IV DOMINGO

[zaqueo]

IV DOMINGO DE ADVIENTO,


24 DE DICIOEMBRE DE 2006.


*PRIMERA LECTURA: MIQUEAS 5, 1-4ª. De ti saldrá el jefe de Israel

*SALMO 79: Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha,
Tu que sientas sobre querubines, resplandece,
Despierta tu poder y ven a salvarnos.


*SEGUNDA LECTURA. HEBREOS 10, 5-10: Aquí estoy para hacer tu voluntad.

*LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN S. LUCAS: 1, 39-45: Bendito el fruto de tu vientre.


-EVANGELIO: En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: “!Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”.


COMENTARIO: Toda la historia del pueblo de Dios, rimada por los sacrificios y ofrendas no acababa de enderezarse y entrar en el camino que Dios quería. Es necesario que Dios mismo venga en la persona del Hijo para arreglar esa historia. Ya no se trata de ofrecer cosas al Señor, sino de ofrecerse a sí mismo. Por eso Jesús ha tomado un cuerpo mortal, para poder hacer libre y amorosamente la ofrenda de su vida al padre, a favor de sus hermanos los hombres. Este gesto de amor que se ofrece al Padre y a sus hermanos es verdaderamente redentor y salvador.

Este acto de amor disipa nuestro pecado y nuestra enemistad con Dios. Dios sigue con la mano tendida de amigo para todos los que quieran volver al redil si se han extraviado. Solamente el rechazo personal y deliberado hace difícil la reconciliación, aunque no imposible porque para Dios nada hay imposible.




En definitiva, cada uno de nosotros podemos en estas fiestas de Navidad recibir con gran alegría a Jesús que se hace presente entre los hombres, sin distinción de ninguna clase de género y naturaleza, o bien rechazarlo o ignorarlo impidiendo con sus actitudes y gestos que el calor y el amor que Jesús no tuvo en su nacimiento vuelva a repetirse en el mundo en que nos ha tocado vivir donde contemplamos, tal vez impasiblemente, muchos Jesús que no tienen donde reclinar la cabeza y no reciben una mano amiga que le eleve a su condición de persona.

El encuentro entre María e Isabel está lleno de dinamismo del espíritu santo, de sencillos signos que ayudan a discernir que, desde la concepción de Jesús, un río de vida comienza a desbordarse y riega el mundo entero. A nosotros nos toca vivir y abrirnos a este río que nos inundará de gracia y verdad.

Como Zacarías y como María abrámonos a la fuerza del Espíritu y digamos con la sinceridad propia del buen cristiano: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad”.

PETICIÓN Y ACCIÓN DE GRACIAS: Jesús, hoy sé que vienes como Señor, y mañana contemplaré tu gloria. Que ninguna ocupación o preocupación aparte nuestra mente,
nuestro corazón y nuestra vida de lo único importante de esta Navidad: Tú, que vienes y nos pides alojarte en nuestro corazón.
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quien jamás se desnuda por temor a la verdad, nada sabrá del amor.