Evangelina M. de Terrazas Asiduo
Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 469 Ubicación: México
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Publicado:
Lun Ene 08, 2007 11:01 am Asunto:
Tema: Sesión # 18 "El Adolescente Y Su Mundo" |
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Sesión 18, Evaluación final y Conclusiones.
Evaluación Final
Instrucciones:
Comparte tus conclusiones sobre el curso “El Adolescente y Su Mundo” seleccionando las opciones que más se asemejen a tu opinión.
Respecto al Curso en general observé que:
(Si) Me comunicaron desde un inicio el objetivo del curso
(Si) Conocí claramente la metodología y las tareas necesarias para acreditar
(Si) Las tareas y actividades presentadas fueron de acuerdo al objetivo y contenido planeado
(Si) Las sesiones tuvieron una estructura ordenada y secuencia
(Si) Se utilizó información adecuada y relevante
(Si) Me enseñó la aplicación práctica de los principios aprendidos
(Si) Me presentaron los conocimientos de manera novedosa
(Si) Evaluaron la comprensión de los temas vistos
Respecto a los contenidos que recibí del curso:
(Si) Se mostró solidez y dominio del tema
(Si) Dieron respuestas a mis inquietudes y problemas
(Si) Promovieron y mostraron congruencia con los valores y virtudes humanas y católicas
(Si) Me recordaron la responsabilidad con la misión que como educador tengo
(Si) Su aportación fue notable a mi formación integral
En mi comunicación con Asesores y Tutores
(Si) Se dieron instrucciones precisas sobre la comunicación entre el alumno, asesores y tutores del curso
( ) Los foros de discusión y los correos privados permitieron esta cercanía y seguimiento
(1/2) Respondieron mis consultas y preguntas con la brevedad esperada
(No) El trato y comunicación con el tutor me alentó a la participación en los foros
(Si) Las sesiones las recibí en la fecha establecida.
Las herramientas que más me ayudaron durante el curso
( ) El asesor del curso
( ) Los tutores
(Si) Los textos de apoyo
(Si) Los cuestionarios personales
(Si) La participación en los foros
(Si) La aportación y comentarios de los demás participantes.
(Si) Las tareas y ejercicios propuestos
Como participante de este curso:
(Si) Revisé permanentemente los materiales del curso.
(Si) Consulté al asesor y tutor par aclarar mis dudas
(Poco) Participé en los foros de discusión como medio de intercambio de experiencias e ideas con los demás participantes
(Sí -*) Cumplí con las actividades propuestas - en las fechas indicadas (* No todas las envié en las fechas indicadas, las cuales reporté).
Mis conclusiones finales son:
Amados hermanos y hermanas en Cristo: ¡Paz en sus corazones!
En verdad estoy cierta que la misión como formador exige mucho estudio, compromiso, esfuerzo y dedicación, pero también sé que mi misión consiste sólo en orar, sembrar la semilla y soltarla en manos de Dios; el resto corresponde a la disposición y voluntad del alumno en unión con la Gracia Divina.
Creo que si uno como formador espera palpar los frutos de sus méritos, puede caer en la tentación del desánimo, pero cuando uno espera con confianza en Dios, es porque sabe que, donde abundó el pecado, sobreabundará la Gracia.
Nuestro es el esfuerzo y el resultado de Dios, y Él sabe obrar a su debido tiempo en cada personita y el tiempo pertenece al Señor. Aún así, nos permite contemplar las maravillas que sabe hacer, y más que sentirnos orgullosos por el trabajo realizado, nace en el corazón una inmensa gratitud, y la capacidad de asombro crece en tal forma que, impulsa al alma a alabar y dar gracias a Dios para seguir adelante haciendo sólo lo que debe uno hacer como siervo inútil.
Nuestra recompensa es “Dios mismo”, y el gozo interior de contemplar Su Obra en las almas.
Sabias palabras que encierran todo lo expresado: «El labrador al sembrar, no mira atrás a ver si la semilla sembrada está ya creciendo. Sabe esperar, sabe tener paciencia, colaborar con la gracia de Dios y brotará la madurez en nuestros adolescentes.»
La parábola del sembrador y la historia relatada sobre “Tierras difíciles”, me mueve a unir mi oración a la del Sacerdote:
“Señor, aquí me tienes. Me llamaste a trabajar en una viña difícil, en un campo duro, en una sociedad descristianizada. Muchas familias están rotas, muchos padres no enseñan la fe y la moral cristiana a sus hijos, muchos niños y adolescentes siguen sus instintos sin ningún freno. ¿Cómo podemos, Señor, preparar la tierra? ¿No es inútil la catequesis cuando una vida está tan llena de miserias, cuando tanto mal ha carcomido la conciencia, si es que alguna vez alguien dijo a este muchacho cuál es la diferencia entre el bien y el mal?”
Y de rodillas ante el Sagrario, espero en silencio la respuesta:
“Tienes razón: no es fácil tirar semillas en tierras difíciles, ni enseñar la fe a quien no está en condiciones de aceptarla. La semilla sólo actúa en tierra buena, pero hace falta preparar el terreno, abrir surcos, regar el suelo, abonar campos aparentemente infecundos. Ese es el trabajo que te toca a ti, con tu oración, con tu paciencia, con tu sonrisa, con tus luchas, con tu cansancio de cada día.
Tú puedes reflejar algo de mi amor. Tú eres, como sacerdote, un enviado especial (humano y débil) de mi cruz y de mi victoria en la Pascua. Tú, sin saberlo, has llegado un poco al corazón de Miguel, simplemente por el hecho del saludo, de la pregunta, del afecto.
Del resto, no te preocupes. Habrá alguno que siga en su dureza, que diga «no» a las llamadas de mi Padre. Déjame el juicio a mí. Los misterios de cada corazón no se vislumbran con miradas humanas. Tú sigue con la mano en el arado. Arroja con confianza, todos los días, la semilla buena, viva, fuerte, transformante. Riégala con tu oración y tu esperanza. Ama, y el resto lo hará mi Palabra”.
Y en la fe y en silencio, obedezco…
En el relato de Miguel, he visto reflejado a tantos enfermos adictos y sus familias, el mal que aqueja a nuestra sociedad actual y contra el cual los formadores debemos luchar con ahínco y perseverancia, diciendo con Jesús:
No siento indiferencia por el alma enferma. No puedo mirar sin cariño a tantos adolescentes hundidos en el mundo de la droga, del alcohol, del sexo, de la vida sin sentido. No puedo olvidar que también son hijos, débiles, heridos, necesitados de un amor inmenso, de una paciencia infinita, de una misericordia capaz de devolverles la limpieza.
Y podríamos complementar: No, ellos no son culpables de su dureza, son víctimas de una situación familiar y social gravemente injusta por la cual estamos formándonos cada día para rescatar sus almas.
Realmente este curso me ha conmovido y me ha hecho crecer sobremanera en todos aspectos. Cada tema ha tocado mi corazón y ha estremecido mi conciencia.
Siento en mi corazón las lágrimas de Jesús y de nuestra Madre Santísima al contemplar nuestro mundo, a nuestros jóvenes y a nuestra sociedad, y, ¿puede uno permanecer indiferente? Sólo cuando uno no sabe hacia donde navega, ningún viento le es favorable. ¿Qué hemos dejado de hacer para permitir todo esto?
El compromiso creado en la conclusión de este curso, es superior a nosotros. Por nuestros propios medios nada podemos hacer.
Es necesario refugiarnos en los Sacramentos y sumergirnos en la oración, reconocer nuestra impotencia y limitaciones ante Dios, para que su Omnipotencia venga a derramarse a través de su Espíritu y misericordia, y siendo uno con Él, no haya imposibles ni temor al compromiso.
Cuántas almas estarán esperando de nosotros una sonrisa, una palabra de aliento, un gesto de cariño, un vaso de comprensión, una copa repleta de misericordia y esperanza.
Creo que si hemos llegado a este curso y estamos concluyéndolo, no es por casualidad. Es que hemos escuchado el llamado de Dios en nuestro interior, quien conoce nuestros corazones capaces de amar y sacrificarse hasta el extremo.
Se imaginan, ¿cuántas almas podemos rescatar con la ayuda de Dios? Con un alma que llegue a Dios, podemos decir: Valió la pena el esfuerzo: Misión cumplida. Sigamos, pues, en nuestro hermoso caminar, amando y formando con la Gracia de Dios.
Bueno, reconozco que no me caracterizo por ser parca en expresarme, ji, pero concluyo:
Cómo puede uno expresar a Dios el sentir del corazón cuando la palabra no puede abarcar el agradecimiento por permitirnos concluir este bendito y valioso curso del “El adolescente y su mundo”.
Cómo agradecer a tantas bellas personitas que han compartido con nosotros su sabiduría, su enseñanza y formación; su tiempo, su esfuerzo y dedicación; a los exponentes de los temas, a mi Tutor P. Pedro Juárez, y a los Asesores.
Cómo agradecer a nuestra hermanita y Formadora Mayra, por su paciencia, su gentiliza y atenciones para con todos en esa donación incondicional.
Cómo agradecer a mis compañeros de clase sus valiosos compartimentos que han abierto más mi horizonte en la individualidad.
Cómo agradecer a Catholic.net, nuestro hogar, el poner los medios para nuestro crecimiento como formadores católicos.
La única forma que encuentro para abarcar el agradecimiento es, decirles que, han sembrado en mí en buena tierra.
Que el gran compromiso adquirido en este curso es con Dios y con ustedes.
Que de mi parte haré todo mi esfuerzo para cumplir este compromiso, para que nuestros jóvenes y formandos lleguen a ser hombres maduros y de bien; útiles a la sociedad y santos apóstoles.
Gracias, muchas gracias a Dios y a ustedes, y que la nostalgia del bien terminado nos de fuerza para seguir creciendo en el espíritu.
¡Levántate, pues, Señor, y confirma en tu Gracia a aquellos que nos has confiado, y no permitas que se pierda ninguno, desertando del rebaño! ¡Oh Dios, oh, Dios!... no permitas que se pierda tu heredad. (P. Pío).
Reciban todo mi amor en Cristo y Dios los bendiga en los Corazones Misericordiosos de Jesús y María.
Evangelina. _________________ En Jesús y María
Evangelina
"JÉZU, UFAM TOBIE"
¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero! |
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