migueluk Invitado
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Publicado:
Sab Nov 04, 2006 6:40 pm Asunto:
El cuento de la inquisicion española que fue realmente?
Tema: El cuento de la inquisicion española que fue realmente? |
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Pongo unas consideraciones sobre la inquisicion española que creo interesantes http://www.nodulo.org/ec/2006/n055p13.htm
1. La Inquisición
Sobre la Inquisición Española hay que decir, sumariamente, que se instituyó para mantener el orden público en una época en la que la moral estaba íntimamente unida a la religión (terciaria ). En 1478, cuando la reconquista estaba casi terminada, los Reyes Católicos piden al papa la instauración en España de un Tribunal «propio» de dicha institución{3}. La iniciativa partió, en gran medida, de los cristianos nuevos (conversos del judaísmo), que querían evitar las presiones que sobre ellos ejercían los judíos no convertidos y que pagasen justos por pecadores en las revueltas cada vez más numerosas. Hay que tener en cuenta, además, que España había recibido israelitas previamente expulsados de otros países, por lo que el «problema judío» se hizo aún mayor aquí. Dado que la mayoría de los judíos no quisieron convertirse (y muchos lo hacían «falsamente»), la única solución digna fue la expulsión de 1492, ya que, en vías de desaparición de los fueros feudales (aún dentro del Antiguo Régimen) en toda Europa se buscaba la homogeneidad para evitar que ciertas diferencias morales, canalizadas entonces a través de la religión, fueran constantes fuentes de conflictos sociales para estados cada vez más centralizados{4} y, muchas veces, expansionistas.
Con los moriscos ocurrió otro tanto, pero con el agravante de que buscaban alianzas con el turco (y con el cristiano –traidor– francés) para reconquistar la Península, por lo que al final fueron expulsados por Felipe III, como dice Ricote, el vecino de Sancho en El Quijote, que entiende las razones del rey a su pesar.
La Inquisición, en sus 356 años de existencia, ajustició en la hoguera a unos 2.000 individuos (algunos archivos se han perdido{5}), la mayoría de los cuales fueron judaizantes, y en los primeros años. También se ejecutó (dejando de lado los quemados en efigie) a unos 280 moriscos, 150 protestantes, 130 acusados de sodomía o bestialismo y tan solo a una treintena de brujas (superstición).
Sobre los procedimientos de acusación, detención y enjuiciamiento hay que decir, entre otras muchas cosas (tal como recoge Jean Dumont en su obra Proceso contradictorio a la Inquisición Española ) que, en contra de lo que se sugiere en las exposiciones que sobre la Inquisición se hacen hoy día, donde suelen aparecer aparatos de tortura diversos, la mayoría de tal maquinaria pertenecía a los tribunales civiles, utilizada contra criminales ordinarios. La inquisición era, en su contexto, exquisita en el trato de los acusados. Y sólo en casos muy graves se aplicaba tortura (potro principalmente), con atención médica. Y si, en estos casos, los encausados no «cantaban», entonces no se les juzgaba.
Pero lo más destacable es que la Inquisición Española evitó que aquí estallasen guerras de religión, que asolaron otros países.
Veamos lo que se hizo en otros lugares:
El destierro de los judíos en Inglaterra, como nos cuenta Juan Sánchez Galera, comienza cuando al rey John, necesitado de dinero, se le ocurrió detener a un acaudalado judío de Bristol y venderle su libertad a cambio de diez mil marcos. El rey comenzó a arrancarle un diente por cada día que se retrasase en la «compra de su libertad». A la sexta mañana la cantidad ya estaba abonada.
Vistos los resultados, las sucesivas necesidades de liquidez de la Corona fueron provistas de fondos con similar sistema, hasta que en 1290 –202 años antes que España– Eduardo I acabó por expulsar de muy mala manera a cuantos judíos quedaban en Inglaterra, unos dieciséis mil.
En Francia expoliaban a los judíos, después los expulsaban, y posteriormente les dejaban entrar de nuevo para volver a expropiar sus pertenencias, como hizo Felipe Augusto en 1181, Felipe el Hermoso o Luis X, en tres ocasiones.
En Europa, en contra de lo sucedido en España, se expulsó a los judíos sin buscar integrarlos previamente. Pero veamos también algunos datos relacionados con las «guerras de religión», que aquí se evitaron gracias a la institución de la Inquisición Española. En la Francia de las luchas entre hugonotes y católicos murieron unos 15.000 protestantes el día de San Bartolomé. Con Luis XIV se persiguió sin tregua a los calvinistas, a los que se les quitaban los hijos para educarlos en el catolicismo. Unas 50.000 familias, como describe el mismo Voltaire, huyeron de Francia a distintas ciudades europeas. Luis XV no le fue a la zaga, y a los protestantes se les castigaba a galeras a perpetuidad.
Según Juan Sánchez Galera, sólo en Inglaterra, en apenas 35 años, desde que Enrique VIII decidiera hacerse «Papa» y obligar a sus súbditos a convertirse al protestantismo{6}, se calcula que se mató a unas 200.000 herejes católicos (50 veces más que todos los ajusticiados por la Inquisición Española, con garantías procesales, en un periodo de tiempo diez veces mayor). Por no hablar de las masacres que mandó cometer el afamado Cronwell, que redujo la población irlandesa a la esclavitud (¡y algunos pretenden comparar a Irlanda del Norte con el País Vasco!).
Lutero, en Alemania, después de incitar a los campesinos a la rebelión igualitarista y anarquista, clama a los nobles para reprimirlos. En Frankenhausen mueren unos cinco mil campesinos reprimidos. En Suabia, Turingia, Franconia y Alsacia mueren más de 100.000 personas. En Munster los anabaptistas de Juan de Leyde implantan un régimen de terror comunal, donde se permitió la poligamia. Pero una de sus dieciséis esposas, que se cansó de la vida de harem y pretendía huir de dicho régimen, fue decapitada por su marido.
El régimen de Calvino en Suiza no fue menos despótico, y se vigilaba minuciosamente la vida privada de los nuevos súbditos. Desde Ginebra, Calvino escribía al rey de Inglaterra: «Quien no quiere matar a los papistas es un traidor; pues salva al lobo y deja inermes a las ovejas.» Calvino mismo mandó a la hoguera a más de 500 personas (incluido Miguel Servet, que se había dejado seducir por la «libertad» protestante). En dos semanas en Holanda el calvinismo, extendido desde Suiza, ejecutó a los curas y monjes de más de 400 conventos e Iglesias.
Respecto a represión de la brujería, hay que resaltar que del siglo XVI al XVIII en Europa se quemó a un número infinitamente mayor de brujas que en España. Los progresistas europeístas deberían saber que España, a través de sus instituciones, nunca llegó al grado de irracionalidad que se alcanzó en otros lugares, pues la Inquisición española enseguida vio superstición y locura donde los «europeos» sólo apreciaban posesiones demoníacas.
Según datos recogidos por Juderías, en Bamberg (Alemania) se quemaron seiscientas personas, en Wurzburgo (Alemania, también) novecientas, y en Ginebra (Suiza) quinientas. En Lorena un solo juez se vanaglorió de haber condenado a muerte a ochocientas brujas. Con estas ejecuciones se suponía que mejoraría el clima y disminuirían las enfermedades que tantas muertes provocaban en personas y animales. Además los reformadores fueron, al menos, tan irracionales como sus víctimas: el iluminado de Lutero{7} confesaba que disputaba con Satanás acerca de asuntos teológicos (Juderías, pág. 393).
Según Julián Juderías, en la época que va de María Tudor (llamada «la sanguinaria» por los anglicanos) hasta Jacobo I fueron quemadas por brujería 17.000 personas en Escocia y 40.000 en Inglaterra. Y ya con Jacobo I (que, por cierto, escribió un tratado de demonología) se calculan en 500 víctimas al año (pág. 395).
Algo parecido ocurrió en Francia, donde el Parlamento de Toulouse quemó de una vez a 400 brujas, y un juez (Remy) confiesa haber quemado a 800 (J395).
En Flandes las quemas y decapitaciones despoblaron comarcas enteras (J396). Y otro tanto puede decirse de los demás países europeos.
Recordemos también la epidemia de brujería que sacudió ciertos lugares de EE.UU., donde los puritanos de Salem (Nueva Inglaterra) llegaron a desconfiar de los propios jueces ejecutores, y hasta del gobernador del estado y su familia.
Como contrapunto, repitamos que la Inquisición española sólo ejecutó a unas treinta personas por brujería en 356 años, sobre todo en la primera época de su funcionamiento, y a unos 150 protestantes o iluminados . Evidentemente estas cifras poco tienen que ver con las más de doscientas mil brujas quemadas en el norte de Europa o los trescientos mil católicos eliminados en los países protestantes. |
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