Ver tema anterior :: Ver tema siguiente |
Autor |
Mensaje |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Mar Ene 09, 2007 1:23 pm Asunto:
La dignidad de la persona, una e inalienable.
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Herman@s:
¡Paz y bien!
Este epígrafe tiene dos propósito principales, uno que aquellos que piensan que la dignidad tiene distintos parámetros de medición sepan que esta es inalienable, intransferibe, inmutable, única y constante en cada ser humano sin poder calcular grados en ella como de mayor o menor dignidad; el segundo objetivo es probar a los que piensan que la Iglesia se cruza de brazos ante las injusticia, que reflexionen viendo lo que la Iglesia ha hecho y continua haciendo en favor de los derechos humanos comenzando por el fundamento; la dignidad. Dios les bendiga.
El Papa alerta: Se habla de derechos humanos y paz, pero se olvida su fundamento, la persona
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 1 enero 2007 (ZENIT.org).- Multitud de personas escucharon este lunes una advertencia de Benedicto XVI: “Actualmente se habla mucho de derechos humanos, pero con frecuencia se olvida que ellos necesitan un fundamento estable, no relativo, no opinable”: “la dignidad de la persona”.
Acababa de presidir en la Basílica vaticana la celebración eucarística de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios –siendo también el 1 de enero la XL Jornada Mundial de la Paz- cuando, antes de rezar el Ángelus con los peregrinos en la Plaza de San Pedro, el Papa recalcó que “el valor de la persona humana” “es la columna basilar de todo el gran edificio de la paz”.
Y respetar la dignidad de la persona “comienza por el reconocimiento y por la tutela de su derecho a vivir y a profesar libremente la propia religión”, subrayó.
“Renuevo hoy –expresó el Santo Padre- mi deseo de paz a los gobernantes y a los responsables de las naciones y de los organismos internacionales y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad”.
“Lo hago particularmente -dijo- con el Mensaje especial que preparé junto a mis colaboradores del Pontificio Consejo Justicia y Paz, y que este año tiene por tema: ‘La persona humana, corazón de la paz’”.
Insistió Benedicto XVI en el Ángelus en que tal mensaje afirma el punto esencial del “valor de la persona humana”. “Estoy profondamente convencido –había dicho momentos antes en su homilía en la Eucaristía- de que respetando a la persona se promueve la paz”.
“Frente a las amenazas a la paz, lamentablemente siempre presentes, ante las situaciones de injusticia y de violencia, que persisten en diversas regiones de la tierra, ante la permanencia de conflictos armados, frecuentemente olvidados por la gran opinión pública, y el peligro del terrorismo, que perturba la serenidad de los pueblos, se hace más necesario que nunca trabajar juntos por la paz”, expresó el Papa en la Basílica vaticana, donde se habían congregado embajadores del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.
Y es que la paz no sólo es un don, sino también una tarea, recuerda el citado Mensaje. “Don que hay que invocar con la oración, tarea que hay que llevar a cabo con valor, sin cansarse jamás”, especificó el Santo Padre en su homilía.
En este punto dirigió su pensamiento a Tierra Santa, donde nació Jesús, un lugar envuelto actualmente en el drama.
“¿Cómo no implorar con insistente oración que también a aquella región llegue cuanto antes la jornada de la paz -cuestionó-, el día en que se resuelva definitivamente el conflicto en marcha, que ya dura demasiado tiempo?”.
Y recalcó a continuación: “Un acuerdo de paz, para ser duradero, debe apoyarse en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada persona”.
“El deseo que formulo ante los representantes de las Naciones aquí presentes -añadió- es que la Comunidad internacional una sus propios esfuerzos, para que en nombre de Dios se construya un mundo donde los esenciales derechos del hombre sean respetados por todos” .
“Para que ello ocurra -aclaró- es necesario que el fundamento de tales derechos sea reconocido no en simples acuerdos humanos, sino en la naturaleza misma del hombre y en la inalienable dignidad de persona creada por Dios”.
Y es que “si los elementos constitutivos de la dignidad humana se confían a las cambiantes opiniones humanas, incluidos sus derechos, aún solemnemente proclamados, acaban por hacerse débiles y variadamente interpretables”, alertó.
A la Santísima Virgen María, Madre de Dios –cuya solemnidad se celebra el 1 de enero-, Benedicto XVI encomendó el nuevo año “que recibimos de las manos de Dios como un talento ‘precioso’ para hacer fructificar”.
Al presidir en la Basílica vaticana, la tarde del 31 de diciembre, las primeras Vísperas de esta solemnidad mariana y el “Te Deum” de acción de gracias por la conclusión del año, el Santo Padre encomendó igualmente a la “Madre de la Misericordia encarnada” “sobre todo las situaciones en las que sólo la gracia del Señor puede llevar paz, alivio, justicia”. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Pepe Incera Asiduo
Registrado: 18 Oct 2006 Mensajes: 203 Ubicación: Puebla, Mexico
|
Publicado:
Mar Ene 09, 2007 2:06 pm Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
El cristianismo es el unico sistema, que no es utopico, para alcanzar la verdadera paz y bienestar social.
NADA NI NADIE puede arrebatarnos el Amor del Padre!.
A los ojos de la Fe, nada es demasiado duro.
Somos atemorizados por fantasmas.
Las mentiras del mundo atormentan nuestras ideas.
Todos temen al fracaso.
Huimos aterrados de la pobreza,
huimos aterrados de no ser nadie.
Nos resistimos tenazmente al mensaje de Jesus.
Podria ser preso, podria pasar hambre, podria ser odiado por todos...
Pero NADA podria quitarme a mi Padre.
Estudiamos, pensamos, trabajamos, ahorramos, proponemos sistemas sociales, defendemos lo nuestro, hacemos la guerra...TEMEROSOS,
Temerosos, porque vamos solos. Lo hemos abandonado.
Seran arrancados de raiz todos los trofeos,
El dinero, el bienestar, una familia, una pareja, los hijos,
la belleza, el status social, la capacidad sexual, la capacidad fisica,
la razon, el habla, hasta la memoria de nuestros triunfos...
Paulatina o repentinamente... con la MUERTE.
Entonces, como los ancianos en los templos, cuando la vida nos arranco
todo...
Dirigiremos nuestra mirada al cielo...
Sedientos...
"!Padre! He pecado contra el Cielo y contra Ti,
No merezco ser llamado hijo tuyo,
Recibime como uno de tus trabajadores..."
Mirararemos por primera vez al Crucificado,
y veremos al Padre, hecho visible en la MAXIMA expresion de su Amor,
porque "el riesgo de Dios"...
porque su hijo prodigo,
porque su hijo amado, se fue.
Pueden preguntarme:
¿Entonces tu que esperas de la vida?
El dia en que El decida arrebatarme a su presencia. No me interesa nada mas.
No me interesan los bienes,
no me interesa la belleza,
no me interesa la sociedad.
no me interesa quedar en la memoria de nadie.
no me interesa NO SER NADIE
Que El decida que hacer con mi voluntad.
Solo la Caridad se parece al Padre.
Solo el silencio se parece al Padre.
Despues de todo, es mi unica certeza; existo y morire.
Me dirigire al anhelado encuentro.
Me dirigire PORFIN a mi Padre.
Tantas cosas han dejado de angustiarme.
He aprendido a agradecer.
La paz es una realidad en mi vida.
Descubri mi verdadera dignidad.
Como Hijo Suyo.
HnoPP _________________ www.mcpriests.com
 |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Mar Ene 09, 2007 2:29 pm Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Hermano Pepe:
¡Paz y bien!
Muchas gracias por tu reflexión. Dios te bendiga. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Mar Ene 09, 2007 2:42 pm Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Hermana Maru:
¡Paz y bien!
Gracias por compartirnos lo que la Universidad Catolica Popular de Risaralda define como dignidad humana. Dios te bendiga. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Pepe Incera Asiduo
Registrado: 18 Oct 2006 Mensajes: 203 Ubicación: Puebla, Mexico
|
Publicado:
Mar Ene 09, 2007 3:24 pm Asunto:
Re: La dignidad de la persona, una e inalienable.
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Albert escribió: | Herman@s:
¡Paz y bien!
El Papa alerta: Se habla de derechos humanos y paz, pero se olvida su fundamento, la persona
Y es que “si los elementos constitutivos de la dignidad humana se confían a las cambiantes opiniones humanas, incluidos sus derechos, aún solemnemente proclamados, acaban por hacerse débiles y variadamente interpretables”, alertó.
|
Increible la profundidad, objetividad y certeza del Santo Padre.
Segun el Hombre, ¿Como se es digno?¿Cuales son los elementos que constituyen la dignidad humana?
Bienestar economico, bienestar social, bienestar fisico.
Esa ha sido la direccion que el hombre ha tomado hacia su dignidad.
Individualmente se ha manifestado como ardua preparacion academica, mucho trabajo, seguros de vida, seguros de gastos medicos, bienes materiales, belleza, etc.
Socialmente con propuestas economicas, socialismo, capitalismo, derechos humanos, leyes, crecimiento, oportunidades.
El hombre ha buscado la dignidad en el mismo.
Parece que ha errado.
Aun los maximos esfuerzos, la dignidad se aleja del panorama, y resulta cada dia mas inalcanzable.
El Hombre no esta dispuesto a buscar la dignidad en otro lugar que no sea en el mismo. En sus capacidades, en su lucha.
Nosotros sabemos, que reconocernos Hijos Amados del Padre, ha restablecido nuestra verdadera dignidad.
Solo el reflejo de nuestra dignidad readqurida, es capaz de transmitir un mensaje de esperanza a los que aun sufren en ellos mismos.
Nuestra alegria, nuestro amor, nuestro servicio desinteresado, nuestra caridad. Nuestra Paz.
Recuerdo un epigrafe con el titulo:
"Nuestra sonrisa es nuestro apostolado"
hnopp _________________ www.mcpriests.com
 |
|
Volver arriba |
|
 |
Fabrem Veterano
Registrado: 05 Oct 2005 Mensajes: 1226
|
Publicado:
Mar Ene 09, 2007 6:30 pm Asunto:
Re: La dignidad de la persona, una e inalienable.
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Albert, voy a dividir tu siguiente párrafo en dos, tu opinión y la del Magisterio de la Iglesia.
Albert escribió: |
Este epígrafe tiene dos propósito principales, uno que aquellos que piensan que la dignidad tiene distintos parámetros de medición sepan que esta es inalienable, intransferibe, inmutable, única y constante en cada ser humano sin poder calcular grados en ella como de mayor o menor dignidad; |
La que sigue es doctrina de la Iglesia:
Albert escribió: |
....la dignidad ... es inalienable, intransferibe, *****, *** y *** en cada ser humano ; |
Y esta es opinión tuya
Albert escribió: |
.. la dignidad es... inmutable, única y constante en cada ser humano sin poder calcular grados en ella como de mayor o menor dignidad; |
Esto último es falso de toda falsedad, que la dignidad SIN MÁS, sea inmutable, única y constante.... tal cosa, así expresada, SIN NINGUN CALIFICADOR, no la vas a encontrar en los documentos de la Iglesia.
Según la dotrina de la Iglesia, la que es única, constante e inmutable es la dignidad fundamental de haber sido regenerados en Cristo, pero no la dignidad sin más, porque, por supuesto que la Madre Teresa es más digna, sin más, que tú. ¿tú lo dudas? Yo no, para nada!
A ver si lo puedes decir: "Yo soy igualmente digno en todo sentido que la Madre Teresa!" A ver... dilo.
Aunque, por supuesto, hasta tú y yo somos igualmente dignos que la Madre Teresa únicamente en el aspecto fundamental de que fuimos regenerados en Cristo, que es lo que dice nuestra Doctrina, y no es lo que tú dices.
Lee tus textos y lee los del Canon 208, y si no miras la diferencia, no hay nada que yo pueda hacer. No puedo sujetarte por el cuello y sostenerte hasta que veas que no son iguales ni los textos ni las ideas.
Pero como esto es tan pero tan pero tan evidente ante la evidencia objetiva de los textos mismos, que no haría más que repetir lo que digo si te niegas a entenderlo... así que creo que lo que haría es copiar y pegar este texto tantas veces co mo haga falta.
El problema es que el discurso igualitario plano, que niega los méritos individuales y los efectos del uso de la libertad en el individuo, no es cristiano y es muy peligroso, y ha estado en la base de todos los proyectos dictatoriales de la historia.
Por supuesto que unos pueden ser más dignos que otros ante Dios y ante los hombres.
La dignidad que es la misma ante Dios y ante los hombres es la dignidad fundamental de haber sido regenerados en Cristo, que es lo que dice la Iglesia y no es lo que tú dices, porque hablas de una dignidad sin calificativos.... es que ya no sé cómo decírtelo.... pero bueno....
La Iglesia reconoce la libertad inidividual, que es real, y no es enemiga de la justicia, y hace a cada individuo realmente único.... salvo en lo fundamental que comparte con toda la especie humana o en lo fundamental que comparte con todos los miembros de la Iglesia, si es parte de la Iglesia, y que es la base objetiva de sus derechos inalienables.
Es que los miembros de la Iglesia no somos como muñecos iguales indistintos, salidos de procesos en serie, sino que respondemos con diferente generosidad libre a un mismo llamado que nos pide que seamos perfectos como el Padre es Perfecto.
Por supuesto que el Padre Pío es más digno yo, y por supuesto que es igual que yo en que ambos somos hijos de Dios. La igualdad sólo puede ser calificada, con criterios o parámetros, de lo contrario no habría individuos reales, independientes, siendo cada uno, pero cada uno sujeto de derechos.
La igualdad sin más niega la individualidad, y por lo tanto arriesga los derechos individuales, que es lo que ha pasado en los proyectos dictatoriales, en donde el único sujeto es la especie, y los individuos son accesorios y prescindibles.
Ni la vida ni la honestidad ni la santidad ni la santidad ni la bondad ni ninguna cualidad, virtud o calificativo humano concreto son iguales inmutables y constantes entre todos los individuos, como sugiere Albert... ni siquiera en un individuo mismo.... salvo su parte fundamental, que por ser fundamento, no cambia.... que es lo que dice la doctrina de la Iglesia.
Digamos nuestras opiniones, tenemos derecho a ello, y su uso es fértil y bendito, pero no es correcto -sino puede ser perjudicial- sostener que una opinión de uno, por muy noble y sublime que la parezca a uno, es lo que dice el Evangelio o el Magisterio, especialmente si esa idea concreta no aparece ni en el Evangelio ni en el Magisterio. Este ya es otro terreno y es peligroso.
Escriban todo lo que quieran de la dignidad humana, que yo lo suscribo todo, todito, menos que es igual, sin más, en todos los individuos en tanto que individuos, porque Benedicto XVI es más digno en todos los sentidos por encima del fundamental que todos nosotros, ante Dios y ante los hombres.
Y quien diga "yo soy igualmente digno en todo sentido que Su Santidad Benedcito XVI", pues con toda su buena voluntad, algo no ha entendido de las enseñanzas de la Iglesia. |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Mar Ene 09, 2007 8:54 pm Asunto:
Re: La dignidad de la persona, una e inalienable.
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Hermano Fabrem:
¡Paz y bien!
Fabrem escribió: | Albert, voy a dividir tu siguiente párrafo en dos, tu opinión y la del Magisterio de la Iglesia.
Albert escribió: |
Este epígrafe tiene dos propósito principales, uno que aquellos que piensan que la dignidad tiene distintos parámetros de medición sepan que esta es inalienable, intransferibe, inmutable, única y constante en cada ser humano sin poder calcular grados en ella como de mayor o menor dignidad; |
La que sigue es doctrina de la Iglesia:
Albert escribió: |
....la dignidad ... es inalienable, intransferibe, *****, *** y *** en cada ser humano ; |
Y esta es opinión tuya
Albert escribió: |
.. la dignidad es... inmutable, única y constante en cada ser humano sin poder calcular grados en ella como de mayor o menor dignidad; |
Esto último es falso de toda falsedad, que la dignidad SIN MÁS, sea inmutable, única y constante.... tal cosa, así expresada, SIN NINGUN CALIFICADOR, no la vas a encontrar en los documentos de la Iglesia. |
Hermano, tu problema es que piensas que existen distintas definiciones de dignidad, y eso si que es falso de toda falsedad. Solo existe una dignidad en el ser humano; una. No encontrarás ningún documento del Magisterio que te de más de una definición de dignidad. Por lo que ese "sin más", es una simple proposición tuya de que dignidad debe llevar algún otro calificador.
Fabrem escribió: | Según la dotrina de la Iglesia, la que es única, constante e inmutable es la dignidad fundamental de haber sido regenerados en Cristo, pero no la dignidad sin más, porque, por supuesto que la Madre Teresa es más digna, sin más, que tú. ¿tú lo dudas? Yo no, para nada! |
Pues lamento llevarte la contraria pero dignidad fundamental y dignidad sin más como tu le llamas es lo mismo. Y no, la Madre Teresa no tiene más dignidad que yo, ni que tu. Todos poseemos la misma dignidad.
Fabrem escribió: | A ver si lo puedes decir: "Yo soy igualmente digno en todo sentido que la Madre Teresa!" A ver... dilo. |
Ya lo dije. ¿quieres que lo repita? Que ella tenga mayor santidad, mayor espiritualidad, mayor mansedumbre, más experiencia, mas humildad y un largo excetera de superioridades en comparación a mi miserable vida no la hace más digna que Yo ante Dios, punto.
Fabrem escribió: | Aunque, por supuesto, hasta tú y yo somos igualmente dignos que la Madre Teresa únicamente en el aspecto fundamental de que fuimos regenerados en Cristo, que es lo que dice nuestra Doctrina, y no es lo que tú dices. |
Hermano cuando me muestres que existen más definiciones de dignidad, que ésta se divide por grados y que solo en la fundamentalidad de regeneración por Cristo o por la condición de hijos de Dios somos igualmente dignos, pero que en "otros aspectos" de la dignidad no, y lo hagas con documentos del Magisterio, entonces y solo entonces creeré que tu opinión tiene fundamento magisterial, de lo contrario, es solo tu opinión.
Fabrem escribió: | Lee tus textos y lee los del Canon 208, y si no miras la diferencia, no hay nada que yo pueda hacer. No puedo sujetarte por el cuello y sostenerte hasta que veas que no son iguales ni los textos ni las ideas. |
Por que no lees tu el canon 212 y me dices si no es consecuente con lo que expreso. Te aseguro que no te tomeré del cuello :wink:
Fabrem escribió: | Pero como esto es tan pero tan pero tan evidente ante la evidencia objetiva de los textos mismos, que no haría más que repetir lo que digo si te niegas a entenderlo... así que creo que lo que haría es copiar y pegar este texto tantas veces co mo haga falta. |
Pues que lamentable esto no me prueba nada, solo tu terquedad, y perdona la franqueza, de querer poner "apellidos", "calificativos" y "grados" a la dignidad lo cual no se fundamenta ni en el canon 208 ni en ningún documento del Magisterio.
Fabrem escribió: | El problema es que el discurso igualitario plano, que niega los méritos individuales y los efectos del uso de la libertad en el individuo, no es cristiano y es muy peligroso, y ha estado en la base de todos los proyectos dictatoriales de la historia. |
Nunca he negado los méritos individuales ni los efectos de la libertad en el individuo lo que niego tajantemente hasta que pruebes lo contrario con un documento del Magisterio, es que esos méritos y efectos aumenten en algo a la dignidad o cambien su "calificativo". Cosa que veo imposible.
Fabrem escribió: | Por supuesto que unos pueden ser más dignos que otros ante Dios y ante los hombres. |
Falso.
Fabrem escribió: | La dignidad que es la misma ante Dios y ante los hombres es la dignidad fundamental de haber sido regenerados en Cristo, que es lo que dice la Iglesia y no es lo que tú dices, porque hablas de una dignidad sin calificativos.... es que ya no sé cómo decírtelo.... pero bueno.... |
Soy yo quien se cansa de hacerte ver que la dignidad es una sola, no hay más, tu me muestras una de las causas de ser dignos, del mismo modo yo te muestro en este documento que esa única dignidad es inmutable, ¿sabes lo que significa inmutable? Debo advertitirte como ya lo hizo el Santo Padre que: “si los elementos constitutivos de la dignidad humana se confían a las cambiantes opiniones humanas, incluidos sus derechos, aún solemnemente proclamados, acaban por hacerse débiles y variadamente interpretables” ¿Entiendes esas palabras? Significa hermano, que no podemos pensar en la dignidad como una interpretación enmarcada en los criterios humanos y los factores que la forman o causan.
Fabrem escribió: | La Iglesia reconoce la libertad inidividual, que es real, y no es enemiga de la justicia, y hace a cada individuo realmente único.... salvo en lo fundamental que comparte con toda la especie humana o en lo fundamental que comparte con todos los miembros de la Iglesia, si es parte de la Iglesia, y que es la base objetiva de sus derechos inalienables. |
Hermano pero tu problema es que confundes esa libertad individual con dignidad y no es su sinónimo sino parte de ella. La dignidad es una condición especial que reviste todo ser humano por el hecho de serlo. No es transferible ni mutable ni cambiante. Eres ser humano o no lo eres, pero no puedes ser más ser humano que otro. Entiéndelo.
Fabrem escribió: | Es que los miembros de la Iglesia no somos como muñecos iguales indistintos, salidos de procesos en serie, sino que respondemos con diferente generosidad libre a un mismo llamado que nos pide que seamos perfectos como el Padre es Perfecto. |
Pero tenemos en común una misma dignidad que nos hace seres humanos nacidos del Padre, pero tu te encierras en la secularidad de las cosas cambiando la significancia de la palabra dignidad, solo para darle calificativos humanos, lo que el Santo Padre advierte de error. Lee con calma la definición que Maru nos comparte de la Universidad Catolica Popular de Risaralda sobre lo que es dignidad y dime si vez grados de dignidad o caligficativos de dignidad en tal definición. Por favor, ¿puedes hacerlo?
Fabrem escribió: | Por supuesto que el Padre Pío es más digno yo, y por supuesto que es igual que yo en que ambos somos hijos de Dios. La igualdad sólo puede ser calificada, con criterios o parámetros, de lo contrario no habría individuos reales, independientes, siendo cada uno, pero cada uno sujeto de derechos. |
Decir eso podría incluso caer en herejía hermano, nadie tiene mayor capacidad de Dios que otro. Todos tenemos la "misma estatura ante Dios", todos somos capaces de Dios. Todos ni unos más y otros menos. De hecho el Catacismo así lo expresa en el numeral 27:
27 El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer hacia sí al hombre, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar:
La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. El hombre es invitado al diálogo con Dios desde su nacimiento; pues no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado siempre por amor; y no vive plenamente según la verdad si no reconoce libremente aquel amor y se entrega a su Creador (GS 19,1).
Fabrem escribió: | La igualdad sin más niega la individualidad, y por lo tanto arriesga los derechos individuales, que es lo que ha pasado en los proyectos dictatoriales, en donde el único sujeto es la especie, y los individuos son accesorios y prescindibles. |
Vuelves a confundir dignidad con igualdad, la igualdad es un artibuto que parte de la dignidad no es su sinónimo. La dignidad lo que busca es retribuir en gracia lo que en gracia nos fue dado y mantener por esa dignidad la unión intima y vital con Dios. Pero la individualidad y la libertad propias del ser humano pueden poner en peligro esa relación tal como lo vemos en el numeral 29 del Catecismo:
29 Pero esta "unión íntima y vital con Dios" (GS 19,1) puede ser olvidada, desconocida e incluso rechazada explícitamente por el hombre. Tales actitudes pueden tener orígenes muy diversos (cf. GS 19-21): la rebelión contra el mal en el mundo, la ignorancia o la indiferencia religiosas, los afanes del mundo y de las riquezas (cf. Mt 13,22), el mal ejemplo de los creyentes, las corrientes del pensamiento hostiles a la religión, y finalmente esa actitud del hombre pecador que, por miedo, se oculta de Dios (cf. Gn 3,8-10) y huye ante su llamada (cf. Jon 1,3).
Fabrem escribió: | Ni la vida ni la honestidad ni la santidad ni la santidad ni la bondad ni ninguna cualidad, virtud o calificativo humano concreto son iguales inmutables y constantes entre todos los individuos, como sugiere Albert... ni siquiera en un individuo mismo.... salvo su parte fundamental, que por ser fundamento, no cambia.... que es lo que dice la doctrina de la Iglesia. |
¿Podrías copiar y pegar donde dije que esos atributos son inmutables en todo ser humano?
Fabrem escribió: | Digamos nuestras opiniones, tenemos derecho a ello, y su uso es fértil y bendito, pero no es correcto -sino puede ser perjudicial- sostener que una opinión de uno, por muy noble y sublime que la parezca a uno, es lo que dice el Evangelio o el Magisterio, especialmente si esa idea concreta no aparece ni en el Evangelio ni en el Magisterio. Este ya es otro terreno y es peligroso. |
Así, es. Por tanto en virtud de tu acusación es tu deber mostrar donde lo que he dicho se contrapone al Magisterio, yo acabo de citar el Catecismo y en otra ocasión cite el CDC, y este epígrafe inicia con expresiones del Papa, en las cuales se evidencia mi posición, tu solo te fundamentas en el canon 208 que por cierto no dice lo que tu expresas. De hecho en la Carta de Derecho de los Católicos de la Iglesia, la interpretación que se le da a ese canon es consecuente con lo que yo propongo. Míralo aquí:
Es fundamental en ésta Carta, el principio de que todos los católicos son radicalmente iguales. El Canon 208 del Nuevo Código de Derecho Canònico dice: “Por su regeneración en Cristo, se da entre todos les fieles, una veradadera igualidad en cuanto a la dignidad y acción, en virtud de la cual todos, según su propia condición y oficio, cooperan a la edificación del Cuerpo de Cristo”. En otras palabras, la igualidad que se da entre todos los católicos se origina en la creencia en un único Señor, en una única fe, en un único llamado y en una sola iniciación sacramental. Por tanto, los derechos e igualdades no puenden ser aminorados por los diferentes dones, carismas y funciones de los miembros de la Iglesia. Cristo ha deshecho todas la divisiones, “...ya no hay judío, ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer” (Gálatas 3, 28). Así, de este modo, ya que todos son igualmente amados por Dios, no debe limitarse la habilitad de cada uno a responder al llamado de Dios y a actualizar sus capaciliades dentro de la communidiad de la Iglesia por motivos de raza, edad, nacionalidad, sexo, orientación sexual, estado de vida, posición o condición social.
Fabrem escribió: | Escriban todo lo que quieran de la dignidad humana, que yo lo suscribo todo, todito, menos que es igual, sin más, en todos los individuos en tanto que individuos, porque Benedicto XVI es más digno en todos los sentidos por encima del fundamental que todos nosotros, ante Dios y ante los hombres. |
Hermano, yo no solo escribo sino que fundamento lo que escribo, tu solo te basas en tu interpretación erronea del canon 208, te he mostrado lo que enseña la Iglesia incluso en la Carta de Derechos de los Católicos de la Iglesia, ¿crees tu que si esa igualdad de la que hablo no estuviera fundamentada en la Doctrina, lo mensionaría la carta?
Fabrem escribió: | Y quien diga "yo soy igualmente digno en todo sentido que Su Santidad Benedcito XVI", pues con toda su buena voluntad, algo no ha entendido de las enseñanzas de la Iglesia. |
Creo que es otro el que no ha entendido que "los derechos e igualdades no puenden ser aminorados por los diferentes dones, carismas y funciones de los miembros de la Iglesia", hermano aunque te cueste creerlo, el Papa no tiene más dignidad que tu. Pero tal vez quienes escribieron esa Carta no han entendido las enseñanzas de la Iglesia. Dios te bendiga. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Fabrem Veterano
Registrado: 05 Oct 2005 Mensajes: 1226
|
Publicado:
Sab Ene 13, 2007 9:53 pm Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
La dignidad ni es igual para todos segùn cualquier paràmetro y medida ni es constante ni en todos, ni siquiera en un solo individuo, y son innumerables los textos de la doctrina que aclaran esto.
Sòlo voy a poner UN ejemplo de interpretaciòn ortodoxa de la Escritura de los innumerables que hay, basado en la Suma Teològica de Santo Tomàs, que puede ayudar a dilucidar esta cuestiòn que se ha obscurecido por las presentaciòn de algunas opiniones particulares que, siendo respetables, no representan las posiciones fundamentales del Magisterio.
Cita: | . Q89 Art 3
¿Restituye la penitencia al hombre en su precedente dignidad?
Respondo: El hombre pierde por el pecado dos tipos de dignidad. Una, principal, por la que era contado entre los hijos de Dios (Sab 5,5) por la gracia. Una dignidad que recupera por la penitencia. Esto queda ilustrado en Lc 15,22 en la parábola del hijo pródigo, a quien después de su arrepentimiento el padre mandó que se le restituyeran la mejor túnica, el anillo y las sandalias. La otra es secundaria, o sea, la inocencia, de la que se gloriaba el hijo mayor, en el mismo pasaje (v.29), diciendo: En tantos años como vengo sirviéndote nunca quebranté un mandato tuyo. Esta dignidad el penitente ya no la puede recuperar. Sin embargo, recupera alguna vez algo mejor. Porque, como dice San Gregorio en su Homilía De centum ovibus, los que meditan su alejamiento de Dios compensan los daños anteriores con las ganancias posteriores. Hay más alegría por ellos en el cielo, porque también el jefe ama más en la batalla al soldado que, después de haber huido, ataca fuertemente al enemigo, que a quien nunca dio la espalda, pero nunca atacó con valentía.
Además, un hombre pierde por el pecado la dignidad eclesiástica haciéndose indigno de ejercer los ministerios anejos a esta dignidad. Pues bien, está prohibido recuperar esta dignidad en los casos siguientes:
1 ° Cuando no hacen penitencia ...
2.° Cuando son negligentes en hacer penitencia...
3.° Cuando se comete un pecado que lleva adjunta una irregularidad...
4.° Cuando hay escándalo... |
Bueno, sòlo escribo otro de la Cuestiòn 103 de la Summa Theologiae
Cita: | ...De ahí el que a tales personas se las llame también «padres» por la semejanza del cargo que desempeñan: y así, en el libro 4 Re 5,13 dicen a Naamán sus siervos: Padre, si el profeta te hubiera mandado algo difícil, etc. Por tanto, así como en la religión, por la que damos culto a Dios, va implícita en cierto grado la piedad por la que se honra a los padres, así se incluye también en la piedad la observancia, por la cual se respeta y honra a las personas constituidas en dignidad. |
El Canon 208 no niega la dignidad sacerdotal adicional ni afirma que la dignidad de un Sacerdote sea igual en todo sentido que la de un laico sino que llama la atenciòn sobre otra dignidad fundamental, la de la generaciòn en Cristo segùn la cual todos somos iguales en dignidad y en acciòn, pero no dice que todos seamos iguales segùn cualquier paràmetro, medida, que la dignidad es constante, etc. etc. porque esta no es enseñanza del Magisterio ni lo dice el Evangelio por ningìun lado, posiblemente porque el discurso igualitario es en detrimento de la libertad y la individualidad real de cada uno ante Dios.
El Canon 208 sòlo habla de la dignidad fundamental, que no es la ùnica dignidad ni la ùnica manifestaciòn posible individual de la dignidad.
El punto que es necesario que no quede oscurecido por el discurso igualitario es que no todos somos igualmente dignos ni ante Dios ni ante los hombres, aunque todos los generados en Cristo poseemos igual dignidad segùn 'ese' criterio o paràmetro fundamental especìfico, que no es el ùnico criterio ni paràmetro de la dignidad humana total, para lo cual debe bastar el ejemplo de la 'dignidad eclesiàstica' que es dignidad de verdad y no es igual en todos. |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Dom Ene 14, 2007 12:26 am Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Hermano Fabrem:
¡Paz y bien!
Hermano, tu aporte no evidencia grados de dignidad, no en la única dignidad que te viene por gracia de Dios. Esa hermano es una sola e inmutable. Las demás "dignidades" son consecuentes con lo que el hombre hace, su posición, educasión, su integridad, etc, y en nada aumentan o disminuyen la única dignidad pues no le vienen al hombre por gracia divina sino por la constante intención humana de crear diferencia entre los hombres. La Suma Teologica, por más que busques, no evidenciará que la dignidad del hombre que le llega por gracia divina sea inmutable. Dios te bendiga. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Javier GLC Constante
Registrado: 03 Sep 2006 Mensajes: 541
|
Publicado:
Dom Ene 14, 2007 1:30 am Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Tal vez el título de este tema podría ser:
La dignidad de la persona por gracia divina, una e inmutable.
Ahora el problema para la Iglesia sería: ¿Cómo llegar a los sectores de la sociedad no creyentes para que entiendan este concepto?
Me parece que habrán uno que otro por ahí que no querrá tomarse el tiempo de asimilar esta información porque "viene de la Iglesia", aunque en realidad el concepto de dignidad que se analiza acá sea inherente a su condición humana, ya que todos TODOS queremos un trato digno para sí mismos, y se debería entender que parte de obtener este trato digno implica procurarlo hacia el prójimo. Consecuentemente, donde se debe actuar en primera instancia es en defender la participación de la Iglesia en el ámbito civil, en el quehacer social, donde los sectores laicistas no desean permitir la presencia de la iglesia. ¿Cómo hacer eso? Claro está que con Dios todo se puede, pero para eso está el orden que se tiene en la Iglesia, pregunto por el modo de hacerlo.
Gracias por sus aportes hermanos Albert y fabrem, que me ayudaron a disipar unos preconceptos que obtuve cuando iba creciendo y los llevaba hasta el día de hoy.
Que la paz de Dios les siga acompañando, y gracias por leer todo.
Javi |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Dom Ene 14, 2007 1:42 am Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Hermano Fabrem:
¡Paz y bien!
Ya que hablamos de santo Tomás de Aquino, veamos lo que Juan Pablo II Magno dijo relacionado a él y su visión filosófica de la dignidad en su discurso a los profesores y alumnos de la Pontificia Universidad de Santo Tomas de Aquino, de Roma el 17 de noviembre de 1979. Dios te bendiga.
La filosofía de Santo Tomás merece estudio atento y aceptación convencida por parte de la juventud de nuestro tiempo por su espíritu de apertura y de universalismo, características que es difícil encontrar en muchas corrientes del pensamiento contemporáneo. Se trata de la apertura al conjunto de la realidad en todas sus partes y dimensiones, sin reducciones o particularismos (sin absolutismos de un aspecto determinado) tal como lo exige la inteligencia en nombre de la verdad objetiva e integral concerniente a la realidad. Apertura esta que es también una significativa note distintiva de la fe cristiana, de la que es signo específico la catolicidad. Esta apertura tiene su fundamento y su fuente en el hecho de que la filosofía de Santo Tomas es filosofía del ser, esto es, del "actus essendi", cuyo valor trascendental es el camino mas directo para elevarse al conocimiento del Ser subsistente y Acto puro, que es Dios. Por este motivo, esta filosofía podría ser llamada incluso filosofía de la proclamación del ser, canto en honor de lo existente.
De esta proclamación del ser, la filosofía de Santo Tomas saca su capacidad de acoger y de «afirmar» todo lo que aparece ante el entendimiento humano (el dato de experiencia en el sentido mas amplio) como existente determinado en toda la riqueza inagotable de su contenido, deduce, en particular, la capacidad de acoger y de «afirmar» ese «ser» que está en disposición de conocerse a sí mismo, de maravillarse en sí y, sobre todo, de decidir de sí y de forjar la propia historia irrepetible... En este «ser», en su dignidad, piensa Santo Tomás cuando habla del hombre como de algo que es «perfectissimum in tote natura» (S. Th. I q.29 1 . 3 ), una «persona» , para la que él pide una atención específica y excepcional. Así está dicho lo esencial acerca de la dignidad del ser humano, aun cuando todavía queda mucho por indagar en este campo con la ayuda de las reflexiones mismas ofrecidas por las corrientes filosóficas contemporáneas.
Cristo y el hombre
9. En realidad, Santo Tomas ha sabido iluminar con su «ratio fide illustrata» (CONC. VATICANO I, Const. dogm. Dei Filius c.4: DS 3016) también los problemas referentes al Verbo encarnado, «Salvador de todos los hombres» (Prólogo de la tercera parte dela Summa Theologica). Son los problemas a los que he aludido en mi primera Encíclica, "Redemptor hominis", donde he presentado a Cristo como «Redentor del hombre y del mundo, centro del cosmos y de la historia... camino principal de la Iglesia» para volver «hacia la casa del Padre» (n.1,8,13). Este es un tema de primerísimo orden para la vida de la Iglesia y para ea ciencia cristiana. ¿Acaso no es la cristología el fundamento y la condición primera para la elaboración de una antropología mas completa, según las exigencias de nuestros tiempos? Efectivamente, no debemos olvidar que sólo Cristo «revela plenamente el hombre al hombre» (cf. Const. past. Gaudium et spes, 22).
Santo Tomás ha inundado, además, con la luz racional, purificada y sublimada por la fe, los problemas concernientes al hombre: su naturaleza, creada a imagen y semejanza de Dios; su personalidad, digna de respeto desde el primer instante de su concepción; el destino sobrenatural del hombre en la visión beatífica de Dios Uno y Trino. En este punto debemos a Santo Tomas una definición precisa y siempre válida de aquello en lo que consiste la grandeza sustancial del hombre: «ipse est sibi providens» (cf. Contra gentes III 81).
El hombre es señor de si mismo, puede proveer por sí y proyectar el propio destino. Sin embargo, este hecho, considerado en si mismo, no decide todavía sobre la grandeza del hombre y no garantiza la plenitud de su autorrealización personal. Solamente es decisivo el hecho de que el hombre se someta en su actuar a la verdad, que el no determine, sino que sólo la descubre en la naturaleza y que se le ha dado junto con el ser. Dios es quien pone la realidad como creador, y la manifiesta aun mejor como revelador en Jesucristo y en su Iglesia. El Concilio Vaticano II, calificando esta autoprovidencia del hombre «sub ratione veri. con el nombre de ministerio real (munus regale), toca en su profundidad esta intuición.
Esta es la doctrina que me he propuesto plantear de nuevo y poner al día en la Encíclica Redemptor hominis, señalando en el hombre «el camino primero y fundamental de la Iglesia» (n. 14).
_________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Javier GLC Constante
Registrado: 03 Sep 2006 Mensajes: 541
|
Publicado:
Dom Ene 14, 2007 1:45 am Asunto:
Corrección
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
En realidad quise sugerir el título de tema:
Ls dignidad de la persona por gracia divina, una e inalienable.
G'day!  |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Mie Ene 17, 2007 1:55 pm Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Hermano Fabrem:
¡Paz y bien!
Lo subo por si no lo habías leído. Dios te bendiga.
Albert escribió: | Hermano Fabrem:
¡Paz y bien!
Ya que hablamos de santo Tomás de Aquino, veamos lo que Juan Pablo II Magno dijo relacionado a él y su visión filosófica de la dignidad en su discurso a los profesores y alumnos de la Pontificia Universidad de Santo Tomas de Aquino, de Roma el 17 de noviembre de 1979. Dios te bendiga.
La filosofía de Santo Tomás merece estudio atento y aceptación convencida por parte de la juventud de nuestro tiempo por su espíritu de apertura y de universalismo, características que es difícil encontrar en muchas corrientes del pensamiento contemporáneo. Se trata de la apertura al conjunto de la realidad en todas sus partes y dimensiones, sin reducciones o particularismos (sin absolutismos de un aspecto determinado) tal como lo exige la inteligencia en nombre de la verdad objetiva e integral concerniente a la realidad. Apertura esta que es también una significativa note distintiva de la fe cristiana, de la que es signo específico la catolicidad. Esta apertura tiene su fundamento y su fuente en el hecho de que la filosofía de Santo Tomas es filosofía del ser, esto es, del "actus essendi", cuyo valor trascendental es el camino mas directo para elevarse al conocimiento del Ser subsistente y Acto puro, que es Dios. Por este motivo, esta filosofía podría ser llamada incluso filosofía de la proclamación del ser, canto en honor de lo existente.
De esta proclamación del ser, la filosofía de Santo Tomas saca su capacidad de acoger y de «afirmar» todo lo que aparece ante el entendimiento humano (el dato de experiencia en el sentido mas amplio) como existente determinado en toda la riqueza inagotable de su contenido, deduce, en particular, la capacidad de acoger y de «afirmar» ese «ser» que está en disposición de conocerse a sí mismo, de maravillarse en sí y, sobre todo, de decidir de sí y de forjar la propia historia irrepetible... En este «ser», en su dignidad, piensa Santo Tomás cuando habla del hombre como de algo que es «perfectissimum in tote natura» (S. Th. I q.29 1 . 3 ), una «persona» , para la que él pide una atención específica y excepcional. Así está dicho lo esencial acerca de la dignidad del ser humano, aun cuando todavía queda mucho por indagar en este campo con la ayuda de las reflexiones mismas ofrecidas por las corrientes filosóficas contemporáneas.
Cristo y el hombre
9. En realidad, Santo Tomas ha sabido iluminar con su «ratio fide illustrata» (CONC. VATICANO I, Const. dogm. Dei Filius c.4: DS 3016) también los problemas referentes al Verbo encarnado, «Salvador de todos los hombres» (Prólogo de la tercera parte dela Summa Theologica). Son los problemas a los que he aludido en mi primera Encíclica, "Redemptor hominis", donde he presentado a Cristo como «Redentor del hombre y del mundo, centro del cosmos y de la historia... camino principal de la Iglesia» para volver «hacia la casa del Padre» (n.1,8,13). Este es un tema de primerísimo orden para la vida de la Iglesia y para ea ciencia cristiana. ¿Acaso no es la cristología el fundamento y la condición primera para la elaboración de una antropología mas completa, según las exigencias de nuestros tiempos? Efectivamente, no debemos olvidar que sólo Cristo «revela plenamente el hombre al hombre» (cf. Const. past. Gaudium et spes, 22).
Santo Tomás ha inundado, además, con la luz racional, purificada y sublimada por la fe, los problemas concernientes al hombre: su naturaleza, creada a imagen y semejanza de Dios; su personalidad, digna de respeto desde el primer instante de su concepción; el destino sobrenatural del hombre en la visión beatífica de Dios Uno y Trino. En este punto debemos a Santo Tomas una definición precisa y siempre válida de aquello en lo que consiste la grandeza sustancial del hombre: «ipse est sibi providens» (cf. Contra gentes III 81).
El hombre es señor de si mismo, puede proveer por sí y proyectar el propio destino. Sin embargo, este hecho, considerado en si mismo, no decide todavía sobre la grandeza del hombre y no garantiza la plenitud de su autorrealización personal. Solamente es decisivo el hecho de que el hombre se someta en su actuar a la verdad, que el no determine, sino que sólo la descubre en la naturaleza y que se le ha dado junto con el ser. Dios es quien pone la realidad como creador, y la manifiesta aun mejor como revelador en Jesucristo y en su Iglesia. El Concilio Vaticano II, calificando esta autoprovidencia del hombre «sub ratione veri. con el nombre de ministerio real (munus regale), toca en su profundidad esta intuición.
Esta es la doctrina que me he propuesto plantear de nuevo y poner al día en la Encíclica Redemptor hominis, señalando en el hombre «el camino primero y fundamental de la Iglesia» (n. 14).
|
_________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Mie Ene 17, 2007 2:19 pm Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Herman@s:
¡Paz y bien!
Continuando con el tema, les incluyo parte de la Encíclica Redemptor Homis del 4 de marzo de 1979, en la que Juan Pablo II Magno abarca el tema de la dignidad humana.
13. Cristo se ha unido a todo hombre
Cuando, a través de la experiencia de la familia humana que aumenta continuamente a ritmo acelerado, penetramos en el misterio de Jesucristo, comprendemos con mayor claridad que, en la base de todos estos caminos a lo largo de los cuales en conformidad con las sabias indicaciones del Pontífice Pablo VI (86) debe proseguir la Iglesia de nuestro tiempo, hay un solo camino: es el camino experimentado desde hace siglos y es al mismo tiempo el camino del futuro. Cristo Señor ha indicado estos caminos sobre todo cuando- como enseña el Concilio- « mediante la encarnación el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a todo hombre ». (87) La Iglesia divisa por tanto su cometido fundamental en lograr que tal unión pueda actuarse y renovarse continuamente. La Iglesia desea servir a este único fin: que todo hombre pueda encontrar a Cristo, para que Cristo pueda recorrer con cada uno el camino de la vida, con la potencia de la verdad acerca del hombre y del mundo, contenida en el misterio de la Encarnación y de la Redención, con la potencia del amor que irradia de ella. En el trasfondo de procesos siempre crecientes en la historia, que en nuestra época parecen fructificar de manera particular en el ámbito de varios sistemas, concepciones ideológicas del mundo y regímenes, Jesucristo se hace en cierto modo nuevamente presente, a pesar de todas sus aparentes ausencias, a pesar de todas las limitaciones de la presencia o de la actividad institucional de la Iglesia. Jesucristo se hace presente con la potencia de la verdad y del amor, que se han manifestado en Él como plenitud única e irrepetible, por más que su vida en la tierra fuese breve y más breve aún su actividad pública.
Jesucristo es el camino principal de la Iglesia. Él mismo es nuestro camino « hacia la casa del Padre » (88) y es también el camino hacia cada hombre. En este camino que conduce de Cristo al hombre, en este camino por el que Cristo se une a todo hombre, la Iglesia no puede ser detenida por nadie. Esta es la exigencia del bien temporal y del bien eterno del hombre. La Iglesia, en consideración de Cristo y en razón del misterio, que constituye la vida de la Iglesia misma, no puede permanecer insensible a todo lo que sirve al verdadero bien del hombre, como tampoco puede permanecer indiferente a lo que lo amenaza. El Concilio Vaticano II, en diversos pasajes de sus documentos, ha expresado esta solicitud fundamental de la Iglesia, a fin de que « la vida en el mundo (sea) más conforme a la eminente dignidad del hombre », (89) en todos sus aspectos, para hacerla « cada vez más humana ». (90) Esta es la solicitud del mismo Cristo, el buen Pastor de todos los hombres. En nombre de tal solicitud, como leemos en la Constitución pastoral del Concilio, « la Iglesia que por razón de su ministerio y de su competencia, de ninguna manera se confunde con la comunidad política y no está vinculada a ningún sistema político, es al mismo tiempo el signo y la salvaguardia del carácter trascendente de la persona humana ». (91)
Aquí se trata por tanto del hombre en toda su verdad, en su plena dimensión. No se trata del hombre « abstracto » sino real, del hombre « concreto », « histórico ». Se trata de « cada » hombre, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno se ha unido Cristo, para siempre, por medio de este ministerio. Todo hombre viene al mundo concebido en el seno materno, naciendo de madre y es precisamente por razón del misterio de la Redención por lo que es confiado a la solicitud de la Iglesia. Tal solicitud afecta al hombre entero y está centrada sobre él de manera del todo particular . El objeto de esta premura es el hombre en su única e irrepetible realidad humana, en la que permanece intacta la imagen y semejanza con Dios mismo. (92) El Concilio indica esto precisamente, cuando, hablando de tal semejanza, recuerda que « el hombre es en la tierra la única creatura que Dios ha querido para sí misma ». (93) El hombre tal como ha sido « querido » por Dios, tal como Él lo ha « elegido » eternamente, llamado, destinado a la gracia y a la gloria, tal es precisamente « cada » hombre, el hombre « mas concreto », el « más real »; éste es el hombre, en toda la plenitud del misterio, del que se ha hecho partícipe en Jesucristo, misterio del cual se hace partícipe cada uno de los cuatro mil millones de hombres vivientes sobre nuestro planeta, desde el momento en que es concebido en el seno de la madre.
Esta última frase, es más que elocuente, Dios por medio de su Hijo Jesucristo ve de igual modo a todos los hombres del planeta independientemente de su jerarquía, espiritualidad, poseciones, posiciones, o "dignidades humanas"; para Dios todos somos iguales por virtud de la dignidad de ser sus hijos. Dios les bendiga. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Mie Ene 17, 2007 2:39 pm Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Herman@s:
¡Paz y bien!
Veámos más de la Encíclica Redemptor Homis.
10. Dimensión humana del misterio de la Redención
El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente. Por esto precisamente, Cristo Redentor, como se ha dicho anteriormente, revela plenamente el hombre al mismo hombre. Tal es -si se puede expresar así- la dimensión humana del misterio de la Redención. En esta dimensión el hombre vuelve a encontrar la grandeza, la dignidad y el valor propios de su humanidad. En el misterio de la Redención el hombre es « confirmado » y en cierto modo es nuevamente creado. ¡El es creado de nuevo! « Ya no es judío ni griego: ya no es esclavo ni libre; no es ni hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús ». (64) El hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí mismo -no solamente según criterios y medidas del propio ser inmediatos, parciales, a veces superficiales e incluso aparentes- debe, con su inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y pecaminosidad, con su vida y con su muerte, acercarse a Cristo. Debe, por decirlo así, entrar en Él con todo su ser, debe « apropiarse » y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la Redención para encontrarse a sí mismo. Si se actúa en él este hondo proceso, entonces él da frutos no sólo de adoración a Dios, sino también de profunda maravilla de sí mismo. ¡Qué valor debe tener el hombre a los ojos del Creador, si ha « merecido tener tan grande Redentor », (65) si « Dios ha dado a su Hijo », a fin de que él, el hombre, « no muera sino que tenga la vida eterna »! (66)
En realidad, ese profundo estupor respecto al valor y a la dignidad del hombre se llama Evangelio, es decir, Buena Nueva. Se llama también cristianismo. Este estupor justifica la misión de la Iglesia en el mundo, incluso, y quizá aún más, « en el mundo contemporáneo ». Este estupor y al mismo tiempo persuasión y certeza que en su raíz profunda es la certeza de la fe, pero que de modo escondido y misterioso vivifica todo aspecto del humanismo auténtico, está estrechamente vinculado con Cristo. Él determina también su puesto, su -por así decirlo- particular derecho de ciudadanía en la historia del hombre y de la humanidad. La Iglesia que no cesa de contemplar el conjunto del misterio de Cristo, sabe con toda la certeza de la fe que la Redención llevada a cabo por medio de la Cruz, ha vuelto a dar definitivamente al hombre la dignidad y el sentido de su existencia en el mundo, sentido que había perdido en gran medida a causa del pecado. Por esta razón la Redención se ha cumplido en el misterio pascual que a través de la cruz y la muerte conduce a la resurrección.
El cometido fundamental de la Iglesia en todas las épocas y particularmente en la nuestra es dirigir la mirada del hombre, orientar la conciencia y la experiencia de toda la humanidad hacia el misterio de Cristo, ayudar a todos los hombres a tener familiaridad con la profundidad de la Redención, que se realiza en Cristo Jesús. Contemporáneamente, se toca también la más profunda obra del hombre, la esfera -queremos decir- de los corazones humanos, de las conciencias humanas y de las vicisitudes humanas.
Dios les bendiga. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Mie Ene 17, 2007 8:14 pm Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Hermano Tomas:
¡Paz y bien!
Tomas Moro escribió: | Los que crean que la moral cristiana induce fácilmente a error por un exceso de caridad conocen poco esta moral y no han reflexionado mucho sobre los dogmas fundamentales de nuestra religión.
Uno de ellos es la corrupción original del hombre y los estragos que esta corrupción produce en el entendimiento y en la voluntad. Semejante doctrina, ¿es acaso muy a propósito para inspirar demasiada confianza? Los libros sagrados, ¿no están llenos de narraciones en que resaltan la perfidia y la maldad de los hombres? La caridad nos hace amar a nuestros hermanos, pero no nos obliga a reputarlos por buenos si son malos; no nos prohibe el sospechar de ellos cuando hay justos motivos, ni nos impide el tener la cautela prudente que de suyo aconseja el conocer la miseria y la malicia del humano linaje |
Hablamos de dignidad no de caridad, ni moralidad. Tampoco hablamos del pecado que hizo perder en gran medida el sentido del ser en el hombre y lo hizo corruptible. Hablamos de la dignidad que hace al hombre igual en todo ante los ojos de Dios. Dios te bendiga. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Mie Ene 17, 2007 8:35 pm Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Herman@s:
¡Paz y bien!
Continuamos. El inciso 39 del capitulo III del Conclio Vaticano II; La actividad humana en el Universo; dice como sigue:
39. Ignoramos tanto el tiempo en que la tierra y la humanidad se consumarán (348), como la forma en que se transformará el universo. Pasa ciertamente la figura de este mundo, deformada por el pecado (349). Pero sabemos por la revelación que Dios prepara una nueva morada y una nueva tierra donde habita la justicia (350), y cuya bienaventuranza saciará y superará todos los anhelos de paz que ascienden en el corazón de los hombres (351). Entonces, vencida la muerte, los hijos de Dios serán resucitados en Cristo, y lo que se sembró en debilidad y corrupción se revestirá de incorrupción (352); y, subsistiendo la caridad y sus obras (353), serán liberadas de la esclavitud de la vanidad todas aquellas criaturas (354) que Dios creó precisamente para servir al hombre.
Y ciertamente se nos advierte que de nada sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo (355). Mas la esperanza de una nueva tierra no debe atenuar, sino más bien excitar la preocupación por perfeccionar esta tierra, en donde crece aquel Cuerpo de la nueva humanidad que puede ya ofrecer una cierta prefiguración del mundo nuevo. Por ello, aunque hay que distinguir con sumo cuidado entre el progreso temporal y el crecimiento del Reino de Cristo, el primero, en cuanto contribuye a una sociedad mejor ordenada, interesa en gran medida al Reino de Dios (356).
En efecto; los bienes todos de la dignidad humana, de la fraternidad y de la libertad, es decir, todos los buenos frutos de la naturaleza y de nuestra actividad, luego de haberlos propagado -en el Espíritu de Dios y conforme a su mandato- sobre la tierra, los volveremos a encontrar de nuevo, pero limpios de toda mancha a la vez que iluminados y transfigurados, cuando Cristo devuelva a su Padre el reino eterno y universal: reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz (357). Aquí, en la tierra, existe ya el Reino, aunque entre misterios; mas, cuando venga el Señor, llegará a su consumada perfección. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Jue Ene 18, 2007 1:02 am Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Hermana Maru:
¡Paz y bien!
Maru Courtney escribió: | Albert, veo interesante esto para el tema que estamos tratando. Dime si voy bien o me regreso.
La dignidad es UNA solamente, el ser hijos de Dios. Desgraciadamente en el vocabulario puramente humano, se ha llegado a confundir, la dignidad con los valores o con los bienes (y me refiero espirituales no economicos) que serian los "buenos frutos" ???????
Sera ese el motivo de que algunos no logran entender? |
Bueno Maru, la humanidad misma alejada de Dios pretende definir conceptos que desvirtuan la razón misma del ser humano, que viene del amor de Dios. Pues, el ser humano tiene que recibir el amor de Dios para completar su verdadero ser, no puede ser (valga la redundancia), en última y definitiva instancia, otra cosa que el amor, el amor divino. Es ese amor el que le da la dignidad al hombre. Desde ese punto de vista, la persona humana que es en primera instancia finita y no infinita, tendría primero, según un orden de naturaleza, que recibir amor para empezar a darlo y adquirirlo. No obstante, surge en la persona humana la necesidad de completarse, precisamente como persona, por ello los distintos conceptos de realización personal, que bajo este concepto podríamos conciderar como frutos. La correlación de esos frutos con el amor divino los hace buenos o malos, pero en nada aumenta o disminuye la dignidad ganada como consecuencia de ese amor.
¿Por qué? porque la necesidad fundamental del ser humano tiene su plenitud, desde el principio, por el hecho sublime de que Dios nos amó primero. Dios te bendiga. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Jue Ene 18, 2007 2:32 am Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Hermana Maru:
¡Paz y bien!
Cita: | Bendito sea Dios por darnos todo su amor y la misma Dignidad a TODOS por igual y rogamos que nos ayude a mejorar y poder dar testimonio de "Buenos Frutos" !!!!! |
¡Qué así sea!
Veámos ahora lo que dicen los Obispos de Uruguay en el 50 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos.
III. FUNDAMENTACION CRISTIANA DE LOS DERECHOS HUMANOS
3.. Las Declaraciones Universales de los Derechos Humanos en su proceso y con sus diversas expresiones específicas que conmemoramos con este cincuentenario, nos permiten profundizar desde la fe en su significado histórico como manifestación de la creciente conciencia de la dignidad intrínseca del ser humano.
Más allá de las diferentes controversias puntuales que se generaron en su elaboración y en los permanentes intentos de aplicación universal, hoy podemos alegrarnos profundamente de que ya pertenecen al más rico patrimonio de la humanidad, habiendo constituido un verdadero hito en la historia.
4. Para la Iglesia, el hecho mismo y el contenido de dichas Declaraciones tienen una significación muy grande, ya que en ellas se expresa una opción humanista fundamental, que ubica el valor de la persona humana por encima de cualquier contingencia histórica.
Este hecho, en armonía con los principios fundamentales de la fe cristiana, nos permiten valorar las Declaraciones de Derechos Humanos como un fruto genuino y relevante del camino de dignificación que la humanidad viene realizando desde sus orígenes y que necesita seguir recorriendo en su caminar en la historia.
Independientemente del proceso político de consenso que le dio origen y de los avatares que en el futuro pudiesen sufrir, las Declaraciones de Derechos Humanos ya forman parte de la conciencia humana universal y en su esencia no podrán ser abolidas jamás, ya que eso significaría la renuncia del ser humano a su propia identidad y realización. En este sentido, Dios, que se revela en Jesucristo como Padre de toda la humanidad, nos promete la asistencia de su Espíritu para que el ser humano pueda crecer en la comprensión de su propia dignidad.
5. La Iglesia reconoce, acepta y valora los procesos históricos mediante los cuales se concretaron, en diferentes momentos, aspectos diversos de los Derechos Humanos, así como también reconoce y valora los criterios jurídicos y éticos que los fundamentan.
Esta postura de la Iglesia reiterada en numerosas oportunidades, surge de su propio respeto por los Derechos Humanos. A partir de la revelación salvífica manifestada en Jesucristo, la Iglesia encuentra fundamentos teológicos profundos que avalan y sostienen la esencia y contenidos de las Declaraciones de Derechos Humanos. Desde la razón y la fe, la comunidad cristiana encuentra en ella un referente ético de primer nivel.
Así, los Obispos latinoamericanos reunidos en Santo Domingo declaraban: "La Iglesia al proclamar el evangelio de los derechos humanos, no se arroga una tarea ajena a su misión, sino por el contrario obedece al mandato de Jesucristo al hacer de la ayuda al necesitado una exigencia esencial de su misión evangelizadora".
6. Es el amor creador y salvador de Dios lo que constituye en última instancia el fundamento real de los Derechos Humanos. Dios todopoderoso, Creador y Señor del universo, por pura y libre voluntad quiso crear al ser humano, y por su misma voluntad inalienable quiso que tuviese una dignidad y unos derechos también inalienables. Dios mismo ha querido ser el fundamento y garantía de la dignidad y derechos del ser humano como expresión reveladora de su amor.
Según el relato del libro del Génesis, Dios crea al ser humano "a su imagen y semejanza" (Gn 1, 26), es decir haciéndolo partícipe de la propia dignidad divina.
El valor de la vida digna del ser humano no se desprende de su realidad histórica sino que, manifestándose en la historia, su valor se desprende de su participación en la dignidad divina desde su creación.
7. Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, es la revelación plena y definitiva del amor de Dios a los seres humanos. La encarnación divina es la expresión máxima del valor y dignidad del ser humano, ya que Dios mismo no considera indigno de sí hacerse hombre, nacer de una mujer, y compartir la historia con las demás personas.
En esta perspectiva de la fe cristiana, los Derechos Humanos tienen su fundamento en la dignidad esencial recibida de Dios en la creación y confirmada por el hecho de la encarnación de Jesucristo.
8. En la historia, Dios manifiesta un respeto total por la libertad y las opciones del ser humano. A través del Espíritu Santo, Dios invita, propone, llama, e inclusive cuestiona e interpela, pero jamás destruye la libertad humana. Y no sólo no la destruye, sino que nos salva de las esclavitudes del pecado, que hiere y disminuye la libertad, y nos revela la verdadera libertad y el camino de la liberación verdadera.
Al mismo tiempo, Dios manifiesta un respeto total por la vida de cada ser humano. No solamente no la quita arbitrariamente, sino que Dios inclusive llega a entregar su propia vida en la Cruz para dar vida abundante a los hombres.
9. A lo largo de toda la historia, Dios se presenta como garante de los derechos de los débiles, de los pobres y los oprimidos. Desde el relato de Abel y Caín (Gn 4, 1-16) donde Dios pide cuentas a Caín por la sangre derramada de Abel, hasta la parábola del juicio final (Mt 25, 31-46) donde Jesús se identifica con la suerte de los hambrientos, enfermos, o presos, Dios se revela como el protector y defensor de débiles y oprimidos frente a los poderosos.
Las promesas del Reino de Dios y la predilección del corazón de Cristo tienen como destinatarios los que sufren injustamente en la historia humana, tal como lo atestiguan las Bienaventuranzas (Mt 5, 1-12) y el Cántico de María (Lc 1, 46-55).
10. Todo hecho histórico que colabore en la dignificación y el mejoramiento de la calidad de vida de los seres humanos, especialmente de los más débiles e indefensos, constituye una respuesta positiva a la vocación fundamental que Dios realiza a todo ser humano y colabora al advenimiento pleno y definitivo del Reino de Dios
La voluntad de Dios es la vida plena y digna de todos los seres humanos a quienes ama como hijos suyos, y todo atentado contra esa vida y dignidad es una ofensa contra el amor de Dios. Así, "toda violación de los derechos humanos contradice el Plan de Dios y es pecado".
Dios les bendiga. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
Albert + Moderador

Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 27940 Ubicación: Puerto Rico
|
Publicado:
Sab Ene 20, 2007 8:41 pm Asunto:
Tema: La dignidad de la persona, una e inalienable. |
|
|
Herman@s:
¡Paz y bien!
En vista de que la finalidad de este epígrafe se cumplió, y se ha probado más allá de duda razonable lo que es dignidad, doy por terminado el mismo. Dios les bendiga. _________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS |
|
Volver arriba |
|
 |
|