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El Amor NO es un Sentimiento

 
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Autor Mensaje
María Esther
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 2105

MensajePublicado: Mie Sep 26, 2007 4:44 pm    Asunto: El Amor NO es un Sentimiento
Tema: El Amor NO es un Sentimiento
Responder citando

Queridos(as) Hermanos(as) en Cristo:



Sentimiento se define como la " acción de sentir", como ese "estado afectivo o disposición emocional hacia una persona o hecho".



En sentido literal todo sentimiento está condicionado por las acciones de otro o por los cambios en el ambiente. Nos sentimos alegres cuando el ambiente es adecuado, cuando recibimos la retroalimentación positiva que esperamos en otro o en relación a circunstancias particulares. Nos sentimos tristes o abatidos cuando la retroalimentación es negativa y nos vemos afectados en lo emocional, en lo económico, en lo social, en fin, en todas o algunas áreas de nuestra existencia.



Los sentimientos tienen la particularidad de colorear nuestra vida y, según la intensidad o impacto que ejerzan sobre nosotros, tienden a generaralizarse. Así un hecho agradable relacionado con un área particularmente relevante (subjetiva) nos puede hacer sentir a gusto aunque otras áreas funcionen de manera "normal" o estén siendo afectadas por circunstancias no tan positivas. Por el contrario un hecho adverso en un área determinante puede oscurecer nuestra vida toda pues parece absorber aún lo positivo en otras áreas que pasan a un segundo plano.



Ahora bien: Dios nos ordena amar. El amor es un llamado constante en la Escritura., un mandato, un imperativo de Aquel que se define a Si Mismo como Amor.



Pero ¿podría Dios ordenarnos algo que dependa de las circunstancias, de las actuaciones de los demás, de nuestra propia subjetividad? Ciertamente no lo haría porque Dios es perfecto y en su perfección conoce la naturaleza humana más allá de sus propios límites (los límites humanos).



Solemos pensar que el Amor es un sentimiento y nos relacionamos con él como tal. Pero con un poco de análisis podemos llegar a la conclusión de que NO lo es.



Entonces ¿qué es el Amor? Pensemos un poco en su Procedencia : por Fe y con base en el Evangelio, el Magisterio y la Tradición, sabemos que Dios, en Si Mismo, ES Amor. Que nos creó a Su Imagen y Semejanza comunicándonos la capacidad de amar y que, así mismo, nos manda ejercer esta capacidad con Él mismo, con nosotros y con nuestro prójimo: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas Y Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos. " (Mc 12, 30 –31).



De lo anterior podemos deducir que el Amor es un Don gratuito de Dios Quien se entrega a Sí Mismo en Sus hijos. Es una capacidad inherente al hombre, comunicada por Dios en la creación particular de cada uno de nosotros. Un estado del alma y una Vocación pues solo por el Amor (recibido de Dios y entregado a los demás) nos salvamos.



Dejemos en este punto nuestra reflexión y pidamos al Señor que nos enseñe a Amar como Él nos ama.



Reflexionemos un poco:



1. ¿Siento y vivo el amor como una dependencia de alguien o de algo?

2. ¿Esta forma de "amar" me libera o, por el contrario me esclaviza?

3. ¿Deseo amar como Dios desea que lo haga y estoy dispuesto a dejarme guiar por Él para lograrlo?



Hagamos un breve, personal y profundo ejercicio práctico:



· Piensa que el Señor te está creando ahora mismo. Intenta recrear en tu imaginación ese momento maravilloso en el que Dios decide hacerte de la nada: te da un nombre, pone atención en cada detalle, te ama infinitamente y te comunica Su mismo Amor para que lo administres como un siervo fiel, como un hijo digno de Su Herencia.



Siente ese amor de Dios y acéptalo. Recorre con Él cada momento de tu vida y percíbelo aún oculto entre tus sufrimientos.



Recuerda que Cristo, el Unigénito, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad murió por ti para que resucites con Él y que el Espíritu Santo te colma de Sus Dones.



Ahora descansa en el Señor y ámalo.





Reciban un Abrazo en Jesús Eucaristía
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patricia dalli
Veterano


Registrado: 11 Abr 2006
Mensajes: 1516
Ubicación: san antonio tx

MensajePublicado: Mie Sep 26, 2007 7:15 pm    Asunto:
Tema: El Amor NO es un Sentimiento
Responder citando

COmo dices mi gran amiga Ma. Esther si fuera un sentimiento naceria con los hechos de la vida que nos harias hacer tal o cual cosa modificando nuestra conducta.
El AMOR A DIOS=Mas alla de nuestros entendimientos y razones Dios nos AMA sin importar nuestras actuaciones.
EL AMOR A NUESTROS SEMEJANTES=Cual dificil seria el de pagar un mal con un bien si esto fuera un sentimiento dariamos mal por mal y bien por bien, El Amor de DIos que inscribio en nuestros corazones nos hacer unir nuestras agonias nuestros sufrimientos a Dios y pagar con un bien al que mal nos hace. GLORIA A DIOS Y sentir que nuestro corazon explora de alegria al semejarte un poquito al amor de Dios.

AMOR DE DIOS nos creo penso que eramos buenos y asi continuo con su creacion, y nuestro Papito no se equivoca.

AMOR DE DIOS=huella en nuestra alma forjada con el sello de Dios a base de dolor, humildad y resureccion.
_________________
Solo necesitas conocer la fe catolica para comprender que es la verdadera religion que Nuestro Padre fundo
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María Esther
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 2105

MensajePublicado: Mie Sep 26, 2007 9:54 pm    Asunto:
Tema: El Amor NO es un Sentimiento
Responder citando

Así es Patricia y mamita queridas:

No es un Sentimiento pero a su ejercicio y vivencia se asocian sentimientos.

Y me dan paso para un planteamiento anexo: cuando amamos de manera dependiete el amor nos pesa, nos hace daño, parece más un lastre que un don. Ciframos en las circunstancias y en las acciones de los demás nuestra felicidad (porque, dicho sea de paso, felicidad y amor van de la mano).

Vamos bien... más comentarios, por favor, y si lo shay encontra ¡bienvenidos sean! De eso se trata: de aprender
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rafael.galvez.vizcaino
Asiduo


Registrado: 14 Feb 2007
Mensajes: 183
Ubicación: Madrid, España

MensajePublicado: Jue Sep 27, 2007 9:26 am    Asunto:
Tema: El Amor NO es un Sentimiento
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María Esther escribió:
¿Podría Dios ordenarnos algo que dependa de las circunstancias, de las actuaciones de los demás, de nuestra propia subjetividad?


Dices que no porque Dios es perfecto y por ello conoce nuestra naturaleza. Si te soy sincero, no veo el vínculo directo entre la contestación y la pregunta, y como además no tengo yo tan claro que no pueda, expongo mi opinión:

Digamos que las circunstancias, las actuaciones de los demás y nuestra propia subjetividad dependen directamente de nosotros mismos. En esa medida, que Dios nos "ordene" que amemos no entra en conflicto con nuestra libertad, sino más bien podríamos decir que la amplía. ¿Por qué digo que dependen de nosotros mismos? Primeramente, porque como muy bien dijo Ortega, "yo soy yo y mis circunstancias". Además, está claro que somos sujetos trascendentes con lo que conocemos, de ahí que cada uno de los seres humanos seamos únicos, y así se puede entender que las actuaciones de los demás guardan una relación estrecha con nosotros mismos. En cuanto a la subjetividad... ¿acaso el hombre no tiende a la verdad? La subjetividad de todos y cada uno de nosotros, igual que no es ninguna una copia idéntica de otra, se mueve siempre en un ámbito de realidad que conocemos como verdad. Todos buscamos esa verdad, y nuestra subjetividad trata de orientarse hacia esa verdad que en ocasiones denominamos objetividad en función de diversos factores.

¿Para qué digo todo esto? Porque creo que Dios nos ordena hacer algo que es tan simple y tan grande como un sentimiento. ¿Por qué no puede ser el amor sólo un sentimiento? ¿Quizás porque también las decisiones juegan un papel importante? ¿O acaso debido a que los sentimientos no se pueden comprender y Dios nos dio la inteligencia para comprender lo que nos rodea? No sé, en mi opinión creo que el que las decisiones formen parte de la acción de amar no está en conflicto con la caracterización de sentimiento. Las decisiones se toman precisamente en base a ese sentimiento, porque si no lo que hago no es amar sino otra cosa. Un empresario puede tomar la decisión de comprar unas acciones y no estar basado en un sentimiento de amor hacia la motivación de esta acción. Sin embargo, un científico puede tomar la decisión de investigar en un determinado ámbito motivado por un sentimiento de amor hacia un sector que se verá beneficiado directamente por esta investigación. Uno ama con su acción, el otro no. Ambos deciden.

Los sentimientos no se pueden comprender (al menos hasta donde yo llego, puede que me equivoque, aunque lo miro todo lo radicalmente que puedo), y por eso podríamos negar que Dios nos pueda "ordenar" algo que nuestra inteligencia no domina. Sinceramente, eso lo veo una tontería, pensaba escribir el porqué pero no me apetece y como es bastante simple... A no ser que me esté equivocando. En este caso, espero respuestas y críticas.

Yo digo que el amor es un sentimiento, porque conozco a Dios a través de un sentimiento, y porque los niños aman continuamente movidos por sentimientos. También porque Jesús predicó que Dios es amor, y porque según la Biblia lo que hacía Jesús para predicar era transmitir sentimientos (recordemos cómo se llevó a los Apóstoles). Además, porque creo que los sentimientos son intrínsecamente nuestros, no hay nadie que no pueda sentir de manera plena, y nosotros fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios.
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rafael.galvez.vizcaino
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Registrado: 14 Feb 2007
Mensajes: 183
Ubicación: Madrid, España

MensajePublicado: Jue Sep 27, 2007 9:33 am    Asunto:
Tema: El Amor NO es un Sentimiento
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María Esther escribió:
Cuando amamos de manera dependiete el amor nos pesa, nos hace daño, parece más un lastre que un don. Ciframos en las circunstancias y en las acciones de los demás nuestra felicidad (porque, dicho sea de paso, felicidad y amor van de la mano).


Había olvidado comentar algo con respecto a esto.

Yo me pregunto... ¿se puede amar de manera dependiente, en el sentido que tú le das? Yo creo que no. Amar no significa depender de nadie, sino todo lo contrario, darse por completo, "dar de lo poco, todo". Yo no necesito tener unas circunstancias concretas para darme, no necesito que alguien haga algo para yo poder responder con todo lo que tengo. Sería ridículo. Creo precisamente que esto es parte de la magia que se le asocia al amor: no hay nada que nos sea imposible, en parte porque lo que hacemos es traer a Dios a este mundo, en parte porque la Creación es sumamente poderosa por sí misma, tanto que cuando nos proponemos algo y ponemos todo nuestro ser manos a la obra, somos capaces de hacer cualquier cosa. No dependemos de nadie, sólo de Dios, porque nuestro ser es parte del suyo, y porque nuestro amor es parte del suyo.
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enriqueellena
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MensajePublicado: Jue Sep 27, 2007 2:05 pm    Asunto:
Tema: El Amor NO es un Sentimiento
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amor. (Del lat. amor, -ōris). m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. || 2. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. || 3. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo. || 4. Tendencia a la unión sexual. || 5. Blandura, suavidad. Cuidar el jardín con amor. || 6. Persona amada. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing. Para llevarle un don a sus amores. || 7. Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella. || 8. p. us. Apetito sexual de los animales. || 9. ant. Voluntad, consentimiento. || 10. ant. Convenio o ajuste. || 11. Relaciones amorosas. || 12. Objeto de cariño especial para alguien. || 13. Expresiones de amor, caricias, requiebros. || 14. cadillo (ǁ planta umbelífera). || ~ al uso. m. Arbolito de la familia de las Malváceas, parecido al abelmosco, de ramos cubiertos de borra fina, hojas acorazonadas, angulosas y con cinco lóbulos, pedúnculos casi tan largos como la hoja, y flor cuya corola es blanca por la mañana, algo encarnada al mediodía y rosada por la tarde. Se cría en la isla de Cuba y se cultiva en los jardines de Europa. || ~ de hortelano. m. Planta anual de la familia de las Rubiáceas, parecida al galio, de tallo ramoso, velludo en los nudos y con aguijones echados hacia atrás en los ángulos, verticilos de ocho hojas lineales, lanceoladas y ásperas en la margen, y fruto globoso lleno de cerditas ganchosas en su ápice. || 2. almorejo. || 3. lampazo (ǁ planta compuesta). || ~ libre. m. Relaciones sexuales no reguladas. || ~ platónico. m. amor idealizado y sin relación sexual. || ~ propio. m. El que alguien se profesa a sí mismo, y especialmente a su prestigio. || 2. Afán de mejorar la propia actuación. || ~ seco. m. Nombre que designa diversas especies de plantas herbáceas cuyos frutos espinosos se adhieren al pelo, a la ropa, etc. || ~es secos. m. pl. Am. Mer. y Filip. amor seco. || al ~ del agua. loc. adv. De modo que se vaya con la corriente, navegando o nadando. || 2. Contemporizando, dejando correr las cosas que debieran reprobarse. || al ~ de la lumbre, o del fuego. locs. advs. Cerca de ella, o de él, de modo que calienten y no quemen. || a su ~. loc. adv. p. us. holgadamente. || con mil ~es. loc. adv. coloq. de mil amores. || dar como por ~ de Dios. fr. desus. Dar como de gracia lo que se debe de justicia. || de mil ~es. loc. adv. coloq. Con mucho gusto, de muy buena voluntad. || en ~ compaña. loc. adv. coloq. en amor y compaña. || en ~ y compaña. loc. adv. coloq. En amistad y buena compañía. || hacer el ~. fr. Enamorar, galantear. || 2. copular (ǁ unirse sexualmente). || por ~ al arte. loc. adv. coloq. Gratuitamente, sin obtener recompensa por el trabajo. || por ~ de. loc. prepos. Por causa de. || por ~ de Dios. expr. U. para pedir con encarecimiento o excusarse con humildad. Hágalo usted por amor de Dios. Perdone usted por amor de Dios. || requerir de ~es. fr. Cortejar, galantear. || tratar ~es. fr. Tener relaciones amorosas. □ V. árbol del ~, flor de ~, trompeta de ~.
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enriqueellena
Invitado





MensajePublicado: Jue Sep 27, 2007 2:09 pm    Asunto:
Tema: El Amor NO es un Sentimiento
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Amor (Virtud Teológica)
Es la tercera y más importante de las virtudes teologales enumeradas por San Pablo (1 Cor, 13, 13). Usualmente es llamada caridad y es definida como: Hábito divinamente infundido, inclinación de la voluntad del hombre a apreciar (a Dios) para su propio bien por sobre todas las cosas y el hombre por el bien de Dios.
La definición establece las características principales de la caridad:
(1) Su origen, por infusión divina. “La caridad de Dios es introducida en nuestros corazones, por medio del Espíritu Santo” (Rom 5,5). Es, por lo tanto, distinto de y superior a la inclinación innata o el hábito adquirido de amor a Dios en el orden natural.
Los Teólogos concuerdan al pensar que es infusa junto con la gracia santificante, con la cual está íntimamente relacionada ya sea por identidad real, como algunos sostienen o, de acuerdo a una idea más común, por medio de una emanación connatural.
(2) Su ubicación es la voluntad humana. Aunque a veces la caridad es intensamente emocional y frecuentemente reacciona sobre nuestras facultades sensoriales, reside propiamente en la voluntad racional, un hecho que no debe ser olvidado por aquellos que la hacen una virtud imposible.
(3) Su acto específico, es decir, el amor de benevolencia y amistad. Amar a Dios es desearle todo honor, gloria y bien; y esforzarnos, en la medida que podemos, obtenerlo para Él. San Juan (14, 23; 15, 14) enfatiza el rasgo de reciprocidad que hace a la caridad una verdadera amistad del hombre con Dios.
(4) Su motivo, es decir, la bondad Divina o amabilidad tomada absolutamente y como dada a conocer a nosotros por fe. No importa si esa bondad es vista en uno, o varios, o todos los atributos Divinos, sino que en todos los casos, debe ser adherida, no como una fuente de ayuda o premio, o felicidad para nosotros mismos, sino como un bien en sí mismo, infinitamente merecedor de nuestros amor. En este sentido, Dios es amado por Sí mismo. Sin embargo, la distinción de los dos amores: concupiscencia, el cual incita la esperanza; y benevolencia, la cual anima la caridad, no deben ser forzadas en una suerte de exclusión mutua, como la Iglesia repetidamente ha condenado cualquier intento por desacreditar las obras de la esperanza Cristiana.
(5) Su extensión. Es decir, ambos Dios y el hombre. Mientras sólo Dios es todo amable, sin embargo, en tanto como todos los hombres, por gracia y gloria, ya sea que actualmente comparten o al menos son capaces de compartir la bondad divina, se sigue que el amor sobrenatural mas bien los incluye que excluye, de acuerdo a Mateo, xxii, 39 y Lucas, x, 27. Por lo tanto, una y la misma virtud de la caridad terminan en ambos, Dios y el hombre, en Dios principalmente y en el hombre secundariamente.
El amor de Dios
El supremo deber de amar a Dios está concisamente expresado en Deut., vi, 5; Mateo., xxii, 37; y Lucas, x, 27. Es bastante obvio es el carácter imperativo de las palabras “Deberás”. Inocente XI (Denzinger, nos. 1155-57) declara que el precepto no está cumplido por un acto de caridad realizado una vez en la vida, o cada cinco años, o en varias ocasiones indefinidas cuando la justificación no puede ser procurada de otra forma.
Los moralistas instan la obligación al comienzo de la vida moral cuando la razón ha logrado su desarrollo total; en el momento de la muerte; y de tiempo en tiempo durante la vida, un conteo exacto no es posible ni necesario dado que el habito cristiano de la oración diaria con seguridad, cubre la obligación.
Generalmente, la violación al precepto es negativa, ya sea por omisión o indirectamente, o sea, implícito en cada falta grave; hay, sin embargo, pecados directamente opuestos al amor de Dios: la pereza espiritual, al menos cuando ésta vincula una pereza voluntaria de bienes espirituales, y el odio a Dios, ya sea como abominación a Sus leyes restrictivas y punitivas o una aversión a Su Sagrada Persona. (Ver PEREZA: ODIO.)
Las calificaciones “con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas” no significan un máximo en intensidad, porque la intensidad del acto nunca cae dentro de un mandato; y mucho menos implican la necesidad de sentir un amor más sensible por Dios que por las criaturas, por criaturas visibles, aunque imperfectas, aparecen a nuestra sensibilidad mucho más que Dios invisible.
Su verdadero significado es que, tanto en nuestra apreciación mental como en nuestra resolución voluntaria, Dios debe estar por sobre todo el resto, sin exceptuar padre o madre, hijo o hija (Mateo., x, 37). Santo Tomás (II-II, Q. xliv, a. 5) asigna un significado especial a cada una de las cuatro frases bíblicas; otras, con mayor razón, toman el párrafo completo en su sentido acumulativo y ven en él el propósito, no solo de elevar la caridad sobre el bajo Materialismo de los Saduceos o el Ritualismo formal de los Fariseos, sino también declarando que “amar a Dios por sobre todas las cosas es para asegurar la santidad de toda nuestra vida.” (Le Camus, "Vie de Notre-Seigneur Jesus-Christ", III, 81.)
El amor a Dios es incluso mas que un precepto ligado a la conciencia humana; es también como observa Le Camus, “el principio y objetivo de la perfección moral.”
Como principio de perfección moral en el orden sobrenatural, con la fe como fundamento y la esperanza como incentivo, el amor a Dios es primero entre los medios de salvación descrito por los teólogos, como necesario, necesitate medii”. Ellos declaran que “la caridad nunca pasará” (1 Cor., xiii, Cool, San Pablo claramente y profundamente dice que no hay diferencia de especie, sino de grado entre la caridad aquí abajo y la gloria allá arriba; como consecuencia, el amor Divino, se torna en el principio necesario de la vida como la de Dios que alcanza su plenitud solo en el Cielo. La necesidad de la caridad habitual es inferida por su intima comunión con la gracia santificante. La necesidad de la caridad actual no es menos evidente. Fuera de los casos de recepción actual en el bautismo, la penitencia, la extrema unción donde el amor de caridad por una dispensa especial de Dios, admite atrición como sustituto, todos los adultos están en necesidad de ella, de acuerdo a la 1 de Juan, iii, 14: “el que no ama, está en un estado de muerte” (* Nota del traductor)
Como objetivo de perfección moral, siempre en el orden sobrenatural, el amor a Dios es llamado “el mas importante y el primero de los mandamientos” (Mateo., xxii, 3Cool, “el fin del mandamiento” (1 Tim., i,5), “el lazo de perfección” (Col., iii,14.)
Significa como un factor del todo importante en las dos fases de nuestra vida espiritual, justificación y la adquisición de méritos. El poder justificador de la caridad, tan bien expresada en Lucas, vii, 47 y en la 1 de Pedro., iv, 8, no han sido de modo alguno abolidos o reducidos por la institución de los Sacramentos del Bautismo y Penitencia, como medios necesarios de rehabilitación moral; Solo se han considerado para incluir el deseo voluntario de recibir estos sacramentos donde y en cuanto sea posible. Sus poderes meritorios, enfatizados por San Pablo (Rom., viii, 2Cool cobran ambos, los actos despertados o comandados por caridad. San Agustín (De laudibus quartets) llama caridad a la “vida de virtudes” (vita virtutum); y Santo Tomás (II-II, Q. Cool, “la forma de las virtudes” (forma virtutum.)
Lo que significa que las otras virtudes, mientras posean un valor real por sí mismas, establecen una fresca y más grande excelencia de su unión con la caridad, la cual, alcanzando directamente a Dios, ordena todas nuestras acciones virtuosas a Él. Con respecto a la forma y grado de influencia que la caridad debe ejercer sobre nuestras acciones virtuosas, de manera de ganar méritos en el cielo, los teólogos están lejos de ponerse de acuerdo. Algunos sostienen solo el requisito del estado de gracia, o caridad habitual; otros insisten sobre la mas o menos frecuente renovación de los distintos actos de amor divino.
Por su puesto que el poder meritorio de la caridad es, como la virtud misma, susceptible de crecimiento indefinido. Santo Tomás (II-II, Q. xxiv, 24 a. 4 y Cool menciona tres estadios principales:
1. Libertad del pecado mortal a través de la tenaz resistencia frente a la tentación,
2. invalidación de pecados veniales deliberados por la asidua práctica de la virtud,
3. Unión con Dios a través de la frecuente recurrencia de actos de amor.
A estos, escritores ascéticos como Alvarez de Paz, Santa Teresa, San Francisco de Sales, agregan mas grados, por lo tanto anticipando incluso en este mundo las “muchas mansiones en la casa del Padre”.
Sin embargo, las prerrogativas de la caridad no deben ser construidas de forma de incluir la in admisibilidad. Los dichos de San Juan (1 Ep., iii,6) “Quien permanece en El, (Dios) no peca” esto significa sin dudas, la especial permanencia de la caridad principalmente en sus grados mas altos, pero no es garantía absoluta contra la posibilidad de perderla; mientras el habito infundido nunca es disminuido por el pecado venial, una sola falta grave es suficiente para destruirla como así la unión y amistad del hombre con Dios.
I. El amor Humano.
Mientras la caridad involucra a todos los hijos de Dios en el cielo, en la tierra y en el purgatorio (ver COMUNION DE LOS SANTOS), aquí es considerado como el amor sobrenatural del hombre por el hombre en este mundo; como tal, incluye tanto el amor a sí mismo como el amor al prójimo.
(1) Amor a sí mismo.
San Gregorio el Grande (Hom. XIII en Evang.) objeta la expresión “caridad hacia uno mismo” bajo el cargo que la caridad requiere dos términos, y San Agustín (De bono viduitatis, xxi) recalca que no ha sido necesario ningún mandamiento que mande que el hombre se ame a sí mismo. Obviamente, la objeción de San Gregorio es puramente gramatical; La observación de San Agustín se aplica al natural amor a sí mismo. De hecho, el precepto sobre el amor sobrenatural de sí mismo no es solamente posible sino necesario, como también claramente implícito en el mandato cristiano de amor a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sin embargo, su obligación vagamente nos lleva a la salvación de nuestra alma. (Mat., xvi, 26), la adquisición de los méritos (Mate., vi, 19 sgtes), el uso Cristiano del cuerpo (Roma., vi, 13; 1 Cor., vi, 19; Col., iii,5) y difícilmente puede prolongarse en puntos prácticos que no hayan sido ya cubiertos por preceptos mas específicos.
(2)Amor al Prójimo.
La idea Cristiana de amor fraterno, comparado al concepto pagano o judío, ha sido tocado en otras partes (ver CARIDAD Y CARIDADES.) Brevemente, su rasgo distintivo como también su superioridad no se encuentra tanto en sus mandamientos o prohibiciones o incluso en sus resultados, mas que como el motivo del que emanan sus leyes y prepara sus logros. El fiel cumplimiento del “nuevo mandamiento” es llamado el criterio del verdadero discipulado Cristiano (Juan xiii, 34 y sgtes), el estándar por el cual seremos juzgados (Mat., xxv, 34 y sgtes), la mejor prueba que amamos a Dios Mismo (1 Juan, iii,10) y la realización de toda la ley (Gal., v,14) porque, viendo al prójimo en Dios y a través de Dios, tiene el mismo valor que el amor a Dios. La expresión “amar al prójimo por el amor a Dios” significa que nos elevamos por sobre la mera consideración natural a la solidaridad y el sentir del otro, a una visión más elevada de nuestra común adopción divina y herencia celestial; sólo en ese sentido nuestro amor fraternal puede llevarnos cerca del amor que Cristo tuvo por nosotros (Juan xiii,35) y se vuelve inteligible una especie de identidad moral entre Cristo y el prójimo (Mat., xiii,50). De este elevado motivo se sigue la universalidad de la caridad fraternal como consecuencia necesaria. Quienquiera que vea en su prójimo, no las peculiaridades humanas, sino los dones de Dios y privilegios de Dios, ya no podrá restringir su amor a miembros de la familia, o correligionarios, o ciudadanos, o extranjeros dentro de las fronteras (Lev., xix, 34), sino que necesitará extenderla sin distinción de Judío, o Gentil (Rom., x, 12) a todas las unidades de la especie humana, a todos los niveles socialmente marginados (Lucas, x, 33 y sgtes) e incluso a los enemigos (Mat., v, 23 y sgtes). Muy enérgica es la lección donde Cristo llama a quienes lo escuchaban a reconocer, en el muy menospreciado Samaritano, al verdadero tipo de prójimo y verdaderamente nuevo es el mandato a través del cual Él nos impela a perdonar a nuestros enemigos, reconciliarnos con ellos, asistirlos y amarlos.
El ejercicio de la caridad podría rápidamente transformarse en imprudente e inoperante a no ser que haya en ella, como en todas las virtudes morales, un orden bien definido.
El ordo caritatis, como lo catalogan los teólogos, posiblemente de una errada interpretación al Latin de Cant., ii, 4 (ordinavit in me charitatem), toma en consideración los siguientes tres factores diferentes:
1. las personas que reclaman nuestro amor,
2. las ventajas que deseamos procurarles y,
3. la necesidad en la que son ubicadas.
Lo anterior es lo suficientemente simple cuando estos factores son considerados en forma separada. Considerando solo a las personas el orden es de algún modo como sigue: sí mismo, esposa, niños, padres, hermanos y hermanas, amigos, domésticos, vecinos, paisanos y todos los demás. Considerando los bienes en sí mismos existe un orden triple:
1. los bienes espirituales mas importantes en relación a la salvación del alma, deben ser los primeros que deben despertar nuestro afán; luego
2. los bienes intrínsecos y naturales del alma y el cuerpo, como la vida, la salud, el conocimiento, la libertad, etc.;
3. finalmente, los bienes extrínsecos como la reputación, la riqueza, etc.
Considerando aparte los varios tipos de necesidades, el siguiente orden obtendría:
1. primero, extrema necesidad, allí donde un hombre esté en peligro de condenación, o de muerte, o de pérdida de otros bienes de mas o menos igual importancia y no puede hacer nada por ayudarse;
2. Segundo, necesidad grave, cuando alguien esté en peligro similar puede salir de ella solo por esfuerzos heroicos;
3. tercero, necesidad común, tales como aquellas que afectan a pecadores ordinarios o limosneros que pueden ayudarse a sí mismos, sin gran dificultad.
Cuando los tres factores se combinan, surgen reglas complicadas, la principal de ellas, son estas:
1. El amor de complacencia y el amor de beneficencia no siguen el mismo estándar, el primero guiado por el mérito, y el último por la cercanía y necesidad del prójimo.
2. Nuestra salvación personal es la que debe ser preferida por sobre todas. Nunca somos justificados de cometer ni el mas mínimo pecado por el amor a nadie o a nada, tampoco debemos exponernos a peligro espiritual excepto en algunos casos con tal precaución de estar en lo moralmente correcto y con la garantía de la protección de Dios.
3. Estamos obligados a socorrer a nuestro prójimo en extrema necesidad espiritual incluso aunque nos cueste nuestra vida. Una obligación que, sin embargo supone la certeza de la necesidad de nuestro prójimo y la efectividad de nuestro servicio a él.
4. Excepto en muy raros casos descritos mas arriba, no estamos obligados a arriesgar nuestra vida o miembros por el prójimo sino solo de padecer la cantidad de inconvenientes que son justificados por la necesidad y cercanía al prójimo. Los casuísticos no concuerdan respecto a lo correcto de dar nuestra propia vida por otra vida de igual importancia.
TANQUEREY, De virtute caritatis en Synopsis Theologiae Moralis, II (New York, 1906), 426; SLATER, A Manual of Moral Theology, I (New York, 1909), 179 sqq.; BATIFFOL, L'Enseignement de Jésus (Paris 1905); NORTHCOTE, The Bond of Perfection (London, 1907); GAFFRE, La Loi d'Amour (Paris, 1908); DE SALES, Traité de l'amour de Dieu; PESCH Praelectiones Dogmaticae, VIII (Freiburg im Br., 1898), 226 sqq.; DUBLANCHY in Dict. de Théol. Cath. s. v. Charité, con una exhaustiva bibliografía de teólogos y místicos que han tratado esta materia.
Traducido por Carolina Eyzaguirre Arroyo
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MensajePublicado: Vie Sep 28, 2007 10:37 pm    Asunto:
Tema: El Amor NO es un Sentimiento
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Amigos todos me permitiré aportar lo que para mí es el amor.

En lo tocante al espíritu: Facultad por la cual una persona puede darse a otro y atributo por el que una persona mantiene la unidad de sí misma y puede a su vez unificarse con el espíritu de otra persona para alcanzar una otra unidad verdadera (Mt 19, 6). Sin esta facultad un ser no puede ser persona.
En lo tocante al alma: Buscar, de manera prioritaria, el bien de otra alma y poder participar de este bien, se trata de una acción integral del individuo en el que participan su inteligencia, su voluntad y su emoción, es distinta al enamoramiento que resulta ser la fascinación sentimental por otra alma.
En lo tocante al cuerpo: Unión física, sexual y exclusiva con otro cuerpo de sexo contrario (Efe 5, 31). También aquí se trata de una acción integral donde intervienen todas las potencias de la persona, no se debe confundir con la pasión carnal donde es una acción instintiva dominada por el sentimiento del deseo y no está gobernada por la inteligencia humana.
El amor es una de las tres características que conforman a las personas espirituales, las otras dos son: la libertad y la verdad. Podemos decir que Dios es Amor porque estamos hablando de una persona. El ser humano como reflejo de Dios, es también un ser amoroso. Y en esto radica su realización plena, cuanto más amoroso sea se parecerá más a Dios y alcanzará con mayor calidad y presteza el fin para el cual fue creado.
Unidad y entrega son las divisas singulares del amor.
Por la inteligencia nosotros podemos amar a todo el mundo porque podremos comprender que todos somos hijos de Dios.
Por la voluntad podemos comprometernos a amar siempre.
Pero es por el sentimiento por donde nosotros podemos diferenciar nuestros amores; no es lo mismo el amor que se tiene a una madre, que a una esposa, que a una hermana, que a nuestras hijas. Incluso el amor por cada una de ellas es diferente, el sentimiento es lo que lo hace distinto.
Racionalmente el amor es uno solo, se las ama hasta poder dar la vida por ellas.
Pero gracias a la emoción ese amor es personalizado y distinto para cada una.

Saludos cordiales.
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Quieren abnegar su Gracia
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Sonia Silva
Nuevo


Registrado: 29 Sep 2007
Mensajes: 1

MensajePublicado: Sab Sep 29, 2007 12:54 am    Asunto:
Tema: El Amor NO es un Sentimiento
Responder citando

De acuerdo a lo señalado, me siento asombrada al darme cuenta que el amor como Dios nos manda es una entrega que no se fija en lo que recibimos a cambio, es decir, si nos aman de la misma forma o con la misma intensidad solo es una decision inspirada por Dios y ratificada por mi para amar a alguien sin esperar nada a cambio. Si espero algo a cambio del amor que siento, ya no es amor.
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Mar Simón
Asiduo


Registrado: 29 May 2007
Mensajes: 402

MensajePublicado: Lun Oct 01, 2007 8:03 am    Asunto:
Tema: El Amor NO es un Sentimiento
Responder citando

El tema del amor como sentimiento lo oí hace poco refiriéndose a la polémica sobre la madre Teresa (polémica que por otra parte me parece un insulto hacia su persona).

Lo explicaron diciendo (de eso sabreis alguno más) que en el amor el sentimiento no es lo fundamental, y que en "la noche oscura" de los místicos el sentimiento se pierde, pero no la convicción, la confianza, la seguridad de que Dios está ahí.

És decir, el sentimiento es una parcela que puede mover a la acción, pero no el núcleo ni lo que da realidad a la bondad de un acto.
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