Pablo Jose + Moderador

Registrado: 13 May 2007 Mensajes: 4078 Ubicación: Ciudad de Guatemala
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Publicado:
Mar Jul 10, 2007 2:14 am Asunto:
Tema: busco todo lo referente al credo apostólico |
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http://www.adorador.com/creavit/ampliando_sobre_el_credo.htm
AMPLIANDO SOBRE EL CREDO...
El Credo apostólico es un excelente resumen de nuestra fe:
“Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra;
Y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro, quien fue concebido del Espíritu Santo, nació de la virgen María; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; ascendió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso, de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Universal, la comunión de los santos, el perdón de pecados, la resurrección del cuerpo, y la vida perdurable”.
El Credo no viene como tal en la Biblia, pero es un resumen de la fe de la época apostólica, en la que fue necesario redactar una formula autorizada que marcara claramente en lo que creía la iglesia cristiana primitiva, basada en las enseñanzas del Nuevo Testamento, sobre todo para contrastar con las falsas doctrinas y herejías que comenzaban a confundir y engañar a la gente. El Credo es una afirmación de la fe cristiana y propone los puntos básicos en los que creen los cristianos. Ninguna de las partes del Credo se opone a alguna enseñanza bíblica, sino que hace una condensación de la vida de Cristo y las ideas mas importantes de lo que creemos como cristianos.
Tradicionalmente, el credo era parte de la liturgia de las iglesias cristianas en la mayoría de las denominaciones, y sigue siendo un común denominador, puesto que establece las creencias fundamentales cristianas que la mayoría de los cristianos comparten. Es una especia de brújula espiritual, todavía vigente. Lamentablemente, la mayoría de los cristianos recientes lo desconoce, ya que ha caído en desuso. Sin embargo, históricamente casi todos los cristianos de generaciones anteriores lo sabían de memoria, pues era una forma rápida de recordar y verificar los puntos más sobresalientes de su fe.
HISTORIA INICIAL
La leyenda cuenta que los apóstoles mismos redactaron el Credo a los diez días de la ascensión del Señor Jesús, pero en realidad, ellos no lo escribieron. Se le llama “de los apóstoles” o “apostólico” porque está basado en la sana doctrina que ellos enseñaron.
El credo se hizo necesario desde los tiempos más primitivos del cristianismo, primero que nada para identificación de aquellos que andaban en el Camino (como se le llamaba al cristianismo al principio, cf : Hch 9:2), y segundo, como un sumario de la enseñanza doctrinal de la surgente iglesia.
La presencia más antigua confirmable de un credo (aparte de las confesiones contenidas en el Nuevo Testamento—ver el siguiente apartado) se remonta al segundo siglo, alrededor de 140 dC.
El Antiguo Símbolo o Signo Romano, precursor del Credo Apostólico, y probablemente la Forma más antigua, decía así: “ Creo en Dios el Padre Todopoderoso y en Jesucristo Su hijo, nuestro Señor, y en el Espíritu Santo, la santa iglesia y la resurrección del cuerpo .”
Es bastante lógico que el Antiguo Símbolo Romano (o Forma) sea una ampliación de la fórmula bautismal (Mt 28:19). De hecho, de acuerdo a Hipólito, al describir los bautismos que se realizaban en Roma alrededor del año 200, la fórmula apostólica completa (o credo apostólico), afirmada en tres secciones, se usaba como confesión de fe durante el acto.
Muy probablemente Timoteo pronunciara algo similar en esencia al ser bautizado, a lo que Pablo hace referencia en 1 Timoteo 6:12: “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos” .
CONFESIONES EN LAS ESCRITURAS
Hallamos en los Evangelios varias confesiones sencillas pero correctas, como en Juan 1:49: “ Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel” . La de Pedro en Mateo 16:15-17 tiene el beneplácito del mismísimo Jesucristo: “ 15 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” . Aún la sucinta exclamación de Tomás ante Cristo resucitado contiene el alma de un credo: “¡Señor mío, y Dios mío!” (Jn 20:2 .
El primer modelo de una Regla de Fe, es decir, un criterio para determinar qué es doctrina correcta y reconocer y rechazar la falsa, es aquella proporcionada por Jesucristo en Mateo 28:19, en la que se confiesa un Dios trino: “ Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo ” .
Encontramos un condensadísimo credo en Filipenses 2:11: “Jesucristo es el Señor” . Otra confesión que asienta quién es Jesucristo es la hallada en Colosenses 1:15-20: “ El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” . Al aseverar que Cristo es Dios, se está afirmando una importantísima base doctrinal, que es la prueba de la ortodoxia. Cuando uno tiene una postura Cristológica errada, no puede establecer como correctos otros elementos cruciales de teología al mismo tiempo. Uno de los primeros pasos fuera de la doctrina sana es negar la divinidad de Cristo.
Otros pasajes que dan cuerpo al Credo son:
Romanos 10:8b-10: “ Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Inclusive aquí se nos muestra la importancia de una confesión de fe audible.
1 Corintios 15: 3 y 4: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”.
1 Timoteo 3:16: “...grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria”.
Filipenses 2:11 : “...t oda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” .
Cuando en el Credo se menciona la “Santa Iglesia Universal” se refiere al cuerpo de Cristo, la Iglesia, formada por todos aquellos que creen en El y lo confiesan como su Señor y Salvador. Obviamente, no se trata de la Iglesia Católica (Apostólica y Romana), sino de todos los cristianos del mundo unidos en una sola fe en Cristo.
Cada una de las declaraciones del Credo Apostólico está firmemente basada en una enseñanza contenida en la Biblia o en un suceso histórico, como la exposición breve de la vida de Cristo, yendo en un par de frases de su nacimiento a su muerte, resurrección y ascensión.
UN CREDO DE GRAN ALCANCE
Algunas personas creen que dentro de las Escrituras no hay nada que asemeje un credo, es decir, una declaración de fe y exposición de la doctrina cristiana. Sin embargo, basta leer Tito para recibir una enseñanza completa y enfática de la sana doctrina, condensada en los pasajes siguientes:
2:10b-14: “... la doctrina de Dios nuestro Salvador. 11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”.
3:4-7: “ Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna”.
Dentro de estos versículos hallamos declaraciones directas que nos puntualizan: la personalidad de Dios (2:11; 3:6); el amor y la gracia de Dios (2:11; 3:4); Su calidad de Salvador (2:10; 3:4); la misma respecto a Cristo (2:13; 3:6); la función y sustancia del Espíritu Santo (3:5); implicación de la esencia trina de Dios (3:5,6); la sustancia divina de Cristo (2:13); la expiación vicaria de Cristo (2:14); la universalidad de la salvación (2:11); la salvación por gracia, no por obras (3:5); la presencia del Espíritu Santo en el interior del creyente (3:5); la justificación por fe (3:7); la santificación de un pueblo que le pertenece (2:14); el requisito de la santificación (2:12); la herencia de vida eterna (3:7); el regreso de Cristo (2:13).
Aquí encontramos un resumen de la teología del Nuevo Testamento, escrita por uno de sus protagonistas—una teología verdaderamente apostólica , que se estaba proporcionando en ese marco histórico como modelo para determinar y seguir las enseñanzas correctas.
HISTORIA POSTERIOR
El Antiguo Símbolo o Signo Romano fue seguido por el Credo Apostólico (el que se encuentra al principio de este documento) que tomó su forma definitiva alrededor del año 341 en Calcedonia y se cimentó documentadamente antes del 700. Apareció también el Credo de Nicea, determinado en 325 y refrendado en 381, que dice así:
“Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la Tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles.
Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de verdadero Dios, engendrado, no hecho, siendo de una sustancia con el Padre, por quien todas las cosas fueron hechas; quien por nosotros los seres humanos y para nuestra salvación descendió del cielo, y fue encarnado por el Espíritu Santo de la Virgen María, y se hizo hombre, y fue crucificado por nosotros bajo Poncio Pilato. Padeció y fue sepultado y al tercer día resucitó conforme a las Escrituras, ascendió al cielo y está sentado a la diestra del Padre. Y vendrá otra vez en gloria para juzgar a los vivos y a los muertos y su reino no tendrá fin.
Creemos en el Espíritu Santo, el Señor y Dador de la vida, quien procede del Padre y del Hijo, quien con el Padre y el Hijo debe ser adorado y juntamente glorificado, quien habló por medio de los profetas.
Creemos en una sola Iglesia, santa, universal y apostólica. Reconocemos un solo bautismo para la remisión de los pecados y esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo venidero. Amén”.
Cada expansión del Credo se realizó para refutar las herejías que comenzaban a surgir en el momento y que atentaban en contra de la sana doctrina, en un esfuerzo por dejar como legado una recta regla de fe que perdurara y sirviera como patrón para examinar la integridad de las declaraciones de fe posteriores.
El Credo se originó separado de las Escrituras, pero basado firmemente en ellas, como una enseñanza y predicación de los apóstoles, por lo que tenía un enorme valor como elemento determinante de la fe común. Pero nunca supersede a las Escrituras; más bien, las corrobora y se fundamenta en ellas.
Debido a que contiene todos los elementos imprescindibles de una teología netamente bíblica, es la afirmación universal de la Iglesia cristocéntrica y bíblica, y por tanto, expresa fielmente aquello en lo que en CREAVIT creemos.
ES PERSONAL
Sin embargo, si consideramos el Credo simplemente como un excelente trabajo erudito, un modelo impresionante, pero no tiene nada qué ver con nosotros en un plano personal, entonces es meramente palabras . El Credo tiene que expresar algo que dinámicamente creemos , algo que está impreso más allá de nuestras mentes: grabado en nuestros corazones. Por ello en Hebreos 11:6 se nos dice : “ Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay , y que es galardonador de los que le buscan” . Lo más importante para establecer una relación con Dios, es creer . Probablemente por eso el Credo comienza así: “Creo”.
Te invitamos a que tú también creas y le busques con diligencia, para que puedas experimentar todas las maravillosas recompensas que vienen de conocerlo, amarlo y obedecerlo.
Espero que te sirva de algo  _________________
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