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Santa Faustina

 
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AURORA
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MensajePublicado: Jue Jul 12, 2007 1:14 am    Asunto: Santa Faustina
Tema: Santa Faustina
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Introducción general
La lectura del Diario pone en evidencia una profunda y estrecha relación entre Santa Faustina y la Santísima Virgen María. Tan pronto la joven Elena Kowalska, por instrucciones de Jesús, abandonó su hogar para iniciar su vida religiosa dirigiéndose en tren a Cracovia, Elena apelaría a la ayuda de su Madre Celestial, la cual le respondería guiando sus primeros pasos, acompañándola durante el resto de su vida como su Madre amorosísima, su compañera solidaria en el sufrimiento y su “instructora” en los asuntos de su hijo Jesús. Presentamos a continuación una serie de extractos del Diario los cuales documentan esta bella y ejemplar relación.



1. Relación de Santa Faustina con la Santísima Virgen María:260 (...) Estuve orando sin interrupción hasta las once y me parecía que acababa de llegar. (Nota: para entonces ya tenía 6 horas de oración). (...) La Virgen me dijo muchas cosas. Le ofrecí mis votos perpetuos, sentía que yo era su niña y Ella mi Madre. No me rehusó nada de lo que yo le había pedido.

620 María es mi instructora que me enseña siempre cómo vivir para Dios. Mi espíritu resplandece en Tu dulzura y humildad, Oh María.

798 (...) ella está siempre conmigo. Ella, como una buena Madre, mira todas mis vivencias y mis esfuerzos.

1414 Solemnidad a la Inmaculada Concepción. Antes de la Santa Comunión he visto a la Santísima Madre de una belleza inconcebible. Sonriendo me dijo: Hija Mía, por mandato de Dios, he de ser tu madre de modo exclusivo y especial, pero deseo que también tú seas Mi hija de modo especial.

1097 Desde aquellos días vivo bajo el manto virginal de la Santísima Virgen, ella me cuida y me instruye; estoy tranquila junto a su Inmaculado Corazón, ya que soy débil e inexperta, por eso, como una niña me abrazo a su Corazón.

843 (...) Hoy durante la Santa Misa estuve particularmente unida a Dios y a su Madre Inmaculada. La humildad y el amor de la Virgen Inmaculada penetró mi alma. Cuanto más imito a la Santísima Virgen, tanto más profundamente conozco a Dios. ...
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AURORA
Invitado





MensajePublicado: Jue Jul 12, 2007 1:17 am    Asunto:
Tema: Santa Faustina
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1. Introducción al tema de la Eucaristía:

En diversas partes de su Diario, Santa Faustina aborda el tema de la Santa Eucaristía.



En su diaria comunión ella encontró fortaleza, inspiración y conocimiento de las cosas del cielo, así como una “fuerza transformadora” que la conduciría a la santidad. En sus propias palabras: “Todo lo bueno que hay en mí es gracias a la Santa Comunión, le debo todo”, asimismo declararía la Santa Comunión como “el momento más solemne de mi vida”.



Resulta aleccionador (y enternecedor a la vez) apreciar la bellísima humildad de la Santa ante la Eucaristía:



“Hoy mi alma se prepara para la Santa Comunión como para un banquete de bodas en que todos los participantes lucen una belleza inexpresable. Y yo también estoy invitada a este banquete, pero no veo en mí esta belleza, sino un abismo de miseria. Y aunque no me siento digna de sentarme a la mesa, sin embargo me deslizaré por debajo de la mesa, y a los pies de Jesús mendigaré al menos las migas que caigan debajo de la mesa. Conociendo Tu misericordia me acerco a Ti, Jesús, porque antes faltará mi miseria que se agote la piedad de Tu Corazón”.



Resulta asimismo de extrema importancia el llamado de Jesús:



“Quiero decirte, sin embargo, que la vida eterna debe iniciarse ya aquí en la tierra a través de la Santa Comunión. Cada Santa Comunión te hace más capaz para la comunión con Dios por toda la eternidad”.
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AURORA
Invitado





MensajePublicado: Jue Jul 12, 2007 1:19 am    Asunto:
Tema: Santa Faustina
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Diversas reflexiones, propósitos y diálogos

486 Oh Jesús, cuando vienes a mí en la Santa Comunión, Tú que Te has dignado morar con el Padre y el Espíritu Santo en el pequeño cielo de mi corazón, procuro acompañarte durante el día entero, no Te dejo solo ni un momento. Aunque estoy en compañía de otras personas o con las alumnas, mi corazón está siempre unido a Él. Cuando me duermo, le ofrezco cada latido de mi corazón, cuando me despierto, me sumerjo en Él sin decir una palabra. Al despertarme, adoro un momento la Santísima Trinidad y le agradezco por haberme ofrecido un día más, que una vez más va a repetirse en mí el misterio de la Encarnación de Su Hijo, que una vez más delante de mis ojos va a repetirse su dolorosa Pasión. Trato entonces de facilitar a Jesús el paso a través de mí a otras almas. Con Jesús voy a todas partes, su presencia me acompaña en todas partes.



1721 Después de la Santa Comunión, al introducir a Jesús a mi corazón, le dije: Amor mío, reina en los más secretos rincones de mi corazón, allí donde se engendran mis pensamientos más secretos, donde sólo Tú, Señor, tienes acceso; en este más profundo santuario donde el pensamiento humano no es capaz de llegar. Permanece allí sólo Tú y que de Ti provenga todo lo que haga por fuera. Deseo ardientemente y hago todo lo posible con todas las fuerzas de mi alma para que en este santuario Te sientas, oh Señor, como en Tu casa.



1805 Hoy me preparo para Tu llegada como la esposa para la llegada de su Esposo. Este Esposo mío es un gran Señor. Los cielos no logran contenerlo. Los serafines que están más cerca de Él cubren sus rostros y repiten sin cesar: Santo, Santo, Santo



Este gran Señor es mi Esposo. A Él le cantan los Coros, ante Él se postran los Tronos, frente a su resplandor se apaga el sol. Y sin embargo este gran Señor es mi Esposo.



Corazón mío, sal de este profundo asombro sobre cómo lo adoran los demás, porque no tiene tiempo, visto que se acerca y ya está a tu puerta.



1806 Salgo a su encuentro y lo invito a la morada de mi corazón humillándome profundamente ante su Majestad. Pero el Señor me levanta del polvo y, como a su esposa, me invita a sentarme junto a Él y a confiarle todo lo que tengo en mi corazón. Y yo, animada por su bondad, inclino mi sien sobre su pecho y le cuento todo. En primer lugar le digo lo que no diría jamás a ninguna criatura. Y luego hablo de las necesidades de la Iglesia, de las almas de los pobres pecadores, de cuánto necesitan su misericordia. Pero el tiempo pasa rápidamente. Jesús, tengo que salir de aquí a los deberes que me esperan. Jesús me dice que queda todavía un momento para despedirse. Una profunda mirada recíproca y por un rato nos separamos aparentemente, pero nunca realmente. Nuestros corazones están unidos continuamente; aunque por fuera estoy ocupada por distintos deberes, pero la presencia de Jesús me sumerge constantemente en un profundo recogimiento.



1807 Hoy mi preparación para la venida de Jesús es breve; pero marcada por un amor intenso. La presencia de Dios me penetra e inflama mi amor hacia Él. No hay ninguna palabra, sólo hay un entendimiento interior. Me sumerjo toda en Dios a través del amor. El Señor se acerca a la morada de mi corazón. Después de recibir la Comunión apenas estoy consciente para volver a mi reclinatorio. En ese mismo momento mi alma se sumerge totalmente en Dios y no sé lo que pasa alrededor. Dios me da el conocimiento interior de su Ser Divino. Estos momentos son breves, pero penetrantes. El alma sale de la capilla profundamente recogida y no es fácil distraerla. Entonces me parece que toco la tierra con un solo pie. Ningún sacrificio durante el día resulta difícil ni pesado. Cada circunstancia despierta un nuevo acto de amor.



1808 Hoy invité a Jesús a mi corazón como al amor. Tú eres el amor mismo. Todo el cielo se enciende y llena de Tu amor. Por lo tanto mi alma Te desea como una flor anhela el sol. Jesús, ven rápidamente a mi corazón, porque ves que como la flor requiere el sol, así mi corazón se lanza hacía Ti. Abro el cáliz de mi corazón para acoger Tu amor.



1809 Cuando Jesús vino a mi corazón, todo vibró de vida y de calor en mi alma. Jesús, retira mi amor del corazón y llénalo con el Tuyo. Un amor ardiente y luminoso que sabe llevar el sacrificio, que sabe olvidarse completamente de sí mismo.



Hoy mi día está marcado por el sacrificio...



1810 Hoy me preparo para la venida del Rey.



Qué soy yo y qué eres Tú, Señor, Rey de la gloria, gloria inmortal. Oh corazón mío, ¿te das cuenta de quién viene a visitarte hoy? Sí, lo sé, pero es curioso que no puedo comprenderlo. Oh, si fuera solamente un rey, pero éste es el Rey de reyes, Señor de los señores. Ante Él tiembla todo poder y autoridad. Hoy Él viene a mi corazón. Lo oigo acercarse, salgo a su encuentro y lo invito. Cuando entró en la morada de mi corazón, mi alma se lleno de un respeto tan grande que se desmayó atemorizada, cayendo a sus pies. Jesús le dio su mano y le permitió bondadosamente sentarse a su lado. La tranquilizó: "Ves, he dejado el trono de los cielos para unirme a ti. Lo que estás viendo es apenas una pequeña muestra y tu alma se desmaya de amor. ¡Cuánto se asombrará tu corazón cuando Me veas en toda plenitud en la gloria! Quiero decirte, sin embargo, que la vida eterna debe iniciarse ya aquí en la tierra a través de la Santa Comunión. Cada Santa Comunión te hace más capaz para la comunión con Dios por toda la eternidad. "



1811 Así que, Rey mío, no Te pido nada aunque sé que me puedes dar todo. Te pido sólo una cosa: sé el Rey de mi corazón por los siglos, eso me basta.



1812 Hoy renuevo la sumisión a mi Rey a través de la fidelidad de las inspiraciones interiores.



1813 Hoy no me esfuerzo en ninguna preparación especial. No sé pensar nada aunque siento mucho. Añoro el momento en que Dios venga a mi corazón. Me arrojo en sus brazos y hablo de mi incapacidad y de mi miseria. Derramo todo el dolor de mi corazón: que no soy capaz de amarle tal como deseo. Despierto los actos de fe, esperanza y amor, y de ellos vivo durante todo el día.



1814 Hoy mi preparación es breve. Una fe viva y fuerte casi desgarra el velo de amor. La presencia de Dios atraviesa mi corazón como un rayo de sol el cristal. En el momento de recibir a Dios, todo mi ser está sumergido en Él. Me envuelve el asombro y la admiración viendo la gran Majestad de Dios que se rebaja hacia mí que soy la miseria misma. De mi alma brota el agradecimiento por todas las gracias que me concede y especialmente por la gracia de haberme llamado a su exclusivo servicio sagrado.



1815 Hoy, en la Santa Comunión, deseo unirme a Jesús lo más estrechamente posible a través del amor. Deseo a Dios tan ardientemente que me parece que no llegaré al momento en que el sacerdote me dé la Santa Comunión. Mi alma cae como en un desmayo por anhelar a Dios.



1816 Después de recibirlo en mi corazón, se desgarró el velo de la fe. Vi a Jesús que me dijo: "Hija mía, tu amor Me compensa por la frialdad de muchas almas". Después de estas palabras me quedé sola, pero durante todo el día viví del acto de reparación.



1817 Hoy siento en mi alma el abismo de miseria. Deseo acercarme a la Santa Comunión como a la Fuente de Misericordia y sumergirme toda en este océano de amor.



Al recibir al Señor Jesús, me arrojé en Él como en el abismo de misericordia insondable y cuanto más sentía que era la miseria misma tanto más aumentaba mi confianza en Él.



En esta humillación pasé el día entero.



1818 Hoy mi alma tiene la naturaleza de un niño. Me uno a Dios como el niño al Padre. Me siento plenamente la hija de Dios.



1822 Hoy mi alma desea mostrar a Jesús su amor de modo particular. Cuando el Señor entró en mi corazón, me arrojé a sus pies como un capullo de rosa. Deseo que la fragancia de mi amor ascienda continuamente a los pies de Tu trono. Ves, oh Jesús, en este capullo de rosa todo mi amor a Ti; pero no solamente en este momento cuando mi corazón arde de amor, sino que durante el día te daré pruebas de mi amor a través de la fidelidad a la gracia de Dios.



Hoy todas las dificultades y sufrimientos que enfrento, los captaré apresuradamente como un capullo de rosa para arrojarlo a los pies de Jesús. No importa que la mano, o más bien el corazón se cubra de sangre...



1824 Hoy mi corazón tiembla de alegría. Deseo mucho que Jesús venga a mi corazón. Estoy llena de un deseo ardiente, mi corazón ansioso de verlo se enciende con un amor cada vez más fuerte.



Cuando Jesús vino, me arrojé en sus brazos como una niña pequeña. Le conté mi alegría. Jesús escuchaba estas manifestaciones de mi amor. Cuando le pedí perdón por no haberme preparado a la Santa Comunión, ya que pensaba continuamente en compartir con Él esta alegría, Jesús me contestó: "La más agradable para Mí es la preparación con la cual Me has acogido hoy en tu corazón. Hoy bendigo esta alegría tuya de modo especial. Nada te turbará esta alegría en el día de hoy... "



1825 Hoy mi alma se prepara para la venida del Señor que lo puede todo, que me puede hacer perfecta y santa. Me preparo mucho para acogerle, pero de súbito tuve una dificultad: ¿cómo presentársela? La rechacé enseguida. La presentaré tal como me lo dictará el corazón.



1826 Cuando recibí a Jesús en la Santa Comunión, mi corazón exclamó con toda la fuerza: Jesús, transfórmame en una segunda hostia. Quiero ser una hostia viva para Ti. Tú eres el gran Señor, omnipotente, Tú puedes hacerme esta gracia. Y el Señor me contestó: "Tú eres una hostia viva, agradable al Padre celestial, pero medita ¿qué es una hostia? Una ofrenda. ¿Entonces...? "



Oh Jesús mío, comprendo el significado de la hostia, comprendo el significado de la ofrenda. Deseo ser una hostia viva delante de Tu Majestad, es decir, una ofrenda viva que arde para Tu gloria cada día.



1828 Hoy me envuelve la Majestad de Dios. No logro ayudarme de ningún modo para prepararme mejor. Estoy envuelta totalmente por Dios. Mi alma se inflama de su amor. Sé solamente que amo y soy amada. Eso me basta. Procuro ser fiel al Espíritu Santo durante el día y satisfacer sus exigencias. Procuro el silencio interior para poder oír su voz...
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clauabru
Moderador
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Registrado: 04 Oct 2005
Mensajes: 6144
Ubicación: Buenos Aires, Argentina

MensajePublicado: Sab Jul 14, 2007 6:54 pm    Asunto:
Tema: Santa Faustina
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¡Gracias Aurora, que bellísimo alimento para nuestra fe!.
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¿Rezás el rosario todos los días, querés hacerlo? Smile
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Manuel 78
Constante


Registrado: 18 Nov 2006
Mensajes: 521

MensajePublicado: Mar Sep 11, 2007 10:29 am    Asunto:
Tema: Santa Faustina
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751 Cuando me dio un poco de miedo de tener que estar sola durante largo tiempo fuera de la Congregación, Jesús me dijo: No estarás sola, porque Yo estoy contigo siempre y en todas partes; junto a Mi Corazón no tengas miedo de nada. Yo Mismo soy el artífice de tu salida. Has de saber que Mi ojo sigue con atención cada movimiento de tu corazón. Te traslado a aquel lugar aislado para conformar tu corazón según Mis designios futuros. ¿De que tienes miedo? Si estás Conmigo ¿quién se atreverá a tocarte? Me alegro grandemente de que Me digas tus temores, Hija Mía, háblame de todo simplemente y así como hablan los hombres, Me complacerás muchísimo con esto; Yo te entiendo, porque soy Dios – Hombre. (198) Este lenguaje simple de tu corazón Me es mas agradable que los himnos compuestos en Mi honor. Has de saber, hija Mía, que cuanto mas sencillo es tu lenguaje, tanto mas Me atraes hacia ti. Y ahora, quédate tranquila junto a Mi Corazón, deja la pluma y prepárate para salir.

752 9 XII 1936. Esta mañana he salido a Pradnik. Me ha acompañado Sor Crisóstoma. Tengo una habitación aislada sólo para mí; me parezco totalmente a una carmelita. Cuando Sor Crisóstoma se ha ido y me he quedado sola, me he sumergido en la plegaria, confiándome a la protección especial de la Santísima Virgen. Sólo ella está siempre conmigo. Ella, como una buena Madre, mira todas mis vivencias y mis esfuerzos.

753 Súbitamente vi a Jesús que me dijo: Quédate tranquila, niña Mía, ves que no estás sola. Mi Corazón vela por ti. Jesús me ha llenado de fuerza respecto a cierta persona, siento la fortaleza en el alma.

754 (199) Un principio moral

Cuando no se sabe qué es mejor, hay que reflexionar y examinar y pedir consejo porque no se puede actuar en la duda de la conciencia. En la incertidumbre, decirse a sí mismo: cualquier cosa que haga estaría bien hecha, tengo la intención de hacerla bien. Dios acepta lo que nosotros consideramos bueno, y Dios lo acepta y considera bueno. No preocuparme si después de algún tiempo, aquellas cosas no resulten ser buenas. Dios mira la intención con la cual empezamos y según ella dará la recompensa. Es un principio al que debemos atenernos.

755 También hoy he ido a hacer una breve visita [258] al Señor, antes de acostarme. Mi alma se ha sumergido en Él como en mi único tesoro, mi corazón ha descansado un momento junto al Corazón de mi Esposo. He sido iluminada sobre como comportarme con las personas que están alrededor de mí y he vuelto a mi soledad. El medico [259] me ha dedicado su mayor cuidado, alrededor de mi veo corazones muy bondadosos.

756 (200) 10 XII [1936]. Hoy me levanté temprano y todavía antes de la Santa Misa tuve la meditación. Aquí la Santa Misa es a las seis. Después de la Santa Comunión mi espíritu se ha sumergido en el Señor como en el único objeto de mi amor. Me sentía absorbida por su omnipotencia. Al regresar a mi soledad me he sentido mal y he tenido que acostarme en seguida. La hermana [260] me trajo gotas, pero me sentí mal durante todo el día. Por la noche traté de hacer la Hora Santa, sin embargo no pude hacerla, me uní solamente a Jesús en sus sufrimientos.

757 Mi habitación aislada está junto a la sala de los hombres; no sabia que los hombres son tan charlatanes; desde la mañana hasta altas horas de la noche conversan sobre distintos temas; en la sala de las mujeres hay mucho mas silencio. Siempre se acusa de esto a las mujeres, pero he tenido la posibilidad de convencerme [de lo contrario]. Me es difícil concentrarme para rezar entre las carcajadas y los chistes. No me molestan sólo cuando la gracia de Dios me toma en su absoluta (201) posesión, ya que entonces no me doy cuenta de lo que pasa alrededor de mí. Oh Jesús mío, qué poco habla de Ti esta gente.

758 De todo menos de Ti, Jesús. Y si hablan poco, seguramente no pensarán nada; se ocupan del mundo entero, pero acerca de Ti, oh Creador, el silencio. Me pongo triste, oh Jesús, al ver esta inmensa indiferencia e ingratitud de las criaturas. Oh Jesús mío, deseo amarte por ellos y compensarte con mi amor.

759 La Inmaculada Concepción

Desde la mañana temprana sentía la cercanía de la Virgen Santísima. Durante la Santa Misa la vi tan resplandeciente y bella que no encuentro palabras para expresar ni siquiera la mínima parte de su belleza. Era toda blanca, ceñida con una faja azul, el manto también azul, la corona en su cabeza, de toda la imagen irradiaba un resplandor inconcebible. Soy la Reina del cielo y de la tierra, pero especialmente la madre [de su Congregación]. Me estrechó a su corazón y dijo: Yo siempre me compadezco de ti. Sentí (202) la fortaleza de su Inmaculado Corazón que se transmitió a mi alma. Ahora comprendo porque desde hace dos semanas iba preparándome a esta fiesta y la anhelaba tanto. Desde hoy procuraré la máxima pureza del alma, para que los rayos de la gracia de Dios se reflejen con toda su claridad. Deseo ser el cristal para encontrar complacencia ante sus ojos.

760 + Aquel día vi a cierto sacerdote rodeado del resplandor que fluía de él; evidentemente aquella alma ama a la Inmaculada.

761 Una misteriosa añoranza envuelve mi alma, me sorprendo de que ella no separe el alma del cuerpo. Deseo a Dios, deseo sumergirme en Él. Entiendo que estoy en un terrible destierro, toda la fortaleza de mi alma muere por el anhelo de estar con Dios. Oh, habitantes de mi patria, recuerdan a esta desterrada. ¿Cuándo caerán los velos también para mí? Aunque veo y (203) casi siento lo finito que es el velo que me separa del Señor, yo deseo verlo cara a cara, pero que todo se haga según Tu voluntad.

762 11 XII. Hoy no pude asistir a toda la Santa Misa, estuve presente solamente en las partes más importantes y después de comulgar, volví en seguida a mi soledad. De repente me envolvió la presencia de Dios y en aquel mismo momento experimenté la Pasión del Señor durante un brevísimo momento. En aquel instante conocí más profundamente la obra de la misericordia.

763 Por la noche fui despertada súbitamente y conocí que un alma me pedía la oración y que tenía una gran necesidad de plegarias. Brevemente, pero con toda mi alma pedí al Señor la gracia para ella.

764 Al día siguiente, pasado ya el mediodía, cuando entré en la sala vi a una persona agonizante y supe que la agonía había empezado en la noche. Después de haberlo verificado supe que había sido cuando (204) se me pidió rezar. De repente oí en el alma la voz: Reza la coronilla que te he enseñado. Corrí a buscar el rosario y me arrodillé junto a la agonizante y con todo el ardor de mi espíritu me puse a rezar esta coronilla. De súbito la agonizante abrió los ojos y me miró, y no alcancé a rezar toda la coronilla porque ella murió con una misteriosa serenidad. Pedí ardientemente al Señor que cumpliera la promesa que me había dado por rezar la coronilla. El Señor me hizo saber que aquella alma recibió la gracia que el Señor me había prometido. Aquella alma fue la primera en experimentar la promesa del Señor. Sentí cómo la fortaleza de la misericordia cubría aquella alma.

765 Al entrar en mi soledad, oí estas palabras: Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando (205) cerca del agonizante es rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo.

Oh, si todos conocieran qué grande es la misericordia del Señor y cuánto todos nosotros necesitamos esta misericordia, especialmente en aquella hora decisiva.

766 + Hoy he librado una lucha por un alma con los espíritus de las tinieblas. Qué odio tremendo tiene Satanás por la Divina Misericordia; veo cómo se opone a toda esta obra.

767 + ¡OH Jesús misericordioso, tendido sobre la cruz, ten presente la hora de nuestra muerte! ¡Oh Corazón misericordiosísimo de Jesús, abierto con una lanza, protégeme a la hora de mi muerte! ¡Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de insondable misericordia para mí en la hora de mi muerte! ¡Oh Jesús agonizante, Rehén de la misericordia [261], apacigua la ira divina en la hora de mi muerte!

768 (206) + 12 XII [1936]. Hoy he estado solamente en la Santa Comunión y un poco mas en la Santa Misa. Toda mi fuerza está en Ti, Pan vivo. Me seria difícil vivir un día sin recibir la Santa Comunión. Él es mi escudo; sin Ti, Jesús, no sé vivir.

769 Jesús, Amor mío, hoy me hizo comprender cuánto me ama, aunque hay un abismo tan grande entre nosotros: el Creador y la criatura, pero en cierto modo es como si hubiera igualdad, el amor nivela este abismo. Él Mismo se humilla hacia mí y me hace capaz de tratar con Él. Me he sumergido en Él anonadándome casi completamente y, sin embargo, bajo su mirada amorosa mi alma adquiere fortaleza y fuerza y la conciencia de que ama y es amada muy especialmente; sabe que el Todopoderoso la defiende. Tal oración, aunque breve, sin embargo da mucho al alma y las horas enteras de oración ordinaria no dan al alma tanta luz como un breve momento de oración superior.

770 (207) + Por la tarde tuve mi primer descanso al aire libre [262]. Hoy me visitó Sor Felicia [263] trayéndome algunas cositas que necesitaba, unas cuantas magnificas manzanas y los saludos de la querida Madre Superiora y de las queridas hermanas.

771 13 XII [1936]. La confesión delante de Jesús.

Cuando reflexioné que hacia tres semanas que no me confesaba, irrumpí en llanto, viendo la fragilidad de mi alma y ciertas dificultades. No me había confesado porque así fueron las circunstancias: Cuando había confesión, yo estaba en la cama aquel día. A la semana siguiente la confesión fue por la tarde y por la mañana yo había salido al hospital. Esta tarde, en mi habitación aislada entró el Padre Andrasz y se sentó para que me confesara. Antes no dijo ni una palabra. Me alegré grandemente porque deseaba muchísimo confesarme. Como siempre revelé toda mi alma. El Padre me dio respuesta hasta a la cosa más pequeña. Me sentía extrañamente feliz de poder (208) decir todo. Como penitencia me dio: Letanías del Nombre de Jesús. Cuando quería presentarle la dificultad que tenia para rezar aquellas letanías, se levantó y me dio la absolución. De repente un gran resplandor comenzó a salir de su persona y vi que no era el Padre Andrasz sino Jesús. Sus vestiduras eran claras como la nieve, y desapareció en seguida. Al principio me quedé un poco inquieta, pero un rato después cierta tranquilidad entró en mi alma. Noté que Jesús confiesa como los confesores, sin embargo, durante esta confesión mi corazón intuía extrañamente algo; en un primer momento no logré comprender qué significaba eso.

772 16 XII [1936]. El día de hoy lo ofrecí por Rusia, todos mis sufrimientos y mis oraciones los ofrecí por este pobre país. Después de la Santa Comunión Jesús me dijo que: No puedo soportar este país más tiempo, no Me ates las manos, hija MIA. (209) Comprendí que si no hubiera sido por las plegarias de las almas queridas a Dios, habría vuelto a la nada toda esta nación. Oh, cuánto sufro por este país que expulsó a Dios de sus fronteras.

773 + Oh, fuente inagotable de la Divina Misericordia, derrámate sobre nosotros. Tu bondad no tiene límites. Consolida, oh Señor, la potencia de Tu misericordia sobre el abismo de mi miseria, porque Tu piedad es sin límites. Misteriosa e inalcanzable es Tu misericordia, que llena de asombro la mente humana y la angélica.

774 El Ángel Custodio me recomendó que rezara por cierta alma, y a la mañana siguiente supe que era un hombre que en aquel mismo instante había empezado a agonizar. De modo sorprendente Jesús me da a conocer que alguien necesita mi plegaria. De manera particular me entero cuando mi oración la necesita un alma agonizante. Ahora eso sucede más a menudo que antes.

775 (210) El Señor Jesús me dio a conocer cuánto le es agradable el alma que vive de la voluntad de Dios, con esto da a Dios la mayor gloria….
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Examinad vuestra conciencia al anochecer, dirigid los pensamientos a Dios. Ofreced vuestro descanso y no olvidéis al ángel custodio, que está con vosotros.
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Manuel 78
Constante


Registrado: 18 Nov 2006
Mensajes: 521

MensajePublicado: Mie Sep 12, 2007 9:22 am    Asunto:
Tema: Santa Faustina
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834 (218) 19 XII [1936]. Esta noche sentí en el alma que alguna persona necesitaba mi oración. En seguida me puse a rezar; de repente conocí interiormente y sentí al espíritu que me lo pedía; recé hasta que me sentí tranquila. La coronilla es una gran ayuda para los agonizantes. A menudo rezo según la intención que anteriormente conozco dentro de mí; siempre rezo hasta el momento de sentir en mi alma que la plegaria ha obtenido su efecto.

835 Especialmente ahora, cuando estoy aquí, en este hospital, experimento esta intima unión con los agonizantes que al iniciarse la agonía me piden rezar. Dios me ha dado un contacto misterioso con los agonizantes. Como esto sucede con bastante frecuencia, he tenido la posibilidad de verificar incluso la hora. Hoy, a las once de la noche, fui despertada repentinamente, y sentí claramente que junto a mi estaba un espíritu que me pedía oraciones. Simplemente una fuerza misteriosa me obligaba a rezar. Mi visión es puramente espiritual, por medio de una luz repentina (219) que en aquel momento Dios me concede. Rezo hasta el momento de sentir la tranquilidad en el alma; no siempre dura el mismo tiempo, a veces ocurre que después de un Ave Maria ya estoy tranquila y entonces recito un De Profundis sin orar mas; a veces sucede que rezo toda la coronilla y sólo entonces llega la tranquilidad. Y puedo observar también que cuando me siento forzada a orar por un tiempo mas largo, es decir experimento aquella inquietud interior, aquella alma afronta luchas mas duras y una agonía más larga. La manera con que verifico la hora es la siguiente: tengo el reloj y miro la hora; al día siguiente cuando me hablan de la muerte de aquella persona, pregunto la hora, y corresponde exactamente; lo mismo sucede respecto a la agonía. Me dicen: Tal persona está llevando una lucha muy dura y otra vez me dicen: Hoy ha muerto tal persona, pero se ha dormido tan rápido y tranquilamente. Sucede que la persona moribunda está en el segundo o en el tercer pabellón, sin embargo para el espíritu el espacio no (220) existe. Ocurre que tengo el mismo conocimiento a unas centenas de kilómetros. Me sucedió algunas veces con mis parientes y familiares y también con las hermanas religiosas y las almas que de vida no conocía en absoluto.

Oh Dios de la misericordia insondable que me permites llevar alivio y ayuda a los agonizantes con mis plegarias indignas, seas bendito tantas miles de veces cuantas estrellas hay en el cielo y gotas de agua en todos los océanos. Que Tu misericordia resuene en toda la extensión de la tierra y se eleve hasta los pies de Tu trono, glorificando Tu mayor atributo, es decir Tu misericordia inconcebible.

Oh Dios, esta misericordia insondable lleva a un nuevo éxtasis a las almas santas y a todos los espíritus celestes. Aquellos espíritus puros se sumergen en un sagrado estupor glorificando esta inconcebible misericordia de Dios que los lleva a un nuevo éxtasis; su adoración se cumple de manera perfecta. Oh Dios eterno, cuanto deseo adorar este el más grande de Tus atributos (221), es decir, Tu insondable misericordia. Veo toda mi pequeñez y no puedo compararme con los habitantes del paraíso que en una santa admiración, glorifican la misericordia del señor. Pero yo también he encontrado un modo perfecto para adorar esta inconcebible misericordia de Dios.

836 Oh Jesús dulcísimo que Te has dignado permitirme a mi miserable conocer esta insondable misericordia Tuya; oh Jesús dulcísimo que quisiste benignamente que yo hablara al mundo entero de esta inconcebible misericordia Tuya, he aquí hoy tomo en las manos estos dos rayos que brotaron de Tu Corazón misericordioso, es decir, Sangre y Agua, y las derramo sobre toda la faz de la tierra para que toda alma experimente Tu misericordia y, al experimentarla, la adore por los siglos infinitos. Oh Jesús dulcísimo que en Tu inconcebible bondad. Te has dignado unir mi corazón miserable a Tu Corazón tan misericordioso, pues entonces es con Tu propio Corazón que adoro a nuestro Dios Padre, como ningún alma jamás lo ha adorado.

837 (222) 21 XII [1936]. Por las tardes ponen el radio; así que, me hace falta el silencio. Hasta mediodía no cesan las conversaciones y el ruido. Dios mío, esperaba el silencio para poder hablar solamente con el Señor y aquí es todo lo contrario. Sin embargo, ahora no me molesta nada, ni las conversaciones ni el radio. En una palabra, nada. La gracia de Dios ha hecho que cuando rezo ni siquiera me doy cuenta dónde estoy, sé solamente que mi alma está unida al Señor y así me pasan los días en este hospital.

838 + Quedo admirada por tantas humillaciones y sufrimientos que afronta aquel sacerdote en toda esta causa, lo veo en momentos particulares y le sostengo con mi oración indigna [265]. Solo Dios puede dar tanta valentía, porque de otra manera el alma cedería; pero veo con alegría que todas estas contrariedades contribuyen a una mayor gloria de Dios. El Señor tiene pocas almas como éstas. Oh eternidad infinita, tú revelaras los esfuerzos de las almas heroicas, porque la tierra recompensa estos esfuerzos con ingratitud y odio; estas almas no tienen amigos (223) son solitarias. Y en esta soledad se fortalecen, sacan fuerza solamente de Dios; aunque con humildad, pero también con arrojo afrontan todas las tempestades que las azotan. Ellas, como robles tan altos que llegan hasta el cielo, sin inmóviles, y solamente en esto está su único secreto: que de Dios sacan su fuerza y todo lo que necesitan lo tienen para si mismas y para los demás. Llevan su peso, pero saben y son capaces de cargar el peso de los demás. Son verdaderas columnas resplandecientes en los caminos de Dios que viven, ellas mismas, en la luz e iluminan a los demás. Ellas mismas viven en las alturas y a los otros, más pequeños, saben indicar y ayudar a [alcanzar] estas alturas.

839 + Oh Jesús mío, Tu ves que además de no saber escribir, no tengo una pluma buena que a veces escribe, de verdad, tan mal que tengo que componer frases letra por letra; y todavía no es todo: tengo esta dificultad de que tomo notas de estas cosas en secreto de las hermanas, pues, a veces tengo que cerrar el cuaderno a cada rato y escuchar pacientemente el relato (224) de una persona dada, y el tiempo que tengo dedicado a escribir pasa y cuando cierro repentinamente el cuaderno se mancha. Escribo con el permiso de las Superioras y por mandato del confesor. Es una cosa extraña que a veces escribo pasablemente y otras veces apenas puede descifrarme.

840 23 XII [1936]. Vivo este tiempo con la Santísima Virgen y me preparo a este solemne momento de la venida de Jesús. La Santísima Virgen me enseña sobre la vida interior del alma con Jesús, especialmente en la Santa Comunión. Solamente en la eternidad conoceremos qué gran misterio realiza en nosotros la Santa Comunión. ¡Oh los momentos más preciosos de mi vida!

841 Oh Creador mío, Te añoro. Tú me comprendes, oh Señor mío. Todo lo que [hay] en la tierra me parece una sombra pálida; yo Te anhelo y deseo. Aunque haces por mi muchísimas cosas inconcebibles porque Tu Mismo me visitas de modo singular, sin embargo estas visitas no cicatrizan la herida del corazón, sino que me incitan a una mayor 9225) nostalgia por Ti, Señor. Oh. Llévame a donde estas, Señor, si ésta es Tu voluntad. Tú sabes que estoy muriendo y estoy muriendo por añorarte, pero no puedo morir. Oh muerte, ¿dónde estás? Me atraes al abismo de Tu Divinidad y Te escondes detrás de las tinieblas. Todo mi ser está sumergido en Ti, sin embargo yo deseo contemplarte cara a cara. ¿Cuándo sucederá esto para mí?
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Examinad vuestra conciencia al anochecer, dirigid los pensamientos a Dios. Ofreced vuestro descanso y no olvidéis al ángel custodio, que está con vosotros.
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