zaqueo Esporádico
Registrado: 21 Oct 2006 Mensajes: 60
|
Publicado:
Sab Sep 15, 2007 10:22 pm Asunto:
XXIV DOMINGO T. ORDINARIO (C)
Tema: XXIV DOMINGO T. ORDINARIO (C) |
|
|
XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO ©
16 DE SEPTIEMBRE DE 2007.
EL DIOS DE LOS PERDIDOS
*PRIMERA LECTURA: ÉZODO 32, 7-11. 13-14:
*SALMO 50: Me pondré en camino adonde está mi padre.
Misericordia, Dio mío,
por tu bondad,
por tu inmensa
compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
*SEGUNDA LECTURA: TIMOTEO 1, 12-17:
*LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN S. LUCAS 15, 1-32,
-EVANGELIO: En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: “Ese acoge a los pecadores y come con ellos”. Jesús les dijo esta parabola:” Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, al llegar a casa, reune a los amigos y a los vecinos para decirles: “!Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido. Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por uno solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reune a las amigas y a las vecinas para decirles: “!Felicitadme!, he encontrado la moneda que se mehabía perdido”. Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta”.
También les dijo: “Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”.
El padre les repartió los bienes. No mucho días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto insistió a un habitamnte de aquel país que los mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de saciarse de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti: ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno más de tus jornaleros.
Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus criados: Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo: ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el mejor ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado. Y empezaron el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él le replicó a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me ha dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cabado”. El padre le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado”.
COMENTARIO: Las tres parábolas, llamadas de la misericordia, ilustran bien la oferta gratuita del perdón de Dios y al mismo tiepo el proceso de conversión del hombre. En las tres el pecador es reprentado como una situación de perdición, ya sea de la oveja, de la moneda o de un hijo. Sin duda el que se da más trabajo por recuperar lo perdido es el pastor, la mujer o el padre. Ni la oveja ni la moneda hacen nada. Es la manera de decir que en la situación de pecador, éste no puede hacer nada para salir de ella. Hay que ir a buscarlos. Pero la parábola del padre y del hijo perdido muestra que la perdición del hombre nunca es absoluta. Siempre queda una lucecita en la conciencia que nos permite tomar conciencia de la situación desesperada y desear salir de ella.
Aunque el hijo se pone en movimiento, sabemos que el recuperarlo de la perdición depende totalmente del padre. Es él el que lo ve venir, el que se conmueve, el que corre hacia él y lo abraza, el que no le deja disculparse, el que le restablece en la dignidad de hijo con anillo y vestidos adecuados y el que prepara el banquete. Es el padre el que va a intentar la reconciliación de los dos hermanos separados por el pecado del que se fue de casa llevándose la mitad de la herencia,
El hijo que regresa tan sólo debe dejar hacer al padre. Ahora ha perdido toda iniciativa que antes había desplegado en búsqueda de una libertad sin límite. Lo que tiene que hacer ahora es estar en la casa paterna y disfrutar de la presencia del padre. Desgraciadamente es lo que no hace el hermano mayor, el hijo fiel. No ha usado su libertad para irse da casa a malgastar la herencia pero no ha comprendido el amor del padre y que todo le pertenece. Ahora su libertad se obseca en un no al hermano que indirectamente es un no al padre, un no estar de acuerdo con él y un querer participar en el banquete
La misericordia del padre choca aquí con un muro de incomprensión de álguien que se atrinchera en su justicia y en sus obras buenas y no deja que su padre pueda actuar con libertad y amor. _________________ quien jamás se desnuda por temor a la verdad, nada sabrá del amor. |
|