Sor Laura Meozzi, fma

[Orpam Saretnoc Laverz]

PÁGINA DE ESPIRITUALIDAD

enviada al Vaticano, para dar a conocer algún escrito de esta Hija de María Auxiliadora italiana, misionera en Polonia, donde se mostró madre y acompañante en la vida de muchas jóvenes y, algunas, luego religiosas de la Congregación a la que pertenecía.

Camino de la santidad, con nombramiento ya en "ciernes" en la Santa Iglesia Católica.

Al leer sobre la humildad puede parecernos que está "desfasado", ¡nada más equivocado! quien es humilde va por el camino recto, quien es soberbio y cree no necesitar de nadie, ¡pobrecito! va solo.

"La humildad, camino y protectora de las virtudes.

La humildad es una virtud moral que nos descubre la grandeza de Dios y nos hace conocer nuestros límites. Jesús decía: "Aprended de mí que soy humilde de corazón".
El ejercicio de la humildad es, pues, para nosotros principio de todas las virtudes, como la soberbia es principio de todos los vicios. A mí me parece que los medios para adquirir esta virtud son: primero, la oración constante que hace que pidamos a Dios esta hermosa virtud; segundo, el conocimiento de nosotras mismas; tercer medio es la valentía en la prueba y en el decirnos la verdad, además de dejar que nos la diga quien nos conoce, especialmente el confesor.
Nosotros somos como una hermosa pintura que, vista desde la parte en donde el artista ha extendido los colores con arte, es algo estupendo; pero si se observa por la otra parte, no se ve sino una tela ordinaria, llena de manchas y mugre que es sólo el fondo. Ahora si nosotras nos vemos embellecidas por la gracia divina y por los hábitos de las virtudes sobrenaturales que ella lleva consigo, descubrimos en nosotras un trabajo de Paraíso; pero si nos consideramos como somos, separadas de los dones de Dios, sólo encontramos un fondo tosco de tierra y cenizas... El verdadero conocimiento de nosotros mismos está en el hacer esta separación: es decir, dar a Dios lo que es de Dios, y tomar para nosotros cuanto es nuestro; nos quedará la nada y la culpa.
Nosotros hemos de decir con San Agustín que debemos a Dios gracias singulares por todos aquellos pecados que no hemos cometido y que con su bondad no cometeremos.

Ninguna virtud contribuye mejor a nuestra santidad que la humildad, porque remueve los impedimentos e introduce en nosotros las disposiciones necesarias.
Quien se presentara a Dios con el corazón y el ánimo hinchados de sí mismo y de la propia bondad no podría ser escuchado por el Señor que dijo: "Daré mi gracia a los humildes". Haría como aquel que quiere encender el fuego al sol con un espejo convexo que dispersa los rayos: Si en cambio va delante del sol con un espejo cóncavo, los rayos convergen y se reúnen; y el fuego se enciende. Así hace Dios con el corazón contrito y humillado; lo enriquece con su amor y sus dones.

Además, la virtud no sólo introduce en nosotros las virtudes, sino que las conserva; signo de perseverancia es precisamente el desconfiar de nuestras fuerzas y el tener gran confianza en Dios".

Espero que reflexionar esto nos sirva, sobre todo a los que más lo necesitamos.
¡Santa semana pascual!
Con cariño, Orpam Saretnoc Laverz

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