Foros de discusión de Catholic.net :: Ver tema - V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Foros de discusión
El lugar de encuentro de los católicos en la red
Ir a Catholic.net


Importante: Estos foros fueron cerrados en julio de 2009, y se conservan únicamente como banco de datos de todas las participaciones, si usted quiere participar en los nuevos foros solo de click aquí.


V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06

 
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Círculo de oración
Ver tema anterior :: Ver tema siguiente  
Autor Mensaje
Francisco Duran Tobias
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 2222
Ubicación: Barcelona

MensajePublicado: Lun Ene 02, 2006 6:59 pm    Asunto: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

Antes de empezar este año dar las gracias a todos lo que colaboraron en el año pasado para que los encuentros se pudieran producir y a Catholic Net por su ayuda sin límite.

Con el último encuentro , el de diciembre , se abre un año de grandes riquezas en los encuentros , por eso , y con el fin de poder aprovechar al máximo tanta dulzura de la divinidad , gracia y dones de las personas ausentes que son Venerables , Beatas o Santas es preciso que a principio de mes quede dicho de quien se trata para aportar en los mismos foros cuanta riqueza podamos.

Para este mes de Enero se ha seleccionado a Sor Maria de Jesús de Agreda , en la provincia de Soria de la vieja y castigada España.

Sor María de Jesús de Ágreda nació el dos de abril de 1602 en Ágreda (Soria) y murió en el mismo lugar el 24 de mayo de 1665.
Su proceso de beatificación iniciado por el Papa Clemente X, en 1765, (fue él quién la declaró Venerable) está en suspenso.
Tengo curiosamente en mis manos un libro que se me dio regalado por un anticuario de muebles ( y esto si es raro ) titulado Mística Ciudad de Dios , siendo para mi su lectura inédita y su claridad máxima , aunque su lectura siendo a veces algo espesa , va desvelando unas riquezas sin igual sobre la Madre Virgen María.

Para variar , la vida de esta Venerable fue dura.

Son muchos los misterios que desvela y son testimonio vivo de la Madre de la humanidad y de todo lo creado y la lectura debe ser lenta , paso a paso y sin saltarse nada en la impaciencia.

El libro que tengo es uno de varios y esto era una gran pena , pues perdía prácticamente la totalidad de la obra y estaba dispuesto a comunicarme con el convento pero la suerte , quien sabe , me dio a conocer una dirección en Internet , donde podremos disfrutar todos de la lectura y obra completa .

Y el que quiera esta autorizado por el Padre Antonio Canuto Trimakas que tiene dirección en Internet http://iteadjmj.com para que veáis su página y debajo , donde pone documentos pincháis y podéis bajar esta obra y otras de una riqueza sublime .

Puedo asegurar que es alimento para el espíritu y su letra es viva , pues la obra se escribió en el siglo XVII y se puede reconocer como viva en el corazón tierno de cada uno de nosotros .

Quedaré super encantado de que podáis leer sobre esta obra y expresar con vuestra dulzura y entrega vuestros comentarios.

Si alguno/a tiene una duda , estoy por entero a vuestra disposición y ayuda y también podeís comentar de su vida con vuestros párrocos que bien seguro será ampliamente enriquecido.

A mi no me cabe ninguna duda de que la Iglesia de hoy , a recogido buena fuente de las riquezas de esta obra para la adoración Mariana y para el justo reconocimiento de nuestra Santa Madre .

Santa Madre Virgen Maria . ¿ Como podéis ser tan bella ?

Creo que podemos hacer buen fruto de estas personas ausentes , mas leyendo lo que nos dijeron y permanece vivo por una lado que aportando de sus vidas , aunque todo enriquece nuestra Fe y todo es por nuestra Fe y adoración a Dios.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Francisco Duran Tobias
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 2222
Ubicación: Barcelona

MensajePublicado: Lun Ene 02, 2006 7:02 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

El encuentro como es habitual será el último domingo de mes , el dia 29 de este mes de Enero.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Moises
Esporádico


Registrado: 19 Nov 2005
Mensajes: 37
Ubicación: Mexico

MensajePublicado: Mar Ene 03, 2006 4:50 pm    Asunto: Maria de Jesús de Agreda
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

De hecho su cuerpo de Maria de Jesús de Agreda se mantiene incorrupto.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Yahoo Messenger
Francisco Duran Tobias
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 2222
Ubicación: Barcelona

MensajePublicado: Mar Ene 03, 2006 7:22 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

Asi es .

Hoy he hablado con el convento que fundó su madre natural y me han dicho que el proceso de beatificación esta en curso. Que casi tenia ya el resultado el obispo por el Santo Padre Juan Pablo II , pero que lógicamente todo quedó parado .

Tienen muchas esperanzas que este Santo Padre actual la haga Beata. Todo esta en buenas manos.

Soria tendrá una gran fiesta seguro el dia que se produzca y junto a ellos muchos mas.

Dicen que sigue siendo un misterio las dificultades tanto las que tuvo en vida como las que tiene ahora estando ausente.

Ella está presente en la Iglesia y se puede visitar a cualquier hora , protegida y con calor artificial de unas luces.

Aunque esta claro que su alma debe de estar a buen suponer con su amiga la Virgen Maria para Gloria de Dios.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Francisco Duran Tobias
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 2222
Ubicación: Barcelona

MensajePublicado: Mar Ene 03, 2006 7:49 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

Sor María de Jesús entre otras lecturas nos dejó esta preciosa y maravillosa exposición del antiguo testamento, tanto que al acabar de leerlo le entran ganas a uno de coger corriendo la Biblia.


144. Quiso también el Altísimo que el primer Adán fuese figura del segundo en el modo de la creación; pues, como antes de él, primero le crió y ordenó la república de todas las criaturas de que le hacía señor y cabeza, así con su Unigénito dejó pasar muchos siglos antes de enviarle, para que hallase pueblo en la multiplicación del linaje humano, de quien había de ser Cabeza y Maestro y Rey verdadero, para que no estuviese un punto sin república y vasallos; que éste es el orden y armonía maravillosa con que todo lo dispuso la divina sabiduría, siendo postrero en la ejecución el que fue primero en la intención.

145. Y caminando más el mundo, para descender el Verbo del seno del Eterno Padre y vestirse nuestra mortalidad, eligió y previno un pueblo segregado y nobilísimo y el más admirable que antes ni después hubo; y en él un linaje ilustre y santo, de donde descendiese según la carne humana. Y no me detengo en referir esta genealogía (Mt., 1, 1-17; Lc., 3, 23-3Cool de Cristo Señor nuestro, porque no es necesario y la cuentan los Sagrados Evangelistas; sólo digo, con toda la alabanza que puedo del Altísimo, que en muchas ocasiones me ha mostrado en diversos tiempos el amor incomparable que tuvo a su pueblo, los favores que fue obrando con él y los sacramentos y Misterios que se encerraban en ellos, como después en su Iglesia Santa se han ido manifestando; sin que jamás se haya dormido ni dormitado el que se constituyó por guarda de Israel (Sal., 120, 4).

146. Hizo Profetas y Patriarcas Santísimos, que en figuras y profecías nos evangelizasen de lejos lo que ahora tenemos en posesión, para que los veneremos, conociendo el aprecio que ellos hicieron de la Ley de gracia, las ansias y clamores con que la desearon y pidieron. A este pueblo manifestó Dios su ser inmutable por muchas revelaciones; y ellos a nosotros por las Escrituras, encerrando en ellas inmensos Misterios que alcanzásemos y conociésemos por la fe. Y todos los cumplió y acreditó el Verbo humanado, dejándonos con esto la doctrina segura y el alimento de las Escrituras Santas para su Iglesia. Y aunque los Profetas y Justos de aquel pueblo no pudieron alcanzar la vista corporal de Cristo, pero fue liberalísimo el Señor con ellos, manifestándoseles en profecías y moviéndoles al afecto para que pidiesen su venida y la redención de todo el linaje humano. Y la consonancia y armonía de todas estas profecías, misterios y suspiros de los antiguos padres, eran para el Altísimo una suavísima música que resonaba en lo íntimo de su pecho, con que —a nuestro parecer— entretenía el tiempo, y aun le aceleraba, de bajar a conversar con los hombres.

147. Y por no me detener mucho en lo que sobre esto me ha dado el Señor a conocer y para llegar a lo que voy buscando de las preparaciones que hizo este Señor para enviar al mundo al Verbo humanado y a su Madre Santísima, las diré sucintamente por orden de las divinas Escrituras. El Génesis contiene lo que toca al exordio y creación del mundo para el linaje humano, la división de las tierras y gentes, el castigo y restauración, la confusión de lenguas y origen del pueblo escogido y bajada a Egipto, y otros muchos y grandes sacramentos que declaró Dios a Moisés, para que por él nos diese a conocer el amor y justicia que desde el principio mostró con los hombres, para traerlos a su conocimiento y servicio y señalar lo que tenía determinado de hacer en lo futuro.

148. El Éxodo contiene lo que sucedió en Egipto con el pueblo escogido, las plagas y castigos que envió para rescatarle misteriosamente, la salida y tránsito del mar, la Ley escrita dada con tantas prevenciones y maravillas, y otros muchos sacramentos y misterios que Dios obró por su pueblo, afligiendo unas veces a sus enemigos, otras a ellos, castigando a unos como juez severo, corrigiendo a otros como padre amantísimo, enseñándoles a conocer el beneficio en los trabajos. Hizo grandes maravillas por la vara de Moisés, en figura de la Cruz, donde el Verbo humanado había de ser cordero sacrificado, para unos remedio y para otros ruina (Lc., 2, 34), como la vara lo era y lo fue el mar Rubro, que defendió al pueblo con murallas de agua y con ellas anegó a los gitanos (Egipcios). E iba con todos estos misterios tejiendo la vida de los Santos de alegría y de llanto, de trabajos, refrigerios; y todo, con infinita Sabiduría y Providencia, lo copiaba de la vida y muerte de Cristo Señor nuestro.

149. En el Levítico describe y ordena muchos sacrificios y ceremonias legales para aplacar a Dios, porque significaban el Cordero que se había de sacrificar por todos y después nosotros a Su Majestad con la verdad ejecutada de aquellos figurativos sacrificios. También declara las vestiduras de Aarón, Sumo Sacerdote y figura de Cristo, aunque no había de ser él de orden tan inferior, sino según el orden de Melquisedech (Sal., 109, 4).

150. Los Números contienen las mansiones del desierto, figurando lo que había de hacer con la Iglesia Santa y con su Unigénito humanado y su Madre Santísima y también con los demás Justos; que, según diversos sentidos, todo se comprende en aquellos sucesos de la columna de fuego, del maná, de la piedra que dio agua y otros misterios grandes que contiene en otras obras; y encierra también los que pertenecen a la aritmética; y en todo hay profundos sacramentos.

151. El Deuteronomio es como segunda ley y no diferente sino diverso modo repetida y más apropiadamente figurativa de la Ley Evangélica, porque habiéndose de alargar —por los ocultos juicios de Dios y las conveniencias que su sabiduría conocía— el tomar carne humana, renovaba y disponía leyes que pareciesen a la que después había de establecer por su unigénito Hijo.

152. Jesús Nave o Josué introduce al pueblo de Dios en la tierra de promisión y se la divide pasado el Jordán, obrando grandes hazañas, como figura harto expresa de nuestro Redentor en el nombre y en las obras; en que representó la destrucción de los reinos que poseía el demonio y la separación y división que de buenos y malos se hará el último día.

153. Tras de Josué, estando ya el pueblo en la posesión de la tierra prometida y deseada, que primera y propiamente representa la Iglesia, adquirida por Jesucristo con el precio de su Sangre, viene el libro de los Jueces que Dios ordenaba para gobierno de su pueblo, particularmente en las guerras que por sus continuados pecados e idolatrías padecían de los filisteos y otros enemigos sus vecinos, de que los defendía y libraba cuando se convertían a Él por penitencia y enmienda de la vida. Y en este libro se refiere lo que hizo Débora, juzgando al pueblo y libertándole de una grande opresión; y Jahel también, que concurrió a la victoria; mujeres fuertes y valerosas. Y todas estas historias son expresa figura y testimonio de lo que pasa en la Iglesia.

154. Acabados los Jueces, son los Reyes que pidieron los Israelitas, queriendo ser como las demás gentes en el gobierno. Contienen estos libros grandes misterios de la venida del Mesías. Helí, sacerdote, y Saúl, rey, muertos, dicen la reprobación de la ley vieja. Sadoc y David figuran el nuevo reino y sacerdocio de Jesucristo y la Iglesia con el pequeño número que en ella había de haber en comparación del resto del mundo. Los otros reyes de Israel y Judá y sus cautividades señalan otros grandes misterios de la Iglesia Santa.

155. Entre los tiempos dichos estuvo el pacientísimo del Señor, Job, cuyas palabras son tan misteriosas, que ninguna tiene sin profundos sacramentos de la vida de Cristo nuestro Señor, de la resurrección de los muertos y del último juicio en la misma carne en número que cada uno tiene, de la fuerza y astucia del demonio y sus conflictos. Y sobre todo le puso Dios por un espejo de paciencia a los mortales, para que en él deprendiésemos todos cómo debemos padecer los trabajos después de la muerte de Cristo que tenemos presente, pues antes hubo Santo que a la vista tan de lejos le imitó con tanta paciencia.

156. Pero en los muchos y grandes Profetas que Dios envió a su pueblo en el tiempo de sus reyes, porque entonces más necesitaba de ellos, hay tantos misterios y sacramentos que ninguno dejó el Altísimo de los que pertenecían a la venida del Mesías y su ley que no se lo revelase y declarase; y lo mismo hizo, aunque de más lejos, con los antiguos Padres y Ppatriarcas; y todo era multiplicar retratos y como estampas del Verbo humanado y prevenirle y prepararle pueblo y la Ley que había de enseñar.

157. En los tres grandes patriarcas, Abrahán, Isaac y Jacob, depositó grandes y ricas prendas para poderse llamar Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, queriendo honrarse con este nombre para honrarlos a ellos, manifestando su dignidad y excelentes virtudes y los sacramentos que les había fiado para que diesen nombre a Dios tan honroso. Al Patriarca Abrahán, para hacer aquella representación tan expresa de lo que el eterno Padre había de hacer con su Unigénito, le tentó y probó mandándole sacrificar a Isaac; pero, cuando el obediente padre quiso ejecutar el sacrificio, lo impidió el mismo Señor que lo había mandado, porque sólo para el Eterno Padre se reservase la ejecución de tan heroica obra, sacrificando con efecto a su Unigénito, y sólo en amago se dijese lo había hecho a Abrahán; en que parece fueron los celos del amor divino fuertes como la muerte (Cant., 8, 6), pero no convenía que tan expresa figura quedase imperfecta y así se cumplió sacrificando Abrahán un carnero, que también era figura del Cordero que había de quitar los pecados del mundo (Jn., 1, 29).

158. A Jacob le mostró aquella misteriosa escala, llena de sacramentos y sentidos, y el mayor fue representar al Verbo humanado, que es el Camino y Escala por donde subimos al Padre y de Él bajó Su Majestad a nosotros; y por Su medio suben y descienden ángeles que nos ilustran y guardan, llevándonos en sus manos, para que no nos ofendan las piedras (Sal., 90, 12) de los errores, herejías y vicios, de que está sembrado el camino de la vida mortal; y en medio de ellas subamos seguros por esta escala con la fe y esperanza desde esta Iglesia Santa, que es la casa de Dios, donde no hay otra cosa que puerta del cielo (Gén., 28, 17) y santidad.

159. A Moisés, para constituirle Dios de Faraón y Capitán de su pueblo, le mostró aquella zarza mística que sin quemarse ardía, para señalar en profecía la Divinidad encubierta en nuestra humanidad, sin derogar lo humano a lo Divino, ni consumir lo Divino a lo humano. Y junto con este Misterio señalaba también la virginidad perpetua de la Madre del Verbo, no sólo en el cuerpo, sino también en el alma, y que no la mancharía ni ofendería ser hija de Adán y venir vestida y derivada de aquella naturaleza abrasada con la primera culpa.

160. Hizo también a David a la medida de su corazón (1 Sam., 13, 14), con que pudo dignamente cantar las misericordias del Altísimo (Sal., 88, 1), corno lo hizo comprendiendo en sus Salmos todos los sacramentos y misterios, no sólo de la ley de gracia, pero de la escrita y natural. No se caen de la boca los testimonios, los juicios y las obras del Señor, porque también los tenía en el corazón para meditar de día y de noche. Y en perdonar injurias que expresa imagen o figura del que había de perdonar las nuestras; y así le fueron hechas las promesas más claras y firmes de la venida del Redentor del mundo.

161. Salomón, rey pacífico, y en esto figura del verdadero Rey de los reyes, dilató su grande sabiduría en manifestar por diversos modos de Escrituras los misterios y sacramentos de Cristo, especialmente en la metáfora de los Cantares, donde encerró los misterios del Verbo humanado, de su Madre Santísima y de la Iglesia y fieles. Enseñó también la doctrina para las costumbres por diversos modos; y de aquella fuente han bebido las aguas de la verdad y vida otros muchos escritores.

162. Pero ¿quién podrá dignamente engrandecer el beneficio de habernos dado el Señor, por medio de su pueblo, el número loable de los Profetas Santos, donde la Eterna Sabiduría copiosamente derramó la gracia de la profecía, alumbrando a su Iglesia con tantas luces, que desde muy lejos comenzaron a señalarnos el Sol de Justicia y los rayos que había de dar en la Ley de gracia con sus obras? Los dos grandes Profetas, Isaías y Jeremías, fueron escogidos para evangelizarnos alta y dulcemente los misterios de la Encarnación del Verbo, su Nacimiento, Vida y Muerte. Isaías nos prometió que concebiría y pariría una virgen y nos daría un hijo que se llamaría Emanuel y que un pequeñuelo hijo nacería para nosotros y llevaría su imperio sobre su hombro (Is., 7, 14; 9, 6); y todo lo restante de la vida de Cristo lo anunció con tanta claridad, que pareció su Profecía Evangelio. Jeremías dijo la novedad que Dios había de obrar con una mujer que tendría en su vientre un varón (Jer., 31, 22), que sólo podía ser Cristo, Dios y hombre perfecto; anunció su venta, pasión, oprobios y muerte. Suspensa y admirada quedo en la consideración de estos Profetas. Pide Isaías que envíe el Señor el Cordero que ha de señorear al mundo, de la piedra del desierto al monte de la hija de Sión (Is., 16, 1); porque este Cordero, que es el Verbo humanado, en cuanto a la Divinidad estaba en el desierto del Cielo, que faltándole los hombres se llama desierto; y llamándose Piedra por el asiento, firmeza y quietud eterna de que goza. El monte, adonde pide que venga, en lo místico es la Iglesia Santa, y primero María Santísima, hija de la visión de paz, que es Sión; y la interpone el Profeta por Medianera para obligar al Padre Eterno que envíe al Cordero su Unigénito, porque en todo el resto del linaje humano no había quien le pudiese obligar tanto como haber de tener tal Madre que le diese a este Cordero la piel y vellocino de su Humanidad Santísima; y esto es lo que contiene aquella dulcísima oración y profecía de Isaías.

163. Ezequiel vio también a esta Madre Virgen en la figura o metáfora de aquella puerta cerrada (Ez., 44, 2), que para solo el Dios de Israel estaría patente y ningún otro varón entraría por ella. Habacuc contempló a Cristo Señor nuestro en la Cruz y con profundas palabras profetizó los Misterios de la Redención y los admirables efectos de la Pasión y muerte de nuestro Redentor. Joel describe la tierra de los doce tribus, figura de los doce Apóstoles que habían de ser cabezas de todos los hijos de la Iglesia; también anunció la venida del Espíritu Santo sobre los siervos y siervas del Muy Alto, señalando el tiempo de la venida y vida de Cristo. Y todos los demás Profetas por partes la anunciaron, porque todo quiso el Altísimo quedase dicho y profetizado y figurado tan de lejos y tan abundantemente, que todas estas obras admirables pudiesen testificar el amor y cuidado que tuvo Dios para con los hombres y cómo enriqueció a su Iglesia; y asimismo para culpar y reprender nuestra tibieza, pues aquellos Antiguos Padres y Profetas sólo con las sombras y figuras se inflamaron en el Divino amor e hicieron cánticos de alabanza y gloria para el Señor; y nosotros, que tenemos la verdad y el día claro de la gracia, estamos sepultados en el olvido de tantos beneficios, y dejando la luz buscamos las tinieblas.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
socorro
Esporádico


Registrado: 23 Dic 2005
Mensajes: 64
Ubicación: u.s.a

MensajePublicado: Mar Ene 03, 2006 11:34 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

hola hermanos eh mandado 2 petisiones y no salen me podria alguien de cir que estoy asiendo mal gracias
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor Dirección AIM Yahoo Messenger MSN Messenger
socorro
Esporádico


Registrado: 23 Dic 2005
Mensajes: 64
Ubicación: u.s.a

MensajePublicado: Mar Ene 03, 2006 11:43 pm    Asunto: oraciones
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

pido oracion por mi mama francisca ya esta mejor pero dice que el dolor de sus huesos no se quita y por mi hija yazmin para que deberas deje de ber aun muchacho de color que no es bueno para ella pues no trabaja y ase drogas y le pedia dinero ami hija y ella se lo daba y le compraba todo ropa comida y ella cambio mucho con nosotros se iso mentirosa y siempre andaba de mal humor y nos puso el bill del telefono muy caro 2 veses ella cambio mucho con ese muchacho alludenme por favor con sus oraciones Embarassed Embarassed Embarassed solo el que no tiene hijos no sabe como duele ber asus hijos ir por el mal camino y no poder detenerlos gracias

su hermana en cristo socorro
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor Dirección AIM Yahoo Messenger MSN Messenger
Francisco Duran Tobias
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 2222
Ubicación: Barcelona

MensajePublicado: Jue Ene 05, 2006 8:08 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

Hola mama. Socorro :

Madre preocupada por su madre e hija . Con voz que clama para que todo sea según el buen camino.

Debes rezar mucho y yo te acompañare en oración.

Que dificil es hablar con una hija cuando no quiere escuchar y se le plantean caminos faciles y obscuros que le llevan por el mal camino.

Si debes rezar mucho para que Dios de luz a tu hija y despierte en ella por su conciencia el amor a Dios , para que ella vea con sus ojos el mal con el que camina y lo aborrezca.

Aprovechando que estas en este foro te voy a buscar unas oraciones de Sor María de Jesús y se la dedicas a la Virgen María que también es Madre para que te ayude . Te lo paso en otro mensaje.

Pero antes dejame contarte una historia que la Virgen entregó a Sor Maria de J. de su vida.

La madre de la Virgen María sabía porque así quiso el cielo que su hija sería la Madre del mundo , la que traería en sus entrañas al Salvador , el Cristo.

Pero le prohibieron que se lo dijeran a María.

Ana tubo a María hasta los tres años , donde después debía dejarla en el templo de Jerusalem para su formación. Y así fué el pacto con Dios.

Pero en esos tres años la madre vió la grandeza de esa niña , la obediencia y las virtudes bellísimas que tenía y su amor por ella , imaginate tu que eres madre , de un tesoro tan grande.

Unos dias antes de los tres años Ana oraba y pedía al cielo para que se quedase con la niña pues era su propia vida , pero unos angeles le dijeron que no podia ser , que debía cumplir lo pactado y éstos le dieron consuelo y gracia para sobrellevar este asunto.

Maria se quedo en el templo a los tres años y los padres Ana y Joaquin marcharon solos y ancianos a Nazareth pero rodeados de ángeles que les consolaban.

En el templo le preguntaron a Maria desde el cielo sin queria algo y pidio dos cosas , y una de ellas era que consolaran y velaran por sus padres.

A lo que una gracia mayor y a través de la dulce niña llegó a los ancianos para llevar mejor la situación.

Con esto te quiero decir que no estas sola y que la oración es poderosa y amiga y que te calmara y verás mejor la situación y tu hija también podrá recibir por tu amor la luz del cielo igual que el cielo consoló a los padres de María.

Luego vuelvo te busco las oraciones.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Francisco Duran Tobias
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 2222
Ubicación: Barcelona

MensajePublicado: Jue Ene 05, 2006 8:16 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

Socorro :

Esto es para ti y para quien quiera.
Se que ya habrás rezado mucho , pero insiste , no pares nunca de rezar pues siempre hay motivos .

Confia en Jesus y en Sor Maria de Jesús , mujer de un gran amor a Dios y discípula de la Virgen María.


Triduo a la Venerable Sor María de Jesús de Agreda
Concepcionista Franciscana (1602-1665)

Oración introductoria para cada día:
Por la señal...
Señor mío Jesucristo...
Señor, que nos dijiste por medio de Sor María de Jesús de Agreda: Pobres, desvalidos, pecadores, grandes, pequeños, enfermos y todos los Mijos de Adán, venid por vuestro remedio a mi liberal e infinita providencia, por la intercesión de la que dio carne humana al Verbo, ya que sola esta intercesión es poderosa para solicitar vuestro remedio y alcanzarlo. Concédenos las gracias que hoy te pedimos, para emplearnos enteramente en tu santo servicio. Por Jesucristo.

Día Primero

Oración introductoria

Oración del día
Santísima Virgen María, Sor María de Jesús escribió cosas grandes de Ti. Con sus mismas palabras, te Suplicamos: Tú quieres y me mandas que te imite; estampa y graba en mí tu viva imagen. Tú sembraste la semilla santa de tu devoción en mi terreno corazón; guárdala y foméntala, Madre, Señora y Dueña mía, para que dé fruto centésimo. Encamíname hasta el fin, mándame como Reina, enséñame como Maestra y corrígeme coma Madre. Amén.

Oración Final para cada día
Santísima Trinidad, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, la vida de Sor María de Jesús de Agreda fue un canto de alabanza y amor a tu Divinidad, un acto continuo de inmolación generosa para fecundar tu Iglesia, y una dedicación total a la contemplación del misterio de María, Inmaculada. Porque no, sirve de ejemplo, de estímulo y de guía, te pedimos, Señor, su beatificación y glorificación en la tierra. Amén.

Ruega por nosotros, Venerable Madre Sor María de Jesús,.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
(Pídase la gracia que se desee obtener)
Pater, Ave y Gloria.

Día Segundo
Oración introductoria

Oración del día
Santísima Virgen María, que dijiste a Sor María de Jesús de Agreda, y nos dices también a nosotros: Tengo por mía esta Iglesia; el Muy Alto me mandó que cuidase de ella cono Madre y Señora. Tú ámala también, respétala y estímala con todo tu corazón, goza de ras tesoros, logra las riquezas del cielo que con su mismo Autor están depositadas en la Iglesia. Procura unirla contigo, y a ti con ella. Por esta Iglesia santa quiero que trabaje siempre. Haz, Señora nuestra que sintamos y obremos siempre como Iglesia que somos, y nos consuma el celo por la salvación de las almas, que tuvo la Venerable Madre. Amén.

Oración Final.

Día Tercero

Oración introductoria

Oración del día
Santísima Virgen María, nos alegran y celebramos los dones y carismas que depositaste en el alma de Sor María de Jesús, y que adivinamos en estas sus palabras: Obró en mi la fuerte y suave fuerza de la sabiduría, manifestóme lo más oculto y a la ciencia humana más incierto. Púsome delante de ti, oh imagen espaciosa de la divinidad y Ciudad Mística de su habitación, para que, en la noche y tinieblas de esta mortal vida, me guiasteis como estrella, me alumbrases como luna inmensa luz, y yo te siguiese como a Capitana, te amase como a Madre, te obedeciese como a Señora, te oyese como a Maestra y en Ti, como en espejo inmaculado y puro, me mirase. Danos, Señora nuestra, esos mismos sentimientos y deseos de la Sabiduría Infinita que es Cristo, y el amor hacia Ti que alimentó la preciosa vida de tu Sierva. Amén.

Oración final
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
socorro
Esporádico


Registrado: 23 Dic 2005
Mensajes: 64
Ubicación: u.s.a

MensajePublicado: Vie Ene 06, 2006 3:32 am    Asunto: respuesta
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

muchas geracias a todos los que me estan alludando con sus oraciones especial mente a francisco por sus oraciones que me mando gracias dios los bendiga socorro
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor Dirección AIM Yahoo Messenger MSN Messenger
Francisco Duran Tobias
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 2222
Ubicación: Barcelona

MensajePublicado: Vie Ene 06, 2006 12:47 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

Escrito por Sor Maria de Jesus de mano de la purísima Virgen María. La Madre de todo lo creado.

Doctrina de la soberana Señora.

477. Hija mía, la naturaleza humana es imperfecta y remisa en obrar la virtud y frágil en desfallecer, porque se inclina mucho al descanso y repugna al trabajo con todas sus fuerzas. Y cuando el alma escucha y contemporiza con las inclinaciones de la parte animal y le da mano, ella la toma de suerte que se hace superior a las fuerzas de la razón y del espíritu y le reduce a peligrosa y vil servidumbre. En todas las almas este desorden de la naturaleza es abominable y formidable, pero sin comparación le aborrece Dios en sus ministros y religiosos, a quienes, como la obligación de ser perfectos es más legítima, así es mayor el daño de no salir siempre victoriosos de esta contienda de las pasiones. De esta tibieza en resistir y la frecuencia en ser vencidos, resulta un desaliento y perversidad de juicio, que vienen a satisfacer y quedar mal seguros con hacer algunas ceremonias muy leves de virtud, y aun les parece, sin hacer cosa de provecho, que mudan un monte de una parte a otra. Introduce con esto el demonio otros divertimientos y tentaciones y, con el poco aprecio que hacen de las leyes y ceremonias comunes de la religión, vienen a desfallecer casi en todas y, juzgándolas cada una por cosa leve y pequeña, llegan a perder el conocimiento de la virtud y vivir en una falsa seguridad.

478. Pero tú, hija mía, quiero que te guardes de tan peligroso engaño y adviertas que un descuido voluntario en una imperfección dispone y abre camino para otra, y éstas para los pecados veniales, y ellos para los mortales, y de un abismo en otro se llega al profundo y al desprecio de todo mal. Para prevenir este daño se debe atajar muy de lejos la corriente, porque una obra o ceremonia que parece pequeña es antemuralla que detiene lejos al enemigo, y los preceptos y leyes de las obras mayores obligatorias son el muro de la conciencia, y si el demonio rompe y gana la primera defensa está más cerca de ganar la segunda, y si en ésta hace portillo con algún pecado, aunque no sea gravísimo, ya tiene más fácil y seguro el asalto del reino interior del alma, y como ella se halla debilitada con los actos y hábitos viciosos, y sin las fuerzas de la gracia, no resiste con fortaleza, y el demonio que la tiene adquirida la sujeta y oprime sin hallar resistencia.

479. Considera, pues, ahora, carísima, cuánto ha de ser tu desvelo entre tantos peligros, cuánta tu obligación para no dormir entre ellos. Considérate religiosa, esposa de Cristo, prelada, enseñada, ilustrada y llena de tan singulares beneficios, y por estos títulos y otros, que en ellos debes ponderar, mide tu cuidado, pues a todos debes retorno y correspondencia a tu Señor. Trabaja, porque seas puntual en el cumplimiento de todas las ceremonias y leyes de la religión y para ti no haya ley, ni mandato, ni acción perfecta que sea pequeña; ninguna desprecies ni olvides, todas las observa con rigor, porque en los ojos de Dios todo es precioso y grande, lo que se hace por su gusto. Cierto es que le tiene en ver cumplido lo que manda y que el despreciarlo le ofende. En todo considera que tienes Esposo a quien agradar, Dios a quien servir, Padre a quien obedecer, Juez a quien temer y Maestra a quien imitar y seguir.

480. Para que todo esto lo cumplas has de renovar en tu ánimo una resolución fuerte y eficaz de no oír a tus inclinaciones ni consentir en la flojedad remisa de tu naturaleza; ni, por la dificultad que sintieres, omitir acción o ceremonia alguna, aunque sea besar la tierra, cuando sueles hacerlo, según la costumbre de la religión; lo poco y lo mucho ejecuta con afecto y constancia y serás agradable a los ojos de mi Hijo y a los míos. En las obras de supererogación pide consejo a tu Confesor y Prelado; y primero suplica a Dios que le dé acierto y llega desnuda de toda inclinación y afecto a cosa determinada, y lo que te ordenare, óyelo y escríbelo en tu corazón y ejecútalo con puntualidad; y si es posible acudir a la obediencia y consejo, nunca por ti sola determines cosa alguna por más buena que te parezca; que la voluntad de Dios se te manifestará siempre por la santa obediencia.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Francisco Duran Tobias
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 2222
Ubicación: Barcelona

MensajePublicado: Sab Ene 07, 2006 10:01 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

La Virgen María mando que Sor María de Jesús escribiera las memorias de la Virgen y a su vez ilustraba a la Venerable sobre como debía ser para asemejarse a la Virgen y de esta manera tener un conocimiento mas pleno de su Hijo.

En varios capítulos y por la gran sabiduría de la Madre del mundo le mandó incluir las siete virtudes que por excelencia tienen los Hijos de Dios.

Sobre estas virtudes le mandó que escribiera la que todo lo sabe del conocimiento que los doctores de la iglesia le habían enseñado mostrando una vez la gran humildad de la Madre y el gran respeto por la Iglesia de la que ella participó activamente junto con su Hijo fundador de la misma con los doce discípulos.

Así pues y resumiendo todo lo que puedo para una mejor lectura y recordando que pueden leer la obra entera de la Venerable señora paso a escribir lo que ella escribió resumido.

LAS 7 VIRTUDES Y LAS DERIVADAS DE ELLAS.

LA FE.

¡Cuántos hombres que el mundo ha celebrado por grandes, poderosos y sabios, por faltarles la luz de la fe se despeñaron desde las tinieblas de su infidelidad en abominables pecados y de allí a las tinieblas eternas del infierno! ¡Cuántos reinos y provincias llevaron ciegas y llevan hoy tras de sí estos más ciegos, hasta caer todos en la fóvea de las penas eternas! A estos siguen los malos fieles y creyentes que, habiendo recibido esta gracia y beneficio de la fe, viven con él como si no le tuviesen en sus almas.

No te olvides, amiga mía, de agradecer esta preciosa margarita que te ha dado el Señor, como arras y vínculo del desposorio que contigo ha celebrado para traerte al tálamo de su Santa Iglesia y después al de su eterna visión beatífica. Ejercita siempre esta virtud de la fe, pues ella te pone cerca del último fin adonde caminas y del objeto que deseas y amas.


LA ESPERANZA.

Hija mía, con las dos virtudes fe y esperanza, como con dos alas de infatigable vuelo, se levantaba mi espíritu buscando al interminable y sumo bien, hasta descansar en la unión de su íntimo y perfecto amor.

Renueva siempre y confiere en tu memoria las promesas del Altísimo y con la certeza de la fe que tienes de su verdad levanta el corazón con ardiente deseo, anhelando a conseguirlas; y con esta firme esperanza te puedes prometer por los méritos de mi Hijo Santísimo que llegarás a ser moradora de la celestial patria y compañera de todos los que en ella con inmortal gloria miran la cara del Altísimo

Fuera de esto, para que más te muevas, considera y llora con íntimo dolor la infelicidad de tantas almas, que son imagen de Dios y capaces de su gloria y por sus culpas están privadas de la esperanza verdadera de gozarle.
LA CARIDAD.


La virtud sobreexcelentísima de la Caridad es la señora, la Reina, la Madre, alma, vida y hermosura de todas las otras virtudes; la caridad es quien las gobierna todas, las mueve y encamina a su verdadero y último fin; ella las engendra en su ser perfecto, las aumenta y conserva, las ilustra y adorna y les da vida y eficacia. Y si todas las demás causan en la criatura alguna perfección y ornato, la caridad se la da y las perfecciona; porque sin caridad todas son feas, oscuras, lánguidas, muertas y sin provecho; porque no tienen perfecto movimiento de vida ni sentido

Muchas razones tiene la Iglesia Católica para que de las perfecciones Divinas se le atribuya al Padre la omnipotencia, al Hijo la sabiduría y al Espíritu Santo el amor; porque el Padre es principio sin principio, el Hijo nace del Podre por el entendimiento y el Espíritu Santo de los dos procede por la voluntad

Entre todas las criaturas visibles ninguna como el sol nos manifiesta la Caridad Divina y nos la propone para imitarla; porque este nobilísimo planeta por su misma naturaleza, sin otra deliberación más que su inclinación innata, comunica su luz a todas partes y a todos aquellos que son capaces de recibirla sin diferencia, y cuanto es de su parte nunca la niega ni suspende (Dionisio, De Divinis Nominibus, c. IV); y esto lo hace sin obligarse a nadie, sin recibir beneficio ni retorno de que tenga necesidad y sin hallar en las cosas que ilumina y fomenta alguna bondad antecedente que le mueva y le atraiga, ni esperar otro interés más que derramar la misma virtud que en sí contiene, para que todos la participen y comuniquen.

Pero a lo menos, si no podemos mejorar lo que amamos, bien podemos amar a todos sin intereses de mejorarnos y sin andar deliberando y escogiendo a quién amar y hacer bien con esperanza del retorno.

Y sola ella supo amar más y mejor que todas juntas, amando a Dios pura, perfecta, íntima y sumamente por Dios y a las criaturas por el mismo Dios y como Él las ama. Sola ella adecuadamente siguió el impulso de la Caridad y su inclinación generosa amando al sumo bien por sumo bien, sin otra atención; amando a las criaturas por la participación que tienen de Dios, no por el retorno y retribución. Y para imitar en todo a la Caridad Increada, sola María Santísima pudo y supo amar para mejorar a quien es amado; pues con su amor obró de suerte, que mejoró el cielo y la tierra en todo lo que tiene ser, fuera del mismo Dios.

El orden de esta virtud es amar primero a Dios que es sobre la criatura y luego amarse ella a sí misma y tras de sí amar lo que está cerca de sí, que es su prójimo. A Dios se ha de amar con todo el entendimiento sin engaño, con toda la voluntad sin dolo ni división, con toda la mente sin olvido, con todas las fuerzas sin remisión, sin tibieza, sin negligencia. El motivo que tiene la caridad para amar a Dios y todo lo demás a que se extiende es el mismo Dios; porque debe ser amado por sí mismo, que es sumo bien infinitamente perfecto y santo. Y amando a Dios con este motivo, es consiguiente que la criatura se ame a sí misma y al prójimo como a sí misma; porque ella y su prójimo no son suyos, tanto como son del Señor, de cuya participación reciben el ser, la vida y movimiento; y quien de verdad ama a Dios por quien es, ama también a todo lo que es de Dios y tiene alguna participación de su bondad. Por esto la Caridad mira al prójimo como obra y participación de Dios y no hace diferencia entre amigo y enemigo; porque sólo mira lo que tienen de Dios y que son cosa suya y no atiende esta virtud a lo que tiene la criatura de amigo o enemigo, de bienhechor o malhechor; sólo diferencia entre quien tiene más o menos participación de la bondad infinita del Altísimo y con el debido orden los ama a todos en Dios y por Dios.

También conocerás si los amas con Caridad en la diferencia que hicieres de amigo o enemigo, de apacible o no apacible, de cortés más o menos y de quien tiene o no tiene gracias naturales. Todas estas diferencias no las hace la caridad verdadera, sino la inclinación natural o las pasiones de los apetitos, que tú debes gobernar con esta virtud, extinguiéndolos y degollándolos.

LA PRUDENCIA.

Como el entendimiento precede en sus operaciones a la voluntad y la encamina en las suyas, así las virtudes que tocan al entendimiento son primero que las de la voluntad

Por esta razón la virtud de la prudencia es la primera y pertenece al entendimiento; y ésta es como la raíz de las otras virtudes morales y cardinales, que con la prudencia son loables sus operaciones y sin ella son viciosas y vituperables.

La Prudencia política, en general, es la que piensa y pesa todo lo que se debe hacer y, reduciéndolo a la razón, nada hace que no sea recto y bueno. La Prudencia purgatoria o purgativa es la que todo lo visible pospone y abstrae por enderezar el corazón a la Divina contemplación y a todo lo que es celestial. La Prudencia del ánimo purgado es la que mira al sumo bien y endereza a Él todo el afecto para unirse y descansar allí, como si ninguna otra cosa hubiera fuera de Él.

Las partes que componen la Prudencia, claro está que con suma perfección estaban en nuestra Reina. La primera es la Memoria, para tener presentes las cosas pasadas y experimentadas; de donde se deducen muchas reglas de proceder y obrar en lo futuro y presente; porque esta virtud trata de las operaciones en particular; y como no puede haber una regla general para todas, es necesario deducir muchas de muchos ejemplos y experiencias; y para esto se requiere la memoria

Otra parte de la Prudencia se llama inteligencia, que principalmente mira a lo que de presente se debe hacer; y consiste en entender profunda y verdaderamente las razones y principios ciertos de las obras virtuosas para ejecutarlas, deduciendo su ejecución de esta inteligencia, así en lo que conoce el entendimiento de la honestidad de la virtud en general, como de lo que debe hacer en particular quien ha de obrar con rectitud y perfección; como cuando tengo profunda inteligencia de esta verdad: A nadie debes hacer el daño que tú no quieres recibir de otro; luego a este tu hermano no debes hacerle agravio particular, que a ti te pareciera mal, si contigo lo hiciera él mismo o cualquiera otro

La tercera se llama Providencia, y es la principal entre las partes de la Prudencia, porque lo más importante en la dirección de las acciones humanas es ordenar lo presente a lo futuro, para que todo se gobierne con rectitud; y esto hace la Providencia



Pero considerando todas las operaciones de esta virtud en cuanto conoce los medios de las otras virtudes y endereza las operaciones de la voluntad, en esta consideración añaden los doctores y filósofos otras cinco partes y operaciones a la Prudencia, que son: docilidad, razón, solercia, circunspección y cautela. La docilidad es el buen dictamen y disposición para ser enseñada la criatura de los más sabios, y no serlo consigo misma, ni estribar en su propio juicio y sabiduría. La razón, que también se llama raciocinación, consiste en discurrir con acierto, deduciendo de lo que se entiende como en general las particulares razones o consejos para las operaciones virtuosas. La solercia es la diligente atención y aplicación advertida a todo lo que sucede, como la docilidad a lo que nos enseñan, para hacer juicio recto y sacar reglas de bien obrar nuestras acciones. La circunspección es el juicio y consideración de las circunstancias que ha de tener la obra virtuosa; porque no basta el buen fin para que sea loable, si le faltaren los circunstancias y oportunidad que se requieren en ellas. La cautela dice la discreta atención con que se deben advertir y evitar los peligros o impedimentos que pueden ocurrir con color de virtud o impensadamente, para que no nos hallen incautos o inadvertidos.

Y como eran la mayor parte de sus obras ordenadas a la caridad de los prójimos, y todas tan oportunas, por eso en el enseñar, consolar, amonestar, rogar o corregir, siempre se lograba la eficaz dulzura de sus razones y agrado de sus obras.


Y como el enemigo, según adelante diré (Cf. infra p. II n. 353), se desvelaba tanto en ponerle impedimentos exquisitos y extraños para el bien, porque no los podía mover en sus pasiones, por esto ejercitó la Prudentísima Virgen esta parte de la cautela muchas veces con admiración de todos los Ángeles. Y de esta discreción cautelosa de María Santísima, le cobró el demonio una temerosa rabia y envidia, deseando conocer el poder con que le deshacía tantas maquinaciones y astucias como fraguaba para impedirla o divertirla, y siempre quedaba frustrado, porque siempre la Señora de las virtudes obraba lo más perfecto de todas en cualquiera materia y suceso.

.Y como el gobierno de la Prudencia puede ser consigo mismo o con otros, por eso se divide según que enseña a gobernarse a sí y a otros. La que sirve a cada uno para el gobierno de sus propias y especiales acciones, creo se llama enárquica; y de ésta no hay que decir más de lo que arriba queda declarado del gobierno que la Reina del Cielo tenía principalmente consigo misma. La que enseña el gobierno de muchos se llama poliárquica; y ésta se divide en cuatro especies, según las diferencias de gobernar diversas partes de multitud: la primera se llama prudencia regnativa que enseña a gobernar los reinos con leyes justas y necesarias, y es propia de los reyes, príncipes y monarcas y de aquellos donde está la potestad suprema; la segunda se llama política, determinando este nombre a la que enseña el gobierno de las ciudades o repúblicas; la tercera se llama económica, que enseña y dispone lo que pertenece al gobierno doméstico de las familias y casas particulares; la cuarta es la prudencia militar, que enseña a gobernar la guerra y los ejércitos.


El ejercicio de la Prudencia regnativa o monárquica tuvo como Emperatriz única en la Iglesia, enseñando, amonestando y gobernando a los Sagrados Apóstoles en la primitiva Iglesia, para fundarla y establecer en ella las leyes, ritos y ceremonias más necesarios y convenientes para su propagación y firmeza. Y aunque les obedecía en las cosas particulares y preguntaba especialmente a San Pedro como Vicario de Cristo y cabeza, y a San Juan como a su capellán, pero juntamente la consultaban y obedecían ellos y los demás en las cosas generales y en otras del gobierno de la Iglesia. Enseñó también a los reyes y príncipes cristianos que la pidieron consejo; porque muchos la buscaron para conocerla después de la subida de su Hijo Santísimo a los Cielos (Cf. infra p. II n. 567 y p. III n. 587-588); especialmente la consultaron los tres Reyes Magos, cuando adoraron al Niño, y ella les respondió y enseñó todo lo que debían hacer, en su gobierno y de sus estados, con tanta luz y acierto que fue su estrella y guía para enseñarles el camino de la eternidad; y volvieron a sus patrias ilustrados, consolados y admirados de la sabiduría, prudencia y dulcísima eficacia de las palabras que habían oído a una tierna doncella. Y para testimonio de todo lo que en esto se puede encarecer, basta oír a la misma Reina que dice (Prov., 8, 15-16): Por mí reinan los Reyes, mandan los Príncipes y los autores de las leyes determinan lo que es justo.

Tampoco le faltó el uso de la prudencia política, enseñando a las repúblicas y pueblos, y a los de los primitivos fieles en particular, cómo habían de proceder en sus acciones públicas y gobierno y cómo debían obedecer a los reyes y príncipes temporales, y en particular al Vicario de Cristo y Cabeza de la Iglesia, y a sus Prelados y Obispos, y cómo se debían disponer los Concilios, definiciones y decretos que en ellos se hacían. La prudencia militar tuvo también su lugar en la soberana Reina; porque fue consultada también sobre esto de algunos fieles, a quienes aconsejó y enseñó lo que debían hacer en las guerras justas con sus enemigos, para obrarlas con mayor justicia y beneplácito del Señor. Y aquí pudiera entrar el valeroso ánimo y Prudencia con que venció esta poderosa Señora al príncipe de las tinieblas y enseñó a pelear con él con suprema sabiduría y Prudencia.


LA JUSTICIA.


La gran virtud de la Justicia es la que más sirve a la caridad de Dios y del prójimo, y así es la más necesaria para la conservación y comunicación humana; porque es un hábito que inclina a la voluntad a dar a cada uno lo que le toca; y tiene por materia y objeto la igualdad, ajustamiento o derecho que se debe guardar con los prójimos y con el mismo Dios.

Las dos especies de justicia, que son distributiva y conmutativa, estuvieron también en María Purísima en grado heroico. La justicia distributiva gobierna las operaciones con que se distribuyen las cosas comunes a las personas particulares


La Justicia conmutativa enseña a guardar igualdad recíprocamente en lo que se da y recibe entre las particulares personas; como dar dos por dos, etc.

Tiene otras acciones esta virtud que se ejercitan entre los prójimos, cuales son juzgar unos a otros con juicio público y civil o con juicio particular; de cuyo contrario vicio habló el Señor por San Mateo cuando dijo (Mt., 7, 1): No queráis juzgar y no seréis juzgados. En estas acciones de juicio se le da a cada uno lo que se le debe, según la estimación del que juzga; y por esto son acciones justas si se conforman con la razón y si desdicen de ella son injusticia.

En los dos géneros de justicia, conmutativa y distributiva, se encierran muchas especies y diferencias de virtudes, que no me detengo a referirlas; pues todas las que convenían a María Santísima las tuvo en hábito y en actos supremos y excelentísimos. Pero hay otras virtudes que se reducen a la justicia, porque se ejercitan con otros y participan en algo las condiciones de justicia, aunque no en todo; porque no alcanzamos a pagar adecuadamente todo lo que debemos, o porque, si podemos pagarlo, no es la deuda y obligación tan estrecha como la induce el rigor de la perfecta justicia conmutativa o distributiva.

. La primera es la virtud de la religión, con la que damos a Dios el culto y reverencia que le debemos, aunque su grandeza excede en infinito y sus dones no pueden tener igual retorno de agradecimiento ni alabanza

En segundo lugar está la piedad, que es una virtud con que reverenciamos a los padres, a quienes después de Dios debemos el ser y educación, y también a los que participan esta causa, como son los deudos y la patria, que nos conserva y gobierna. Esta virtud de la piedad es tan grande, que se debe anteponer, cuando ella obliga, a los actos de supererogación de la virtud de la religión, como lo enseñó Cristo Señor nuestro por san Mateo (Mt., 15, 3ss), cuando reprendió a los fariseos que con pretexto del culto de Dios enseñaban a negar la piedad con los padres naturales. El tercero lugar toca a la observancia, que es una virtud con que damos honor y reverencia a los que tienen alguna excelencia o dignidad superior de diferente condición que la de los padres o natural patria. En esta virtud ponen los doctores la dulía y la obediencia como especies suyas. Dulía es la que reverencia a los que tienen alguna participación de la excelencia y dominio del supremo Señor, que es Dios, a quien toca el culto de la adoración latría. Por esto honramos a los Santos con adoración o reverencia dulía, y también a las superiores dignidades, cuyos siervos nos manifestamos. La obediencia es con la que rendimos nuestra voluntad a la de los superiores, queriendo cumplir la suya y no la nuestra. Y porque la libertad propia es tan estimable, por eso esta virtud es tan admirable y excelente entre todas las virtudes morales, porque deja más la criatura en ella por Dios que en otra ninguna.

Restan otras virtudes que también se reducen a la Justicia, porque con ellas damos lo que debemos a otros con alguna deuda moral, que es un honesto y decente título. Estas son: la gratitud, que se llama gracia, la verdad o veracidad, la vindicación, la liberalidad, la amistad o afabilidad. Con la gratitud hacemos alguna igualdad con aquellos de quienes recibimos el beneficio, dándoles gracias por él, según la condición del beneficio, y también según el estado y condición del bienhechor; que a todo esto se debe proporcionar el agradecimiento y se puede hacer con diversas acciones. La veracidad inclina a tratar verdad con todos, como es justo que se trate en la vida humana y conversación necesaria de los hombres, excluyendo toda mentira —que en ningún suceso es lícita— toda engañosa simulación, hipocresía, jactancia e ironía. Todos estos vicios se oponen a la verdad; y si bien es posible y aun conveniente declinar en lo menos cuando hablamos de nuestra propia excelencia o virtud, para no ser molestos con exceso de jactancia, pero no es justo fingir menos con mentira, imputándose lo que no tiene de vicio. La vindicación es virtud que enseña a recompensar y deshacer con alguna pena el daño propio o el del prójimo que recibió de otro. Esta virtud es dificultosa entre los mortales, que de ordinario se mueven con inmoderada ira y odio fraternal, con que se falta a la caridad y justicia; pero cuando no se pretende el daño ajeno sino el bien particular o público, no es ésta pequeña virtud, pues usó de ella Cristo nuestro Señor cuando expelió del templo a los que le violaban con irreverencia (Jn., 2, 15); y Elias y Eliseo pidieron fuego del cielo (4 Re., 1) para castigar algunos pecados; y en los Proverbios se dice (Prov., 13, 24): Quien perdona la vara del castigo, aborrece a su hijo. La liberalidad sirve para distribuir conforme a razón el dinero o semejantes cosas, sin declinar a los vicios de avaricia y prodigalidad. La amicicia o afabilidad consiste en el decente y conveniente modo de conversar y tratar con todos, sin litigios ni adulación, que son los vicios contrarios de esta virtud.

Ella supo dignamente y alcanzó a dar gracias por los agravios y ofensas, como por grandes beneficios, porque su incomparable humildad nunca reconocía injurias y de todas se daba por obligada; y como no olvidaba los beneficios, no cesaba en el agradecimiento.

En la virtud que se llama vindicación tampoco le faltaron a María Santísima muchos actos perfectísimos, no sólo enseñándola como maestra en las ocasiones que fue necesario en los principios de la Iglesia evangélica, pero por sí misma celando la honra del Altísimo y procurando reducir a muchos pecadores por medio de la corrección, como lo hizo con Judas muchas veces, o mandando a las criaturas —que todas le estaban obedientes— castigasen algunos pecados para el bien de los que con ellos merecían eterno castigo. Y aunque en estas obras era dulcísima y suavísima, más no por eso perdonaba al castigo cuando y con quien era medio eficaz de purificar el pecado; pero con quien más ejercitó la venganza, fue contra el demonio, para librar de su servidumbre al linaje humano.

Para el uso más perfecto y adecuado de esta virtud grande de la Justicia le señalan los doctores otra parte o instrumento, que llaman epiqueya, con la cual se gobiernan algunas obras que salen de las reglas y leyes comunes; porque éstas no pueden prevenir todos los casos ni sus circunstancias ocurrentes, y así es necesario obrar en algunas ocasiones con razón superior y extraordinaria. De esta virtud tuvo necesidad y usó la Reina soberana en muchos sucesos de su vida santísima, antes y después de la ascensión de su Hijo unigénito a los cielos, y especialmente después, para establecer las cosas de la primitiva Iglesia, como en su lugar diré (Cf. p. III), si fuere servido el Altísimo.

LA FORTALEZA.

La virtud de la fortaleza, que se pone en el tercer lugar de las cuatro cardinales, sirve para moderar las operaciones que cada uno ejercita principalmente consigo mismo con la pasión de la irascible.

La primera de estas operaciones o especies se quedó con el nombre de fortaleza, y algunos doctores la llaman belicosidad. La segunda se llama paciencia, que es la más noble y superior fortaleza y la que principalmente tuvieron y tienen los Santos, aunque los mundanos, trocando el juicio y los nombres, suelen a la paciencia llamarla pusilanimidad y a la presunción impaciente y temeraria llaman fortaleza; porque aún no alcanzan los actos verdaderos de esta virtud.


En la parte de la fortaleza que toca a la paciencia fue María Santísima más admirable, participando sola ella de la excelencia de la paciencia de Cristo su Hijo Santísimo, que fue padecer y sufrir sin culpa y padecer más que todos los que las cometieron. Toda la vida de esta soberana Reina fue una continuada tolerancia de trabajos, especialmente en la vida y muerte de nuestro Redentor Jesucristo, donde la paciencia excedió a todo pensamiento de criaturas y solo el mismo Señor que se la dio puede dignamente darla a conocer.

A la virtud de la fortaleza se reducen también la magnanimidad y la magnificencia; porque participan de estas condiciones en alguna cosa, dando firmeza a la voluntad en la materia que las toca. La magnanimidad consiste en obrar cosas grandes a quienes sigue la honra grande de la virtud; y por eso se dice que tiene por materia propia los honores grandes, y de que le nacen a esta virtud muchas propiedades que tienen los magnánimos, como aborrecer las lisonjas y simuladas hipocresías —que amarlas es de ánimos apocados y viles— no ser codiciosos, ni interesados, ni amigos de lo más útil, sino de lo más honesto y grande; no hablar de sí mismo con jactancia; ser detenidos en obrar cosas pequeñas, reservándose para las mayores; ser más inclinados a dar que recibir; porque todas estas cosas son dignas de mayor honra. Mas no por esto es contra la humildad esta virtud, que una no puede ser contraria de otra; porque la magnanimidad hace que con los dones y virtudes se haga el hombre benemérito de grandes honras, sin apetecerlas ambiciosa y desordenadamente; y la humildad enseña a que las refiera a Dios y se desestime a sí mismo por sus defectos y por su propia naturaleza. Y por la dificultad que tienen las obras grandes y honrosas de la virtud, piden especial fortaleza, que se llama magnanimidad, cuyo medio consiste en proporcionar las fuerzas con las acciones grandes, para que ni las dejemos por pusilánimes, ni las intentemos con presunción ni desordenada ambición ni con apetito de gloria vana; porque todos estos vicios desprecia el magnánimo.

La magnificencia también significa obrar grandes cosas, y en esta significación tan extendida puede ser común virtud, que en todas las materias virtuosas obra cosas grandes. Pero como hay especial razón o dificultad en obrar y hacer grandes gastos, aunque sea conforme a razón, por esto se llama magnificencia especial la virtud que determinadamente inclina a grandes sumptos, regulándolos por la prudencia, para que ni el ánimo sea escaso cuando la razón pide mucho, ni tampoco sea profuso cuando no conviene, consumiendo y talando lo que no debía. Y aunque esta virtud parece la misma con la liberalidad, pero los filósofos las distinguen; porque el magnífico mira a cosas grandes sin atender más y el liberal mira al amor y uso templado del dinero; y alguno podrá ser liberal sin llegar a ser magnífico, si se detiene en distribuir lo que tiene más grandeza y cantidad.

LA TEMPLANZA.


Para gobernar los otros movimientos de la concupiscible sirve la templanza, que es la última virtud de las cardinales y la menor; porque el bien que consigue no es tan general como el que miran las otras virtudes, antes la templanza inmediatamente mira al bien particular del que la tiene. Consideran los doctores y maestros a la templanza en cuanto dice una general moderación de todos los apetitos naturales, y en este sentido es virtud general y común, que comprende a todas las virtudes que mueven el apetito conforme a razón. No hablamos ahora de la templanza en esta generalidad, sino en cuanto sirve para gobernar la concupiscible en la materia del tacto, donde el deleite mueve con mayor fuerza, y consiguientemente en otras materias deleitables que imitan a la delectación del tacto, aunque no con tanta fuerza.

De este deshonor y fealdad redime al hombre la virtud de la templanza, enseñándole a gobernarse no por el deleite mas por la razón; y por esto mereció esta virtud que se le atribuyese a ella cierta honestidad y decoro o hermosura, que nace en el hombre de conservarse en el estado de la razón contra una pasión tan indómita, que pocas veces la escucha ni obedece; y por el contrario, al sujetarse el hombre al deleite animal, se le sigue gran deshonor por la similitud bestial y pueril.

Contiene la templanza en sí a las virtudes de abstinencia y sobriedad, contra los vicios de la gula en la comida y de la embriaguez en la bebida, y en la abstinencia se contiene el ayuno; y son las primeras, porque al apetito lo primero se le ofrece la comida, objeto del gusto, para conservación de la naturaleza. Tras de estas virtudes se siguen las que moderan el uso de la propagación natural, que son castidad y pudicicia, con sus partes virginidad y continencia, contra los vicios de lujuria e incontinencia y sus especies. A estas virtudes, que son las principales en la templanza, se siguen otras que moderan el apetito en otros deleites menores; y las que moderan el sentido del olfato, oído y vista reducen a las del tacto. Pero hay otras semejantes a ellas en diferentes materias: éstas son la clemencia y mansedumbre, que gobiernan la ira y el desorden en castigar contra el vicio de la crueldad inhumana o bestial a que pueden declinar. Otra es la modestia, que contiene en sí cuatro virtudes: la primera es la humildad, que contra la soberbia detiene al hombre para que no apetezca desordenadamente la propia excelencia; la segunda es la estudiosidad, para que no apetezca saber más de lo que conviene y como conviene contra el vicio de la curiosidad; la tercera es la moderación o austeridad para que no apetezca el superfluo fausto y ostentación en el vestido y aparato exterior; la cuarta es la que modera el apetito desmedido en las acciones lusorias, como son juegos, movimientos del cuerpo, burlas, bailes, etc., y, aunque no tiene particular nombre esta virtud, es muy necesaria y se llama generalmente modestia o templanza.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Dom Ene 08, 2006 7:12 am    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

Francisco, amado hermanito en Cristo: ¡Paz en tu corazón!
Siempre llena de gozo mi corazón el contemplar cómo asumes tu compromiso de servicio a Dios. Siempre pronto a darte a todos y mostrando riquezas espirituales tan excelsas como los escritos de Sor María de Jesús, en sus libros de la Mística Ciudad de Dios.

En verdad esta obra está inundada de espiritualidad y sabiduría, y como dices, es necesario leer despacio para ir asimilando poco a poco la esencia de de estos mensajes de nuestra Madre María Santísima.

Gracias a Dios, he tenido la oportunidad de leer algunos libros de Sor María de Jesús, pero son de esos libros que los lees y los relees y siempre encuentras algo nuevo que el Espíritu Santo quiere descubrir en tu vida. En un tiempo, estos libros me ayudaron mucho en mi peregrinar hacia Dios, pero su riqueza es interminable.

Gracias hermanito por todas las cosas bellas que nos regalas de ti, pues siempre estás abierto a los demás.

Recibe todo mi amor en Cristo y Dios te bendiga en los Corazones Misericordiosos de Jesús y María.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Dom Ene 08, 2006 5:45 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Dom Ene 08, 2006 6:02 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando



oracion

SEÑOR y DIOS DIVINO nuestro, glorifica en la tierra a la VENERABLE SOR MARIA DE JESUS DE AGREDA , por cuyo medio descubrimos los insondables tesoros de gracia concedidos a la INMACULADA MADRE de tu HIJO;y concedenos que , como ella, tambien nosotros vayamos a JESUS POR MARIA. Te lo pedimos por JUSUCRISTO, TU HIJO y por intersecion de la VIRGEN, nuestra MADRE. Amen

Convento de la Concepcion Agreda (Soria) España
Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Dom Ene 08, 2006 6:06 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando



ESTA ES LA URNA DONDE SE ENCUENTRA SU CUERPO INCORRUPTO
Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Dom Ene 08, 2006 6:17 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

Cita:


soria-goig.com

Sor María de Jesús de Ágreda nació el dos de abril de 1602 en Ágreda (Soria) y murió en el mismo lugar el 24 de mayo de 1665.

La Venerable (como es llamada aquí en Soria) se llamaba en realidad María Coronel y Arana y era hija de una noble familia agredeña Francisco Coronel y Catalina Arana.

Fue su madre la que convirtió la casa en un convento Concepcionista, albergando en principio a tres religiosas venidas de Burgos, María de Jesús, su hermana Jerónima y la propia Catalina. El padre se refugia en otro convento franciscano de Nalda.
Sor María es elegida priora y con sólo 25 años abadesa.

Pronto alcanzó notoriedad por su santidad, su inteligencia y misticismo. Estas "muertes místicas" la hacían permanecer, durante varias horas inmóvil e insensible para seguidamente alcanzar el éxtasis que generalmente iba acompañado de arrobamientos y levitación. Se elevaba con la cara enardecida y adquiriendo una extrema levedad. Si lo anterior causa interés, lo siguiente, cuanto menos, nos causa asombro. Cuenta la leyenda que tenía, la Venerable, el don de la bilocación. Fue vista por los indios xumanas de la Baja California. Existe una crónica narrada por un franciscano que se encontraba allí, fray Alonso de Benavides, que cuenta, la vio predicando a los indios, con un vestido azul, es por ello que se la sigue llamando la Dama Azul. Ella misma explicó que quizá Dios puso en su lugar un ángel para hacer realidad su sueño de ser misionera:

"Exteriormente, tampoco puedo percibir cómo iba, o si era llevada, porque como estaba con las suspensiones o éxtasis, no era; aunque alguna vez me parece que veía el mundo, en unas partes ser de noche y en otras de día, en unas serenidad y en otras llover, y el mar y su hermosura; pero todo pudo ser mostrándomelo el Señor; y cómo su luz e inteligencia es tan fecunda, presta y clara, pudo mostrármelo, y conocerlo todo claro. En una ocasión me parece, di a aquellos indios unos rosarios; yo los tenía conmigo y se los repartí, y los rosarios no los vi más. El modo a que yo más me arrimo que más cierto me parece, fue aparecerse un ángel allí en mi figura, y predicarlos, y catequizarlos, y mostrarme acá a mí el Señor lo que pasaba para el efecto de la oración, porque el verme a mí allá los indios fue cierto".

Era el año 1622 y tenía 20 años.

Estos fenómenos motivaron las sospechas del santo Oficio que inició un proceso de investigación para dilucidar sus actividades. Salió absuelta y ello fomentó aún más su fama, tanto, que hizo que el rey Felipe IV fuera a conocerla. Fue tal la impresión que causó al monarca que éste le visitó varias veces e iniciaron una relación epistolar que duró hasta su muerte.

Su proceso de beatificación iniciado por el Papa Clemente X, en 1765, (fue él quién la declaró Venerable) está en suspenso.

Su obra más importante es Mística Ciudad de Dios, fue un libro muy popular y según la Venerable dictado por la Virgen María. Fue escrito dos veces, la primera versión fue quemada por la propia autora a causa de la imposición de un religioso anciano que era decididamente contrario a que las mujeres escribieran sobre temas teológicos, y la segunda versión fue publicada tras su muerte. Con un estilo infantil y barroco, pero con graciosa frescura nos va relatando la vida de la Virgen bajo los ocultos misterios de Dios.

Sobre las Cartas, diremos, que lo que hoy prevalece (contrariamente a lo que pueda esperarse de las apreciaciones históricas del momento) es el interés que suscita el conocimiento que vamos adquiriendo, a través de la relación epistolar, de estos dos solitarios personajes. No deja de ser curioso, comprobar el conocimiento que tiene sor María Jesús del comportamiento humano, teniendo en cuenta que jamás salió del convento de Ágreda.

Sor María Jesús de Ágreda es autora de las siguientes obras:
Mística Ciudad de Dios, Cartas a Felipe IV, Vida de la Virgen, Escala para subir a la perfección, Ejercicio cotidiano, Ejercicios espirituales y Leyes de la esposa.

Volver arriba
Francisco Duran Tobias
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 2222
Ubicación: Barcelona

MensajePublicado: Dom Ene 08, 2006 8:49 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

Dios les bendiga . Todo para Gloria de Dios nuestro Señor.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Francisco Duran Tobias
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 2222
Ubicación: Barcelona

MensajePublicado: Mie Ene 11, 2006 7:20 pm    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

De los siete dones del Espíritu Santo que tuvo María Santísima.

Numerando siete gracias, que comúnmente se llaman dones del Espíritu Santo, cuales son: el espíritu de sabiduría y entendimiento, el espíritu de consejo y fortaleza, el espíritu de ciencia y piedad y el de temor de Dios. Los cuales dones estuvieron en el alma santísima de Cristo, redundando de la Divinidad a que estaba hipostáticamente unida, como en la fuente está el agua que de ella mana, para comunicarse a otros; porque todos participamos de las aguas del Salvador (Is., 12, 3), gracia por gracia (Jn. 1, 16) y don por don; y en él están escondidos los tesoros de la sabiduría y ciencia de Dios (Col., 2, 3).


Y porque la Caridad y Gracia es un hábito sobrenatural que pende de la Divina Voluntad al modo que el rayo nace del sol, por esto la Caridad tiene una particular influencia de la Divinidad, y con ella es movida y mueve a las demás virtudes y hábitos de la voluntad, y más cuando obra con los dones del Espíritu Santo.

Y como si a la piedra sobre su gravedad le añaden otro impulso se mueve con más ligero movimiento, así en la voluntad añadiéndole la perfección e impulso de los dones los movimientos de las virtudes son más excelentes y perfectos. El don de sabiduría comunica al alma cierto gusto, con el cual gustando conoce lo divino y humano sin engaño, dando su valor y peso a cada uno contra el gusto que hace de la ignorancia y estulticia humana; y pertenece este don a la Caridad. El don del entendimiento clarifica para penetrar las cosas divinas y conocerlas contra la rudeza y tardanza de nuestro entendimiento; el de ciencia penetra lo más oscuro y hace maestros perfectos contra la ignorancia; y estos dos pertenecen a la fe. El don de consejo encamina y endereza y detiene la precipitación humana contra la imprudencia; y pertenece a su virtud propia. El de fortaleza expele el temor desordenado y conforta la flaqueza; y pertenece a su misma virtud. El de piedad hace benigno el corazón, le quita la dureza y le ablanda contra la impiedad y dureza; y pertenece a la religión. El don de temor de Dios humilla amorosamente contra la soberbia; y se reduce a la humildad.

Y si estaban en Cristo, nuestro Redentor y Maestro, como en fuente y origen, estaban también en María, su digna madre, como en estanque o en mar de donde se distribuyen a todas las criaturas, porque de su plenitud superabundante redundan a toda la Iglesia. Lo cual en otra metáfora dijo Salomón en los Proverbios cuando la Sabiduría —dice— edificó para sí una casa sobre siete columnas (Prov., 9, 1), etcétera, y en ella preparó la mesa, mezcló el vino y convidó a los párvulos e insipientes para sacarlos de la infancia y enseñarles la prudencia. No me detengo en esta declaración, pues ningún católico ignora que María Santísima fue esta magnífica habitación del Altísimo, edificada y fundada sobre estos siete dones para su hermosura y firmeza y para prevenir en esta casa mística el convite general de toda la Iglesia; porque en María está preparada la mesa, para que todos los párvulos ignorantes, hijos de Adán, lleguemos a ser saciados de la influencia y dones del Espíritu Santo.

El don de sabiduría contiene una iluminación gustosa, con que el entendimiento conoce la verdad de las cosas por sus causas íntimas y supremas, y la voluntad con el gusto de la verdad del verdadero bien le discierne y divide del aparente y falso; porque aquel es verdaderamente sabio que conoce sin engaño el verdadero bien para gustarle y le gusta conociéndole. Este gusto de la sabiduría consiste en gozar del sumo bien por una íntima unión de amor, a que se sigue el sabor y gusto del bien honesto participado y ejercitado por las virtudes inferiores al amor. Por esto no se llama sabio el que sólo conoce la verdad especulativamente, aunque tenga en este conocimiento su deleite; ni tampoco es sabio el que obra actos de virtud por sólo el conocimiento, y menos si lo hace por otra causa; pero si por el gusto del sumo y verdadero bien, a quien sin engaño conoce, y en él y por él todas las verdades inferiores, obra con íntimo amor unitivo, éste será verdaderamente sabio. Este conocimiento administra a la sabiduría el don de entendimiento, que la precede y acompaña, y consiste en una íntima penetración de las verdades divinas y de las que a este orden se pueden reducir y encaminar; porque el espíritu escudriña las cosas profundas de Dios (1 Cor., 2, 10), como el Apóstol dice.


El don de consejo se sigue en el orden de Isaías al de entendimiento; y consiste en una sobrenatural iluminación con que el Espíritu Santo toca al interior, iluminándole sobre toda humana y común inteligencia, para que elija todo lo más útil, decente y justo, y repruebe lo contrario, reduciendo a la voluntad con las reglas de la eterna e inmaculada Ley Divina a la unidad de un solo amor y conformidad de la perfecta voluntad del sumo bien; y con esta divina erudición deseche la criatura la multiplicidad y variedad de diversos afectos, y otros inferiores y externos amores y movimientos que pueden retardar o impedir al corazón humano, para que no oiga ni siga este Divino impulso y consejo, ni llegue a conformarse con aquel ejemplar vivo de Cristo Señor nuestro, que con altísimo consejo dijo al Eterno Padre: No se haga mi voluntad sino la tuya (Mt., 26, 39).

El don de fortaleza es una participación o influjo de la virtud Divina que el Espíritu Santo comunica a la voluntad criada, para que felizmente animosa se levante sobre todo lo que puede y suele temer la humana flaqueza de las tentaciones, dolores, tribulaciones, adversidades; y sobrepujándolo y venciéndolo todo, adquiera y conserve lo más arduo y excelente de las virtudes, y transcienda, suba y traspase todas las virtudes, gracias, consolaciones internas y espirituales, revelaciones, amores sensibles, por muy nobles y excelentes que sean, todo lo deje atrás, y se extienda con un Divino conato, hasta llegar a conseguir la íntima y suprema unión del sumo bien, a que con deseos ardentísimos anhela; donde con verdad salga del fuerte la dulzura (Jue., 14, 14), habiéndolo vencido todo en el que la conforta (Flp., 4, 13). El don de ciencia es una noticia judicativa con rectitud infalible de todo lo que se debe creer y obrar con las virtudes; y se diferencia del consejo, porque éste elige y aquella juzga, el uno hace juicio recto y el otro la prudente elección. Y el don de entendimiento se distingue, porque éste penetra las verdades Divinas internas de la fe y virtudes, como en una simple inteligencia; y el don de la ciencia conoce con magisterio lo que de ellas se deduce, aplicando las operaciones externas de las potencias a la perfección de la virtud, en la cual el don de ciencia es como raíz y madre de la discreción.

El don de piedad es una virtud Divina o influjo con que el Espíritu Santo ablanda y como derrite y licueface la voluntad humana, moviéndola para todo lo que pertenece al obsequio del Altísimo y beneficio de los prójimos. Y con esta blandura y suave dulzura está pronta nuestra voluntad, y atenta la memoria para en todo tiempo, lugar y suceso alabar, bendecir y dar gracias y honor al sumo bien; y para tener compasión tierna y amorosa con las criaturas, sin faltarles en sus trabajos y necesidades. No se impide [sic] este don de piedad con la envidia, ni conoce odio, ni avaricia, ni tibieza, ni estrecheza de corazón; porque causa en él una fuerte y suave inclinación con que sale dulce y amorosamente a todas las obras del divino amor y del prójimo; y a quien le tiene, le hace benévolo, obsequioso, oficioso y diligente. Y por eso dijo el Apóstol que el ejercicio de la piedad era útil para todas las cosas (1 Tim., 4, Cool, y tiene la promesa de la vida eterna; porque es un instrumento nobilísimo de la caridad.

En el último lugar está el don de temor de Dios tan alabado, encarecido y encomendado repetidamente en la Escritura Divina y por los Santos Doctores, como fundamento de la perfección cristiana y principio de la verdadera sabiduría; porque el temor de Dios es el primero que resiste a la estulticia arrogante de los hombres y el que con mayor fuerza la destruye y desvanece. Este don tan importante consiste en una amorosa fuga y nobilísima erubescencia y encogimiento con que el alma se retrae a sí misma y a su propia condición y bajeza, considerándola en comparación de la suprema grandeza y majestad de Dios; y no queriendo sentir de sí ni saber altamente, teme, como enseñó el Apóstol (Rom., 11, 20). Tiene sus grados este temor santo, porque al principio se llama inicial y después se llama filial; porque primero comienza huyendo de la culpa como contraria al sumo bien que ama con reverencia, y después prosigue en su abatimiento y desprecio, porque compara su propio ser con la majestad, su ignorancia con la sabiduría, su pobreza con la infinita opulencia. Y todo esto hallándose rendida a la Divina voluntad con plenitud, se humilla y rinde a todas las criaturas por Dios; y para con Él y con ellas se mueve con un amor íntimo, llegando a la perfección de los hijos del mismo Dios y a la suprema unidad de espíritu con el Padre, Hijo y Espíritu Santo.


Doctrina de la Reina Santísima María.


Atiende que para la eternidad hay solos dos caminos: uno que lleva a la eterna muerte por el desprecio de la virtud y por la ignorancia de la Divinidad; otro lleva a la eterna vida por el conocimiento fructuoso del Altísimo; porque ésta es la vida eterna, que le conozcan a él y a su Unigénito que envió al mundo (Jn., 17, 3). El camino de la muerte siguen infinitos necios (Ecl., 1, 45) que ignoran su misma ignorancia, presunción y soberbia con formidable insipiencia. A los que llamó su Misericordia a su admirable lumbre (1 Pe., 2, 9) y los reengendró en hijos de la luz, les dio en esta generación el nuevo ser que tienen por la fe, esperanza y caridad, que los hace suyos y herederos de la Divina y eterna fruición; y reducidos al ser de hijos les dio las virtudes que se infunden en la primera justificación, para que como hijos de la luz obren con proporción operaciones de luz; y tras ellas tiene prevenidos los dones del Espíritu Santo. Y como el sol material a nadie niega su calor y luz, si hay capacidad y disposición para recibir la fuerza de sus rayos, tampoco la Divina Sabiduría que, dando voces en los altos montes, sobre los caminos reales y en las sendas más ocultas, en las puertas y plazas de las ciudades (Prov., 8, 1-3), convida y llama a todos, a ninguno se negaría ni ocultaría. Pero la estulticia de los mortales los hace sordos, o la malicia impía los hace irrisores, y la incrédula perversidad los aparta de Dios, cuya sabiduría no halla lugar en el corazón malévolo, ni en el cuerpo sujeto a pecados (Sab., 1, 4).
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Francisco Duran Tobias
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 2222
Ubicación: Barcelona

MensajePublicado: Lun Ene 16, 2006 9:26 am    Asunto:
Tema: V ENCUENTRO DE ORACION DE LOS FOROS DE CATHOLIC NET/ENERO 06
Responder citando

Hubo tiempos difíciles para Sor Maria de Jesús en medio de la obra que escribía , muchos al leer esto entenderán y reconocerán situaciones parecidas en su vida de donde unos salieron victoriosos y de donde otros cayeron para levantarse mas tarde dolidos con la pena y tristeza de la gracia perdida , pero el reencuentro siempre está tendido dentro de la misericordia de Dios.

INTRODUCCIÓN A LA SEGUNDA PARTE
DE LA DIVINA HISTORIA Y VIDA SANTÍSIMA
DE MARÍA MADRE DE DIOS

1. Al tiempo de presentar ante el Divino acatamiento el pequeño servicio y trabajo de haber escrito la primera parte de la Vida Santísima de María Madre del mismo Dios, para poner a la enmienda y registro de la Divina luz lo que con ella misma había copiado, pero con mi cortedad; por lo que quise para consuelo mío saber de nuevo si lo escrito era del beneplácito del Altísimo y si me mandaba continuar o suspender esta obra tan superior a mi insuficiencia; a esta proposición me respondió el Señor: Bien has escrito y ha sido de nuestro beneplácito, pero queremos entiendas que, para manifestar los misterios y altísimos sacramentos que encierra lo restante de la vida de nuestra única y dilecta Esposa, Madre de nuestro Unigénito, necesitas de nueva y mayor disposición. Queremos que mueras del todo a lo imperfecto y visible y vivas según el espíritu, que renuncies todas las operaciones de criatura terrena y sus costumbres y que sean de ángel, con mayor pureza y conformidad a lo que has de entender y escribir.

2. En esta respuesta del Altísimo entendí que se me intimaba y se me pedía tan nuevo modo de obrar las virtudes y tan alta perfección de vida y costumbres, que, como confiada de mí, quedé turbada y temerosa de emprender negocio tan arduo y difícil para una criatura terrena. Sentí grandes contiendas en mí misma, entre la carne y el espíritu. Éste me llamaba con fuerza interior, compeliéndome a procurar la gran disposición que se me pedía, administrándome razones del grande agrado del Señor y conveniencias mías. Y por el contrario la ley del pecado, que sentía en mis miembros, me contradecía (gal.,5, 17; Rom., 7, 23), repugnaba a la Divina luz y me desconfiaba, temiendo yo misma mi inconstancia. Sentía en este conflicto una fuerte remora que me detenía, una cobardía que me aterraba; y con esta turbación se me hacía más creíble el concepto de que yo no era idónea para tratar cosas tan altas, y más siendo ellas tan ajenas de la condición y profesión de mujeres.

3. Vencida del temor y dificultad, determiné no proseguir esta obra y poner todos los medios posibles para conseguirlo. Conoció el común enemigo mi temor y cobardía y, como su crueldad pésima se enfurece más contra los más flacos y desvalidos, valiéndose de la ocasión me acometió con increíble saña, pareciéndole me hallaba desamparada de quien me librase de sus manos; y para disfrazar su malicia procuraba transformarse en ángel de luz, fingiéndose muy celoso de mi alma y de mi acierto, y debajo de este falso pretexto me arrojaba porfiadamente continuas sugestiones y pensamientos, ponderándome el peligro de mi condenación, amenazándome con otro castigo semejante al del primer ángel (Is., 14, 10-13), porque me representaba había yo querido comprender con soberbia lo que era sobre mis fuerzas y contra el mismo Dios.

4. Proponíame muchas almas que, profesando virtud, habían sido engañadas por alguna oculta presunción y por dar lugar a las fabulaciones de la serpiente, y que escudriñar yo los secretos de la Majestad divina (Prov., 25, 27) no podía ser sin soberbia muy presuntuosa, en que yo estaba metida. Encarecióme mucho que los tiempos presentes eran mal afortunados para estas materias, y lo confirmaba con algunos sucesos de personas conocidas en quien se halló dolo y engaño, con el terror que otras han cobrado para emprender la vida espiritual, con el descrédito que ocasionaría cualquiera cosa malsonante en mí, el efecto que causaría en los que tienen poca piedad; que todo esto conocería yo por experiencia y para mi daño, si proseguía en escribir esta materia. Y siendo verdad, como lo es, que toda la contradicción que padece la vida espiritual, y el ser la virtud en lo místico menos recibida en el mundo, es obra de este mortal enemigo que, para extinguir la devoción y piedad cristiana en muchos, procura engañar algunos y sembrar su zizaña en la semilla pura (Mt., 13, 25) del Señor, para ofuscarla y torcer el sentido verdadero, con que se dificulte más apartar las tinieblas de la luz; y no me admiro, porque éste es oficio del mismo Dios y de quien participa de la verdadera sabiduría y no se gobierna sólo por la terrena.

5. No es fácil en la vida mortal discernir entre la prudencia verdadera y falsa, porque tal vez aun la buena intención y celo equivoca el juicio humano, si falta el acuerdo y luz de lo alto. Yo he tenido ocasión para conocer esto en lo que voy tratando; porque algunas personas conocidas y devotas, otras que por su piedad me amaban y deseaban mi bien, otras con desprecio y menos afecto, todas a un tiempo me procuraron divertir de esta ocupación, y aun del camino por donde iba, como si fuera elección propia; y no me turbó poco el enemigo por medio de estas personas, porque el temor de alguna confusión o descrédito que podía resultar a los que con-migo ejercitaban su piedad, a la religión y a mis propincuos, y singularmente al convento que vivo, les daba cuidado y a mí aflicción. Llevábame mucho la seguridad que se me representaba siguiendo el camino ordinario de las demás religiosas. Confieso se ajustaba más a mi dictamen o mi natural inclinación y deseo y mucho más a mi encogimiento y grandes temores.

6. Fluctuando mi corazón entre estas olas impetuosas, procuré llegar al puerto de la obediencia, que me aseguraba en el mar amargo de mi confusión. Y porque mi tribulación fuese mayor, sucedió que en esta ocasión se trataba en la religión de ocupar en oficios superiores a mi Padre Espiritual y Prelado, que muchos años había gobernado mi espíritu y tenía comprendido mi interior y persecuciones y me había ordenado escribiese todo lo que estaba tratado y con su dirección me prometía acierto, quietud y consuelo. No se consiguió este intento, pero ausentóse en esta ocasión por muchos días (El P. Franciscano Andrés de la Torre fue tres veces Ministro Provincial y dirigió a la Venerable de 1627-1647. El P. Andrés de Fuenmayor, también provincial, la dirigió desde 1650 a 1665). Y de todo se valía el Dragón grande para derramar contra mi el furioso río (Ap., 12 15) de sus tentaciones, y así en esta ocasión como en otras trabajó con suma malicia por desviarme de la obediencia y doctrina de mi superior y maestro, aunque fue en vano.

7. A todas las contradicciones y tentaciones que digo, y otras muchas que no puedo referir, añadió el demonio quitarme la salud del cuerpo, causándome muchos achaques, destemplanzas y desconcertándome toda. Movióme una invencible tristeza, turbóme la cabeza y parece me quería oscurecer el entendimiento e impedir el discurso y debilitar la voluntad y trasegarme toda en alma y cuerpo. Y sucedió así, porque en medio de esta confusión vine a cometer algunas faltas y culpas, para mí harto graves, y aunque no fueron tanto de malicia como de fragilidad humana, pero valióse de ellas la serpiente para destruirme más que de ningún otro medio; porque habiéndome turbado el corriente de las buenas operaciones para que cayese, soltó después su furor, desembarazándome para que con mayor ponderación conociese las faltas cometidas. Ayudóme a esto con sugestiones impías y muy sagaces, queriendo persuadirme que todo cuanto por mí había pasado en el camino que llevo era falso y mentiroso.

8. Como tenía esta tentación tan aparente color, así por mis faltas cometidas como por mis continuos sobresaltos y temores, resistíala menos que a otras, y fue singular misericordia del Señor no desfallecer del todo en la esperanza y en la fe del remedio. Pero hálleme tan poseída de la confusión y sumergida en tinieblas, que puedo decir me rodearon los gemidos de la muerte y me ciñeron los dolores del infierno (Sal., 17, 5-6), llevándome hasta reconocer el último peligro; determiné quemar los papeles en que tenía escrita la primera parte de esta divina Historia para no proseguir la segunda. Y a esta determinación el ángel de Satanás que me la administraba añadió también el proponerme que me retirase de todo, que no tratase de camino ni vida espiritual, ni atendiese al interior, ni lo comunicase con nadie, y con esto podía hacer penitencia de mis pecados y aplacar al Señor y desenojarle, que lo estaba conmigo. Y para asegurar más su iniquidad disimulada me propuso hiciera voto de no escribir, por el peligro de ser engañada y engañar, pero que me enmendase la vida y cercenase imperfecciones y abrazase la penitencia.

9. Con esta máscara de aparente virtud pretendía el Dragón acreditar sus dañados consejos y cubrirse con piel de oveja el que era sangriento y carnicero lobo. Perseveró algún tiempo en esta porfía, y singularmente estuve quince días en una tenebrosa noche sin sosiego ni consuelo alguno Divino ni humano: sin éste, porque me faltaba el consejo y alivio de la obediencia, y sin aquél, porque había suspendido el Señor el influjo de sus favores, las inteligencias y continua luz interior. Y sobre todo esto me apretaba la falta de salud, y en ella la persuasión de que se allegaba la muerte y el peligro de mi condenación; que todo lo maquinaba y representaba el enemigo.

10. Pero como sus dejos son tan amargos y todos paran en desesperación, la misma turbación con que alteraba toda la república de mis potencias y los hábitos adquiridos me hizo más atenta para no ejecutar cosa alguna de las que me inclinaba, o yo proponía. Valíase del temor continuamente, el cual me tenía crucificada sobre si ofendería a Dios y perdería su amistad, y aplicándomele con mi ignorancia a las cosas Divinas para que me recelase de ellas. Y este mismo temor me hacía dudar en lo que el astuto Dragón me persuadía y dudando me detenía a no darle asenso. Ayudábame también el respeto de la obediencia, que me había mandado escribir y todo lo contrario de lo que sentía en mis sugestiones y persuasiones, y que las resistiese y anatematizase. Sobre todo esto era el amparo oculto del Altísimo, que me defendía y no quería entregar a las bestias el alma que en medio de tales tribulaciones, siquiera con gemidos y suspiros, le confesaba. No puedo con palabras encarecer las tentaciones, combates, desconsuelos, despechos, aflicciones, que en esta batalla padecí, porque me vi en tal estado que, a mi juicio, de él al de los condenados no había en el interior más diferencia de que en el infierno no hay redención y en el otro la puede haber
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Mostrar mensajes de anteriores:   
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Círculo de oración Todas las horas son GMT
Página 1 de 1

 
Cambiar a:  
Puede publicar nuevos temas en este foro
No puede responder a temas en este foro
No puede editar sus mensajes en este foro
No puede borrar sus mensajes en este foro
No puede votar en encuestas en este foro


Powered by phpBB © 2001, 2007 phpBB Group
© 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados