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¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
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VLADIMIR
Asiduo


Registrado: 06 Jun 2006
Mensajes: 103
Ubicación: Mexico

MensajePublicado: Jue Mar 01, 2007 2:24 pm    Asunto: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Hola continuando con una respuesta de un tema anterior me nace otra duda.

KIKE G escribio:

"¿Por qué puede ocurrir que un ministro protestante puede obrar un sacramento católico válido? Pues por varias razones. En primer lugar, por razones históricas: en algún momento de la historia solo había una única Iglesia, la que Cristo fundó (nosotros, católicos, creemos que esa Iglesia fundada por nuestro Señor subsiste hoy en día en la Iglesia católica). Al desmembrarse de ella, sin embargo, muchas comunidades reformadas conservaron algunas formas propias de la celebración litúrgica y sacramental. Por lo tanto, aunque piensen diferente en varias cosas, en otras siguen manteniendo la forma de hacer católica. Por lo tanto, los sacramentos en los que así proceden son válidos. En algunas Iglesias protestantes, por ejemplo ---si no me equivoco--- incluso se mantiene la sucesión apostólica, por lo que las ordenaciones sacerdotales son válidas. "

mi pregunta es existe la sucesion apostolica en algunas otra iglesia protestante??
en cuales?


"pregunta informativa como le hago para que cuando quierea incluir en mi respuesta conmentarios y/o respuesta de otros participantes aparescan en un recuadro blanco y lo que yo escriba aparesca normal con fondo gris??"
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Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Jue Mar 01, 2007 4:00 pm    Asunto: Re: existe la sucesion apostolica en otras iglesias protesta
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

VLADIMIR escribió:


mi pregunta es existe la sucesion apostolica en algunas otra iglesia protestante??
en cuales?




Hola Vladimir.

Hay que tener claro algo: No existe Sucesión Apostólica en ninguna comunidad eclesial protestantes.

Según las Escrituras, para que haya Sucesión Apostólica, debe haber imposición de las manos de parte del Obispo, rito presente en la Iglesia católica desde su Fundación.

Cuando el protestantismo nace en el siglo XVI, rompieron con la línea de sucesión, pues ellos, al negar el Sacramento del Orden Sagrado, expulsaron a los obispos y se autonombraban a sí mismos, ministros.

Además de la Iglesia Católica, todas las Iglesias cismáticas de Oriente también poseen una Sucesión Apostólica Auténtica y verdadera por que ellos han conservado con la línea sucesoria. Lo que ambos, tanto Iglesia Latina como Orientales, hemos roto ha sido la Unidad, mas no la Sucesión. Esto incluye tanto a Ortodoxos como a monofisitas.

Caso diferente es la Iglesia Anglicana, quien en sus inicios, sí poseía la Sucesión Apostólica por que no era intención del impío Enrique VIII romper con los Dogmas Católicos.

La Sucesión Apostólica se perdió al ser ordenado ilegítimamente un obispo por el rey Enrique VIII quien en 1559 nombró a Thomas Cranmer, que no era obispo, como titular de la Sede de Canterbury –el arzobispo de Canterbury está jerárquicamente después de la Reina y del Parlamento inglés– y su representante sobre la Iglesia anglicana y desde allí llevó adelante la segunda fase de la reforma.

En el "Book of Common Prayers" se reformaron las fórmulas de consagración episcopal, quitando las que aluden a la intención consagratoria (esencial al Sacramento). Por esto, los Obispos no son de sucesión apostólica por doble motivo: los ordenados por Cranmer, porque él no lo era válidamente (fue 'nombrado' no 'ordenado'), y los 'consagrados' según el Common Prayer, por carecer el rito de su ordenación de intención consagratoria manifiesta. Así que después de estudios históricos, el Papa León XIII el año 1880 , en su Bula Apostólica Curae declaró interrumpida la sucesión apostólica en la Iglesia Anglicana por lo cual sus obispos y sacerdotes no son lícitamente ni válidamente consagrados.

En general los presbíteros anglicanos le dieron crédito a la bula y muchos de ellos se dedicaron a buscar Obispos con ordenación válida, pero independientes de Roma, lo que encontraron en una Iglesia Católica antigua en Utrecht.

Es así como Arnold Harris Mathew, un clérigo, fue consagrado Obispo el 28 de abril de 1908 bajo un acuerdo con la Iglesia holandesa de que no consagraría a otros Obispos sin su participación.

Respecto a la validez de los Sacramentos en el protestantismo, en realidad solo son válidos dos: El Bautizo y el Matrimonio.

El Bautizo por que siempre ha sido enseñanza de la Iglesia que si se administra con agua y en el Nombre del Dios Verdadero, esto es, de la Trinidad, y con fe en Cristo, el bautizo es válido.

El Matrimonio por que los ministros del Sacramento son los esposos, no el presbítero.

De todas formas esto es solo un esbozo y los demás hermanos se encargarán de hacerlo más amplio.
_________________


Ultima edición por Maellus haereticorum el Jue Mar 08, 2007 6:24 am, editado 1 vez
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VLADIMIR
Asiduo


Registrado: 06 Jun 2006
Mensajes: 103
Ubicación: Mexico

MensajePublicado: Jue Mar 01, 2007 6:20 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

gracias,
entonces todos las iglesias que provienen directa e indirectamente no tienen sucesion apostolica, como son los metodistas ni pentecostales??

Como y por que fue el rompimiento con la iglesia ortodoxa???
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Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Jue Mar 01, 2007 7:01 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

VLADIMIR escribió:
Como y por que fue el rompimiento con la iglesia ortodoxa???




Empiezo con esta pregunta.

El gran Cisma de Oriente no debe pensarse como el resultado de un único pleito definitivo. Es falso que después de siglos de perfecta paz, repentinamente por cuenta de una disputa, casi la mitad de la Cristiandad se apartara. Tal evento no tendría paralelo en la historia; de todos modos, a menos que hubiera alguna gran herejía, y en este pleito no hubo ninguna herejía al inicio, tampoco ha habido un desacuerdo irremediable respecto a la Fe. Es un caso, tal vez el único caso destacado, de cisma puro, de una brecha en la intercomunión causada por el enojo y los malos sentimientos, no por una teología rival. Sería inconcebible entonces que cientos de obispos rompieran la unión con su cabeza, si antes todo hubiese ido suavemente.

El gran cisma es más bien el resultado de un proceso muy gradual. Sus causas remotas deben buscarse siglos antes de que hubiera una sospecha del resultado final. Hubo una serie de cismas temporales que aflojaron el vínculo y prepararon el camino. Las dos grandes disensiones, las de Focio y Miguel Cerulario, que son recordadas como el origen del presente estado de cosas, fueron ambas zanjadas posteriormente. Estrictamente hablando, el actual cisma data del repudio oriental al Concilio de Florencia (1472). Así, aunque los nombres de Focio y Cerulario están justamente asociados con este desastre, en tanto que sus querellas son los elementos principales del relato, no debe imaginarse que ellos fueron los únicos, los primeros, o los últimos autores del cisma. Si agrupamos la historia alrededor de sus nombres debemos explicar las causas iniciales que les prepararon el camino y notar que hubo reunificaciones temporales posteriores.

La primera causa de todas fue el gradual alejamiento del Oriente y del Occidente. En gran medida este alejamiento era inevitable. Oriente y Occidente se agruparon en torno a sus centros ­­­-de cualquier modo como centros inmediatos- utilizaron ritos diferentes y hablaron diferentes idiomas. Debemos distinguir la posición del Papa como cabeza visible de la Cristiandad de su puesto como Patriarca de Occidente. La posición, sostenida en 1913 por algunos controversistas antipapales, de que todos los obispos son iguales en jurisdicción, fue completamente desconocida en la primitiva Iglesia. Desde el mismo inicio encontramos una graduada jerarquía de metropolitanos, exarcas y primados. Encontramos también, desde el inicio, la idea de que un obispo hereda la dignidad del fundador de su sede, y que, por tanto, el sucesor de un Apostol tiene derechos y privilegios especiales. Esta jerarquía graduada es importante para explicar la posición del Papa. El no era el superior inmediato de cada obispo; era el jefe de una elaborada organización, como si fuera el pináculo de una pirámide cuidadosamente graduada. La conciencia del cristiano de los inicios pro bablemente haya sido que las cabezas de la Cristiandad eran los Patriarcas; luego él sabía bastante bien que el patriarca principal tenía su sede en Roma. Después de Calcedonia (451) debemos contar cinco patriarcados: Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalem.

Entonces la diferencia entre Oriente y Occidente fue en primer lugar que el Papa en el Oeste no sólo era supremo pontífice sino también patriarca local. El representaba para los cristianos orientales una autoridad remota y extraña, la última corte de apelaciones para muy serias cuestiones, luego de que sus propios patriarcas habían sido encontrados incapaces de zanjarlas; pero hasta para sus propios latinos en Occidente, él era la cabeza inmediata, la autoridad inmediata sobre los metropolitanos, la primera corte de apelaciones para sus obispos. Así toda lealtad en Occidente iba dirigida a Roma. Roma era la Iglesia Madre en muchos sentidos, fue por los misioneros llegados desde Roma que las iglesias de Occidente habían sido fundadas. La lealtad de los cristianos de Oriente por otra parte, iban primero hacia su patriarca, así había aquí siempre el peligro de una alianza dividida -si el patriarca tenía un altercado con el Papa- lo que habría resultado inconcebible en Occidente. En realidad, el apartamiento de tantos cientos de obispos de Oriente, de tantos millones de simples cristianos, se explica suficientemente por el cisma de los patriarcas. Si los cuatro patriarcas de Oriente acordaban cualquier rumbo de acción era prácticamente una conclusión predeterminada que sus metropolitanos y obispos los seguirían y que los sacerdotes y la gente común seguiría a los obispos. Así la organización misma de la Iglesia de alguna manera preparó el terreno para un contraste (que pudiera convertirse en rivalidad) entre el primer patriarca de Occidente con su gran cantidad de seguidores latinos por un lado y los patriarcas de Oriente con sus súbditos del otro.

Los puntos adicionales que deberían tomarse en cuenta son las diferencias de rito e idioma. La cuestión del rito se sigue del patriarcado; hace obvia la diferencia para el más simple cristiano. Un laico sirio, griego o egipcio tal vez no entendería mucho respecto a la ley canónica como los patriarcas involucrados; pero no podía dejar de notar que un obispo o sacerdote latino itinerante celebraba los Sagrados Misterios de un modo que era muy extraño y que lo etiquetaba a él como un (tal vez sospechoso) extranjero. En Occidente, el rito romano fue primero influyendo y luego suplantando todos los demás, y en Oriente el rito bizantino fue gradualmente obteniendo la misma posición. Así tenemos el germen de dos unidades, Oriental y Occidental.

Indudablemente ambos lados sabían que otros ritos eran igualmente modos legítimos de celebrar los mismos misterios, pero la diferencia había difícil orar juntos. Vemos que éste fue un punto importante en las reclamaciones contra asuntos puramente rituales hechas por Cerulario cuando buscó bases para disentir.

Aun el detalle del idioma fue un elemento de separación. Es cierto que el Este nunca fue enteramente helenizado como Occidente llegó a ser latinizado. Sin embargo, el griego llegó a ser en un alto grado un idioma internacional en el Este. En los concilios de Oriente todos los obispos hablan en griego. De nuevo tenemos así las mismas dos unidades, esta vez en el idioma un Oriente prácticamente griego y un Occidente totalmente latino. Es difícil concebir este detalle como causa de alejamiento, pero es indudablemente cierto que muchos malentendidos surgieron y se desarrollaron simplemente porque la gente no podía entenderse entre sí. Para el tiempo en que surgieron estas disputas, difícilmente alguien conocía un idioma extranjero. No fue sino hasta el Renacimiento que llegó la época de adecuadas gramáticas y diccionarios. San Gregorio (m. 604) había sido enviado eclesiástico en Constantinopla, pero según parece no aprendió griego; el Papa Virgilio (540-55) pasó ocho infelices años allí y sin embargo, nunca aprendió el idioma. Focio fue el erudito más profundo de su época, sin embargo no sabía latín. Cuando León IX (1048-549) escribió en latín a Pedro III de Antioquía, éste último tuvo que enviar la carta a Constantinopla para saber lo que ésta decía. Tales casos ocurrían continuamente y causaban confusión en todas las relaciones entre Oriente y Occidente. En los concilios, los legados papales se dirigían en latín a los padres reunidos y nadie podía entenderlos; el concilio deliberaba en griego y los legados no sabían qué estaba sucediendo. Así surgieron sospechas de ambas partes. Se llamaron intérpretes, aunque, ¿podían sus versiones ser dignas de confianza? Surgió una profunda desconfianza de parte de los latinos acerca de la habilidad griega en este asunto. A los legados se les pedía firmar docuentos que no entendían en base a reiteraciones de que no contenían nada que los comprometiera. Y algo tan pequeño como esto hizo una gran diferencia. El famoso caso, mucho tiempo después, del Decreto de Florencia y las formas kat on tropon, quemadmodum, muestra cuánta confusión puede causar el uso de dos idiomas.

Estas causas se combinaron luego para producir dos mitades de Cristiandad, una mitad oriental y otra mitad occidental, cada una distinguiéndose en varias formas de la otra. Ciertamente no son suficientes para explicar la separación de esas mitades; solamente hacemos notar que ya había una conciencia de dos entidades, la primera marcando una línea de división, a través de la cuál la rivalidad, los celos y el odio pudieron fácilmente establecer una separación.

Causas del Alejamiento

La rivalidad y el odio surgió de varias causas. Indudablemente la primera, la raíz de toda la discor dia, fue el progreso de la Sede de Constantinopla. Hemos visto que los cuatro patriarcas orientales estaban de algún modo enfrentados a la gran unidad occidental. Si hubieran permanecido allí esas cuatro unidades en Oriente, nada habría sucedido. Lo que acentuó el contraste y creó una rivalidad fue el gradual ascenso de autoridad sobre los otros tres por parte del patriarca de Constantinopla. Era Constantinopla la que vinculaba al Oriente en un solo cuerpo, uniéndolo contra Occidente. Hubo un persistente intento del patriarca del emperador de llegar a ser una especie de Papa oriental, tan cerca como fuera posible de su prototipo occidental, lo que fue la verdadera causa de todo el problema. De un lado, la unión bajo Constantinopla realmente hacía una especie de Iglesia rival que podía ser opuesta a Roma; por otra parte, a través de todo el curso del progreso de los obispos bizantinos, ellos encontraron sólo un obstáculo verdadero, la persistente oposición de los Papas. El emperador era su amigo y principal aliado siempre. Fue, en realidad, la política centralizadora del emperador la responsable del esquema de convertir en centro la Sede de Constantinopla. Los otros patriarcas que fueron desplazados no eran oponentes peligrosos. Debilitados por las interminables disensiones monofisitas, habiendo perdido la mayoría de sus rebaños y reducidos luego a un abyecto estado por la conquista musulmana, los obispos de Alejandría y Antioquía no pudieron evitar el crecimiento de Constantinopla. En realidad, eventualmente, aceptaron su de gradación voluntariamente y vinieron a ser ornamentos ociosos de la corte del nuevo patriarca. Jerusalén también fue estorbada por los cismas y los musulmanes y fue en sí misma un nuevo patriarcado, teniendo sólo los derechos de la última sede de las cinco.

Por otro lado, en cada paso de progreso por parte de Constantinopla había siempre la oposición de Roma. Cuando la nueva sede consiguó que su titular presidera el Primer Concilio de Constantinopla (381, can.3), Roma se negó a aceptar el canon (dado que no estuvo representada en el Concilio); cuando Calcedonia en el 451 convirtió a ésta (Constantinopla) en un verdadero patriarcado (can.28 ) los legados y luego el Papa mismo se negaron a reconocer lo que se había hecho; cuando, intoxicados con su rápido progreso, los sucesores de los pequeños obispos sufragáneos que una vez habían obedecido a Heraclea asumieron el insolente título de “patriarca ecuménico”, fue de nuevo un Papa de la Antigua Roma quien severamente reprendió su arrogancia. Podemos entender que el celo y el odio de Roma se arraigara en la mente de los nuevos patriarcas, que estuvieran dispuestos a derrocar por completo una autoridad que se interponía a cada paso en su cami no. Que el resto de Oriente se les uniera en su rebelión era el resultado natural de la autoridad que habían tenido éxito en usurpar de los demás obispos orientales. Así llegamos al punto esencial en esta cuestión. El cisma de Oriente no fue un movimiento surgido en todo el Oriente; ni fue una disputa entre dos grandes cuerpos; fue esencialmente la rebelión de una sede, Constantinopla, que gracias al favor del emperador, había ya adquirido una influencia tal que fue capaz, desgraciadamente, de arrastar junto con ella a los otros patriarcas al cisma.

Hemos visto ya que los sufragáneos de los patriarcas naturalmente seguirían a sus jefes. Si entonces Constantinopla hubiera permanecido sola, su cisma habría importado comparativamente poco. Lo que hizo tan seria la situación fue que el resto de Oriente eventualmente tomó partido a su lado. Esto también condujo a que asumieran con éxito la principal sede en Oriente. Así el progreso de Constantinopla fue indudablemente la causa del gran cisma. La puso en conflicto con Roma e hizo al patriar ca bizantino, casi inevitablemente, enemigo del Papa; al mismo tiempo le dio tal posición que su enemistad significó la enemistad de todo el Oriente.

Siendo esto así, debemos recordar como totalmente injustificado, novedoso y anticanónico este progreso de Constantinopla. La sede no era apostólica, no tenía tradiciones gloriosas, ninguna razón para usurpar el primer lugar de Oriente, salvo un accidente de la política secular. El primer obispo histórico de Bizancio fue Metrófanes (315-25); no era ni siquiera metropolitano, era el más bajo en rango que un obispo diocesano pudiera ser, un sufragáneo de Heraclea. Eso es todo lo que sus sucesores habrían alcanzado a ser, no habrían tenido el poder de influir a nadie, si Constantino no hubiese escogido su ciudad como capital. A lo largo de todo su progreso, ellos no pretendieron fundar sus reclamaciones sobre algo excepto el hecho de que ahora eran obispos de la capital política. Fueron como los obispos del emperador, como funcionarios de la corte imperial, que se elevaron al segundo lugar en la Cristiandad. La leyenda de San Andrés fundando su sede fue una idea muy posterior; abandonada ahora por todos los eruditos. La reclamación de Constantinopla siempre fue puramente cesarista, ya que el César podía establecer la capital donde quisiera, así también podía el gobernador civil, dar rango eclesiástico en la jerarquía a la sede que deseara.

El canon 28 de Calcedonia lo dice así con muchas palabras. Constantinopla ha llegado a ser la Nueva Roma, por tanto su obispo ha de tener un honor semejante al del patriarca de la Antigua Roma y segundo después de él. Sólo se requería una sombra más de insolencia para que el emperador transfiriera los derechos papales al obispo de la ciudad donde él mantuviera su corte.

Nota: Más información sobre el canon 28 aquí: El Canon XXVIII del Concilio de Calcedonia y la historia alternativa

Debe recordarse siempre que la elevación de Constantinopla, la envidia que sentía hacia Roma, su desgraciada influencia sobre todo el Oriente, es una pieza pura de cesarismo, una desvergonzada rendición de las cosas de Dios a las del César. Y nada puede ser menos estable que colocar los derechos eclesiásticos sobre la base de la política secular. Los turcos en 1453 cortaron el fundamento de la ambición bizantina. Ahora no hay emperador ni corte que justifique la posición del patriarca ecuménico. Si fuéramos a aplicar lógicamente el principio sobre el cual descansa, él se hundiría al lugar más bajo y los patriarcas de la Cristiandad reinarían en París, Londres o Nueva York. En tanto que el antiguo y realmente canónico principio de la superioridad de las sedes apostólicas permanece inalterado por los cambios políticos. Aparte del origen divino del Papado, el progreso de Constantinopla fue una crasa violación de los derechos de las sedes apostólicas de Alejandría y Antioquía. No es de extrañar que los Papas, aunque su primer lugar no haya sido cuestionado, resintieran esta alteración de antiguos derechos por la ambición de los obispos imperiales.

Largo tiempo antes de Focio había habido cismas entre Constantinopla y Roma, todos ellos sanados a tiempo, pero naturalmente todos tendiendo a debilitar el sentido esencial de unidad. Desde el principio de la sede de Constantinopla hasta el gran cisma en el 867 la lista de estas grietas temporales de la comunión constituyó un listado formidable. Hubo cincuenta y cinco años de cisma (343-98 ) durante los problemas arrianos, once debido a la remoción de San Juan Crisóstomo (404-15), treinta y cinco años del cisma de Acacio (484-519), cuarenta y un años del cisma monotelita (640-81), sesenta y un años del iconoclasmo. Así de esos 544 años (323-867) no menos de 203 transcurrieron con Constantinopla en un estado de cisma. Notamos también que en cada una de estas disputas, Constantinopla estuvo del lado equivocado, en tanto Roma sobresalió en el correcto. Y ya vemos que la influencia del emperador (quien naturalmente siempre apoyaba al patriarca de su corte), en la mayoría de los casos arrastró a gran número de los otros obispos orientales hacia el mismo cisma.

Focio y Cerulario

Era natural que los grandes cismas, que son directamente responsables del actual estado de cosas, fueran pleitos locales de Constantinopla. Ninguno fue en algún sentido un agravio general del Oriente. No hubo tiempo ni razón por la cual otros obispos se unieran a Constantinopla en la querella con Roma, excepto que ya habían aprendido a mirar hacia la ciudad imperial esperando órdenes. La querella de Focio fue un grosero desafío al orden legal de la Iglesia. Ignacio era el legítimo obispo fuera de toda duda; lo había sido pacíficamente durante once años. Entonces él negó la comunión a un hombre culpable de evidente incesto (857). Pero ese hombre era el regente Bardas, así el gobierno se propuso deponer a Ignacio y colocó a Focio en su sede. El Papa Nicolás I no tenía querella alguna contra la Iglesia de Oriente, ni contra la sede bizantina. Él apoyó los dere chos del obispo legítimo. Tanto Ignacio como Focio había apelado formalmente a él. Fue únicamente hasta que Focio vió que había perdido su alegato que él y el gobierno prefirieron ir al cisma que someterse (867). Es aun dudoso durante cuánto tiempo esta vez hubiese un cisma general en Oriente. En el concilio que restituyó a Ignacio (869) los otros patriarcas declararon que ellos habían aceptado de inmediato el anterior veredicto del Papa.

Pero Focio había formado un partido antiromano, el cuál de allí en adelante nunca se disolvió. El efecto de su querella, aunque era puramente personal, aunque se terminó a la muerte de Ignacio, y de nuevo cuando Focio cayó, fue juntar en una cabeza todo la antigua envidia de Constantinopla hacia Roma. Vemos esto a través de todo el cisma fociano. La mera cuestión de los pretendidos derechos del usurpador no explican el estallido de animosidad contra el Papa, contra todo lo occidental y latino que notamos en los documentos gubernamentales, en las cartas de Focio, en las actas de su sínodo del 879, en toda la actitud de su partido. Es más bien el rencor de siglos estallando con un pobre pretexto; este fiero resentimiento contra la interferencia romana proviene de hombres que sabían de antiguo que Roma era el único obstáculo para sus planes y ambiciones. Adicionalmente, Focio dio a los bizantinos una nueva y poderosa arma. El grito de herejía proferido bastante en todas las ocasiones, nunca dejó de generar indignación popular. Pero sin embargo a nadie se le había ocurrido acusar a todo Occidente de estar empapado de perniciosa herejía. Hasta ahora había sido un problema de resentir el uso de la autoridad papal en casos aislados. Esta nueva idea llevó la guerra al interior del campo enemigo con venganza. Los seis cargos hechos por Focio son suficientemente tontos, tanto como para preguntarse cómo tan grande erudito no pensó en algo más ingenioso, al menos en apariencia. Pero estos cargos cambiaron la situación para ventaja de Oriente. Cuando Focio llama a los latinos “mentirosos, luchadores contra Dios, precursores del Anticristo”, ya no es una cuestión meramente de ofender a sus superiores eclesiásticos. Él ahora asume un papel más efectivo; él es el campeón de la ortodoxia, indignado contra los heréticos.

Después de Focio, [el patriarca] Juan IX Bekkos dice que hubo “paz perfecta” entre Oriente y Occidente. Pero esa paz era sólo en la superficie. La causa de Focio no murió. Permaneció latente en el partido que él dejó, el partido que aun odiaba a Occidente, que estaba listo para romper nuevamente la unión al primer pretexto, que recordaba y que estaba listo a revivir la acusación de herejía contra los latinos. Ciertamente desde el tiempo de Focio el ocio y el desprecio hacia los latinos fue una herencia en el grueso del clero bizantino. Cuán profundamente enraizado y difundido estaba, es mostrado por el estallido absolutamente gratuito 150 años más tarde bajo Miguel Cerulario (1043-58 ). Porque esta ocasión no hubo ni siquiera la sombra de un pretexto. Nadie había disputado el derecho de Cerulario como patriarca; el Papa no había interferido con él en manera alguna. Y repentinamente en 1053 envía una declaración de guerra, luego cierra las iglesias latinas en Constantinopla, lanza una sarta de disparatadas acusaciones y muestra de todas las maneras posibles que él desea un cisma, aparentemente por el mero placer de no estar en comunión con Occidente. Y obtuvo lo que quería. Después de una serie de maliciosas agresiones, sin parale lo en la historia de la Iglesia, después de que él hubo comenzado a atacar el nombre del Papa en sus dípticos, los legados romanos lo excomulgaron (16 de Julio de 1054). Pero aun no había ninguna idea de excomunión general de la Iglesia Bizantina, menos aun de todo el Oriente. Los legados cuidadosamente se previnieron contra eso en su Bula. Reconocieron que el emperador (Constantino IX, quién estaba excesivamente molesto con toda la querella), el Senado y la mayoría de los habitantes de la ciudad eran “muy piadosos y ortodoxos”. Excomulgaron, sin embargo, a Cerulario, a León de Acrida y a sus seguidores.

Esta querella no necesitaba producir un estado permanente de cisma mayor que el que generaría la excomunión de cualquier otro obispo contumaz.. La verdadera tragedia fue que gradualmente todos los otros patriarcas orientales tomaron el bando de Cerulario, obedeciéndolo en atacar el nombre del Papa a través de sus dípticos y escogieron compartir su cisma. Al principio no parece que hayan querido hacerlo así. Juan III de Antioquía ciertamente se negó a ir al cisma solicitado por Cerulario. Pero, eventualmente, el hábito que habían adquirido de mirar hacia Constantinopla en busca de órdenes resultó demasiado fuerte. El emperador (no Constantino IX, sino su suce sor) estuvo del lado de su patriarca y los obispos habían aprendido bien a considerar al empe rador como su soberano también en cuestiones espirituales. De nuevo, fue la autoridad usurpada por Constantinopla, el cesarismo de Oriente lo que convirtió una querella personal en un gran cisma. Vemos también, cuán bien había sido aprendida la idea de Focio de llamar heréticos a los latinos. Cerulario tenía una lista, aun más larga y más baladí, de tales acusaciones. Sus puntos fue ron diferentes de los de Focio; él había olvidado la Filioque y había descubierto una nueva herejía con nuestro uso del pan ácimo. Pero las verdaderas acusaciones importaban poco de cualquier modo, la idea que había sido encontrada tan útil era la de declarar que era imposible tratar con Occidente por ser heréticos. Era ofensiva y dio a los líderes cismáticos la oportunidad de asumir una pose más efectiva, como defensores de la verdadera Fe.

Después de Cerulario

En cierto sentido el cisma estaba ahora completo. Lo que habían sido al inicio dos porciones de la misma Iglesia, lo que habían llegado a ser dos entidades listas para dividirse, eran ahora dos Iglesias rivales. Sin embargo, justo como había habido cismas antes de Focio, así hubo reunificaciones después de Cerulario. El Segundo Concilio de Lyons en 1274 y de nuevo el Concilio de Florencia en 1439, ambos llegaron a una reunificación que el pueblo esperó cerrara para la siempre la brecha. Desafortunadamente, ni duró la reunificación, ni tuvo ninguna base sólida del lado oriental. El partido antilatino, preconizado, formado y organizado desde mucho tiempo atrás por Focio, bajo Cerulario había llegado a represesentar la totalidad de la Iglesia “Ortodoxa”. Este proceso fue gradual, pero ahora estaba completo. Al principio las Iglesias Eslavas (Rusia, Serbia, Bulgaria, etc.) no vieron razón para romper con Occidente debido a que el Patriarca de Constantinopla se hubierse enemistado con el Papa. Pero el hábito de mirar hacia la capital de imperio eventualmente les afectó también. Ellos utilizaban el Rito Bizantino, eran Orientales; así se colocaron del lado de Oriente. Cerulario maniobró hábilmente para hacer aparecer su causa como la de Oriente: pareció (aunque injustificadamente) que era una cuestión de bizantinos contra latinos.

En Lyons y luego, de nuevo en Florencia, la reunificación (por parte de Bizancio) era sólo un expediente del gobierno. El emperador deseaba que los latinos combatieran contra los turcos por cuenta de él. Así él estaba preparado para conceder cualquier cosa hasta que el peligro hubiera pasado. Es claro que en estas ocasiones el móvil religioso impulsaba sólo a Occidente. Éste no tenía nada que ganar; no deseaba nada de Oriente. Los latinos tenían todo que ofrecer y estaban preparados para brindar su ayuda. Todo lo que Occidente quería a cambio era que terminara el lamentable y escandaloso espectáculo de una Cristiandad dividida. Pero a los bizantinos no les importaba el motivo religioso; o más bien, la religión para ellos significaba la continuación del cisma. Habían llamado herético a Occidente tantas veces que comenzaron a creerlo. La reunificación fue una desagradable y humillante condición para que el ejército franco viniera y los protegiera. El pueblo común había sido tan bien entrenado en su odio hacia los Acimitas y adulteracredos, que su celo por lo que consideraban Ortodoxia pudo más que su temor a los turcos. La frase ”Preferible el turbante del Sultán que la tiara del Papa” expresaba con exactitud sus pensamientos. Cuando los obispos que habían firmado los decretos de reunificación regresaron, fueron recibidos con un estallido de indignación como traidores a la fe ortodoxa. En cada ocasión, la reunificación fue rota casi inmediatamente después de haberla hecho. El último acto del cisma fue cuando Dionisio I de Constantinopla (1467-72) reunió un sínodo y formalmente repudió la unión (1472). Desde entonces no ha habido intercomunión; existe una vasta Iglesia “Ortodoxa”, aparentemente satisfecha de estar en cisma con el obispo que aun reconoce como el primer patriarca de la Cristiandad.

Razones del Actual Cisma

En esta deplorable historia notamos los siguientes puntos. Es mucho más fácil comprender cómo un cisma continúa que comprender cómo comenzó. Los cismas se hacen fácilmente; en cambio, es sumamente difícil sanarlos. El instinto religioso es siempre conservador; hay siempre una fuer te tendencia a continuar con el estado de cosas existente. Al principio los cismáticos parecen temerarios innovadores; luego con el transcurso de los siglos su causa parece antigua; es la Fe de los Padres. Los cristianos orientales especialmente sienten fuertemente este institno conservador. Temen que la reunión con Roma significaría una traición a su antigua Fe, la de la Iglesia Ortodoxa, a la cual se han adherido tan heróicamente durante todos estos siglos. Uno puede decir que el cisma continua principalmente gracias a la inercia.

En su origen debemos distinguir entre la tendencia cismática y la ocasión real de su estallido. Pero la causa de ambas ha desaparecido ahora. La tendencia era causada principalmente por la en vidia de la elevación de la Sede de Constantinopla. Ese progreso terminó hace largo tiempo. En los últimos tres siglos Constantinopla ha perdido casi todos las amplios territorios que alguna vez adquirió. No hay nada que los modernos cristianos orientales resientan más que cualquier toma de autoridad por parte del patriarca ecuménico fuera de su disminuído patriarcado. La sede bizan tina desde hace largo tiempo ha sido un juguete para los turcos, un cacharro que ellos venden al mejor postor. Ciertamente ahora esta lastimosa dignidad ya no es razón para el cisma de millones de cristianos. Aún menores son las causas inmediatas de que la brecha continúe abierta. La cuestión de los respectivos derechos de Ignacio y Focio deja indiferentes aun a los Ortodoxos luego de doce siglos; las ambiciones e insolencia de Cerulario bien pueden ser sepultadas con él. Nada queda entonces de las causas originales.

Realmente no hay de por medio ninguna cuestión de doctrina. No hay herejía, sino cisma. El Decreto de Florencia hizo todas las concesiones posibles a sus sentimientos. No hay una razón verdadera por la que Oriente no debiera firmar ese Decreto ahora. Niegan la infalibilidad papal y la Inmaculada Concepción, pleitean sobre el Purgatorio, la consagración mediante las palabras de la institución, la procesión del Espíritu Santo, en cada caso malrepresentando el dogma al cual se oponen. No es difícil mostrar que en todos estos puntos sus propios Padres están con los de la Iglesia Latina, que lo único que les pide es volver a la antinua enseñanza de su propia Iglesia.

Esta es la correcta actitud hacia los ortodoxos. Tienen un horror a ser latinizados, a traicionar la antigua Fe. Debe insistirse que no hay intención alguna de latinizarlos, que la antigua Fe no es incompatible, sino que más bien demanda la unión con la sede principal que sus Padres obedecieron. En la ley canónica no tienen nada que cambiar excepto abusos tales como la venta de obispa dos y el cesarismo que sus mejores teólogos deploran. El celibato, el pan ácimo, etc. son costumbres latinas a las que nadie piensa forzarlos. No necesitan agregar la cláusula Filioque al Credo; siempre mantendrán inalterado su venerable rito. Ningún obispo requiere ser movido, apenas una fiesta (excepto la de San Focio el 6 de Febrero) alterada. Todo lo que se les pide es regresar a donde sus Padres estuvieron, tratar a Roma como Atanasio, Basilio y Crisóstomo la trataron. No son los latinos, sino ellos quienes han abandonado la Fe de sus Padres. No hay humillación en desandar los pasos cuando uno ha vagado por un camino equivocado debido a querellas largo tiempo olvidadas. También deben ver cuán desastroso es para la causa común el escándalo de la división. Igualmente deben desear poner un fin a tanta denuncia del mal. Y si realmente lo desean, el camino no tiene por qué ser difícil. Porque, en verdad, luego de diez siglos de cisma podemos darnos cuenta en ambos lados que éste no solamente es el más grande mal en la Cristiandad, sino el más superfluo.


Tomado de: Encilopedia Católica: Cisma de Oriente
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MensajePublicado: Jue Mar 01, 2007 7:17 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

VLADIMIR escribió:
gracias,
entonces todos las iglesias que provienen directa e indirectamente no tienen sucesion apostolica, como son los metodistas ni pentecostales???




Respecto a esto...

Por el Bautismo, todos los cristianos y cristianas somos sacerdotes. Pero Cristo, durante la Última Cena, instituyó el Sacerdocio Ministerial que se diferencia del sacerdocio universal del cual participamos todos.

Dicho Sacerdocio Ministerial, según atestiguan las mismas Escrituras, se transmite por imposición de las manos sobre la persona que se consagra. Dicha consagración la hicieron los Apóstoles en primer lugar, y luego sus sucesores, los obispos.

La Reforma Protestante y sus miles de derivaciones, niegan rotundamente el sacerdocio ministerial, y solo aceptan el sacerdocio universal.

Por lo tanto, ellos carecen de obispos, quienes son los verdaderos sucesores de los Apóstoles.

Hay comunidades eclesiales que dicen tener "obispos", pero esos no son válidos, pues no existe consagración en línea directa que los avale.

En el protestantismo, quien quiera pues hace unos estudios y ya son "pastores", sin consagración ni nada.

Por eso ninguna comunidad eclesial de la Reforma protestate tiene Sucesion Apostólica. Solo la tendrán hasta que regresen al redil de Cristo en su Iglesia Católica.
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MensajePublicado: Jue Mar 01, 2007 8:58 pm    Asunto: Re: ¿Existe la Sucesion Apostólica en las iglesias protestan
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

VLADIMIR escribió:
KIKE G escribio:

"¿Por qué puede ocurrir que un ministro protestante puede obrar un sacramento católico válido? Pues por varias razones. En primer lugar, por razones históricas: en algún momento de la historia solo había una única Iglesia, la que Cristo fundó (nosotros, católicos, creemos que esa Iglesia fundada por nuestro Señor subsiste hoy en día en la Iglesia católica). Al desmembrarse de ella, sin embargo, muchas comunidades reformadas conservaron algunas formas propias de la celebración litúrgica y sacramental. Por lo tanto, aunque piensen diferente en varias cosas, en otras siguen manteniendo la forma de hacer católica. Por lo tanto, los sacramentos en los que así proceden son válidos.




Vladimir:

Deseo ampliar el punto anterior:

El protestantismo, al carecer de Sucesión Apostólica, no puede aplicar los Siete Sacramentos, ya que para ello es necesario que exista Sucesión Apostólica.

Con la excepción del Bautizo y el Matrimonio, no existen en las comunidades eclesiales protestantes ningún Sacramento válido.

Confirmación: Es necesario que sea un obispo o un presbítero delegado por un obispo quien lo celebre. El protestantismo carece de sacerdocio ministerial, por lo tanto, no puede haber en ellos Confirmación.

Penitencia (Confesión): Tajantemente rechazan este Sacramento, pues usan el argumento de los fariseos que "solo Dios puede perdonar os pecados". Además, solo un presbítero válidamente ordenado por un obispo puede absolver los pecados.

Eucaristía: Solo un presbítero consagrado por un obispo, Sucesor de los Apóstoles, puede hacer el milagro Eucarístico. Las comunidades protestantes carecen de ello, por lo que jamás celebrarán Eucaristía. Ellos pueden hacer una recuerdo de la Cena del Señor, pero ese acto no es Eucaristía, ya que no posee sus tres realidades: Sacrificio, Presencia Real y Comunión. Y no las posee por que solo la Sucesión Apostólica da ese "poder".

Orden sagrado: Solo los obispos, Sucesores Apostólicos, pueden consagrar presbíteros y diáconos válidamente. Un pastor protestante jamás podrá hacer eso.

Unción de los enfermos: Solo puede ser realizada por los presbíteros. Nadie más puede hacerlo.

Como ves, el protestantismo no posee Sacramentos por carecer de Sucesión Apostólica.

Pueden hacer ciertos ritos que los recuerden como imponer manos, la cena del Señor, y cosas así. Pero esos serán simples actos de rcuerdo, jamás transmitirán la Gracia del Espíritu Santo.
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Kike G.
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MensajePublicado: Jue Mar 01, 2007 11:39 pm    Asunto: Re: ¿Existe la Sucesion Apostólica en las iglesias protestan
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Excelentes todas tus respuestas, Maellus. Voy a copiar algunas de ellas en el otro foro para que se aclare el punto que expuse ahí porque tú has aclarado bien varios vacíos que dejé por allá con mis explicaciones.

Un abrazo.
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Kike G.
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MensajePublicado: Jue Mar 01, 2007 11:54 pm    Asunto: Re: ¿Existe la Sucesion Apostólica en las iglesias protestan
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

VLADIMIR escribió:

"pregunta informativa como le hago para que cuando quierea incluir en mi respuesta conmentarios y/o respuesta de otros participantes aparescan en un recuadro blanco y lo que yo escriba aparesca normal con fondo gris??"


Hola, Vladímir:

Es fácil. Sigue estos pasos:

1) Selecciona la intervención en el foro a la que quieres responder.
2) Verás que arriba a la derecha hay un botoncito que dice "Citar". Haz clic ahí.
3) Se te abrirá una nueva ventana. En ella hay un recuadro con el título "Publicar una respuesta".
4) Ese recuadro tiene una zona en blanco, que es donde escribirás tu mensaje.
5) Al haber presionado "Citar", verás que en el recuadro ya hay algunas palabras, que son las del mensaje al que responderás (es decir, lo que escribió la otra persona). Ese texto (el de la otra persona) está precedido por una especie de código encerrado entre corchetes (los corchetes son estos signos [ ] ). Lo que hay dentro de los corchetes se llama "etiquetas HTML", y sirven para indicarle instrucciones al procesador de textos del foro.

Antes de seguir te explico:

Las etiquetas son instrucciones, y debes rodear con ellas lo que quieras que reciba cierto formato: negritas, cursivas, formato de cita, etc. Siempre hay una etiqueta de apertura y una etiqueta de cierre para cada instrucción (como si le dijeras al procesador: "Mira, a partir de aquí pon todo en negritas hasta que yo te diga" y luego le indicas: "Listo, hasta aquí nomás").

En el caso de las citas, la etiqueta que se usa aquí es "quote". Por eso verás que al comienzo del texto que saldrá citado, está la etiqueta "[ q u o t e = N o m b r e ]", y al final sale esta etiqueta: "[ / q u o t e ]" (todo sin las comillas y sin los espacios: aquí he puesto espacios entre las letras porque, de lo contrario, el procesador interno me lo leerá como etiquetas). Donde dice "Nombre" va el nombre de la persona a la que estás citando. La barra inclinada siempre señala el final de la etiqueta.

Sigamos:

6) Cuando se abra la ventana con el recuadro para que escribas tu mensaje, verás, como te decía, que ya están las etiquetas de inicio y de cierre de la cita, con el nombre de la persona a la que le estás respondiendo luego del signo igual.
7) Simplemente borra el texto que no te sirva y deja entre las etiquetas el texto que quieras que aparezca citado.
8 ) Después de la etiqueta de cierre da un par de <enter> y escribe tu mensaje.
9) Para volver a citar otro pedazo del mail de esa misma persona o de otra, escribe tú mismo una etiqueta de inicio de cita (escribe " [ q u o t e = N o m b r e ]" sin espacios ni comillas) y luego del texto que quieras citar escribe la etiqueta de cierre (" [ / q u o t e ] ").

Listo, ahí debe funcionar. A ver, haz la prueba citándome a mí.

Saludos.
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Kike
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rmontalvan
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MensajePublicado: Jue Mar 01, 2007 11:56 pm    Asunto: Re: ¿Existe la Sucesion Apostólica en las iglesias protestan
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
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Un ex-sarcerdote Católico, que ejersa como ministro en una denominacion protestante, puede consagrar el Vino y el Pan?? es el Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesuscristo??
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Maellus haereticorum
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MensajePublicado: Vie Mar 02, 2007 3:20 am    Asunto: Re: ¿Existe la Sucesion Apostólica en las iglesias protestan
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

rmontalvan escribió:
Un ex-sarcerdote Católico, que ejersa como ministro en una denominacion protestante, puede consagrar el Vino y el Pan?? es el Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesuscristo??




Respecto a tu pregunta.....pues.......muy buena...¡¡Gracias por formularla!!!!

Para responder, veamos lo que dice la Sagrada Doctrina de la Iglesia:

Sacrosanto Concilio de Trento, Sesión XXIII:

"Cap. III. Que el orden es verdadera y propiamente Sacramento.

Constando claramente por testimonio de la divina Escritura, de la tradición Apostólica, y del consentimiento unánime de los Padres, que el orden sagrado, que consta de palabras y señales exteriores, confiere gracia; ninguno puede dudar que el orden es verdadera y propiamente uno de los siete Sacramentos de la santa Iglesia; pues el Apóstol dice: Te amonesto que despiertes la gracia de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos: porque el espíritu que el Señor nos ha dado no es de temor, sino de virtud, de amor y de sobriedad.

CÁNONES

CAN. IV. Si alguno dijere, que no se confiere el Espíritu Santo por la sagrada ordenación, y que en consecuencia son inútiles estas palabras de los Obispos: Recibe el Espíritu Santo; o que el Orden no imprime carácter; o que el que una vez fue sacerdote, puede volver a ser lego; sea excomulgado
".


Catecismo Tridentino de 1566, Parte Segunda, Capítulo VII, 10:

"10. El orden es verdadero Sacramento.

....Y por eso, al entregar el obispo al que se ordena sacerdote un cáliz con vino y agua , y una patena con pan, le dice: Recibe la potestad de ofrecer el Sacrificio, etc.; por las cuales palabras ha enseñado siempre la Iglesia...que se da la potestad de consagrar la Eucaristía, imprimiéndose en el alma un carácter, a la cual va unida la gracia para cumplir bien y legítimamente dicho ministerio. Así lo dclara el Apóstol de siguiente modo: Por esto te amonesto que hagas revivir la gracia de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. Que no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de templanza (Tim 1, 6-7)
"

Catecismo de la Iglesia católica de 1992, Segunda Parte, VII, 1581-1583:

VII LOS EFECTOS DEL SACRAMENTO DEL ORDEN

El carácter indeleble

1581 Este sacramento configura con Cristo mediante una gracia especial del Espíritu Santo a fin de servir de instrumento de Cristo en favor de su Iglesia. Por la ordenación recibe la capacidad de actuar como representante de Cristo, Cabeza de la Iglesia, en su triple función de sacerdote, profeta y rey.

1582 Como en el caso del Bautismo y de la Confirmación, esta participación en la misión de Cristo es concedida de una vez para siempre. El sacramento del Orden confiere también un carácter espiritual indeleble y no puede ser reiterado ni ser conferido para un tiempo determinado (cf Cc. de Trento: DS 1767; LG 21.28.29; PO 2).

1583 Un sujeto válidamente ordenado puede ciertamente, por justos motivos, ser liberado de las obligaciones y las funciones vinculadas a la ordenación, o se le puede impedir ejercerlas (cf CIC, can. 290–293; 1336,1, nn 3º y 5º; 1338,2), pero no puede convertirse de nuevo en laico en sentido estricto (cf. CC. de Trento: DS 1774) porque el carácter impreso por la ordenación es para siempre. La vocación y la misión recibidas el día de su ordenación, lo marcan de manera permanente.
".
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Maellus haereticorum
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MensajePublicado: Vie Mar 02, 2007 3:36 am    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
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Puesta ya la Sagrada Doctrina según nos enseñan las Escrituras y el Magisterio, podemos advertir que la persona que Ordena como sacerdote Ministerial, lo es por siempre, ya que la gracia que se le confiere mprime carácter, por consiguiente quien lo recibió seguirá siendo siempre sacerdote.

Si un sacerdote decide retirarse de su ministerio para hacerse protestante, aunque cae en la herejía, no deja de ser sacerdote.

Dice la encíclica "Redemptor hominis" de Juan Pablo II: "En la fidelidad a la propia vocación deben distinguirse los esposos, como lo exige la naturaleza propia del matrimonio. En una línea de similar fidelidad a su propia vocación deben distinguirse los sacerdotes, dado el carácter indeleble que el sacramento del Orden imprime en sus almas"

¿Por que es algo indeleble? Es por que en el carácter sacramental hay una alianza entre Dios y el sujeto que recibe el Sacramento. Dios será fiel a su alianza, aunque falle el sujeto. Dios es fiel a su alianza. No cabe que una fuerza intermedia rompa o impida esta alianza...ni la herejía misma.

Si un sacerdote ha caído en herejía convirtiéndose en protestante, sigue siendo verdadero sacerdote. Puede administrar todos los sacramentos: Bautismo, Eucaristía, Unción de enfermos, aunque si lo hace lo haría de forma ilícita.

Claro, el daño espiritual para tal caso sería inmenso y su alma reo de un gran pecado por que además de la herejía se incurriría en el pecado de escándalo, muy condenado por Jesucristo.

Para ampliar más la respuesta, es necesario que calle yo para dar paso a que hable Santo Tomás de Aquino, quien magistralmente ha respondida tan importante inquietud:

ARTíCULO 7

¿Pueden consagrar los herejes, los cismáticos y los excomulgados?

Objeciones por las que parece que los herejes, los cismáticos y los excomulgados no pueden consagrar.

1. Dice San Agustín que fuera de la Iglesia católica no hay lugar para el verdadero sacrificio. Y el papa San León, en una frase repetida en Decretis I q.l, afirma: En otro sitio (o sea, fuera de la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo) no es válido el sacerdocio ni son verdaderos los sacrificios. Ahora bien, los herejes, los cismáticos y los excomulgados están separados de la Iglesia. Luego no pueden hacer un sacrificio verdadero.

2. Se lee en la misma obra que el papa Inocencio dice: En lo que se refiere a los arríanos y a otras pestes parecidas, aunque acojamos a los laicos que dan señales de arrepentimiento, no parece que debamos acoger a sus clérigos, ya tengan la dignidad del sacerdocio o cualquier otra, porque de ellos solamente reconocemos el bautismo. Pero nadie puede consagrar la eucaristía sin la dignidad sacerdotal. Luego los herejes y demás sectas semejantes no pueden consagrar la eucaristía.

3. quien está fuera de la Iglesia no parece que pueda hacer nada en nombre de toda ella. Pero el sacerdote que consagra la eucaristía actúa en nombre de toda la Iglesia, como consta por el hecho de que presenta todas las oraciones en nombre de toda la Iglesia. Luego parece que los que están fuera de la Iglesia, o sea, los herejes, los cismáticos y los excomulgados, no pueden consagrar la eucaristía.

Contra esto: dice San Agustín en II Contra Parmen. : De la misma manera que permanece en ellos —o sea, los herejes, cismáticos y excomulgados— el bautismo, así también permanece íntegra la ordenación. Pero en virtud de la ordenación el sacerdote puede consagrar la eucaristía. Luego los herejes, los cismáticos y excomulgados, puesto que en ellos permanece íntegra la ordenación, parece que pueden consagrar la eucaristía.

Respondo: Algunos han afirmado que los herejes, los cismáticos y los excomulgados, puesto que están fuera de la Iglesia, no pueden hacer este sacramento.

Pero se equivocan. Porque, como observa San Agustín en II Contra Parmen., es distinto no tener una cosa y tenerla abusivamente, como también es distinto no dar y no dar rectamente. Pues bien, los que, perteneciendo a la Iglesia, recibieron la potestad de consagrar en la ordenación sacerdotal, tienen la potestad lícitamente, pero no la utilizan correctamente si se separan después de la Iglesia por la herejía, el cisma o la excomunión. Pero quienes se ordenan estando ya separados, no han adquirido lícitamente la potestad ni lícitamente la utilizan. Pero que tanto unos como otros tienen esta potestad consta por el hecho, indicado ya por San Agustín, de que cuando retornan a la unidad de la Iglesia no son nuevamente ordenados, sino que se les recibe con las órdenes que tienen. Y puesto que la consagración de la eucaristía es un acto dependiente de la ordenación sacerdotal, los que se han separado de la Iglesia por herejía, cisma o excomunión, pueden, efectivamente, consagrar la eucaristía, la cual, aunque haya sido consagrada por ellos, contiene el verdadero cuerpo y la sangre de Cristo. Sin embargo, no consagran lícitamente, sino que pecan consagrando así. Por consiguiente, no reciben el fruto del sacrificio, que es el sacrificio espiritual
.

A las objeciones:

1. Esos textos y otros semejantes han de ser entendidos en el sentido de que fuera de la Iglesia no se ofrece el sacrificio lícitamente. Por lo que fuera de la Iglesia no puede haber sacrificio espiritual, que es el verdadero sacrificio en lo que se refiere al fruto, aunque sea verdadero en lo que se refiere al sacramento, del mismo modo que anteriormente (q.80 a.3) decíamos que el pecador recibe el cuerpo de Cristo sacramentalmente, pero no espiritualmente.

2. A los herejes y a los cismáticos solamente se les reconoce el bautismo, porque en caso de necesidad pueden bautizar lícitamente. Pero en ningún caso pueden consagrar la eucaristía o conferir otro sacramento.

3.
En las oraciones de la misa el sacerdote habla en nombre de la Iglesia, a la que está unido. Pero en la consagración del sacramento habla en nombre del mismo Cristo, de quien es vicario por la potestad del orden. Por tanto, si el sacerdote separado de la unidad de la Iglesia, celebra la misa, puesto que no pierde la potestad del orden, consagra el verdadero cuerpo y sangre de Cristo, pero, por estar separado de la unidad de la Iglesia, sus oraciones no tienen eficacia.

ARTíCULO 8

¿Puede un sacerdote degradado consagrar este sacramento?[La Eucaristía]

Objeciones por las que parece que un sacerdote degradado no puede consagrar este sacramento.

1. Nadie puede consagrar este sacramento si no tiene potestad para ello. Pero el degradado no tiene potestad de consagrar, aunque tenga potestad de bautizar, como dice el Canon I, q. 1. Luego parece que el sacerdote degradado no puede consagrar la eucaristía.

2. quien da una cosa puede quitarla también. Pero es el obispo quien da al sacerdote la potestad de consagrar, al ordenarle. Luego también se la puede quitar, degradándole.

3. por la degradación, el sacerdote pierde: o la potestad de consagrar o solamente el ejercicio de la misma. Pero no pierde sólo el ejercicio, porque en ese caso el degradado no perdería más que el excomulgado, quien, efectivamente, no puede ejercer su facultad. Luego parece que pierde la potestad de consagrar. En cuyo caso parece que no puede hacer este sacramento.

Contra esto: prueba San Agustín en II Contra Parmen. que los apóstatas de la fe no pierden el bautismo, puesto que cuando vuelven arrepentidos no se les bautiza de nuevo, con lo cual se indica que no lo pueden perder. E, igualmente, al sacerdote degradado, si se reconcilia, no se le vuelve a ordenar. Luego no pierde la potestad de consagrar. De donde se deduce que el sacerdote degradado puede consagrar este sacramento.

Respondo: La potestad de consagrar la eucaristía pertenece al carácter sacerdotal del orden. Ahora bien, el carácter, puesto que se da con una consagración, es indeleble, como en su lugar se dijo (q.65 a.5), de la misma manera que es perpetua, indeleble e irrepetible la consagración de cualquier cosa. Por donde se manifiesta que la potestad de consagrar no se pierde con la degradación. Dice, en efecto, San Agustín en II Contra Parmen. : uno y otro, o sea, el bautismo y el orden, son sacramentos y se confieren al hombre mediante una consagración: uno con el bautismo, otro con la ordenación, por cuyo motivo no está permitido a los católicos reiterarlos. Con lo cual se demuestra que el sacerdote degradado puede realizar este sacramento.

A las objeciones:

1. Ese canon no habla en tono afirmativo, sino interrogativo, como se deduce del contexto.

2. El obispo no otorga la potestad del orden por potestad propia, sino de modo instrumental como ministro de Dios. Y el efecto de Dios no puede ser borrado por el hombre, según aquello de Mt 19,6: Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre. Por tanto, el obispo no puede quitar esta potestad, de la misma manera que quien bautiza tampoco puede quitar el carácter bautismal.

3. La excomunión es medicinal. Por eso, a los excomulgados no se les priva perpetuamente del ejercicio de la potestad sacerdotal, sino temporalmente hasta que se corrijan. A los degradados, sin embargo, se les priva del ejercicio como si estuviesen condenados para siempre.

(Suma Teológica IIIa, 82, 7. 8)
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MensajePublicado: Vie Mar 02, 2007 3:56 am    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
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O sea: el sacramento es válido, pero no lícito.
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MensajePublicado: Dom Mar 04, 2007 5:02 am    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
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Stephanos escribió:
Sería bueno que se aclarara también la situación de los cismaticos de Occidente (Veterocatólicos, Union de Utrech, etc)




Investigué un poco al respecto, y ellos también poseen Sucesión Apostólica verdadera, ya que en 1724 un obispo católico consagró a Cornelio Steenhoven como arzobispo de Utrecht sin aprobación papal. Esta Iglesia Católica Vieja se mantuvo como una pequeña organización disidente, pero a partir de 1870 varios sacerdotes opuestos a la infalibilidad papal en Baviera, Alemania, Suiza, Holanda, etc., buscaron consagración para obispos y organizaron iglesias separadas de Roma. Mantienen buenas relaciones con la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Anglicana, manteniendo vínculos de intercomunión. Obispos Ortodoxos han parcipido en la Ordenación de Obispos Veterocatólicos, , como tambien Obispos de la Iglesia de los Viejos Católicos han consagrado Obispos Anglicanos.

Les comparto un artículo de Mercaba.org:

VETEROCATÓLICOS

La Vieja Iglesia católica es una asociación de Iglesias nacionales autónomas bajo la presidencia del arzobispo de Utrecht. La raíces del veterocatolicismo pueden señalarse en los Países Bajos, en el período posterior a la Reforma, cuando Roma consideraba gran parte de aquellos países como tierras de misión. Durante una controversia sobre la deposición del vicario apostólico a comienzos del siglo XVIII, un pequeño grupo logró obtener la consagración de Cornelius Steenoven como arzobispo de Utrecht, lo cual confirmó su escisión de Roma. Después del concilio Vaticano I, algunos grupos de católicos de Alemania, Suiza y del imperio austro-húngaro, bajo el influjo de algunos teólogos como Ignaz von DOllinger, protestaron contra las definiciones del primado y de la infalibilidad del papa. Fueron llamados «viejos católicos» porque consideraban las doctrinas del Vaticano I como una innovación. Los congresos celebrados en Múnich ( 1871) y en Colonia ( 1872) los llevaron a la Declaración de Utrecht ( 1889), que unió a todos los que criticaban el concilio Vaticano I con la comunidad más antigua de Utrecht. A principios del siglo xx los viejos católicos se unieron a las «Iglesias polacas nacionales» de Polonia, Estados Unidos y Canadá.

La Declaración de Utrecht se basa en la Iglesia indivisa de los ocho primeros concilios ecuménicos. Acepta la Escritura y la Tradición como fuentes de la revelación, aunque no se consideran inspirados los libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento. Reconoce una primacía de honor al obispo de Roma, pero no el primado de jurisdicción ni la infalibilidad que afirmó el Vaticano I. Los viejos católicos rechazan las ideas de un tesoro de méritos, las indulgencias, la veneración de los santos y las definiciones de la Inmaculada Concepción y de la Asunción de María. Creen en la presencia real de Cristo en la eucaristía, sin explicarla en términos de transubstanciación. Se practica la confesión auricular, pero no se la considera necesaria: no se continuó con el celibato clerical. La liturgia de los veterocatólicos es bastante parecida a la de la Iglesia romana católica. Cada diócesis está dirigida por un obispo, elegido por un sínodo compuesto de clérigos y de laicos, que decreta los cánones que el obispo pone luego en acto.

Los viejos católicos estuvieron activamente interesados por la unidad de los cristianos desde sus orígenes, especialmente con los anglicanos y los ortodoxos. En el Acuerdo de Bonn de 1931, los anglicanos y los viejos católicos acordaron la intercomunión, sin obligar a la mutua aceptación de todas las posiciones doctrinales y de todas las prácticas litúrgicas o devocionales.

Este acuerdo fue seguido de declaraciones conjuntas sobre la ordenación de las mujeres ( 1977) y sobre la autoridad en la Iglesia ( 19'80). Un Diálogo entre los viejos católicos y los ortodoxos (1975-1983) llevó a la publicación de Declaraciones comunes sobre la doctrina de Dios, sobre la cristología y sobre la eclesiología.

W Henn

Bibl.: R . Aubert, pío IX y su época, Fliche Martin (eds.), XXIV, 384-389: HdI, VII, 1011-1117.
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MensajePublicado: Dom Mar 04, 2007 3:09 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
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Una pregunta: ¿un sacerdote que se ha separado de la Iglesia y se ha metido en otra religión puede consagrar el Pan y el Vino, incluso si rinde culto a Satanás?
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Christifer
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MensajePublicado: Dom Mar 04, 2007 7:23 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Otra pregunta: ¿también un sacerdote que se haya salido correctamente y se haya casado por la Iglesia también puede hacerlo?
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Marion
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MensajePublicado: Dom Mar 04, 2007 8:26 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Hola a todos, voy a aclarar un tema que veo está equivocado, pongo entre comillas el párrafo del post de Malleus porque no se citar todavía (ya vi un post que enseñan, me pondré a aprender)
“Caso diferente es la Iglesia Anglicana, quien en sus inicios, sí poseía la Sucesión Apostólica por que no era intención del impío Enrique VIII romper con los Dogmas Católicos.
La Sucesión Apostólica se perdió al ser ordenado ilegítimamente un obispo por el rey Enrique VIII quien en 1559 nombró a Thomas Cranmer, que no era obispo, como titular de la Sede de Canterbury –el arzobispo de Canterbury está jerárquicamente después de la Reina y del Parlamento inglés– y su representante sobre la Iglesia anglicana y desde allí llevó adelante la segunda fase de la reforma.”
La realidad fue diferente:
La sucesión apostólica no se rompió con el Arzobispo Cranmer sino con Mattew Parker muchos años después. Cranmer sí era Obispo y fue ratificado en su sede de Canterbury por el Papa Clemente VII, la bula llegó a Inglaterra en marzo de 1533.
Lo de 1559 no es cierto, tanto el rey como Cranmer estaban muertos para esa fecha
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Maellus haereticorum
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MensajePublicado: Dom Mar 04, 2007 8:59 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Marion escribió:

La realidad fue diferente:
La sucesión apostólica no se rompió con el Arzobispo Cranmer sino con Mattew Parker muchos años después. Cranmer sí era Obispo y fue ratificado en su sede de Canterbury por el Papa Clemente VII, la bula llegó a Inglaterra en marzo de 1533.




Estimado Marion:

Thomas Cranmer ciertamente fue elegido arzobispo...pero su consagración episcopal no era válida, ya que mientras realizaba una visita al luterano Osiander en Nuremberg, se casó con Margarert, sobrina de aquel en 1532. Y no hay que olvidar que antes ya se había casado por primera vez con Joan en 1510. Su arzobiospado no era válido por tener dos nupcias.

Cuando fue nombrado arzobispo, tenía que jurar lealtad al papa Clemente VII a quien rechazaba. Al momento de prestar juramento no lo hizo, lo cual parece que fue un motivo por el cual jamás fue consagrado como Arzobipso.

Fue Enrique VIII quien lo nombro arzobipso por que Cranmer apoyaba su divorcio, y empezó a ejercer funciones como tal...pero su nombramiento episcopal no era válido.

Marion escribió:
Lo de 1559 no es cierto, tanto el rey como Cranmer estaban muertos para esa fecha


Eso sí es cierto. El año correcto es 1534.
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Ultima edición por Maellus haereticorum el Jue Mar 08, 2007 6:35 am, editado 2 veces
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Marion
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MensajePublicado: Dom Mar 04, 2007 10:14 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Hola Maellus Laughing Antes que nada soy chica Laughing
Uy, si empiezo a hablar del Arzobispo Cranmer y de los Tudors no termino más. Very Happy
Para ampliar la historia.
William Warham, arzobispo de Canterbury murió en agosto de 1532 y dejó vacante el arzobispado. Cranmer fue convocado por el rey Enrique para ser propuesto en la sede de Canterbury y se envió el pedido al Papa. Las bulas confirmatorias llegaron en marzo de 1533.
Es verdad lo de las bodas de Cranmer. Su primer boda ocurrió recién graduado de Cambridge con una joven llamada Joan que murió pronto posiblemente de parto, después continuó su carrera en la Iglesia y recibió las órdenes sagradas. Cuando viajó a Alemania se involucró con las teorías luteranas y se casó con la sobrina de Andreas Osiander. Al volver a Inglaterra se cuidó bien que nadie supiera este hecho porque Enrique sostenía el celibato para los sacerdotes.
Los supresión de la autoridad papal no tuvo lugar de un día para otro, esto que comenzó desde antes de la muerte de Warham llegó a su acto final el 3 de julio de 1536 con el acta que prohibía el ejercicio o defensa de la autoridad papal bajo cualquier forma (el acta se llamó Act of Extinguishing the Authority of the Bishop op Rome)
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Luis E Melgar
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MensajePublicado: Dom Mar 04, 2007 11:39 pm    Asunto: Re: existe la sucesion apostolica en otras iglesias protesta
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Maellus haereticorum escribió:


Según las Escrituras, para que haya Sucesión Apostólica, debe haber imposición de las manos de parte del Obispo, rito presente en la Iglesia católica desde su Fundación.


En el Caso de Matías, el sucesor de Judas, no se habla de imposicion de manos.

Cuales son los versiculos con los que podemos sustentar la afirmacion anterior?

Gracias de antemano.
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Maellus haereticorum
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MensajePublicado: Lun Mar 05, 2007 12:05 am    Asunto: Re: existe la sucesion apostolica en otras iglesias protesta
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Luis E Melgar escribió:


En el Caso de Matías, el sucesor de Judas, no se habla de imposicion de manos.

Cuales son los versiculos con los que podemos sustentar la afirmacion anterior?

Gracias de antemano.




1 Tim 4, 14 "No descuides el don espiritual que está en ti, que te fue conferido por medio de la profecía con la imposición de manos del presbiterio” .

2 Tim 1,6-9.13-14Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero suyo, sino participa conmigo en las aflicciones por el evangelio, según el poder de Dios, quien nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según su propósito y según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad... Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros, el tesoro que te ha sido encomendado

Hch 8, 17 "Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo".

Hch 6, 5-6 "Fue bien recibida la propuesta por toda la muchedumbre, y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolas, prosélito antioqueno; los cuales fueron presentados a los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos".

Hch 13, 2-3 "Un día, mientras celebraban la liturgia en honor del Señor y guardaban los ayunos, dijo el Espíritu Santo: Segregadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, después de orar y ayunar, les impusieron las manos y los despidieron".

1 Ti 5, 22 "No seas precipitado en imponer las manos a nadie, no vengas a participar de los pecados ajenos".


En el caso de Matías...el hecho que no se mencione explícitamente que no se le impusieron las manos no significa que no se hizo. Si al mismo Pablo se le impusieron las manos, es de tener por cierto que a Matías también.
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Ultima edición por Maellus haereticorum el Jue Mar 08, 2007 6:36 am, editado 1 vez
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Luis E Melgar
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MensajePublicado: Lun Mar 05, 2007 12:40 am    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
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AH ok, mil gracias Maellus.

Ahora una ultima duda...

en la Biblia, la palabra obispo y conjugaciones aparece al menos seis veces, pero no me fue posible identificar un paralelo entre obispo y Apostol.

Existen diferencias entre obispo y apostol?

por que se dejo de usar el titulo de apostol?

o si existe alguna ecuacion en la Bibllia para ambos terminos y yo nu pude encontrarlo???

Gracias de antemano.



PD: los Mormones dicen que tienen apostoles... en que se basan para decir eso?
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Maellus haereticorum
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MensajePublicado: Lun Mar 05, 2007 5:01 am    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
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Marion escribió:
Hola Maellus Laughing Antes que nada soy chica Laughing
Uy, si empiezo a hablar del Arzobispo Cranmer y de los Tudors no termino más. Very Happy


Estimada Marion:

Embarassed Perdón por confundirte con un chico.... Embarassed

Y muchas gracias por la información que nos has transmitido. Ha sido muy valiosa, ya que ha corregido ciertas inexactitudes y errores que fueron dichos y has ampliado un tema que muy pocos conocemos.

Si querés seguir ampliando el tema lo podés hacer. Entre más se nos enseñe menos ignorarermos.
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Maellus haereticorum
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MensajePublicado: Lun Mar 05, 2007 5:34 am    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
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Luis E Melgar escribió:

Ahora una ultima duda...

en la Biblia, la palabra obispo y conjugaciones aparece al menos seis veces, pero no me fue posible identificar un paralelo entre obispo y Apostol.

Existen diferencias entre obispo y apostol?

por que se dejo de usar el titulo de apostol?

o si existe alguna ecuacion en la Bibllia para ambos terminos y yo nu pude encontrarlo???






Te transcribo un estudio muy completo de Honoré Coppieters (The Catholic Encyclopedia, Volume I. Published 1907):


APÓSTOL

I. El Nombre

La palabra “apóstol”, del griego apostello, “enviar”, “despachar”, tiene un sentido etimológico muy general. Apostolos (apóstol) indica una persona que es enviada, despachada. En otras palabras, significa una persona a la que se confía una misión, o mejor, una misión en el extranjero. En la versión griega del Antiguo Testamento aparece una sola vez, en III Re 14, 6. Por el contrario, en el Nuevo Testamento aparece, según las cuentas de la Concordancia de Bruder, cerca de ochenta veces y no siempre es usada para designar a todos los discípulos del Señor, sino a aquellos pocos que fueron llamados en forma especial.

II. Varios Significados

Es evidente a primera vista que, en el sentido cristiano, todo aquel que haya recibido una misión de parte de Dios o de Cristo puede ser llamado “apóstol”. Pero es un hecho, también, que tal título se reservaba a aquellos que lo habían recibido directamente de Cristo. Al mismo tiempo, al igual que otros títulos honoríficos, el de “apóstol” ocasionalmente se aplicaba a aquellos que llevaban a cabo las tareas correspondientes al significado fundamental de esa palabra. Ésta tiene varios significados.

El nombre “apóstol” denota principalmente a aquellos doce discípulos que, en una solemne ocasión, fueron llamados por Cristo para llevar a cabo una misión especial. En los Evangelios, empero, con frecuencia esos doce discípulos son indicados con las palabras mathetai (los discípulos), dodeka (los doce) y, después de la traición de Judas, incluso hendeka (los once).

Saulo de Tarso, convertido milagrosamente y llamado a predicar el Evangelio a los paganos, reclama insistentemente para si ese título y los derechos que le corresponden al mismo.

En la carta a los Hebreos (3,1) hasta a Jesucristo se le aplica el nombre, con el significado original de delegado enviado por Dios a predicar al mundo la verdad revelada. También en el Nuevo Testamento, la palabra apóstol tiene un sentido más amplio, que denota a algunos discípulos inferiores quienes, bajo la dirección de los Apóstoles, predicaban el Evangelio o contribuían a su difusión. En ese caso se encuentran Bernabé (Hech 14, 4-14), probablemente Andrónico y Junia (Rm 16, 7), Epafrodito (Fil 2, 25) y dos cristianos desconocidos que fueron delegados para la colecta de Corinto (II Cor 7, 23).

III. Función y Condiciones del Apostolado

Dos de los evangelios sinópticos añaden a la narración de la elección de los Doce una breve afirmación acerca de su función. Marcos (3, 14,-15): “Instituyó doce para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios”. Mateo (10, 1): “Y llamando a sus doce discípulos les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para curar toda enfermedad y toda dolencia”. Al narrar la elección de los Doce, Lucas no indica nada de sus funciones. Posteriormente (Mc 6, 7-13; Mt 10, 5-15, Lc 9, 1-5), Jesús envía a los Doce a predicar el Reino y a curar, y les da instrucciones muy definidas. De todo ello podemos concluir que los Apóstoles deben estar con Jesús y colaborar con Él a base de proclamar el reino y de curar. Pero eso no era toda su función. Los dichos de Cristo después de su resurrección clarifican aún más la naturaleza de la misión apostólica. Son fundamentales los pasajes Mt 28, 19-20; Lc 24, 46-49; Hech 1, 8, 21-22. En el primero de esos textos leemos: “Vayan pues y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándolas a observar todo lo que yo les he mandado”. Los textos de Lucas señalan hacia el mismo oficio de predicar y dar testimonio (Cf. Mc 16, 16). Los Hechos de los Apóstoles y las epístolas escritas por los Apóstoles los muestran en el incansable desempeño de esa función. En todas partes es el Apóstol el que gobierna a los discípulos, predica las enseñanzas de Jesús como testigo auténtico y administra los ritos sagrados. Para cumplir tal oficio debieron haber sido instruidos por Jesús, y haber visto al Señor resucitado. Todas estas son, sin lugar a dudas, las condiciones que los mismos Apóstoles exigen de quien haya de suceder a Judas Iscariote. “De entre los hombres que anduvieron con nosotros todo el tiempo que el Señor convivió con nosotros, a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado, uno de ellos sea constituido testigo con nosotros de su resurrección” (Hech 1, 21-22).

IV. Autoridad y Prerrogativas de los Apóstoles

La autoridad de los Apóstoles procede del oficio que les fue impuesto por Nuestro Señor, y está basada en las palabras del mismo Cristo. Él estará con ellos todos los días hasta el fin de los tiempos (Mt 28, 20) y corroborará su predicación (Mc 16, 16). Les enviará la “promesa del Padre”, el “poder de lo alto” (Lc 24, 49). Los Hechos de los Apóstoles y las epístolas del Nuevo Testamento nos muestran cómo se ejerció esa autoridad. Los Apóstoles hacen leyes (Hech 15, 29; I Cor 7, 12ss.), enseñan (Hec 2, 37), afirman que su enseñanza debe ser recibida como palabra de Dios (I Tes 2, 13), castigan (Hech 5, 1-11; I Cor 5, 1-5), administran los sagrados ritos (Hech 6, 1 ss.; 16, 33; 20, 11), aseguran su sucesión (II Tim 1, 6; Hech 14, 22). En términos teológicos modernos, el apóstol, además del poder del orden, tiene el poder general de jurisdicción y magisterio (enseñanza). El primero abarca el poder de hacer leyes, juzgar en materias religiosas y obligar a su cumplimiento utilizando castigos adecuados. El último incluye el poder de proponer la doctrina de Cristo con autoridad. Debe añadirse aquí que el apóstol tiene la posibilidad de recibir nuevas verdades reveladas para proponerlas a la Iglesia. Pero esto último es algo personal de los Apóstoles.


V. Apostolado y Episcopado

Habida cuenta que la autoridad que el Señor otorgó a los Apóstoles les fue dada para bien de toda la iglesia, es natural que tal autoridad hubiese de permanecer incluso después de su muerte. En otras palabras, esa autoridad debe pasar a los sucesores establecidos por los Apóstoles. Ya en los documentos cristianos más antiguos que hablan de las comunidades primitivas encontramos ministros establecidos, algunos de ellos al menos, por el rito usual de la imposición de las manos. Se les conoce por varios nombres: presbíteros (presbyteroi, Hech 11, 30; 14, 22; 15, 2-23; 16, 4; 20, 17; 21, 18; I tim 5, 17-19; Tit 1, 5); obispos (episkopoi, Hech 20, 28; Fil 1,1; I Tim 3, 2; Tit 1, 7); presidentes (prostamenoi, I Tes 5, 12; Rom 12, etc.); cabezas (hegumenoi, Heb 13, 7-24, etc.); pastores (poimenes, Ef 4, 11); maestros (didaskaloi, hech 13, 1; I Cor 12, 28 s.); profetas (prophetai, Hech 13, 1; 15, 32; i Cor 12, 28-29, etc.) y algunos más. Junto a ellos se encuentran los delegados apostólicos, como Tito y Timoteo. Los términos más usuales son presbítero y obispo. Estas palabras estaban destinadas a convertirse en los nombres técnicos de las autoridades de la comunidad cristiana. Los demás nombres son menos importantes. Los diáconos son algo aparte, puesto que se trata de un orden inferior. Parece claro que entre tanta diversidad de nombres para las autoridades eclesiásticas en la época apostólica algunos de ellos han de haber significado solamente funciones transitorias. Ya desde el inicio del siglo II en Asia Menor, y en algunas partes un poco después, encontramos únicamente tres títulos: obispos, presbíteros y diáconos. Estos últimos cambiaron con autoridades inferiores. La autoridad de los obispos es diferente a la de los presbíteros, como queda claro en cada página de las cartas del mártir Ignacio de Antioquía. El obispo- del que sólo hay uno en cada pueblo- gobierna su iglesia, nombra presbíteros que tienen un rango subordinado a él y son algo así como sus consejeros, preside la asamblea eucarística, enseña a su pueblo, etc. Tiene, en breve, un poder general de gobernar y enseñar, casi igual a los obispos católicos de hoy día. Este poder es substancialmente idéntico al de los Apóstoles sin, empero, gozar de las prerrogativas personales propias de estos últimos. San Ignacio de Antioquía declara que este oficio recibe su autoridad directamente de Dios a través de Cristo (Carta a la iglesia de Filadelfia, I). Clemente de Roma, en su carta a la iglesia de Corinto (alrededor del año 96), defiende enérgicamente la legitimidad del ministerio de los obispos y presbíteros y afirma que los Apóstoles establecieron sucesores para gobernar las iglesias (XLII, XLIV). Podemos confiadamante concluir que, cerca del fin del siglo II, los ministros de la Iglesia eran reconocidos universalmente como legítimos sucesores de los Apóstoles.


Mons. Batiffol (Rev. bibl., 1895, y Etudes d'hist. et de théol. positive, I, Paris, 1903) ofrece la siguiente opinión: en las iglesias primitivas había (1) ciertas funciones preparatorias, como la dignidad de apóstoles y profetas, (2) algunos presbyteroi no tenían funciones litúrgicas sino que constituían un mero título honorífico, (3) los episkopoi, que eran varios en cada comunidad, cumplían una función litúrgica con la función de predicar, (4) cuando murieron los Apóstoles, el episcopado se subdividió, eligiendo a uno de los obispos para que fuera el soberano y a los demás para que fueran sus subordinados. Estos, posteriormente, se convirtieron en los presbíteros de la actualidad. Este sacerdocio secundario es participación en el único sacerdocio original. Por tanto, no se puede hablar de diferencias de orden entre obispos y presbíteros.

Ya en el siglo II la autoridad apostólica general pertenecía, por una sucesión universalmente reconocida como legítima, a los obispos de las iglesias cristianas. Es así que los obispos tienen un poder general de orden, jurisdicción y magisterium, pero no las prerrogativas personales de los Apóstoles.


Luis E Melgar escribió:
PD: los Mormones dicen que tienen apostoles... en que se basan para decir eso?


Y también dicen que los aztecas, mayas e incas se volvieron de piel oscura por una maldición de Dios y que si se hacen mormones, se volverán "blancos y bellos"...¿Para que perder el tiempo con leyendas?
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Ultima edición por Maellus haereticorum el Jue Mar 08, 2007 6:38 am, editado 1 vez
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VLADIMIR
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MensajePublicado: Lun Mar 05, 2007 1:28 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Luis E Melgar escribió:
PD: los Mormones dicen que tienen apostoles... en que se basan para decir eso?


Y también dicen que los aztecas, mayas e incas se volvieron de piel oscura por una maldición de Dios y que si se hacen mormones, se volverán "blancos y bellos"...¿Para que perder el tiempo con leyendas?[/quote]

hola alguien sabe mas sobre los mormones???
tambien eh escuchado muchas cosas raras y que suenan a leyenda escuche tambien que dicen que jesus despues de que resucito estuvo en mexico con los aztecas.

la verdad se oye muy fantasioso
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Luis E Melgar
Asiduo


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MensajePublicado: Lun Mar 05, 2007 3:17 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Una pregunta Titpica protestante...

Los Apostoles podian realizar milagros asombrosos.

Por que los Obispos, si son apostoles, no pueden?

Existe alguna Razón para ello?
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Bruno
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Registrado: 03 Oct 2005
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MensajePublicado: Lun Mar 05, 2007 4:27 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Luis E Melgar escribió:
PD: los Mormones dicen que tienen apostoles... en que se basan para decir eso?


Ellos en su libro Mormon, relatan que Jesús Resucitado se le "presento" a John Smith (fundador de los mormones) a orillas de un lago (no recuerdo cual), bautizandolo y ungiendolo como Apostol.

Asi que en base a este hecho John Smith se consideraba apostol y por consiguiente a partir de él, toda sucesión fue "apostólica".

Adicionalmente, creo que no se autodenominan apostoles, sino profetas. O Smith fue un profeta y los demás apostoles. Algo así......

En fin Confused
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Marion
Constante


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MensajePublicado: Mar Mar 06, 2007 5:23 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
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Hola Malleus. Me alegro que haya gustado mi sencillo aporte. Cualquier dato que quieras saber sobre el período Tudor (principalmente de la época de Enrique VIII) no dudes en preguntar, a lo mejor demoro la respuesta porque por factor tiempo no me conecto todos los días
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Javier Valdiviezo Olivas
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MensajePublicado: Jue Mar 08, 2007 6:47 am    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

Hola, soy nuevo y nada mas quiero decirle a Bruno que el nombre del fundador de los mormones es Jose Smith y que ellos dicen tener doce apostoles y un profeta basandose en ef 2,20 este profeta es el que supuestamente recibe las revelaciones para el manejo de la iglesia. Jose Smith fue el primero de estos y despues Brigham Young que fue el verdadero organizador . tienen 12 ``apostoles `` y es una de las cosas por las cuales dicen ser la iglesia restaurada de Cristo aunque su origen se remonta a menos de 200 años pero en el libro de mormon y otros cuentos su fundador les hace creer que vienen desde mucho tiempo antes . Dios los bendiga
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Guerrero de la Luz
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MensajePublicado: Jue Mar 08, 2007 7:30 pm    Asunto: Qué significan las letras JHS en la hostia ?
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
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Tengo otra información, que lo llamo a corroborar:
En tiempo antiguos a.deC., sacerdotes babilónicos compartía masas redondas con la forma circular del sol, para adorar a sus dioses:
I : Isis
H: Horus
S: Shamash (Semiramis)

NOTA DE MODERACIÓN:

Este espacio es SOLO para responder dudas católicas, no para incitar la apostasía de la Fe Católica.

Si deseas participar en este foro, lo podés hacer, pero debés de tener en cuenta las reglas:

1- Abrir un tema por pregunta.
2- Si no eres Cristiano Católico el espacio para dialogar es el de Apologética o el de Diálogo Ecuménico

Con respecto a tus dudas, las he trasladado al foro adecuado para que se continúe ahí: ¿Qué significan las letras JHS en la hostia ?


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Javier Valdiviezo Olivas
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MensajePublicado: Jue Mar 08, 2007 8:50 pm    Asunto:
Tema: ¿Existe la Sucesión Apostólica en los protestantes?
Responder citando

guerrerode la luz escribio:

Me podrían explicar cómo recibió la I.C. el legado papal desde Pedro? Y si en verdad sólo se lo atribuye, entonces cualquier iglesia podría hacer lo mismo?

Puedes consultar la lista de los papas en alguna enciclopedia y veras la lista ininterrumpida desde S Pedro hasta cuando menos Juan Pablo 11.

Probablemente las ediciones mas recientes ya traigan incluido a Benedicto 16, la Iglesia siempre por medio de los apostoles y despues los Obispos a la muerte de cada uno de ellos designo al sucesor . Eso se llama sucesion apostolica y no lo tiene ninguna de las iglèsias ``reformadas`` porque la mas antigua viene del siglo XVI

A JESUS POR MARIA. Dios te bendiga
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