Entre cielo y tierra

[Orpam Saretnoc Laverz]

"Tenía diez años, cuando fui por primera vez al colegio como interna. Era el 24 de febrero. La misionera italiana, que me recibió en la portería, me dijo: “Quien viene a nuestro colegio para estudiar, ha sido traído por la Virgen, María Auxiliadora”. En aquel momento no entendí plenamente, pero aquellas palabras me animaron. El 24 de mayo del mismo año, cada una de nosotras recibió un ‘mensaje’ de la Virgen. El mío decía: “¿Tú sabes que mi Hijo Jesús tiene por ti, un amor de predilección?”.
Desde aquel momento empecé a pensar que quería ser FMA. Soy feliz porque, mediante el contacto con las FMA, he sentido más fuerte el deseo de amar y seguir a Jesús. ¡Gracias, Señor!". Lo dice: María José de A. (Brasil).

Así contado casi parece algo perteneciente a una historia mínima, como dice, a veces, un locutor entrevistando a un periodista a quien aprecio mucho porque sus crónicas "están casi siempre con las más desfavorecidos de la sociedad".
Un día dijo que él no tenía fe, y un jesuita que le conoce bien, respondió "pues si tú no tienes fe... no sé qué hago yo aquí".
Esto me hizo pensar.
La vocación puede venir y, lo sabemos todos los que pensamos un poco, por diversos caminos.

El párrafo citado, de una Revista internacional, me hizo pensar.
Esta historia mínima me recuerda que una amiga me contó que ella había telefoneado, hacía un tiempo, a una Religiosa, porque Rosa, otra amiga suya, se lo había pedido, para que informara a la primera de que entraba en una Congregación. La Religiosa le interpeló ¿y tú?.
Le bastaron los dos monosílabos para plantearse su vocación.
Historia mínima ¿lo es amigos?

Hoy, sobre todo a las mujeres, que podamos ser todas "una gran mujer" siguiendo el camino que Dios ha querido para cada una de nosotras.
Un abrazo, rezad por mí sobre todo el 13, a las 19 horas.
Os espero a todos. Con cariño.
Orpam Saretnoc Laverz