kareyky2985 Nuevo
Registrado: 27 Dic 2006 Mensajes: 6
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Publicado:
Mie Dic 27, 2006 12:58 am Asunto:
Reflejos del Alma
Tema: Reflejos del Alma |
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Hoy... sentí la necesidad de un encuentro a solas conmigo mismo.
Escape... si escape al lugar ideal un lugar donde pude estar en pleno contacto con la naturaleza.
Solos... Solo la naturaleza, mi silencio, mi alma y yo...
Necesitaba ese encuentro para recordar lo que es real e importante en esta vida...
A veces la rutina, las responsabilidades, los errores, los problemas y demás, nos agobian y creemos que no hay salida, que no hay solución, que estamos al borde del abismo próximos a caer al vacío...
Pero no... Sentado observando el reflejo de mi rostro en las cristalinas aguas de aquel río, no solo vi mi rostro... también vi mi alma.
Me vi en mi pura inocencia, en mi mas simple humildad... Pero aun deseosa de luchar.
Vi... el deseo de mi incansable espíritu guerrero que me miro directo a los ojos y me recordó que siempre debo tener fe y hacer lo correcto.
Por eso... Escojo vivir... SI... Vivir para siempre... Vivir en comunión con mi espíritu, vivir haciendo el bien y dando amor .. VIVIR Plenamente, sin miedos, sin dudas... SOLO VIVIR...
Mírate tu .. Mírate tu desde adentro...
Si no te miras desde adentro y no logras ver tu luz interior, caminaras solo y nunca lograras alcanzar tus metas y mas caros anhelos...
Mírate... Mírate desde adentro, solos tu alma y tu .. Coexistan en armonía y vivan en libertad... _________________ A TODO PUEDO PUEDO HACERLE FRENTE PUES CRISTO ES QUIEN ME FORTALECE |
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Guadalupe Gómez Veterano
Registrado: 08 Sep 2006 Mensajes: 2115 Ubicación: Argentina
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Publicado:
Mie Dic 27, 2006 2:48 am Asunto:
Tema: Reflejos del Alma |
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Sí, es verdad. Vivimos corriendo, preocupados por un millón cositas y nos perdemos de mirar hacia arriba y ver que hay un cielo celeste, amplio y hermoso que nos espera.
Me atrevo a publicar este cuentito que habla de lo que pasa en la gran ciudad y de alguien que "corta con la rutina". Está orientado en Buenos Aires y en cómo se vive corriendo, hasta que alguien se detiene a reflexionar...
Canción de Luna
Un sábado al atardecer, cuando aún es muy temprano para dar una vuelta y muy tarde para tomar un té, en esas horas en que reina la calma y el reloj se vuelve infinito, alguien se asomó a su balcón del tercer piso. No tenía plantas porque no tenia tiempo de cuidarlas, ni tampoco mascotas, que además no le producían un particular afecto. Desde allí las luces de los autos se veían pequeñas a lo lejos, pero más nítidas y brillantes que las débiles estrellas, que trataban destellantes de ganarle a la luz y al smog. Sólo se veía la luna rodando detrás de los inmensos edificios. No corría demasiado aire, permaneció allí un rato, con los brazos sobre la baranda con la mirada perdida y la vista cansada, sólo se oía el sonar de sórdidas bocinas.
Poco después tomó una campera y se dispuso a caminar un poco, aunque primero tomó un taxi para llegar a un lugar seguro. En unos minutos estaba en la costanera, no le agradaba demasiado el aire del río pero necesitaba descansar un poco, y también, sin darse cuenta, hallarse a solas consigo. Ya habían cambiado los monótonos sonidos, ahora oía un barco y veía algunos hombres pescando. La brisa movía el agua, un par de grillos cantaban y una rana croaba junto a unos juncos, la noche se había serenado, decidió quitarse los zapatos y recorrer una pequeña explanada donde amarraban los barcos. El río, limpio en esa zona, mojaba apenas sus pies, se lavó la cara y se refrescó. Al caminar halló dos caracoles de río abandonados, no los conocía, se extraño de verlos, los tomó y los guardó; luego observó un pequeño cangrejo escondido detrás de unos pastos, algunos peses y gaviotas perdidos se arrimaron a la orilla. Tomó un nenúfar perfumado y lo puso en el agua del río, tocó de nuevo el agua limpia e hizo círculos con el dedo sobre la explanada húmeda ¿Qué escribiría? Nada por ahora. Finalmente subió, suspiró, miró y se posó sobre otra baranda distinta a la de su balcón, rodeada de vida, con fondo de grillos y croar de ranas, las luciérnagas iluminaron la noche como el farolito porteño ilumina las solitarias calles por las madrugadas, aunque tuvieron fuerte competencia de las estrellas, que se extendían hasta el límite del horizonte.
Detrás las luces de los semáforos, las bocinas de los autos, los gritos de los peatones, los carteles de propaganda, el humo viciado, las miradas apartadas, la falta de sonrisas. Aquí, un nuevo corazón latiendo, con los zapatos en la mano y el bolsillo lleno de caracoles, un perfume dulce del nenúfar, los oídos endulzados por la música de los grillos y la mente distante y presente como las estrellas, que rutilaban en sus ojos despiertos y llenos de sueños y en su sonrisa, enorme como la luna. _________________ ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran... Lc. 11, 13-15
En la Iglesia hay un lugar para todos, pero en vos, ¿Hay un lugar para la Iglesia? |
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