Gache Asiduo
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Publicado:
Mar May 22, 2007 5:23 pm Asunto:
Presidente de la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei»en Brasil
Tema: Presidente de la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei»en Brasil |
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Les comparto esto:
Intervención del cardenal Darío Castrillón en Aparecida Presidente de la
Comisión Pontificia «Ecclesia Dei»
Queridos y venerados hermanos:
Me permito presentar un breve informe sobre la Pontificia Comisión Ecclesia
Dei y sobre el estado de la realidad pastoral que el Santo Padre ha puesto
bajo su competencia. Esta Comisión fue instituida por el Siervo de Dios Juan
Pablo II en 1988, cuando un grupo notable de sacerdotes, religiosos y fieles
que habían manifestado su descontento con la reforma litúrgica conciliar y
se habían congregado bajo el liderazgo del Arzobispo francés Marcel
Lefebvre, se separaron de éste porque no estuvieron de acuerdo con la acción
cismática de la ordenación de Obispos sin el debido mandato pontificio.
Ellos, entonces, prefirieron mantener la plena unión con la Iglesia. El
Santo Padre, mediante el Motu Proprio «Ecclesia Dei Adflicta», confió a esta
Comisión el cuidado pastoral de estos fieles tradicionalistas.
Hoy la actividad de la Comisión no se limita al servicio de aquellos fieles
que en tal oportunidad quisieron mantenerse en plena comunión con la
Iglesia, ni a los esfuerzos encaminados a poner fin a la dolorosa situación
cismática y a lograr el regreso de estos hermanos de la fraternidad San Pío
X a la plena comunión. Por voluntad del Santo Padre, este Dicasterio
extiende, además, su servicio a satisfacer las justas aspiraciones de
cuantos por una sensibilidad particular, sin haber tenido vínculos con los
dos grupos anotados, desean mantener viva la liturgia latina anterior en la
celebración de la Eucaristía y de los demás sacramentos.
Sin duda alguna, el empeño más importante, que concierne a toda la Iglesia,
es la búsqueda de poner fin a la acción cismática y reconstruir, sin
ambigüedades la plena comunión. El Santo Padre, que fue durante algunos años
miembro de esta Comisión, quiere que ella se convierta en un organismo de la
Santa Sede con la finalidad propia y distinta de conservar y mantener el
valor de la liturgia latina tradicional. Pero se debe afirmar con toda
claridad que no se trata de un volver atrás, de un regreso a los tiempos
anteriores a la reforma de 1970. Se trata en cambio de una oferta generosa
del Vicario de Cristo que, como expresión de su voluntad pastoral, quiere
poner a disposición de la Iglesia todos los tesoros de la liturgia latina
que durante siglos ha nutrido la vida espiritual de tantas generaciones de
fieles católicos. El Santo Padre quiere conservar los inmensos tesoros
espirituales, culturales y estéticos ligados a la liturgia antigua. La
recuperación de esta riqueza se une a la no menos preciosa de la liturgia
actual de la Iglesia.
Por estas razones el Santo Padre tiene la intención de extender a toda la
Iglesia latina la posibilidad de celebrar la Santa Misa y los Sacramentos
según los libros litúrgicos promulgados por el Beato Juan XXIII en 1962. Por
esta liturgia, que nunca fue abolida, y que, como hemos dicho, es
considerada un tesoro, existe hoy un nuevo y renovado interés y, también por
esta razón el Santo Padre piensa que ha llegado el tiempo de facilitar, como
lo había querido la primera Comisión Cardenalicia en 1986, el acceso a esta
liturgia haciendo de ella una forma extraordinaria del único rito Romano.
Hay algunas buenas experiencias de comunidades de vida religiosa o
apostólica erigidas por la Santa Sede recientemente que celebran en paz y
serenidad esta liturgia. En torno a ellas se congregan asambleas de fieles
que frecuentan estas celebraciones con alegría y gratitud. Las erecciones
más recientes son el Instituto de San Felipe Neri en Berlín, que funciona
como un Oratorio y se ha hecho presente también, con buena acogida, en la
Diócesis de Tréveris; el Instituto del Buen Pastor de Burdeos que reúne
sacerdotes, seminaristas y fieles, algunos salidos de la Fraternidad San Pío
X. Están muy adelantados los trámites para el reconocimiento de una
comunidad contemplativa, el Oasis de Jesús Sacerdote, de Barcelona.
En América Latina, como es bien conocido, debemos agradecer al Señor por el
regreso de toda una Diócesis, la de Campos, antes lefevriana que ahora,
después de cinco años, presenta buenos frutos. Ha sido un retorno pacífico y
los fieles que se han inscrito en la Administración Apostólica, están
contentos de poder vivir en paz en sus comunidades parroquiales; más aún, en
efecto algunas diócesis brasileñas han hecho contactos con la Administración
Apostólica de Campos que ha puesto a su disposición sacerdotes para la cura
pastoral de los fieles tradicionalistas en sus iglesias locales. El proyecto
del Santo Padre ha sido ya parcialmente probado en Campos donde la
cohabitación pacífica de las dos formas del único rito romano en la Iglesia
es una bella realidad. Tenemos la esperanza de que tal modelo produzca
buenos frutos, también en otros lugares de la Iglesia donde viven juntos
fieles católicos con sensibilidades litúrgicas diversas. Y esperamos,
además, que tal modo de vivir juntos atraiga también aquellos
tradicionalistas que todavía están lejos.
Los miembros actuales de la Comisión son los señores cardenales Julián
Herranz, Jean-Pierre Ricard, William Joseph Levada, Antonio Cañizares, e
Franc Rodé. Son consultores los Subsecretarios de algunos Dicasterios.
Hasta ahora han estado bajo Ecclesia Dei varias comunidades dispersas por el
mundo. 300 sacerdotes, 79 religiosos, 300 religiosas, 200 seminaristas y
varias centenas de miles de fieles. Curiosamente aumenta el interés de los
jóvenes en Francia, Estados Unidos, Brasil, Italia, Escandinavia, Australia
y China. En el momento del regreso, de Campos han pasado 50 sacerdotes, unos
cincuenta seminaristas, 100 religiosas y 25.000 fieles.
Hoy el grupo de los lefevrianos consta de 4 Obispos que fueron ordenados
por Mons. Lefebvre, de 500 sacerdotes y 600.000 fieles. Al grupo se unieron
igualmente varios monasterios contemplativos y algunos grupos religiosos
masculinos y femeninos, tienen parroquias (los llaman prioratos), seminarios
y asociaciones. Están presentes en 26 países.
Sin duda alguna, el empeño más importante, que concierne a toda la Iglesia,
es la búsqueda de poner fin a la acción cismática y reconstruir, sin
ambigüedades la plena comunión. El Santo Padre, que fue durante algunos años
miembro de esta Comisión, quiere que ella se convierta en un organismo de la
Santa Sede con la finalidad propia y distinta de conservar y mantener el
valor de la liturgia latina tradicional. Pero se debe afirmar con toda
claridad que no se trata de un volver atrás, de un regreso a los tiempos
anteriores a la reforma de 1970. Se trata en cambio de una oferta generosa
del Vicario de Cristo que, como expresión de su voluntad pastoral, quiere
poner a disposición de la Iglesia todos los tesoros de la liturgia latina
que durante siglos ha nutrido la vida espiritual de tantas generaciones de
fieles católicos. El Santo Padre quiere conservar los inmensos tesoros
espirituales, culturales y estéticos ligados a la liturgia antigua. La
recuperación de esta riqueza se une a la no menos preciosa de la liturgia
actual de la Iglesia.
Por estas razones el Santo Padre tiene la intención de extender a toda la
Iglesia latina la posibilidad de celebrar la Santa Misa y los Sacramentos
según los libros litúrgicos promulgados por el Beato Juan XXIII en 1962. Por
esta liturgia, que nunca fue abolida, y que, como hemos dicho, es
considerada un tesoro, existe hoy un nuevo y renovado interés y, también por
esta razón el Santo Padre piensa que ha llegado el tiempo de facilitar, como
lo había querido la primera Comisión Cardenalicia en 1986, el acceso a esta
liturgia haciendo de ella una forma extraordinaria del único rito Romano.
Pidamos al Señor que este proyecto del Santo Padre pueda realizarse pronto
para la unidad de la Iglesia. |
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