Turbulento pluralismo de una sociedad permisiva...

[Orpam Saretnoc Laverz]

Amigos míos, Alejandra uruguaya, Alfonso navarro, Mª Angels, Arantxa, Carlos Z. catalanes; Ana Isabel, Anna Mª, Alexandre; Fernanda, Almafides italianas; Danielle, y todos vosotros que estáis ahí ahora.
El título del tema se refiere a lo que voy a citaros.

Narcís Jubany (arzobispo que fue de Barcelona) citaba al difunto cardenal Hoeffner, arzobispo que fue de Colonia.
Éste dijo que los cristianos viven hoy el turbulento pluralismo de una sociedad permisiva, como en un desierto; deben buscar el oasis de la verdad de Dios.

Como me parece muy importante quiero compartir esto con todos vosotros.

Con plena responsabilidad, el Papa desea que sus palabras lleguen a todas las personas de buena voluntad, interesadas por el bien de cada hombre y mujer y por el destino de toda la sociedad.

En este sentido tiene razón Gonzalo Herranz, presidente de la Comisión Ética y Deontológica de los Médicos de España, cuando sostiene que, si leyéramos con atención y sin prejuicios los documentos de la Iglesia sobre cuestiones bioéticas, descubriríamos su sabiduría y su amor a la ciencia, su compasión por los débiles, su respeto religioso por la dignidad de cada hombre; porque se toman muy en serio la defensa de la verdad del hombre.

Horroriza la terrible eliminación de tantas vidas humanas en guerras, terrorismos, violencias, asesinatos, etc. Y no son pocos los que plantean la licitud del aborto y la eutanasia, como supresión de los seres humanos más débiles.
Por otra parte, gravísima es la creciente degradación de la conciencia humana, que muchas veces apenas percibe la distinción entre el bien y el mal, incluso en lo referente al valor fundamental de la pesona humana.

Todos recordamos "¿Dónde está tu hermano Abel?". La respuesta del asesino es asombrosa. "No sé. ¿Soy acaso el guardián de mi hermano?".
Sí que lo era, porque la fraternidad humana exige la conciencia de que cada uno es de alguna manera el custodio del prójimo. El hombre es un ser "interrelacional", nacido para vivir en sociedad con los demás, dotados todos ellos de idéntica dignidad.

Y termino todo el comentario que me pareció muy bueno diciendo:

Cada ser humano posee el derecho originario e inalienable a la vida; un derecho que ha de ser respetado también por las autoridades públicas. La vida del hombre no es una concesión del Estado.

Amigos entrañables, porque lo sois (vosotros ahí) de mi espíritu. Que sepamos vivir y respetar la vida siempre.

Orpam Saretnoc Laverz