de Cristo. Cuando ya era viejita conoció de un sacerdote que hacia curaciones en "Monte María". Ella tenía mucha fé, nos contaba que vió gente curarse, cada ocho días iba ahí. De repente, prohibieron ésa práctica, nunca supimos porqué. Así que cuando me hablan de milagros, los puedo creer. Menciona el P. Menéndez la gente que acude a Lourdes. Yo puedo creer que se realizen milagros.
En éste pasaje de Jesús la primera vez que lo oí, simplemente lo acepté como cierto, se me hace muy natural el que Jesús pudiera multiplicar panes y peces, el que Jesús pudiera curar a ciegos, leprosos. Se me hace natural, lo doy por cierto. Nunca lo he puesto en tela de juicio.
Tal vez porque crecí oyendo de pequeños milagros, de personas que sanaban, de personas que teniendo fé, que pedían a Dios, no les faltaba comida en su mesa, ni vestido en su cuerpo. Crecí con ése ejemplo.
Por casa de mi abuelita pasaron muchas personas que tuvieron problemas en sus matrimonios, que se separaban de sus cónyuges, recuerdo una serie de personas que llegaban a la casa de mi abuelita a pedir un techo, a pedir ayuda y no salían con las manos vacías.
Viví en un ambiente en el que la caridad era el pan de cada día, en el que el "llevar un taquito" al vecino era cotidiano, en el que se preguntaba cómo estaba la familia del otro, en el que se visitaba al vecino enfermo, en el que tocaban personas necesitadas de techo, de comida, de una palabra de aliento, de alguien que estaba enfermo y salía siempre con algo.... Tal vez por ser tan cotidiano, no me sorprendía.
Era tan natural ver llegar a una madre con su niño con síndrome de Down pidiendo ayuda a mi abuelita para medicinas o ver llegar a una madre con 6 hijos solicitar techo porque su esposo la golpeaba y recibirlo, hasta que el esposo finalmente entendió y la regresó a su casa a darle una vida más digna o ver llegar a un señor al que nadie le abriría la puerta porque alguna vez había caído en el alcoholismo al fallecer su esposa y que dejó a sus hijos con familiares vivir durante muchos años en casa de mi abuelita, callado y ayudando en lo que podía o a una viejecita abandonada por su familia, que se olvidaban de ella, que no le llevaban de comer aún cuando casi no podía moverse, mi abuela la llevó a la casa y se encargó de hablar con sus familiares, con el sacerdote, con quien pudo para que alguien se hicera cargo de ella.
Si... por ser tan cotidiana la caridad a veces no se nota.
En éste tiempo de adviento, éstas reflexiones me son muy útiles para renacer en mí los ejemplos recibidos.
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MensajePublicado: Jue Dic 07, 2006 3:59 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
La verdadera sabiduría
Mateo 7, 21.24-27. Adviento. Escuchar la Palabra del Señor y ponerla en práctica.
Mateo 7, 21.24-27

«No todo el que me diga: "Señor, Señor", entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».

Reflexión

Al inicio de su vida apostólica Jesús cosecha indudables éxitos. Su fama se extiende por toda Judea y las regiones limítrofes, a medida que las muchedumbres le siguen, que ven sus milagros y escuchan su predicación. No fueron pocos los aduladores que en estas ocasiones se sumaban a sus apóstoles y discípulos más fieles. Jesús, en cambio, profetiza los momentos de prueba y de persecución. Parece ver este futuro incierto para todos, con la claridad del presente. Sabe que seguirle comportará un grave riesgo personal y una opción radical. No habrá espacio para los oportunistas o para quienes buscan un favor de conveniencia. Aquellos que decían “Señor, Señor...” no podrán mantenerse en pie en los momentos de la prueba.

La coherencia entre la fe que se profesa y la vida no admite “medias tintas”. Al rezar la oración del Padrenuestro, decimos, quizás sin darnos mucha cuenta: “Hágase tu voluntad... así en la tierra, como en el cielo”. Quizás podríamos añadir hoy que es precisamente “su voluntad” y no la nuestra, lo que marca la diferencia entre un espíritu auténtico de seguimiento de Cristo y otro que no lo es. Esa es la voluntad que hace que nuestra vida se edifique sobre un sólido cimiento. Porque, ¿qué seguridad futura, qué tranquilidad de conciencia nos daría seguir “nuestra” voluntad, si no está unida a Dios? No son pocos los que sin pensarlo siguen como modo de vida sus impulsos, sus caprichos y su comodidad... Sin darse cuenta edifican su vida sobre arena, y por ello sufren tantas depresiones y hay tanto vacío, tanta desilusión incluso entre nuestros familiares y conocidos. Las dificultades y desgracias no tienen ya sentido ni esperanza.

Los cristianos podemos ayudar a encontrar el fundamento de la vida a tantos hombres y mujeres que hoy lo han perdido. Nuestra vida, nuestra fe, marca la diferencia cuando están unidas firmemente a la voluntad de Dios. Entonces se convierten en faro de luz, en roca indestructible para guiar a nuestros hermanos al amor y conocimiento de Dios.

"Señor, Señor" y el Señor me oye y el Señor me hace caso y el Señor me salva. Pareciera así de fácil. Y no lo es. A medida que voy conociendo de Dios, me doy cuenta que no es fácil el camino de Cristo, no en vano algunos de sus discípulos lo abandonaron. Mientras todo fué curar y milagros, todo estuvo bien, cuando empezó a hablarles de persecuciones y sufrimiento, muchos corrieron. Sólo algunos como Pedro que le dijo "Señor, a quien iremos si sólo tú tienes palabra de vida eterna".
Me comentaba una hermana de los foros el que pidiera por ella porque éste año iba a poner su primer corona de adviento y su esposo no comparte mucho la forma física de la fé: oración. Al igual que el mío.
Leía un artículo en Laicos
Cita:
"Estos días vengo escuchando algo que, en forma de halago se viene diciendo del cristianismo de nuestro tiempo y es esto: Los cristianos de hoy son contemporizadores, están aprendiendo a respetar a los demás, haciendo de sus creencias una cuestión privada y personal, no sacando a relucir sus creencias en público y esto les acredita como cristianos maduros. Yo no sé si esta imagen del cristianismo es cierta o no, pero si lo fuera, para mí no sería motivo de orgullo sino de vergüenza, porque un cristiano que renuncie a ser fermento del mundo, es porque está asustado, domesticado, acomplejado, o no entendido bien cual es su misión en el mundo de hoy."

Y éso es lo que muchos parecemos. Lo decía el Sacerdote en alguno de los sermones dominicales: que a Cristo no sólo basta con sentirlo, con tenerlo dentro y sentirnos inspirados por El, a Cristo hay que vivirlo
y ¿cómo? En nuestra vida diaria. A mí en lo personal cuando leo o me doy cuenta que debo evangelizar, se me presenta un conflicto, una pregunta ¿cómo? En mi vida diaria tengo que ver con mi esposo, mis hijos, mis familiares.
Entonces entiendo que empiezo por mi familia, mi esposo y mis hijos. A veces siento que me piden más. Veo a los testigos de Jehova recorrer las calles llevando su mensaje de Cristo, el cual no comparto, veo a comunidades cristianas de otras nominaciones vender a Cristo como si vendieran lociones, van, llevan todo un show: deportes, pláticas, grandes sonidos, música, regalan ropa, regalan artículos, cosa que tampoco comparto porque a Cristo no se le vende como si fuera una mercancía barata.
El domingo pasado, como casi todos los domingos tocaron a mi puerta los testigos de Jehova y como todos los domingos les dije que no comparto su forma de ver a Cristo. Sin embargo fuí más allá, les dije que no quiero que vuelvan a tocar en mi puerta, que soy católica. Me comentaba que les gustaría platicar conmigo acerca de mi fé y de las diferencias. Simplemente es caer en lo que alguna vez caí. Una persona de éstas me hizo un Estudio Bíblico que no era más que un criticar mi casa, criticar el que hubiera imágenes de santos que además ni eran míos, que se tuviera la imágen de la virgen, en fin. El estudio bíblico no era más que leer la Biblia en forma salteada, confrontándola con uno de los libros que llevaba o sea que era el ir leyendo el libro y leyendo en la Biblia los textos marcados, las citas marcadas. ¿Qué estudio bíblico es ése?
Después hace poco cuando estuve en una depresión muy fuerte otra persona de nominación cristiana pero no católica me hizo otro estudio bíblico, basado en una serie de preguntas y afirmaciones y después confrontándola con la Biblia tomando citas y fragmentos de todos lados. ¿Qué estudio bíblico es ése? Algunas veces he pensado si también yo como católica tendré que salir a predicar de casa en casa, o tendré que montar espectáculos masivos para vender a Cristo.
Creo que no, creo que mi labor es hacer crecer la masa fermentada en mi familia, con mis hijos e ir extendiéndola a la gente con la que tengo contacto, ser un ejemplo con mi propia vida, no con mi boca.
Es cierto que debo confesar con mi boca que Cristo murió para la salvación, es cierto que debo hacerlo y lo hago, pero no por decirlo una y otra y otra vez voy a ser un buen ejemplo si mis acciones no corresponden a la voluntad de Dios.
Tengo familiares que son testigos de Jehová y otros que son cristianos ( se llaman así como si fueran sólo ellos los cristianos, para diferenciarse de los cristianos católicos) y en varios de ellos no veo el que actúen conforme a la voluntad de Dios, no veo a Dios actuando en ellos, en sus vidas, con sus hijos. Sin embargo, muchos los siguen porque dan una imágen fuera de sus casas de algo que no son en realidad en su vida privada, porque algunos reparten cosas materiales confundiéndolo con la caridad.
Sólo los que los conocemos íntimamente nos damos cuenta de que no es verdad lo que predican.
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roberto viera gonzalez
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MensajePublicado: Vie Dic 08, 2006 10:27 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Gracias por tus palabras hermanita. Las palabras se confunden es verdad. Pero nosotros las confundimos. Dios no confunde nada. El nos conoce tan bien, que nada de lo que podamos decir mejorará o empeorará nuestra comunicación con El. El ve nuestro actuar, nuestras obras y de eso se valerá para atendernos en su Reino. El quiere que traigamos su Reino a la tierra. Todo es el mundo o el reino. Yo vivo en el mundo. Pero mi hogar es mi reino, mis horas de conección con la red global son parte de mi reino. Mis clases son mi reino. El mundo son los momentos de desecho. Cuando ando en la calle, por ejemplo. Cuando leo el diario. Cuando converso con mis vecinos. Es verdad, no siempre. De allí la importancia del Espíritu Santo. El es el que escudriña, separa y transforma nuestro entorno de mundo en reino.
Chaito. Inauguré un tema nuevo. ¿Qué le regalarás al Señor este año? ¡Qué calor! estamos con 32 grados a la sombra.
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scarlett
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MensajePublicado: Sab Dic 09, 2006 12:35 am    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net
Alégrate, llena de gracia
Lucas 1, 26-38. Inmaculada Concepción de María. María dijo que sí y El quiso preservarla de toda mancha de pecado.
Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se turbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin. María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? El ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios. Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y el ángel dejándola se fué.

Reflexión:

No es lo mismo necesitar algo esencial (como el agua para vivir) que algo secundario (por ejemplo, un coche para transportarnos). En el segundo caso, puede haber muchas opciones más: el transporte público, pedir ayuda a otra persona, caminar... ¡o simplemente no ir! Hay también “necesidades” que nos inventamos. Queremos “necesitar” de esta prenda de ropa, de un día de descanso... ¡de cualquier cosa o situación! Y nos ingeniamos para conseguirlo, haciéndonos creer que realmente lo necesitábamos.

Algo así le pasa a Dios. Pero por amor. En realidad, pudo salvarnos de cualquier forma, sin nuestra colaboración. Pero quiso hacer las cosas a su manera. Y “se inventó” una necesidad, tal como le hacemos nosotros.

Hoy celebramos a María. Ella fue la primer creatura de la que Dios quiso “depender” para realizar su plan. María dijo que sí. Y porque llevaría en su seno al mismo Dios, hecho carne, El quiso preservarla de toda mancha de pecado. Así, Cristo halló un lugar digno para encarnarse. Y también en esta Navidad, El ha querido “necesitar” un sitio para nacer. ¡Qué lo pueda encontrar en mi alma!


Qué bello episodio del Evangelio!! El momento de la anunciación a María de que nacería de ella el Salvador!!
Siempre me ha gustado éste pasaje, el canto de María. Tal vez por ser mujer, La Virgen para mí es algo muy querido. Mis recuerdos de niña tienen que ver con la Virgen y el Niño Jesús. Me enseñaron a verlos con tanto amor. Tal vez de niña no podía entender la magnitud del nacimiento de Jesús, ni la magnitud de su sacrificio y la magnitud de nuestra Salvación. Pero me gustaba oir de la Virgen, me gustaba oir del niñito que nació en un pesebre. Me gustaba ir a la iglesia a orar para la Virgen y para el Niño Jesús.
Ahora entiendo lo que significó realmente su nacimiento. La Salvación para la humanidad.
Salvación que se anunció desde el momento mismo de la Caída, que se empezó a gestar en el SI de María y que se dió con Cristo en la Cruz.
Como muchas cosas, siempre he aceptado a la Virgen como Inmaculada, sin embargo hasta ahora que voy conociendo y estudiando, también me doy cuenta de que desde su concepción es inmaculada, sin pecado.
Desde su concepción sin pecado, por deseo de Dios, por la gracia concedida a ella especialmente.
Sólo alguien así podía ser la Madre del Señor, la Madre del Hijo de Dios, Dios mismo.
Cuando estuve en depresión profunda, hubo momentos terribles en los que al orar lo hacía con encontrados sentimientos, en que el orar era sufrimiento porque al mismo tiempo de mi oración en mi cabeza oía insultos hacia la Virgen y hacia Cristo. Un amigo de los foros me aconsejó el seguir orando no importando ésto. Finalmente con la ayuda de Dios puedo decir que ya no me sucede ésto. Lo atribuyo al rezo del Rosario, a que he ido conociendo más de María y a su intercesión. Gracias, Mamita María.
Cita:
La oración: La eficacia de la oración depende de tres cosas: la humildad, confianza y perseverancia con que se pide. En María estas tres cualidades se dieron en grado supremo, luego, su oración era sumamente eficaz



Bendita, Seas entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús.
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MensajePublicado: Sab Dic 09, 2006 4:31 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
La misión de los discípulos
Mateo 9, 35. 10, 1. 6-8. Adviento. Nosotros tenemos que continuar hoy con la misión que empezaron los apóstoles.
Mateo 9, 35. 10, 1. 6-8

En aquel tiempo,Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Les dijo: "Vayan más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente".

Reflexión

Cada uno de los doce fue buscado, encontrado e invitado por Jesús. Fue una llamada original y muy personal que ahora se repite a todos “colectivamente”. Desde el inicio, cada uno de los apóstoles se sentirá parte de un grupo muy especial de seguidores del Maestro. Serán sus íntimos, formarán la Iglesia, la única, pues habían sido convocados por el único Maestro. Con su trabajo de evangelización y con su vida entera, ellos extenderán y prolongarán la vida y misión de Jesús en el mundo y en la historia. La Iglesia Católica ha cumplido dos milenios de darse al mundo, y de darse gratis. Pese a esta conciencia, el Papa Juan Pablo II pidió perdón por los errores históricos cometidos por la Iglesia. Y a pesar de todo ello ¿qué hubiera sido del mundo, de tantos hombres anónimos, de tantos otros influyentes y poderosos, si no hubieran recibido la semilla cristiana, si no hubieran conocido la ley del Amor, del perdón, de la solidaridad que Jesús nos enseñó? Es verdad, todavía se cometen muchas y graves injusticias en nuestras sociedades; pero, ¿quién puede negar que gracias al sacrificio y a la inmolación de tantos hombres y mujeres de todos los tiempos, hoy somos mejores, más humanos por ser cristianos?Y hoy, por poner un ejemplo, la institución que ofrece asistencia en los cinco continentes a los enfermos del sida, a los leprosos o a los ancianos es nuestra Iglesia Católica. ¿Cuál es nuestra valoración ante tanto bien realizado? Es una labor ingente, pero aún más apremiantes son las necesidades.

Que su consideración nos impulse, nos llene de optimismo, gratitud a Dios y renovado interés apostólico y misionero. Somos los continuadores, aquellos que con nuestras vidas prolongaremos la obra de Jesucristo en el mundo hasta el fin de los tiempos. En la medida en que abramos nuestro corazón y acojamos la llamada de Dios, sólo entonces podremos responder con autenticidad.


Cuando Jesús recorría las ciudades y pueblos, curando, predicando, vió un gentío triste, desanimado. "La cosecha es abundante, pero pocos son los trabajadores" dijo a sus discípulos y les dijo :Rueguen pues al dueño de la cosecha que envíe a trabajadores a recoger su cosecha"

El en todo momento estaba en oración y lo mismo les pedía a sus discípulos: Rueguen al dueño de la cosecha....Entonces envió a los discípulos dándoles poder para expulsar demonios y curar enfermedades y dolencias.
Estoy consciente como cristiana de que mi misión es ir y predicar que el Reino de los Cielos está cerca. Y además que me da la herramienta: Rogar al dueño de la cosecha.
He encontrado en la oración la fortaleza, como dice el P. Menéndez entregar a Dios mis tristezas, alegrías, miserias, con mi vida entera entregada a Cristo. Leía las palabras del Santo Padre Benedicto XVI
Cita:
Benedict XVI Offers an Answer to Church's Crisis
VATICAN CITY, DEC. 7, 2006 (Zenit.org).- The answer to the crisis the Church is facing, especially in the West, consists in proclaiming and rediscovering the grandeur of God's love, experienced in prayer, says Benedict XVI.

The Pope expressed this when analyzing in several meetings with the bishops of Switzerland, from Nov. 7-9, today's challenges to evangelization.
La respuesta a la crisis de la Iglesia ..... consiste en la proclamación y redescubrimiento de la grandeza del Amor de Dios, experenciado en la oración. Lo esxpresó en el encuentro con obispos de Suiza.
Cita:
And we can know him better and better if we keep up a dialogue with him.

"This is why it is a fundamental task of pastoral care to teach people how to pray and how to learn to do so personally, better and better."

Y nosotros podemos conocerlo mejorlo y mejor si nosotros mantenemos un diálogo con el.
Esto es porque es una respuesta fundamental de cuidado pastoral enseñar a la gente como orar y como aprender a hacerlo personalmente mejor y mejor.

Veo la importancia que da el Papa como lo enseñó Cristo a la oración, a mantener un diálogo personal con El.
Y entonces es una oración que "mueve", que cambia, que "actúa".
Evangelizar con el ejemplo basado en la oración.
Evangelizar con mi vida, en mi entorno, basada en la oración.
En los Sacramentos, en el Pan que bajó del Cielo. En Cristo Sacramentado.
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MensajePublicado: Lun Dic 11, 2006 10:35 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Autor: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net
Curación de un paralítico
Lucas 5, 17-26. Adviento. Ayuda a que los demás se encuentren con Jesús.
Lucas 5, 17-26.

Un día que estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones. En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de él. Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados». Los escribas y fariseos empezaron a pensar: «¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?»
Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te quedan perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados, - dijo al paralítico -: "A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa"». Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios. El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto cosas increíbles».

Reflexión

El evangelio de hoy nos invita a adoptar una actitud activa en nuestra vida: ayudar a los demás a que se encuentren con Jesús. Son muchos los que a veces sin saberlo están buscando la curación, que viven en la ignorancia, en la duda o soledad. Gente que tal vez ya no espera nada en esta vida. O porque creen tenerlo todo, en su autosuficiencia. O porque están desengañados.

¿Somos de los que se presentan gustosos a llevar al enfermo en su camilla, a ayudarle, a dedicarle tiempo? Es el lenguaje que todos entienden mejor. Si nos ven dispuestos a ayudar, saliendo de nuestro horario y nuestra comodidad, facilitaremos en gran manera el encuentro de otros con Cristo, les ayudaremos a comprender que el Adviento no es un aniversario, sino un acontecimiento nuevo cada vez. No seremos nosotros los que curaremos o les salvaremos, pero les habremos llevado un poco más a la cercanía de Cristo, Médico.

Si también nosotros, como Jesús, que se sintió movido por el poder del Señor a curar, ayudamos a los demás y les atendemos, les echamos una mano, y si es el caso les perdonamos, contribuiremos a que éste sea para ellos un tiempo de esperanza y de fiesta.

En éste tiempo, ha sido para mí de mucha reflexión. Este pasaje lo había leído anteriormente y sólo había captado el hecho de que Jesús perdonara los pecados y sanara al paralítico.
Pero ¿cómo llegó ése paralítico hasta él? Fueron los que cargándolo, lo subieron al techo, lo hicieron descender por un hoyo hasta que quedara frente a Cristo. Yo he sido ése paralítico. Me cargaron, me subieron al techo, me dejaron descender hasta llegar a El. También a mí me dijo: "Tus pecados quedan perdonados" "toma tu camilla y vete a tu casa". Imagino la alegría del paralítico. El contar por todos lados lo que Jesús había hecho por él, seguramente muchos le habrán preguntado. Seguramente después era de los muchos que seguían a Cristo.
Sin embargo, también puedo ser uno de los que suba a un paralítico al techo y lo presente ante Cristo. Dice el P. Cipriano Sánchez en la reflexión para hoy
Cita:
Ser precursores no es simplemente hablar; ser precursores reclama, en primer lugar, permitir que Cristo pase a través de nuestro corazón. Yo les invito a que con mucha sinceridad, cada uno se haga las siguientes preguntas: ¿De qué modo soy precursor? ¿Qué tan limpio precursor soy? ¿Estoy permitiendo que el Señor pase a través de mí hacia los hombres? ¿Estoy permitiendo, por mi modo de vida, que los hombres puedan llegar a Dios?

En el fondo, esto es el Adviento. El Adviento no son adornos, no son figuritas, no son flores, no son árboles de Navidad, no son dulces. El Adviento es ser capaces de que el Señor venga a nuestra casa y, como precursores, poder ayudar a que los demás se preparen para que también llegue a la suya.


El Papa Benedicto XVI también habla de ello
Cita:
Ciertamente «es Dios quien toma la iniciativa de venir a habitar en medio de los hombres, y es siempre Él el artífice principal de este proyecto» -aclaró-, pero «Él no quiere llevarlo a cabo sin nuestra colaboración activa».

De ahí que «prepararse para la Navidad significa comprometerse a construir la “morada de Dios con los hombres”», una tarea de la que, como recordó el Santo Padre, «nadie está excluido», pues «cada uno puede y debe contribuir para que esta casa de la comunión sea más espaciosa y bella».


Así que también estoy tratando de llevar a cabo mi parte aunque sea de un modo pequeño.
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MensajePublicado: Mar Dic 12, 2006 8:01 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Cita:
Autor: P. Juan Manuel Flores Hernández | Fuente: Catholic.net
María visita a su prima Isabel
Lucas 1, 39-48. Solemnidad de la Virgen de Guadalupe. Una celebración que expresa alegría y gratitud.
Lucas 1, 39-48.

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. "Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava".


Reflexión:


La fiesta de Guadalupe ha vuelto a poner en evidencia el infinito amor que mana de los corazones mexicanos hacia su morenita del Tepeyac. Hoy las Iglesias se ven llenas de flores y cantos, y no hay imagen mariana en el país que se quede sin escuchar las mañanitas. El pueblo mexicano representado hace 471 años por la figura de San Juan Diego, vuelve a ponerse una vez más bajo los pies y la tierna mirada de su madre celestial, para agradecerle las gracias recibidas durante el año, y para encomendarse a su protección.

Este es el día en que la virgen repite nuevamente su milagro; hoy florecen nuevas rosas en tierra mexicana. En medio de un invierno materialista y egoísta, de un ambiente lleno de indiferencia y azotado por el pecado, la virgen vuelve a hacer florecer en cada uno de sus hijos mexicanos la semilla que sembró en sus corazones hace ya tantos años. Cada hombre representa una rosa distinta, fresca, brillante. Unos son rosas pintados con los colores de la fe, otros con los de la oración, algunos en cambio con los del amor. A todos ellos la virgen les baña con el agua amorosa de su mirada y les refresca con su sonrisa.

Así como San Juan Diego se presentó al obispo Zumárraga en 1531 para hablarle del mensaje y del cariño de la morenita, del mismo modo este día 12 de diciembre cada uno de los mexicanos se presenta en las Iglesias para ponerse bajo el manto estrellado y amoroso de su madrecita del Tepeyac. Cada persona expresa ese cariño filial hacia la virgen como mejor puede: Unos lo hacen con el mariachi, otros con el rezo del rosario, algunos con el ayuno o la peregrinación; Pero todos llevan el mismo mensaje de amor.

La fiesta del 12 de diciembre es una celebración que expresa alegría y gratitud. Son muchas las personas que hoy se acercan a una imagen mariana para felicitarle . Los adultos y los jóvenes le dicen: gracias virgencita. Mientras que los niños con esa gran sencillez que les caracteriza le susurran: gracias mamita. Esta es la manera de cómo el pueblo mexicano se dirige hoy hacia su patrona y reina. Las calles se visten de gala y en la ciudad se percibe un aroma de rosas. Una vez más se vuelve a escuchar el corazón de cada mexicano aquellas dulces y tiernas palabras que quedarán gravadas por la eternidad: "No estoy yo aquí que soy tu madre..."


Menciona en tono jocoso el Padre Córdoba en la Reflexión de hoy que el 75% de los mexicanos somos católicos y 100% guadalupanos.

Es impresionante ver cada año las peregrinaciones, las procesiones, los peregrinos que llegan cargando la imágen de la virgen en sus espaldas, las madres que llevan a sus hijos a ver a La Morenita del Tepeyac, los danzantes que con su cuerpo expresan su amor a la Virgen, a la Virgen a la que todos pedimos en nuestros problemas, a la que podemos ser "malos hijos" todo el año pero no podemos faltar éste día, no podemos "fallarle".

A la que ante ella se postran hombres ofreciendole un plazo sin tomar, a los pies de quien se postran mujeres agradeciendo sus partos, que llevan a "presentarle" a sus hijos a la mamita del Cielo, a los pies de quien se postran para agradecer un favor, para solicitar un favor.

Por un minuto o unos segundos ante ella, muchos recorren grandes distancias caminando, otros de rodillas sabiendo que los espera ella para confortarlos.

Es impresionante oir las voces de millones de personas cantarle a la Virgen, a la Patrona de México.

Es verdaderamente emocionante oir a un indígena hablarle con mucho cariño a "la patroncita" y oir a un oficinista ir con la Virgen pa'que me haga el milagro.

Al taxista que lleno de fervor no deja de darse la vuelta por la Basílica, a "persignarse" con la Virgen.
En los hogares mexicanos no falta una imágen a la que le pedimos "la bendición, Madrecita"

Vamos a la iglesia y le pedimos perdón, vamos a que nos regañe por portarnos mal, pero al mismo tiempo para que nos "apapache" y nos consuele.

¿No estoy yo aquí que soy tu madre?
Somos como bien dicen los padres Córdoba y Flores marianos.

"Con ella todo, Sin ella nada" dicen muchos.

Y ella nos contesta: "Haced tal como El os manda" con su voz suave, pero firme.

Así que a "hacer todo como El nos manda".
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MensajePublicado: Mie Dic 13, 2006 7:20 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
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Paz y bien.

Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Jesús manso y humilde de corazón
Mateo 11, 28-30. Adviento. Jesús quiere hacernos liviana nuestra carga.
Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo Jesús dijo: «Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

Reflexión

En la sociedad agrícola de la época de Jesús, la terminología propia de la gente del campo tiene su importancia. El “yugo” es el instrumento de madera con el cual se sujetan el par de bueyes o mulas para tirar del arado o del carro. Jesús lo usa como una imagen que evoca la vida misma del hombre con sus afanes y responsabilidades. Porque todo hombre debe soportar una “carga” más o menos pesada y nadie está exento de ella.

Por eso, bien visto, el “yugo” que Jesucristo nos ofrece tiene sus ventajas. Quizás no siempre sabemos apreciarlas: pero, ¿por qué no lo buscamos más a menudo?

Con Jesucristo las cargas y responsabilidades de la vida se hacen livianas, o sea, “light”. Vivimos en una sociedad en donde hasta los dulces de Navidad se venden con la etiqueta de “light”. Dicen que lo ligero es mejor, quizás más sano, aunque no siempre. En el caso de nuestra vida cristiana, seríamos un poco necios si no prestáramos atención a esta invitación. Jesús quiere hacernos “liviana” nuestra carga. Y una vez más, si tenemos oídos no podemos dejar de atender: “Venid a mí... yo os daré descanso (...) porque mi yugo es suave y mi carga ligera”. No podemos con las cargas de la vida sin Jesucristo, y de esto nos debemos convencer.

“Si conocieras el don de Dios, (...) tú le habrías pedido a Él...” (Jn 4, 10). Algo así, nos podría decir Jesucristo a cada uno cuando conociéndole no acudimos a Él. Porque todos experimentamos el cansancio en la lucha. Todos necesitamos la comprensión y el consuelo de los demás, en la familia, con mi esposo o esposa, con mis hijos y demás familiares y amigos. Pero aún más necesitamos a Dios, sobre todo cuando nos falta lo anterior. Su acción (si le dejamos), es tan fuerte, que actúa de bálsamo, de calmante, de medicina, que al mismo tiempo sana y vigoriza. Su presencia relativiza los problemas de cada día que nos pueden quitar la paz. Los coloca en su justo lugar para mirar al futuro con optimismo y esperanza. Sólo Él nos llena de la tranquilidad interior. ¿Acaso no estamos necesitados más que nunca hoy de esa serenidad?

Este comentario al Evangelio se ha convertido en algo así como: un Antes y un Después en mi vida y me parece que es también el cómo mucha gente ve la doctrina de Cristo, porque lo he visto con los que me rodean, con mis familiares, con su modo de vivir la fé en Cristo. En cómo conceptualizaba a Cristo en mi vida (digo conceptualizaba, no vivía a Cristo) antes y cómo lo Vivo ahora.
Por ejemplo cuando oía
Cita:
Tomen mi yugo sobre ustedes

me sonaba como: cárguenme sobre ustedes. Veía a Cristo como una carga
Cita:
y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón
.
ésto sí no lo podía entender muy bien, mejor dicho nada. Confundía humildad con sumisión en el sentido que se le da ahora a la sumisión de aceptación sin conocer o esclavitud
Cita:
y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera».
que me sonaba a sin razón, ¿voy a encontrar descanso si además debo cargar más de lo que cargo?
Ahora lo veo de otra manera:
Es Cristo el que nos ofrece descanso al seguir su camino porque su camino es verdad, es esperanza, es palabra de vida eterna, palabra de salvación. Antes pensaba que "a Dios rogando y con el maso dando"
Y en cierta forma es verdad, pero no como yo lo entendíä, algo así como: "tú sólo bendíceme y yo hago las cosas como yo crea conveniente"
No entendía y menos practicaba el "y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón" que creo es lo más importante de éste pasaje: el aprender de Jesús a ser humilde como El.
"No todo el que me dice Señor, Señor entrará al cielo, sino aquél que hace la voluntad de mi Padre". Jesús hacía la voluntad de su Padre.
En la reflexión de hoy, el P. Cipriano Sáchez nos habla de la esperanza, del mensaje de esperanza que es Cristo.
Cita:
Cuando uno piensa en esta virtud y la intenta aplicar a la propia vida, se da cuenta que exige, de una forma muy particular, el aprender a ponerse en Dios Nuestro Señor.
Esto no quiere decir que el hombre tenga que despreciar las cosas materiales, ni tampoco despreciarse a sí mismo o sus propias cualidades y dones. Significa que el hombre tiene que aprender a orientar, a medir, a regular toda su existencia sólo y únicamente según el Señor; es decir hacer de Dios la fuente de nuestra esperanza.
Y entonces me doy cuenta que el yugo de Cristo es suave y es esperanzador. No así el yugo de mi propia voluntad que me hace luchar y forcejear. El yugo de Cristo no es lucha, es sometimiento a El.
Esto me lleva a la Humildad. Que no es ser humilde en el sentido económico como pensaba anteriormente, sino humilde de corazón, con la humildad que da la esperanza.
Como bien dice el P. Cipriano ésto da pie a meditar y reflexionar bastante. Puede llegar a creerse como lo creyeron muchos en tiempos de Jesús que era un revolucionario que venía a terminar con un régimen político para acabar con los ricos y elevar a los pobres. Y no es ése el concepto de Humildad, sino el sometimiento a la forma de vivir de Jesús cuando estuvo como hombre entre nosotros.
En otro artículo se habla de cómo vivir la fé de Jesús en nuestro tiempo:
Cita:
ROMA, martes, 12 diciembre 2006 (ZENIT.org).- El rector mayor de los salesianos, el mexicano don Pascual Chávez Villanueva, cree que México necesita un modelo cultural distinto y más impregnado de cristianismo para superar los problemas sociales del país.
«No basta la bondad natural del mexicano, ni es suficiente la religiosidad popular: la fe es madura cuando comporta un proyecto de vida, cuando es fuente de cambio social», dijo este domingo en la homilía de la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe.
El Papa habla también de ésto:
Cita:
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 13 diciembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI explicó este miércoles que hoy, como hace casi dos mil años, lo que hoy Iglesia necesita son evangelizadores disponibles y generosos.
Cita:
El Papa concluyó su meditación recordando la recomendación que el apóstol Pablo hace a Tito en la carta que le dirige (3, Cool: «que los que creen en Dios traten de sobresalir en la práctica de las buenas obras».
«Con nuestro compromiso concreto, debemos y podemos descubrir la verdad de estas palabras, y realizar en este tiempo de Adviento obras buenas para abrir las puertas del mundo a Cristo, nuestro Salvador», concluyó el pontífice.

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MensajePublicado: Jue Dic 14, 2006 8:52 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Autor: P. Cipriano Sánchez | Fuente: Catholic.net
Juan Bautista, el precursor
Mateo 11,11-15. Adviento. El don que Cristo viene a traer, lo trae a través de otras personas, a través de precursores.

Mateo 11,11-15

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: «Les aseguro que no ha surgido entre los hombres nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos es mayor que él. Desde que apareció Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos pretenden apoderarse de él. Pues todos los profetas y la ley anunciaron esto hasta que vino Juan. Y es que, lo acepten o no, él es Elías, el que tenía que venir. El que tenga oídos, que oiga».

Reflexión

Juan Bautista aparece en el Evangelio como la figura del hombre que precede a Cristo. Y no cabe duda que la misión de Juan Bautista, la misión de preparar el camino del Redentor, la misión de precursor se encaja en su vida como algo que él tiene que vivir, que tiene que aceptar.

La vocación de Juan Bautista no se da simplemente por el hecho de que Dios llama a su vida; también se da, se cuaja, se fecunda, se madura porque, con su libertad, Juan Bautista acepta esta misión. Ya su padre Zacarías había hablado de su misión cuando Juan es llevado a circuncidar. Zacarías dice que ese niño “será llamado Profeta del Altísimo porque irá delante del Señor a preparar sus caminos, para anunciar a su pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados”.

Esta es la misión del precursor, ser el hombre que va delante del Señor, que prepara sus caminos y que anuncia el gran don que es el perdón de los pecados. Lo que hace grande a Juan es que la misión que Dios le propone, él la lleva a cabo. Y el hecho de que sea el precursor, de alguna manera, se convierte para Juan Bautista no sólo en un motivo de gloria para él, sino que también se convierte en el modo en el que él llega a nuestras vidas.

También en cada uno de nosotros se realiza una misión semejante. En cierto sentido, cada uno de nosotros es un precursor, es un hombre o una mujer que va delante en el camino de la Redención. Todos estamos llamados, al igual que Juan Bautista, a realizar, a llevar a cabo nuestra misión.

¿Hasta qué punto valoramos la misión que se nos encomienda? ¿Sabemos apreciar el don que hemos recibido? Un don que, como dirá Zacarías, no es otra cosa sino “el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte y para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”. Ese es el don que recibimos, el don que Cristo viene a traer.

Pero, el don que Cristo viene a traer, lo trae a través de otras personas, a través de precursores. ¿Yo valoro el don de Cristo, el don que yo puedo dar a mis hermanos? ¿Me doy cuenta de la inmensa riqueza que supone para mi vida, pero también la inmensa riqueza que supone para los demás? Cuántos hombres —como dirá también Zacarías— viven en manos de sus enemigos y en manos de todos los que los aborrecen. Cuántos hombres y mujeres son atacados, denigrados, humillados, hundidos, manipulados.

Y sin embargo, la misericordia de Dios tiene que llegar a sus vidas. Pero ¿cómo va a llegar si no hay nadie que lo proclame, si no hay nadie que vaya delante del Señor para preparar sus caminos y anunciar a su pueblo la salvación? ¿Cuántos corazones no podrán encontrarse con Cristo en esta Navidad?

En estos días en que nos estamos preparando de una forma más intensa para el Nacimiento de Nuestro Señor, tendríamos que preguntarnos ¿cuántos corazones, por mi omisión, por mi falta de delicadeza, por mi falta de preocupación, quedarán sin encontrarse con Dios? ¿Cuántos corazones en las familias, cuántos corazones en el ambiente, cuántos corazones en el ámbito laboral y social no van a saber que Cristo nace para ellos y por ellos? ¿No va a haber nadie que se los enseñe, no va a haber nadie que les predique el camino de la Salvación?

¿Podremos ser tan egoístas como para cerrar el conocimiento de la salvación a los demás? Nuestro corazón no puede pensar tanto en sí mismo como para olvidarse del don que tiene para dárselo a otro. Es una tarea que tenemos que hacer; pero no la podemos hacer si no valoramos primero el don que podemos tener en nuestras manos, si no somos nosotros los que acogemos, los que recibimos el don de Dios. Un don que tiene que vivirse, que tiene que manifestarse, de una manera muy especial, a través de nuestro testimonio de vida; un don que no es tanto la teoría y consejos que podemos decir a los demás, sino sobre todo, lo que nosotros estamos haciendo con nuestra vida.
¡De qué poco nos serviría decir que valoramos mucho el don de Cristo que viene en esta Navidad si no lo transmitiéramos, si no lo diéramos a los demás! ¡De qué poco serviría que dijéramos que queremos ser estos profetas del Altísimo que van delante del Señor para preparar sus caminos, si nuestra vida no se transforma, si nuestra vida no recibe esa visita de Dios, si nuestra vida no quiere ser recibida por Cristo nuestro Señor! No se puede, es imposible. Antes que redimir a otros, hay que redimir mi corazón, hay que cambiar mis actitudes, hay que cambiar mi comportamiento. Tengo que ser el primer redimido. Tengo que redimir mi corazón, tengo que cambiar mis actitudes, tengo que ser el primero que acepta a Cristo como el que me salva de mis pecados, como el que me salva de mis fragilidades.

Jesús en el Evangelio dice: “El que tenga oídos para oír, que oiga”, que es una forma hebrea de decir que quien esté dispuesto, quien quiera, que escuche mi palabra. Pero hay una cosa muy clara, ninguno de nosotros entrará en el camino de la paz que Zacarías profetiza cuando ve a su hijo, si no somos capaces de oír lo que Dios nos pide, el cambio concreto que Dios pide a cada uno


Paz y bien.

Esto es lo que he tratado de entender. El que Cristo entre en mí, en que haga un cambio en mi vida como lo ha hecho y proclamarlo como dijo El a los leprosos del camino: "vayan con el sacerdote y den testimonio de lo que he dicho" en el camino se curaron y sólo uno regresó a agradecerle.
Dice bien el P. Cipriano que la misión que a mí me corresponde y es la que trato de hacer: es dar testimonio con mi vida de lo que Cristo ha hecho por mí, de lo que ha cambiado mi vida a partir de que El entró en mi corazón. No puede ser otra mi misión.

Poco antes de entrar a éste tema, comentaba en otro que a veces no sé cuál es mi misión, a veces pienso que lo es ayudar a otros a encontrar a Cristo, a veces pienso que es sólo con mi familia con quien debo empezar y en cierta forma el comentario del P. Cipriano es una respuesta a ésta inquietud: el testimoniar con mi vida, lo que Cristo hace por mí.

Cita:
Antes que redimir a otros, hay que redimir mi corazón, hay que cambiar mis actitudes, hay que cambiar mi comportamiento. Tengo que ser el primer redimido. Tengo que redimir mi corazón, tengo que cambiar mis actitudes, tengo que ser el primero que acepta a Cristo como el que me salva de mis pecados, como el que me salva de mis fragilidades.

Sin embargo yo sóla no puedo hacerlo, es Cristo el que lo hace poco a poco.
He comentado algunas veces cómo me he acercado a grupos en la Iglesia de mi colonia para ofrecer mi ayuda, alguna vez quise pertenecer a algún grupo dentro de ella, sin embargo no había uno en el que pudiera encajar, en el que pudiera entrar. Antier me preguntaba mi hijo porqué no entraba al coro de la capilla.
Ve que paso mucho tiempo delante de la computadora. El no entiende y no quiero de alguna manera que se resienta con la iglesia, de por sí me cuesta tanto el acercarlos a Cristo.
No puedo decirle que alguna vez traté, pero ya no había lugar. Al igual que traté de ayudar a la encargada de la capilla, a montar en Corpus Christy un altar, fuí con tanta alegría y se me enfrió el ánimo, al igual que quise entrar a un grupo de MFC para ayudarme en mi matrimonio, no se pudo porque mi esposo no quería asistir y no podía ir yo sola. No puedo decirle éso a mis hijos, si de por sí no quieren ir a la iglesia. Ellos no entienden que Cristo no es éso, que Cristo no son sólo las personas que están sirviendo en las iglesias, que Cristo vive en cada uno de nosotros si nosotros dejamos que El entre en nuestras vidas. Que cada uno tiene una misión y la mía no es servir dentro del templo, sino fuera de él.
Por lo menos es lo que he sentido. He pedido la guía del Espíritu Santo y cada vez que he intentado acercarme a servir dentro del templo aún en algún servicio pequeño, no se ha podido. Ya aprendí que entonces no es el camino que El quiere para mí.
Me dolía mucho ésto, sin embargo ya no me duele. Sinceramente. Llegué incluso a resentirme con éstas personas, ahora entiendo que no es mi lugar.

Sólo ruego a Cristo me fortalezca para ser testimonio vivo con mis hijos de lo que El hace en nuestras vidas. Y que algún día ellos se acerquen sólos a la iglesia a misa, a recibir a Cristo en la ------.
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MensajePublicado: Vie Dic 15, 2006 5:05 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net
Indiferencia de los judios
Mateo 11, 16-19. Adviento. Cambia la perspectiva de tu vida. No queramos acomodarlo todo a nuestros gustos y modos de ver.

Mateo 11, 16-19.

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: "Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado." Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Demonio tiene." Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores." Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras». Reflexión

El Evangelio nos presenta la opinión de Cristo sobre los hombres de su tiempo. ¿Qué podrá decir de nuestra generación? ¿Qué podrá decir Cristo de mí? El tiempo de Adviento es una ocasión propicia para hacernos este tipo de preguntas, no movidos por el temor o el puro interés personal, sino por el amor a Él.

Cristo hace ver a sus contemporáneos que son gente inconforme. Si hay alegría y danza, no bailan. Si hay canto de duelo, no hay golpes de pecho. Si Juan no comía ni bebía, está poseído. Si Cristo en cambio come y bebe... también hay quejas. ¿No será por ventura, que en esto los hombres no hemos cambiado?

La raíz está en que queremos acomodarlo todo a nuestros gustos y modos de ver. Nos gusta exigir, pero no que nos exijan. Miramos nuestro beneficio pero no siempre el de los demás. Consideramos lo que Dios nos pide, pero raramente pensamos en lo mucho que Él nos ha dado.

Que la venida de Cristo, la Navidad, sea un cambio de perspectiva en nuestras vidas. Como bien lo expresaba san Francisco: “no querer ser consolados, sino consolar; no querer ser comprendidos, sino comprender; no buscar ser amados, sino amar”.

Esta es una pregunta que yo misma me he hecho muchas veces respecto a mí misma y respecto a los demás.
El porqué nunca está uno conforme. Se queja uno si hay y se queja uno si no hay. Se queja uno si se hace y se queja uno si no se hace. El chiste es quejarse.
En éste sentido seguimos siendo iguales a los hombres de la generación de Jesús. Buscamos nuestro beneficio, buscamos nuestra comodidad, buscamos para nosotros y pocas veces volteamos a ver el dolor de los otros y a aquellos que lo hacemos somos llamados tontos.
Y sin embargo, éste es precisamente "la locura" de la que habla San Pablo.
Menciona P. Raniero Cantalamessa en Primera Predicación de Adviento 2006 ante el Papa y el cuerpo cardinalicio lo siguiente respecto a las bienaventuranzas. Meditaciones que se están llevando a cabo en Roma. Toca el turno hablar de
Cita:
«¡BIENAVENTURADOS LOS QUE AHORA LLORÁIS!»
La bienaventuranza de los afligidos

Cita:
El hombre busca desesperadamente separar a estos dos hermanos siameses, aislar el placer del dolor. Pero es inútil. Es el mismo placer desordenado el que se vuelve contra él y se transforma en sufrimiento
Cita:
La Biblia tiene una respuesta que dar a esto, que es el verdadero drama de la existencia humana. Hubo desde el inicio una elección del hombre, hecha posible desde su libertad, que le llevó a orientar exclusivamente hacia las cosas visibles la capacidad de gozo de la que estaba dotado para que aspirara a gozar del Bien infinito que es Dios.

Al placer, elegido contra la ley de Dios y simbolizado por Adán y Eva que saborean el fruto prohibido, Dios permitió que le siguieran el dolor y la muerte, más como remedio que como castigo. A fin de que no ocurriera que, siguiendo a rienda suelta su egoísmo y su instinto, el hombre se destruyera del todo y destruyera cada uno a su prójimo. Así, al placer vemos como se le adhiere, como su sombra, el sufrimiento
Cita:
Cristo rompió por fin esta cadena. Él, «a cambio de la gloria que se le proponía, soportó la cruz» (Hebreos 12, 2). Hizo, en resumen, lo contrario de lo que hizo Adán y de lo que hace cada hombre. «La muerte del Señor –escribió San Máximo el Confesor-, a diferencia de la de los demás hombres, no era una deuda pagada por el placer, sino más bien algo que era arrojado contra el placer mismo. Y así, a través de esta muerte, cambió el destino merecido por el hombre» [3]. Resucitando de la muerte, Él inauguró un nuevo género de placer: el que no precede al dolor, como su causa, sino que le sigue, como su fruto

Esta clase de llanto no lo he conocido, mis lágrimas casi siempre son de arrepentimiento. A medida que voy conociendo a Cristo, más lloro porque me doy cuenta que aún cuando siempre pensé ser víctima en muchas circunstancias, lo cual es cierto, no deja de ser cierto también que he cometido muchos errores.
Y hace un análisis acerca de porqué se llora en la Biblia:
- de arrepentimiento como Pedro
- de dolor como Cristo al ver el sufrimiento de los demás
- de tristeza como el salmista En el Salmo 41 cuando le preguntan ¿dónde está tu Dios? y no puede explicarlo.
-Pablo decía que experimentaba en el corazón «tristeza inmensa y un profundo y continuo dolor» por el rechazo de Cristo por parte de sus compatriotas (Rm 9, 1s.)
-Existe también un segundo llanto en la Biblia sobre el que debemos reflexionar. Hablan de él los profetas. Ezequiel refiere la visión que tuvo un día. La voz poderosa de Dios grita a un misterioso personaje «vestido de lino, que llevaba a la cintura la cartera de escribir»: «Pasa por la ciudad, recorre Jerusalén y marca una tau en la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las nefastas acciones que se cometen dentro de ella» (Ez 9, 4). (Este es un llamado a reflexionar a la iglesia)

En todas éstas formas puedo verme identificada: también yo he llorado por arrepentimiento, también yo he llorado al ver el dolor ajeno, sin embargo todo mi dolor no estaba basado en Cristo, es la verdad. No tenía una idea clara de lo que Cristo es en mi vida, es ahora que lo empiezo a descubrir, en que empiezo a descubrir que ha sido El el que ha estado siempre sosteniéndome, entonces me veía como una víctima, como alguien que ha soportado muchas cosas, que era la fuerte en muchas circunstancias y es cierto, lo era, lo fuí mucho tiempo, tambi2n fuí víctima de los demás, pero porque mi dolor y mi buen actuar no estaban basados en Cristo, en su palabra. Sufría porque estaban basados en mí, sentía que los demás me fallaban a mí y me doy cuenta ahora que sí me fallaban a mí, pero sobre todo le fallaban a Cristo, a Dios. Yo sufría por ignorancia, porque a pesar de todo mi buen corazón, de desear que los demás no sufrieran, no supe hacerlo, lo hacía de la manera que yo creía era la correcta. Estoy descubriendo otra forma. La de la voluntad de El.
Y habla después el P. Cantalamessa, de Las lágrimas más bellas:
Cita:
Se puede llorar de dolor, pero también de conmoción y de alegría. Las lágrimas más bellas son las que nos llenan los ojos cuando, iluminados por el Espíritu Santo, «gustamos y vemos cuán bueno es el Señor» (Sal 34, 9).
Cita:
Lágrimas de este tipo debían correr por el rostro de Agustín cuando escribía en las Confesiones: «Cuánto nos has amado, oh Padre bueno, que no te has reservado a tu único Hijo, sino que lo has dado por todos nosotros. ¡Cuánto nos has amado!»
Cita:
Pienso que también las lágrimas con las que la pecadora empapó los pies de Jesús no eran lágrimas sólo de arrepentimiento, sino también de gratitud y de gozo

Estas son las que empiezo a derramar, las de arrepentimiento, pero también de gratitud a El por todo lo que me ha dado. Aún no lloro de gozo, la verdad, todavía no aprendo a sufrir primero y gozar después como Cristo.
Código:
«Bienaventurados los que siempre lloran amargamente sus pecados, porque les asirá la luz y transformará las lágrimas amargas en dulces»

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MensajePublicado: Sab Dic 16, 2006 4:46 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Autor:P. José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net
Después de la Transfiguración
Mateo 17, 10 -13. Adviento. Tenemos que escuchar al precursor, tiene un mensaje de amor para cada quien.

Mateo 17, 10 - 13

En aquel tiempo los discípulos le preguntaron a Jésus: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?»El les respondió : «Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más yo les aseguro a ustedes que Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer a manos de ellos». Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista.

Reflexión

Jesús se ha transfigurado. Ha permitido que sus apóstoles más cercanos tengan una experiencia de “gloria”. Algo que sólo podremos gozar en el cielo. Animados por haber participado de esta extraordinaria visión, llenos de alegría y paz, se deciden y preguntan acerca del precursor del Mesías. La respuesta no deja lugar a dudas. El precursor ha venido, pero no le han hecho caso: “han hecho lo que han querido”... era la voz que clamaba, pero pocos la supieron escuchar.

A veces nuestra vida espiritual se reduce a lo que “yo” creo. Me rijo por el “yo necesito”, “yo rezo”, y convertimos la fe en un “producto” que yo me preparo a mi medida y gusto. Sin embargo, no podemos aplicar esta regla para descubrir las cosas de Dios.

S. Juan de la Cruz fue un fraile carmelita que supo escuchar a Dios, que supo encontrarle. Lo hizo sobre todo en los momentos de mayor prueba en su vida. Recluído nueve meses en una estrecha y oscura prisión, fue allí, entre sufrimientos y privaciones donde vieron la luz sus más profundos y bellos poemas espirituales. Porque Dios vive, actúa y está presente en los hombres y en todas las creaturas de la naturaleza. Todo esto es posible cuando el presupuesto de nuestra oración dejo de ser “yo”, y se convierte en el “Tu”. Cuando dejo de “oírme” y comienzo a escuchar. Porque orar es, sobre todo, escuchar a Dios. Se requiere silencio y apertura de corazón.
Presentarse uno mismo, como es, con sinceridad ante el espejo del alma. Hace falta la valentía de aceptarse, con todos nuestros límites y virtudes, pero además, hace falta meter a Dios en esa aceptación, en ese diálogo. Es necesario conectarse a Dios desde la sinceridad de uno mismo. Aquellos judíos no reconocieron a Juan, y no reconocerán a Jesucristo. Nosotros estamos en mejores condiciones. Las dificultades siempre las tendremos, pero podemos vencerlas si somos sinceros y si tenemos la firme convicción que nuestra “conexión” con Dios es la cosa más importante que tenemos y que nuestro “yo” está subordinado al Tú de Dios, que es AMOR.

Juan el Bautista anunció a Cristo y no lo oyeron. Tuvieron a Cristo mismo y no lo oyeron. Así me sucede a mí, cuando siento que he oído a Cristo, cuando siento que lo tengo junto a mí, de pronto algo sucede que me hace no dudar, ni dejar de tener fé, sino preguntarme hasta dónde realmente son sólo palabras, sólo "sentir" y dónde es una fé que actúe.
El P. Cipriano en la Reflexión de hoy, también habla de éste pasaje y cuestiona:
Cita:
¿Cómo podemos saber si nuestra vida está llena de la ciencia del Señor, si Dios es realmente el dueño, el Señor de nuestra vida? El Evangelio es muy claro, nos habla de dos dimensiones fundamentales. Por un lado, nos dice que tenemos que tener sencillez interior para poder recibir al Señor. Y por otro lado, nos habla de cómo Cristo es el Señor. "Te doy gracias porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los sencillos".

Hay momentos en que siento que tengo ésa sencillez interior, sin embargo hay otros en los que me pregunto si no es orgullo disfrazado, ya me ha sucedido anteriormente
Cita:
Reconocer a Dios como Señor es permitirle que ilumine mi pensamiento, que fortalezca mi voluntad, que oriente mis sentimientos, que norme y marque el criterio de mi comportamiento

Esto supuestamente lo hago todos los días al invocar su Espíritu Santo para que me guíe y me es fácil en mi vida actual. He aprendido a estar en mi casa sóla por largas horas, he aprendido a vivir sin tener contacto con la gente de fuera y vivo muy bien. En 10 años por acá es la primera época en que vivo a gusto; he tratado de adaptarme, he tratado de vivir como se vive aquí, he tratado de integrarme y todos mis esfuerzos han sido en vano, sólo me trajeron desesperación, nostalgia, depresión. Ahora que me he recluido en mi casa, me siento libre, me siento bien. No es excluir a Cristo reflejado en los demás de mi vida. Creo que antes el concepto de servicio que tenía era el de servir a los demás y salía buscar a la gente, a tratar de integrarme a ellos, a servirles y recibía muchos desengaños porque creía que ésa era la forma de servir a Cristo, ahora me he dado cuenta que no es así; la gente sólo me veía extrañada: ¿y ésta loca que le pasa? Ahora sé que incluso para servir a los demás, Cristo me va guiando, me va colocando en los lugares que él desea que le sirva. .En lugar de abrirme puertas, me las fuí cerrando en mi ansia y necesidad de servicio. Cuestiona también el P. Cipriano.
Cita:
¿Señor, dónde todavía no eres mi Señor? Y después, atreverse a bajar a aspectos muy concretos para descubrir en qué lugar mi egoísmo, mi modo de ser, mis conveniencias, mi historia o mi educación me impiden reconocer al Señor como mi Señor
Realmente son palabras para meditar. Antes creía que dónde quiera era la misma y creía que dónde quiera podía obtener los mismos resultados. Y en verdad, sigo siendo la misma sin embargo no es la misma situación el vivir en donde nací y hacer lo que hacía: convivir con la gente, ayudar y ser ayudada, trabajar y dejar trabajar en mi lugar de orígen que aquí que aún siendo el mismo país se tiene que luchar en primer lugar con el hecho de ser de alguna manera diferente, diferente en mi forma de ser, diferente en mi forma de hablar, de moverme, de vivir, en mis costumbres. Para poder vivir aquí, tendría que cambiar mi forma de ser, todo lo que soy y no puedo hacerlo, sería traicionar todos mis principios, tendría que ser egoísta, tendría que dejar de sentir dolor ante el sufrimiento de los demás, tendría que dejar de importarme el cómo viven los demás, no económicamente sino en la forma de vida, no el criticarla sino para ayudar. He descubierto que aquí es muy difícil, la gente cree que la juzga uno o la critica, que critica su forma de vivir y no es así. Aquí la gente llega sin nada, con muebles de segunda, rotos y poco a poco se van arreglando. La gente no está acostumbrada a recibir en sus casas a nadie, se averguenzan de su forma de vida. Es muy diferente a la forma de vivir que tenía antes en donde podía entrar a la casa de cualquiera o dejar entrar a mi casa sin sentirme criticada o sin que ellos se sintieran criticados, aquí la gente es muy desconfiada. Creo que es verguenza u orgullo más bien. Cuando llega uno acá, lo hace pensando en mejorar las condiciones de vida y no se logra en muchos casos. Creo que éso es lo que pasa. Para adaptarme aquí tendría que sentir verguenza de mi pasado, de mis raices, de mi presente y no la tengo. No me averguenza ver mis muebles viejos o de segunda, tercera o cuarta mano porque son logrados con el esfuerzo y trabajo honrado. No me averguenza que la gente entre a mi casa, porque procuro mantenerla limpia aunque sea pobre. Mucha gente aquí no piensa lo mismo.
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MensajePublicado: Lun Dic 18, 2006 6:36 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
El anuncio del ángel a José
Mateo 1, 18-24. Adviento. Dios sabe en cada momento lo que mejor nos conviene y desea dárnoslo a conocer.
Mateo 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros». Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.

Reflexión

Con una brevedad telegráfica, San Mateo nos cuenta en diez versículos lo que ocurrió desde la concepción al nacimiento de Jesús. Llama la atención que lo que resalta de este período, a diferencia de San Lucas, es la difícil situación en que se encontró José.

Si nos ponemos en su lugar, ¡no era para menos! Mientras María sufría en silencio, el bueno de José se debatía en medio de tremendas dudas. ¡Y pensar que él pudo haber denunciado a María por adúltera! ¡Y pensar que ella no tenía manera de probar lo sucedido! Todo forma parte del misterio que se hace historia humana, historia de Amor.

Los actores de cualquier obra teatral o de cine estudian concienzudamente sus diversos papeles, los ensayan una y otra vez, los ejecutan en privado y en público, hasta que los dominan totalmente. La improvisación en este ámbito es preludio de fracaso. No es así cuando Dios decide servirse de los hombres y por amor los elige. María y José son capaces de seguir las inspiraciones y la voluntad de Dios, aunque nadie les ha pasado de antemano sus “papeles”. Dios irrumpe en sus vidas y las “trastorna”. No obliga, seduce. Suscita el amor del hombre y entonces lo lleva por donde no hubiera soñado jamás... Cuando alguien se deja guiar por Dios, debe improvisar, y a pesar de la oscuridad de la fe, al final siempre brilla la luz. La actitud correcta es entonces el abandono en su voluntad.

María y José escriben una historia de amor única e irrepetible porque ambos se fían de Dios. A nosotros nos invitan a confiar más en su gracia que en nuestras cualidades, más en sus planes que en los propios. No hay mejor intérprete que aquel que deja que Dios haga la parte que en su vida tiene asignada ¡que no es poca! Cuando nos empeñamos en caminar dejando de lado su voz y preferimos no saber lo que Él quiere, sin darnos cuenta nos quedamos sin el “apuntador”, sin aquel que sabe en cada momento lo que mejor nos conviene y desea dárnoslo a conocer. Confiemos más y más en el Señor. Digamos con Pedro aquella bella oración: “Señor, a quién iremos, sólo tú tienes palabras de vida eterna


Paz y bien.
Recibir el misterio de Dios... Alguna vez hace muchos años cuando tenía 15, un sobrinito me preguntó acerca de Cristo, leía revistas en las que se habla de él desde un punto de vista científico. Era un niño de 7 años o algo así. Le dije: "No cuestiones. Sólo cree. Hay muchos misterios que no sabemos, pero hay que creer". Y me entendió a pesar de ser tan pequeño, igual que yo entendí de muy niña.
Sólo que hasta ahí llegaba mi fé. En creer. Pero no sabía o no entendía cómo dejar mi voluntad en El. No basta con creer, ahora me doy cuenta.
Alguien mencionó cuando preguntaba si la humildad se aprende o se nace con ella que se aprende. Igual he leído que el amor se aprende.
Y no lo hubiera creido hasta hace poco.
El dejar que se haga su voluntad también debe aprenderse. Creo que es lo más difícil, por lo menos para mí. Someter mi voluntad a la suya, es muy difícil, nunca pensé que éso es lo que necesito para seguirlo. Poco a poco voy aprendiendo, pero no me es fácil. Menciona el P. Menéndez lo que debió ser para José, sin embargo su corazón era un corazón limpio al igual que el de María y recibieron el misterio de Dios sin preguntar.
Menciona el P. Cipriano en la Reflexión de hoy:
Cita:
Recibir el misterio de Dios es una de las grandes tareas que todos tenemos a lo largo de nuestra vida. Aceptar lo que el Señor quiere para nosotros es, quizá, el principal objetivo de la existencia; porque detrás de lo que Dios quiere para nosotros hay siempre un misterio muy grande que sólo se entiende y se logra captar por medio de la fe, de la confianza en Dios y de un corazón generoso. Sin este tipo de corazón es imposible aceptar el misterio del Señor. Podremos estar al lado del misterio, podremos, incluso, sentir entra en nuestra vida, pero no seremos capaces de vivirlo
Y es cierto, se necesita un corazón generoso, limpio, limpio de resentimientos, limpio de iras, de frustraciones. Ayer pensaba cuánta genta ha pasado por mi vida, a cuánta gente quiero, pero de una forma tal vez egoísta, trataba de aferrarme a ellos, trataba de encontrar en ellos el amor y ésto me llevó finalmente a la soledad porque no recibía la clase de amor que yo deseaba. He empezado a vislumbrar que el amor no lo encuentro en los demás, sino en Dios. A medida que permita que Cristo entre en mí, tengo más amor por increíble o contradictorio que parezca. En los demás veo el reflejo del amor de Dios, el mismo que sale de mí a medida que permito que Cristo esté en mí o sea que finalmente es el amor de Cristo el que se refleja en ellos a través mío y no al revés como yo siempre lo viví.Bueno, no siempre. De pequeña y de joven lo viví con el corazón limpio, cuando fuí creciendo fuí olvidándome y empecé a pretender que el amor nacía de mí hacia los demás, a medida que quise luchar en el mundo con las armas del mundo y me olvidé de las armas con las que siempre luché: el amor, el servicio, la confianza en los demás que era lo mismo que recibía.
Cita:
“A Dios —dice San Juan— nadie lo ha visto nunca”. Al Señor no lo podemos abarcar con nuestra mente, con nuestros criterios, y por esto el misterio de Dios muchas veces es doloroso. Sin embargo, no porque me duela, debo apartarme de Él. Cuántas veces es todo lo contrario: precisamente porque el misterio de Dios es doloroso, es contradicción para mí y es exigente, es cuando yo sé que ahí está presente el Señor.
Habla el P. Cipriano de romper esquemas, de que Cristo rompe los esquemas con los que siempre he vivido, esquemas en mi forma de relacionarme con los demás, esquemas en mi forma de amar y de pedir amor, esquemas en mi forma de verme a mí misma. "Vino nuevo en odres nuevos". Cristo es resurrección, es vida nueva.
Cita:
Hay que abrir, en este Adviento, el corazón al misterio de nuestra vocación como cristianos. Una vocación que a veces va a venir a romper esquemas, a cambiar planes. Así es Jesús, porque llega amando, no puede llegar a un corazón y quedarse a gusto si no llega transformando, no puede quedarse tranquilo hasta que aquel a quien ama, se asimila, se acerca, se asemeja más profundamente a Él.

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MensajePublicado: Mar Dic 19, 2006 5:34 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Cita:
Autor: P. José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net
Zacarías en el templo
Lucas 1, 5-25. Adviento. Los mensajes de Dios son de paz y serenidad.
Lucas 1, 5-25

Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad. Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el Angel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto». Zacarías dijo al ángel: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad». El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo». El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el Santuario; les hablabla por señas, y permaneció mudo. Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres».

Reflexión

“No temas Zacarías, no tengas miedo”. Por más que el ángel se esfuerza por tranquilizarle no lo logra. Y la historia que le cuenta sobre su futuro hijo aún le pone más nervioso y acaba reaccionando como quien no se la cree del todo. A Zacarías Dios le ha “pillado” desprevenido. Hasta cierto punto es un contrasentido que esto le ocurra a un sacerdote en el momento en que se dispone a ofrecer el sacrificio en el Templo. Y entonces, el mensaje de Dios en vez de alegría provoca desconfianza.

Los mensajes de Dios son motivo de paz y serenidad. Es verdad que en determinados casos, puede costar aceptar su voluntad, pero siempre al fin se dará la paz. Por eso, cuando hay temores y desconfianza, nos cerramos a la voz de Dios y la paz se “esfuma”. Entonces entra en juego el “yo” que nos exige su contrapartida, o sea, pasar por el rasero de la inteligencia lo que Dios quiere o dispone. Nos cuesta ser humildes y entender que el designio de Dios no obedece a nuestra lógica. Porque ¿en qué lógica humana cabe este anuncio del nacimiento de Juan, sino es desde Dios? Para Él no hay nada, absolutamente nada imposible.

Zacarías estaba en la Casa de Dios, en el lugar más sagrado del Templo, donde la intimidad con Él debía ser mayor, y sin embargo, quizás su corazón no estaba preparado en aquel momento. A nosotros Jesús nos ha invitado a orar en nuestra habitación, a cerrar la puerta de nuestro espíritu para estar con Él. No tengamos miedo de “abrir de par en par las puertas a Cristo” como lo repetió tantas veces el Papa Juan Pablo II. No importa donde estemos o qué hagamos. Lo que sí importa es la actitud de nuestro corazón: abierta, confiada y dispuesta a recibir con gratitud las inspiraciones de Dios. Y, eso sí, invitando al egoísmo a hacerse a un lado para que Dios no nos “pille” desprevenidos y podamos acogerle con la misma sencillez de María
Paz y bien

La historia de Zacarías la había leido como había leído muchas en la Biblia, como una historia pintoresca y nadamás.
Al leerla gracias a la guía de los sacerdotes, en éste caso, el P. Escorza veo otro aspecto. Veo a Zacarías, al hombre, no al próximo padre de Juan el Bautista. Sino al hombre. A un ser humano, que tiene una vida, que vive una vida de acuerdo a su época, pero que aún siendo un hombre de fé, un hombre bueno, ve a Dios como algo lejano de su vida, como lo ví muchas veces yo misma en la mía. Dios actúa para los demás, para los otros, no en mi vida. Tiene mucho quehacer con los otros, a mí que me "ponga donde hay y yo me encargo del resto". Ya no digamos el llevar su palabra o su mensaje, simplemente que aunque agradecía lo recibido, que lo veía siempre como un don de Dios, siempre lo ví como tú me das la escoba, yo barro. Tú me das el trabajo, yo trabajo. Pero a un nivel material. No más allá, no a un contacto directo sino a través de otros. Y cuando empecé a conocer de su palabra también lo hice de una forma distorsionada, pensaba que el predicar era salir a hablar de El por las calles, en lugar de ser un testimonio con mi vida. Menciona el P. Cipriano en la Reflexión de hoy
Cita:
.¿Cuántas veces el maravilloso plan de Dios sobre ti, por el cual tú puedes ser una persona capaz de anunciar a Jesús y de transformar los corazones de los demás en corazones que reciben a Jesús, no lo crees?
Y es cierto. A partir de que lo deja uno entrar, El empieza a actuar, a cambiar la vida. Empieza a dar paz, su paz como menciona el P. Escorza.
Cita:
Muchas veces perdemos de vista que la redención, la esperanza y el amor, que Cristo viene a traernos, es para cada uno de nosotros en particular, no es para la humanidad. Qué diferentes serían las cosas si nos diésemos cuenta de que la venida de Cristo habría tenido sentido sólo para mí. Que si yo hubiera sido la única persona de la humanidad, por mí habría nacido Cristo, por mí habría muerto Cristo.

Esto que menciona el P. Cipriano es cierto, yo no me lo creía. Al igual que Zacarías, que me hablara directamente y me dijera: "te hablo a tí, sólo a tí". Cuando falleció mi abuelita, me pasó algo muy curioso. Tengo muy dentro de mí la fé católica, porque la ví desde niña, pero distorsionada, tanto que cuando ella estaba enferma, yo sentía que mi abuelita necesitaba "estar bien con Dios", confesarse y quería hacerlo por ella. Y ésto no es posible, como no es posible hacer por otros lo que a ellos les toca. Así también muchas veces he deseado hacer las cosas por los otros, creer por los otros y no se puede. La relación con Dios es personal. Lo que yo puedo hacer es ser un testimonio de lo que Dios hace en mí y por mí, como Isabel en éste caso.
Cita:
En este camino de preparación al encuentro con Jesucristo en Belén, pidámosle la gracia de no dudar de su esperanza para mí; de no dudar de su Redención para mí; de no dudar de la obra maravillosa que, con mi libertad, Él puede realizar en mi vida. Roguémosle que nos dé un corazón abierto de par en par a la venida de Cristo en esta Navidad

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MensajePublicado: Mie Dic 20, 2006 7:22 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
La Anunciación de Jesús
Lucas 1, 26-38. Adviento. María se dejó guiar por la fe. Sin certezas humanas, supo acoger confiadamente la palabra de Dios.

Lucas 1, 26-38

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.

Reflexión

Cuando pensamos en el “Sí” de María a la propuesta de Dios, lo podemos imaginar en un ambiente casi de novela “romántica”, y olvidar que con ese “Sí”, toda su vida quedó comprometida. La respuesta que ella dio no era algo espontáneo o “lógico”. María dirá que sí, más por confianza y fe, que por conocimiento. Ella apenas podía entender lo que le había sido explicado... y sin embargo, dice que “Sí”. Además, la fe de María será puesta a prueba cada día. Ella quedará encinta. No sabe bien cómo, pero lo cierto es que su corazón está inundado por una luz especial. Aunque su querido José dude, ella vive inmersa en el misterio sin pedir pruebas, vive unida al misterio más radical que existe: Dios. Él sabrá encontrar las soluciones a todos los problemas, pero hacía falta fe, hacía falta abandono total a su voluntad.

María se dejó guiar por la fe. Ésta la llevó a creer a pesar que parecía imposible lo anunciado. El Misterio se encarnó en ella de la manera más radical que se podía imaginar.

Sin certezas humanas, ella supo acoger confiadamente la palabra de Dios. María también supo esperar, ¿cómo vivió María aquellos meses, y las últimas semanas en la espera de su Hijo? Sólo por medio de la oración y de la unión con Dios podemos hacernos una pálida idea de lo que ella vivió en su interior. También María vivió con intensidad ese acontecimiento que transformó toda su existencia de manera radical. Ella dijo “Sí” y engendró físicamente al Hijo de Dios, al que ya había concebido desde la fe. Estas son experiencias que contrastan con nuestro mundo materialista, especialmente en la cercanía de las fiestas de Navidad. Por ello, como cristianos, ¿cómo no centrar más nuestra vida al contemplar este Misterio inefable? ¿Cómo no dar el anuncio de la alegría de la Navidad a todos los que no han experimentado ese Dios-Amor?

No olvidemos que un día ese Dios creció en el seno de María, y también puede crecer hoy en nuestros corazones, si por la fe creemos, y si en la espera sabemos dar sentido a toda nuestra vida mirando con valor al futuro.

Paz y bien.

Este pasaje tan conocido, tan bello por lo que significa, tan esperado por mucha gente en ése tiempo, pero no por esperado, menos sorprendente. Porque María esperaba ése acontecimiento, no en ella por supuesto. Pero esperaban ése acontecimiento, se les había anunciado. La llegada del Mesías, del Salvador que nacería de una virgen.
Debió ser sorprendente para ella y para José saber que ella había sido la elegida. Y decir "Sí".
Pregunta el P. Menéndez
Cita:
¿Cómo no dar el anuncio de la alegría de la Navidad a todos los que no han experimentado ese Dios-Amor?

Comenta el P. Cipriano en la Reflexión de hoy
Cita:
La Santísima Virgen no es la única que ha sido elegida por Dios; cada uno de nosotros también lo ha sido. La razón por la cual María es bendecida de esta forma extraordinaria por el Señor, es por la misión que a Ella se le iba a entregar: la de ser la Madre del Redentor. La razón por la cual cada uno de nosotros es bendecido por Dios es porque también tenemos una misión muy especial de cara a nuestro mundo, de cara a la propia familia y de cara a la sociedad en la que vivimos.

Pregunta el P. Cipriano
Cita:
Si reflexionáramos sobre el plan que tenía o el plan que tiene para su existencia, ¿podría decir que es el mismo que Dios le está pidiendo? ¿Acaso lo que me ha sucedido estaba dentro de mis planes? ¿Estaba dentro de mis planes el que mi matrimonio sufriese dificultades? ¿Estaba dentro de mis planes el que mis hijos se comportasen mal? ¿Estaba dentro de mis planes el que Dios me pidiese pasar por la situación por la que estoy pasando?
Cita:
¿Qué pasa cuando se lo tienes que dejar a Él? ¿Qué pasa cuando Dios te dice “el control lo quiero yo”? Y quiero que me entregues esto de tu vida...; esto de tus hijos...; esto de tu matrimonio...; esto en el ámbito material...; esto en el ámbito social... A lo mejor, surge en nosotros preocupación, que puede ser una reacción lógica, pero que no sigue el camino de la Santísima Virgen María.

Cuántas veces podemos perder de vista que, ante Dios, la respuesta auténtica es “sí”. Y es un “sí” que le pone a Dios delante todo lo que uno es
Cuántas veces me he considerado tan lógica, tan práctica. De tan lógica que hasta ahorita me "acaba de caer el veinte" de lo que significa realmente el "Sí" de María.
No significa que no van a venir dificultades, no significa que todo va a ser "miel sobre hojuelas", significa que ante las dificultades no debo decir ¿porqué a mí? sino simplemente "Sí".
Pero sobre todo cuando Dios me diga: quiero que te lleves bien con tus hijos. Decir "Sí"
Quiero que te lleves bien con tu esposo: "Sí""
Quiero que hagas un esfuerzo por no juzgar a los demás: "Sí"
Quiero que dediques tu esfuerzo para mejorar el ámbito donde vives, tu casa, lo que te rodea: "Sí"

Eso es lo que implica el "Sí" de María.
Cita:
El punto importante es si le ponemos a Dios el sí por delante. “¿Cómo va a ser...?” Tú me lo vas a decir, Tú me vas a guiar, Tú vas a estar a mi lado. Sin embargo, cuántas veces pensamos que nuestros planes personales son mejores que los de Dios; que nuestros criterios personales, son mejores que los del Señor. Nos olvidamos de que el camino de María es un camino en el que Ella siempre está dispuesta a decirle a Dios “sí”.
"¿Cómo va a ser?" Ese es el punto.
Muchas veces he pensado que el decir Sí es decir sí a todo lo que se me ofrece como solución. Me he dado cuenta que cuando me pongo en disposición de aceptar la voluntad de Dios, se me presentan varios caminos, no uno sólo. ¿Cuál elegir?
Cita:
La tercera actitud de la Santísima Virgen María es una actitud de una ofrenda total: “He aquí la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra”. Ante los conflictos internos de más generosidad, más sacrificio, más entrega, más oración, más perdón a los demás, tenemos que repetir las palabras de María Santísima: “Aquí está la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra”.

Cita:
Permitamos, entonces, que toda nuestra vida vaya caminando, como en la vida de María, con estas tres actitudes: La actitud de querer encontrar la voluntad de Dios, sea ésta cual sea. La actitud de no poner restricciones a la voluntad de Dios, sea ésta cual sea. Pero sobre todo, la actitud de entregarse con plena y madura libertad al camino de Dios, por donde Él nos vaya llevando.
Creo que ahí es dónde a veces me atoro, la disposición la tengo, el estar dispuesta a aceptar la tengo. La confianza de que Dios quiere y hace lo mejor para mí, la tengo. El entregarme con plena y madura libertad al camino de Dios implica hacer uso de mi libre albeldrío y de saber discernir el camino que Dios me marca entre varios caminos que se me presentan.
Es ahí dónde como dice el Papa Benedicto XVI en su audiencia general del miércoles
Cita:
Nosotros, los cristianos, tenemos la tarea de difundir, con el testimonio de la vida, la verdad de la Navidad, que Cristo trae a todo hombre y mujer de buena voluntad.
Cita:
La actitud espiritual de la espera vigilante y orante sigue siendo la característica fundamental del cristiano en este tiempo de Adviento.

La espera vigilante y orante.
Un amigo del foro me decía que si algo proviene del Altísimo trae paz.
Puede ser una señal de que el camino que estoy tomando es el correcto.

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MensajePublicado: Jue Dic 21, 2006 5:38 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
La Visita de la Virgen a su prima Isabel
Lucas 1, 39-45. Adviento. María viene a visitarnos, a traernos a Jesús.

Lucas 1, 39-45

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»

Reflexión

El evangelio de San Lucas nos narra el Anuncio del ángel a María como “de puntillas”, con gran respeto, venerando a los protagonistas de este diálogo único. Hoy, sin embargo, asistimos a aquella “segunda anunciación”. La que el Espíritu Santo revela a santa Isabel en el momento de reconocer en María a la Madre de su Señor. Estas dos mujeres viven y comparten el mayor secreto que pueda Dios comunicar a los hombres, y lo hacen con una naturalidad sorprendente. Por su parte, María, la llena de gracia, no sólo no se queda ociosa en su casa. Ser Madre de Dios no desdice un ápice de su condición de mujer humilde, de modo que va en ayuda de su prima. Isabel, por su parte, anuncia, inspirada por el Espíritu, una gran verdad: la felicidad está en el creer al Señor.
Cuando alguien se profesa cristiano, su fe y su vida; lo que cree y cómo lo vive, son dos esferas que están íntimamente unidas. Quien piense que “creer” es sólo profesar un credo religioso, adherir a una religión o a unos dogmas, quizás tiene una pobre visión del término. Porque cuando se cree de verdad se empieza a gustar las delicias con que Dios regala a las almas que le buscan con sinceridad. La pedagogía de Dios es tan sabia que sabe impulsarnos, dándonos a saborear su felicidad, -que es inmensa e incomparable-, cuando somos fieles. Es un gozo que, sin casi quererlo, nos lleva a más, nos invita a entregarnos con más generosidad a la realización de un plan que va más allá de nuestra visión humana. Isabel reconoce en su prima esa felicidad porque ha creído, pero además porque en consecuencia, su vida ya no respondía a un plan trazado por ella, sino por su Señor. Ella estaba también encinta ¿por qué era necesario un viaje en las condiciones de aquel tiempo...?

Preguntémonos, si hoy queremos ser felices, ¿cómo va mi fe en la presencia de Dios en mi vida? Si lucho por aceptarla y vivirla ya tengo el primer requisito para mi felicidad. Aunque tenga que trabajar y sufrir, sabré en todo momento que Dios está a mi lado, como lo estuvo de María y de Isabel.
Paz y bien.
Cada día me convenzo de que el Señor es muy grande. Alguien me decía alguna vez, después de conocerlo sólo te dedicarás a alabarlo. Y es verdad. Permite ver cosas tan maravillosas como ésta. En un diálogo tan simple, tan cotidiano como el de María e Isabel algo tan grande.
En el diálogo de Jesús y Juan en el vientre de sus respectivas madres.
Porque leyéndolo con toda la fé se da uno cuenta que ellos se reconocieron aún estando en el vientre de sus madres. Se reconocieron. Eso es muy grande.
Alguna vez al conocer a una persona sentí que la conocía de mucho tiempo antes, me identifiqué. Como si nuestras almas se encontraran. De ésa manera se reconocieron Jesús y Juan. Y María e Isabel fueron testigos. Imagino lo que sería para ellas. Primero habían sido elegidas, habían sido visitadas por un ángel, después sus hijos se reconocen. Una gran dicha debe invadirlas. Ahora empiezo a ver que es éso lo que siente nuestro corazón cuando RECONOCE a su Señor. Si yo me alegré, me sentí en confianza conociendo a ésta persona amiga siendo humana. La alegría de reconocer a Jesús es mayor, una alegría que se deshace en lágrimas, de agradecimiento, de amor. Comenta el P. Cipriano en la Reflexión de hoy
Cita:
¿Cuál es el criterio fundamental para poder reconocer al Señor? Para reconocerlo es necesaria la fe.
Preguntaba ayer ¿cómo reconocer la voluntad de Dios en mi vida?
Cita:
Esta doble combinación: la fe y el Espíritu Santo, se convierten en dos herramientas necesarias para nuestra vida. ¿Cómo podemos reconocer al Señor que viene a nuestra existencia si no es con la fe y el Espíritu Santo?
La fé y el Espíritu Santo me responde el P. Cipriano. Ese Espíritu Santo que nos hace RECONOCER a Jesús en nuestra vida. Y que nos hace saber que es El y no otro el que nos habla, el que nos busca, el que nos guía. A través de su paz. El sentimiento de Paz es el que inunda el corazón.
Cita:
La auténtica felicidad de la vida no está en lo que se vive, sino en la fe con la que se vive
Alguna vez he sentido ésto. Sin embargo no basta con "sentirlo" sino vivirlo. En lo cotidiano, en mi ámbito, como María e Isabel.
Cita:
Aprendamos, en este Adviento, a que nuestra fe se identifique con el Espíritu Santo para que podamos ver en las cosas pequeñas y cotidianas de la existencia, al Señor que viene y que quiere de nuestra vida un cambio, una conversión, una mayor generosidad que es, en definitiva, lo que nos pide el Señor a cada uno
Estoy oyendo en éste momento la voz del Papa Benedicto XVI en el mensaje de su audiencia del miércoles, a través de Guadaluperadio, emisora de Catholic.net . ¡Qué bonita voz! La voz de los que creen y siguen a Cristo. Una voz sin nacionalidad o más bien con la nacionalidad de Cristo:
Cita:
Sólo vigilando y orando podremos reconocer y acoger la luz del nacimiento de Cristo. En estos días, María y José, que anhelan estrechar en sus brazos al Niño recién nacido, nos ayudarán a vivir el gran misterio de la Navidad con renovado asombro y alegría, y con el don de la paz.


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MensajePublicado: Vie Dic 22, 2006 4:07 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bienAutor:

Cita:
P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
El Magnificat
Lucas 1, 46-56. Adviento. Nuestra pequeñez unida a la grandeza de Dios lo puede todo.
Lucas 1, 46-56

En aquel tiempo, María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia para siempre. María permaneció con Isabel unos tres meses, y se volvió a su casa.

Reflexión:

Este es el único “discurso” de María que se ha conservado hasta nuestros días: una oración. De hecho, todos los “mariólogos” estudian cada una de las palabras del “Magníficat” para penetrar en la profundidad humana y espiritual de la Virgen.

¿Qué pensaba María de su propia vida? ¿Qué papel ocupaba Dios? ¿Son importantes los pobres para la Madre de los hombres? Todas estas cuestiones quedan resueltas al contemplar esta hermosa oración de María.

Ella sabe quién es y que todo lo que tiene se debe a la bondad de Dios. Si ella es grande es porque el Creador así lo ha querido. Siente por Él todo el amor que puede sentir una mujer por su esposo, pero comprende que al mismo tiempo es el Poderoso, el Santo, el que tiene infinita misericordia. Se toma a Dios realmente en serio. Porque sabe que Él es el dueño de la vida y de la historia, que puede colmar de bienes a los hambrientos y dejar sin nada a los ricos.

Sin embargo, hay una palabra que, curiosamente, se repite varias veces entre esas líneas: la humildad. Será porque quizás sea la virtud característica de la Virgen.

La humildad cristiana no consiste en considerarse poca cosa, lo último, lo peor, sino en saber que nuestra pequeñez unida a la grandeza de Dios lo puede todo, y que todo lo grande que somos y tenemos es don de Dios. Por este motivo, siendo María humilde, dijo que todas las generaciones le llamarán bienaventurada.
Paz y bien.
Menciona el P. Gralla que éste es el único discurso de la virgen, una oración, una alabanza, un agradecimiento. También menciona que en ella se encierra lo que es María, lo que pensaba de ella misma y de los demás. Eso he descubierto que es la Humildad. Si un nombre pudiera tener la humildad, sería María.
El ser grande en Dios.
Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, el predicador del Papa
Cita:
Con el Magnificat María nos ayuda a captar un aspecto importante del misterio navideño sobre el que desearía insistir: la Navidad como fiesta de los humildes y como rescate de los pobres
El ángel después del nacimiento de Jesús, se presentó a los pastores, gente humilde, trabajadora: "hoy en la ciudad de David ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías, el Señor"
El P. Mariano de Blass en la Reflexión de hoy, comenta:
Cita:
Si te sientes feliz en Navidad, no te extrañes.
Tienes derecho y razón de ser feliz.
Si en Navidad sientes deseos de hacer las paces con todo el mundo, hazlo sin dudar
porque éso es lo que se experimenta ante el nacimiento de Jesús: un gozo infinito ante la grandiosidad de Dios y su inmenso amor. Como los ángeles que cantaron "¡Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra paz a los hombre: ésta es la hora de su gracia" ante los pastores. Anteriormente cuando leía "esta es la hora de su gracia" pensaba que era la hora de la gracia para los pastores y no. Es la hora de la gracia de Dios. La hora sublime en que refleja toda su majestuosidad, la hora de alabarlo y humillarnos ante él. Eso es la humildad. Alabanza y agradecimiento. María.
Continúa el P. Cantalamessa:
Cita:
La «opción preferencial» de los pobres es algo que hizo Dios mucho antes del Concilio Vaticano II. La Escritura dice que «el Señor es excelso, pero se fija en el humilde» (Sal 138, 6); que «resiste a los soberbios, pero concede su favor a los humildes» (1 P 5, 5). A lo largo de toda la revelación se nos muestra como un Dios que se inclina sobre los pobres, los afligidos, los abandonados y aquellos que no son nada a los ojos del mundo. Todo esto contiene una lección actualísima. Nuestra tentación, en efecto, es la de hacer exactamente lo contrario de lo que hizo Dios: querer mirar a quien está arriba, no a quien está abajo; a quien le va bien, no a quien se encuentra en necesidad
Esto para mí tiene muchos significados. Podría pensar: yo soy pobre, yo soy necesitada, yo soy afligida, yo soy abandonada porque en realidad no tengo mucho dinero, porque en realidad sufro ante el dolor de otros, porque en realidad soy abandonada por aquellos a los que quiero y que no se acuerdan ni de hablarme por teléfono. Pero no lo pienso porque para mí los necesitados son los que están enfermos, los que no tienen posibilidad de trabajar, los que sufren porque no tienen familia o son despreciados por ella, yo no lo soy, tengo a mis dos hijos y a mi esposo conmigo. Así que la pobreza es relativa. Se puede ser rica en la pobreza si tomamos la pobreza como carencias materiales. Y se puede ser pobre aún en la riqueza. De espíritu.
Cita:
No podemos contentarnos con recordar que Dios orienta su mirada hacia los humildes. Debemos hacernos nosotros mismos pequeños, humildes, al menos de corazón. La Basílica de la Natividad en Belén sólo tiene una puerta de entrada, y es tan baja que no se puede pasar por ella más que inclinándose profundamente. Hay quien dice que fue construida así para impedir que los beduinos entraran a grupa de sus camellos. Pero la explicación que siempre se ha dado (y que contiene, en cualquier caso, una profunda verdad espiritual) es otra. Esa puerta debía recordar a los peregrinos que para penetrar en el significado profundo de la Navidad hay que abajarse y hacerse pequeños.

En los próximos días oiremos cantar muchas veces la antigua melodía Tu scendi dalle stelle, o re del cielo... [popular italiano compuesto por san Alfonso María de Ligorio: «Desciendes de las estrellas, oh rey del cielo». Ndt.]. Y si Dios descendió «de las estrellas», ¿no deberíamos nosotros bajar de nuestros pequeños pedestales de superioridad y de dominio, para vivir como hermanos reconciliados entre nosotros? También tenemos que bajar de nuestros «camellos» para entrar en la gruta de Belén
Todos aunque no tengamos dinero, podemos ser humildes. Alabar y agradecer a Dios. No es el dinero el que nos hace ser humildes, es la actitud de aceptación, de agradecimiento y de alabanza a Dios.He visto a gente tan feliz aún siendo pobre y he visto a gente tan feliz aún siendo rica como he visto gente muy infeliz ya sea rica o pobre. No, no creo que la humildad tenga que ver con la pobreza material necesariamente.
Comenta el Papa en la propuesta que hizo este jueves al recibir, como es tradición, a un grupo de chicas y chicos de la Acción Católica Italiana, que vinieron al Vaticano a felicitarle por la Navidad.

Cita:
«La maravilla que experimentamos ante el encanto de la Navidad se refleja en cierto sentido en la maravilla que suscita todo nacimiento y nos invita a reconocer al Niño Jesús en todos los niños, que son la alegría de la Iglesia y la esperanza del mundo»
Y es verdad, ¿quién no se extasia ante la mirada de un niño recien nacido? El ágel dijo a los pastores:"Mïren cómo lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre"
Cita:
«El recién nacido que viene al mundo en Belén es el mismo Jesús que caminaba por los caminos de Galilea y que entregó la vida por nosotros en la Cruz; es el mismo Jesús que resucitó y, después de su subida al Cielo, sigue guiando a su Iglesia con la fuerza de su Espíritu. ¡Esta es la verdad bella y grande de nuestra fe cristiana!>
Y además encargó el Papa a los niños y niñas que lo visitaron:
Cita:
«Testimoniad que Jesús no quita nada a vuestra alegría, sino que os hace más humanos, más verdaderos, más bellos», les dijo antes de despedirse.
Nosotros debemos ser como ellos, testimoniar como ellos, ser la esperanza de la Iglesia como ellos.
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MensajePublicado: Sab Dic 23, 2006 6:00 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: Gustavo Aguilera Jiménez | Fuente: Catholic.net
Nacimiento del Bautista
Lucas 1, 57-66. Adviento. Isabel y Zacarías les importa más cumplir la voluntad de Dios que la opinión de los demás.

Lucas 1, 57-66


Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y la felicitaban. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: No; se ha de llamar Juan. Le decían: No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre. Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. El pidió una tablilla y escribió: Juan es su nombre. Y todos quedaron admirados. Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: Pues ¿qué será este niño? Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.


Reflexión


Isabel y Zacarías demuestran que les importa más cumplir la voluntad de Dios que la opinión de sus parientes. Y le llamaron Juan, “como Dios manda”.

El miedo al «qué dirán» se llama respeto humano. Y desgraciadamente es un lazo que nos impide despegar hacia la santidad personal. Nos suele suceder con frecuencia.

Es ese respeto humano el que nos impide rezar en un restaurante, delante de todos, antes y después de comer. Es ese sutil temor al «qué va a pensar la gente». Cuando no me atrevo a invitar a mis amigas a rezar el rosario o a misa, quizás tema al «qué dirán».

Cuando no me aparto de los amigos que ven pornografía, puede ser que tema al «qué dirán». Si no defiendo al Papa y a la Iglesia cuando se les critica en la universidad, quizás anide en mí el respeto humano. Cuando no me voy a confesar, quizás sea en el fondo por el respeto humano. Y así podemos ver que este defecto no nos permite ser coherentes, ser hombres y mujeres de una sola cara.

Este evangelio –entre otras cosas– nos invita a vivir sin máscaras. Solemos tener una para andar con la pareja, otra cuando están los niños, otra para las giras de negocios, otra para andar con los amigos.

Hace falta coraje para quitarnos todas nuestras máscaras y mostrar nuestro rostro de católicos en el quehacer de cada día. Y también la gracia de Dios, porque quien vive con sencillez, sin tantos disfraces, se expone a vivir un pequeño martirio, al ser tachados de “beato”, “monja”, “anticuada”, “conservador”, etc. El precio de la coherencia es la critica de los incoherentes. Pero la coherencia y la transparencia de vida es un requisito para poder descubrir a Dios en el niño inocente e indefenso que nacerá mañana bajo la estrella de Belén.
Paz y bien.

Estas palabras son las que necesitaba en éstos momentos. Se necesita coraje para no vivir con el respeto humano, el miedo a mostrarme como soy por miedo al qué dirán. Si lo hice antes, cuando sólo tenía fé en Dios, pero hacía las cosas como a mí mejor me parecían, cosa que me llevó a darme de topes muchas veces, a sufrir, a sentirme ofendida, a sentirme incomprendida, a sentirme herida.

Me he dado cuenta que me sentía así porque sentía que era yo la que importaba, la que hacía todo bien, ésto en una época de mi vida, después de haber pasado por otra en la que sentía indecisión. Me fuí a los extremos. Juzgaba muy duramente a los demás pero lo peor, me juzgaba más duramente a mí misma. Esto me llevaba a no ser coherente siempre, en unas personas perdonaba lo que en otras no.
Dependiendo del grado de cariño que les tuviera.
Midiendo en base a la aceptación de los demás mi desempeño. Y no es así, al único que le voy a entregar cuentas es a Dios. Y cuando lo pienso realmente y me lo tomo en serio, nace el temor a Dios, pero no un temor como antes, infantil en el que pretendía esconderme para que no me viera, sino un temor a no alcanzar las promesas de Cristo. Eso sí es realmente algo que es un incentivo para no decaer.
Estoy aprendiendo a vivir de otra manera. No siempre fuí "monedita de oro" porque según yo, siempre decía la verdad, siempre me daba cuenta de los errores de los demás y siempre tenía una solución para ellos. Y no es que no fuera verdad, sí lo era. Es algo que me dió Dios, el ser analítica, el comprender las situaciones, el encontrar soluciones, pero mi actitud no era de amor. Me resentía si no me hacían caso, cuando veía que al no hacerme caso, las cosas les salían mal, no me daba alegría, nunca tuve el "te lo dije", me daba coraje porque sentía que me fallaban a mí Ahora me doy cuenta que cada quien tiene un libre albeldrío, que no puedo pretender dirigir la vida de los demás sólo porque me doy cuenta de algunas cosas. Cada quien es libre de sus decisiones. No soy quien para juzgar.
Ruego mucho a Dios para que me permita ser humilde. Me cuesta mucho. Me acostumbré a ser la que resolviera los problemas, la que diera las soluciones. Ruego a dios para que me permita ver que los demás tienen derecho a hacer su vida como ellos crean conveniente. Y aprender a seguir la voluntad de Dios en mi vida, no en la de los demás.
Cita:
Autor: P Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net
¡Se quedó sin nada!
Vivir la Navidad en paz con Dios, ¿es mucho pedir?

Quienquiera que seas,
detente un momento ante esa cueva.
¿Ves ese niño indefenso?
Es Dios, es el único Redentor.

Es para ti.
Si te sientes muy pecador…
É1 te dice que tienes perdón.
Si estás muy desesperado…
Él te ofrece la alegría de vivir.
Si eres pobre…
piensa que Él es más pobre que tú
y que es pobre por ti.

Si crees que no hay camino para encontrar la paz…
El es el Camino.
Si crees que todo es farsa y mentira
en la vida y en la sociedad…
Él es la Verdad.
Si crees que la vida no tiene sentido ni valor…
Recuerda que Él es la Vida.

Tú que te has detenido ante muchos palacios,
y tiendas, y salas de fiestas,
sin encontrar lo que buscas…
nada pierdes con intentar
comprar a ese Niño el amor,
la vida y la paz.
Y Él a cambio te pide
una pequeña limosna de amor.

Se quitó los rayos, se quitó la fuerza
y se quedó sólo con el amor.

Si te hacen un pequeño favor,
das las gracias.
Si el favor es muy grande,
sientes la obligación de agradecerlo muchísimo más.

El favor que Dios te hace volviéndose hombre por ti,es mayor que el mar, mayor que el cielo,
mayor que todo.

Pero dime si alguna vez le has dicho ¡gracias!,
como a los que te hacen pequeños favores.

Nadie te ha amado como Él.
Nadie te amará como Él.
Mucho ama el que mucho perdona.
El te ha perdonado lo que nadie te perdonaría.

Pedir una limosna de amor para Él, ¿es mucho pedir?
Vivir la Navidad en paz con Dios,
¿es mucho pedir?

Me atrevería a sugerirte una cosa:
Si tú, como adulto, no sabes amar a ese Niño-Dios,
deja a tus hijos que lo amen,
diles que lo amen por ti,
que disfruten la Navidad por ti.

Se quitó los rayos, se quitó la fuerza
y se quedó sólo con el amor.
Yo me quito la careta de hipocresía,
mi coraza de pecador
y me quedo sólo con la gratitud.
FELIZ NAVIDAD A TODOS LOS QUE HAN SEGUIDO ESTOS COMENTARIOS. Posiblemente no pueda entrar en unos días, recibimos a unos familiares de mi esposo en la casa de visita. Deseo de todo corazón que ésta Navidad esté llena de unión familiar para todos y cada uno de nosotros. Dios nos bendiga.


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MensajePublicado: Jue Dic 28, 2006 4:50 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: P. José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net
Los Santos Inocentes.
Mateo 2, 13-18. Fiesta de los Santos Inocentes. Amor y dolor unidos a la vida de María.
Mateo 2, 13-18

Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: "Levantate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". José se levantó, y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió a Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años. conforme a la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.

Reflexión

Desde siempre, la Iglesia posee la firme convicción de que quienes padecen la muerte por razón de la fe, sin haber recibido el Bautismo, son bautizados por su muerte con Cristo y por Cristo. Este Bautismo de sangre como el deseo del Bautismo, produce los frutos del Bautismo sin ser sacramento (Catecismo Universal de la Iglesia Católica, nº 1258).

A los cuarenta días de haber nacido, María y José llevaron a Jesús al Templo para presentarlo al Señor. En esta ocasión Simeón les dijo: “Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción” - y dirigiéndose a María: “¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!” (Lc 2, 34).

Esta profecía pronto se iba cumpliendo, aquí en particular, por las circunstancias que motivaron la huida de la Sagrada Familia a Egipto. En el corazón de Herodes se habían despertado recelos contra su nuevo contrincante. Es verdad, Jesucristo era un Rey, y vino para reinar. Sin embargo, su estilo de reinar iba a ser muy diferente: vino a reinar sirviendo.

Pero no hubo tiempo para darle explicaciones a Herodes. San José actuó como hubiese actuado todo buen padre de familia: sin hesitar llevó a los suyos hacia un lugar donde estaban seguros. Y ahí los iba manteniendo - cosa que no era fácil, porque todo refugiado suele ser despreciado.

Por otra parte, el corazón de María sufrió una de las primeras heridas que la espada profetizada le iba a deparar. Le debió de haber dolido profundamente este rechazo y esta enemistad a muerte, que desde el inicio se habían desatado en su propio pueblo contra su Hijo divino. Al conocer después el hecho de la matanza de los inocentes Ella habrá ofrecido sus purísimas lágrimas a Dios en reparación por tan grande ofensa. Amor y dolor siempre estaban muy unidos en la vida de María
Los Santos Inocentes se "festejan" en la actualidad como muchas cosas, sin saber sus orígenes o distorsionándolos a nuestra conveniencia.
Con una serie de bromas, muchos aprovechan para ver que tan listos son y otros aprovechan para ver a quien se "transan". Y pocos nos acordamos de que como menciona el P. Rodrigo Escorza es una fecha triste y alegre al mismo tiempo, porque 30 niños inocentes menores de 2 años murieron por causa de Cristo; fueron las primeras victimas inocentes de la maldad del mundo, representada en ése tiempo por Herodes, el cual creyendo que Cristo había venido a quitarle su reino mandó matar a los niños de la edad de Cristo. La tradición ha conservado únicamente la alegría de que Herodes no mató a Cristo pues fué burlado por los 3 sabios que habían ido a adorarlo, los cuales avisados por el ángel del Señor se desviaron en su camino de regreso a sus lugares de orígen. Pero ha olvidado el aspecto de las primeras victimas inocentes que entregaron su vida sin saberlo a causa de Cristo.
Cita:
Y aquellos 30 niños inocentes, volaron al cielo a recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones. Y que rueguen también por nosotros, pobres y manchados que no somos nada inocentes sino muy necesitados del perdón de Dios.
Como se menciona, el pedir a los inocentes como éstos 30 niños y como los santos que rueguen por nosotros que no somos inocentes, sino pecadores por nuestra redención.

Nunca pude entender completamente el porqué la gente se alegraba en ésta fecha si habían muerto unos niños. Ahora sí lo entiendo. Cristo fué salvado gracias a un anuncio del ángel que lo mandó a Egipto, los magos regresaron a sus países por otro lado, burlando a Herodes y su maldad.
En cierta forma nosotros también estamos llamados a defender la fé cristiana con nuestro ejemplo, con nuestra vida. Es en momentos de reflexión como éste en que se da uno cuenta de que somos instrumentos de Dios, en que se descubre que el amor se acrisola con el dolor.
Gracias, Divino niño por las bendiciones recibidas.
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MensajePublicado: Vie Dic 29, 2006 6:49 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Cita:
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
La Presentación en el Templo
Lucas 2, 22-35. Navidad. José y María amaban a Dios con toda el alma y querían darle gusto hasta en los mínimos detalles.

Lucas 2, 22-35

Cuando se cumplieron los días de la purificación de María, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.
Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel. Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.

Reflexión

No era necesario que María fuese a purificarse, pues era Inmaculada. Tampoco hacía falta presentar al Niño al Templo, pues era más correcto que el Templo se presentase ante el mismo Dios hecho hombre. Pero así quisieron hacerlo José y María.

Hay aquí una lección de humildad. No querían los padres escapar a ningún precepto de la ley de Moisés. Simplemente amaban a Dios con toda el alma y querían darle gusto hasta en los mínimos detalles. No se sentían obligados, obedecían por puro amor.
Descubrimos también la condición social de José. La ley prescribía el sacrificio de un cordero para las familias con recursos económicos, o un par de tórtolas si eran pobres.

La sencilla acción de José y María tuvo una repercusión trascendental en la vida de Simeón y de Ana. De esta manera cumplió Dios lo que había prometido al justo y piadoso Simeón por una revelación particular del Espíritu Santo por la que “no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor”.

Podemos concluir esta meditación reflexionando en la importancia que tiene para los demás nuestra fidelidad a Dios. Cumplir con nuestros deberes religiosos es fuente de bendiciones para los demás. Aunque no sea esa nuestra intención, podemos cambiar la vida de otras personas, como le sucedió a Simeón cuando la Virgen y su esposo acudieron al Templo.

Paz y bien.
Cita:
Podemos concluir esta meditación reflexionando en la importancia que tiene para los demás nuestra fidelidad a Dios. Cumplir con nuestros deberes religiosos es fuente de bendiciones para los demás
Esto es lo que me sucedió ahora en Navidad. Estuve "trabajando" como le digo yo al orar y sacar mis resentimientos, mis frustraciones, mis rencores, enojos orando, hablando de ello. Para que cuando llegaran mi cuñada y sus hijos y su esposo no me afloraran enfrente de ellos y resulta que no sólo no salieron resentimientos sino que salió el amor que siempre he sentido por ellos. Fué lo que predominó. A pesar de ver algunas cosas que no me gustaron ya no me molestaron, ya no las critiqué, simplemente las acepté y disfruté.
Sin embargo, el día que ellos llegaron aquí, mi suegra quedó inconsciente en México, la llevaron al hospital. Tenía tiempo de que le diagnosticaron cirrosis hepática ( no por beber, Laughing sino porque ha tomado mucho medicamento durante su vida) y no quería tomar la medicina que le mandaron, estuvo llendo con un doctor, con otro y finalmente le vino un coma hepático. No podíamos hacer nada, tan lejos sin avión pues por ser Nochebuena no había vuelos, sólo esperar y dejar que Dios hiciera su voluntad. Yo había empezado una novena al Niño Jesús sin ningún propósito, sólo alabarlo y resulta que ésas oraciones sirvieron para la sanación de mi suegra aún sin saberlo. Cuando acabé la novena, mi suegra abrió los ojos. Bendito sea Dios. Se está recuperando.
Mi cuñada siguió su camino de visita a Estados Unidos, fué a Disney, pudo ir en familia sólo con su esposo y sus hijos, cosa que hace mucho no hace. Siempre sale sola con sus hijos sin su esposo y si va con él, lleva a otras familias. Es la primera vez que va sóla con su familia. Otra bendición. Y yo al regresar, pude decirle con mi propia voz que orara, que bendijera a sus hijos, que viviera su religión. Tal vez no como yo hubiera querido, pero sentí que era el momento de decirle que ella es la responsable de bendecir a sus hijos, a su esposo, que la bendición de una madre, de una esposa, es muy importante. Que la bendición no son sólo palabras, sino implica perdón, aceptación, confianza en Dios. Pude decirle con mi voz el mensaje de Dios que sentí que debía decirle precisamente a ella, que lo ha necesitado por muchos años. Otra bendición. Me cuesta hablar de ésto con personas cercanas, que me conocieron cuando no oraba. Por supuesto que también los bendije y no me dió pena. En nuestras familias no se acostumbra. Creo que es el momento de empezar. Como dice el P. Mariano de Blas en la Meditación para el día de hoy.
Cita:
Autor: P Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net
¿Por qué hoy no?
Si ya lo has pensado, si ya lo tienes decidido, ¿a qué esperar? Hoy es el día, ahora mismo

San Agustín retaba a los paganos que retrasaban su conversión con semejantes palabras: ‘Si ya lo has pensado, si ya lo tienes decidido, ¿a qué esperar? Hoy es el día, ahora mismo; no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy’. Dejarlo para luego es exponerse a dar marcha atrás; no todos los días estás decidido, no a toda hora estás preparado para este paso’.

Pero no daban el paso, por temor a un cambio demasiado brusco; y, al verlos indecisos y afirmando que lo harían cualquier día, arremetía con una lógica de espada filosa: ‘Si ahora no te animas, ¿por qué dices y crees que lo harás algún día? No estés tan seguro, te costará más que hoy; quizás no tengas ya deseos del cambio; las fuerzas contrarias volverán a la carga’. ¿Por qué dices que alguna vez lo harás?, ¿tendrás oportunidad?, ¿seguirás con vida mañana?, ¿te dará Dios la gracia de la conversión? Teme a Cristo que pasa y no vuelve.

Al demonio le encanta ilusionar a la gente y engañarla con la conversión de mañana; a Dios le gustan las cosas hoy y ahora: Hoy es el día de la conversión. “Hoy, si escucháis su voz, no endurezcáis el corazón”.
El propósito es que ella me ayude para llevar el mensaje de Cristo a su familia con la que he convivido desde que me casé hace casi 26 años. A mi suegra nunca la he oído mencionar a Dios, bendecir a sus hijos, a su esposo. Tiene una virgen, cree en Dios por supuesto, lee la biblia, tiene un grupo de oración, pero no habla de Dios con su familia. No sé si por pena. Creo que es el momento de que ella también empiece a hacerlo. Se lo dije a mi cuñada que es su hija, que tiene un poco más de influencia en ella que yo. Ruego a Dios por la conversión de la familia de mi esposo. Los quiero mucho.

Gracias, Niño Jesús por las bendiciones recibidas.
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MensajePublicado: Sab Dic 30, 2006 10:41 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.

Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Presentación de Jesús
Lucas 2, 36-40. Navidad. María presenta su hijo a Dios y a nosotros.
Lucas 2, 36-40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Cuando José y María entraban en el templo para la presentación del niño, se acercó Ana, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.
Una vez que José y María cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.

Reflexión

Como que resumiendo todo el período de la infancia de Jesús, se nos dice que Él estaba “sometido” a sus padres y que “progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres” (Lc 2,51-52). Durante la mayor parte de su vida, Jesús compartió la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la ley de Dios, vida en la comunidad (cf. Catecismo de la Iglesia Cátolica, n. 531). No siempre recordamos esto, pero lo que más distinguió a Jesús fue su vida familiar. En cambio, a menudo consideramos sólo su vida pública.

Si Jesucristo nos ha redimido tanto con su vida oculta de Nazaret como con sus escasos tres años de predicador itinerante, entonces, los 30 años que pasaba detrás del portal de la casa sencilla de Nazaret no fueron menos fecundos. Lo manifiesta también la frase del Evangelio: “El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.”

Ciertamente, el propósito común de María y José fue el de proporcionar una esmerada educación a Jesús y Él la asimiló con la actitud más confiada, diligente y sumisa que jamás ha tenido un hijo. María y José vieron cómo su inteligencia y su voluntad humanas se iban despertando, desarrollando y fortificando. Por otro lado, no sólo habrán buscado trasmitirle un gran número de conocimientos acerca de las costumbres y tradiciones del pueblo judío, sino sobre todo el mundo de valores y de ideales que los animaba, donde Dios lo era todo. Así habrán compartido muchas veces los mismos sentimientos, afectos e intereses.

Es esa la mayor riqueza que la vida en familia encierra. Sorprende, con qué eficacia se va trasmitiendo, casi irradiando hacia los demás. Quizá por eso la profetiza Ana se sintió atraída hacia esta familia. Es hermoso pensar que la Virgen María en persona le habrá contado a San Lucas todos estos detalles acerca de la niñez de Jesús. ¿Quién más lo podría haber hecho ?

Como bien dice el P. Menéndez pocas veces se pone uno a reflexionar en la vida anterior de Jesús como niño, como joven, como adulto hasta antes de los 30 años en que empezó su peregrinar.
Aqui, se menciona un pasaje en su vida siendo bebé y ser presentado al Templo. Puedo imaginar cómo atraían María y José que eran sumisos, sumamente obedientes a las leyes de Dios y en ése ambiente debió crecer Jesús. Llevando una vida normal menciona el P. Menéndez, sin embargo ¿qué es una vida normal? Yo me imagino a Jesús llamando siempre la atención aún dentro de su medio. Por lo poco que se describe de su infancia, se deduce que era muy inteligente, solícito e interesado en las cosas de Dios, en la forma de vida marcada por Dios.
No puedo imaginármelo como un hongo que surge de pronto, sino como un ser humano que fué creciendo en sabiduría, en bondad, a la par que crecía su cuerpo. Y no puedo imaginarlo más que con autoridad desde pequeño. Una autoridad suave, pero autoridad al fin. Esto lo vemos cuando a los doce años se le encontró en el Templo hablando con los doctores de la iglesia, preguntando y respondiendo. ¡¡A los doce años!!

Definitivamente es el Hijo de Dios, pero aparte fué criado en una familia con valores, humilde en su condición económica, pero rica en sus tradiciones, en su relación con Dios. Es por éso que como familia, la Sagrada Familia es un ejemplo para todos nosotros los padres, María es un ejemplo de mujer. Viendo a su hijo, yo puedo imaginarla con una gran fortaleza de espíritu, con autoridad, humilde no orgullosa, bondadosa e inmensamente creyente, con una fé grandiosa. Al igual que José, como esposo.
Gracias, Niño Jesús por las bendiciones recibidas.
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MensajePublicado: Mie Ene 03, 2007 5:13 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Una disculpa. El día de ayer redacté el comentario al Evangelio del Día, pero por alguna causa no apareció publicado. Lo transcribo ahora para llevar un consecutivo del Testimonio de San Juan el Bautista.
Cita:
EVANGELIO del día Martes 2 de Enero de 2007
En medio de vosotros hay uno que no conocéisLectura del santo evangelio según san Juan 1, 19-28

Éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron
desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan a que le preguntaran:- «¿Tú quién eres?» Él confesó sin reservas:- «Yo no soy el Mesías.»
Le preguntaron:"<¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?» Él dijo:- «No lo soy.»
-«¿Eres tú el Profeta?» Respondió:- «No.»
Y le dijeron:-«¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?»

El contestó:- «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.»

Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:- «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»

Juan les respondió:- «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
Palabra de Dios.
"

En éste pasaje de la vida de Jesús se nos presenta Juan, aquél Juan hijo de Isabel a quien la Virgen María visitó en su embarazo, nacido por voluntad divina de una mujer estéril. Desde el vientre de su madre reconoció a Jesús saltando dentro de ella (Luc. 1-41)
El mismo Juan que de pequeño en el vientre de Isabel reconoció y de alguna manera anunció y se regocijó ante Jesús y que nació antes que El.
Es el mismo que antecediéndolo, empezó a predicar anunciando la venida del Mesías. "En medio de vosotros hay uno que no conoceís, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalía" anunciaba.
Diciendo de él mismo: "Yo soy la voz que clama en el desierto: Allanad el camino del Señor". Tal como lo anunció el profeta Isaías.
Puedo ver cómo se van dando las cosas anunciadas en el Antiguo Testamento, una a una. Juan clama en el desierto. Es cierto las regiones en donde lo hacía eran regiones desérticas, pero como comenta el P. Cordova en el Evangelio del día de ayer, se refiere al desierto de cada uno, al desierto de la humanidad que espera el agua viva anunciada.
Que espera al Salvador, al Mesías.

El desierto florece con agua. Igual nosotros florecemos con la palabra de Cristo que se hizo carne. Y al mismo tiempo, Juan anunciaba "allanad el camino del Señor" o sea Prepárense porque el viene.
Juan también decía: "Tengo que menguar para que la luz brille"
Comenta el P. Cordova, la humildad que se necesita para hacer ésto. Juan estaba en pleno apogeo, gozaba de ser seguido por varios, era visto como hombre sabio, de fé. Otro pudiera "creerse" como se dice ahora y crecerse. Pocos renunciaríamos a lo que ahora sería una posición de honor para dar paso a otro con más méritos. Juan lo hizo aún a costa de su vida.
Por fé, por humildad, por seguir la voluntad de Dios.
La humildad la vemos en María que aceptó la voluntad de Dios, la vemos en José que aceptó la voluntad de Dios acallando sus dudas, en Isabel que a pesar de haber sido bendecida antes con un hijo aún siendo estéril y podía sentirse elegida por Dios sólo ella, humildemente dijo a María "Bendita eres y bendito el fruto de tu vientre" y ahora en Juan que se hace a un lado para que la luz que es Cristo brille.

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MensajePublicado: Mie Ene 03, 2007 5:47 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Cita:
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Segundo Testimonio de Juan
Juan 1, 29-34. Navidad. "Yo lo he visto y doy testimonio que es el Hijo de Dios"
Juan 1, 29-34

En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel». Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo:[b] "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo[/b]." Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios. Reflexión

En el Evangelio de hoy, se nos presenta dos tipos de bautismo: el bautismo del agua impartido por Juan y la nueva forma del bautismo que instituirá Jesucristo.

El rito del bautismo de Juan está lleno de significado. La persona que se acercaba a Juan para ser bautizada se preparaba para este momento tan importante. La entrada en el lago y la inmersión en el agua tenía el significado de dejar sumergida la vida pasada e iniciar una nueva vida. Era una muestra de conversión por la cual salía del agua dispuesto a cambiar en su forma de ser en la vida cotidiana y en su relación con Dios. El bautismo con agua será la preparación para recibir el nuevo bautismo del que habla Juan cuando Jesús fue a bautizarse, el bautismo proveniente del Espíritu Santo. Tenemos referencia de este tipo de bautismo en los Hechos de los Apóstoles cuando Pedro habla a los judíos de convertirse y hacerse bautizar por el Espíritu Santo.

El bautismo que será instituido por Jesucristo también hace referencia a una nueva vida. En este caso, a la persona bautizada se le abren las puertas a una nueva vida en el seno de la Iglesia al borrar el pecado original. Por ello pertenece al grupo de los sacramentos que hoy llamamos de Iniciación. Porque con él se inicia el camino para poder recibir todos los demás sacramentos. La práctica de bautizar por sumersión ya no se practica hoy en día, sin embargo, durante mucho tiempo se conservó en algunas iglesias un baptisterio en el cual se bajaba por una escalera a un lugar oscuro y después de ser bautizado subía de nuevo a la luz, manteniendo el simbolismo como en el bautismo del Jordán.

Y yo no lo conocía. Lo repite Juan en dos ocasiones.
"Y yo no lo conocía, pero he venido a bautizar en agua para que El sea manifestado en Israel".
"Y yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar en agua, me dijo:...."
Veo en ésto claramente la voluntad de Dios. Es cierto que Juan en el vientre de su madre reconoció a Jesús en el vientre de su madre también. Y sin embargo dice Y no lo conocía. Se dió una "diosidencia" como dice alguien en los foros. Se reunieron en un punto determinado sin premeditación. Juan predicaba porque el Espíritu de Dios se lo ordenó, pero no le fué dado a conocer a quién anunciaba.
Lo supo cuando bautizando en el Río Jordán se presentó Jesús y sobre él, el Espíritu en forma de paloma. Fué la señal para que Juan lo reconociera. Puedo imaginar el momento. Tal vez él convivía con Jesús, lo conocía, de alguna manera eran familiares como dice la Escritura. Isabel era parienta de María. Pero Juan no sabía que era a él al que anunciaba. Hasta ése momento. Debió ser sublime.
"Y yo lo he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios" dijo sin dudar.

Como dice el P. Menéndez, Juan bautizaba en agua simbolizando el deseo de dejar una antigua vida y comenzar una nueva, dispuesto a cambiar su forma de ser y su relación con Dios. Al reconocer a Jesús se instituye el bautismo en Espíritu Santo. Jesús bautiza con el Espíritu Santo.
Al ser bautizados por el sacerdote en la iglesia recibimos ése Espíritu Santo que fué dado a los apóstoles. No se menciona que Jesús bautizara con agua a nadie.
Los sacerdotes ahora al bautizar lo hacen con un poco de agua, recordando a Juan y significando con ésa agua el dejar una antigua vida de pecado. Y lo hacen con aceite consagrado con el Espíritu Santo.
Por éso me gusta hacer éste comentario al evangelio porque al irlo haciendo voy dándome cuenta de cosas que antes no notaba al leer la Biblia. También porque sé que si algo no lo entiendo bien, las personas que lo leen pueden hacer alguna referencia en ése sentido.

Cita:
Autor: P. Mariano de Blas
La fe mueve montañas
Pero solo aquellas que uno se atreve a mover

Siempre que tuviste fe como un grano de mostaza, se realizaron las cosas. Tuviste que adiestrarte en el arte de creer lo imposible. La corta experiencia adquirida te lanza a creer con fuerza aun mayor en el porvenir. La fe funciona.
Debes aplicar esta fe curativa a tus enfermedades del cuerpo y del alma, para sentirte sano.
Debes lanzar tu fe como catapulta contra tus temores y problemas hasta pulverizarlos.
Debes creer en tus metas, creer en tu santidad, creer en tu nada unida a Cristo. Busca sorpresas, revoluciones dentro de ti y a tu alrededor. Aplasta tus pensamientos viejos, todos los ‘no sé’, ‘no puedo’, ‘es imposible’ con el mazo de tu nueva fe.
Está por comenzar un nuevo día con sus problemas, incógnitas y retos; los temores viejos andan inquietos, se agarran a la presa y no la quieren soltar, pero la fe es más fuerte que el miedo.
Si crees en la fe, un día no muy lejano te verás libre de viejas cadenas que nunca pensaste superar. El hombre nuevo abre brecha en tu espíritu con fuerza imbatible; cree en ese hombre nuevo que está emergiendo de las cenizas.
La fe mueve montañas, pero sólo las que uno se atreve a mover.



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MensajePublicado: Jue Ene 04, 2007 5:23 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Cita:
Autor: Laureano López | Fuente: Catholic.net
Discípulos de Juan conocen a Jesús
Juan 1, 35-42. Navidad. Al conocerlo, les impactó tanto que desearon quedarse a su lado.

Juan 1, 35-42

En aquel tiempo, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?» Ellos le respondieron: «Rabbí - que quiere decir, "Maestro" - ¿dónde vives?» Les respondió: «Venid y lo veréis». Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías" (que quiere decir ´el ungido´). Lo levó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él su mirada, le dijo: "Tu eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás (que significa Pedro, es decir, ´roca´)

Reflexión

En el evangelio de hoy, se nos presentan dos momentos en la vida de Juan y Andrés, discípulos del Bautista. El primero: su encuentro con Jesús; y el segundo: la respuesta natural que nace de este encuentro.

Juan y Andrés siguen a Jesús, en un momento. Éste se vuelve y les pregunta ¿Qué buscan? Los discípulos después le responden con otra pregunta. Pero la respuesta que Cristo les da parece que no resuelve su interrogante. Sin embargo, la pedagogía de Jesús es diferente a la nuestra. Les invita a que ellos mismos hagan la experiencia de convivir con Él. No los fuerza. Respeta profundamente su libertad. Hasta el punto que ellos mismos vieron dónde vivía y decidieron permanecer con Él. Lo que les atrajo no era tanto el lugar donde vivía el Maestro, eso más bien era un pretexto para acercarse a Él y conocerlo más íntimamente. Su testimonio les impactó tanto que interiormente lo único que deseaban era quedarse a su lado.

Nadie puede hacer una verdadera experiencia de Cristo y no quedar con alguna huella visible. En este evangelio, se nos muestra cómo el conocimiento de Cristo les lleva a tener una necesidad muy grande de trasmitirlo a los demás. El mismo Andrés no duda en llevar la buena noticia de que han encontrado al Mesías a su hermano Simón, para después presentarlo con el Señor y que Cristo lo escoja para seguirlo también. El apostolado brota en todo corazón como una exigencia de quien ha experimentado el amor de Dios en su alma y desea ardientemente que los demás también puedan gozar de este maravilloso encuentro.

Paz y bien.
Como se ve en el Evangelio de ayer, Juan anuncia a Jesús en el Río Jordán, lo reconoce y lo anuncia como el Hijo de Dios.

Lo vuelve a ver al pasar y no duda en aclamar: "Este es el Cordero de Dios". Sus dos discípulos siguen a Jesús. Juan no hace nada por detenerlos, los deja ir sabiendo que ése es el deseo de Jesús. Juan el Bautista empieza a menguar. El lo sabe y lo acepta humildemente.

El ha conducido a los discípulos que ha hecho, a los que ha predicado durante un tiempo, a los que ha llegado seguramente a querer, hacia Jesús, hacia aquél que él mismo ha esperado. Al que le fué ordenado, debía anunciar aún sin conocerlo.

Probablemente sus discípulos no querrían dejarlo. El sabía que debía conducirlos hacia el Mesías. "Este es el Cordero de Dios" les dice, invitándolos a seguirlo. Probablemente lo siguieron dudando, puesto que no se acercan pidiendo ser sus seguidores, sino preguntando: "Rabí, ¿donde vives?". Les habrá bastado ver sus ojos, oír sus palabras para "enamorarse" de él, para amarlo. Para no dudar en seguirlo. Tan es así que Andrés no duda en llevar a su hermano ante Jesús, en invitarlo a conocer el amor de Cristo. Me pregunto ¿porqué a su hermano? porque seguramente es alguien a quien ama, a quien quiere y ¿no deseamos lo mejor para aquellos a los que amamos?
De alguna manera, éso es como dice Laureano López
Cita:
El apostolado brota en todo corazón como una exigencia de quien ha experimentado el amor de Dios en su alma y desea ardientemente que los demás también puedan gozar de este maravilloso encuentro
Esto es algo que aquellos que de alguna manera hemos recibido el amor de Cristo experimentamos, el deseo ardiente de que otros conoscan a Cristo. Pero ¿cómo? me he preguntado muchas veces.
Les hablo de El, me ven orar, ir a la iglesia y sin embargo tardan en seguirlo. Dice Laureano López
Cita:
Sin embargo, la pedagogía de Jesús es diferente a la nuestra. Les invita a que ellos mismos hagan la experiencia de convivir con Él. No los fuerza. Respeta profundamente su libertad. Hasta el punto que ellos mismos vieron dónde vivía y decidieron permanecer con Él
No es forzándolos, no es obligándolos, es como hizo Jesús: atrayéndolos con nuestro amor, invitándolos a vivir la experiencia de vivir con El, ¿cómo? con nuestro ejemplo, si nosotros vivimos de acuerdo a lo que creemos, entonces ellos podrán ver lo que Cristo hace en nosotros.
Algunas veces sigo fallando. Siento que soy responsable de que Cristo llegue a ellos y me frustro si no lo entienden, sin embargo, también debo hacer como Jesús: respetar profundamente su libertad. El sabrá atraerlos, como seguramente hizo con los dos discípulos de Juan el Bautista. A mí me corresponde ser como Juan el Bautista y decir: "Ese es el Cordero de Dios" y dejar que lo sigan. Mostrarselos y dejar que lo sigan.
Cita:
Autor: Antonio Orozco | Fuente: Catholic.net
Cautivo de amor
Hay un Prisionero en una cárcel pequeña, el Sagrario, donde Cristo nos espera cada día.
Hay un Prisionero en una cárcel pequeña, El cautivo es Rey de reyes, Señor de señores. La cárcel menuda es el Sagrario: cárcel de amor es llamada (B. Josemaría Escrivá, Forja, 827), porque de amor es el delito. Siendo Dios, vino a ser hombre. Eterno, asumió el tiempo. Inmutable, quiso padecer. Omnipotente, quedó inerme sobre el heno de un pesebre de Belén. Todopoderoso, y fugitivo, cruzó desiertos de amor llenos de arena. Creador del Universo, trabajó con fatiga largos años en el taller de José. Inmenso, anduvo incansable, paso a paso, los caminos de Palestina. Gruesas gotas de sangre manaron de su piel hasta el suelo de Getsemaní. Se entregó porque quiso -quia ipse voluit- a una flagelación cruel, a la coronación de espinas, se abrazó a una cruz, y se dejó clavar en ella, entre dos ladrones y los insultos blasfemos de criaturas suyas. Todo sin necesidad, por puro amor, para redimir los pecados de todos y cada uno de los hombres y abrirles las puertas del Paraíso.

«Bajo las especies de pan y vino está Él, realmente presente con su Cuerpo y su Sangre, su Alma y su Divinidad. Así, juntándose un infinito amor, ¿qué había de conseguirse sino el mayor milagro y la mayor maravilla» (Juan Pablo II, Homilía, 9-VII-1980).

¿Puede decirse que es «justo» que estés ahí, Cristo, en tu cárcel, inerme, más aún que en Belén, que en Nazaret y el Calvario? Pues sí, digo que es justo, justísimo, porque nos has robado el corazón, y lo has hecho hasta con «alevosía». ¿Por qué te has excedido tanto en tu amor? ¿Por qué nos amas así, con esa locura increíble? ¿No bastaba una sola gota de tu Sangre para redimir mil millones de mundos? ¿No bastaba uno sólo de tus suspiros? ¿Acaso no era suficiente tu sola Encarnación en el seno virginal de María Santísima? ¿Por qué tanto dolor, por qué tanto tormento, por qué...?

¡Es justo, Señor, que ahora estés ahí, cautivo en tu pequeña cárcel oscura! ¡Nos has robado el corazón! Es justo, con esa justicia maravillosa que -en la sublime sencillez divina- se funde con el amor, la misericordia, la generosidad, la verdad, la libertad, la belleza, la armonía, la alegría... ¡Es justo que estés preso porque amas infinitamente, porque te has excedido, y todo exceso debe pagarse! Tú lo expías en el Sagrario.

Lo que no es justo en modo alguno es que yo me quede indiferente, o que te olvide y pase horas sin recordar tu amorosa cautividad. No es justo que pase un sólo día sin visitarte en el Sagrario, al menos una vez. No es justo que el Sagrario no sea el imán de mis pensamientos, palabras y obras. No es justo que, habiéndome robado Tú mi corazón, no esté donde está mi tesoro. Por eso renuevo ahora mi propósito de centrar entera mi vida en tu cárcel de amor. Y. siempre que pueda, aunque sean breves instantes, iré a visitarte, para decir: Adoro te devote, latens Deitas, te adoro con devoción Dios escondido (Himno Adoro te devote). Con una genuflexión pausada, iba a decir «solemne». Adoro tu presencia real -sub his figuris- bajo las apariencias del pan, donde no hay más pan que tu sustancia: tu Cuerpo, tu Sangre, tu Alma humana, tu Divinidad, con el Padre y el Espíritu Santo.


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MensajePublicado: Vie Ene 05, 2007 7:02 pm    Asunto:
Tema: Comentario al Evangelio de Hoy
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Autor: Omar López | Fuente: Catholic.net
Vocación de Felipe y Natanael
Juan 1, 43-51. Navidad. Sigue a Cristo y verás lo que el Señor es capaz de hacer en tu vida.
Juan 1, 43-51

En aquel tiempo Jesús quiso partir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme». Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret». Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?» Le dice Felipe: «Ven y lo verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?» Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

Reflexión

Jesús hoy y siempre sigue buscando amigos. Sale a su encuentro para repetir esas palabras que tal vez alguna ocasión hemos tratado de callar: Sígueme. ¿Por qué no darle una nueva oportunidad? ¿Por qué enmudecer su voz? ¿Por qué tantos miedos a sus palabras? Felipe escuchó a Cristo. Su vida no pudo continuar igual. Sus siguientes palabras sólo serán para anunciar a Cristo.

Proclamará su encuentro, contará su experiencia y revelará su divinidad. Y aquí es donde aparecemos en escena, como los malos de la película; los cristianos sin confianza. Preferimos, como Natanael, a base de nuestros juicios, hacer de Cristo, no el Cristo salvador, sino un Cristo a nuestra medida. ¿Acaso es Cristo quien debe bajarse a mi medida o soy yo quien debe subir a donde me espera? Cristo nos conoce de maravilla.

Él es el alfa y la omega, conocedor de nuestro inicio y nuestro fin. Nos llama, nos guía y auxilia. Aunque lo etiquetemos, escapa a todas nuestras ofertas. No es un artículo más de escaparate. No es necesario preguntar si de Nazaret no pueda salir algo bueno, sino de nuestro corazón contrito. Él es capaz de sacar en este nuevo año verdaderos hijos de estas piedras. No nos etiqueta. No nos subasta. Toca aún a la puerta, para volver a intentarlo una vez más. Un año más. Sus ojos nos miran todo el día. No se aparta de nosotros en la empresa, en la higuera o el hogar.

Ven y verás. Verás lo que el Señor es capaz de hacer de tu vida desde el momento en que recorras el camino con una fe ciega. Verás las maravillas que es capaz de hacer con el corazón que confía. ¿Acaso alguno se ha acercado a Él y ha salido sin un corazón que ame?

Cita:
HACER OIR EL LLAMADO DE CRISTO

"Ven y verás". Las palabras de Felipe son la repetición de las de Jesús a los dos primeros discípulos: "Vengan y vean". Felipe, mediador de la vocación de Natanael, aparece así mas claramente como portavoz de Jesús, el que transmite las palabras del Maestro. Llama como Cristo llama. Jesús subraya el papel de Felipe en el llamado de Natanael: "Antes que Felipe te llamara..."

No hay misión mas noble que hacer llegar el llamamiento en nombre de Cristo. Felipe interviene en la vocación de Natanael como Andrés en la de Simón. Contribuye, por su intervención personal, al florecimiento de una vocación, asociado al acto soberano del poder y amor divinos por el que el Maestro llama a un joven a entregarse totalmente a El.

LA ESTIMA QUE MUESTRA JESUS.

"He aquí a un verdadero israelita". Este elogio de Natanael manifiesta la actitud bondadosa de Jesús. Antes Natanael había dicho una palabra de cierto desprecio hacia El.: "¿Puede venir algo bueno de Nazaret?", Por respuesta, Cristo mostró estima y admiración por la franqueza de este hombre "en quien no hay doblez". La lealtad ayudará a Natanael a realizar el nuevo ideal al que es llamado: verdadero israelita, será verdadero apóstol.

La estima está en la raíz de la vocación. Cuando Jesús llama a alguien es que lo juzga capaz de corresponder. Detecta las cualidades que harán posible una vida generosa en su servicio. Así la vocación es prueba del aprecio especial del Maestro: para quien es invitado constituye un verdadero elogio.
CONOCIMIENTO PERFECTO QUE PRECEDE AL LLAMAMIENTO.

"¿De cuándo acá me conoces?", pregunta Natanael, sorprendido de verse definido por el rasgo dominante de su carácter. Jesús contesta probándole que este conocimiento es mucho más completo de lo que se imagina: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas bajo la higuera , Yo te vi". El Maestro describe el estado de Natanael antes de ser llamado; sólo se trata de un detalle: que Natanael haya estado en ese momento bajo una higuera de su huerta o en otro lugar importa poco. Pero la indicación dada por Jesús prueba que nada se le escapa de la vida y conducta del que quiere llamar. El Maestro conoce toda la vida de Natanael.

Este conocimiento perfecto es una garantía para la vocación. El que es llamado debe estar seguro de que Cristo lo conoce a fondo y que, por lo tanto, la vocación tiene todas las probabilidades de éxito.

Si teme su flaqueza debe admitir que Cristo lo conoce mucho mejor de lo que él mismo se conoce. No debe declarar imposible lo que el Maestro juzga posible; debe fiarse de la mirada más lúcida de Jesús: "Yo te vi".

EL ACTO DE FE

"Tú eres el Hijo de Dios". Por la mirada sobrenatural de Jesús, Natanael quedó convencido: hasta ese momento había dudado y aún manifestado desconfianza hacia Cristo, pero ahora le expresa su fe. Este acto de fe era necesario para que pudiese seguir con amor al Maestro.

Para corresponder a la vocación, hace falta tener fe viva en Cristo tenerlo presente como Hijo de Dios. La vocación exige una entrega absoluta que sólo Dios puede reclamar, Sólo corresponde quien cree en Dios que lo llama.

PROMESA DE VER GRANDES COSAS.

"Verás cosas mucho mas grandes". Natanael estará asociado a la vida pública del Salvador, llena de numerosos milagros y de la revelación del Dios Amor. Participará en la grandiosa odisea de la Redención de la Humanidad, cuya cúspide será la Resurrección del Salvador.

Toda vocación tiene la promesa de ver cosas grandes. Los que aceptan entregar su vida a Cristo se convierten en testigos privilegiados de las maravillas de la gracia en los corazones, del triunfo del amor divino sobre el mal del mundo.http://www.churchforum.org

En éstos primeros pasajes del evangelio de Juan, hemos visto cómo Jesús es reconocido por Juan el Bautista y proclamado el Mesías.
Es seguido por Juan el Apostol y Andrés, los discipulos del Bautista y "presentados" o entregados por él a Jesús.
Andrés llama a su hermano Pedro. El cual es inmediatamente cautivado por Jesús.
Encuentra a Felipe, que es de la misma ciudad que Andrés y Pedro, seguramente ha recibido testimonio de ellos acerca de Jesús, así que cuando el dice "Sígueme" no duda. Y él mismo llama a su amigo Natanael.
A veces me pongo a pensar cuál sería mi reacción ante determinadas situaciones. Por ejemplo si yo hubiera oido a Natanael decir: "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" refiriéndose a mí, me hubiera molestado. Jesús es diferente. Jesús ve en ése cuestionamiento honradez, verdad. Y en lugar de molestarse e increpar a Natanael, alaba su cualidad y hace uso de ella.
Esa es la diferencia entre el criterio de Jesús y el mío por ejemplo. Esa es una muestra de que aún me falta mucho, sin embargo sé que Jesús hará uso de mí si El considera que puedo serle útil, usando mis cualidades, las mismas que El conoce mejor que yo misma. También como se menciona en los dos comentarios del evangelio, estamos llamados a ser seguidores de Cristo y a decir a otros "Ven y verás".

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