Danilo82 Veterano
Registrado: 04 Jul 2007 Mensajes: 1066 Ubicación: Santiago, Chile
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Publicado:
Sab Oct 13, 2007 9:28 pm Asunto:
Akathistos a la Virgen María
Tema: Akathistos a la Virgen María |
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Aquí, a petición de Gatosentado76 les dejo el hermoso textos del Akathistos (literalmente: oración que se dice sin sentarse). Como muchas oraciones de la tradición bizantina, es un verdadero catecismo cantado.
Oh Madre de Dios, oh, Generala victoriosa, te cantamos un himno de triunfo. A ti, que nos salvas de nuestras tribulaciones te ofrecemos nuestra gratitud. Eres invencible. Líbranos de todo peligro y exclamaremos: Alégrate, Esposa siempre Virgen.
Habiendo entendido su misión secreta, el Ángel va con prisa a la casa de José y dice a la Virgen: "El que inclina los Cielos por su condescendencia, Se esconde en ti. Viendo cómo toma la forma de esclavo en tu seno, me maravillo y te aclamo:
Alégrate, Esposa siempre Virgen.
I.-
Un Príncipe de los ángeles es enviado desde los Cielos para decir a la Madre de Dios: "Alégrate." Cuando Te contempla, oh, Señor, asumiendo un cuerpo, exulta y queda asombrado, y con voz inmaterial la aclama:
Alégrate, Luz de alegría
Alégrate, extinción de la maldición
Alégrate, resurrección de Adán caído
Alégrate, redención de las lágrima de Eva
Alégrate, altura inaccesible a la razón humana
Alégrate, profundidad insondable aun a los ojos de los Ángeles
Alégrate, trono del Rey
Alégrate, portadora de Quién lo lleva todo
Alégrate, estrella que anuncia al Sol
Alégrate, seno de la divina Encarnación
Alégrate, renovadora de la Creación
Alégrate, Madre del Creador
Alégrate, Esposa siempre Virgen.
Considerando su castidad, la Santísima dice con franqueza a Gabriel: "La paradoja de tu palabra parece incomprensible a mi alma. Me predicas una maternidad sin que conozca varón y exclamas: ¡Alleluia!
II.-
La Virgen desea comprender lo incomprensible e interroga al enviado: "¿ Cómo puede nacer un hijo de mis castas entrañas ? Dímelo." El ángel responde con temor, aclamándola:
Alégrate, iniciada en el designio inefable
Alégrate, testimonio del silencio misterioso
Alégrate, preludio de las maravillas del Cristo
Alégrate, recapitulación de los dogmas de la fe
Alégrate, escala por la que Dios bajó de los Cielos
Alégrate, puente que conduce a los de la tierra a los Cielos
Alégrate, maravilla de los ángeles
Alégrate, herida de los demonios
Alégrate, Madre inefable de la Luz
Alégrate, maestra de discreción
Alégrate, ciencia mayor que la de los sabios
Alégrate, iluminación del espíritu de los fieles
Alégrate, Esposa siempre Virgen
La Energía del Altísimo cubre con su sombra a la Virgen para fecundarla, transformando su seno estéril en un campo fértil para todos los que quieran cosechar la salvación, salmodiando así: ¡Alleluia!
III.-
Habiendo recibido a Dios en su seno, la Virgen se apresura a visitar a Isabel. Su bebé, reconociendo el saludo de María, enseguida se alegra y salta de júbilo, aclamando a la Madre de Dios:
Alégrate, sarmiento de cepa incorruptible
Alégrate, huerto de frutos puros
Alégrate, Madre del Jardinero, amigo del hombre
Alégrate, matriz del Sembrador de nuestra vida
Alégrate, tierra fértil de misericordias
Alégrate, mesa colmada de ofrendas
Alégrate floración del Paraíso
Alégrate, puerto de las almas
Alégrate, grato incienso de la plegaria
Alégrate expiación de todo el universo
Alégrate, amor de Dios a los hombres
Alégrate, intercesora de los mortales frente a Dios
Alégrate, Esposa siempre Virgen
El discreto José es turbado por un torbellino de pensamientos contradictorios. Vacila su alma al verte concebir misteriosamente, Virgen irreprochable. Mas, conociendo la obra del Espíritu Santo, dice: ¡Alleluia!
IV.-
Los pastores oyen cantar a los ángeles la presencia del Cristo encarnado. Corriendo como hacia su Pastor, Lo contemplan como un Cordero inmaculado, alimentado por el seno de María, a quien cantan este himno:
Alégrate, Madre del Cordero y del Pastor
Alégrate, redil de las ovejas espirituales
Alégrate, refugio contra las fieras invisibles
Alégrate, llave de las puertas del Paraíso
Alégrate, fuente del regocijo de los Cielos con la tierra
Alégrate, armonía de las voces terrestres con los coros celestiales
Alégrate, boca de los apóstoles que no se calla
Alégrate, fuerza invencible de los mártires
Alégrate, sostén inconmovible de la Fe
Alégrate, señal resplandeciente de la Gracia
Alégrate, vencedora del infierno
Alégrate, mediadora de la Gloria
Alégrate, Esposa siempre Virgen
Los Magos consideran la estrella que conduce a Dios. Siguiendo su resplandor, lo toman como lámpara para alcanzar lo Inaccesible y se alegran, proclamando: ¡Alleluia!
V.-
Los Magos de Caldea ven en manos de la Virgen a Aquél que con sus manos modela al hombre. Lo reconocen como a su Señor, aunque toma la forma de esclavo y se apresuran a rendirle el homenaje de sus dones diciendo a la Bendita:
Alégrate, Madre del Astro sin ocaso
Alégrate, amanecer del día místico
Alégrate, extinción de la hoguera del error
Alégrate, iluminación de los iniciados en la Trinidad
Alégrate, rendición del tirano inhumano
Alégrate, reveladora del Cristo, Señor, amigo del hombre
Alégrate, libertadora de los ritos paganos
Alégrate, tú que nos sacas de las obras corruptas
Alégrate, consumación de la adoración del fuego
Alégrate, bálsamo de las pasiones
Alégrate, guía de los fieles hacia la sabiduría
Alégrate, gozo de todas las generaciones
Alégrate, Esposa siempre Virgen
Testigos y portadores de Dios, los Magos vuelven a Babilonia cumpliendo tu profecía, proclamándote Cristo ante todos y dejando al insensato Herodes, incapaz de
Salmodiar: ¡Alleluia ¡
VI.-
Haciendo brillar en Egipto la luz de la Verdad, disipaste las tinieblas del error. Los ídolos de este país no soportan tu potencia, oh, Salvador, y se derrumban, y los que se libran de ellos claman a la Madre de Dios:
Alégrate, elevación de los hombres
Alégrate, caída de los demonios
Alégrate, humillación del error
Alégrate, demostración del engaño de los ídolos
Alégrate, mar que sumerge al Faraón, al hombre viejo
Alégrate, roca que sacia a los sedientos de la Vida
Alégrate, columna de fuego que orienta en las tinieblas
Alégrate, refugio más vasto que el firmamento
Alégrate, alimento mejor que el maná
Alégrate, servidora del festín sagrado
Alégrate, tierra prometida
Alégrate, fuente de leche y de miel
Alégrate, Esposa siempre Virgen
Mirando al Niño, Simeón, pronto a dejar este mundo engañador, Lo reconoce como verdadero Dios y admira tu inefable Sabiduría, clamando: ¡Alleluia!
VII.-
Nos muestra el Creador una nueva creación, manifestándose a nosotros, sus criaturas. Germinando en un seno sin simiente, lo conservó intacto para que al considerar tal maravilla cantemos aclamándola:
Alégrate, flor incorruptible
Alégrate, corona de la pureza
Alégrate, rostro refulgente de la Resurrección
Alégrate, espejo de la vida angélica
Alégrate, árbol cuyos frutos luminosos nutren a los fieles
Alégrate, ramaje frondoso que da su sombra a muchos
Alégrate, Madre del Guía de los perdidos
Alégrate, Madre del Redentor de los cautivos
Alégrate, tranquilidad del justo
Alégrate, reconciliación de los pecadores
Alégrate, túnica de Gracia para los que están desnudos
Alégrate, ternura que supera todo deseo
Alégrate, Esposa siempre Virgen
Mirando este racimo asombroso, nos convertimos en extranjeros de este mundo, poniendo nuestro espíritu en los Cielos. Por eso el Altísimo se manifestó en la tierra como un hombre humilde, para atraer hacia las alturas a todos los que Lo aclaman:
¡Alleluia!
VIII.-
Por condescendencia divina, el Verbo Se hace presente a los de la tierra sin alejarse de los Cielos y sin transferirse de un lugar a otro. Nace de una Virgen, llena de Dios, a la que aclamamos:
Alégrate, casa inmensa de Dios
Alégrate, umbral del misterio sagrado
Alégrate, buena nueva incomprensible para los infieles
Alégrate, gloria de los fieles
Alégrate, carro santísimo de quien está por encima de los Querubines
Alégrate, morada de quien está por encima de los Serafines
Alégrate, conciliación de los contrarios
Alégrate, juntura de la virginidad y la maternidad
Alégrate, perdón de la transgresión
Alégrate, mano que abre el Paraíso
Alégrate, clave del Reino del Cristo
Alégrate, esperanza de los bienes eternos
Alégrate, Esposa siempre Virgen
El mundo entero de los ángeles admira la obra inmensa de tu Encarnación. El Dios inaccesible Se hace ver a todos accesible como un hombre, habitando entre nosotros, y oyendo de todos: ¡Alleluia!
IX.-
Vemos a los habladores mudos como peces ante ti, oh Madre de Dios, incapaces de decir cómo pudiste conciliar la virginidad y la maternidad. Nosotros, admirando el Misterio, te aclamamos llenos de fe:
Alégrate, arca de la Sabiduría de Dios
Alégrate, joyero de la Divina Providencia
Alégrate, victoria sobre la necedad de los filósofos
Alégrate, silencio impuesto a los sabios
Alégrate, extravío de los buscadores vacilantes
Alégrate, confusión de los mentirosos
Alégrate, solución de los enigmas
Alégrate, abundancia en las redes de los pescadores
Alégrate, liberadora de los abismos de la ignorancia
Alégrate, lámpara de las inteligencias
Alégrate, navío de los navegantes de esta vida
Alégrate, puerto de los navegantes de esta vida
Alégrate, Esposa siempre Virgen
Queriendo salvar al mundo, el Creador viene a él libremente. Dios, nuestro Pastor, Se hace Cordero por nosotros y atrae nuestra naturaleza con su propia naturaleza y nos oye responder como a Dios: ¡Alleluia!
X.-
Eres muralla para las vírgenes, oh Madre de Dios y Virgen, y para todos los que corren hacia. Pues el Creador del Cielo y de la tierra te cubre con su sombra, oh Inmaculada, habita en tu seno y a todos enseña a decir:
Alégrate, columna de la virginidad
Alégrate, puerta de la salvación
Alégrate, principio de la nueva creación
Alégrate, administradora de la bondad divina
Alégrate, regeneradora de los concebidos en la desgracia
Alégrate, cordura de los espíritus confundidos
Alégrate, derrota del corruptor de los espíritus
Alégrate, Madre del Sembrador de la pureza
Alégrate, lecho nupcial de las bodas inmaculadas
Alégrate, unión de los fieles con su Señor
Alégrate, maestra de las vírgenes
Alégrate, adorno nupcial de las almas santas
Alégrate, Esposa siempre Virgen
Magnitud infinita tiene tu misericordia, y todo himno es impotente para describirla. Oh, Rey santo, aunque nuestros cantos fuesen tan numerosos como los granos de arena, no haríamos nada digno del don que reciben los que claman: ¡Alleluia!
XI.-
Vemos a la Virgen santa como una llama que ilumina a quienes están en las tinieblas. Su luz inmaterial conduce a todo hombre al conocimientos divino. Esplendor que ilumina la inteligencia, está honrada por esta aclamación:
Alégrate, rayo del Sol espiritual
Alégrate, luz inextinguible
Alégrate, relámpago que ilumina las almas
Alégrate, trueno que asusta a los enemigos
Alégrate, nacimiento de un Astro esplendoroso
Alégrate, tú que haces surgir un Río inagotable
Alégrate, imagen viva del agua del bautismo
Alégrate, ablución de la mancha del pecado
Alégrate, fuente que lava la conciencia
Alégrate, copa que mana alegría
Alégrate, perfume del Cristo
Alégrate, vida del banquete místico
Alégrate, Esposa siempre Virgen
Queriendo perdonar las deudas antiguas, El que perdona las deudas de todos los hombres viene hacia ellos, alejados de su gracia. Cuando rompe el acta de crédito, nos oye aclamarlo: ¡Alleluia!
XII.-
Nosotros cantando tu maternidad, te alabamos, oh Madre de Dios, como a un templo vivo. Pues habitando en tu seno, el Señor que tiene en su mano todo el universo te santifica y te glorifica y nos enseña a aclamarte:
Alégrate, tabernáculo del Verbo Dios
Alégrate, santuario santísimo
Alégrate, arca dorada por el Espíritu Santo
Alégrate tesoro inagotable de vida
Alégrate, diadema preciosa de los reyes santos
Alégrate, gloria de los sacerdotes piadosos
Alégrate, torre inexpugnable de la Iglesia
Alégrate, fortaleza indestructible del Reino de Dios
Alégrate, dispensadora de victorias y trofeos
Alégrate, derrota de los enemigos
Alégrate, medicina de nuestro cuerpo
Alégrate, salvación de nuestra alma
Alégrate, Esposa siempre Virgen
Oh Madre digna de toda alabanza, tú que pariste al Verbo más Santo que todos los santos, recibe hoy nuestra ofrenda, líbranos de toda desgracia y del castigo que amenaza, y preserva a los que aclaman juntos: ¡Alleluia! |
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