Comentarios acerca de lo que es la Misa

[Esther Filomena]

Investigando por Internet me tope con este comentario, dado que el autor autoriza a copiarlo, se los presento para su consideración. Para mí muchos de sus comentarios son buenos.

CREES QUE ESTÁ JESUCRISTO REALMENTE PRESENTE EN LA SAGRADA EUCARISTÍA?

Por Lucio R. Canseco correo: luraphael42@yahoo.com.mx

Platicando con un “hermano separado” sobre Jesús Eucaristía, éste me comentaba: “Yo no entiendo a los católicos. Si yo creyera que Cristo está en la Hostia no me quitarían de estarlo adorando. Ustedes que sí lo creen, lo tratan como algo ordinario, algo común y corriente, ¿Cómo quieren que les creamos?”. Este concepto quedó girando en mi mente y, finalmente, a mi pesar, tuve que darle la razón.

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La Sagrada Eucaristía Es el mayor legado que nos dejó Nuestro Señor Jesucristo y mira cómo lo tratamos. La gran mayoría de los que nos decimos católicos lo miramos como algo rutinario, algo ordinario y ya no le damos la veneración que se merece ni le tenemos el debido respeto. ¿Cómo es esto posible?, ¿por qué hemos llegado hasta este comportamiento tan irreverente ante el propio DIOS?... y surgieron en mi mente muchas causales de este aberrante proceder.

Y aquí es donde los católicos entramos en conflicto y nos resistimos a aceptar lo que ven nuestros hermanos separados y lo que nosotros, los católicos, NO percibimos. Nuestra falta de reverencia y amor a la Sagrada Eucaristía pues es DIOS mismo, y de ahí se originan muchos males de nuestra sociedad actual.

¿Por qué se ha perdido el respeto y la veneración a la Sagrada Eucaristía?, querámoslo o no, tenemos que volver la vista hacia la propia Jerarquía de la Iglesia y aceptar que todo se debe a disposiciones y actitudes inadecuadas que nos han llevado hasta eso, ¿A qué me refiero?: Recibe la Comunión en la mano. NO te arrodilles para comulgar. NO permanezcas hincado durante todo el rito de la Consagración, NO te arrodilles cuando el sacerdote muestra a Jesús Eucaristía antes de comulgar él. NO te hinques al cruzar ante el Santísimo ni para recibir la bendición final. Aplaude como si estuvieras en un circo. Que haya música estridente y cánticos movidos e inadecuados, que al fin es una fiesta popular. Que dentro de la Misa se hagan rifas u otras actividades mundanas, etc., etc. (No quiero decir que todos los pastores lo hagan, pero...) Si el Pastor no guarda una profunda reverencia y manifiesta verdadero amor y respeto a la Sagrada Eucaristía durante y después de la Consagración y durante y después de la Comunión, ¿qué podemos esperar del rebaño?

Todo lo anterior, lo aceptemos o no, ha venido a restarle respeto, importancia y seriedad a la Santa Misa y desde luego a la SAGRADA EUCARISTÍA ante los ojos de los fieles, y nos ha llevado a minimizar EL RESPETO DEBIDO A LA VERDADERA PRESENCIA DE JESÚS EN LA HOSTIA CONSAGRADA.

¿Acaso nos sentimos dioses y pretendemos tratar a DIOS como si fuera igual a nosotros? Esto es lo que demostramos con nuestro comportamiento irreverente que no es otra cosa sino una gran SOBERBIA que nos aparta de DIOS y, querámoslo o no, lo ofende. ¿Quién ha inspirado todo esto?, ¿A quien beneficia que se pierda el respeto por la Sagrada Eucaristía y por el Santo Sacrificio?, ¿A quién le interesa que los católicos nos comportemos así y que las almas vayan perdiendo la veneración y la devoción a DIOS y a Su Casa que “...es casa de oración?.

No seamos ciegos ni permitamos que nos sigan “manipulando inocentemente” con aviesos propósitos. Seamos honestos y humildes y aceptemos que estas medidas han sido y son contrarias al amor y al respeto que debemos a DIOS y que nos han llevado a una desacralización de lo SAGRADO, una desacralización de la esencia misma del SANTO SACRIFICIO que es la SAGRADA EUCARISTÍA.

No basta creer en Cristo y creer en lo que Él nos dice; los demonios también creen en Él y en lo que Él dice, pero no siguen sus palabras a causa de su soberbia. Por consiguiente, seamos humildes y sigamos sus palabras que son “Palabras de Vida Eterna”.

Las palabras de la Transubstanciación, no sólo evocan el Sacrificio del Calvario, sino que por un Misterio y regalo de DIOS se consuma de nuevo, de manera incruenta, bajo las especies de pan y de vino: ...”Este es el Cuerpo Mío, el que se da para vosotros. Haced esto en memoria Mía. Y así mismo el cáliz es la Nueva Alianza en Mi Sangre, que se derrama para vosotros” (Lc. 22, 19 y 20) Aquí se apoyan tres doctrinas católicas (Véase Mt. 26, 26-29; Marcos 14, 22-25; 1 Cor. 11, 23 y ss.; Hebr. 5,10 y 13,10) :

1.El Sacramento de la Eucaristía, que ES JESÚS MISMO, alimento de santificación si lo recibo en estado de gracia y con reverencia, o para mi propia condenación si lo recibo en pecado mortal.
2.La Santa Misa que no es una conmemoración, sino un sacrificio que se repite en cada Misa, cruento en la Cruz, incruento en el altar; de ahí el valor infinito de cada Misa.
3.El Sacerdocio “ ...Haced esto en memoria Mía” que confiere al Sacerdote 2 potestades: la principal que es la de CONSAGRAR, OFRECER Y ADMINISTRAR EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO, y la secundaria que es capacitar y preparar a los fieles a recibir digna y devotamente la Sagrada Comunión.

¿Por qué el Papa Juan Pablo II ha insistido tanto difundiendo Documentos y promoviendo Sínodos y Congresos sobre la Sagrada Eucaristía? Porque le duele la forma en que pastores y rebaño “veneramos a DIOS”. Es muy triste que muchos pastores no le hagan caso y que no obedezcan ni difundan sus directrices entre sus ovejas, tal vez porque “se ocupan en cosas más importantes”. Si realmente creemos que el Papa es el “sucesor de Jesucristo”. No hacerle caso es no obedecer a Cristo ¿Por qué no le hacemos caso?, ¿Por qué no aceptamos sus instrucciones sobre la forma y el respeto que se debe guardar en la celebración del Santo Sacrificio de la Misa, que es la TRADICIÓN DE LA IGLESIA FUNDADA POR CRISTO? ¿Por qué no acatamos y difundimos sus enseñanzas y disposiciones entre los fieles? ¿Acaso será que por soberbia no queremos hacerle caso? o ¿Será que no nos hemos dado cuenta y necesitamos jerarquizar nuestro tiempo y actividades, y darle la importancia debida a lo importante? O será porque muchos “…No reconocen la voz de su pastor”.

Aún es tiempo de hacer una profunda reflexión, ya que está en juego la salvación de millones de almas y la conversión de millones de pecadores. Así seremos “fieles en lo mucho” y cuando seamos llamados, podremos entregar buenas cuentas.

Quiera DIOS que este humilde llamado caiga en tierra fértil, pues ya no podremos argumentar que ignoramos o desconocemos las realidades aquí plasmadas ni tampoco negar el grado de degradación moral a la que ha llegado nuestra sociedad. Por tanto no podremos seguir igual: O estás con Cristo, o contra Él.

¿Qué puedo hacer como laico? Mostrar humildemente un gran respeto a la Sagrada Eucaristía arrodillándome ante DIOS, venerándolo y teniéndole verdadero amor y devoción. Arrodillarme para recibir la Sagrada Comunión en la boca, hincarme durante todo el Canon de la Misa y durante la Comunión del Sacerdote. No aplaudir en Misa. Cuando Cristo instituyó la Sagrada Eucaristía, los discípulos “no le aplaudieron”, no me pidan que yo lo haga. Arrodillarme para recibir la Bendición y ofrecer muchas oraciones y sacrificios por los Sacerdotes, por la salvación de las almas y por la conversión de los pecadores. Algunos podrán decirme que me arrodillo por que me “creo santo” o que soy desobediente porque no aplaudo, pero yo digo que “más vale hacerle caso al Papa, quien representa a DIOS”. Ningún sacerdote me podrá negar la Sagrada Eucaristía si deseo recibir al Señor de rodillas y en la boca. Nadie me podrá obligar a ser irreverente o impedirme que me arrodille ante DIOS pues “...ante el nombre de JESÚS toda rodilla se doble en el Cielo, en la tierra y en el abismo del infierno”, mucho más ante su presencia.

¿Qué puedo hacer como Sacerdote?: Yo que lo he dejado todo por seguir a CRISTO, lo primero que debo hacer es obedecerlo. Unirme al Papa en sus instrucciones y cartas pastorales, leerlas obedecerlas y difundirlas. Orar y meditar ante el Santísimo al menos una hora diaria y pedirle me conceda “ser manso y humilde de corazón”. Mostrar con una vida santa “que amo a DIOS sobre todo cuanto existe”. Celebrar cada Misa como si fuera la última de mi vida guardando gran respeto, reverencia y devoción especialmente durante y después de la Consagración y la Comunión. Jerarquizar mi vida para dedicarla al verdadero servicio de DIOS y jerarquizar mí tiempo y mis actividades para ser capaz de conducir a mis ovejas hacia su salvación eterna sin importar todas las adversidades que me oponga el mundo. Sé que mi recompensa será grandiosa y eterna.

Que DIOS en Su Santísima Trinidad nos ayude y bendiga a todos.


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Esther Filomena