María Esther Veterano
Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 2105
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Publicado:
Jue Nov 24, 2005 3:52 am Asunto:
De la Vocación a la Maternidad
Tema: De la Vocación a la Maternidad |
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Durante algunos años viví en una especie de melancolía por no haber escogido la vida religiosa. Después de pasar por el ateísmo y el paganismo, después de haber buscado en la oscuridad alguna liz, aunque fuera fatua, Dios me tocó y yo me dejé acariciar.
Poco a poco el Señor me habló con su maravillosa voz silenciosa y me enamoró a tal punto que quise dejarlo todo para consagrarme a Él... pero estando próxima a pedir el ingreso en el Convento de la Vixitación (de clausura) conocí a un hombre maravilloso y acepté ser su esposa.
¡Con cuanto gozo uní mi vida a aquel hombre! ¿Con cuanto amor emprendimos juntos la fundación de esta familia! Hemos soportado momentos de pobreza, hemos trabajado hombro a hombro por mantener nuestro hogar, hemos rezado juntos cada noche y hemos llorado junto a la camita de alguna chiquita enferma... y hemos reído, hemos gozado, ¡hemos jugado! pues el buen humor, gracias a Dios, ha impregnado cada istante, aún los más dolorosos.
Pero, debo confesarlo, siempre tuve una cierta nostalgia por no haber aceptado lo que creí era un claro llamado a la Vida Religiosa.
Dios, sin embargo, se encarga de poner las cosas en su lugar: al dedicarme a mis hijas la oración se convirtió en la compañera inseparable de mis quehaceres silenciosos. He tenido que practicar todas las disciplinas artísticas, científicas y profesionales pues, ser MADRE es ser un poco de todo: administradora, enfermera, chef, costurera, modista y diseñadora, dibujante experta, arquitecta de pequeños pueblecitos de cartón, cantante de música para dormir, para despertar o para sanar heridas, abogada y conciliadora, consejera y catequista... todo al tiempo, en simultánea o en desarrollo lineal con pequeños espacios de tiempo entre una y otra actividad.
Si... ser esposa y madre es una vocación, un bendito camino que el Señor nos presenta para nuestra santificación y como tal debería ser asumido. No estoy hablando de la imposibilidad de trabajar fuera de la casa... no... Y espero que se me entienda bien: estoy hablando del amor inmenso que nace y se renueva por el esposo, por cada uno de los hijos; un amor que nos impulsa a entregar lo mejor de si mismas para la felicidad del hogar, como hiciera Nuestra Madre Santísima en el luminoso Hogar de Nazareth. |
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