El egoísmo humano arrincona a los desgraciados

[Orpam Saretnoc Laverz]

Amigos foreros seguramente os ha llamado la atención el título del tema, así como está junto a la cita del evangelio Jn 5, 1-18, leo esto:
Entre ellos había un hombre que llevaba treinta y ocho años inválido.
Los dirigentes querían matarlo: no sólo abolía el sábado sino que se hacía igual a Dios, diciendo que era su Padre.
Pensemos: algunos hechos de la vida de Jesús, signos de los valores del Reino .
Podemos imaginar la escena evangélica y ponernos en contemplación en un contexto: "presencia de Dios, presencia de la palabra, momento de mi vida". Hay unas frases que son indicativas de cuanto podemos hacer cada uno:
Ver las personas. Oír lo que dicen. Mirar lo que hacen.
Jesús: lo que hace y dice. Qué quiere comunicarnos.
Los demás: reacciones y relación con la persona de Jesús.
¿Qué tiene que ver lo contemplado con mi vida?
¿Cómo quiero yo que ilumine y mejore mi vida?
Y, el ejemplo que os pongo arriba es, entre varios que vi, el que me llamó la atención de manera especial, por eso os lo transmito.
Precisamente en la televisión vi que en EE. UU. unos llamados predicadores, de algún grupo protestante, reclaman de la persona el no ser persona que padece. ¡Cuando el evangelio nos muestra el valor del sufrimiento! Cristo nos es ejemplo.
No para quedarnos en el sufrir sino para buscar ser discípulos, es decir, seguidores del Maestro que resucitó tras la Pasión.
¿Qué véis en todo esto amigos?
Meditar, orar, puede hacernos entender que hemos de acercarnos al que padece, y no sólo, sino intentar aliviarlo ¿no es cierto amigos?
Os necesito, espero que vuestras aportaciones nos enriquezcan.
Orpam Saretnoc Laverz

[RT]

¿Qué sería de la vida del hombre sin el sufrimiento?: Una eterna desgracia.
El sufrimiento nos tiempla, nos purifica y nos lleva a aceptar lo que somos: una pequeña criatura que nada puede sin su creador.
Pero, ¡ah, desgraciado hombre que te revelas ante el dolor!, tienes frente a ti el camino al cielo en el diario sufrimiento y aceptación de tu necesidad de Dios...
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Rubén