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¿Qué quiere decir "misa"?

 
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Sitibundo (2)
Asiduo


Registrado: 22 May 2007
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Ubicación: Puerto España

MensajePublicado: Mar Jun 12, 2007 3:02 pm    Asunto: ¿Qué quiere decir "misa"?
Tema: ¿Qué quiere decir "misa"?
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Estimados foristas he leído con atención el postit: Qué es la misa puesto por Esther Filomena, que por cierto no la he felicitado por tan buenos aportes. también muchos otros escribieron cosas muy interesantes y aleccionadoras sobre el tema pero a mí me queda la duda ¿Qué significa la palabra misa? ¿de donde viene? ¿cuando se empezó a usar como término corriente? ¿quién la llamó así? en fin una serie de inquietudes de corte menor pero que en su misterio opacan un poco la completa significancia de nuestra reunión dominical.

Saludos.
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enriqueellena
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MensajePublicado: Mar Jun 12, 2007 6:54 pm    Asunto:
Tema: ¿Qué quiere decir "misa"?
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Esta es una respusta de la RAE


misa. (Del b. lat. missa, despedida, misa). f. Celebración de la eucaristía. || 2. Orden del presbiterado. Juan está ordenado de misa. || ~ cantada. f. La que celebra con canto un solo sacerdote. || ~ concelebrada. f. La celebrada conjuntamente por varios sacerdotes. || ~ conventual. f. La mayor que se dice en los conventos. || ~ de campaña. f. La que se celebra al aire libre para fuerzas armadas y, por ext., para un gran concurso de gente. || ~ de cuerpo presente. f. La que se dice por lo regular estando presente el cadáver, aunque algunas veces, por algún inconveniente que ocurre, se dice en otro día no impedido. || ~ de difuntos. f. La señalada por la Iglesia para que se diga por ellos. || ~ del alba. f. La que se celebra en algunos templos al romper el día. || ~ de gallo, o ~ del gallo. f. La que se dice a medianoche o al comenzar la madrugada del día de Navidad. || ~ de los cazadores. f. misa del alba. || ~ de parida, o ~ de purificación. f. La que se decía cuando una mujer iba por primera vez a la iglesia después del parto. || ~ de réquiem. f. misa de difuntos. || ~ en seco. f. La que se dice sin consagrar, como la del que se adiestra para celebrar. || ~ mayor. f. La que se canta a determinada hora del día para que concurra todo el pueblo. || ~ nueva. f. La primera que dice o canta el sacerdote. || ~ parroquial. f. La que se celebra en las parroquias los domingos y fiestas de guardar, a la hora de mayor concurso. Se aplica por todos los feligreses y generalmente la celebra el párroco. || ~ privada, o ~ rezada. f. La que se celebra sin canto. || ~ solemne. f. La cantada en que acompañan al sacerdote el diácono y otros ministros. || ~ vespertina. f. La que se celebra por las tardes. || ~ votiva. f. La que, no siendo propia del día, se puede decir en ciertos días por devoción. || ~s gregorianas. f. pl. Las que en sufragio de un difunto se dicen durante 30 días seguidos y, por lo común, inmediatos al del entierro. || allá se, o te, lo dirán de ~s. frs. coloqs. U. para advertir a alguien que pagará en la otra vida lo mal que obre en esta, o que pagará en otro tiempo lo que obre mal de presente. || ayudar a ~. fr. Ejercer en ella en servicio de acólito o monaguillo. || cantar ~. fr. Decir la primera misa un nuevo sacerdote, aun cuando sea rezada. || como en ~. loc. adv. En profundo o en completo silencio. || decir ~ el sacerdote. fr. Realizar este santo sacrificio. || de ~ y olla. loc. adj. Dicho de un clérigo o de un fraile: De cortos estudios y poca autoridad. || en qué pararán estas ~s. expr. coloq. U. para expresar el temor de un mal resultado en negocio irregular. || ir a ~ algo que se dice. fr. coloq. Ser indiscutiblemente verdadero. Esto va a misa. || no saber alguien de la ~ la media. fr. coloq. Ignorar algo o no poder dar razón de ello. || no saber de la ~ la mitad. fr. coloq. Ar. no saber de la misa la media. || oír ~. fr. Asistir a ella. || que diga, o que digan, ~. frs. coloqs. U. para indicar que a alguien le tienen sin cuidado los comentarios de otra u otras personas. || ser ~s de salud. fr. U. para expresar desprecio hacia las maldiciones o malos deseos de alguien contra otra persona. || ya se lo dirán de ~s. fr. coloq. allá se lo dirán de misas. □ V. clérigo de ~, día de ~, fraile de ~ y olla, libro de ~.
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enriqueellena
Invitado





MensajePublicado: Mar Jun 12, 2007 7:01 pm    Asunto:
Tema: ¿Qué quiere decir "misa"?
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Aquí tienes algo mas sobre el significado de la Misa y la palabra Misa,.

Pero para no poner algo tan exteso te pongo este vinculo que te permitiera sabe en profundidad sobre la Misa, su origen y su historia.
http://www.enciclopediacatolica.com/l/liturgiamisa.htm

A. Nombre y definición
La misa es el conjunto de oraciones y ceremonias que conforman el ritual de la Eucaristía en los ritos latinos. Como es el caso en toda la terminología litúrgica, el nombre es menos antiguo que la cosa nombrada. Desde los albores de la primera predicación de la fe cristiana en Occidente, lo mismo que en otros lugares, la Santa Eucaristía ha sido celebrada tal como fue instituida por Cristo en la Última Cena, de acuerdo a su mandato, en memoria suya. Y no pasó mucho tiempo antes de que la palabra latina missa, usada en un sentido muy vago, se conviertiera en el nombre técnico y casi exclusivo de ese ritual.
En la primera época, cuando el griego aún era la lengua de los cristianos en Roma, encontramos los nombres comúnes griegos que estaban en uso allí, al igual que en Oriente, para referirse al ritual de la Cena. El más ordinario era Eucharistia, usado tanto para refererirse al pan consagrado como a todo el ritual. Clemente de Roma (+ alrededor de 101 d.C.) usa en ocasiones la forma verbal, que aún conservaba su significado de “dar gracias”, pero también en relación con la liturgia (I Clem., Ad Cor., XXXVIII, 4: kata panta eucharistein auto). Entre otros testigos principales de la primitiva liturgia romana, Justino Mártir (+ circa 167), habla reiterativamente de eucharistia en ambos sentidos (Apol., I, LXV, 3, 5; LXVI, 1; LXVII, 5). La palabra comenzó a ser usada siempre desde entonces, y pasó sin modificaciones al latín (eucharistia) desde los inicios de la literatura cristiana latina [Tertuliano (+ c. 220), "De pr scr.", XXXVI, en P.L., II, 50; San Cipriano (+. 258), Ep., liv, etc.]. Y continúa siendo el nombre normal para el sacramento a lo largo del desarrollo la teología católica, pero poco a poco fue superado por Missa para todo el ritual. Clemente llama leitourgia a todo el ceremonial (I Cor 40, 2, 5; 41, 1) y prosphora (ibid. 2, 4), con cierta diferencia de matiz (“rito”, “oblación”). Esos y otros nombres griegos ordinarios (klasis artou en las catacumbas; koinonia, synaxis, syneleusis en Justino, “I Apol., 67, 3), cuya connotación aún no era tan estrictamente restringida en lo técnico, fueron usados durante los dos primeros siglos en Oriente y Occidente. Con el inicio del uso del latín en el siglo III aparecieron las primeras traducciones de términos griegos. Aunque eucharistia es muy común, también encontramos gratiarum actio (Tertuliano, “Adversus Marcionem, I, XXIII, en P.L. II, 274). Benedictio (=eulogia) aparece también (Ibid., III, XXII; “De idolol.”, XXII). Sacrificium, generalmente acompañado de un adjetivo (divina sacrificia, novum sacrificium, sacrificia Dei), es una de la expresiones favoritas de San Cipriano (Ep. LIV, 3; “De Oratione dominica”, IV; “Test. Adv. Iud.”, I, XVI; Ep. XXXIV, 3; LXIII, 15, et.). También encontramos solemnia (Cipriano, “De lapsis”, XXV), “dominica solemnia” (Tertuliano, “De fuga”, XIV), prex, oblatio, coena Domini (Tertuliano, “Ad uxor.”, II, IV, en P.L. I, 1294), Spirituale ac coeleste sacramentum (Cypr., Ep., lxiii, 13), Dominicum (Cypr., "De opere et eleem.", XV; Ep. LXIII, 16), Officium (Tert., De orat.", XIV), incluso Passio (Cypr., Ep. XLII), y otras expresiones que más que nombres técnicos constituyen descripciones.
Todas las anteriores palabras estaban destinadas a ser substituidas en el Occidente por el nombre clásico Missa. El primer uso cierto de esa palabra se encuentra en San Ambrosio (+397). Él escribe a su hermana Marcelina para describirle los problemas con los arrianos en los años 385 y 386, cuando los soldados fueron enviados a su iglesia para desbaratar una ceremonia: “El día siguiente (un domingo), después de las lecturas y el tracto, habiendo despedido a los catecúmenos, expliqué el credo (symbolum tradebam) a algunos de los competentes [personas aceptadas para recibir el bautismo] en el bautisterio de la basílica. Ahí fui inesperadamente informado que ellos habían enviado soldados a la basílica Porciana...pero permanecí en mi sitio y comencé a decir la misa [missam facere coepi]. Mientras ofrezco [dum offero], escucho que un tal Cástulo ha sido aprendido por la gente” (Ep. I, XX, 4-5). Debe notarse que aquí missa significa la ceremonia eucarística propiamente dicha, la liturgia de los fieles exclusivamente, sin incluir la de los catecúmenos. Ambrosio usa la palabra sabiendo que es usual y bien conocida. Hay una mención anterior de la palabra, en una carta del Papa Pio I (entre los años 142 y 157), pero quizás no puede considerarse auténtica: “Euprepia ha cedido el uso de su casa a los pobres, donde... celebramos misas con nuestros pobres (cum pauperibus nostris...missas agimus”, Pio I, Ep. I en Galland, “Bibliotheca veterum Patrum”, Venecia, 1765, I, 672). La razón por la que la autenticidad de la carta ha sido puesta en duda es que si Missa realmente hubiese sido usada en el sentido que tiene actualmente en el siglo II, resulta extraño que nunca aparece en el siglo III. Podemos considerar, por tanto, que San Ambrosio es la primera autoridad certificada que la utiliza.
A partir del siglo IV el término se hace cada vez más común. Durante un tiempo casi siempre aparece con el sentido de despedida. San Agustín (+430) dice: “Luego del sermón tiene lugar la despedida de los catecúmenos” (post sermonem fit missa catechumenorum -- Serm., xlix, 8, in P.L., XXXVIII, 324). El Sínodo de Lérida, en España (524), declara que las personas culpables de incesto pueden ser admitidas a la iglesia “usque ad missam cathecumenorum”, o sea, hasta que los catecúmenos sean despedidos (Can., IV, Hefele-Leclercq, "Hist. des Conciles", II, 1064). La misma expresión aparece en el Sínodo de Valencia, por el mismo tiempo (Can I, ibid, 1067=, en Hincmar de Reims (+ 882) (“Opusc. LV capitul.”, XXIV, en P.L. CXXVI, 380), etc. Etheria (siglo IV) se refiere continuamente a todo el ritual, a la Liturgia de los Fieles, como missa ("Peregr. Silviæ", e.g., xxiv, 11, Benedicit fideles et fit missa, etc.). Igualmente Inocencio I (401-417) en Ep., XVII, 5, P.L., XX, 535, y León I (440-461), en Ep., IX, 2, P.L., LIV, 627. Si bien desde el comienzo la palabra Missa usualmente describe el rito eucarístico, o alguna parte de él, también la encontramos utilizada en ocasiones refiriéndose a otros ritos eclesiásticos. En la Regla de san Benito (+ 543), fiant missae indica la despedida al final de la recitación de las horas canónicas (capítulo XVII, passim). A lo largo de todo el Sacramentario Leoniano (siglo VI. Cfr. LIBROS LITÚRGICOS), se presupone el sentido actual de la palabra. El título “Item alia”, al inicio de cada misa, significa “Item alia missa”. El Libro Gelasiano (siglos VI o VII. Cf. Ibid) propone las palabras “Item alia missa”, “Missa Chrismatis”, “Orationes ad missa [sic] in natale sanctorum”, etc. Desde ese entonces dicha palabra se convirtió en el nombre más usual, prácticamente exclusivo, de la santa liturgia en los rituales romano y gálico.
Aunque durante algún tiempo fue objeto de muchas discusiones, ahora no hay duda sobre el origen y significado original de la palabra. Podemos rechazar, de entrada, algunas explicaciones fantasiosas tales como que missa es la latinización de la palabra hebrea missah (oblación, según Reuchlin y Lutero), o del griego myesis (iniciación), o del alemán Mess (asamblea, mercado). Tampoco es el participio femenino de mittere (enviar), con un sustantivo sobreentendido (“oblatio missa ad Deum”, “congregatio missa, i.e. dimissa- como explican Diez, “Etymol. Wörterbuch der Roman Sprachen”, 212, y otros). Es un sustantivo correspondiente a una forma tardía de missio (envío). Existen muchos paralelos en el latín medieval: collecta, ingressa, confessa, accessa, ascensa. Todas son formas en “io”. No significa un ofrecimiento (mittere, en el sentido de entregar a Dios), sino la despedida de la gente, como en la frase “Ite, missa est” (“Marchaos, es la despedida”). Parece raro que un detalle tan aparentemente insignificante haya dado su nombre a todo el ritual. Pero hay varios casos semejantes en el lenguaje litúrgico. Las palabras comunión, confesión, breviario, por ejemplo, no significan el carácter esencial de lo que ellas denotan. En el caso de la palabra missa podemos rastrear paso a paso el desarrollo de su significado. La hemos visto utilizada por san Agustín, sínodos del siglo VI e Hincmar de Reims para significar “despedida”. Missa cathecumenorum significa la despedida de los catecúmenos. Parece ser que missa fit o missa est era la forma normal de despedir a las personas al final de un proceso legal o un juicio. Avito de Viena (+ 523) dice: “En los templos y en los palacios o tribunales la despedida se proclama [missa pronuntiantur] para despedir a la gente que participa” (Ep. I). Cosa parecida comenta san Isidoro de Sevilla: “La despedida al momento del sacrifico [missa tempore sacrificii est] se lleva a cabo cuando los catecúmenos son enviados fuera, con las palabras del diácono: “Si queda dentro algún catecúmeno, salga por favor”. Y esa es la despedida [et inde missa]” (Etymol.” VI, XIX, en P.L. LXXXII, 252). Del mismo modo como se despedía a los catecúmenos al final de la primera parte del ritual, también había una despedida de los fieles bautizados después de la comunión. Había, pues, una missa cathecumenorum y una missa fidelium, ambas entendidas como despedidas. Por ello Floro Diácono (+ 860): “Missa se entiende exclusivamente como dimissio, o sea, absolutio, que el diácono pronuncia al despedir a la gente de la ceremonia solemne. El diácono pronunciaba las palabras y los fieles eran enviados [mittebantur], eran despedidos fuera [o sea, dimittebantur foras]. La missa cathecumenorum se realizaba antes de la acción sacramental (i.e. antes del canon actionis), la missa fidelium se realiza- adviertase la diferencia del tiempo verbal; en la época de Floro ya no se usaba la despedida de los catecúmenos- después de la consagración y de la comunión” [post confectionem et participationem] (P.L. CXIX, 72). No es difícil entender cómo cambió la palabra su significado original de “despedida” para indicar el ritual completo, incluyendo la despedida misma. Ya se puede notar el fundamento de tal cambio en los textos que hemos citado. Permanecer en la iglesia hasta la missa cathecumenorum sencillamente se transformó en permanecer durante, la missa cathecumenorum. Vemos que estas dos missae se referían a las dos mitades de la liturgia. Ivo de Chartres (+ 1116) olvida el significado original y escribe: “Quienes oyen la missa cathecumenorum evitan la missa sacramentorum” (Ep. CCXIX, en P.L: CLXII, 224). Las dos partes comienzan a conocerse con esos dos nombres. A medida que la disciplina de los catecúmenos paulatinamente era olvidada, y sólo quedaba un único ritual continuado, a éste se le comenzó a llamar con el nombre que ya se había hecho familiar, missa, sin ningún calificativo. Sin embargo, a través de la Edad Media se pueden encontrar las formas de plural missarum solemnia, missae sacramentum, y otras parecidas. En ocasiones la palabra se traslada a la fiesta del día. La fiesta de san Martín, por ejemplo, se llama Missa Sancti Martini. De esta costumbre nacen las formas germánicas Mess, Messtag y sus derivaciones. La fecha y el lugar de la fiesta local era un momento ideal para el mercado (sobre esto Cfr. Rottmanner, op. Cit. En la bibliografía abajo). Kirmess (flamenco, Kermis; francés, kermesse) viene de Kirch-mess, el aniversario de la dedicación de una iglesia, la ocasión de una feria. La palabra latina missa se adaptó a todos los idiomas occidentales (italiano: messa; español: misa; francés: messe; alemán: Messe, etc.). La forma inglesa anterior a la conquista era maesse; en inglés medio: messe, masse. “It nedith not to speke of the masse ne the seruise that thei hadde that day" (No hace falta hablar de la misa y de la ceremonia que ellos tuvieron ese día. "Merlin" in the Early Engl. Text Soc., II, 375) --"And whan our parish masse was done" (Y cuando terminó la misa de nuestra parroquia. "Sir Cauline", Child's Ballads, III, 175). También existía en forma verbal: “to mass” significaba “decir misa”; “massing-priest” (literalmente: sacerdote dice-misas; en la expresión castiza: cura de misa y olla) era una expresión peyorativa en tiempos de la Reforma.
Debe ponerse atención al hecho de que la palabra misa (missa) se refiere a la celebración eucarística de los ritos latinos solamente. Nunca ha sido aplicada a los ritos orientales en griego o latín. En éstos, la palabra correspondiente es “liturgia”. Referirse a la liturgia oriental con la palabra “misa” es un error que causa confusión, o por lo menos inexactitud científica.
B. El origen de la Misa

La misa occidental, como todas las liturgias, comienza, claro, con la Última Cena del Señor. Lo que Él hizo, reiterado en memoria suya según su mandato, es el núcleo de la misa. Tan pronto como llegó la fe a Occidente se comenzó a celebrar la Eucaristía, al igual que en Oriente. Al inicio, el lenguaje usado era el griego. De esa liturgia original, y habiendo cambiado la lengua al latín, nacieron los dos grandes ritos occidentales: el latino y el gálico (Cfr. LITURGIA). De esos dos, la misa gálica puede ser rastreada más fácilmente. Es tan antioquena en su estructura y en el texto de muchas de sus oraciones, que podemos estar seguros al afirmar que constituye una forma traducida de la liturgia de Jerusalén-Antioquía, llevada a Occidente casi al mismo tiempo que la más o menos flexible liturgia universal de los primeros tres siglos daba origen a los diferentes ritos fijos (Cfr. LITURGIA; RITO GALICO). El origen de la misa romana, por otra parte, es una cuestión más difícil de resolver. Tenemos aquí dos datos ciertos y establecidos: la liturgia griega descrita por san Justino Mártir (+ circa 165), que es la de la Iglesia Romana del siglo II y, en el otro extremo del desarrollo, la liturgia de los primeros sacramentarios romanos en latín, del siglo VI. Ambos son diferentes. La descripción de Justino nos muestra un ritual al que hoy llamaríamos del tipo oriental, que corresponde con notable exactitud al de las Constituciones Apostólicas (Cfr. LITURGIA). Los sacramentarios Leoniano y Gelasiano, por su parte, nos permiten conocer lo que hoy es prácticamente nuestra actual misa romana. ¿Cómo pasó la celebración de uno a otro rito?. Esta es precisamente una de las dificultades principales en la historia de la liturgia. Durante los últimos años, sobre todo, se han propuesto toda clase de soluciones y combinaciones. Empezaremos por observar algunos puntos ciertos que pueden servirnos de referencia en una investigación.
Justino Mártir, Clemente de Roma, Hipólito (+ 235) y Novaciano (+ 250), todos están de acuerdo en las liturgias que describen, si bien la evidencia de los últimos dos es muy débil (Probst, "Liturgie der drei ersten christl. Jahrhdte"; Drews, "Untersuchungen über die sogen. Clement. Liturgie"). De entre los Padres de los primeros tres siglos, Justino es quien nos ofrece la descripción más completa de la liturgia (Apol. I, LXV, LXVI, citado y disutido en LITURGIA). Nos describe cómo se celebraba la Sagrada Eucaristía en la Roma del siglo II. Su narración es un punto de partida necesario, un extremo de la cadena cuyos eslabones intermedios andan extraviados. Apenas tenemos datos sobre los diferentes pasos que siguió el desarrollo del rito romano en los siglos III y IV. Es un tiempo de misterio en el que abundan las conjeturas. Pero volvemos a tomar piso firme al inicio del siglo V, luego de un cambio radical. Son de este tiempo el fragmento del Pseudo-Ambrosio, “De sacramentis” (alrededor del año 400. Cf. P.L. XVI, 443), y la carta del Papa Inocencio I (401-417) a Decencio de Eugubio (P.L. XX, 553). En esos documentos vemos que la liturgia romana ya se decía en latín y que ya su rito era en esencia el que aún usamos nosotros. Algunas indicaciones del fin del siglo IV confirman eso. Poco después llegamos a los primeros sacramentarios (Leoniano, del siglo V o VI; Gelasiano, del siglo VI o VII) y de ahí en adelante se clarifica bastante la historia de la misa romana. Los siglos V y VI son, así, el otro extremo de la cadena. Respecto al intervalo entre el siglo II y el V, durante el cual tuvo lugar el gran cambio, aunque poco conocemos a través de la misma Roma, tenemos datos valiosos que llegan de Africa. Hay muchas razones para pensar que en asuntos litúrgicos la Iglesia de Africa seguía muy de cerca a la romana. Podemos saber mucho acerca de Roma a través de los Padres africanos del siglo III: Tertuliano (+ circa 220), san Cipriano (+ 258), las Actas de las santas Perpetua y Felícitas (+ 203), san Agustín (+ 430) (cfr. Cabrol “Dictionnaire d’archéologie”, I, 591-657). La cuestión referente al cambio del griego al latín es menos importante de lo que pudiera parecer. Simplemente ocurrió cuando el griego dejó de ser la lengua usual de los cristianos romanos. El Papa Víctor I, un africano, parece haber haber sido el primero en utilizar latín en Roma. Novaciano escribe en latín. Hay señales que nos hacen pensar que la costumbre litúrgica de la segunda mitad del siglo III en Roma ya utilizaba el latín (Kattenbusch, “Symbolik”, II, 331), aunque durante muchos siglos se conservaron también fragmentos de griego. Otros escritores piensan que el latín no fue adoptado sino hasta el fin del siglo IV (Probst, "Die abendländ. Messe", 5; Rietschel, "Lehrbuch der Liturgik", I, 337). Sin duda, durante algún tiempo, ambos lenguajes fueron usados a la par. Este asunto ha sido discutido a fondo en la obra de C.P.Caspari "Quellen zur Gesch. des Taufsymbols u. der Glaubensregel" (Christiania, 1879), III, 267 ss. En ocasiones el Credo se rezaba en griego; algunos salmos también. Hasta el siglo VIII, las lecturas del Sábado Santo se proclamaban en griego y latín (Ordo Rom., I, P.L., LXXVIII, 966-68, 955). Aún quedan fragmentos de griego en la misa romana: “Kyrie eleison”, “Hagios O Theos”. El cambio de lengua, empero, no necesariamente implica un cambio de rito. Las alusiones que hace Novaciano en latín acerca de la oración eucarística concuerdan casi totalmente con las que hace Clemente Romano en griego y con las formas griegas de las Constituciones Apostólicas, VIII (Drews, op. Cit. 107-122). Los africanos, Tertuliano, san Cipriano, etc., quienes escribían en latín, describen un ritual my cercano al de Justino y de las Constituciones Apostólicas (Probst, op. cit., 183-206; 215-30). El rito gálico, como muestra Germano de París (Duchesne, "Origines du Culte", 180-217), demuestra qué tan oriental- o sea, griega- puede ser la liturgia latina. Consecuentemente, debemos percibir el cambio de idioma como un detalle que no afectó gran cosa el desarrollo del ritual. Mas indudablemente que el uso del latín sí fue un factor que influyó en la tendencia romana de abreviar las oraciones, de dejar fuera de las fórmulas lo que pareciese redundante, y de simplificar toda la ceremonia. El latín es naturalmente terso, comparado con la retórica abundancia del griego. Esta diferencia es una de las más obvias entre el rito romano y los ritos orientales. (A raíz de la promulgación de la Constitución Apostólica “Sacrosanctum Concilium” del Concilio Vaticano II, en 1963, el latín dejó de ser la lengua universal de la misa. Cada país celebra la Eucaristía en su lengua vernácula, N.T.)
Si pudiésemos suponer que durante los primeros tres siglos existió una liturgia común a lo largo de toda la cristiandad, cuyas diferencias eran simples variaciones de detalles, pero que era uniforme en sus puntos principales, y que esa liturgia común está representada por el capítulo octavo de las Constituciones Apostólicas, en él encontraríamos el origen de la misa romana y de todas las demás liturgias (Cfr. LITURGIA). Hay, claro, razones especiales para asumir que este tipo de liturgia era el que se utilizaba en Roma. Nuestras más grandes autoridades al respecto (Clemente, Junstino, Hipólito, Novaciano) son todos romanos. A pesar de ello, incluso el actual rito romano, que pasó por varias modificaciones posteriores, guarda algunos elementos que se asemejan notablemente a los de la liturgia de las Constituciones Apostólicas. Por ejemplo, nunca ha habido una oración pública para el ofertorio. El “oremus” que se dice antes del ofertorio formaba parte de algo muy distinto: de las antiguas oraciones de los fieles, de las que aún conservamos un ejemplo en la serie de “colectas” del Viernes Santo. El ofertorio se hace en silencio mientras que el coro canta parte de un salmo. Mientras tanto, el celebrante dice algunas oraciones privadas del ofertorio que en la forma antigua de la misa son solamente las “secretas”. Las antiguas secretas son verdaderas oraciones de ofertorio. En el rito bizantino, por otro lado, las ofrendas son preparadas de antemano y se llevan al altar mientras se canta el Cherubikon, y luego ofrecidas sobre el altar por un Synapte público de diáconos y fieles, y la oración es cantada una vez en voz alta por el celebrante (hoy día sólo la Ekphonesis se canta en voz alta). La costumbre romana de un ofertorio silencioso con oraciones privadas se corresponde con el de las Constituciones Apostólicas. También en ellas la rúbrica indica: “Los diáconos llevan las ofrendas al obispo en el altar” (VIII, XII, 3) y “El obispo, orando en silencio [kath heauton, “silenciosamente”] con los presbíteros...” (VIII, XII, 4). Ni duda cabe que en este caso también se cantaba un salmo simultáneamente, que servía de único contraste para la oración callada. Las Constituciones Apostólicas ordenaban que en este punto los diáconos deberían agitar unos abanicos sobre las ofrendas (precaución práctica para ahuyentar los insectos, VIII, XII, 3). Tal cosa se conservó también en Roma hasta el siglo XIV (Martène, "De antiquis eccl. ritibus", Antwerp, 1763, I, 145). La misa romana, al igual que las Constituciones Apostólicas (VIII, XI, 12), tenían un lavatorio de manos directamente antes del ofertorio. Y alguna vez tuvo el ósculo de paz antes del prefacio. El Papa Inocencio I, en su carta a Decencio de Eugubio (416), comenta sobre esta antigua costumbre de ubicarlo ante confecta mysteria (antes de la oración eucarística. P.L. XX, 553). Ahí lo colocan las Constituciones Apostólicas (VIII, XI, 9). En Roma, durante la fracción del pan, y después del Padre Nuestro, el celebrante entonaba: “Pax Domini sit semper vobiscum”. Parece ser que fue a este punto al que se movió primeramente el beso de la paz (tal como lo dice la carta de Inocencio I). Este saludo (he eirene tou theou meta panton hymon: la paz de Dios esté con todos ustedes), único en el rito romano, aparece de nueva cuenta en las Constituciones Apostólicas. En éstas aparece dos veces: después de la intercesión (VIII, XIII, 1) y durante el ósculo de paz (VIII, XI, Cool. Las dos oraciones romanas después de la comunión, la post-comunión y la Oratio super populum (ad populum, según el sacramentario Gelasiano) corresponden a las dos oraciones de las Constituciones Apostólicas (VIII, XV, 1-5 y 7-9): una de acción de gracias y una sobre el pueblo.
Algo interesante se puede deducir del actual prefacio romano. Algunos prefacios comienzan sus referencias a los ángeles (quienes cantan el sanctus) con la forma et ideo (y por tanto). En algunos de esos casos no queda claro a qué se refiere ese ideo. Al igual que el igitur al inicio del canon, no parece que lo justifiquen las palabras que lo anteceden. ¿Podría ser que nos estemos olvidando de algo?. El comienzo de la oración eucarística en las Constituciones Apostólicas, VIII, XII, 6-27 (nuestro prefacio, la parte anterior al Sanctus, se encuentra en Brightman, “Liturgies, Eastern and Western”, I, Oxford, 1896, 14- 1Cool, es mucho más largo y enumera puntualmente los beneficios de la creación y de varios eventos del Antiguo Testamento. A los ángeles se les menciona dos veces, al inicio, como primeras creaturas, y después al fin, de improviso, sin conexión con lo que antecede, para introducir el Sanctus. La brevedad de los prefacios romanos nos hace pensar que fueron abreviados. Todos los otros ritos inician la oración eucarística (luego de la fórmula “Demos gracias”) con una larga acción de gracias por los diferentes beneficios de Dios, los cuales enumeran. Sabemos también qué cantidad del desarrollo de la misa romana es debida a la tendencia a simplificar las antiguas oraciones. Si, de esa misma manera, suponemos que el prefacio romano es una simplificación del de las Constituciones Apostólicas, dejando de lado los detalles de la creación y de la historia del Antiguo Testamento, podremos dar razón del ideo. Las dos referencias a los ángeles de la oración antigua se han fundido en una. El ideo se refiere a la lista de beneficios que ha sido omitida y en la cual los ángeles también tenían parte. El paralelo entre los diferentes órdenes de ángeles en ambas liturgias es exacto:
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Sitibundo (2)
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MensajePublicado: Mar Jun 12, 2007 8:39 pm    Asunto:
Tema: ¿Qué quiere decir "misa"?
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Muchas gracias Enriqueellena es prácticamente todo lo que yo buscaba.

Un saludo
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cq_54
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MensajePublicado: Vie Jun 22, 2007 10:25 pm    Asunto:
Tema: ¿Qué quiere decir "misa"?
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es lo mismo misa y eucaristia

verdad que no
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enriqueellena
Invitado





MensajePublicado: Vie Jun 22, 2007 11:45 pm    Asunto:
Tema: ¿Qué quiere decir "misa"?
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Si a la Misa también la llamamos Eucaristía en estos nuevos tiempos de la Iglesia. En realidad, La Santa Misa es el conjunto de la Liturgia, la Liturgia de la palabra y la Liturgia de la Eucarística, que son los dos grandes tiempos de la Misa. Pero hoy también se la llama a la Misa Eucaristía y hay una razón no puede haber consagración Eucarística sin Misa por lo tanto, en la Misa se celebra la Eucaristía y cuando se consagra la Eucaristía es en la Misa.

Que Dios los Bendiga.
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Cethnoy
Veterano


Registrado: 20 Ago 2006
Mensajes: 3347
Ubicación: En Brazos De La Fiebre

MensajePublicado: Sab Jun 23, 2007 1:08 am    Asunto:
Tema: ¿Qué quiere decir "misa"?
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Por ahí leí (si mal no recuerdo en un libro del Padre Flaviano Amatulli) que la palabra "misa" era la palabra con la que el oficiante daba por concluida la eucaristia en las épocas iniciales del cristianismo.

Si me equivoco,corriganme por favor Confused Wink
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