Foros de discusión de Catholic.net :: Ver tema - Pensamientos sobre la Virgen María
Foros de discusión
El lugar de encuentro de los católicos en la red
Ir a Catholic.net


Importante: Estos foros fueron cerrados en julio de 2009, y se conservan únicamente como banco de datos de todas las participaciones, si usted quiere participar en los nuevos foros solo de click aquí.


Pensamientos sobre la Virgen María
Ir a página 1, 2, 3  Siguiente
 
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Sacerdotes
Ver tema anterior :: Ver tema siguiente  
Autor Mensaje
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Mar 28, 2007 10:25 pm    Asunto: María Oferente ante el Padre.
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

María, Madre del Cuerpo real y Místico de Cristo, es la primera y mas cualificada y digna Oferente ante el Padre


Si el Sacerdocio es un Ministerio para ofrecer a Dios alabanza, acción de gracias, petición de perdón y ofrendas dignas ante Él, para implorar su amor y bendiciones, todos sabemos, que sin Cristo no hay Ministerio Sacerdotal. Por ello Pablo dice: “se entregó a si mismo por nosotros como ofrenda y víctima a Dios en fragancia de suavidad”. (Efs. 5,2)

Pero el Verbo, para ser oferente entre nosotros, “se hizo carne, y habitó entre nosotros: y contemplamos su gloria, gloria cual del Unigénito procedente del Padre, lleno de gracia y de verdad”. (Jn. 1.14)

Y todo con el fín así expresado por Pablo: “Bienaventurados aquellos a quienes fueron perdonadas las iniquidades y a quines fueron encubiertos los pecados, bienaventurado el hombre a quien el Señor no le toma a cuenta, el pecado”. (Roma. 4,7) Porque, aunque la redención es universal, es cierto que “vino a lo que era suyo, y los suyos no le recibieron. Más a cuantos le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hijos de Dios” (Jn.1, 11,12)

Para que Cristo obtuviese la reconciliación de los hombres con el Padre, se encarnó en Maria, de la que tomó cuerpo para que fuese posible la ofrenda y la víctima digna de un hombre, Dios, en igualdad en cuanto a la divinidad del Padre.
Satisfacción plena, que ningún hombre podría ofrecer con plenitud ante la Justicia de Dios. Si Dios es amor, no por ello puede dejar, por su propia esencia, de ser justo. De aquí lo que llamamos santo temor de Dios.

Pero es en Maria donde se ha concebido la vida sobrenatural de la gracia cuando concibió a Cristo, cabeza de la humanidad, puesto que en aquel momento comenzó la regeneración sobrenatural.
Y María en el Calvario, tuvo su plenitud de dar a luz redentora a la humanidad sacrificada de Cristo, representante de todos nosotros, porque fue esa humanidad engendrada en ella y cumplida la total regeneración por Cristo, en la Cruz.

Y así como Maria concibe en su seno a Cristo, como Cabeza del Cuerpo Místico, concibe en él, por una maternidad espiritual, la vida sobrenatural para el resto de su Cuerpo. .
Resultando que tanto la Cabeza como sus místicos miembros, son fruto de la misma concepción en María, y ella es constituida Madre del Cristo total, siendo nosotros sus hijos en el Hijo.

María es también Corredentora, pues Jesus el Redentor, es su hijo, para cuyos méritos del Verbo, ella le da su humanidad, su cuerpo para la ofrenda, y además, con la total entrega a los designios concretos, por parte del Padre sobre la misión redentora de Jesús, para el Padre es indivisible la cooperación de .la misión de la Madre. No se puede separar a Maria de Jesús, no solo por su maternidad humana, unida a ella la Persona divina del Verbo, sino en el destino real de la redención y de la ofrenda a Dios que está concretada en la Persona del Verbo engendrado como hombre, en María.
Nosotros ofrecemos en la Eucaristía, a Cristo, el Cuerpo de Cristo que se hizo humano en María.
María tiene la grandeza de ser Mediadora y esto se desprende del hecho real de que Dios la usa como medio entre él y los hombres, y así como Madre de Dios la aproxima a Dios mismo, como naturaleza humana le aproxima al ser humano y a través de ella puede llegar el hombre a su Hijo Dios. Esta es su mediación real innegable. A través de ella viene El Verbo y a través de ella encontramos a Dios. Es su cualidad de medio, Medianera, pero no solo físicamente, sino espiritualmente, porque al engendrar a la Cabeza del Cuerpo Místico, necesariamente engendra místicamente a todos sus miembros.

El Concilio Vaticano II, dice de María, “redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y unida a El con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo; con el don de una gracia tan extraordinaria aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y terrenas”.
“Es verdadera madre de los miembros (de Cristo)...por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles, que son miembros de aquella cabeza”.
“Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte”.

María desde la Encarnación es no solo un sagrario viviente, sino que está siendo, con su oración y gandeza como Madre de Dios, oferente de su hijo al Padre, para la redención.
Y toda su vida, desde el pesebre, ha estado totalmente unida ayudando y cuidando al Redentor para que cumpla la obra que le encomienda el Padre. Siendo así colaboradora de Dios en la redención.
María con su hijo en brazos, mimándolo con amor materno, siempre ofrecía al Padre, ella, la madre, aquella victima formada de su misma carne. Sus brazos fueron el primer altar.
Ella es la primera oferente del Hijo al Padre. Cumple con la máxima perfección la misión posterior Sacerdotal de la Iglesia.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Abr 04, 2007 11:09 pm    Asunto: María Corredentora
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

2- Y he dicho que es corredentora, que cooperó a la reconciliación del hombre con Dios.
No es cierto lo que dicen algunos protestantes poniendo en labios de María lo siguiente: “No me llaméis salvadora o corredentora….Cristo solo ha pisado el lagar, y nadie estaba con él… ¿acaso he sido yo crucificada por vosotros?”
Es cierto que María no ha sido corredentora en sentido estricto, es decir, que Dios hubiese proclamado la aceptación de sus méritos como precio necesario para nuestro rescate junto con los méritos y satisfacciones infinitas de Cristo.
La acción redentora de Cristo es: principal, suficiente, independiente y absolutamente necesaria.
Los de María son: secundarios, insuficientes por sí mismos y dependientes de los de Cristo. .
Secundarios: Porque une a los de Cristo, aportación principal y esencial, su meritoria aportación a la redención por lo que conlleva el destino de ser Madre del Redentor.
Insuficiente: Los méritos de María nada añaden intrínsecamente a los méritos infinitos de Cristo.
Dependiente: Porque los méritos de María toman su valor en cuanto los une a los de Cristo, y sin estos los de María no tendrían valor alguno para la redención.

Sus méritos no completan los de Cristo, sino que por ser los de la Madre de Dios, más que los de todas las demás criaturas juntos, el Padre los mira complaciente por la cooperación de ella, para que a su través y con ella, sea posible, mediante la Encarnación, el mérito redentor del Hijo.
Porque así como vino la muerte por un hombre y una mujer, ahora viene la vida por el nuevo Adán y la nueva Eva.
El titulo de corredentora es uno de los más gloriosos por la plena y bella semejanza que establece entre la Virgen María y su Hijo. Su relación de Madre da la dependencia física a Cristo de María en cuanto hombre, y esa aportación de la naturaleza humana era necesaria para que se cumpla la misión del Padre, que une a María como cooperadora en el sentido redentor del Hijo, aunque esa cooperación es secundaria, porque une a los méritos infinitos de Cristo infinitamente suficientes, su meritoria aportación a la redención.

Así lo expresa el pueblo de Dios con gran satisfacción, y la honra con fervor en el sentido que sus méritos, belleza y grandeza espiritual son la causa y motivo de esa popular admiración, viéndola como la más próxima a Dios para que ella sea intercesora y abogada nuestra..
Es la Madre, pues somos hijos en el Hijo, que siendo el Verbo, asume nuestra naturaleza y es la cabeza del Cuerpo Místico.
Pio XI proclama: “triunfó sobre la serpiente infernal quebrantándole la cabeza, no solo por medio de Cristo, sino juntamente con Cristo”. Triunfar con Cristo…no es otra cosa que ser Corredentora con Cristo”.
Y es que María, desde la encarnación fue hecha partícipe de la dolorosa expiación de Cristo asistiendo a su dulce Hijo hasta cuando consumaba la redención.
María, en cuanto de ella dependía, ofrece con dolor a su hijo para satisfacer a la divina justicia.
Jesús y María tenían una comunidad de vida y de dolores, y que ella conocía por la aún forzada lectura y meditación de las profecías sobre el Mesías, después de la anunciación del Ángel, y así sabía por :el Salmo 22, mesiánico por excelencia: ¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado? Todos los que me ven, hacen burla de mí, tuercen la boca, menean la cabeza: (v.Cool Se confió a Yahvé, ¡El le libere! (v. 9). Mis fauces están secas lo mismo que una teja, y mi lengua pegada al paladar. (v.16).Taladran mis manos y mis pies. (v. l7). Repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica”. ( v. l9)
Cuantas veces en el silencio, María meditaría esta profecía, y por ella no desconocía con dolor de madre, el destino de su Hijo y que inexplicable sentimiento le embargaría sabiendo que su hijo era el Enmanuel: Dios con nosotros.
Stabat Mater:
Estaba la Madre dolorosa / junto a la Cruz, llorosa, / en que pendía su Hijo.
Su alma gimiente, / contristada y doliente / atravesó la espada.
¡Oh cuan triste y afligida / estuvo aquella bendita / Madre del Unigénito!
Languidecía y se dolía / la piadosa Madre que veía / las penas de su excelso Hijo.
¿Qué hombre no lloraría / si a la madre de Cristo viera / en tal suplicio?
¿Quién no se entristecería / a la Madre contemplando / con su doliente Hijo?
Por los pecados de su gente / vio a Jesús en los tormentos / y doblegado por los azotes.
Vio a su dulce Hijo / muriendo desolado / al entregar su espíritu.
Ea, Madre, fuente de amor, / hazme sentir tu dolor, / contigo quiero llorar.
Haz que mi corazón arda / en el amor de mi Dios / y en cumplir su voluntad.
Santa Madre, yo te ruego / que me traspases las llagas / del Crucificado en el corazón.
De tu Hijo malherido / que por mí tanto sufrió / reparte conmigo las penas.
Déjame llorar contigo / condolerme por tu Hijo / mientras yo esté vivo.
Junto a la Cruz contigo estar / y contigo asociarme / en el llanto es mi deseo.
Virgen de vírgenes preclara / no te amargues ya conmigo / déjame llorar contigo.
Haz que llore la muerte de Cristo, / hazme socio de su pasión, / haz que me quede con sus llagas. / Haz que con la cruz me embriague, / y con la sangre de tu Hijo.
Para que no me queme en las llamas / defiéndeme, tu, Virgen Santa / en el dia del juicio.
Cuando, Cristo, haya de irme / concédeme que tu Madre me guíe / a la palma de la victoria / Y cuando mi cuerpo muera, / haz que a mi alma se conceda / del Paraíso la gloria.

Y es cierto que cuando María dijo: “hágase en mí según tu palabra” no solo está dando su consentimiento al mero hecho de la Encarnación, sino que ella desde ese momento está colaborando con el Padre en la misión dolorosa Redentora del Hijo.
En el fiat de Nazaret, María acepta dar su sangre al Redentor, que es la que se derrama en la Cruz para la salvación. María unida al acto redentor.
En la Encarnación María es protagonista activa en la misión redentora, y en el Calvario está ofreciendo, en unión de su Hijo, la redención al Padre. ¿María solo asistía al acto de la Cruz sin el pensamiento de Cristo: Todo ha sido consumado?
Jesús y María unidos en la ofrenda al Padre.
En Nazaret recibe con gozo al Hijo de Dios, en el Calvario lo devuelve con dolor al Padre.
Los sacerdotes hoy repiten la ofrenda de María, porque en la Eucaristía se dan tanto la Encarnación como la ofrenda al Padre. Imitemos a María al recibir el Cuerpo de Cristo, mística encarnación, como en el ofrecimiento al Padre del sacrificio redentor.
María es el modelo más perfecto de cómo participar en la comunión, imitándola en su
amor para el ofrecimiento de la redención, porque junto a ella en Cristo, único Pontífice, todos somos oferentes ante el Padre.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Jue Abr 12, 2007 7:27 am    Asunto: Parística y Letanía
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Patrística

Desde siempre María ha sido objeto de gran veneración, y así Los Padres y escritores de la edad Patrística han atribuido a María tanta grandeza por su colaboración activa en la Redención.
San Efrén (306-373) dice: “dos vírgenes tuvo la humanidad, una, causa de la vida, la otra, causa de la muerte, de Eva brotó la muerte, la vida, de María.”.
S. Juan Crisóstomo (354-407):“Una virgen, (Eva) nos ha expulsado del Paraíso, y por medio de una Virgen ( María) encontramos la vida eterna”.
San Cirilo de Alejandría: (+ 444): “Salve, oh María, Madre de Dios, por medio de la cual se salva toda alma”.
San Prócolo de Constantinopla (+ 446) dice: que Dios, “naciendo de María, constituyó puerta de salvación a aquella (la mujer, el sexo femenino) que había sido puerta del pecado”. “La obediencia de la hija (María) ha reivindicado la desobediencia de la Madre. “solo ella ha aportado un remedio a la tristeza de Eva; ha enjugado las lágrimas del que llora; he llevado el precio de la redención del mundo”.
Severiano de Gabala (s.V) afirma que: “la Madre del Señor ha justificado su estirpe y ha derrotado el dolor”.
San Ambrosio (+397): “María ha liberado a Eva” “La carne expulsada del Paraíso por un hombre y una mujer, ha sido unida a Dios por medio de la Virgen”. “Maria SS ha concebido la Redención de todos”.
San Zerón de Verona (+372): Dios “reintegró a Eva en María”.
Cirillona Sirio / s IV-VI): “Dios escondió sus aguas en la Virgen, la vida brotó de la gloriosa (Virgen), sus corrientes saltaron sobre la montaña y elevaron sus abismos y sus valles”.
Basilio de Seleucia (+ 458): “Oh santo seno, receptor de Dios en el que ha sido rasgada la escritura del pecado”. “Fue constituida mediadora entre Dios y los hombres”.
Hesiquio de Jerusalén (´451): La segunda Eva “ha hecho resplandecer la luz de la alegría”.
Antípatro de Bostra (+451): “Has encontrado la gracia perdida de aquella que fue creada la primera. Ella, estando sola, fue engañada, Tu en cambio, estando sola, obtuviste la liberación del engaño”. María es “La Virgen…que ha reparado la caída de la virgen (Eva)”.
Crisipo de Jerusalén, (+479): dice que el diablo se expresó así: “una mujer me prestó su concurso para someter al género humano a mi tiranía; otra ha hecho hundirse mi imperio”.
Moisés de Corene (s.V): “Oh flor admiradísima…, tu has suprimido la maldición…, por tu medio ha sido cancelada la sentencia de condenación y por tu medio la madre caída se ha levantado de nuevo”.
San Jerónimo (+420); “por medio de una mujer ha sido salvado todo el mundo…Eva nos expulsó del Paraíso; María nos vuelve a llevar al cielo
Teódoto de Ancira (+446): “En lugar de Eva, que había sido instrumento de muerte, fue elegida como instrumento de vida una virgen gratísima a Dios y llena de gracia”. “Por tu medio ha sido abolida la maldición, por tu medio ha sido redimida Eva”.
San Agustín (+430): “Para engañar al hombre, el veneno lo dio una mujer, para salvar al hombre, la salvación fue dada por una mujer”.
S. Pedro Crisólogo (+450): “porque Ella es Ayudadora, Redentora”.
San Román de Cantor (+550): “Salve… reapertura de las puertas del Paraíso
S .Atanasio I Patriarca de Antioquía (+599): “Por medio de aquella (Eva) engañada por el placer, todos hemos muerto; por medio de esta (María) todos hemos sido vivificados”.
Venancio Fortunato (+601): Saluda a la Virgen “por cuyo medio todos los confines de la tierra han merecido la salvación”.
San Modesto de Jerusalén (+634): “Por medio de la cual ( María) hemos sido místicamente recreados y hechos templos del Espíritu Santo”.
S, Sofronio de Jerusalén (+638): “Por cuyo medio hemos sido limpios de la inmundicia del pecado”. Tu fuiste la abrogación de la severa condena causa de la reconciliación del género humano, fuente de unión con el creador”.
San Andrés de Creta (+740): “Todos nosotros hemos conseguido por medio de ella, la salvación”.
San Juan Damasceno (+749): Aquella por cuyo medio hemos sido liberados de la maldición”.
Todos estos testimonios nos indican que María ha cooperado inmediatamente con Cristo a la Redención del género humano.
Nadie como Dios ha ensalzado tanto la maternidad haciéndose el Verbo Hijo de María. Por ello el arte, la literatura y la devoción popular rinden honores a tan sublime criatura, la más sublime de todas las creadas. Toda mujer ha sido ensalzada, en su género femenino, por María; como todos en la naturaleza humana de Cristo.
Con toda razón la Iglesia universal la proclama:
Santa María / Santa Madre de Dios / Santa Virgen de las vírgenes / Madre de Jesucristo / Madre de la divina gracia / Madre Purísima / Madre castísima / Madre Virgen / Madre Inmaculada / Madre amable / Madre admirable / Madre del buen consejo / Madre del creador / Madre del Salvador / Madre de la Iglesia / Virgen prudentísima / Virgen digna de veneración / Virgen digna de alabanza / Virgen poderosa / Virgen fiel / Espejo de justicia / Trono de sabiduría / Causa de nuestra alegría / Vaso espiritual de elección / Vaso precioso de la gracia / Vaso de insigne devoción / Rosa mística / Torre de David / Torre de marfil / Casa de oro / Arca de la alianza / Puerta del cielo / Estrella de la mañana / Salud de los enfermos / Refugio de los pecadores / Consuelo de los afligidos / Auxilio de los cristianos / Reina de los Ángeles / Reina de los Patriarcas / Reina de los profetas / Reina de los apóstoles / Reina de los mártires / Reina de los confesores / Reina de las vírgenes / Reina de todos los santos / Reina concebida sin pecado original / Reina elevada al cielo / Reina del santísimo Rosario / Reina de la familia / Reina de la paz.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Jue Abr 19, 2007 7:48 am    Asunto: Símbolos de María
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

LOS SÍMBOLOS DE MARÍA
Símbolo aquí es algo real que se toma como signo figurativo de otra entidad espiritual por razón de su analogía que el entendimiento percibe entre ellas.
En general referente a María, según se acepta en la Iglesia, en el Antiguo Testamento hay personas y cosas que han podido ser destinadas para representar a otras en el Nuevo Testamento.
Hay tres fuentes: La Sagrada Escritura, la Tradición y la Liturgia. Pero hay que excluir la “certeza” de esas relaciones como revelación y quedarnos con la sólida probabilidad de que esas figuras del A.T sean figuras o tipos de María. Más que una fuerza probativa es ilustrativa, excepto la de Eva-María.
Pio XII subrayaba: “El sentido espiritual o típico, además de fundarse en el sentido literal, debe probarse, bien por el uso de Nuestro Señor, de los Apóstoles o de los escritores inspirados, bien por el uso tradicional de los Santos Padres y de la Iglesia, especialmente en la sagrada liturgia”. Luego admite, espiritualmente en la Iglesia, la conexión de esa relación del símbolo y lo simbolizado.
Nos quedaremos más bien en la tradición desde algunos Santos Padres, como en el capítulo anterior hemos visto, y que la espiritualidad y la liturgia van asumiendo con bella fuerza ilustrativa.
1)- EL PARAISO TERRENAL (Gén.2, 8; 15,22)
Si para preparar el habitáculo de un hombre, Adán y sus descendientes, Dios preparó aquel jardín de delicias, ¿qué cuidados pondría para preparar la morada de su propio Hijo, hombre Dios, en el jardín de María?
Si allí, para el hombre puso flores, ¿no son el símbolo de las virtudes en María el lirio de la pureza, la violeta de la humildad, la rosa del amor…?
¿El árbol de la vida no es Jesucristo que tuvo su raíz en María, de la que brotó y de cuya tierra se alimentó como hombre unido a la divinidad, para ser fruta espiritual para todos?
2)- EL ARCA DE NOÉ. (Gen. 6)
Dios salva del Diluvio a este justo y su familia con animales de muchas especies. Si Noé tarda cien años en construir la Barca, ¿Dios desde el principio de la creación no estaba preparando otra Arca, María, para el nuevo Noé, predestinándola como inmaculada, preservada de toda culpa aún original, para que flotase segura y tranquila sobre las aguas sucias del diluvio de la culpa, pisando así la cabeza encenagada de la serpiente del mal? Maria es esta mística barca, obra perfectísima del Padre que lleva dentro al nuevo Noé para la salvación de la humanidad.
Si en aquella Arca se salvan los animales, en esta otra Arca divina está la salvación, y así a Maria le llamamos “refugio de los pecadores”.
Fuera del Arca no había salvación, sino naufragio. Fuera de María aunque subordinadamente a Cristo, no hay salvación.
3)- LA PALOMA CON EL RAMO DE OLIVO (Gene. 8, 8 ss)
La paloma simboliza: candor, ternura, dulzura, atractiva modestia. Y así María tiene el candor de la pureza: la siempre Virgen; la ternura de Madre: Belén y la vida oculta de Jesús; la dulzura de su voz: bodas de Caná; atractiva modestia: sus silencios. Y es la Paloma que nos trae al mundo el ramo de olivo: Cristo Salvador.
4)- EL ARCO IRIS (Gen. 8, 21. 9, 16)
María con su aparición sobre la tierra anuncia el fin de la tempestad de castigo, el comienzo de los nuevos tiempos de paz ya sin fín. La reconciliación o unión del cielo con la tierra uniendo a Dios con el hombre. María, arco iris, produce en el alma serena alegría que nos eleva a las regiones del cielo. Los siete colores del arco iris son los adornos en María de los siete dones del Espíritu Santo.
5)- LA ZARZA ARDIENDO ( Ex. 3, 1-11)
María dio a luz al hombre-Dios sin que se deshojase el ramo de su virginidad.
Dentro de la zarza estaba Dios, como dentro de Maria en su purísimo seno está el hombre-Dios.
Ella era como un velo, que ocultaba revistiendo la presencia de Dios con la llama.
Acercándose Moisés a la zarza supo el nombre de Dios, YO SOY EL QUE SOY, supo su destino de salvar al pueblo de Israel de la esclavitud, y aprendió que con Dios se vence siempre a los enemigos de su pueblo.
Si estamos junto a María podemos llamar a Dios por su nombre, Jesús; podemos oír de sus labios nuestro destino y cómo con Dios venceremos al mundo
6)- El ARCA DE LA ALIANZA (Ex.25, 10-16).
Dios ordenó a Moisés la construcción de un Arca para guardar las Tablas de la Ley. En esta Arca guardó Moisés no solo las tablas de la Ley, sino también un vaso de oro lleno de maná y la vara florida de Aarón.
María tiene aquí uno de sus mayores símbolos pues aquí podemos encontrar su misión con Dios, para con el hombre y para ella misma.
1)- Para con Dios: Su misión era la maternidad divina, conteniéndose en esta nueva Arca no las Tablas de la Ley, sino al mismo Legislador de la Ley. No un vaso de oro con el maná, sino el nuevo pan bajado del cielo hecho en su vaso el cuerpo de Cristo, carne de su carne, como hombre-Dios, Jesús Eucarístico. No solo se contiene en esta nueva Arca la vara de Arón como signo Sacerdotal, sino que en María está el único Sacerdocio ante el Padre, Cristo.
2)- Para con los hombres: La misión de María para nosotros es la de ser Medianera universal. Si aquella otra Arca era el lugar donde Dios se comunicaba con su pueblo mediante los oráculos, hoy en el N.T a través de María, en su hijo, está el Verbo, la Palabra del Padre, confirmándose así su título de Medianera.
Aquella arca tenía una corona de oro sobre ella, María tiene la corona de Reina del mundo porque es el medio elegido por Dios para su Encarnación redimiendo al mundo e implantar su Reino. Y así en la letanía la llamamos, no solo Reina de todos los hombres, sino también Reina de todos los Ángeles. Y por ello nosotros y los Ängeles la veneramos como Madre de Dios y Reina de todos los Santos.
3)- Misión para ella misma: Todos los privilegios concedidos a María como Inmaculada, sin culpa durante su vida, la siempre Virgen, la llena de gracia, la bendita entre todas las mujeres, su Asunción…,era porque estaba predestinada a tener un fruto divino de su vientre: Jesús.
El Arca era de madera incorruptible, María era purísima a los ojos de Dios. El Arca estaba revestida en su interior de oro purísimo: María es la llena de gracia. El Arca tenía cuatro asas de oro, María posee en su grado más perfecto las cuatro virtudes cardinales.
7)- EL CANDELABRO DE ORO (Ex. 25, 31-40)
En el candelabro de oro o de los siete brazos, o candelabro puro y sagrado se pueden ver símbolos de Maria, porque el oro es la medida de valor para los demás metales, y así María es la primera en estima ante Dios y venerada por el pueblo creyente como LA SANTÍSIMA VIRGEN.
El oro no se oxida, y María no tiene la más leve mancha. El oro es metal maleable, María sufrió durante la acerba pasión y muerte de su hijo, no solo los dolores de cualquier madre, sino que ella sabía que aquel crucificado era además el Hijo de Dios, Dios mismo. ¿Quien le puede igualar en ese dolor a la Madre Dolorosa junto a la Cruz viendo a Dios derramando con tan cruenta tortura la sangre de su cuerpo humano?
El Candelabro iluminaba el lugar Sagrado, María nos dio a luz, a la Luz del mundo.
(Continuará)
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Jue Abr 26, 2007 9:11 am    Asunto: Símbolos de María.
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

VIII)- LA VARA DE MOISÉS (Ex. 4, 2-4; 17-20)
La vara que llevaba Moisés produjo numerosos milagros: convirtiéndose en serpiente ante el Faraón, produciendo las plagas de Egipto, tocacando las aguas del mar para el paso del pueblo de Dios y después en el desierto abriendo también una fuente de agua en las rocas del Monte Oreb.
Todo el pueblo cristiano sabe que por intercesión de María, Madre de Dios, como vara en la mano del nuevo Moisés, se obran numerosos milagros. Si no fuese así, en tantos siglos se habría perdido la fe en su intercesión y veneración. Y no hay pueblo que no la tenga como la mejor intercesora ante su Hijo.

9)- LA VARA DE AARÓN (Núm.17, 6 ss)
Ante las discusiones de ciertos israelitas en el desierto de quien sería el Sacerdote para ofrecer los sacrificios entre ellos, Dios mandó a Moisés que escribiera en una vara el nombre de cada príncipe de las doce tribus y que a la tribu de Leví pusiera el nombre de Aarón,. Y ante el Tabernáculo, sin tierra ni agua, solo floreció la vara de Aarón y la tribu de Leví fue nombrada la Sacerdotal en el pueblo hebreo.
Así, María es la que ha florecido sin concurso natural alguno. Floreció siendo virgen. Y como en el Arca se guardó la vara florecida de Aarón como signo Sacerdotal, del mismo modo María fue puesta por Dios, como vara de la que florece Jesús, en el Santuario de la nueva arca sagrada, la Iglesia, siendo en el Calvario la primera oferente ante el Padre, de los méritos de Cristo, aunque secundaria, pero unida al único Sumo Pontífice.
10)- EL VELLOCINO DE GEDEÓN ( Juec. 5, 36-40)
Gedeón quiso poner a prueba a Dios para saber si le daría la victoria sobre los madianitas y así le dijo: pondré un vellocino de lana a la intemperie y si mañana amanecer está lleno de rocío y el suelo a su alrededor seco, será señal de que nos darás la victoria. Y así sucedió. Más Gedeón quiso otra confirmación: que el vellocino quede seco y húmeda la tierra de su alrededor. Y así sucedió.
María es aquí simbolizada en cuanto el vellocino era limpio, sin mancha. Ella es la Inmaculada, la concebida sin pecado original, la siempre Santa. Y sobre ella ha descendido el más cristalino rocío del cielo: El Verbo Divino. San Bernardo exclama: “El que quería inundarlo todo del celestial rocío, llenó primero todo el vellocino”, María.
LA NUBE. (Is. 19,1- L. III Reyes, 18, 42-45)
Isaías dice: “He aquí que el Señor saldrá sobre una nube ligera y entrará en Egipto y en su presencia se turbarán los ídolos egipcios”.
S. Ambrosio, exclama: “Como una nube llovía Ella sobre toda la tierra; como está escrito: He aquí que el Señor viene sentado sobre una nube ligera…verdaderamente ligera la que llevaba en su seno la remisión de los pecados”.
María pasa sin rozar la tierra, sin contaminarse de su suciedad y de ella nos viene el agua que fecunda y da vida.
LA TORRE DE DAVID (II Sam. 5, 17)
David tomada Jerusalén la llamó a esta, la Ciudad de David, y para defenderla de sus enemigos edificó una torre altísima y solidísima, la Torre de David. Mil escudos dice el autor del Cantar cuelgan sobre sus muros y el sol los hacía deslumbrar para terror de sus enemigos.
David es el tipo de Cristo quien ha erigido en su Iglesia una verdadera Torre: María. Y así como la de David tenia como fines: adornar la ciudad, servir de vigía y servir de refugio contra los ataques enemigos, así esta mística Torre de María es el más hermoso adorno de toda la Iglesia, constituye el orgullo y la gloria de todo el pueblo cristiano. Y es tan alta, tan altísima, que sobrepasa en santidad a todos los Santos y Ángeles. Y es también el refugio contra los ataques enemigos ya que en ella tenemos no solo un modelo acabado y camino de virtudes, sino que en su regazo, como Jesús, tenemos la defensa más segura y maternal contra el mundo, el demonio, la carne y es escudo contra los enemigos de la Iglesia de su Hijo.
EL TEMPLO DE SALOMÓN (III Reyes, 6, 2-treinta y ocho)
La idea del Templo fue de David, pero la llevaría a cabo su hijo Salomón quien se preguntaba “¿Quien podrá edificarle una morada digna de él?” Por ello la revistió de oro y piedras preciosas la adornaban.
Si Salomón, desde el principio de su reinado se puso enseguida a la obra, Dios, desde la eternidad y a lo largo de los siglos preparó aquel Místico Templo para su Hijo. Si aquel templo era grandioso, María debía serlo más, pues su seno sería no para albergar las tablas de la Ley, la vara de Moisés, el vaso del maná y la vara de Aarón, sino al Mismo Verbo Divino. Si aquel estaba revestido de oro y piedras preciosas, los dones sobrenaturales en María eran infinitamente más valiosos que aquellos. Si aquel Templo era la admiración de cuantos lo veían, María causaría a través de los siglos la más alta admiración de cuantos la contemplan, la aman y la veneran en sí y en las obras de los templos que llevan su nombre y en las obras de arte que la plasman como Madre de Dios.
Si el Templo fue la gloria de Salomón, María es la gloria de Dios, después de su Hijo.
ELTRONO DE SALOMÓN (III Reyes 10, 18-20)
Tenía grandes dimensiones y era de marfil con adornos de oro. Tenía seis gradas, y dos brazos lo sostenían. Dos leones uno a la derecha y otro a la izquierda con doce cachorros de león…
María fue el trono viviente del verdadero Salomón, Rey pacífico. Porque no solo bajando el Verbo del Trono del Padre se encarna pacíficamente en el Trono temporal de la Madre Virgen, sino que nacido Jesús, sus brazos van a ser ese Trono donde le adoren los pastores y los Magos, y será también su trono cuando a Cristo lo bajan de la Cruz y ella le recibe y lo muestra en sus brazos.
Las virtudes de María son más preciosas, cándidas y consistentes que el marfil del Trono de Salomón.
Los leones y cachorros indicaban la protección simbólica de aquel Trono de Salomón, aquí es el mismo Dios quien cuida, protege y bendice su más preciada obra humana en el Templo se la creación. Y María, adora a Cristo, que aún siendo su hijo, es su Dios. Ante él ella es sólo su sierva.
Eh aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra, de donde se deduce no solo la humildad de María ante Dios, sino aún ante el mensajero aceptando que es portador de la Palabra de Dios.
La Iglesia en su mensaje esencial, sobre todo a través de su Sacerdocio sacramental, es solo la portadora de la Palabra salvadora de Dios en cualquier pueblo o cortijada. María es nuestro modelo no solo para escuchar esa Palabra, sino para que el Sacerdote, o cualquier evangelizador, la muestre con humildad a los hombres y Reyes, como María con su hijo entre sus manos mostraba a Jesús.
------
Estos son los principales símbolos de María. Pero la realidad es más incomparablemente bella, magnífica y atrayente de cuanto en esta síntesis de ha podido expresar.
De todo esto nos queda la gran realidad de que, cualquiera que lea o medite estos sentimientos y afectos Marianos, nos sintamos felices por ser sus hijos en su hijo, y por lo tanto que nuestra “familia” espiritual es la más sublime forma de vivir como hermanos en este valle de lágrimas.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie May 02, 2007 9:51 pm    Asunto: ¿fUE MARÍA LA SIEMPRE VIRGEN?
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

¿Es María, la Madre de Dios, la siempre Virgen?
YO CREO EN LA VIRGINIDAD DE MARIA Y ES UN CONSUELO Y GOZO, ENTRE HERMANOS, HABLAR DE TAN SUBLIME MADRE.


Uno de los más grandes milagros que ha obrado el Señor Omnipotente, quizá el más grande después de su resurrección, es la Maternidad Virginal de la Madre de Dios, prodigio recogido en el mismo credo de los Apóstoles: “nacido de santa María Virgen”.
Toda relación con la gracia divina, tanto en María como en nosotros, es virginal, porque no nace de la carne ni de la sangre ni de varón, sino solo de Dios. Pero desde siempre en el magisterio ordinario de la Iglesia, en algunos Concilios y Tradición del Pueblo de Dios, se ha entendido por virginidad de María, una real castidad perfecta unida a la integridad física perpetua, “la siempre Virgen”, y no solo se ha entendido la “llena de gracia”.
En el comienzo, algunos judíos, paganos o pseudo-cristianos negaron la virginidad de María antes del parto, afirmando que era un hijo natural de José y María.
Después, los racionalistas niegan no solo el hecho de la concepción virginal, sino también su posibilidad, ya que rechazan a priori cualquier milagro.
Hoy, y es plausible, al querer hacer mas natural el dialogo con los no católicos, existe el peligro de querer dar a “todo” una explicación humana y cultural más que sobrenatural, dando un valor relativo a la grandeza de María solo como la “llena de gracia” pero eclipsando la real virginidad de la Madre de Dios.
Pero al ser todo algo de Dios, como parte de Dios, porque sin él las cosas no tendrían sentido, esta coexistencia del Ser Supremo con el hombre conlleva forzosamente relaciones sobrenaturales y consecuentemente, en relación a nosotros, tienen que darse numerosos hechos milagrosos o extraordinarios, inexplicables para el raciocinio humano, pero que para Dios creador del universo y de la vida son pequeñas acciones propias de su naturaleza divina, como su resucitar glorioso y perfectísimo habiendo estado ya más allá de los umbrales de la muerte después de una cruenta crucifixión, o, el encarnarse en el seno de una virgen, permaneciendo esta virgen aún después del parto.
María Virgen antes del parto.
Jesús recuerda en la cruz, en el mismo misterio de la redención, el Salmo 22, mesiánico por excelencia.
La primera palabra de Jesús en su cruz es el versículo primero de este Salmo: ¿Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado?
El Salmo prosigue:
“Todos los que me ven, hacen burla de mí, tuercen la boca, menean la cabeza: (v.Cool Se confió a Yahvé, ¡El le libere! (v. 9). Mis fauces están secas lo mismo que una teja, y mi lengua pegada al paladar. (v.16).Taladran mis manos y mis pies. (v. l7). Repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica”. ( v. l9)
Y en el versículo 10 y 11 se dice: “Tú fuiste quien del seno me sacaste, me pusiste a los pechos de mi madre” “A ti fui confiado desde el seno, desde el vientre de mi madre eres mi Dios”.
Este salmo hace así referencia también a la costumbre que ponía al recién nacido en las rodillas del padre y este le reconocía como suyo y lo entregaba a los pechos de la madre. Ahora el Mesías como aparece en los versículos citados, fué entregado a Dios Padre al nacer, porque no tenía un padre terreno, es decir, Jesús en la Cruz está recordando también implícitamente así su concepción virginal en María, por milagro de Dios su Padre.
Para ello, Dios, antes de la concepción, había pedido el consentimiento a María, y lo hace con todo detalle por la transcendencia de lo que iba a suceder, deduciéndose así de la conversación con el mensajero de Dios: “¿cómo será esto si no conozco varón?”.
De donde queda muy claro:
a) Cuando el Ángel se presenta a María, Ella era virgen.
b) La dificultad de María nace únicamente de su virginidad.
c) Se deshace la dificultad por el hecho de que la concepción sería milagrosa, y por lo tanto, quedaría a salvo su virginidad.
“El Espíritu Santo, añade el mensajero de Dios, vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el niño que nazca será santo y llamado Hijo de Dios”. (Luc. 1,35)
Todo esto sucedió, según Mateo (1,22), para que se cumpliese lo que el Señor había dicho por medió del Profeta Isaías: “Yahvé mismo os dará, pues, una señal. Mirad: la virgen encinta da a luz un hijo a quien ella pondrá el nombre de Enmanuel”. (Is.7,14) (Dios con nosotros.)
Al anunciar Isaías que el Mesías nacerá de una virgen, si esta no permanece virgen, apenas nada nuevo anuncia el Profeta como signo prodigioso de la presencia del Mesías, porque hoy una virgen puede quedar embarazada.
Testimonios
San Justino (año l38): “La virtud de Dios vino sobre la Virgen, y la cubrió, e hizo que permaneciendo Virgen llegase a ser Madre”.
Este Santo fué el primero que llamó a María “la Virgen” y así permanece en la vida de la Iglesia.
San Clemente de Alejandría (a. 150): “El Hijo de Dios, que hizo todas las cosas, tomó carne y fué concebido en el seno de una Virgen”.
Tertuliano (a.222): “Concibió Virgen y dió a luz al Enmanuel”.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie May 09, 2007 9:13 pm    Asunto: María Virgen en el parto
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

María Virgen en el parto
Que hoy, la concepción y aún el parto pueden tener aspectos de verdadero prodigio científico, en nada desdice de cómo sucedió en aquel tiempo en el que una virgen fue madre y dió a luz permaneciendo virgen.
Dentro de la revelación, de la teología y aún de mi fe, siendo escalas distintas aunque fundamentadas y orientadas hacia el mismo fin, veo con total claridad que basado en el Antiguo, el Nuevo Testamento y el Credo apostólico, hasta hoy, la Iglesia como Pueblo de Dios, a María la llama La Virgen, la siempre Virgen.
Los enemigos de la Iglesia la han tomado, a veces, como blanco de sus invectivas, y el pueblo por el contrario, con excesivo sentimentalismo y sin el conocimiento de la verdadera grandeza en la humildad de María, (esclava del Señor), la ha idolatrado, aunque ciertamente lleva la corona de ser nada menos que, Madre de Dios y también Madre nuestra, y, este hecho real y tan transcendente, sobrepasa los sentimientos humanos normales y suscita afectos sobrenaturales indescriptibles.
Y así para el creyente, si una virgen entonces debía concebir, no podía concebir sino a Dios, y, si Dios debía nacer hecho hombre, (“para Dios nada es imposible”), y era lo más digno, eligió ser concebido en una “siempre virgen”, y de ella “tomó, como dice San Agustín, un alma racional y un cuerpo humano, para el mayor bien de la humanidad, y, sin perder nada de su dignidad, se dignó asumir la humanidad para hacerla ampliamente partícipe de la divinidad”. Siendo sin duda alguna este el más espectacular hecho histórico de la humanidad.
Y María fue la elegida como Escala para Dios descender y así iniciar la gran proeza divina, la reconciliación con los hombres, misión que exigía excepcionales dones y gracias en su Madre porque toda la humanidad, simbólicamente, quedaba elevada a la unión con Dios en aquel cuerpo tomado de María, para lo que era lo más digno y conveniente que ella fuese preservada inmaculada, llena de gracia, bendita entre las mujeres; y como Dios “pudo y quiso” que su Madre fuese una virgen,, el pueblo la llama la siempre Virgen.
Testimonios
San León Magno en la Carta Dogmática contra Eutiques (año 440) afirma:
“La Virgen Santísima dió a luz a Cristo sin menoscabo de su virginidad, como sin menoscabo de su virginidad lo había concebido” (R. 2182) (D.144)
Concilio de Letrán, Canon tercero (a. 649)
“Si alguien según los Santos Padre no confiesa...que el Verbo descendió del cielo y se encarnó del Espíritu Santo en María siempre Virgen.....sea condenado”. (D. 256)
En la Constitución de Paulo cuarto de 1555 se condena a aquellos que nieguen “la virginidad de María antes del parto, en el parto y perpetuamente después del parto”.
San Jerónimo demuestra que “nadie puede poner objeción al nacimiento virginal de Cristo desde el momento que él demostró que sabia pasar con su cuerpo real a través de las puertas cerradas”.
El santo escribe un opúsculo contra Elvidio: “De la perpetua virginidad de María”
San Ignacio de Antioquía discípulo de los Apóstoles, y por ello en los mismos comienzos del cristianismo (a. 107) dice: “Isaías anunció su sorprendente parto (de Cristo) por medio de una Virgen”, y enseña explícitamente que “María fué Virgen antes del parto y en el parto”.
Del mismo modo San Clemente de Alejandría reivindica enérgicamente “la virginidad de María en el parto”.
San Gregorio Traumaturgo: “Ni la virginidad impidió tu parto, ni tu parto violó la virginidad”.
San Efrén ( a.306) : “En María surgió el prodigio : que dió a luz virginalmente”.
“Salió del vientre sin romper los sellos de la virginidad de Ella”.
“En María la naturaleza fue superada y vencida. Ella concibió siendo Virgen, y dió a luz siendo Virgen”.
“Ni el que nació removió el sello de la virginidad, ni la Virgen sintió en el parto dolor y trabajo”.
San Ambrosio (a. 390) se muestra como un devoto apasionado de María y en la carta al Papa Siricio en nombre del Sínodo en Milán, escribía: “Jesus nació de una Virgen Purísima. Sin embargo los que van por caminos perversos se han levantado para decir: “María concibió siendo Virgen, pero cesó de serlo cuando dió a luz”.
“María es la Virgen que dió a luz un hijo....no solo que concebiría siendo Virgen sino también que daría a luz quedando Virgen”. Comentando a Ezequiel “Esta puerta está cerrada...y hombre no pasará por ella” (44,2) dice: “La puerta, pues, es María por la que Cristo entró en este mundo, cuando nació de parto virginal y no destruyó el secreto de la virginidad”.
Tanto S. Jerónimo como S. Ambrosio refutan a Joviniano, que negaba también la virginidad en el parto.
A Joviniano y Elvidio se une Bonoso, Obispo de Naissi en la Dacia, condenado en el Sínodo de Capua, el año 391 y por el Papa Siricio.
Y ya solo en el siglo XVI renovaron este error los protestantes y los anabaptistas aunque entre los protestantes antiguos, como Lutero, Zwinglio, Bucero y otros actuales aceptan la virginidad de María, y así Bucero escribía: “El alma piadosa no pensará de María, vaso tan santo y escogido para darnos a Cristo, sino cosas santísimas; ni sospechará nunca que la que una vez concibió por virtud del Espíritu Santo, soportara el concebir después por obra de varón. El argumento principal de esta creencia nos lo da el consentimiento perpetuo de la Iglesia”.
San Agustín exclama: “Hizo que el diamante de la virginidad de María tuviese un nuevo resplandor, al poner de relieve las relaciones que esta prerrogativa tiene con los dogmas fundamentales del cristianismo”.
“Hizo nacer a un Niño de una Madre, quedando Virgen, no obstante la maternidad, de la misma forma como más tarde entró a través de las puertas cerradas”. (Carta a Volusiano).
San Ildefonso: “Si quitas a nuestra Virgen la generación o la integridad, haces ignominiosamente injuria a Dios. Pues niegas que tenga poder para conservarla pura... si al nacer violó la dignidad virginal, destruyó por lo mismo la suma virginidad, con lo cual vienes a decir que naciendo desdoró a la Virgen”.
San Pedro Crisólogo: “Si el que entra y sale no deja señal alguna de su entrada y su salida; es habitador divino, no humano”.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie May 16, 2007 10:29 pm    Asunto: María Virgen despues del parto
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

María Virgen después del parto
Desde los primeros siglos del cristianismo, lo mismo en Oriente que en Occidente, no faltaron herejes que enseñaban que María Santísima, después del parto virginal, consumó su matrimonio con José.
Hoy, dado el clima erótico y agnóstico ¿no sería un ambiente propicio para un nuevo cisma si se diese una cultura viva y popular de la fe?
Doctrina de la Iglesia:
Sobre el año l50 de nuestra era aparece ya con toda claridad el Símbolo de los Apóstoles o resumen de verdades fundamentales para la Iglesia, y en él ya se dice: “nacido de María Virgen,” (no muchos años después de la muerte de esta.)
Al no especificar que dejara de ser virgen en algún momento de su vida, se entiende que sea proclamada desde entonces “la Virgen”, la siempre Virgen, como gracia especial de Dios.
Además, es impensable que sabiendo ella que es la Madre del Enmanuel se entregara a otros placeres carnales como si aquella grandeza no le resultase, aún a cualquier mujer, más que suficiente para la renuncia; y más a ella, la “llena de gracia” y consciente de que su Hijo era “Dios con nosotros”. Ella, Madre de su Dios, y, colmada de todo privilegio sobrenatural como la proclama el Concilio Vaticano II: “con el don de una gracia tan extraordinaria (Madre de Dios) aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y terrenas”. Y así San Hipólito Romano comentaba: “El Verbo de Dios, estando privado de carne, se revistió de la santa carne de la Virgen Santa”. Y esto exigía toda posible perfección.
San Epifanio en el siglo tercero, en el llamado Símbolo de Epifanio en su forma más extensa, ya transcribe y evita falsas interpretaciones: “nacido de María siempre Virgen”.
Este Símbolo de Epifanio es el utilizado como Símbolo de fe en el Concilio de Nicea contra los arrianos, primero de los Concilios Ecuménicos, año 325, que negaban la divinidad de Cristo y consiguientemente la Santísima Trinidad. Luego este Símbolo de Epifanio es aceptado e impuesto como norma dogmática de fe para toda la Iglesia en un Concilio Ecuménico.
Juan Segundo en su Epístola proclama: “rectamente enseñamos que la gloriosa y santa siempre Virgen María”... ( a. 533)
En el Concilio de Constantinopla se llama a María: “Santa y Gloriosa siempre Virgen”.
En el Concilio de Letrán (a.640) se condena a quien....”niegue la unión del Verbo a la Trinidad, nacido del Espíritu Santo y María siempre Virgen”.
San León III (a.795) aceptó la profesión de fe de Nicéforo, Patriarca de Constantinopla en la que confiesa que María “dió a luz virginalmente de una forma sobrenatural e inefable, y que Dios la conservó virgen después del parto y que siempre conservó su virginidad”.
El Símbolo de la fe de León noveno (a.1049) proclama que Cristo es igual al Padre en la divinidad y “temporalmente nacido del Espíritu Santo de María siempre Virgen”.
El Concilio Cuarto de Letrán (a. 1215) “El Hijo de Dios Jesucristo nacido de María siempre Virgen concebido con la cooperación del Espíritu Santo”.
En la Profesión de fe de Miguel Peleólogo en el Concilio de Lión (a.1274):”creemos que el mismo Hijo de Dios, el Verbo de Dios, consubstancial al Padre... nacido en el tiempo del Espíritu Santo y María siempre Virgen”.
La Iglesia lo enseña explícitamente
1)- Siricio Papa (a.384) “Epístola... de la Virginidad de María”:
“No podemos negar a María el derecho a los hijos, aunque por propia voluntad y santidad renunciase a que del mismo útero virginal del cual según la carne ha nacido Cristo, se produjese otro parto”.
“No es imaginable que habiendo elegido el Señor Jesús nacer de una Virgen, ella no obstante practicase la incontinencia para que el mismo órgano genital que engendró el cuerpo del Señor, aquel palacio del Rey eterno, quedase contaminado introduciendo el semen del hombre”.
“El que aquello enseñe, no enseña otra cosa que la perfidia judaica que afirma que él no pudo nacer de una Virgen”.
“Mas si para esto aportan el testimonio de Sacerdotes para mostrar que María tuvo varios partos, así con mayor empeño intentan violentar la verdad de la fe”. ( D.91)
S. Martín. Canon tercero del Concilio de Letrán (a. 649) (Concilio particular aunque después aprobado por el Papa: “Si alguien según los Santos Padres no confiesa que con propiedad y según verdad que la Madre de Dios Santa y siempre Virgen e inmaculada María, así como el mismo Dios Verbo con verdad nació de Dios Padre antes de los siglos, así en la plenitud de los tiempos fué concebido sin intervención viril por el Espíritu Santo y lo engendró limpiamente permaneciendo indisoluble permanentemente la virginidad aún después del parto, sea condenado”. (D.256)
La Constitución de Sixto cuarto (a.1483) la llama “siempre Virgen María”.
“...mirando (Dios) desde la eternidad la humildad de la Virgen, para reconciliar con su autor a la naturaleza humana herida de muerte eterna por el pecado del primer hombre, constituyola para su Hijo Unigénito habitáculo del Espíritu Santo de la que asumiendo la carne de nuestra mortalidad para la redención de su pueblo, permaneció a pesar de ello inmaculada Virgen después del parto”. (D.734)
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie May 23, 2007 11:10 pm    Asunto: Grandeza de María
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Grandeza de María
No es el milagro de la virginidad profetizado por Isaías, ni el que haya sido concebida inmaculada sin pecado original por los méritos futuros de su Hijo, ni por estar preconizada en el Génesis como vencedora del mal, ni el ser Correndetora y Madre de la Iglesia, ni el estar llena de gracia sobrepasando ella sola a todas las demás criaturas celestiales y humanas, ni su Asunción al cielo en cuerpo y alma... sino que toda esta grandeza se fundamenta en haber sido elegida para Madre de Dios encarnado en su seno en Jesús. Dios, y por amor a su Madre, la concede cuantos dones sobrenaturales puede dar a una criatura, y entre estos dones él hace que sea la siempre Virgen.
Ella es Madre distinta por ser la Esposa virginal de Dios, y esto le obliga a ella a ser fiel, ¿y Dios no la conserva en el estado virginal de la concepción haciendo igualmente milagroso el parto? ¿Dios quita lo que en la encarnación respeta? Por ello tan divino compromiso de Dios con ella la hizo “bendita entre todas las mujeres”.
¡Dios ensalza como nadie a la mujer, en María! El actual feminismo no podrá ensalzar tanto a una mujer, y en ella a todas las mujeres, como Dios lo ha hecho por la maternidad divina en María. Otro aspecto es que nosotros, conocedores de esta grandeza de la mujer, y una con dignidad de Madre de Dios, sepamos llevar este mensaje a todas ellas. Y aunque Cristo se hizo hombre no por ello Dios deja de vernos a todos como hijos, en el Hijo de Maria. Somos Cuerpo de Cristo.
La entidad y transcendencia de la maternidad, el ser madre, y todos así la veneramos, es muy superior a la entidad masculina del hombre, y aunque las dos se complementen, la madre es la fuente engendradora de la vida, es lo más hermoso, respetado y digno de la creación.
El amor de Dios, donde mejor se refleja y condensa es en la ternura casi infinita de la maternidad.
El mundo es al modo de un parto virginal de la divinidad. Entonces nació de Dios la materia adornada de casi infinitas bellezas múltiples, tomando semejanza de los variadísimos encantos de la esencia divina, pero la creación, tan inmensa, no menoscabó al crear la integridad de la esencia divina.
Ahora en María es Dios el que se hace criatura, nace de ella, adornado en su humanidad de los encantos de Dios en María, haciendo que este parto también sea virginal, no repitiendo la integridad de la fuente como en la creación, es decir, no menoscaba la integridad virginal de su Madre. Así como Dios nos dio las cosas por la creación, así a través de Maria nos da a su propio Hijo, otra nueva y espiritual creación.
Dios crea, y la integridad de su fuente, la esencia divina, queda intacta, Dios se encarna y la integridad de su fuente humana, que es María, queda igualmente virginalmente intacta. “Bendita entre todas las mujeres”. “Llena de gracia”

La razón
Por simple lógica en el creyente, era conveniente que María fuese “siempre Virgen”:
a) Por lo que a Cristo se refiere: Cristo es el Hijo de Dios primogénito y único, y tal dignidad reclama, al hacerse hombre, una Madre perfectísima, “Madre siempre Virgen” para un solo hijo concebido ¿y no nacido? milagrosamente.
b) Por lo que se refiere al Espíritu Santo: El seno de María fue como un Sagrario y Huerto cerrado, en el que el Espíritu Santo formó el cuerpo de Jesús en el tabernáculo de la Inmaculada Virgen María. ¿El milagro en la concepción no lo mantiene su Esposo Divino en el parto? ¿Le hizo concebir en virginidad para arrebatársela al nacer el Enmanuel? ¿Ella no se sentía íntegramente vinculada milagrosamente a tal relación maternal, virginidad esponsal divina, después de nacer de ella por milagro del Espíritu Santo como esposo, el Hijo de Dios?
c) Por lo que se refiere a la Madre de Dios: Ella habría sido sumamente ingrata si no se hubiese contentado con tener como hijo al Hijo de Dios en la persona de Jesús, perdiendo con el uso del matrimonio aquella virginidad que le había sido prodigiosa y proféticamente anunciada.
d) Por lo que se refiere a San José que conocedor de las Escrituras como María, debieron meditar constantemente, después del anuncio del Ángel a José y María, las palabras de Isaías: “Ha nacido un niño para nosotros y un Hijo se ha dado a nosotros, y el principado ha sido puesto sobre su hombro; y será llamado su nombre Admirable, Consejero, Dios, Fuerte, Padre del siglo venidero, Príncipe de la paz. Se extenderá su imperio, y la paz no tendrá fin; se sentará sobre el solio de David y sobre su reino para afianzarlo y consolidarlo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre”. (Is. 9, 5-6))

¿Qué israelita profundamente creyente, a pesar de querer todos que de su descendencia surgiese el Mesías, habría sido tan inconsciente que se hubiese atrevido a tocar a Aquella que por revelación del Ángel sabía que, siendo virgen, era la profetizada Madre de Dios, del Mesías, del Redentor.

Loas a María
“Corona de Vírgenes” la llama San Efrén. “Princesa de la virginidad” San Epifanio. “Abanderada de las vírgenes y maestra de la virginidad” San Ambrosio. “Virgen verdaderamente dichosa, que recibió la gloria del germen divino y es reina de toda castidad” San Pedro Crisólogo. “Virgen de las vírgenes, singular por la integridad, única por la castidad, eximia por la dignidad” Hugo de San Víctor. “Virgen entre las vírgenes, que germina entre las flores y hoy nos deleita con la suavidad de los frutos” Ricardo de San Lorenzo.

Clasificación doctrinal
1) Según algunos teólogos la Sagrada Escritura enseña expresamente, que María es Virgen antes del parto y en el parto.
2) Para demostrar la virginidad de María después del parto hay que acudir al magisterio ordinario de la Iglesia y a la interpretación de las Escrituras por los Santos Padres que es la base y la que forma la Tradición fuente de fe por ser el sentir del pueblo cristiano desde sus mismos comienzos, hasta hoy.
3) Para no pocos teólogos la Virginidad de María después del parto es también dogma de fe definida en los anteriores Concilios citados, pero sin lugar a dudas es dogma de fe porque así lo enseña la Iglesia desde siempre en su magisterio ordinario.

El Magisterio de la Iglesia profesa en unos treinta documentos solemnes “que fué concebido por obra del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen”, comenzando por el Símbolo Apostólico y confirmado hasta nuestros días por el Concilio Vaticano II, proclamando a María “La Virgen”, pero no solo en un sentido de perfección espiritual, sino que todos los testimonios y la Tradición hacen referencia también a la virginidad del cuerpo de la Madre de Dios
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie May 30, 2007 10:03 pm    Asunto: San José
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

San José
“José su marido siendo justo y no queriendo denunciarla, resolvió dejarla ocultamente. Estaba pensando en esto, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueño y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir contigo a María, tu mujer, pues su concepción es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tu le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
En los esponsales ya había verdadero matrimonio, pero hasta un año después la mujer no viviría con el esposo. ¿Sucedió en este tiempo la Encarnación?
La Virgen de acuerdo con José había decidido su propia virginidad, “¿Cómo será esto pues no conozco varón”? Aunque si se le hubiese pedido, ella estaba dispuesta a la absoluta obediencia a Dios, pero Dios salva su virginidad y la elige por esposa y de ella nace su Hijo.
José da su consentimiento a tal acontecimiento y recibe de parte de Dios el gran honor de ser el visible y justificativo padre del Mesías o Salvador, el Enmanuel, Dios.
María, como es natural, guardó silencio hasta que Dios quiso decirlo a José.
Y José ¿cómo iba a profanar el seno donde se gestó el Hijo de Dios después de aceptar la concepción virginal por intervención milagrosa de Yahvé?

Las dudas de María.
¿Por ser ella “La Virgen” fué milagrosamente feliz?

Si Dios la bendijo así, ¿su vida era un cielo anticipado?
Cuando pensamos en María la vemos siempre o saludada por el Ángel, “Salve, llena de gracia”; o felicitada por su prima Isabel, “bendita tu entre las mujeres”; o en Belén con los pastores y Reyes adorando a su hijo; o en las ofrendas del Templo donde Simeón queda en paz porque sus ojos han visto la salvación que Yahvé ha preparado para todo su pueblo; o a Jesús entre los doctores; o en las bodas de Cana en el primer milagro de Jesús, donde María va como casi a desaparecer temporalmente de la vida de su hijo dejándonos un mensaje: “haced lo que él os diga”.
Y así, en la vida pública de Jesús, sucede algo aparentemente incomprensible, Jesús parece no prestarle la menor atención a su madre hasta su muerte en la Cruz, y aún allí la llama mujer, pero la nombra Madre de Juan que nos representa a todos los creyentes.
La nombra, nada menos, que Madre de su Iglesia.
¿La gran prueba de María, durante su vida, fue la oscuridad?
Creo que sí. Ya que ni el mismo Cristo en su voluntad y entendimientos humanos se vio libre de la duda (huerto de los olivos), y del abandono de Dios (en la cruz).
María vivió en honda soledad interior porque si su hijo era Dios, el Fuerte, el Padre del siglo venidero, ¿por qué vivía adaptado a la rutina de los hombres hasta los treinta años?
La fe en María era la capacidad para soportar dudas.
Martín Descalzo, abre una página que pocos son capaces de descubrir:
A María “todo se le volvían preguntas: Si su hijo era Dios, ¿por qué necesitaba un alimento cada día? Si su misión era cambiar el mundo ¿por qué se reducía a un trabajo de carpintero? Si podía hacer milagros ¿por qué no en su aldea y en su casa? Si podía encontrar dinero en la boca de un pez ¿por qué la dejaba a ella en la más total de las estrecheces? Si era tan cariñoso con todos, ¿por qué la dejaba sola? Si podía resucitar muertos ¿por qué no impidió que ella se quedase viuda? ¿Por qué tuvo compasión de la viuda de Naín y no de su madre? Si sus milagros eran signos visibles de Dios, ¿por qué cuantos más hacia más crecía la hostilidad contra él? Si era un enviado de Yahvé, ¿por qué no le entendían los legítimos representantes de Dios en la tierra? Si había venido para salvar, ¿por qué hablaba tanto de morir? Si podía curar enfermos y resucitar muertos, ¿por qué no reblandecía los corazones endurecidos? Si el Padre había puesto todo poder en sus manos, ¿por qué no hacía tales signos de ese poder que ya no hubiera mas remedió que creer en él?”
Cuando en la vida pública Jesús tuvo ocasión de ensalzar o mostrar cariño hacia su Madre, sus palabras eran mas bien contradictorias: “Ahí estan tu madre y tus hermanos”, le dicen, y él contesta: “Cualquiera que haga la voluntad de mi Padre, es para mí, un hermano, y una hermana, y una madre”, porque Jesús vino a reconciliar al hombre con Dios y hacernos uno en Él.
“Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron”. “Dichosos mas bien, dice Jesús, quienes oyen la palabra de Dios y la cumplen”.
Jesús quiere dejar muy claro que las ligaduras de la carne no son lo importante en su misión, sino que lo realmente importante ante Dios son las ligaduras por hacer la voluntad del Padre, y en eso nadie como María estaba unida a él (aun carne de su carne) desde el dia en que dijo: “He aquí la esclava del Señor hágase en mi según tu palabra”.
Por ello San Agustín dice: “De nada hubiera servido a María la maternidad corporal si no hubiera concebido primero a Cristo, de manera más dichosa, en su corazón y solo después en su cuerpo”.
Lo que indica que nadie como ella había escuchado y cumplido la Palabra de Yahvé.
María nunca pretendió introducirse en la órbita privadísima de Jesús. Vivió sus enseñanzas en el silencio porque sabe que en él cumple perfectamente su misión.
Y así como Jesús ejercita la paciencia divina durante treinta años oculto en Nazaret, así María en su silencio sabe que su misión es parecida a la del Bautista, preparar a veces sin entender, los caminos del Señor.
Si en María todo hubiese sido fácil y milagroso no podría ser el modelo de fe para los cristianos.
Lo que nosotros llamamos silencio de Dios, y que tanto nos espanta, en María tenia unas connotaciones más impresionantes, puesto que estaba conviviendo con Dios en un comportamiento totalmente humano, incluido el de aprendiz de un oficio con su padre.
Jesús, el anunciado por los Profetas, era como un Dios venido a menos que lo profetizado, pero no solo en su vida cotidiana sino sobre todo en su vida pública donde el mismo pueblo pide para él la crucifixión. “¿A vuestro Rey he de crucificar?”
María guardaba, meditando y aceptando plenamente, siempre en silencio, ese comportamiento divino.
Ella también conocía el Salmo: “Se confió a Yahvé, ¡El le libere!
...Taladran mis manos y mis pies”
Todo eso lo tenía que padecer, incomprensiblemente, su Dios... en su hijo.
Profundo y doloroso misterio.
Y así Dios forjó a María como modelo de nuestra fe haciéndola Escala no solo para descender él, sino que nos la ofrece para que el hombre pueda subir hasta Dios, porque ella es, después de Jesús, el modelo más perfecto por ser la que más le ha imitado.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Jue Jun 07, 2007 5:51 am    Asunto:
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Virginidad y esterilidad

No toda virginidad o esterilidad era oprobiosa en el pueblo judío, sino solamente para los que en el matrimonio, queriéndolo, no podían tener sucesión ya que de ellos no podría nacer el Mesías. La continencia de las vírgenes, que pudiendo, no querían procrear, era bastante alabada. Y así Judit y Ana son ensalzadas por su castísima viudez, lo mismo que tan eximios varones como Jeremías, Elías, Eliseo y Daniel de quienes se dice guardaron virginidad. Y así la Sabiduría (3, l3) exclama: “bendita la estéril sin tacha que no conoció el lecho pecaminoso, será fecunda en la visitación de las almas

Concilio Vaticano II

María, “redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y unida a El con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo; con el don de una gracia tan extraordinaria aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y terrenas”.

“Es verdadera madre de los miembros (de Cristo)...por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles, que son miembros de aquella cabeza”.

En “los libros del Antiguo Testamento aparece ya proféticamente bosquejada en la promesa de victoria sobre la serpiente”.

“Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo, que se llamará Enmanuel”.

Los cristianos deben venerar también la memoria “en primer lugar de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo”, (afirmación doctrinal diaria en el Canon del Misal Romano)
Los consejos evangélicos “son capaces de asemejar más al cristiano con el género de vida virginal y pobre que Cristo Señor escogió para sí y que abrazó su Madre”.

“El nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María: que lo atado por la virgen Eva con su incredulidad, fue desatado por la Virgen María”.

“Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte”.

“En el nacimiento, cuando la Madre de Dios, llena de gozo, presentó a los pastores y a los Magos a su Hijo primogénito, que, lejos de menoscabar, consagró su integridad virginal”.

“Creyendo y obedeciendo, engendró en la tierra al mismo Hijo del Padre, y sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo, como una nueva Eva, que presta su fe exenta de toda duda, no a la antigua serpiente, sino al mensajero de Dios, dió a luz al Hijo, a quien Dios constituyó primogénito entre muchos hermanos (Rom.8, 29), esto es, los fieles, a cuya generación y educación coopera con amor materno.”

“También entre los hermanos separados no faltan quienes tributan el debido honor a la Madre del Señor, especialmente entre los Orientales que concurren con impulso ferviente y ánimo devoto al culto de la siempre Virgen Madre de Dios”.

“Todas y cada una de las cosas establecidas en esta Constitución dogmática han obtenido el beneplácito de los Padres del Sacrosanto Concilio. Y Nos, con la potestad Apostólica que nos ha sido conferida por Cristo, juntamente con los venerables Padres, las aprobamos decretamos y estatuimos con el Espíritu Santo, y ordenamos que lo así decretado conciliarmente sea promulgado para gloria de Dios”.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Jue Jun 14, 2007 9:50 am    Asunto: Catecismo de la Iglesia
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Catecismo de la Iglesia Católica
María es invitada a concebir a aquel en quien habitaría “corporalmente la plenitud de la divinidad”. El Espíritu Santo fué enviado para santificar el seno de la Virgen María y fecundarla por obra divina.
Cristo es el ungido por el Espíritu Santo.
La misión de María fué preparada por la misión de algunas mujeres: Eva, madre de todos los vivientes. Sara, concibe un hijo a pesar de su edad avanzada, Dios escoge lo que era tenido por impotente. Ana, la madre de Samuel. Débora, Rut, Judit y Ester. Finalmente, con ella, excelsa Hija de Sión, después de la larga espera de la promesa se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plan de salvación.
La bienaventurada Virgen María fué preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo.
Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios “La toda Santa”. Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida.
La muerte vino por Eva, la vida por María.
María es aclamada bajo el impulso del Espíritu Santo como “la madre de mi Señor” desde antes del nacimiento de su hijo (Santa Isabel su prima)
En efecto, aquel que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios.
Nuestro Señor es verdaderamente de la raza de David según la carne, Hijo de Dios según la voluntad y el poder de Dios, nacido verdaderamente de una virgen.
La fe en la concepción virginal de Jesús ha encontrado viva oposición, burlas e incomprensión por parte de los no creyentes, judíos y paganos. El príncipe de este mundo ignoró la virginidad de María y su parto, así como la muerte del Señor: Tres misterios resonantes que se realizaron en el silencio de Dios.
La profundización de la fe en la maternidad de María ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María, incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre. En efecto, el nacimiento de Cristo “lejos de disminuir consagró la integridad virginal de su madre. La liturgia de la Iglesia celebra a María como la “siempre Virgen”.
La Escritura menciona unos hermanos y hermanas de Jesús.
Se trata de parientes próximos de Jesús, según una expresión conocida del Antiguo Testamento.
La maternidad espiritual de María se extiende a todos los hombres, El vino a salvar: “Dió a luz al Hijo, al que Dios constituyó el mayor de muchos hermanos”, es decir, de los creyentes.
Jesús no tiene como Padre más que a Dios. “La naturaleza humana que ha tomado no le ha alejado jamás de su Padre...; consubstancial con su Padre en la divinidad, consubstancial con su Madre en nuestra humanidad, pero propiamente Hijo de Dios en sus dos naturalezas.
El es el nuevo Adán que inaugura la nueva creación. El primer hombre, salido de la tierra, es terreno, el segundo viene del cielo. La humanidad de Cristo, desde su concepción, está llena del Espíritu Santo porque Dios “le da el Espíritu sin medida”.
La participación en la vida divina no nace “de la sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino de Dios. La acogida de esta vida es virginal porque toda ella es dada al hombre por el Espíritu. El sentido esponsal de la vocación humana con relación a Dios se lleva a cabo perfectamente en la maternidad virginal de María.
María es virgen porque su virginidad es el signo de su fe “no adulterada por duda alguna”, y de su entrega total a la voluntad de Dios. Su fe es la que le hace llegar a ser la madre del Salvador. “Más bienaventurada es María al recibir a Cristo por la fe que al concebir en su seno la carne de Cristo”. San Agustín.

Resumen (en el mismo Catecismo)
“Dada la descendencia de Eva, Dios eligió a la Virgen María para ser la Madre de su hijo. Ella “llena de gracia” es “el fruto excelente de la redención” desde el primer instante de su concepción, fue totalmente preservada de la mancha del pecado original y permaneció pura de todo pecado original y personal a lo largo de toda su vida.
María es verdaderamente “Madre de Dios” porque es la madre del Hijo eterno de Dios hecho hombre, que es Dios mismo.
María “fué Virgen al concebir a su Hijo, Virgen durante el embarazo, Virgen en el parto, Virgen después del parto, Virgen siempre. (S, Agustín): ella, con todo su ser, es la “esclava del Señor”
La Virgen María “colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación de los hombres. Ella pronunció su fiat ocupando el lugar de toda la naturaleza humana. Por su obediencia, ella se convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes.”

EL SIGUENTE CAPÍTULO: LIRAS A MARÍA VIRGEN
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Jun 20, 2007 9:34 pm    Asunto: Liras a María Virgen
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

LIRA
A Santa María siempre Virgen

Como el rayo del sol atraviesa el cristal, sin herirlo lo más mínimo, sino, al contrario, llenándolo de su luz, así Jesús pasó a través de la Virgen, sin herirla en lo más mínimo, sino más bien llenándola del esplendor de su divinidad.
Concilio Vaticano
“En el nacimiento, cuando la Madre de Dios, llena de gozo, presentó a los pastores y a los Magos a su Hijo primogénito, que, lejos de menoscabar, consagró su integridad virginal”...
Catecismo de la Iglesia Católica
María “fué Virgen al concebir a su Hijo, Virgen durante el embarazo, Virgen en el parto, Virgen después del parto, Virgen siempre. (S, Agustín): ella, con todo su ser, es la “esclava del Señor”


Siempre hay quien te ofende
y nunca falta quien la flor deshoja,
lo santo no comprende
y lo divino enoja
porque la luz virginal le acongoja.

Tú eres la Virgen Madre,
y entre las madres eres "siempre Virgen",
así lo quiso el Padre,
excepción fue tu origen,
hoy, Madre y Virgen, por doquier te eligen.

Si nuestro Credo afirma
lo que en Concilios es también tratado,
mi fe no es un enigma
si tu cuerpo es sellado
"siempre", recinto para Dios sagrado.



Si otras te han admirado
por ser la Madre en virginal pureza,
con tu ejemplo imitado
has dado gran Realeza
a la mujer con virginal belleza.

Por querer imitarte
se hicieron huerto para Dios aislado,
y oh, mi Dios, ¿Tu burlaste
un voto tan sagrado
no haciendo en Ella un modelo acabado?

Mostrar lo obcecación
que ella no fue Virgen después del parto...
en ella es decepción,
en Dios, su amor es falto,
¿y el Hijo dice, tal don no comparto?

¿Ante don tan hermoso
el Padre dijo después, a eso, no?
¿Y tan divino Esposo
quita lo que donó?
¿Rompe el "anillo esponsal" que le dió?

No seria virginal
La "Toda Santa" de Dios, ya que resta
una quiebra carnal,
siendo indigna gesta
quitar del parto lo que ayer se acepta.

Continuarán las liras.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Jun 27, 2007 10:19 pm    Asunto: Continuación: liras a María Virgen
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Ella es la Madre exenta,
ya desde el Génesis privilegiada,
ser virgen argumenta
y es por el Ángel loada
porque acepta, como mujer sellada.

Es tanta esta grandeza,
como infinita, en dignidad tan bella,
que seria ligereza
despojar después a ella
de lo que al Ángel dijo la doncella.

Ella no es solo virgen
o integridad de sobrenatural,
divino es su origen
por ser don celestial,
es pura gracia, y en todos igual.
(La vida en Dios es virginal...
es dada en el espíritu.
Virginidad que no es carnal.)

Si el Enmanuel fue su Hijo,
si del Espíritu la ideal esposa,
si el Padre la bendijo,
si es la más bella rosa,
¿Dios rompe aquí su flor tan primorosa?


Si al Cielo va la amada
Abrazará a su esposo, siendo fiel.
De San José, honrada,
y en "nada" fue infiel
sino panal pleno de virgen miel.

Yo amo lo nuevo bello
pero fe tengo en la verdad cristiana,
en tradición, y aquello
que es devoción Mariana:
que nace el Sol en virginal Mañana.

Creo profecía santa:
"que un calcañar al mal aplastaría"
y la preciosa infanta
Virgen siempre seria
y El, Madre y Virgen, su señal la haría.

Y si milagro fuera
no creído quien a su fe razonara
y cual Tomás creyera,
por mucho que dudara
El, al cristal y pared traspasara.

Fue la anunciada Virgen,
dogma su inmaculada concepción,
Madre de Dios la erigen,
¿y no es de comprensión
que ascienda Virgen en bella Asunción?
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Jun 27, 2007 10:22 pm    Asunto: Continuación
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Continuará: liras a María Virgen.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Jul 04, 2007 10:15 pm    Asunto: Liras a Maria Virgen
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Ser madre es cosa bella,
el matrimonio es la canción de amor,
la Virgen es gacela
esposa del Señor,
virgen casada, fruto siempre en flor.

Su Hijo sufrió dolor,
que ella pariera con un sufrimiento
seria humano honor.
flor hasta el Nacimiento!
pero la "siempre Virgen", ¿es un cuento?

Si la Resurrección
vence a la noche rocosa mortal,
aquí en la "encarnación",
¿igual en el "portal"?
El Hijo se hace astro en luz virginal.

(tres milagros igual...) pero

Siempre hay quien no entiende
y nunca falta quien la flor arrisca,
milagro no comprende,
y la virtud le cisca,
y en hedonismo su pasión le aprisca.

Antes del parto, Virgen,
pariendo fuiste también un milagro,
eres "la siempre Virgen"
cual azucena en mi agro,
Virgen, y Madre de Dios, en el barro.


Y si el milagro es cuento,
símbolo, sin que real verdad fuera:
¿Resurrección, invento,
y nuestra fe, quimera?
¿La "siempre Virgen" creencia pasajera?
-------

Dame Madre el candor
de tu caríta rocío de cielo,
yo quiero ser tu flor
junto a tu hijo el Verbo
y a los dos beses con tu amor tan tierno.

Dame madre tus ojos
para que yo con ellos mirar pueda,
rotos mis abrojos
y suave como seda,
a tu hijo Dios que huele a hierbabuena

Dame Madre tus ojos
para que siempre como tu, yo vea
al postrarme de hinojos,
al buen Dios , que tu hijo era,
siendo tus ojos Madre, mi verde vereda.

(Siguiente comentario: El culto a Maria, el Ave María)
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Jul 11, 2007 9:29 pm    Asunto: Culto a María: El Ave María
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Culto a María: el Ave María.
Hoy recitamos esta oración, la reina de la oraciones a María, como recitamos el Padre Nuestro que es la reina de las oraciones a Dios Padre. Y se han unido tanto que generalmente después de Padre Nuestro añadimos, desde siglos, el Ave María.
Pero ¿cómo y desde cuando se usa esta bella oración tal como la conocemos hoy? Para ello veremos las dos partes de tan preciosa oración como la recitamos hoy, siempre como dulce conversación con tan excelsa Madre. Es como el niño que en esa palabra mágica como ninguna otra, ¡madre! encierra, a pesar de su repetición, p.e. en el Santo Rosario, todo y un solo sentido, el que lleva consigo el sentimiento de súplica, admiración y amor reverente. Por ello cada Ave María es igual a decir. Madre.
María es nombrada en la Santa Misa cinco veces: 1ª en el Canon, desde el siglo VI. 2ª en el Yo pecador.3ª en el suscipe Sancta Trínitas 4ª Antes de la fracción del pan para la impetración de la paz. 5ª en las preces prescritas por León XIII para después de la Misa aunque no siempre en uso, de tres Avemarías y una Salve.
Es decir que está presente en la Misa de los Catecúmenos y en la Misa de los fieles: ofertorio, consagración y comunión. Lo que indica en la grandeza que la Liturgia coloca a María en el principal acto de Culto a Dios.
A veinticinco kilómetros de Jerusalén está Rafat donde se esculpió en sus paredes el Ave María en ciento cincuenta lenguas. El culto a María es universal.
El Ave María tiene dos partes: La primera sacada del Evangelio y es alabanza, y la segunda con palabras añadidas por la Iglesia, Santa María, que es súplica.
El Ángel saluda a María: Ave llena de gracia, el Señor es contigo, (Lc. 1, veintiocho) Y Santa Isabel inspirada por el Espíritu Santo añade:: bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. (Lc.1, 42) Después se añade al saludo del Ángel el nombre: María y al de Isabel el de. Jesús.
¿Cuando los fieles comenzaron a dirigirse a María con el saludo del Ángel y el de Santa Isabel? ¿Cuando empezaron a unirse estos dos saludos? ¿Cuándo se añade a las palabras del Ángel el nombre de María y al de Isabel el de Jesús? Es de suponer que cuando apareció el Evangelio de S. Lucas los fieles comenzasen a invocar en sus oraciones a la Madre de Jesus con las palabras del Ángel y de Santa Isabel. Pero el primer testimonio escrito aparece en el siglo V, en una homilía de Teódoto de Ancira en la que escribe: “Siguiendo el exordio del Ángel, digamos: Yo te saludo, ¡oh llena de gracia, el Señor es contigo! Lo que indica que ya era usado así por el pueblo cristiano.
Del saludo de Santa Isabel separado del del ángel no hay testimonio. Pero, ¿cuando aparecieron juntos? Basados en documentos aparecen en el s.V en las liturgias orientales de Santiago en la Iglesia de Jerusalén, en la de S. Marcos en la Iglesia Copta, en la de S. Juan Crisóstomo en Constantinopla, así introducidas juntas en su liturgia.
Entre los latinos los dos testimonios reunidos e introducidos en la liturgia por San, Gregorio aparecen en el s. VI. Que así se expresa: “Ave, María, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tu entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.”.
En cuanto al nombre de María añadido al saludo del Ángel en el s. V aparece ya en oriente y en accidente en el s. VI.
En cuanto al nombre de Jesús añadido al saludo de Santa Isabel en Oriente aparece en el Manual de los Coptos antes del s. VII, y en Occidente lo encontramos en una Homilía de San Amadeo de Lausana, discípulo de San Bernardo en el año 1150. Pero a Jesús se le añade siempre. Cristo. Con el nombre solo de Jesús por primera vez consta en un documento del Prior de Maxtoch, Inglaterra en 1336.
El uso de esta primera parte del Ave María comenzó a hacerse muy frecuente en el s. XII unida al Credo y al Padre Nuestro y empieza a ser prescrita al pueblo por varios Concilios. El primero por el Concilio de Orleáns
A partir del s. XIV ya son innumerables los Concilios que lo prescriben.
Ya en el siglo XIII los cistercienses, premostratenses, dominicos y Siervos de María la prescribieron y algunos antes y después del Oficio Divino la rezaban. Desde ese mismo tiempo ya se predicaba del Ave María por Ricardo de San Lorenzo y el mismo Tomás de Aquino.
Se distinguían los Siervos de María, que aún para saludarse entre sí, uno decía: Ave María y el otro contestaba, llena de gracia. Costumbre conservada hasta no hace tanto tiempo en el saludo de los cristianos.
Al dirigirnos a María no podemos olvidar que estamos repitiendo las palabras de un Ángel enviado por Dios con un mensaje, y este, antes de manifestarle petición alguna la colma de alabanzas.

(continuará)
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Jul 18, 2007 7:28 pm    Asunto: El Ave María. Continuación
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

a)- Dios te salve. Es decir, te protege, porque Dios te ha creado la única inmune de culpa, la Inmaculada, porque tienes un destino predestinado desde la eternidad, único, después del Verbo encarnado, la que recibirás un culto no de latría debido solo a Dios, ni de dulía como a la de otros santos, sino de hiperdulía o superveneración que es un culto enteramente singular, porque no solo vas a ser la Madre de Dios, del Verbo creador encarnado, sino la Madre de todo el Cuerpo de Cristo, y eres la Medianera de la gracia que viene de Dios siendo tu, su madre, el medio por el que llegará el Redentor que te hace con tu maternidad Corredentora ante el Padre.
Y así la S. Congregación de Ritos en decreto de 1 de Junio de 1884. decía: “”La Iglesia venera con más eminente veneración, por encima de todos los demás Santos, a la Reina y Señora de los Ángeles, a la que por su cualidad de Madre de Dios le es debida no una dulía cualquiera, sino la hiperdulía”. ,
Dios te salve, le dice el Ángel, porque nadie hay tan perfecta como tu ante el Altísimo, ni todos los ángeles del cielo somos tan dignos como tu para recibir con más plenitud este saludo que te traigo de Dios, porque la dignidad de tu misión es muy superior a la nuestra.
El Culto Mariano no es como la adoración a Dios, está constituido por: Veneración, amor, gratitud, invocación, imitación y esclavitud”, y esta Veneración no se quita a Dios el Culto que se le debe sino que ella es el modelo del Culto que todos debemos dar a Dios. Y ello porque “nada debe ser tan grato a Jesucristo, como que procuremos conciliarnos su patrocinio (el de María, su madre) imitando sus santísimos ejemplos” (Pio XI)
b) Llena de gracia. Porque aquella inmunidad era a todo pecado mortal, venial o imperfección moral durante toda su vida y ello por singular privilegio de Dios. Y fue inmune a diferencia de todos los demás, porque su apetito sensitivo estuvo sujeto a la razón, es decir, que en ella no existió, como en nosotros, la concupiscencia, verdadera anarquía de las potencias del alma.
Ella y solo ella, entre los mortales, no tuvo necesidad de perdón, don concedido por los méritos anticipados de Jesús por razón de su maternidad, y por ello Dios le concedió tantos privilegios.
Si la gracia es fe, la fe de Maria fue total creyendo al Ángel en la Anunciación, y fue plena por las cosas que creyó, y fue grande por su constancia en creer.
Aquella fe, fue, sin lugar a dudas el mayor acto de fe que jamás se haya hecho. Ella sería la madre del Mesías, la madre del Dios encarnado. “Lo que ató la virgen Eva con su incredulidad, lo desató la Virgen María con su fe” (S. Irineo)
María es la nueva Eva, la Madre de otra vida sobrenatural. De ella nos vino el Redentor que es la nueva vida: La Gracia.
c)- “El Señor es contigo”. Desde su concepción inmaculada María fue templo de Dios. Cuando Ana tiene a María, naturalmente que le besó, y como después diría Orígenes que cuando besaba a su hijo bautizado besaba el templo de Dios, así Ana con más razón, sin saberlo, estaba besando el más grandioso templo del Altísimo.
El Ángel aún no le había solicitado que aceptara el ser la madre del Enmanuel: Dios con nosotros, y ya reconoce que está el Señor en ella: El Señor es contigo.
Una vez dicho el “hágase en mi según tu palabra”, aceptó, desde ese momento, que el Verbo, el Hijo de Dios habitase en ella para hacerse carne de su carne. Y si la fe de María fue el mayor acto de fe en criatura alguna, a esta virtud le debían acompañar la esperanza firme de que a su muerte le seguiría el cielo. Ella no tenía apego a la tierra, su fe le ayudaba a esperar la visión beatifica pero sin descuidar los medios a su alcance para que se cumpliese lo que después diría S. Ignacio: “Haz por tu parte todo lo que puedas, como si nada esperases de Dios; y espéralo todo, como si nada hubieses hecho por tu parte”.
María cuidaba a Jesús, su hijo, porque todo dependía de sus actos maternos. Y solo vivía para él. Y así a la fe y la esperanza se le une el amor a Dios. Dice S, Agustín que el amor tiene dos brazos uno para Dios y otro para los hombres.
Si Dios es amor, María es amor, caridad, porque es Madre de Dios y de los hombres. Y como dice Mt. 22,37, “Amarás al Señor Dios tuyo con toda tu mente, con todo tu corazón con todas tus fuerzas”, hay que reconocer que solo María ha dado cumplimiento, como criatura, a este precepto.
María le amó con toda su mente pues solo pensaba en Dios, le amó con todo el corazón con una ternura exquisitamente filial y le amó con todas sus fuerzas consumiendo todas sus actitudes, continua y únicamente para Él.
Cuando dijo en las bodas de Caná: haced todo lo que Jesús os diga está desvelando la intimidad de la fidelidad plena de su vida, hizo cuanto Dios le pedía. Su amor fue constante, fue generoso y fue proporcional a la plena de Gracia.
Y si María amaba así a Cristo, no puede menos de amarnos a nosotros los miembros de su Cuerpo Místico. Cuando ella acepta ser Madre del Mesías, el Redentor, está aceptando ser corredentora con su Hijo para nuestra salvación. “No hay mayor amor que este, decía Jesús, que dar la vida por sus amigos” (Jn. 15,13.) “De tal manera, dice la Escritura, amó el Padre al mundo que le dio a su Hijo”. Y aplicado a María podemos decir: De tal forma María amó a los hombres que nos dio a su hijo como Salvador, estando ella al pie de la Cruz ofreciendo al Padre, junto a su hijo, el precio de nuestra redención.
Fe, esperanza, caridad ¿solo estas virtudes? No, quedan la prudencia, la justicia la fortaleza y la templanza.

continuará.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Jul 25, 2007 9:49 pm    Asunto: Virtudes cardinales en María
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Prudencia, virtud cardinal.
Es esta virtud la reina de las virtudes morales pues todas las demás “deben ejercitarse con prudencia para alcanzar el justo medio y evitar los dos extremos: el exceso y el defecto.” Según dice Santo Tomás.
Para ello hay que tener un fin muy claro de nuestros actos e intenciones. María tenía como único fin a Dios en sus actos, afectos e intenciones, por lo tanto no es la prudencia de la carne, ni la prudencia puramente humana que tienen como fin metas humanas. “¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? (Mt. 16,26) La prudencia de María tenía como único fin, Dios.
Santo Tomás dice que para obrar con prudencia es necesaria la memoria del pasado, la inteligencia del presente y la previsión del futuro. María nos dice el evangelio “guardaba todas estas cosas en el corazón”. En cuanto a la inteligencia del presente María la demuestra ante el Ángel no aceptando sin reflexión, nada menos que la propuesta para ser Madre de Dios. Una vez aclarada su reflexión, acepta. Y la previsión del futuro la tenemos en las bodas de Caná que ve el problema que van a tener los esposos y se adelanta dándoles una solución.
La prudencia de María queda patente en las respuestas a estas preguntas: ¿A quien habla Maria? En el Evangelio a cuatro personas: Al Ángel, a Isabel a Jesús en el Templo y a los sirvientes de las bodas. ¿Qué habló? Con el Ángel, sobre nuestra Salvación, con Jesús perdido en el Templo, manifestando el dolor por su pérdida, con los criados de las bodas, para ayudarles. ¿Dónde habló? No en público, sino con el Ángel su humilde casa, en la casa del sacerdote Zacarías con Isabel, en el templo con su hijo, y en las bodas con los criados. ¿Cuantas veces habló María? Dos veces con el Ángel, dos con su hijo, dos con Isabel y una con los criados. ¿Cuánto habló? Muy pocas palabras excepto en el Magnificat para ensalzar a Dios. ¿Cuándo? No habló sin ser invitada o por pura necesidad. ¿De qué manera habló Maria? De manera modesta, delicada y sabia.
Por todo ello en la Letanía la llamamos Virgen Prudentísima.
Virtud de la Justicia en María:
“Dar a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar”, es decir, que la justicia es dar a cada uno lo que le corresponde.
A Dios le corresponde un culto debido interna y externamente y ese culto interno conlleva: adoración, acción de gracias, reparación y petición.
Adoración y acción de gracias: María en su Canto del Magnificat se expresa así: “Mi alma engrandece al Señor y exulta de júbilo mi espíritu en Dios, mi Salvador porque ha mirado la humildad de su sierva: por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi maravillas el Poderoso, cuyo nombre es santo... Su misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen. Desplegó el poder de su brazo y dispersó a los que se engríen con los pensamientos de su corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y ensalzó a los humildes. A los hambrientos los llenó de bienes, y a los ricos los despidió vacíos. Acogió a Israel su siervo acordándose de su misericordia. Según lo que había prometido a nuestros padres y a Abraham y a su descendencia para siempre”.
Así María adora y da gracias a su Dios. En cuanto a la reparación ella estará al pie de la Cruz para ofrecer con su hijo los méritos al Padre. Y En cuanto a la plegaria o petición, ¿quien más que ella ha dado mayor cumplimiento a lo que después diría Jesús: “conviene orar orar y no desfallecer? María desde la Encarnación y nacimiento de Jesús solo tenía su mente y corazón ocupados por Dios, plenamente llena de Dios en su hijo.
En cuanto al culto externo, ella asistía a los sacrificios del cordero del pueblo de Israel, y sabía que su hijo, “sería el Cordero que quitaría el pecado del mundo” y que ella había sido elegida por Dios para Madre y Corredentora junto a su hijo, no solo por los vínculos de maternidad, sino de destino también meritorio y secundario ante el Padre.
María se somete externamente y con suma perfección a los padres, al esposo, a la autoridad civil y religiosa porque en todo ve la voluntad de Dios: contrae matrimonio; acude a Belén al empadronamiento; presenta a su hijo en el Templo y se somete a la purificación propia sin necesidad para ella; va y después vuelve de Egipto; sube al templo con José y Jesús y está al pie de la Cruz porque todo es designio de Dios. Ella vive solo para obedecer, para cumplir la voluntad divina interna y externamente. Aún en su vida ordinaria era una plenitud en la presencia de Dios, un servicio y adoración humana y divinamente sencillo a su Dios.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Jue Ago 02, 2007 5:19 pm    Asunto: Virtud de la fortaleza en María
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Virtud de la fortaleza en María
La fortaleza es la virtud que nos hace perseverar en el camino del bien a pesar de las dificultades o persecuciones.
San Alfonso referente a María nos dice: “ nos dio a la Virgen como ejemplo de todas las virtudes, pero especialmente como ejemplo de paciencia” Un Ángel reveló, dicen, a Santa Brígida “ que así como la rosa suele crecer entre las espinas, así esta Venerable Virgen creció en este mundo entre las tribulaciones”
Efectivamente, su vida fue en ejercicio de paciencia silenciosa buscando siempre el camino que más agradara a Dios, sin apartarse de él, sino viviéndolo con fe y amor.
La fortaleza cristiana tiene dos actos: emprender y soportar cosas arduas y difíciles y dos son sus grandes enemigos: el temor cobarde y la audacia imprudente.
María inició desde que tuvo uso de razón su camino pleno del amor a Dios mucho tiempo antes de saber que sería la elegida para Madre de Dios. Al turbarse ante las palabras del Ángel demostraba su humildad, pero seguidamente quedaba patente su total entrega a la voluntad de Dios “he aquí la esclava del Señor”, “hágase en mí según tu palabra”, Y aquí comenzaba su gran empresa para soportar, (para ella tan inmerecido privilegio), cuanto le obligaba a seguir el camino del profetizado Mesías que sería el”varón de dolores”, el cordero sacrificado para la redención de los pecados del mundo.
Por ello, María, al aceptar este camino, aceptaba soportar cosas arduas y difíciles junto al Anunciado por los profetas. Y por ello en su “fiat” estaba llenando su alma no solo de felicidad, sino que su vida estaría completamente entretejida de amargura y dolores inefables. Al dar su consentimiento para la Encarnación Redentora, necesitaba la virtud de la fortaleza para emprender y soportar cuanto llevaba consigo tan generosísimo consentimiento.,
Al proclamar a María la Madre Dolorosa, no hacemos exageración alguna, porque una cosa es sufrir cualquier criatura cuanto su vida le depare, que físicamente o mentalmente puede no tener límites, y otra es que aquí esos dolores y muerte los va a padecer nada menos que El Hijo de Dios, consustancial al Padre, y que al aceptar la Encarnación ella conoce por la Escrituras perfectamente que la tragedia anunciada de su amadísimo hijo, es el Hijo de Dios en cuanto a la divinidad, es el Dios de Abraham de Jacob, de David, es el Dios de Israel creador, protector de su pueblo, libertador de este en Egipto, el que le dirige por el desierto, el Supremo Legislador de los diez Mandamientos, el Enmanuel o Dios con nosotros de las Escrituras.
Profundamente sentido este conocimiento y espera del pueblo Israel, no es para menos que confesar, que el dolor de María sobrepasa a todo otro dolor por conocer quien es su hijo y el desprecio que sufrirá por su pueblo. Su hijo era su Dios. Y solo nos podemos imaginar cuan profundo era su amor y su dolor.
Ninguna otra criatura puede tener en sus dolores, los sentimientos y amargura de aquella Virgen. Y ella con fortaleza acepta cuanto la visita del Ángel quería revelarle.
El Salmo 30,12, se le puede aplicar plenamente a María: “transcurrió en el dolor y sus años en los gemidos”. Confirmando la profecía de Simeón en el Templo: “Una espada de dolor traspasará tu corazón”. Esa espada era de profundidad divina, pues la divinidad en su hijo repetiría el salmo 22 : La primera palabra de Jesús en su cruz es el versículo primero de este Salmo: ¿Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado?
El Salmo prosigue:
“Todos los que me ven, hacen burla de mí, tuercen la boca, menean la cabeza: (v.ocho) Se confió a Yahvé, ¡El le libere! (v. 9). Mis fauces están secas lo mismo que una teja, y mi lengua pegada al paladar. (v.16).Taladran mis manos y mis pies. (v. l7). Repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica”. ( v. l9)
Y en el versículo 10 se dice: “Tú fuiste quien del seno me sacaste, me pusiste a los pechos de mi madre”
La belleza sublime de la Anunciación, la inmensa alegría del Nacimiento, la contemplación amorosa durante la vida oculta de Jesús, todo cuanto para nosotros es motivo de festejo y alegría, también lo eran para María, pero ella sabía que llegaría la crucifixión de su hijo, del Hijo de Dios a quien ella adoraba. Hasta después de la resurrección su corazón estaba anegado de lágrimas, más profundamente tristes que las lágrimas de todo el género humano, porque las nuestras son humanas, las de ella eran lágrimas “divinas”, es como si el Padre a través de los ojos de María llorase la muerte de su Hijo Dios con María madre humana de Cristo.
El Padre sufre, y está dolorido
porque al hacerme ya libre accedió
que el Hijo fuese azotado y herido
por aquel hombre que a El, le ofendió.
Y como Abrahán, de dolor compungido,
en monte al hombre a su Hijo le dió.
Isaac el Cristo, el Cordero sagrado
en zarza ardiente es del Padre el amado.

Y como el Padre no tiene ojos ni lágrimas, hace suyas, y por lo tanto divinas, las lágrimas de María.
Por ello la liturgia describe así este dolor de María: “su dolor es semejante al mar: profundo, amplio y amargo”.
Profundo como el amor divino del Padre en María, amplio porque sirve a todos los hombres, y amargo porque el que está clavado en la Cruz: diría: “Padre por qué me has abandonado”. Y ella “estaba al pie de la Cruz llorosa”, como dice S. Ambrosio “intrépidamente”, y mientras los hombres huían, Cristo y ella ofrecían la sangre sagrada para la Redención al Padre, corredimiendo así junto a Jesús, a la humanidad , que en gran parte seguiría burlándose del Hijo de Dios en una Cruz y huyendo de él, y por ello Jesús con gran amor dice: “Padre perdónalos que no saben lo que hacen”. Porque el amor disculpa hasta el abandono. Y ella guardaba todo este dolor en su corazón desde la Anunciación.
La Iglesia llama a María la Reina de los Mártires, es decir, de los fuertes, María es la fortaleza, la Madre de Dios es la fortaleza del Padre manifestada en ella, es la más perfecta unión de Dios en María.
En María encontramos, no solo al Hijo, sino al Padre

Dame Madre tus ojos
para que siempre como tu, yo vea
al postrarme de hinojos,
al buen Dios , que tu hijo era,
siendo tus ojos Madre, mi verde vereda.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Ago 08, 2007 8:48 pm    Asunto: Virtud de la templanza en María
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Virtud de la Templanza en María.

La templanza modera los deleites del gusto y del tacto. Los primeros son necesarios para la conservación de la vida de las personas. Los segundos para la conservación de la especie humana.
En ambos la templaza ennoblece al hombre, la destemplanza lo degrada. María en ambos fue modelo perfecto y excepcional. Jamás buscó el deleite, por sí, en los alimentos. S. Ambrosio explica que sus comidas eran ordinarias y lo suficientes para mantener la vida.
En cuanto a los placeres del tacto fue siempre Virgen purísima en el cuerpo y en el alma. Estaba inmune a la concupiscencia. La Iglesias la llama Madre Castísima e Inviolada.
Con la virtud de la templanza en María están unidas la castidad virginal, la humildad y no menos el despego de los bienes de la tierra.
Hay una triple castidad: la conyugal, la de los viudos o viudas y la castidad propia de las vírgenes. S. Beda el Venerable comenta: “Buena es la castidad conyugal; mejor la vidual; pero la mejor de todas es la perfecta virginidad.
María fue la primera en dar ejemplo de la castidad perfecta. Ella por estar llena de gracia, solo estaba entregada a Dios aunque el no tener descendencia en el ambiente del pueblo judío esto significaba como una maldición por no entrar en la serie de las progenitoras del Mesías. Y Dios, precisamente la elige, sin que ella lo advirtiese, para la altísima dignidad de Madre suya. Y así fue la Virgen Singular que arrastraría en pos de sí legiones de vírgenes atraídas por su ejemplo.
“Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios” diría Jesús. Y lo verán no solo en el cielo sino que aquí en la tierra tienen una mayor clarividencia de Dios por el despego de los bienes terrenales, Pero nadie como María tendrá ese corazón puro y libre con el privilegio de llevarlo en su seno y amamantarlo con sus pechos.
Junto a la templanza están la castidad y la humildad como hemos dicho, ya que esta modera el sentimiento que tenemos de nosotros mismos.
La humildad en Maria fue sublime a pesar de que Dios derramara sobre ella un torrente de Gracias. Y si Dios resiste a los soberbios y da su gracia los humildes, la abundancia de esas gracias está en proporción con su humildad. Ella atribuye a Dios y no a sí misma todo aquello que recibe de Dios. Cumpliéndose así lo que enseñaría su hijo: “el que se humilla será ensalzado”. Nadie como Jesús se humilló pero después de él nadie como Maria fue tan humilde a pesar de los dones recibidos.
Así en el día de la Anunciación el Ángel la colma de alabanzas. Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo. Y ella su “turbó”, no se sonríe de complacencia porque era tal y tan bajo el concepto que tenía de sí misma que le parecían inverosímiles las palabras del Ángel.
En su respuesta, al aceptar la voluntad de Dios sobre ella, dice al Ángel: “he aquí la esclava del Señor”, a pesar de haber sido elegida para Madre de Dios que conllevaba el ser Reina de los cielos y de la tierra, por aquella altísima dignidad a la que le eleva Dios sobre toda criatura terrena o celestial.
Este mismo bajísimo concepto de sí, lo manifiesta en el Magnificat cuando visita a su prima Isabel: “Dios ha mirada la humildad de su esclava”.
Del mismo modo la templanza y la humildad quedan de manifiesta con el silencio ante todos de cuanto le está sucediendo, guardando humilde silencio aún ante sus padres, ante José., ante sus amigas. Todo lo guardaba en su corazón apareciendo ser una mujer cualquiera más. No le llenan de vanidad las palabras de Isabel reconociéndola como la madre de su Señor, ni las del anciano Simeón que se llena de gozo ante su hijo el esperado Salvador de Israel.
No esperó a que su prima Isabel bajase a verla, fue ella la que subió para ayudarle en su embarazo durante tres meses hasta que nación Juan Bautista.
Habría podido librarse de la Purificación y sin necesidad se somete a ella. Hubiera podido aparecer junto a su hijo cuando Jesus era más aclamado por el pueblo, pero pasó su vida en la oscuridad y únicamente se presentó en público sobre el Calvario a la hora de la humillación, siendo allí la pobre madre del ajusticiado.
Por ello, viviendo en plenitud de silencio su humildad, como Jesús en su vida oculta, aún siendo la criatura más perfecta después de Cristo, dice de ella S. Bernardino de Sena, esto “hizo que Dios se enamorase de María”.
Y así el Ángel le trae, nada menos, que el saludo de Dios: Ave.
Dios se goza de la grandeza que él ha puesto en María, y a la que ella ha correspondido como digna Madre de la naturaleza humana de su hijo que es la Segunda Persona de la Trinidad, el Verbo, el Hijo de Dios.
MARÍA ES NUESTRO MODELO del culto debido a Dios.
María es la Madre, ¡la más guapa!, y por ello el pueblo le aplaude, la admira y la ama, porque Dios en Cristo la llama Madre, y el Padre la llama Nueva Eva, Madre y reina de todo lo creado por Él, y el Espíritu Santo la llama esposa de donde nace Cristo y su Cuerpo Místico, la Iglesia. Y Dios Trino está gozando de nuestros piropos y veneración haciendo suyos nuestro afecto por tan sublime y única criatura adornada como la obra más perfecta de Dios, después de Cristo.
Ave, María.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Ago 15, 2007 9:48 am    Asunto: Bendita entre todas las mujeres
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

b) Bendita tu entre todas las mujeres:
En el transcurso de los tiempos queda de manifiesto que ninguna otra mujer ha sido tan alabada, amada, adorada y piropeada amorosamente como María, por ser la Madre de Dios y madre nuestra.
La Virgen Santísima, así como está al lado de Cristo en la misión de la redención, así está con él en el centro de la Biblia. Las páginas de la Escritura hablan de Cristo y de su Iglesia pero sin María ni Cristo ni la Iglesia, ni el Cristo físico ni el Cristo místico, son concebibles. Es imposible encontrar a Cristo sin María su Madre.
S. Andrés de Creta escribía: “María es como el sello del Antiguo y del Nuevo Testamento, perspicua plenitud de todas las profecías”.
S. Vicente Ferrer: “La Virgen María está místicamente contenida, directa o indirectamente, en todos los libros de la Escritura”.
Los pasajes del A. Testamento que nos hablan de María directa o implícitamente de María son: El llamado protoevangelio, (Génesis, 3, 15), en el que se anuncia la singular misión de Madre del redentor y asociada suya en la lucha contra la serpiente, enemiga de Dios, y su triunfo sobre ella. La profecía de Isaias sobre la Virgen madre del Emmanuel (Is.7, 14). La profecía de Miqueas sobre la que dará a luz en Belén, (Mt.5-2,3).
A estos hay que añadir otros como indirectos: el Cap. VIII de los Proverbios y el XXIV del Eclesiastés donde se habla de la Sabiduría encarnada, que presupone lógicamente la “encarnación”. Y así María es predestinada apara ser su Madre. La “esposa del Cantar de los Cantares” al representar al alma unida por amor al esposo no puede tener mayor cumplimiento que en la unión amorosa de María a Dios.
A estos pasajes se pueden añadir otros de interpretación típica espiritual como los Símbolos ya arriba comentados y el Concilio Vaticano II así lo expresa: “la misión de María fue preparada por la misión de algunas mujeres. Eva madre de todos los vivientes. Sara concibe un hijo a pesar de su edad avanzada, Ana la madre de Samuel, Débora, Rut, Judit y Ester. Finalmente, con ella, excelsa hija de Sión, después de larga espera de la promesa se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plazo de salvación”.
Los pasajes del Nuevo testamento son: La Anunciación (Lc. 1 26-29). La Visitación y el cántico del "Magnificat”(Lc.1 39,80). Los desposorios con S. José (Mat. 1, 20-24). El parto virginal en Belén (Lc 2, 1-21). La Presentación en el Templo, la Purificación de María y la profecía del anciano Simeón (Lc. 2, 22-3Cool. La pérdida del niño Jesús en el Templo de Jerusalén, (Lc. 2. 41-52). La sumisión de Jesús a María y José (Lc 2, 51). La petición del primer milagro en las bodas de Cana, (Ju. 2,1-11). La Virgen durante la vida pública de Cristo (Mt. 12. 46-50). María proclamada bienaventurada por una mujer del pueblo (Lc 11, 27-2Cool. María en el Calvario al pie de la Cruz (Jn. 19, 25-27) María presente en el Cenáculo el día de Pentecostés ( Act. 1.14).
En el A. Testamento María se nos presenta bajo tres aspectos: En la luz de las profecías, en el eterno plan divino, en sus relaciones íntimas con Dios. En el Génesis como nueva Eva asociada al nuevo Adán. En Isaias la “virginal-maternidad-divina y su estirpe davídica. Y Miqueas designa el lugar de Belén donde tendrá lugar el prodigio.
En el libro de la Sabiduría, María, al ser inseparable de Cristo, predestinada como colaboradora de la Sabiduría por su maternidad divina, se nos presenta como principio de los caminos del Señor, la primogénita, es decir, la primera entre todas las otras criaturas en el pensamiento y corazón de Dios junto a Jesús Sabiduría.
La grandeza ante Dios consiste no en el aspecto físico, ni en la acumulación de riquezas, ni en el conjunto de habilidades para ser respetados humanamente como poderosos, la grandeza ante Dios consiste en el espíritu, en lo interior. Cristo nos la ha resumido como solo el Maestro podía hacerlo, en las bienaventuranzas.
Mirando la riqueza de María, con toda razón podemos decir que es bendita ante Dios, no solo entre las mujeres referente a su maternidad que en María es divina, sino ante todo lo creado, porque nadie como ella cumplía y acumulaba en su alma las verdaderas riquezas y valores de los bienaventuranzas proclamadas por Jesús como un resumen profundamente espiritual de su mensaje a los hombres.

Permitidme la repetición de algunas de mis Liras a María. en este día de la Aunción
Si nuestro Credo afirma
lo que en Concilios es también tratado,
mi fe no es un enigma
si tu cuerpo es sellado
"siempre", recinto para Dios sagrado.
Si otras te han admirado
por ser la Madre en virginal pureza,
con tu ejemplo imitado
has dado gran Realeza
a la mujer con virginal belleza.

Por querer imitarte
se hicieron huerto para Dios aislado,
y oh, mi Dios, ¿Tu burlaste
un voto tan sagrado
no haciendo en Ella un modelo acabado?
Ella es la Madre exenta,
ya desde el Génesis privilegiada,
ser virgen argumenta
y es por el Ángel loada
porque acepta, como mujer sellada.
Si el Enmanuel fue su Hijo,
si del Espíritu la ideal esposa,
si el Padre la bendijo,
si es la más bella rosa,
¿Dios rompe aquí su flor tan primorosa?
Si al Cielo va la amada
Abrazará a su esposo, siendo fiel.
De San José, honrada,
y en "nada" fue infiel
sino panal pleno de virgen miel.
Fue la anunciada Virgen,
dogma su inmaculada concepción,
Madre de Dios la erigen,
¿y no es de comprensión
que ascienda Virgen en bella Asunción?
Ser madre es cosa bella,
el matrimonio es la canción de amor,
la Virgen es gacela
esposa del Señor,
virgen casada, fruto siempre en flor.
Antes del parto, Virgen,
pariendo fuiste también un milagro,
eres "la siempre Virgen"
cual azucena en mi agro,
Virgen, y Madre de Dios, en el barro.


¿ Cómo vivía María las Bienaventuranzas? Continuará
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Ago 22, 2007 10:24 pm    Asunto: Cómo vivia Maria las Bienaventuranzas
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”. ((Mat.5, 4-10) María no tenía más riqueza que su hijo divino que era un cielo anticipado. Esta riqueza, su mejor y único tesoro, la ha llevado a ser proclamada hasta Reina de los Ángeles y Vaso precioso de la gracia.
“Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra”. María en su humildad y naturalidad, poseía ya en este mundo como hijo, al Verbo, a la Palabra creadora: “todas las cosas fueron hechas por Él. Y sin él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho. En Él estaba la vida. (Ju.1, 3-4). María no podía comprender ni creo lo pensaba que sería Reina de los hombres y de todos los Santos porque con su fe y su humildad, era el compendio sereno y sencillo de todas las virtudes, Madre de la divina gracia. Pero nadie como ella dió cumplimiento al ruego de Jesús: Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón” y por ello ante Santa Isabel decía: “Exulta de júbilo mi espíritu, en Dios mi Salvador porque ha mirado la humildad de su sierva”. Y aún no podría sospechar que nosotros la llamaríamos Madre Amable, Madre Admirable, dulce Estrella de la mañana. Arca de la Alianza.
“Bienaventurados los que lloran porque ello serán consolados”. ¿Quién como María lloraba al pie de la Cruz porque sabía como nadie quien era aquel, su hijo, su Dios crucificado? Allí solo ella sufría con lágrimas la plenitud de la muerte del Hijo de Dios. Y nadie como ella recibió consuelo pleno y profundo después de la resurrección, porque “todo se ha cumplido”. Y por eso la Iglesia la contempla, para nosotros, como el Consuelo de los afligidos porque es el Refugio de los pecadores y Auxilio de los cristianos.
Bienaventurados los que tiene hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos”. El Padre, misteriosamente, había exigido la muerte de su propio Hijo en justa recompensa por los pecados de toda la humanidad, y María deseaba ardientemente la reconciliación del hombre con Dios, era justo y necesario. Ese precio había sido ya pagado, y María, junto al inmenso dolor por la muerte cruel de su hijo y del Hijo de Dios, sentía el gozo de ver cumplida la salvación de los hombres, por ello se le proclama Reina de los mártires, de los fuertes, que se inmolan con esperanza de que su sangre o dolor unidos a los de Cristo, sean semilla de nuevos creyentes porque es Santa María, Santa Madre de Dios, Espejo de Justicia y Trono de Sabiduría, e imitándola en el culto debido en justicia a Dios, decimos con ella unida a Jesús en la cruz: Tengo sed, de que venga a nosotros tu reino de justicia de amor y de paz.
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Nadie como María ha participado más en la misericordia divina, porque nadie como ella ha obtenido tantos dones en su vida y en su alma, no pocos aplicados por el Padre aún antes de la Anunciación y de la Redención, predestinados así desde la eternidad. Y siendo la más agradecida a Dios ella es llamada también Madre de Misericordia porque es Corredentora ante el Padre junto a su Hijo, y por lo méritos de Él, nadie puede obtener más gracias, más misericordia, para los que formamos un solo Cuerpo en Cristo, que nos hace ser hijos de María, y así es, por los méritos de Cristo, Madre de todos los creyentes que nos unimos a su Canto del Magnificat: “su misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen”.
“Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. ¿Quién ha convivido y visto a Dios en Jesús como ella? ¿Quien ha sabido tener un corazón más puro de amor que ella para su Dios y su hijo? ¿Que ha estado más llena de amor materno sabiendo que su hijo era su Dios? ¿Quién puede gozar de mayor plenitud beatífica en el cielo que la Madre Purísima, la Madre Castísima, la Madre Inmaculada, la Madre de la divina gracia?
“Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. La vida de María, aún siendo tan dolorosa su misión de madre del crucificado y despreciado de los hombres, no pudo criatura alguna tener más paz interior que ella, porque a pesar de todas las profecías y su cumplimiento en Jesús, al saber que se estaba dando cumplimiento a la voluntad del Padre, que ese era el camino trazado desde el Génesis para el Salvador y junto a él su madre, María unía a su dolor la esperanza, y jamás perdía su paz interior, sobreponiendo su misión de salvación al dolor que como una espada traspasaría su alma por ser la Madre de Jesucristo, siendo la Virgen Prudentísima, la Madre del buen consejo, la Madre amable y Admirable. Y ella por su natural humildad ante su divina misión, es la única que es proclamada la Hija predilecta del Padre, la Madre del Hijo y la Esposa del Espíritu Santo. Es el tesoro creado más apreciado por el Padre, por el Hijo y por el Espíritu Santo ante todo el universo. Y así es la Virgen Digna de veneración, la Virgen digna de alabanza, la Virgen Poderosa, la Virgen fiel, la Rosa mística, la Casa de oro, la Puerta del cielo y todo por ser la humilde Madre del Creador.
Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia porque suyo es el reino de los cielos”. Jesús, siendo el Cordero inocente llevado al matadero, padece la injusticia que Dios trasforma contra el criterio humano, en fuente de Salvación, de Redención y de Gloria. María como madre, sufre por la justicia humana, al ver a su hijo perseguido, condenado y crucificado. Era ella, entre los que amaban a Jesús, la que más sufría en su alma la persecución de su hijo, que además era el Hijo de Dios y por ello agrandaba infinitamente sus sentimientos. Pero de Jesús sería el Reino de los cielos y ella allí sería proclamada Reina no solo de los Ángeles sino de los Patriarcas, de los profetas, de los Apóstoles, de los confesores, de las vírgenes, de Todos los Santos, Causa de nuestra alegría, porque Dios la eligió siendo una criatura como Vaso espiritual de elección. No es posible llegar a Jesús el que tiene meritos infinitos y una naturaleza Divina, consustancial con el Padre, sin verlo a través de María, su medianera y corredentora entre Dios y los hombres.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Ago 29, 2007 9:31 pm    Asunto: Bendito el fruto de tu vientre
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Bendito el fruto de tu vientre:
Toda nuestra veneración por María es solo admirar la más grandiosa obra del Creador en la tierra y aún en el cielo y es sin duda alguna la que mejor fruto nos dio de Vida pues de ella nació el Esposo de nuestras almas.
A Jesús por María, y así lo ha establecido Dios, dándonos el fruto de su vientre, Jesús, en el que formamos no solo un Cuerpo espiritual sino que ha hecho así a nuestra alma “esposa” del amor de un Divino “Esposo”: Dios en Jesús. Esposo de su Iglesia.
Para simbolizarnos el mayor amor y unión, ya desde el Cantar de los Cantares Dios se muestra como Esposo Divino.
Y como este mundo aún material está hecho para el Hijo y en el Hijo, S. Juan de la Cruz ve en toda la naturaleza la relación divina con Cristo, el Divino Esposo, que nos ha venido como fruto del seno de María.
¿Y qué relación vive y se da en María como alma creada y esposa de Dios? No es fácil describirla. Intentemos unos rasgos insuficientes, y que cada uno los amplíe según la relación que sienta en su propia alma como esposa de Cristo.

Cántico Espiritual de las Canciones entre el esposo y la esposa de S. Juan de la Cruz.
¿A donde te escondiste, / amado, y me dejaste con gemido? / Como el ciervo huiste, / habiéndome herido, / salí tras ti, clamando, y eras ido.

“El alma enamorada del Verbo Hijo de Dios su Esposo, deseando unirse con él por clara y esencial visión, propone sus ansias de amor, querellándose a él de la ausencia, mayormente que estando ella herida de su amor, por el cual ha salido de todas las cosas y de sí misma, todavía haya de padecer la ausencia de su amado, no desalentándola ya de la carne mortal, para poder gozar en gloria de eternidad”
¿Quién mejor que María ansiaba gozar en gloria de eternidad la divinidad de su hijo por el cual ha salido de todas las cosas y de sí misma?
De su seno nos vino la vida, pero ella viéndole de cerca como hombre, ¿que ansias sentía de ver a su hijo en gloria de eternidad?
"¿A donde te escondiste"
“En el seno del Padre, que es la esencia divina, la cual es ajena y escondida de todo ojo mortal y de todo entendimiento”. Y así “ni la presencia sensible es más testimonio de su presencia” gloriosa.
“El Verbo, juntamente con el Padre y el Espíritu Santo, está esencialmente en el íntimo centro del alma escondido”.
Pero aún para María, estando la Trinidad en ella escondida, no la gozaba cara a cara…aunque entrase “en sumo recogimiento dentro de sí misma, comunicándose allí con Dios en amoroso y afectuoso trato” ni aún así podía “gozar en gloria de eternidad” la divinidad de su hijo.
“amado, y me dejaste con gemido?"
“Cuando Dios es amado de veras, con gran facilidad oye los ruegos de su amante”.
María es la que más ha amado a Dios y si ella ansiaba su reino, él la hace en su gloria Reina de cielos y tierra para nuestro bien y consuelo.
Pero en esta vida “la ausencia del amado es un continuo gemido en el corazón del amante”, y ella no solo en el Calvario sentía “el abandono de Dios” como Cristo, sino que su vida fue una espada de dolor que atravesaba su corazón, sabiendo cuanto su destino le tenía reservado y siempre podía decir; Te encarnaste en mí, “y me dejaste con gemido”.
“Como el ciervo huiste”
“Y esto por la presteza de esconderse y mostrarse cual suele hacer el amado con las visitas que hace a las almas y los desvíos y ausencias que las hace sentir”.
María es visitada por un Ángel, pero debe huir a Egipto, es consolada por el anciano Simeón pero pierde al niño en el Templo, vive oculta pero consigue el primer milagro de Jesús, está ausente en los grandes triunfos de la vida pública de Jesús pero está al pie de la cruz, y por ello dice
“Habiéndome herido”
“Dios suele hacer unos encendidos toques de amor, que a manera de saeta de fuego hieren y traspasan al alma y la dejan toda cauterizada con fuego de amor”. María como nadie tuvo esos encendidos toques de amor.
En María, las llamadas heridas de amor “inflaman estas tanto la voluntad en afición, que se está el alma abrasando en fuego y llama de amor.” Y así María, alma herida no solo de amor sino de dolor, repetiría constantemente: Padre si es posible pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, divino Esposo, sino la tuya.
“Salí tras de ti, clamando, y eras ido”.
“Y es de saber que este salir se entiende de dos maneras: una, saliendo de todas las cosas…la otra, saliendo de si misma por olvido y descuido de sí…en amor de Dios”
¿Quién como María usaba de las cosas de este mundo solo para servir a Dios? Quien como María se olvidaba de sí para estar día y noche pendiente de su Dios? Quien como María, en su vida dolorosa, podía clamar: Y eras ido?
Como la esposa del cantar podía decir: “levantarme he y rodearé la ciudad; por los arrabales y las plazas buscaré al que ama mi alma”.
Aún antes de la Encarnación, María en su vida diaria, no estaba libre del dolor y las tribulaciones normales, y desde su uso de razón tenía solo a Dios por tesoro y consuelo. Y así como dice S. Juan de la Cruz: “ como por resquicios se les muestra un inmenso bien, y no se le concede: así es inefable la pena y el tormento” pues ella ansiaba verse libre de la carne mortal para poder gozar de su amado en gloria de eternidad.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Sep 05, 2007 9:32 pm    Asunto: Cántico espiritual
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

El alma de María como esposa de Dios.

2,- En María sus afectos y deseos estaban carentes de inclinación al pecado, a cualquier concupiscencia, era la “Singularísima” esposa de Dios. Estaba adornada por el esposo como la esposa del Cantar de los Cantares de mil gracias derramadas: “que hermosa eres, amor mío, que hermosa eres. Tus ojos de paloma a través de tu velo. Tu melena cual rebaño de cabras ondulante por las pendientes de Galaad. Tus dientes cual rebaño de ovejas esquiladas que regresan del baño”. En esta interpretación alegórica se distinguió San Juan de la Cruz, que al igual que el Cantar, bebiéndolo de él, convierte a los pastores, al ciervo, a las riberas, a las flores, a las fieras, a los bosques y espesuras en alegorías para mutuas alabanzas entre el esposo y la esposa. Juan de la Cruz aún siendo místico, y tal vez por ello, describe cómo el alma ve a su amado en cada cosa creada. Para llegar a Dios lo ve en todo cuanto es naturaleza, porque la creación es el libro del amor de Dios donde está un alfabeto divino para nuestra lectura.
Y así prosigue su Cantar:
Pastores, los que fuerdes, / Allá, por la majadas, al otero, / Si por ventura vierdes / Aquel que yo más quiero / decidle que adolezco, peno y muero.
San Juan llama pastores “a los afectos y deseos, porque ellos apacientan al alma de bienes espirituales.” Pero “los que de puro amor saliéderes porque no todos van, sino los que salen del fiel amor”. En María desde su concepción en el seno de Ana ya tenía más gracias que todas la criaturas puedan recibir. Sus afectos y deseos no solo como Madre de Dios, sino como alma predestinada a tanta grandeza en tan suma santidad, eran salidos del fiel amor, fidelísimo amor. Ella tenía más amor a Dios que todas las demás criaturas juntas puedan tener en la historia de la humanidad. Esos afectos y deseos son después de los de Cristo, la suma perfección, usados exclusivamente para apacentar en su alma todos los posibles bienes espirituales.
“Allá, por las majadas” -“Llama majadas a los coros de los Ángeles por los cuales de coro en coro van nuestros gemidos y oraciones a Dios”. “Los Ángeles no solo llevan a Dios nuestros recaudos, sino también traen los de Dios”.
Desde el Antiguo Testamento Dios trae mensajes a través de Ángeles, de Patriarcas y Profetas. Abraham fue el elegido para ser padre generacional de la fe de un pueblo, y así confirma su fe al creer que será padre en la ancianidad suya y de su esposa Sara.
María es hija de esa fe del pueblo elegido, y medita en su corazón las promesas y mensajes del Dios de Abraham y, cuando el Ángel le anuncia que va a ser madre del Mesías anunciado y esperado, cree que lo será solo por un milagro de Dios. El acto de fe de María es el compendio del Antiguo Testamento y el comienzo de la Nueva Alianza.
Son numerosos los pasajes desde el Génesis en que los Ángeles hablan a los hombres en nombre de Dios. Y esos Ángeles dan su respuesta a Dios de cómo los hombres han recibido el mensaje divino, llevando al alto “otero” también, porque “Dios es la suma alteza”, la respuesta o un mensaje de oración de los hombres.
Por ello en la Encarnación Dios habla mediante un Ángel, y este lleva a Dios la aceptación de María porque era su mensajero.
Los Ángeles actúan directamente o revestidos de acontecimientos, personas o signos, pero siguen siendo enviados así por Dios. “como buenos pastores de dulces inspiraciones y comunicaciones, por cuyo medio también Dios las hace”. “Y ellos nos amparan de los lobos, que son los demonios”, que su mayor éxito consiste en hacernos creer que no existen.
María tenía aplastada a la serpiente con el peso de su grandeza de la llena de Gracia por ser la Madre de Dios, porque la que iba a ser Madre del Verbo no podía haber tenido el menor dominio del demonio

Continuará
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Sep 12, 2007 10:24 pm    Asunto: Cantico espiritual. El alma de María esposa de Dios
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“Si por ventura vierdes”
-“Es verdad que Dios todo lo sabe y entiende” pero “entonces se dice ver nuestras necesidades, u oírlas, cuando las remedia”, es decir, “si ha llegado el tiempo y sazón en que mis deseos y peticiones hayan llegado a que los vea para cumplirlos”, y para ello es bueno usar de intercesores ante Dios. Ya el mismo Jesús nos enseña el valor de la intercesión curando al hijo del centurión por los ruegos y la fe de este. Pero nadie como María es la mejor Medianera entre Dios y nosotros como lo manifiesta en las bodas de Caná y lo confirma la devoción de todo el pueblo cristiano invocándola. Ella es nuestro mejor Ángel Mensajero.
Ella, en sus oraciones sobre todo antes de la Encarnación, ¿no se afianzaba y usaba el nombre, las palabras y las promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob que ya estaban viendo a Dios en gloria de eternidad? ¿No eran también sus ángeles, sus intermediarios?

“aquel que yo más amo”
-¿Quien como María puede amar a Dios, si está en su propio hijo? Cristo es su hijo, carne de su carne y fruto de sus entrañas... Este Dios es mi niño, (decía Sartre, en Boriana, aunque era ateo). Esta carne divina es mi carne. Está hecho de mí. Tiene mis ojos y la forma de su boca es la de la mía. Se parece a mí. Es Dios y se parece a mí” “Dios en mi hijo, y al darle su pecho, su leche se convertirá en sangre de Dios...” “Ninguna mujer ha disfrutado así de su Dios, para ella sola. Un Dios muy pequeñito al que puede estrechar entre los brazos y cubrir de besos. Un Dios calentito que sonríe y que respira”.
Y ella, a pesar de saberlo, vive con la humildad de la sierva del Señor. Pero la esclava será proclamada Reina, la que más amó y sirvió a su Señor en vida oculta y silenciosa recibiría por su humildad el premio que corresponde a la Madre de Dios en el Reino Divino de su Hijo. Allí fue recibida en su Asunción por la Santísima Trinidad, por los Patriarcas, por los Profetas, por miríadas de Ángeles y Justos en un gozo y alegría solo inferior a la Ascensión del Enviado por el Padre.

“Decidle que adolesco, peno y muero”.-
“Vivo sin vivir en mi, porque tan alta vida espero, que muero porque no muero” de amor, decía Teresa de Jesús. ¿Acaso esta santa andarina amaba y deseaba unirse a Dios en plena gloria de eternidad más que María?
“El alma que de veras ama, ordinariamente en el sentimiento de la ausencia de Dios, padece de estas tres maneras dichas, según las tres potencias del alma, que son entendimiento, voluntad y memoria, Acerca del entendimiento adolece porque no ve a Dios, que es la salud del entendimiento. Acerca de la voluntad pena, porque carece de la posesión de Dios, que es el descanso, refrigerio y deleite de la voluntad. Acerca de la memoria, muere, porque acordándose que carece de todos los bienes del entendimiento, que es ver a Dios, y de todos los deleites de la voluntad, que es poseerle”, es como decirle al amado “adolesco, y él solo es mi salud, que me de mi salud, y pues peno y él solo es mi descanso, que me de mi descanso, y pues muero y él solo es mi vida, que me de mi vida”
María en su entendimiento adolece porque aún no ve a Dios su amado en la plenitud de su gloria, lo ve por un resquicio en su hijo; en su voluntad pena porque aún no tiene una plena posesión beatífica de Dios; en su memoria muere porque no tiene aún el bien del entendimiento que es ver a Dios directamente, ni los deleites de la voluntad que es poseerle en la plenitud de su gloria.
Nadie como María, aún estando tan elevadísima en su santidad durante su vida terrena, podía desear más que ella estar unida ya a Dios, como alma creada, como Madre del Verbo, como predilecta del Padre y Esposa del Espíritu Santo.
Pero toda esta llama de amor, unida a su humildad, no la hacía considerarse más que la “sierva del Señor”, que ha mirado la nada, por sí, de su esclava, porque ella reconoce que todo cuanto hay en su alma son solo dones del amor de su esposo divino.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Sep 19, 2007 10:19 pm    Asunto: Buscando mis amores
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“Buscando mis amores, / iré por esos montes y riberas, / no cogeré la florees, / ni temeré las fieras, / y pasaré los fuertes y fronteras.”
“Buscando mis amores”-¿Qué sentiría Maria al recibir a Jesús Eucaristía de mano de los Apóstoles después de haber muerto Jesús?
Antes, mientras le tuvo en su seno, ella era el único Sagrario viviente. Después del nacimiento le acarició con sus dedos y lo besó con amor indescriptible, pero muerto, aunque resucitado, no estaba en ella también con su naturaleza humana.
San J. de la Cruz comenta: “No solo basta al alma orar y desear, y ayudarse de terceros para hablar al amado, como lo ha hecho en las precedentes canciones, sino que junto con ella misma se ponga por la obra a le buscar”.
¿Cómo Maria buscaba la unión con su Dios en Jesús después de resucitado? ¿Dónde estaba su hijo, carne de su carne, para poder abrazarle de nuevo?
¿Cómo la llama de amor podía tener su más esplendida realidad en ella? Solo en el Pan divino: tomad y comed esto es mi Cuerpo, Tomad y bebed, esta es mi Sangre.
Si el alma, esposa de Cristo, lo encuentra en la Eucaristía para gozar junto al amado, ¿cómo María recibiría este Pan al que ella misma había dado su harina?
El Esposo divino del alma de María la ha unido tanto así, que de ella, en este Sacramento Eucarístico, recibimos algo de María: la naturaleza humana de Jesús que es mariana, haciéndonos uno en el mismo Pan, asumida nuestra naturaleza por el Verbo, y uno en el Hijo también de Dios, y así lo declara Pablo: “porque aquellos que de antemano conoció, también los predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito de muchos hermanos” ( Rom. 6-19). Somos hermanos de Cristo e hijos de Dios en el hijo de María, y con esta relación nos obliga el Divino Esposo a llamar a María, Madre nuestra.
El Padre no puede ver a Jesús sin María, nosotros nos podemos unirnos a Jesús sin María. Nuestro amor y el de María es el mismo: su hijo, Dios y hermano nuestro.
“Iré por esos montes y riberas”- “A las virtudes llama montes: lo uno, por la alteza de ellas; lo otro, por la dificultad y trabajo que se pasa en subir a ellas, ejercitando la vida contemplativa”. “buscando a mi amado iré poniendo por obra las virtudes altas, y humillándome en las mortificaciones y cosas bajas…”
De cómo María ejercitó todas las virtudes, ya hemos comentado algo sobre ellas anteriormente, pero siendo ella nuestro modelo en la imitación de Cristo solo nos queda reconocer, que no todos hemos recibido de Dios tanta Gracia para poder llegar a tan alta perfección, pero que en la contemplación, hecha metáfora la naturaleza, encontramos el Camino para alcanzar alguna subida a esos “montes”.
Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto, decía Jesús. ¿Hasta donde podemos llegar? Nunca hasta donde llegó María, no nos es posible, pero sí intentar renacer de nuevo cada día mediante la ayuda de los dones del Espíritu Santo, tomados del tesoro de Cristo.
Los cristianos hoy en dia, ¿queremos ser perfectos? ¿El ambiente ayuda como en otros tiempos al servicio de Dios? No ayuda, pero Cristo es el molde y es un aparente fracasado y solitario crucificado, pero ahí está la vida, vida triunfante en resurrección de fe.
Por mucho que el alma se encuentre como en solitario, ha de saber que no “bastarán a detenerla e impedirla este camino todas las fuerzas y asechanzas de los tres enemigos: mundo, demonio y carne”. Aunque lo que más suframos sea el llamado “silencio de Dios” del que el mismo Cristo en la cruz se lamenta amorosamente al Padre. Pero aprended de mí. Yo estoy así para que sepáis que yo soy vuestra realidad y en ella Yo soy la Vida. Tomad todos y bebed de mi cáliz porque es la Nueva Alianza, que para los que quieran, será el fin del reino de satanás.
María nuestro modelo, ¿no tenía noches oscuras en su alma? Las tuvo hasta el mismo Cristo en el huerto y en la Cruz, pero ella a imitación de Jesús, con fe sin límites, aceptaba el dolor y los fracasos diciendo: No se haga mi voluntad sino la tuya, es la fe, y aquí está el gozo íntimo que no comprende el mundo. Porque Dios escribe derecho aún con renglones torcidos Esa es otra lección que no podemos olvidar. ¿Queremos nosotros que nuestro camino sea solo el del Monte Tabor y que esté alfombrado solo de pétalos de rosas, siempre en entrada triunfal?
Nuestra fe es “creer” viendo o…sin ver. Y es lo que hoy falta al mundo, pero no son pocos los bienaventurados que “creen” de verdad.
“Ni temeré las fieras y pasaré los fuertes y fronteras”- “Por las fieras entiende el mundo, por los fuertes el demonio, y por la fronteras, la carne”.
Jesús en el desierto es sometido mediante satanás a la tentación de dejarse llevar por la vanidad, los aplausos del mundo y la debilidad de la carne ante el ayuno. “Sus tentaciones y astucias (las de satanás) son más fuertes y duras de vencer y más dificultosas de entender que las del mundo y carne” dice S. Juan de la Cruz.
¿Y, María? ¿Si Jesús, el Verbo, Dios, es tentado en su naturaleza humana, no pudo serlo también María? ¿Si María no hubiese tenido que superar a las “fieras”, habría podido pasar los “fuertes y fronteras” de estos enemigos del alma? ¿Habría obtenido mérito sin esfuerzo alguno por su parte, sin colaborar personalmente en el mismo grado de las Gracias recibidas?
¿Cristo sí padece hambre, sed, odios y crucifixión, y María no tuvo que luchar contra los banidades del mundo, las necesidades normales de mantener su cuerpo, y soportar con suma paciencia hasta la muerte de sus padres y seres queridos, de S. José y de su hijo? ¿En todas estas circunstancias Satanás no intentaba, hasta donde podía llegar, inducirla a la desconfianza de Dios? “Yo pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el tuyo, él te aplastará la cabeza y tu solo tocarás su calcañar” (Gens. 3, 15). No lo morderá la serpiente, pero si lo intentará.
¿Satanás, viendo a María Inmaculada, nada intentaba para desbaratar aquella obra tan divina, cuando lo ha intentado nada menos que con el mismo Hijo de Dios hecho hombre?
María en su camino tenía que hacer como toda alma enamorada de Dios. “buscar a su amado, el cual, en suma, es tal: constancia y valor para no bajarse a coger las flores y ánimo para no temer las fieras, y fortaleza para pasar los fuertes y fronteras, solo entendiendo en ir por los montes y riberas de virtudes”, que le obligaban aunque llena de Gracia, a renuncias constantes para mantenerse y vencer como Jesús en el desierto, a los enemigos del alma. María no sería modelo si no hubiese tenido que poner nada por su parte correspondiendo a las gracias recibidas. Inmaculada, pero con el laborioso buscar y agradar siempre a su amado: Dios.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Sep 26, 2007 7:18 pm    Asunto: ¡Oh bosques y espesuras!
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

¡Oh bosques y espesuras, / plantadas por las manos del amado! / ¡Oh prado de verduras, / de flores esmaltado, / decid si por vosotros ha pasado!
Juan de la Cruz “llama bosques a los elementos que son tierra, agua, aire y fuego” porque así como amenísimos bosques, estan poblados de espesas criaturas a las cuales aquí llama espesuras por el gran número y muchas diferencias que hay de ellas en cada elemento”.
Es admirable que para subir a Dios use el alma las escaleras de las cosas creadas. La contemplación del místico, aquí en Juan de la Cruz, no se basa en lo que no ve, sino que en la tierra ve “innumerables animales y plantas, en el agua innumerables diferencias de peces, y en el aire mucha diversidad de aves; y el elemento del fuego, que concurre en todos para la animación y conservación”. “Y, a la verdad, así lo mandó Dios en la creación de ellos”
El alma enamorada, ve en ellas los ojos del amado en los dulces guiños de los luceros , su labios en los pétalos de las flores, su manto en el azul de los océanos, sus caricias en la brisa del amanecer, un regalo de perlas en las gotas de rocío, su voz en el movimiento de los ríos y nacimiento de las aguas, su esbelta belleza en las cumbres nevadas, sus silencios en la sombra de las alamedas y así en todos y cada uno de los elementos, ve aquel por el que suspira su alma.
Pero ¿quien mejor que María puede admirar la inmensa belleza de la creación si junto a ella está el Verbo divino, sabiendo que todas las cosas han sido “plantadas por las manos del amado” no por manos ajenas?
¡Oh prados de verduras! Aquí se está refiriéndose al cielo cuyos elementos “ni fenecen ni se marchitan con el tiempo” y que también está de “flores esmaltado” “por las cuales flores (el alma) entiende los ángeles y almas justas, con las que está adornado aquel lugar”.
El alma iluminada de fe, ante tanta variedad de creación, encontrando tanta belleza y armonía, pregunta para gozar de su respuesta, "¡decid si por vosotros ha pasado!" Porque yo os veo revestidos de su hermosura.
Si S. Juan Evangelista nos dice del Verbo “Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho”. ¿Acaso María era menos contemplativa que Juan de la Cruz y que Juan Evangelista? ¿Qué sentiría Maria ante su hijo?
¿Si cualquier alma como Juan de la Cruz, para subir a Dios lo ve en los bosques, en los prados, en las aguas y en las estrellas, María no superaría a todos sabiendo que “en el principio existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios” y Dios era su hijo que asume nuestra naturaleza para engalanarla, además de las bellezas naturales, también con los dones y bellezas divinas que no se marchitarán ni fenecerán con el tiempo?
¿Quién como ella saborearía esta riqueza espiritual en su corazón, con la mayor naturalidad del alma totalmente enamorada de Dios?
¿No conocía María el Cantar de los Cantares, el Libro de la Sabiduría y el de los Proverbios? “Nada se puede quitar ni añadir a las maravillosas obras de Dios”, dice la Escritura.
“Retumbe el mar y todo lo que encierra, el mundo y todos sus habitantes; que todos los ríos batan palmas y con ello las montañas griten de alegría delante del Señor”. (Sal. Noventa y ocho- 7)
Porque
---
Todo por amor lo hizo tu dedo,
porque no hay nada fuera de tí
que te obligara a hacerlo, la nada a nada obliga,
lo hiciste porque quisiste,
y el "querer" es esencia del amor bueno.

Los maestrillos de mercadillo
conocedores de cosas limitadas,
un Dios Creador, sabio y redentor, no admiten.
Un Dios que se recrea en su obra
de viento melódico, brisa o tornado,
de materia, seres vivientes, hierbas, fuego y agua.
Un Dios que se complace en el infinito espacio,
escenario para su "obra" en expansivo creada,
por él ordenada y, por el hombre contemplada...

Pues los maestrillos de mercadillo
que en reunión de taberna congresual,
a ese Dios Creador, su discípulo hagan,
y que de ellos aprenda la Sabiduría Increada.

¿Qué maravilloso equilibrio
de ciencia, sabiduría y, juego divino y humano,
ha establecido el creador
entre él, la libertad,
la vida, el dolor y el amor.

Asómate a mi postigo, que aún no me has dicho
tu última misteriosa palabra.

Madre, enséñame a mirar el sol, la luna, las estrellas, las plantas y las flores con el sentido de amor que tú tan sencillamente las contemplabas en tu hijo, mi hermano, “sin el que no se hizo nada”.
Ven a iluminar mi alma como a ti fue el Ángel para que pueda saborear estas palabras del Libro de Los Proverbios: “El Señor con sabiduría ha fundado la tierra, ha establecido los cielos con inteligencia. Con su ciencia fueron escavados los abismos y las nubes destilan el rocío”. (Prov. 3, 19)
Dame Madre tus ojos
para que siempre como tu, yo vea
al postrarme de hinojos,
al buen Dios , que tu hijo era,
siendo tus ojos Madre, mi verde vereda.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Oct 03, 2007 10:36 pm    Asunto: Mil gtacias derramando
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Mil gracias derramando, / pasó por estos sotos con presura, / y yéndolos mirando, / con solo su figura / vestidos los dejó de su hermosura.
“Si nada se hizo sin Él”, es natural que, como todo artífice dejara en su obra algo suyo: su idea y, esta nacida de su mente que la proyecta a una realidad, y por ello dice Juan de la Cruz: “Dios crió todas las cosas con gran facilidad y brevedad, y en ellas dejó su rastro de quién él era”.
Rastro que nos conduce a Dios desde un microbio hasta más allá de los límites del Cosmos.
Dios no podía repetirse a sí mismo, y se mostró visible en imágenes y símbolos, engarzando en cada obra suya algo de su esencia. Dios para ensancharse a sí mismo no tuvo más remedio que crear la materia, limitada, pero cual infinita para nuestra mente, y en ella, -la vida-, y esta es el don divino más sublime porque es vivificante de lo que es por sí, inerme y en polvo revierte.
Cualquier artífice nos habla a través de su obra, nos envía un mensaje, y así la creación es el primer mensaje-lenguaje de Dios. El primer gran libro en el que el Padre permite al Hijo ser la Palabra creadora que se queda en toda su obra, “no solo dándole el ser de nada, más aún dotándolas de innumerables gracias y virtudes, hermoseándolas con admirable orden y dependencia” derramando en ellas mil gracias que son las criaturas innumerables que todas llevan su sello, su estilo, algo de él mismo. El espíritu era llevado sobre las aguas como dice el Génesis.
María era una de esas criaturas, que por ser la más privilegiada era la que más sabía leer ese libro escrito por la Palabra, ahora hecho hijo suyo. Ninguna criatura como ella conocía a su autor. Y cual no sería su estupor humilde al tener que enseñar a hablar a su niño que en su persona era la Palabra de Dios anidada y oculta en el aquel cuerpecito. Sus sentimientos místicos a través de la naturaleza de su hijo, que era el compendio de toda la creación, no son descriptibles. En Jesús y de Jesús estaba y emanó todo el universo. La Palabra era Dios y María lo sabía.
“Pasó por estos sotos con presura”
“Y dice que pasó, porque las criaturas son como un rastro del paso de Dios, por el cual se rastrea su grandeza, potencia y sabiduría y otras virtudes divinas”.
Dios es un misterio en su esencia divina, de otra forma no sería Dios. Pero no lo es en su relación con la existencia, de ahí la búsqueda a través de los siglos de Dios aún en los dioses. “Si descubrimos una teoría completa (de todo)…todos, filósofos, científicos y la gente normal podremos tomar parte en la discusión de por qué existe el mundo (dice Stephen Hawking, agnóstico)
El hombre va descubriendo poco a poco la obra espectacular cósmica, pero la razón no deja de preguntarse sobre su autor, su por qué y su finalidad.
María sin duda meditaba sobre las palabras del salmo 145,5, “Feliz aquel que en el Dios de Jacob tiene su apoyo, y su esperanza en Yavé, su Dios, el que hizo los cielos y la tierra y el mar y todo cuanto abarcan”. Del mismo modo meditaba con deleite espiritual el Libro de la Sabiduría, 13,5, “Por la grandeza y hermosura de las criaturas, se deja ver, por analogía, su Hacedor”. Y ella como la esposa enamorada de su amado como en el Cántico espiritual de Juan de la Cruz, era la que más, en “las criaturas rastrea su grandeza, potencia y sabiduría” del rastro de Dios a su paso.
Pasó con presura “porque las criaturas son las obras menores de Dios, que las hizo como de paso; porque las mayores, en que más se mostró, y en que él más reparaba, eran la de la Encarnación del Verbo y misterios de la fe cristiana”, por ello María entona el Magnificat: “Mi alma glorifica al Señor….desde ahora ma llamarán dichosa todas las generaciones, porque el todopoderoso ha hecho conmigo cosas grandes”. Tan grandes que en ella no solo dejó su rastro sino que se Encarna en ella y ahora es Dios quien se viste de carne y busca para ello a María y, el Padre para encontrar a su hijo entre los hombres rastrea en la naturaleza humana y lo encuentra en María.
“Y yéndolos mirando / con solo su figura / vestidos los dejó de hermosura.”
Las cosas Dios las hizo “acabadas y perfectas según se dice en el Génesis por estas palabras: Miró Dios todas las cosas que había hecho y eran mucho buenas”. ”El mirarlas mucho buenas era hacerlas mucho buenas en el Verbo su Hijo”, “Según dice San Pablo el Hijo de Dios es resplandor de su gloria y figura de su sustancia” “ Más también con sola esa figura de su Hijo las dejó vestidas de hermosura, comunicándoles el ser sobrenatural, lo cual fue cuando se hizo hombre, ensalzándole en hermosura de Dios, y a todas las criaturas en él, por haberse unido con la naturaleza de todas ellas en el hombre”.
Cristo es la síntesis de toda belleza en la naturaleza “ensalzada en hermosura de Dios” ¡Cómo se pierden esta felicidad real, los que se hacen voluntariamente ciegos!
María conocía muy bien las Escrituras, y a través de ella se daba el cumplimiento de las mismas, por ello debía tener muy en su alma estas palabras atribuidas a la Sabiduría en Los Proverbios en su Cap. Ocho, y ss.): “Desde la eternidad fui constituida…cuando el abismo no existía…cuando no había fuentes, ricas en agua…antes que los montes…cuando aún no había hecho la tierra y los campos ni los elementos del polvo del mundo…cuando estableció los cielos…cuando trazó un circulo sobre la faz del abismo…cuando condensó las nubes…cuando fijó las fuentes del abismo…cuando asignó su límite al mar…cuando echó los cimientos de la tierra… Yo estaba a su lado como arquitecto…dichosos los que siguen mis caminos…dichoso el hombre que me escucha…pero el que me ofende, se daña a sí mismo; todos los que me odian a mí, aman la muerte”.
“Dichosos los que siguen sus caminos.”. La Sabiduría, ¿a quien mejor que a María llamará dichosa porque sigue sus caminos, cuando ella ve el rastro de Dios en todas las cosas, su camino visible hacia el amado, y en Jesús se da el compendio de toda la Sabiduría de Dios, y Jesús es su hijo a quien ella enseña otros caminos para andar, hablar, comer y convivir? El mundo interior de María es el más sublime, admirable e inalcanzable de los mundos del espíritu. Ella adora a Dios y Dios en su hijo escucha y obedece a su madre.
Nada hay más sublime que este dialogo de María con Dios, viendo en la naturaleza de su hijo no solo al Autor, sino el compendio de toda la belleza de los mares con sus múltiples especies, de los valles con sus prados, aves, fuentes y ríos y de las estrellas con sus chispeante y silencioso mensaje, porque a todo lo dejó vestido de su hermosura.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Oct 10, 2007 9:54 pm    Asunto: ¿Ay, quien podrá sanarme!
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Si prosigo con estos comentarios del Cántico espiritual de S. Juan de la Cruz, que siempre entrecomillo en su cita, es porque hay un nutrido grupo de lectores que cada semana abren este tema. Espero que exponiendo mi simple pensar y queriéndolo a mi modo también sentir ante la lectura de tan sublime Cántico, los que lo lean, si lo hacen como meditación, puedan ampliar, lo más importante, sus sentimientos espirituales íntimos.
Gracias a mis amigos anónimos.
Canción VI
“¡Ay, quien podrá sanarme! / Acaba de entregarte ya de vero, / no quieras enviarme / de hoy ya mensajero, / que no saben decirme lo que quiero”.
“Como las criaturas dieron al alma señas de su amado, mostrándole en sí rastro de su hermosura y excelencia, aumentósele el amor, y por consiguiente crecióle el dolor de la ausencia” y por ello dice:
“¡Ay, quien podrá sanarme”
Porque sabe que el Cosmos, la vida, la perfección y dependencia de todas las criaturas , como la flor y el fruto, son obras del amado, pero son como las pajas y plumas del nido, y el alma ansía y se alegra con la contemplación del Ruiseñor. El nido es el rastro, pero en él, no de él, emana la vida y la belleza del canto y el dulce amor.
Por ello el alma sabe que “entre todos los deleites del mundo y contentamientos de los sentidos y gustos y suavidad del espíritu, cierto nada podrá sanarme, nada podrá satisfacerme”.
Para María, la humanidad de Jesús es el nido, lo que ella ve, aunque sabe que dentro está la Sabiduría, el Amor, pero no lo contemplan en sí sus ojos y en su espíritu clama:
“acaba de entregarte ya de vero”.
Para toda alma enamorada “todas las demás cosas no solamente no la satisfacen, más antes, como habemos dicho la hacen crecer el hambre y apetito de verle a él como es.” “Porque todo lo que de Dios se puede conocer, por mucho que sea, no es conocimiento de vero, porque es conocimiento en parte”. Los mensajeros “bien sabes tú, esposo mío, que aumentan el dolor, lo uno porque renuevan la llaga con la noticia que dan; lo otro, porque parecen dilaciones de la venida”. “Andas dando de ti a mi alma por partes, acaba de darlo del todo”.
Todos cuantos amamos a Dios y esperamos la vida plena y eterna en él, viéndole cara a cara, sentimos y vivimos de muy diversas formas y grados estos sentimientos. Todo creyente, con amor, es por naturaleza un místico, un contemplativo, que vive por la fe, la esperanza. Y por ello cuando sientes devoción íntima, gozo espiritual, paz interior y amor, estás en el plano místico que es unión inefable del hombre con Dios mediante el conocimiento y el amor, aunque también, en un plano más elevado sea un perfecto conocimiento de Dios que se obtiene por ignorancia en virtud de una incomprensible unión, que se alcanza cuando el alma, dejando toda cosa y olvidándose de sí misma se une a la claridad de la gloria divina.
¿Acaso María cumpliendo su misión junto a Jesús, no sentiría en su alma estos versos de Juan de la Cruz?: Vivo sin vivir en mí, / y de tal manera espero, / que muero porque no muero”?
Los Santos lo han sentido así profundamente, pero todos somos santos de Dios si le tenemos a Él como nuestro mayor tesoro. Este es el lenguaje íntimo de la fe de cualquier alma que ama a Dios: “Entrégate, pues, ya de vero, dándote todo al todo de mi alma, porque toda ella te tenga a ti todo, y no quieras enviarme más mensajero”.
“que no saben decirme lo que quiero”
“En lugar, pues, de estos mensajes, tú mismo seas el mensajero y los mensajes”. ¿Quién como María podía gozar de haber recibido al mensajero y los mensajes? Pero ¿acaso nosotros no lo estamos recibiendo también? Todos los recibimos por partes, aunque en María ha hecho en ella grandes maravillas, pero ella y nosotros podemos decir: “acaba de darlo del todo”. María que es la que más ha imitado a su hijo, es nuestro modelo, nuestra Maestra, nuestra Guía espiritual en esa imitación de Cristo, el Maestro para ella y nosotros, y así llegar a la eternidad en gloria divina del Reino de su hijo a la que aspiraba con ansias del amor más pleno.
Muy pocas veces ha hablado María en los Evangelios. Pero en un solo consejo suyo está compendiada la interpretación de lo que es la santidad y la Sabiduría del Mensaje del Hijo de Dios. “Haced lo que él os diga”. En aquellas tinajas vacías está representada la nada que La Palabra llenó de criaturas, y ahora, bajo la petición de María, aquí, su hijo con su palabra, ordena llenarlas de agua, símbolo de vida, dones naturales, pero sin Vida Divina participada, y él lo transforma en el mejor vino, simbolizando el agua y el vino de su cáliz que para el que lo beba en sus propias bodas, en su propio banquete de bodas de él con el alma, será como una fuente de aguas vivas que salta hasta la vida eterna.
Y esto es real para cualquier creyente con amor, comenzado en el banquete Eucarístico para prolongarlo en el banquete de la gloria Divina.
María es el camino necesario para llegar a Jesús y decirle: “acaba de entregarte ya de vero” en la plenitud de tu Reino.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Mostrar mensajes de anteriores:   
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Sacerdotes Todas las horas son GMT
Ir a página 1, 2, 3  Siguiente
Página 1 de 3

 
Cambiar a:  
Puede publicar nuevos temas en este foro
No puede responder a temas en este foro
No puede editar sus mensajes en este foro
No puede borrar sus mensajes en este foro
No puede votar en encuestas en este foro


Powered by phpBB © 2001, 2007 phpBB Group
© 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados