Mayra Novelo Moderador

Registrado: 27 Sep 2005 Mensajes: 715 Ubicación: Genova Italia
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Publicado:
Mar Dic 06, 2005 12:00 am Asunto:
Tú y Yo...¡Un Regalo!
Tema: Tú y Yo...¡Un Regalo! |
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Compartimos el testimonio que la Lic. Elena Carranza nos ha enviado:
Tú y Yo...¡Un Regalo!
Hay éxodos en la vida y a mí me tocó. Dejé mi tierra natal hace 12 años para instalarme en Lima, Capital del Perú, mi país.
En el mes de Junio, hace cuatro años visité un Asilo donde había más de un centenar de adultos mayores. Fui acompañada de 30 adolescentes. Mi objetivo era sensibilizarlos frente a esta realidad y que tomaran conciencia de ella, además de permitirles tener un espacio donde compartieran números artísticos, un refrigerio, recuerditos, etc.
Mis alumnos ejecutaron todo el programita preparado para esa mañana. Quiero indicar que ya tenía experiencia de hacer este tipo de visitas, pero lo había hecho siempre en Albergues Infantiles y estando en Jaén, en la cárcel. Todo iba saliendo tal y como lo había previsto. Mis alumnos ejecutando lo planificado por grupos, de tal manera que cada uno aprendiera a soltarse, a actuar haciendo gala de sus talentos y habilidades. De pronto algo sucedió. Una auxiliar se acercó trayendo a ‘alguien’ en una silla de ruedas. Y me dijo: “ Profesora, este señor quiere bailar con Ud.”. Mi padre había fallecido en Abril de ese año en mi tierra y me había prometido a mí misma guardar luto por su muerte. Este fallecimiento era el primero en mi familia, por lo tanto una experiencia muy dura, especialmente cuando ésta se produce de un momento a otro. Gracias a Dios la enfrenté con esperanza, centrando mi pensamiento en la Resurrección, pues procedo de una familia muy conectada a nuestra Iglesia: ¡La Católica!!!.
Pero volvamos a lo anterior. Dije a la auxiliar qué dice?. “Que quiere bailar con Ud.”. Miré lo que tenía frente a mí. Este hombre no tenía piernas –por eso la silla de ruedas- Su rostro estaba deformado y caía de sus labios mucha baba (sustancia pegajosa). Sus brazos y manitos no respondían a lo que él quisiera. Pero allí estaba él, extasiado, esperándome a que me decidiera a bailar. Sus movimientos eran muy extraños. Y allí también estaba yo, pensando en mi padre, en la promesa que me hice de guardarle luto. Y eso incluía no bailar.
Fueron segundos y, cual Pablo de Tarso, un rayo de luz se apoderó de mí y me transformó. Pedí a mis alumnos ¡Suban el volumen!... y ¡Bailé! Y ese día aprendí que la vida hay que vivirla entregándose a los demás, que el regalo eres tú, soy yo, que ese hombre quería bailar y quería compartir esa pieza conmigo. Esa mañana ese hombre provocó en mí el baile más bello, los movimientos más libres, recuerdo vívidamente que bailaba alrededor de su silla de ruedas, sintiéndome una chiquilla, quería hacerle sentir esa felicidad que yo sentía que venía de él . Mis alumnos aplaudían y en muchos de ellos habían lágrimas en su rostro. Terminó la pieza y ese hombre quería salir de su silla. La Auxiliar me dice quiere abrazarla en agra… No la dejé terminar porque yo había pensado lo mismo. Yo lo abracé, mis alumnos lo cargaron, él besaba mis manos. Saben? Compartió conmigo su esencia, su ser, no hubo lenguaje verbal, pero sí ese otro lenguaje que hemos olvidado muchos hoy: el lenguaje de la donación, del contacto, de la entrega.
Ese día nací nuevamente. Hoy llevo a mis alumnos a que aprendan a donarse, a que hagan ejercicios de amor, a que experimenten qué significa ser un regalo para el otro.
elena_carra@hotmail.com _________________ “Te amo, Dios mío, y mi único deseo es amarte hasta el último suspiro de mi vida. Te amo, Dios mío infinitamente amable, y prefiero morir amándote a vivir sin amarte. Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es amarte eternamente... ”
(Cura de Ars) |
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