AMOR Y SACRIFICIO...

[Ardnaxela]

Gracias por vuestra lectura. Les comparto otro artículo, para quienes no ponen varillas en su corazón, para quienes aman aquí y ahora.
Con cariño,
ARDNAXELA...

AMOR Y SACRIFICIO

Mirar a mi entorno inmediato, observar cada paso de mi caminar, contemplar la realidad de la vida hace que me vuelva a la Palabra de Dios y encuentre sentido a cada una de sus frases. Es muy cierto que la vida y la Escritura tienen que ir de la mano.

Estamos en el sendero de la Pascua y nos vemos alegres por que Jesucristo resucitó. Cantamos aleluyas e himnos, cánticos y alabanzas salen continuamente de nuestra boca. Como se nos comentaba antes de entrar en este tiempo pascual, la Resurrección de Cristo pasó lógicamente por la Cruz. Que no se nos olvide. Pero que tampoco nos deprima. Amor y sacrificio dieron paso a la desbordante alegría resucitada.

Muchas veces me pregunto: ¿por qué no amar? ¿cuándo es el tiempo del amor? Innumerables citas bíblicas me sugieren que mis preguntas están algo ahuecadas. Pues, si me fijo bien en el hilo conductor del Evangelio, Cristo me propone que el tiempo de amar es aquí y ahora. Con sólo mirar la Cruz puedo acallar mi mente y mis interrogantes para lanzarme a la apertura de mi corazón hacia los demás.

Parece que todavía existe cierta concepción en muchos cristianos y cristianas de nuestro tiempo que contraponen amor y sacrificio. Se tiene la percepción de que, si amas, no te estás sacrificando. Si tienes alguna amistad, ya estás olvidando que tu corazón es sólo para Dios. Si amas a quienes te aman, familiares y amigos, puede ser que Dios ya no sea el centro de tu vida. O, al contrario, que amar es sacrificarse excesivamente por el otro, hasta tal punto de no disfrutar espontánea y naturalmente de la esencia misma del amor. Y ya no me centro aquí en la heroicidad del amor a los enemigos...

Si nos dirigimos sanamente a la Escritura, nos damos cuenta de que Cristo compartió con sus discípulos y apóstoles , amó a su familia profundamente y llevándola en el corazón –pues nadie podría ni siquiera suponer que el amor maternal de María no estuviese constantemente en el corazón de su Hijo y la recordara con amor filial , teniendo contacto con Ella y sus necesidades-. Recordemos que el amor se tiene que hacer vida y el objeto del amor es el ser humano . Amamos con concreción, sin idealismos, con obras, no sólo con las palabras. Y el amor del Dios encarnado necesita de la debilidad humana para hacerse hombre y mujer. Sólo así el amor de Dios es glorioso. Ya decía Ignacio de Antioquia que la gloria de Dios es el hombre mismo. Entonces, la gloria del amor de Dios es hacerse vida, en este momento de la historia, en cada ser humano en particular. Repito: aquí y ahora.

Poner varillas en nuestro corazón porque queremos ser tan perfectos ante Dios es negar la esencia del Evangelio, un Evangelio que está lleno de vida, de amor, de esperanza, de espontaneidad y naturalidad. Una Buena Noticia orientada por el sentido de Cristo, que nos invita a amar sin miedos ni sobresaltos. Bien lo dijo San Agustín, que quien ama puede hacer lo que quiera. Pues entendemos el amor en su sentido más saludable.

Amor y sacrificio van de la mano. Están sabiamente implicadas. No por fuerza ni obligación, sino cuando la vida misma dé alguna oportunidad para que ambas den sus frutos, pero sin forzarlas, sin crear situaciones que pretendan ponerlas en práctica. Esto sería desastroso.

Alguna vez he escuchado decir –y me ha causado cierto dolor interior- que hoy en día no existe el espíritu de sacrificio. Que ya no se habla mucho de él y por eso ya la gente lo ha olvidado. Cuando escucho esas palabras pienso en esas madres de familia que, actualmente, tienen que sacar solas a sus criaturas; pienso en muchos matrimonios que quieren lo mejor para sus hijos e hijas y hacen veinte mil piruetas para que ellos tengan sostenimiento básico y educación. Y sigo recordando a tantos misioneros y misioneras jóvenes que dejan todo para lanzarse a vivir de maneras a veces inhumanas para sacar una pequeña sonrisa en muchos rostros desfigurados. Piensa tú en muchos otros casos que, seguramente, conoces.

Puede ser que hoy en día ya no se hable tanto de sacrificio. Es posible. Pero es más posible que, aunque se hable menos y el sacrificio ya no sea el protagonista de tantas exaltaciones y palabras, discursos y poesías, se viva de una manera más callada, pero eficaz. A lo mejor el sacrificio ha cobrado otra dimensión más experiencial y no tan necesitado de ser visto ni reconocido. Porque lo que se hace por amor no necesita halagos. Necesita ser vivido y vivificado.

Y nosotros hemos recibido de él este mandamiento:
quien ama a Dios, ame también a su hermano.
(1 Jn 4, 21)
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*ARDNAXELA*
*There were moments here on earth, when Jesus felt weary. His heart was so broken that he cried. Whatever you're feeling, He understands, and He's there with you now.*