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Antonieta, una alemana misionera

 
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Orpam Saretnoc Laverz
Veterano


Registrado: 10 Oct 2005
Mensajes: 2474

MensajePublicado: Vie Abr 13, 2007 10:23 am    Asunto: Antonieta, una alemana misionera
Tema: Antonieta, una alemana misionera
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Creo que sabéis que no me gusta nunca aportar grandes párrafos ni míos ni de nadie, pero he encontrado una página dedicada a una religiosa salesiana, Hija de María Auxiliadora, con una gran devoción y entrega a la Virgen.
Llevaba siempre una imagen en sus manos y bendecía con ella.
Aporto aquí la comunicación, aunque podéis leerla por párrafos, si os cansáis.
Pero no he querido cortar más de lo que ya he hecho, para que pensemos, siendo una reflexión sobre la vocación vivida y feliz puede hacernos felices en el camino que escojamos o ya hemos ido viviendo. Vosotros mismos, amigos foreros, veréis qué os parece.

"Los días, para Madre Antonieta, están marcados por amplios espacios dedicados a la oración, a la escucha y atención a las personas que cotidianamente se le acercan para obtener una bendición, una palabra de sostén, un estímulo para afrontar las dificultades cotidianas. Muchas horas se emplean en la correspondencia, preferentemente con correo electrónico.

Todo inició por un SÍ
Una jornada como tantas, hace casi 70 años. Antonieta, joven FMA, está delante de un gran Crucifijo. En un diálogo hecho de profundidad más que de palabras, pronuncia su SÍ y decide ser misionera para siempre. Está dispuesta a partir, junto a 33 Hermanas, para la inminente expedición hacia América. Hay diversas compañeras suyas de Alemania; el primer grupo de misioneras que proceden de su tierra.

S. Antonieta, con poco más de veinte años, demuestra una disponibilidad y generosidad sin descuentos. En pocos años pasa por diversas comunidades: Pisa, Novara, Casanova (Turín), como asistente de Novicias. Luego, a los 27 años, el realizarse de la vocación misionera que la llevará a la tierra que será suya para siempre. Celebrando el 50 aniversario de Profesión Religiosa, afirmará: “Me dicen que de Alemania, mi patria, conservo sólo el idioma, y que todo mi modo de ser y de actuar es de aquí, de América”.

Inicia su servicio en Patagonia, la tierra de los sueños de Don Bosco y de los deseos de María Mazzarello. Tiene la posibilidad de encontrarse con grandes figuras de misioneros y misioneras y de adiestrarse en un ejercicio cotidiano, duro y feliz, de pobreza, de don ininterrumpido, favoreciendo la escucha de las Hermanas, de la gente, de las exigencias de todos los que encuentra.

En aquellos tiempos, está llamada a ser testimonio en el proceso de Beatificación de Laura Vicuña, conoce a la familia de Zeferino Namuncurá, encuentra a Artemides Zatti. Los años de animación de la comunidad de Junín de los Andes le permiten entrar vitalmente en la cultura y en la realidad de aquella tierra, en particular de la gente mapuche.

El período vivido en plena cordillera andina es rico de vicisitudes y de peripecias, en tierras dominadas por interminables extensiones de nieve y perturbadas por continuas ráfagas de viento. Años marcados por una austera pobreza que llega a la falta de alimento y de la calefacción indispensable. Sor Antonieta ayuda a las Hermanas a revivir Mornese y sabe hacer de la casa espacio para acoger y alimentar el fuego del Amor. Trabaja de todas las maneras y en primera persona para obviar las molestias y proveer lo indispensable a la vida de cada día. A veces constata el florecer del milagro entre las manos.
Siempre empujada por el Amor

Después de 25 años de vida en Patagonia, S. Antonieta es nombrada provincial de la Inspectoría de Rosario Santa Fe (Argentina) y, seis años más tarde, es trasladada a la provincia de Perú y Bolivia. Experimenta el encuentro con nuevas realidades, el repetirse de aventuras en los largos viajes que la llevarán a los 4000 metros, o a la selva boliviana o a las selvas peruanas. Son nuevos retos, es una renovada confianza en Dios y en cada persona encontrada, llevando a las comunidades la sonrisa, la paz, la claridad de las orientaciones.

En la vida de Madre Antonieta (como ahora ya la llaman todos) pronto se abre un nuevo capítulo. Un salto más al norte la llevará en 1969 a México; la tierra que será su patria, donde transcurre el período más largo de su vida. La tierra de la Morenita, como los mexicanos llaman familiarmente a la Virgen María, venerada en el gran santuario de Guadalupe (Ciudad de México). Y será María la que esté continuamente al lado de esta mujer y la que a través de ella obre el milagro de una donación ininterrumpida. La pequeña imagen de la Virgen, recibida en consigna, es sólo el signo externo de un estilo de vida en el que la Virgen es compañera insustituible, siempre presente, continuamente interpelada e invocada. Y María sugiere los caminos a emprender, abre a lo nuevo, consolida la actitud de servicio.

En la animación de la provincia, Madre Antonieta está atenta sobre todo a sosegar, alimentar y mantener la comunión, conservar la pureza del carisma, consolidar y promover nuevas vocaciones. Cuidado particular dirige a las Hermanas delicadas de salud y ancianas. Concentra sus energías en la misión, favoreciendo la evangelización, sobre todo entre los pobres.

¡Los pobres! Son verdaderamente la opción preferente de Madre Antonieta. Cuando concluye su servicio de animación, en edad avanzada, inicia una estación de don en la comunidad y sobre todo a los pobres más pobres. Sostenida por una formidable fantasía de la caridad, dedica tiempo, energías, corazón y manos a iniciativas llenas de creatividad. ¡Ama e inventa!

Cada semana, durante muchos años, la casa en la que vive ve un continuo ir y venir de gente que ahí encuentra lo necesario para afrontar dignamente los seis días que vendrán.
Se multiplican las horas de coloquio con gente de toda condición social y de toda edad, personas que necesitan comprensión, ser escuchadas, llevar con alguien un peso demasiado duro. Madre Antonieta sabe sintonizar con cada persona a quien se acerca, sabe descubrir la raíz de la tristeza, de la enfermedad, del dolor.
Los encuentros preferidos son aquellos con mujeres en espera de una criatura, a menudo en ansia por el decurso del embarazo o por riesgos anunciados. Anima, sostiene la fatiga, predice el éxito feliz. No se cuenta el número de estos hijos de Madre Antonieta, acompañados por su oración, por la confianza, por la oferta".

Con cariño, amigos ¡feliz semana pascual!
Orpam Saretnoc Laverz
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