Importancia de la clase de religión

[FrankE]

La antropología, la sociología, la psicología,... coinciden en indicar la existencia de un hecho natural y humano: el hecho religioso.
En la escuela, estudiábamos aquello de todos los hombres, de todos los tiempos han tenido una religión..., tan unánime es este hecho que al hombre se le ha considerado como "animal religioso".
El sicólogo austriaco judío Dr Frankl, al ser preguntado por los valores que habrían de ser rescatados en el mundo para curar a esta sociedad; de inmediato respondió: "Los Diez Mandamientos".
¿Se podría integrar a un niño en el sistema educativo, ignorando esas importantísimas obras de arte distribuídas por el orbe y las motivaciones que llevaron a esa pléyade de artistas a realizarlas?
En esta época de importantes migraciones humanas, ¿no son casi todas las escuelas plurales y con la obligación de ser respetuosas con esa pluralidad?
¿Acaso no es justo, también, que la sociedad exija a sus maestros fomentar el espíritu crítico y aséptico en el alumnado que es acogido en sus centros de estudio?
Podríamos seguir enumerando razones que demuestren lo importante, lo necesario e imprescindible que es la enseñanza de la religión en las escuelas...
Sin embargo, y en aras del respeto a la pluralidad, no sólo de los niños de los primeros niveles educativos, sino de los alumnos que acuden a liceos, institutos e incluso a las universidades, etc.; uno cree que la educación religiosa en los centros públicos debía de limitarse a la formación del discente en el "Hecho Religioso" nada más, y ¡nada menos!
Y que las respectivas confesiones crearan sus espacios para educar en sus correspondientes creencias en los lugares anejos a sus iglesias, templos, mezquitas, sinagogas, pagodas,..., o donde cada tipo de fe creyera conveniente.
Con el estudio del Hecho Religioso, las diversas culturas se enriquecerían en reprocidad, se desarrollaría un diálogo que bien dirigido llevaría a la comprensión, la tolerancia, etc., derivadas del conocimiento de unos y otros y quizás, alguna vez, el hombre podría llegar al conocimiento de la verdad.
Uno no se cree fanático, aunque pronuncie a veces y con convencimiento aquella frase, que cree de Unamuno: "Busco la verdad, pero si esa verdad no es Jesús de Nazaret, me quedo con Jesús, antes que con la verdad. Indudablemente yo no puedo exigir al otro mi propio convencimiento.
Por otra parte, en estos últimos días, se ha venido a dar, en nuestro entorno, alguna sentencia constitucional que logra más separar que unir y crear más confusión.
Y es que, a mi juicio, aunque la religión es de suma transcendencia social, de total relevancia para todos; al mismo tiempo es tan intimamente personal y tan arraigada en las conciencias que sólo a Dios
le está permitido entrar.
Si el conocimiento del Hecho Religioso forma, educa, instruye, perfecciona,..., dejemos que la libertad y la buena voluntad haga el resto.
Con afecto, Franke
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"¡Es extraordinaria la vida de Cristo, os desafío a que encontréis una vida como la suya!" Herder.