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Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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Autor Mensaje
María Eugenia
Asiduo


Registrado: 27 Sep 2005
Mensajes: 158

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 1:07 am    Asunto: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO.

La familia tiene su génesis en esta relación fundamental que es el matrimonio. Es el encuentro entre el hombre y la mujer lo que revela el poder de originar su propia familia.

“La familia y la persona humana caminan indisolublemente unidas. La familia, antes que lugar de íntima convivencia, antes que organismo nuclear de la sociedad, antes que ser una forma celular tributaria de un modelo socioeconómico, es la revelación al hombre de su propia identidad de hombre. Es el primero, el más específico, el más real y concreto encuentro humano del hombre.”

El matrimonio, como la primera y más radical de las instituciones sociales humanas, tiene el poder de generar la vida, concibiéndola y albergándola dentro de una previa humanización de la dualidad sexual. La unión conyugal es así la gran articulación que nos prueba el nexo esencial entre matrimonio y familia. Esto es, la comunión conyugal actúa como núcleo amoroso previo del que surgen articulaciones de consanguinidad, paternidad, maternidad, filiación y fraternidad, constituyendo todo, un conjunto de única comunidad de vida y amor.

La entrega única, total y exclusiva de los esposos y su forma de amar incondicional (es un “te quiero a ti, sólo a ti y para siempre”), se permea a la familia, a sus amigos y finalmente a la sociedad. De ahí su importancia como esperanza para una sociedad más humanizada.

¿Por qué la familia?

Tomás Melendo Granados

Para querer más… ser mejor

Hace algunos meses impartí una conferencia a un grupo de empresarios bastante selecto, bastante internacional… y bastante atípico. Tan atípico como para pedirme, justo como empresarios —lo único que los unía—, que les hablara del amor conyugal.

Al terminar la exposición, un mexicano inició algo a caballo entre una pregunta y una reflexión pública:

«Si no he entendido mal, la calidad del amor entre los esposos no se juega solo dentro del matrimonio. Quien quiera amar de veras tiene que esforzarse por mejorar en toda su vida».
Un sexto sentido me llevó a contener las ganas de responderle y a permanecer en silencio. Y, en efecto, prosiguió:

«Solo si voy siendo mejor persona podré querer más a mi mujer, pues tendré mucho más que darle cada vez que me entregue a ella».
Resistí de nuevo la tentación de intervenir… y añadió:

«Presiento además que si no encamino ese perfeccionarme a la entrega, en el fondo lo estoy despilfarrando. Y me parece que eso constituye un claro deber: cuanto mejor voy siendo, más obligado estoy a darme a mi mujer y a mis hijos».
El silencio se tornó más denso, acaso porque ni por él mismo ni por los que le estaban oyendo —todos volcados en cuerpo y alma en los negocios—, se atrevía a sacar la conclusión inevitable. Pero lo hizo:

«Lo cual quiere decir que mi verdadera y más radical realización no la encuentro en la empresa, sino en mi familia».

Una inversión definitiva


Audaz, además de agudo. Sabía lo que se estaba jugando y sabía de lo que hablaba: de la necesidad de instaurar una modificación profunda en el modo de entender y vivir las relaciones entre familia y persona (y, como consecuencia, muchas otras, como las propiamente laborales).
Durante bastante tiempo, aunque no de manera exclusiva, la necesidad de la familia se ha explicado enfatizando la múltiple y clara precariedad del hombre. Por ejemplo, respecto a la mera supervivencia venía a decirse que, mientras la dotación instintiva permite a los animales manejarse desde muy pronto por sí mismos, el niño abandonado a sus propios recursos perecería inevitablemente. O se aducían razones psicológicas, como la ineludible conveniencia de superar la soledad, de distribuir las funciones en casa, el trabajo o los ámbitos del saber para lograr una mayor eficacia…

Siendo todo esto cierto, me parece que no alcanza el núcleo de la cuestión. Si desde antiguo se considera la persona como lo más perfecto que existe en la naturaleza (perfectissimum in tota natura); si hoy es difícil hablar del ser humano sin subrayar su dignidad y su grandeza… ¿no resulta extraño que los animales no necesiten familia, mientras que al hombre le sea imprescindible solo o principalmente en función de su «inferioridad» respecto a ellos?
El cambio radical que pretendo subrayar con estas líneas es que toda persona requiere de la familia justamente en virtud de su eminencia o valía: de lo que en términos metafísicos podría llamarse su excedencia en el ser.

Un-ser-para-el-amor

Por eso la persona está llamada a darse; por eso puede definirse como principio (y término) de amor… siendo la entrega el acto en que ese amor culmina.

Las plantas y los animales, por su misma escasez de realidad, actúan de forma casi exclusiva para asegurarse la propia pervivencia y la de su especie. Porque gozan de poco ser, cabría decir, tienen que dirigir toda su actividad a conservarlo y protegerlo: se cierran en sí mismos o en su especie en cuanto suya.

A la persona, por el contrario, justo por la nobleza que su condición implica, «le sobra ser». De ahí que su operación más propia, precisamente en cuanto persona, consista en darse, en amar. (Y de ahí que solo cuando ama en serio y se entrega sin tasa —«la medida del amor es amar sin medida»—, alcanza la felicidad).

La persona como regalo

En esto tenía razón mi contertulio mexicano. Y también al unir esa exigencia de entrega con la familia. Porque para que alguien pueda darse es menester otra realidad capaz y dispuesta a recibirlo o, mejor, a aceptarlo libremente. Y «eso» sólo puede ser otro alguien, otra persona.

A menudo explico que, a pesar de la conciencia que solemos tener de la propia pequeñez y de la ruindad de algunos de nuestros pensamientos y acciones, es tanta la grandeza de nuestra condición de personas que nada resulta digno de sernos regalado… excepto otra persona. Cualquier otra realidad, incluso el trabajo o la obra de arte más excelsa, se demuestra escasa para acoger la sublimidad ligada a la condición personal: ni puede ser «vehículo» de mi persona, ni está a la altura de aquella a la que pretendo entregarme.
De ahí que, con total independencia de su valor material, el regalo sólo cumple su cometido en la medida en que yo me comprometo —me «integro»— en él. («¿Regalo, don, entrega? / Símbolo puro, signo / de que me quiero dar», escribió magistralmente Salinas).

Pero decía que, además de ser capaz, la otra persona tiene que estar dispuesta a acogerme de manera incondicional: de lo contrario, mi entrega quedaría en mera ilusión, en una especie de aborto. Si nadie me acepta, por más que me empeñe, resulta imposible entregarme (actio est in passo, podría afirmarse tras las huellas de Aristóteles: la acción de la entrega «está» —se cumple o actualiza— en la medida en que el otro me acepta gustoso).

El porqué de la familia

Pues bien, el ámbito natural donde se acoge al ser humano sin reservas, por el mero hecho de ser persona, es justo la familia. En cualquier otra institución —en una empresa, pongo por caso— resulta legítimo, y a menudo necesario, que se tengan en cuenta determinadas cualidades o aptitudes, sin que al rechazarme por carecer de ellas se lesione en modo alguno mi dignidad (el igualitarismo que hoy intenta imponerse para «evitar la discriminación» sería aquí lo radicalmente injusto).

Por el contrario, una familia genuina acepta a cada uno de sus miembros teniendo en cuenta, sí, su condición de persona, como el resto de las instituciones (de ahí el famoso precepto kantiano); y además… su condición de persona. Y basta. Y, al acogerlos, les permite entregarse y cumplirse como personas.

Por eso cabe afirmar que sin familia no puede haber persona o, al menos, persona cumplida, llevada a plenitud. Y ello, según acabo de sugerir, no primariamente a causa de carencia alguna, sino al contrario, en virtud de la propia excedencia, que «nos obliga» a entregarnos… o quedar frustrados, por no llevar a término lo que demanda nuestra naturaleza, nuestro ser.

Estimo que esta inversión de perspectivas (que no niega la verdad del punto de vista complementario), tiene abundantes repercusiones.

Por ejemplo, en el ámbito doméstico, explica que la familia no sea una institución «inventada» para los débiles y desvalidos (niños, enfermos, ancianos…); sino que, al contrario, cuanto más perfección alcanza un ser humano, cuanto más maduro es el padre o la madre, más precisa de su familia, justamente para crecer como persona, dándose y siendo aceptado: amando… con la guardia baja, sin necesidad de «demostrar» nada para ser querido.

Una buena teoría… para una vida buena


Por otra parte, esta forma de comprender a la persona repercute en el modo de legislar, en la política, en el trabajo… Solo si se tiene en cuenta la grandeza impresionante del ser humano podrán establecerse las condiciones para que se desarrolle adecuadamente… y sea feliz.
A menudo se oye que el problema del hombre de hoy es el orgullo de querer ser como Dios. No lo niego. Pero estimo que es más honda la afirmación opuesta: el gran handicap del hombre contemporáneo es la falta de conciencia de su propia valía, que le lleva a tratarse y tratar a los otros de una manera bufa y absurdamente infrahumana.

Schelling afirmaba que «el hombre se torna más grande en la medida en que se conoce a sí mismo y a su propia fuerza». Y añadía: «Proveed al hombre de la conciencia de lo que efectivamente es y aprenderá enseguida a ser lo que debe; respetadlo teóricamente y el respeto práctico será una consecuencia inmediata». Para concluir: «el hombre debe ser bueno teóricamente para devenirlo también en la práctica».

¿Exageración de un joven escritor? Estimo que no, si el conocer lo entendemos adecuadamente, de modo que algo no llega a saberse (simplemente a saberse) hasta que uno lo hace vida de la propia vida.

En lo estrictamente humano, como quería de nuevo Aristóteles, la teoría —¡encaminada al amor!— ostenta una prioridad absoluta.

«Mini-personas»… que ni conocen ni aman

Ahora bien, el modelo que rige buena parte de las Constituciones de los países «desarrollados» de nuestro entorno resulta a menudo una suerte de mini-hombre, de persona reducida, casi contrahecha.

Quiero decir que, con más frecuencia de la deseada, al hombre de hoy se le niegan —teórica y vitalmente: en la legislación y en la estructura social— justo las características que definen la grandeza de su humanidad; por ejemplo, la capacidad de conocer, de manera siempre imperfecta, pero real.

Desde tal punto de vista, una democracia auténtica tendría como base, junto con el reconocimiento de la limitación del entendimiento humano, y mucho más fuerte que él, la convicción de que la realidad es cognoscible. Por eso estaría basada en el diálogo auténtico, genuino, de unos ciudadanos persuadidos de que con la suma de las aportaciones de muchos podrán llegar a descubrir lo que cada realidad efectivamente es y, por tanto, el comportamiento que reclama.
Por el contrario, bastantes democracias actuales parecen basarse en un relativismo escéptico: en la casi contradictoria convicción de que la realidad no puede conocerse y, como consecuencia, en la apelación al simple número y, con él, —mientras no se corrija el planteamiento, que puede y debe corregirse— en el más tiránico y sutil de los totalitarismos.

¿Otros ejemplos de lo que acabo de calificar como modelo «constitucional» de mini-persona?
Apenas se concibe que el hombre actual pueda amar a fondo, con un compromiso de por vida, jugándose a cara o cruz, a una sola carta, como Marañón expusiera, el porvenir del propio corazón (de ahí el avance de la admisión legal del divorcio, que impide casarse de por vida); o que sea capaz de dar sentido al dolor, no por masoquismo, sino porque el sufrimiento es parte integrante de la vida del hombre, y, cuando se rechaza visceral y obsesivamente, junto con él se suprime la propia vida humana, cuyo núcleo más noble lo constituye la capacidad de amar… (en el estado actual, el sufrimiento es parte ineludible del amor: negado a ultranza el «derecho» a padecer, se invalida simultáneamente la posibilidad de amar de veras).
Conclusión

Lo que acabo de apuntar refuerza tres de mis más arraigadas convicciones.

a) La primera, una fe absoluta en el ser humano, en su capacidad de rectificar el rumbo y superarse a sí mismo. No debe confundirse el diagnóstico con la terapia. Como la filosofía, el diagnóstico no es nunca optimista o pesimista, ni debería ser interesante o despreciable o lucrativo o desdeñable… sino solo verdadero o falso. ¡Qué daños traería consigo el «optimismo» que lleva a diagnosticar y tratar como simple cefalea un tumor cerebral maligno!

b) En segundo término, que el hombre actual necesita advertir su propia excelsitud para actuar de acuerdo con ella… y alcanzar la propia perfección y la dicha consiguiente.

c) Por fin, que el «lugar natural» para «aprender a ser persona», el único verdaderamente imprescindible y suficiente, es la familia. No solo el niño, sino el adolescente que aparenta negarlo, el joven ante el que se abre un abanico de posibilidades deslumbrante, el adulto en plenitud de facultades, el anciano que parece declinar…, todos ellos forjan y rehacen su índole personal, día tras día, en el seno del propio hogar.

Y, así templados y reconstituidos, son capaces de darle la vuelta al mundo, de humanizarlo.
Por eso la familia.
Comenarios al autor tmelendo@masterenfamilias.com
---

Nuestras responsabilidades


Que el modelo a seguir sea el de la estabilidad de la familia de padre y madre con sus hijos, y si es posible, con una cadena de abuelos, tíos y primos, extendiendo una red de amor mutuo.

Que sea el ambiente natural y mejor para la formación saludable y para el buen funcionamiento de las personalidades humanas y sus relaciones familiares; donde se aprenda naturalmente el amor de la existencia humana, que sirve a otros y a Dios.

¿Qué podemos hacer para proteger a la familia?

Debemos reconocer y asumir los siguientes compromisos

1. El primer compromiso es el matrimonio por sí mismo. Los cónyuges debemos asumir nuevamente el deseo de dedicarnos el uno al otro, promover la fidelidad marital y la apertura a la vida.

2. La familia requiere de un compromiso mutuo. Es importante que reflexionemos sobre ello para poder encontrar así el tiempo necesario que permita a la familia estar juntos, comunicarse entre sí, confiar mutuamente, orar juntos, etc.

3. La familia es el santuario de la vida. En este sentido el compromiso se dirige a la protección y proyección de la vida desde el momento de la concepción, complementándolo con una paternidad responsable.
Consulta para este tema ¿Cuáles son tus graves razones? de Lucrecia Rego de Planas

4. El compromiso de elegir el tipo de educación que consideren oportuna para sus hijos, rechazando la imposición de ideologías, de programas, modelos o métodos que despojan a los padres del derecho que tienen de ser agentes de educación de los hijos. Por ejemplo, en el campo de la sexualidad, en el que el hogar es primeramente el lugar donde se enseña el testimonio de amor y el proyecto de vida, y no es meramente biología pura como en los libros de texto gratuitos donde se maneja el concepto de género.

5. El compromiso de lograr que la familia sea un campo donde se de la satisfacción de necesidades vitales, trato personal; que sea una escuela de virtudes, una escuela de sociabilización.

6. Es compromiso de los matrimonios dar un buen ejemplo, amor incondicionalmente, ejercer la autoridad, lograr la comunicación interpersonal, saber motivar.

Todos podemos hacer algo para que la familia sea lo que puede ser, lo que está llamada a ser. Con familias sanas el mundo se hace grande y hermoso. Pero, sobre todo, con familias sanas cada uno se siente seguro, respetado, amado por aquellos que viven a su lado. Lo cual es siempre la mejor manera de comprometernos para ayudar y amar también a los que no son de la propia familia, y que también necesitan recibir el testimonio y el apoyo de quienes saben lo hermoso que es vivir enamorados en familia.

Tutores del Curso

Emilio Avilés Cutillas. Correo electrónico emilioaviles@es.catholic.net

P. Emilio Acosta Díaz. Correo electrónico acostadi@msn.com

Salvador Casadevall. Correo electrónico salvadorcasadevall@yahoo.com.ar

Marcela Velázquez. Correo electrónico velazquezvmarce@gmail.com

Participación en el foro

¿Cómo lograr que mi familia sea verdadera comunidad de amor?


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EMILIO ACOSTA DIAZ
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Registrado: 21 Mar 2007
Mensajes: 17

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 1:45 am    Asunto: Cuando las virtudes tienen sentido
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

Una de las tareas mas grande por realizar en el mundo, consiste en encontrarle sentido a las cosas que hacemos. La familia tiene sentido por que tiene sentido nuestra vida y somos capaces de perfeccionar a lo largo de la vida lo que Dios nos ha dado. Perfeccionar el si de la pareja a través de todos los momentos difíciles tiene sentido. El matrimonio supone amar más. Buen tema para esta semana.
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Jose Domingo Timarchi
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Registrado: 02 Oct 2007
Mensajes: 8
Ubicación: Inglaterra

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 10:21 am    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

Para que mi familia sea una comunidad de amor, primero nosotros los padres tenemos que ser maduros como personas, para que con esa madurez seamos capaces de darnos sin reservas y siempre de la mano de DIOS, QUE ES LA COMUDIDAD DE AMOR.
_________________
Jose Timarchi
jtimarchi@aol.com
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Flor del Valle Rincon
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Registrado: 01 Oct 2007
Mensajes: 20
Ubicación: Venezuela

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 1:57 pm    Asunto: Re: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMO
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

¿Cómo lograr que mi familia sea verdadera comunidad de amor?
Empezando por corregir mis errores. Esforzandome cada dia para ser mejor, dando buenos ejemplos, logrando esto, podre mejorar mis relaciones con mi esposo e hijo, aceptando con amor, con paciencia a la persona que escogi como esposo e igualmente al hijo que Dios me envio. Si cada uno de los miembros de esta familia ponemos nuestro granito de arena, lograriamos el buen funcionamiento de la misma.
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Nagely
Esporádico


Registrado: 20 Feb 2007
Mensajes: 37

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 2:15 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

¿Cómo lograr que mi familia sea verdadera comunidad de amor?

Bueno, en primer lugar segun lo que entendí es la aceptación de todos los miembros de la familia como son; con sus cualidades y sus defectos.

Creo que el fin de la familia es el amor a cada integrante de la misma, no esperar que me den amor, sino simplemente darlo a quienes comparten mi vida.

Se me viene a la mente el ejemplo de Jesús con sus discípulos, el formo una comunidad de amor, donde había respeto, donde había comprensión, había comunicación, oración, convivían, se preocupaban el uno por el otro, etc..., pero sobre todo la gente al verlos decía: "Miren como se aman", creo que es el amor lo que debe distinguir a mi familia, porque el amor, es la máxima realización del hombre, ah y no el amor egoísta, un amor egocentrista, sino un amr verdadero, en el cual mi preferencia sean los demás.

Una comunidad de amor, solo se pude lograr con el esfuerzo de cada uno delos integrantes de la familia, si yo me esfuerzo y los demás no, no podrá haber armonía, por más que me esfuerce.

Pero lo más importante de todo para lograr una comunidad de amor, es que Jesús sea el ejemplo, el modelo, el todo.

Si siempre me pregunto: ¿QUE HARÍA JESÚS EN MI LUGAR? ante cualquier situación de mi vida, facíl o dificil, lograré dar amor, porque la vida de Jesús se resume en AMOR.
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WILLIAM PEÑARANDA VASQUEZ
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Registrado: 02 Oct 2007
Mensajes: 13
Ubicación: COLOMBIA

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 2:16 pm    Asunto: ¿Cómo lograr que mi familia sea verdadera comunidad de amor?
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando


Para logra que en nuestros hogares se constituyan en verdaderas comunidades de amor, debe caminar bajo la orientación del mismo AMOR y que es el Amor, el Amor viene de Dios y "DIOS ES AMOR", en la medida en que conoces a Dios por medio de su Hijo Nuestro Señor Jesucristo, crecemos como unica y verdaderas comunidades de Amor.

Es importante que todos tengamos la experiencia y la vivencia del Amor de Dios por medio de un encuentro intimo y personal con Jesucristo, para que de nosotros salga AMOR.

Bendiciones para todos Very Happy Very Happy

WILLIAM

_________________
WILLIAM PEÑARANDA VASQUEZ
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angélica gabriela ledesma
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Registrado: 13 Nov 2007
Mensajes: 9

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 2:21 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

Nuestra primera misión, la que elegimos por naturaleza; es el ser Padres.
Se nos olvida que si no existiera la familia; estaríamos solos, no tendríamos padre, madre, abuelos, hermanos, tíos, etc., y tampoco ombligo, que es la cicatríz que nos recuerda que estuvimos unidos a otro ser para poder existir. Dios es tan grande que nos pensó en familia.
Si El hubiese querido crearnos uno por uno, eso hubiese sucedido; sin embargo nos há dado la grandeza de la familia, nos há dado el don de la co-creación con El.
Nos envió a su único Hijo por medio de una familia.
Es muy triste posponer a la familia por lo material. Hoy en día le damos más importancia a la casa, a un carro del año; a una maestría y no a la vida.
Por medio de la familia le damos continuidad a la vida; es la mejor empresa que podemos tener en la vida.

QUE LA FAMILIA DE NAZARETH, JESUS, MARIA Y JOSE, BENDIGAN A SUS FAMILIAS. AMEN.

Gaby Ledesma
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chio34
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Registrado: 05 Oct 2007
Mensajes: 18
Ubicación: Manzanillo, Colima

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 2:28 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

Una vez un sacerdote me dijo: "Rocio, en esta vida hay que tener prioridades..."; y nuestra prioridad debe ser siempre la familia. Si le damos el lugar y la importancia que tiene empezaremos a formar una verdadera comunidad de amor porque con nuestra entrega demostraremos cuanto los amamos que somos capaces de renunciar a cualquier cosa por estar con ellos. Dando amor es como recibiremos amor, por lo cual es importante lo que menciona William "Es importante que todos tengamos la experiencia y la vivencia del Amor de Dios por medio de un encuentro intimo y personal con Jesucristo, para que de nosotros salga AMOR."
Porque nadie da lo que no tiene.....
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angélica gabriela ledesma
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Registrado: 13 Nov 2007
Mensajes: 9

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 2:31 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

¿Cómo lograr que mi familia sea verdadera comunidad de amor?
Empezando por enseñarles a nuestras hijas el gran amor que nos tenemos mi esposo y yo. De ahí se construye con pilares firmes una familia.
Partiendo de ahí, podemos lograr ésa verdadera comunidad de amor.
Tiene que ser con paciencia, entendiendo las diferencias de todos y cada uno de los miembros y aceptándolas con y por amor.
Dandoles su lugar a cada hijo, hablando, cuando así se requiera, individualmente con cada uno de ellos, siempre con amor y caridad.
No es una tarea fácil; sin embargo, si perseveramos en ello, lograremos lo que anhelamos.
La comunicación con respeto es indispensable para lograr ésa comunidad de familia.
Doy gracias a Dios porque en mi familia lo hemos logrado (27 años de matrimonio). A base de esfuerzos, sacrificios, lágrimas, etc.
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FERNANDO GARCIA MUENTES
Esporádico


Registrado: 03 Oct 2007
Mensajes: 82
Ubicación: CARTAGENA- COLOMBIA

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 2:42 pm    Asunto: COMO LOGRAR QUE MI FAMILIA SEA VERDADERA COMUNIDAD DE AMOR
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

Es interesante esta propuesta para el foro, al leer a mis compañeros participantes encuentro en ellos gran similitud en sus respuestas, aunque algunos consideran prioritario el crecimiento personal para hacer de la familia un lugar donde reine por siempre el amor.

Al repasar el tema anterior, EL MATRIMONIO COMO SACRAMENTO, veo que se nos pidio que elaboraramos un plan de trabajo a desarrollar en nuestra familia, es decir esposo(a) e hijos, llegando a consevir la necesidad de un entendimiento mutuo, una aceptación, una entrega, el respeto y otros elementos fundamentales para que pudiese constituirse una familia ideal.

Creo, que el tema de hoy es un buen complemento a lo que vimos la semana que acaba de terminar y en él se nos hace claridad que antes de tener en cuenta lo que somos y sabemos para que pudiese existir una verdadera familia feliz y llena de amor como era el caso que planteaba el Mexicano del ejemplo.
Debe prevalecer ante todo un amor profundo que salga del corazón y no un amor sentimental, que exista el deseo de la pareja en realizar un plan de trabajo a largo plazo pero evaluable a cada momento, confianza plena del uno con el otro, dialogo, perseverancia y sobre todas las cosas una buena comunicación.

Recordemos que somos responsables de la historia de la humanidad, ese don nos lo dio Dios porque Él nos ama y desea que todos nos amemos mutuamente y construyamos una familia a la sombra de la cruz de Cristo.

http://salvatorianos.blogspot.com
lgarciasds1@hotmail.com
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salvatorianos.blogspot.com
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Fas
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Registrado: 04 Oct 2007
Mensajes: 10

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 2:53 pm    Asunto: COMO LOGRAR QUE MI FAMILIA SEA VERDADERA COMUNIDAD DE AMOR
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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Mis Hermanos en Xto.

El apóstol san Juan en su primera carta nos recuerda que “Dios es amor. El amor que Dios nos tiene, se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigénito para que vivamos por el”. Este amor de Dios es un amor esponsal, que en el antiguo testamento encontramos expresado en la alianza con su Pueblo Israel: “Israel, yo te desposaré conmigo para siempre. Nos uniremos en la justicia y la rectitud, en el amor constante y la ternura; yo te desposaré en la fidelidad y entonces tu conocerás al Señor” (Oseas 2,21-22), y que se manifestará en plenitud en Jesucristo que se entrega a su Iglesia, padeciendo, muriendo y resucitando para la salvación de todos los hombres.

Recordemos que la familia natural, formada por papá, mamá e hijos, y bendecida a través del sacramento del matrimonio, es la célula vital de la sociedad, es una comunidad de vida y de amor, donde se forman las personas, es Iglesia doméstica, es santuario de la vida, es escuela de santidad…

Es urgente volver la mirada a Dios, a su proyecto, a su voluntad, pues El nos tiene la respuesta, y nos la ofrece en su Hijo Jesucristo Eucaristía, luz y vida del nuevo milenio. En efecto, “hay que afirmar que el matrimonio y la familia son fruto eucarístico o de la eucaristía, en cuanto que no puede haber verdadero matrimonio y familia cristianos sin eucaristía, lo mismo que no puede haber verdadera Iglesia sin eucaristía”. Por eso, inspirados en la Carta Encíclica del Papa Juan Pablo II, “Ecclesia de Eucaristía”, es decir “La Iglesia vive de la Eucaristía”, encuentro la respuesta a las situaciones que viven nuestras familias: “La Familia vive de la Eucaristía”.

La familia cristiana se funda en el amor de un hombre y una mujer, consagrado en el matrimonio, signo del amor divino. Recordemos el Prefacio C que se emplea en la celebración del sacramento del Matrimonio: “Por que dignificaste tanto al hombre, creado por bondad tuya, que en la unión del hombre y la mujer has dejado la imagen verdadera de tu amor…”

El misterio del matrimonio, significa el amor divino y consagra el amor humano, nos recuerda el designio inefable del amor de Dios. Los esposos unidos en matrimonio prefiguran la unión de Cristo y de la Iglesia, el apóstol san Pablo a los efesios señala: “…que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es su cuerpo. Por lo tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo. Maridos amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia, y se entregó por ella para santificarla…” (Ef 5,21-26)

Con lo dicho anteriormente al subrayar cómo la eucaristía es fuente del matrimonio cristiano, por todo lo que significa, los esposos consagran su amor en el sacramento del matrimonio celebrado en la Eucaristía. Por tanto la santa misa alimenta, nutre, fortalece y da vida a su amor.
Los esposos cristianos que no ven en la Eucaristía la fuente de su matrimonio, por supuesto que su amor estará en riesgo hasta dejarlo morir. Los esposos al celebrar su matrimonio en la Eucaristía son bendecidos y su amor es consagrado en el amor Divino, a su imagen. Al participar plenamente en la Eucaristía, su amor se alimenta: crecen en fidelidad, en comunión, en respeto, en responsabilidad, en entrega; a imagen del amor divino, tal y como Cristo amo a su Iglesia. Por tanto la Eucaristía es fuente del matrimonio cristiano

Que Dios los Bendiga

Fernando Very Happy
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Bernardette
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Registrado: 01 Oct 2007
Mensajes: 10

MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 3:13 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

Very Happy ¿Como lograr que mi familia sea comunidad de amor?
Es que siempre creí y viví a mi familia como COMUNIDAD de AMOR, pues su base es el AMOR... Es elección y aceptación sólo por AMOR. Y qué más bello que seguir creciendo junto a los hijos, en estos 20 años de matrimonio... No es "idílico", es una común-unidad que día a día se va afianzando; que se relaciona y comunica entre los miembros y con otras familias... Es Comunidad de Amor que se "enseña" viviéndola.
Nuevamente, GRACIAS por este Curso, por brindarme la posibilidad de re-flexionar y valorar lo que tengo, que Dios me ha regalado.
_________________
Bendiciones, PAZ y BIEN!!
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Ana Patricia Caballero
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 3:18 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

¿Como lograr que mi familia sea una verdadera comunidad de amor?

Coincido que el amor es la base fundamental de la pareja y la familia, la relación en familia se debe dar en el respeto, la tolerancia, la paciencia, permitiendo que cada integrante de la familia pueda desarrollarse en todas las áreas de su vida, para que así pueda lograr ser una persona más plena en todos los sentidos. La relación con Dios creo que es de suma importancia pues nos permite ser mejores personas, nos permite darnos a los demás con gusto y ser verdaderos testimonios de vida dentro y fuera de casa,
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urpy
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 3:23 pm    Asunto: Respuesta Tema IV La Familia verdadera comunidad de amor
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
Responder citando

Para que mi familia sea una verdadera comunidad de amor, debo mantener el amor incondicional con mi esposo lo cual se verá reflejado en mis hijos, pero en ésta relación tenemos a alguien primordial: Dios. Que nos ayuda a ser cada día mejores.

En mi familia tratamos de ponemos lo mejor que tenemos al servicio de los demás, evitando las vacilaciones y demasiadas excusas.Algo que considero importante es realizar gestos concretos de amor valorando las cualidades y viendo a las personas como dice el tema como regalo.

La práctica continua de la justicia.
Sonreir siempre ya que no hay felicidad sin amor y no hay amor sin sufrimientos.

"La felicidad se esconde frecuentemente en las cosas pequeñas".

Gracias Virgen Santa por la protección continua que nos brindas, sólo tu sabes por lo que estamos pasando.
Que Diós los proteja siempre y que su Santa madre no se aparte de Uds.[/url]
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itomacias
Esporádico


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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 3:27 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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¿Cómo lograr que mi familia sea verdadera comunidad de amor?

Pues poniendo como piedra angular a Cristo , que cristo reine en mi casa, pidiendole la inteligencia necesaria y dar el amor incondicional a nuestra fanilia para resolver las diferencias y poder vencer las dificultades que se nos van dando en nuestra vida en familia, "una familia que ora unida, permanece unida"
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carlos_dlg
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 3:55 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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¿Cómo lograr que mi familia sea verdadera comunidad de amor?

La forma de lograrlo es dando amor. Dándome a mí mismo. Entrega completa de mi ser hacia mi esposa y mis hijos.

Si yo lo hago, tarde o temprano mi esposa lo hará, y nuestros hijos crecerán dentro de ese ambiente de amor y entrega, lo que hará que para ellos esa se la forma natural de vivir en familia, y lo lleven a sus nuevos hogares cuando llegue el momento.

Y como decía William, para que nuestra familia pueda ser esa comunidad de amor, en el centro y sobre todo, debe estar Dios.

Dios nos ayude a iniciar nuestro propio cambio y a aprender a darnos por completo a nuestra amada familia, que es una bendición suya.
_________________
CARLOS DE LEON
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Marìa Sànchez
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 4:13 pm    Asunto: Crecer en Familia
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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Queridos hermanos en Cristo: Pienso que para continuar creciendo en familia es recordar Nuestra Sagrada Familia de Nazareth y tratar de imitarla, soy consciente de tener tantos defectos y tantas veces la ignorancia de nò saber què hacer ante tantas circunstancias que se nos presentan dìa dìa, pero confiando en Nuestro Senor y evocando al Espìritu Santo a que nos guìe,è ilumine este Camino lo lograremos y poco a poco vemos los resultados. Por lo que doy gracias siempre a Dios y lo Alabo porque nos ha puesto tambièn a Uds. que nos regalan este valioso Curso que nos sirve para "Crecer en Familia". Pace è bene.
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pace e bene
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Marìa Sànchez
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 4:14 pm    Asunto: Crecer en Familia
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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Queridos hermanos en Cristo: Pienso que para continuar creciendo en familia es recordar Nuestra Sagrada Familia de Nazareth y tratar de imitarla, soy consciente de tener tantos defectos y tantas veces la ignorancia de nò saber què hacer ante tantas circunstancias que se nos presentan dìa dìa, pero confiando en Nuestro Senor y evocando al Espìritu Santo a que nos guìe,è ilumine este Camino lo lograremos y poco a poco vemos los resultados. Por lo que doy gracias siempre a Dios y lo Alabo porque nos ha puesto tambièn a Uds. que nos regalan este valioso Curso que nos sirve para "Crecer en Familia". Pace è bene.
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Marìa Sànchez
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 4:16 pm    Asunto: Crecer en Familia
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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Wink Queridos hermanos en Cristo: Pienso que para continuar creciendo en familia es recordar Nuestra Sagrada Familia de Nazareth y tratar de imitarla, soy consciente de tener tantos defectos y tantas veces la ignorancia de nò saber què hacer ante tantas circunstancias que se nos presentan dìa dìa, pero confiando en Nuestro Senor y evocando al Espìritu Santo a que nos guìe,è ilumine este Camino lo lograremos y poco a poco vemos los resultados. Por lo que doy gracias siempre a Dios y lo Alabo porque nos ha puesto tambièn a Uds. que nos regalan este valioso Curso que nos sirve para "Crecer en Familia". Pace è bene.
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Marìa Sànchez
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 4:18 pm    Asunto: Crecer en Familia
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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Wink Queridos hermanos en Cristo: Pienso que para continuar creciendo en familia es recordar Nuestra Sagrada Familia de Nazareth y tratar de imitarla, soy consciente de tener tantos defectos y tantas veces la ignorancia de nò saber què hacer ante tantas circunstancias que se nos presentan dìa dìa, pero confiando en Nuestro Senor y evocando al Espìritu Santo a que nos guìe,è ilumine este Camino lo lograremos y poco a poco vemos los resultados. Por lo que doy gracias siempre a Dios y lo Alabo porque nos ha puesto tambièn a Uds. que nos regalan este valioso Curso que nos sirve para "Crecer en Familia". Pace è bene.
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Antonio Rivera Campillo
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 4:26 pm    Asunto: Tema IV: 1a Parte. La familia fundada en el matrimonio
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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Para lograr que la familia sea una comunidad de amor, en principio debe reinar el amor, debe reflejar el amor de Cristo, del padre y del Espíritu Santo. Si crees que hay amor en tu familia y tu matrimonio pero no se ve y no se proyecta es que algo no se está haciendo. En segundo lugar, cuidar y proteger contra todo a la familia tomando en cuenta lo que nos plantean en los compromisos: La pareja este casada para darle sustento y respaldo a la familia y a cada uno de sus integrantes pues esto genera derechos y obligaciones; Requiere de un compromiso de parte de cada uno de los integrantes, en especial de la madre, el padre y cada hijo de acuerdo a su edad y sus circunstancias, compromiso que debe ser libre y consciente aterrizado en la necesidad de frecuente comunicación y oración y permanente expresión y sentimiento de confianza y especialmente respeto individual. La familia es y debe ser el campo de acción, la escuela y el vientre donde se gestan los valores y virtudes mas importantes que hacen al ser humano una persona, valores como el amor, la amistad, la honestidad, la libertad, el respeto, la unión, el derecho a la vida, la formación, crecimiento y desarrollo, la importancia de la coherencia y el testimonio.
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smachado
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 4:41 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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Queridos amigos:

Como lograr que mi familia sea una verdadera comunidad de amor? pues realmente esa es una ardua tarea para una matrimonio, principalmente creo que la pareja debe estar convencida de su compromiso al formar una familia de esa gran responsabilidad que es amarse mutuamente y ser fiel mutuamente para toda la vida. Siento que al entender eso y ponerlo en practica ya tenemos gran parte del camino andado, lo demas seria el crecer en ese amor y compartirlo con nuestros hijos y la sociedad para que esos muchachos nacidos de ese compromiso en ese Sacramento sean hombres de bien que se sientan comprometidos para continuar con esa tarea. Todo lo que he leido en esta IV parte del curso me parece tan importante para comprender la santa voluntad de Dios en el matrimonio, como El quiere que nos realicemos en esa vocacion y como quiere que busquemos su reino haciendo esa tarea de la mejor manera lo que nos dignifica como personas y como familias. Me encanta este curso, gracias.
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Antonio Rivera Campillo
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 4:51 pm    Asunto: Tema IV: 1a Parte. La familia fundada en el matrimonio.
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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Otro comentario que me parece crucial es lo que se refiere en las conclusiones. Se mencionan la fe en el ser humano, alcanzar la propia perfección y la familia como lugar natural. En cuanto a la fe en el ser humano creo que en estos momentos necesitamos mas que nunca la oración para pedir la ayuda de Jesús pues en los últimos tiempos hay tanto anti testimonio pues mucha gente dice una cosa, aparenta algo y la realidad es otra y lo peor es que algunas se creen sus mentiras, situaciones de corrupción, violencia familiar, delincuencia juvenil, narcotráfico, pornografía, egoísmo ( todo mundo esta ocupado para hacer algo por otros), hedonismo (vivir para el placer propio). Alcanzar la perfección aun cuando las estadísticas nos muestran la falta de conciencia para cuidar nuestro cuerpo pues hay mas casos de obesidad, anorexia, bulimia, drogas, tatuajes (tatoos), perforaciones del cuerpo (pearcings), cirugía "estética" en casos de implantes, operaciones de cirugía en nariz y estiramiento facial, tintes, alcoholismo tabaquismo. El lugar natural a pesar de que cada vez mas la mujer necesita salir a trabajar para tener el sustento, padres alcohólicos, abusadores y violentos, falta de respeto por los adultos mayores, falta de testimonio por parte de los padres y de los hermanos. Definitivamente hoy mas que nunca necesitamos hacer un esfuerzo extra para rescatar a la familia, necesitamos orar, necesitamos comunicarnos y convivir y apoyarnos como familias, sin importar nacionalidad, raza, situación socio económica, necesitamos solidarizarnos con los demás pues cada uno en caridad puede dar algo de lo que tiene a los demás y recuperar el valor genuino de las primeras comunidades como lo vivieron los cristianos en Hechos de los Apostoles.
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Lupita Serna
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 4:55 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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Para que la familia sea una verdadera comunidad de Amor, es impresindible, aprender a Amar, dejando atras todos los malos sentimientos, de coraje, venganza, odio, resentimientos, para esto tenemos que practicar en el Amar incondicionalmente, sabiendo y reconociendo que es una tarea dificil, pero que a fin de cuentas nos va dejar una plenitud en la Paz, todo esto es una tarea individual en el conocimiento de la tarea, por que muchas de las veces, pensamos y decimos que si el otro no combia por lograr todas estas tareas que nos menciona el autor, entoces no funcionara por que yo tampoco lo hare, eso no tendría ningun fin, el asunto esta en querer cambiarlo yo, y con la ayuda del Espiritú Santo en nuestras actitudes veremos los frutos de nuestra desición en seguir los pasos de Jesús al
AMAR INCONDICIONALMENTE
Gracias y Bendiciones a todos
Lupita
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edelvira
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 5:09 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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¿Cómo lograr que mi familia sea verdadera comunidad de amor?
Dandoles AMOR a diestra y siniestra, sin esperar nada a cambio, nadie puede dar lo que no tiene y si considero a mi familia tan importante pues tengo que empezar dando ejemplo de entrega total a mi esposo e hijos ya que ellos continuaran con esta gran mision que Dios nos ha designado. Tambien debo enseñar a mis hijos a Amar a Dios por sobre todas las cosas solo asi podremos formar una autentica comunidad de amor.
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José Eduardo Bancayán
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 5:22 pm    Asunto: Re: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMO
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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“Amar al prójimo como a ti mismo”, es el mandamiento del Señor Jesús. Si yo no me amo a mí mismo es imposible que ame a mi cónyuge.
Partiendo de ahí me parecer fundamental el testimonio basado en la mutua manifestación de amor de los esposos entre si.
Los hijos aprenden viendo. Esto es aprenden a través del meta lenguaje. Si los padres no se aman y se lo demuestran delante de los hijos ese hogar será un verdadero infierno, lleno de egoísmo, rencor, y tal vez odio.
No hay que olvidar que el matrimonio debe e estar fundado en el amor, sino, solo es apariencia pero no habrá eficacia del sacramento.



María Eugenia escribió:
LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO.

La familia tiene su génesis en esta relación fundamental que es el matrimonio. Es el encuentro entre el hombre y la mujer lo que revela el poder de originar su propia familia.

“La familia y la persona humana caminan indisolublemente unidas. La familia, antes que lugar de íntima convivencia, antes que organismo nuclear de la sociedad, antes que ser una forma celular tributaria de un modelo socioeconómico, es la revelación al hombre de su propia identidad de hombre. Es el primero, el más específico, el más real y concreto encuentro humano del hombre.”

El matrimonio, como la primera y más radical de las instituciones sociales humanas, tiene el poder de generar la vida, concibiéndola y albergándola dentro de una previa humanización de la dualidad sexual. La unión conyugal es así la gran articulación que nos prueba el nexo esencial entre matrimonio y familia. Esto es, la comunión conyugal actúa como núcleo amoroso previo del que surgen articulaciones de consanguinidad, paternidad, maternidad, filiación y fraternidad, constituyendo todo, un conjunto de única comunidad de vida y amor.

La entrega única, total y exclusiva de los esposos y su forma de amar incondicional (es un “te quiero a ti, sólo a ti y para siempre”), se permea a la familia, a sus amigos y finalmente a la sociedad. De ahí su importancia como esperanza para una sociedad más humanizada.

¿Por qué la familia?

Tomás Melendo Granados

Para querer más… ser mejor

Hace algunos meses impartí una conferencia a un grupo de empresarios bastante selecto, bastante internacional… y bastante atípico. Tan atípico como para pedirme, justo como empresarios —lo único que los unía—, que les hablara del amor conyugal.

Al terminar la exposición, un mexicano inició algo a caballo entre una pregunta y una reflexión pública:

«Si no he entendido mal, la calidad del amor entre los esposos no se juega solo dentro del matrimonio. Quien quiera amar de veras tiene que esforzarse por mejorar en toda su vida».
Un sexto sentido me llevó a contener las ganas de responderle y a permanecer en silencio. Y, en efecto, prosiguió:

«Solo si voy siendo mejor persona podré querer más a mi mujer, pues tendré mucho más que darle cada vez que me entregue a ella».
Resistí de nuevo la tentación de intervenir… y añadió:

«Presiento además que si no encamino ese perfeccionarme a la entrega, en el fondo lo estoy despilfarrando. Y me parece que eso constituye un claro deber: cuanto mejor voy siendo, más obligado estoy a darme a mi mujer y a mis hijos».
El silencio se tornó más denso, acaso porque ni por él mismo ni por los que le estaban oyendo —todos volcados en cuerpo y alma en los negocios—, se atrevía a sacar la conclusión inevitable. Pero lo hizo:

«Lo cual quiere decir que mi verdadera y más radical realización no la encuentro en la empresa, sino en mi familia».

Una inversión definitiva


Audaz, además de agudo. Sabía lo que se estaba jugando y sabía de lo que hablaba: de la necesidad de instaurar una modificación profunda en el modo de entender y vivir las relaciones entre familia y persona (y, como consecuencia, muchas otras, como las propiamente laborales).
Durante bastante tiempo, aunque no de manera exclusiva, la necesidad de la familia se ha explicado enfatizando la múltiple y clara precariedad del hombre. Por ejemplo, respecto a la mera supervivencia venía a decirse que, mientras la dotación instintiva permite a los animales manejarse desde muy pronto por sí mismos, el niño abandonado a sus propios recursos perecería inevitablemente. O se aducían razones psicológicas, como la ineludible conveniencia de superar la soledad, de distribuir las funciones en casa, el trabajo o los ámbitos del saber para lograr una mayor eficacia…

Siendo todo esto cierto, me parece que no alcanza el núcleo de la cuestión. Si desde antiguo se considera la persona como lo más perfecto que existe en la naturaleza (perfectissimum in tota natura); si hoy es difícil hablar del ser humano sin subrayar su dignidad y su grandeza… ¿no resulta extraño que los animales no necesiten familia, mientras que al hombre le sea imprescindible solo o principalmente en función de su «inferioridad» respecto a ellos?
El cambio radical que pretendo subrayar con estas líneas es que toda persona requiere de la familia justamente en virtud de su eminencia o valía: de lo que en términos metafísicos podría llamarse su excedencia en el ser.

Un-ser-para-el-amor

Por eso la persona está llamada a darse; por eso puede definirse como principio (y término) de amor… siendo la entrega el acto en que ese amor culmina.

Las plantas y los animales, por su misma escasez de realidad, actúan de forma casi exclusiva para asegurarse la propia pervivencia y la de su especie. Porque gozan de poco ser, cabría decir, tienen que dirigir toda su actividad a conservarlo y protegerlo: se cierran en sí mismos o en su especie en cuanto suya.

A la persona, por el contrario, justo por la nobleza que su condición implica, «le sobra ser». De ahí que su operación más propia, precisamente en cuanto persona, consista en darse, en amar. (Y de ahí que solo cuando ama en serio y se entrega sin tasa —«la medida del amor es amar sin medida»—, alcanza la felicidad).

La persona como regalo

En esto tenía razón mi contertulio mexicano. Y también al unir esa exigencia de entrega con la familia. Porque para que alguien pueda darse es menester otra realidad capaz y dispuesta a recibirlo o, mejor, a aceptarlo libremente. Y «eso» sólo puede ser otro alguien, otra persona.

A menudo explico que, a pesar de la conciencia que solemos tener de la propia pequeñez y de la ruindad de algunos de nuestros pensamientos y acciones, es tanta la grandeza de nuestra condición de personas que nada resulta digno de sernos regalado… excepto otra persona. Cualquier otra realidad, incluso el trabajo o la obra de arte más excelsa, se demuestra escasa para acoger la sublimidad ligada a la condición personal: ni puede ser «vehículo» de mi persona, ni está a la altura de aquella a la que pretendo entregarme.
De ahí que, con total independencia de su valor material, el regalo sólo cumple su cometido en la medida en que yo me comprometo —me «integro»— en él. («¿Regalo, don, entrega? / Símbolo puro, signo / de que me quiero dar», escribió magistralmente Salinas).

Pero decía que, además de ser capaz, la otra persona tiene que estar dispuesta a acogerme de manera incondicional: de lo contrario, mi entrega quedaría en mera ilusión, en una especie de aborto. Si nadie me acepta, por más que me empeñe, resulta imposible entregarme (actio est in passo, podría afirmarse tras las huellas de Aristóteles: la acción de la entrega «está» —se cumple o actualiza— en la medida en que el otro me acepta gustoso).

El porqué de la familia

Pues bien, el ámbito natural donde se acoge al ser humano sin reservas, por el mero hecho de ser persona, es justo la familia. En cualquier otra institución —en una empresa, pongo por caso— resulta legítimo, y a menudo necesario, que se tengan en cuenta determinadas cualidades o aptitudes, sin que al rechazarme por carecer de ellas se lesione en modo alguno mi dignidad (el igualitarismo que hoy intenta imponerse para «evitar la discriminación» sería aquí lo radicalmente injusto).

Por el contrario, una familia genuina acepta a cada uno de sus miembros teniendo en cuenta, sí, su condición de persona, como el resto de las instituciones (de ahí el famoso precepto kantiano); y además… su condición de persona. Y basta. Y, al acogerlos, les permite entregarse y cumplirse como personas.

Por eso cabe afirmar que sin familia no puede haber persona o, al menos, persona cumplida, llevada a plenitud. Y ello, según acabo de sugerir, no primariamente a causa de carencia alguna, sino al contrario, en virtud de la propia excedencia, que «nos obliga» a entregarnos… o quedar frustrados, por no llevar a término lo que demanda nuestra naturaleza, nuestro ser.

Estimo que esta inversión de perspectivas (que no niega la verdad del punto de vista complementario), tiene abundantes repercusiones.

Por ejemplo, en el ámbito doméstico, explica que la familia no sea una institución «inventada» para los débiles y desvalidos (niños, enfermos, ancianos…); sino que, al contrario, cuanto más perfección alcanza un ser humano, cuanto más maduro es el padre o la madre, más precisa de su familia, justamente para crecer como persona, dándose y siendo aceptado: amando… con la guardia baja, sin necesidad de «demostrar» nada para ser querido.

Una buena teoría… para una vida buena


Por otra parte, esta forma de comprender a la persona repercute en el modo de legislar, en la política, en el trabajo… Solo si se tiene en cuenta la grandeza impresionante del ser humano podrán establecerse las condiciones para que se desarrolle adecuadamente… y sea feliz.
A menudo se oye que el problema del hombre de hoy es el orgullo de querer ser como Dios. No lo niego. Pero estimo que es más honda la afirmación opuesta: el gran handicap del hombre contemporáneo es la falta de conciencia de su propia valía, que le lleva a tratarse y tratar a los otros de una manera bufa y absurdamente infrahumana.

Schelling afirmaba que «el hombre se torna más grande en la medida en que se conoce a sí mismo y a su propia fuerza». Y añadía: «Proveed al hombre de la conciencia de lo que efectivamente es y aprenderá enseguida a ser lo que debe; respetadlo teóricamente y el respeto práctico será una consecuencia inmediata». Para concluir: «el hombre debe ser bueno teóricamente para devenirlo también en la práctica».

¿Exageración de un joven escritor? Estimo que no, si el conocer lo entendemos adecuadamente, de modo que algo no llega a saberse (simplemente a saberse) hasta que uno lo hace vida de la propia vida.

En lo estrictamente humano, como quería de nuevo Aristóteles, la teoría —¡encaminada al amor!— ostenta una prioridad absoluta.

«Mini-personas»… que ni conocen ni aman

Ahora bien, el modelo que rige buena parte de las Constituciones de los países «desarrollados» de nuestro entorno resulta a menudo una suerte de mini-hombre, de persona reducida, casi contrahecha.

Quiero decir que, con más frecuencia de la deseada, al hombre de hoy se le niegan —teórica y vitalmente: en la legislación y en la estructura social— justo las características que definen la grandeza de su humanidad; por ejemplo, la capacidad de conocer, de manera siempre imperfecta, pero real.

Desde tal punto de vista, una democracia auténtica tendría como base, junto con el reconocimiento de la limitación del entendimiento humano, y mucho más fuerte que él, la convicción de que la realidad es cognoscible. Por eso estaría basada en el diálogo auténtico, genuino, de unos ciudadanos persuadidos de que con la suma de las aportaciones de muchos podrán llegar a descubrir lo que cada realidad efectivamente es y, por tanto, el comportamiento que reclama.
Por el contrario, bastantes democracias actuales parecen basarse en un relativismo escéptico: en la casi contradictoria convicción de que la realidad no puede conocerse y, como consecuencia, en la apelación al simple número y, con él, —mientras no se corrija el planteamiento, que puede y debe corregirse— en el más tiránico y sutil de los totalitarismos.

¿Otros ejemplos de lo que acabo de calificar como modelo «constitucional» de mini-persona?
Apenas se concibe que el hombre actual pueda amar a fondo, con un compromiso de por vida, jugándose a cara o cruz, a una sola carta, como Marañón expusiera, el porvenir del propio corazón (de ahí el avance de la admisión legal del divorcio, que impide casarse de por vida); o que sea capaz de dar sentido al dolor, no por masoquismo, sino porque el sufrimiento es parte integrante de la vida del hombre, y, cuando se rechaza visceral y obsesivamente, junto con él se suprime la propia vida humana, cuyo núcleo más noble lo constituye la capacidad de amar… (en el estado actual, el sufrimiento es parte ineludible del amor: negado a ultranza el «derecho» a padecer, se invalida simultáneamente la posibilidad de amar de veras).
Conclusión

Lo que acabo de apuntar refuerza tres de mis más arraigadas convicciones.

a) La primera, una fe absoluta en el ser humano, en su capacidad de rectificar el rumbo y superarse a sí mismo. No debe confundirse el diagnóstico con la terapia. Como la filosofía, el diagnóstico no es nunca optimista o pesimista, ni debería ser interesante o despreciable o lucrativo o desdeñable… sino solo verdadero o falso. ¡Qué daños traería consigo el «optimismo» que lleva a diagnosticar y tratar como simple cefalea un tumor cerebral maligno!

b) En segundo término, que el hombre actual necesita advertir su propia excelsitud para actuar de acuerdo con ella… y alcanzar la propia perfección y la dicha consiguiente.

c) Por fin, que el «lugar natural» para «aprender a ser persona», el único verdaderamente imprescindible y suficiente, es la familia. No solo el niño, sino el adolescente que aparenta negarlo, el joven ante el que se abre un abanico de posibilidades deslumbrante, el adulto en plenitud de facultades, el anciano que parece declinar…, todos ellos forjan y rehacen su índole personal, día tras día, en el seno del propio hogar.

Y, así templados y reconstituidos, son capaces de darle la vuelta al mundo, de humanizarlo.
Por eso la familia.
Comenarios al autor tmelendo@masterenfamilias.com
---

Nuestras responsabilidades


Que el modelo a seguir sea el de la estabilidad de la familia de padre y madre con sus hijos, y si es posible, con una cadena de abuelos, tíos y primos, extendiendo una red de amor mutuo.

Que sea el ambiente natural y mejor para la formación saludable y para el buen funcionamiento de las personalidades humanas y sus relaciones familiares; donde se aprenda naturalmente el amor de la existencia humana, que sirve a otros y a Dios.

¿Qué podemos hacer para proteger a la familia?

Debemos reconocer y asumir los siguientes compromisos

1. El primer compromiso es el matrimonio por sí mismo. Los cónyuges debemos asumir nuevamente el deseo de dedicarnos el uno al otro, promover la fidelidad marital y la apertura a la vida.

2. La familia requiere de un compromiso mutuo. Es importante que reflexionemos sobre ello para poder encontrar así el tiempo necesario que permita a la familia estar juntos, comunicarse entre sí, confiar mutuamente, orar juntos, etc.

3. La familia es el santuario de la vida. En este sentido el compromiso se dirige a la protección y proyección de la vida desde el momento de la concepción, complementándolo con una paternidad responsable.
Consulta para este tema ¿Cuáles son tus graves razones? de Lucrecia Rego de Planas

4. El compromiso de elegir el tipo de educación que consideren oportuna para sus hijos, rechazando la imposición de ideologías, de programas, modelos o métodos que despojan a los padres del derecho que tienen de ser agentes de educación de los hijos. Por ejemplo, en el campo de la sexualidad, en el que el hogar es primeramente el lugar donde se enseña el testimonio de amor y el proyecto de vida, y no es meramente biología pura como en los libros de texto gratuitos donde se maneja el concepto de género.

5. El compromiso de lograr que la familia sea un campo donde se de la satisfacción de necesidades vitales, trato personal; que sea una escuela de virtudes, una escuela de sociabilización.

6. Es compromiso de los matrimonios dar un buen ejemplo, amor incondicionalmente, ejercer la autoridad, lograr la comunicación interpersonal, saber motivar.

Todos podemos hacer algo para que la familia sea lo que puede ser, lo que está llamada a ser. Con familias sanas el mundo se hace grande y hermoso. Pero, sobre todo, con familias sanas cada uno se siente seguro, respetado, amado por aquellos que viven a su lado. Lo cual es siempre la mejor manera de comprometernos para ayudar y amar también a los que no son de la propia familia, y que también necesitan recibir el testimonio y el apoyo de quienes saben lo hermoso que es vivir enamorados en familia.

Tutores del Curso

Emilio Avilés Cutillas. Correo electrónico emilioaviles@es.catholic.net

P. Emilio Acosta Díaz. Correo electrónico acostadi@msn.com

Salvador Casadevall. Correo electrónico salvadorcasadevall@yahoo.com.ar

Marcela Velázquez. Correo electrónico velazquezvmarce@gmail.com

Participación en el foro

¿Cómo lograr que mi familia sea verdadera comunidad de amor?


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ruthemendez
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Registrado: 04 Oct 2007
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 5:23 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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¿Cómo lograr que mi familia sea verdadera comunidad de amor?
Existen varios factores que tomar en cuenta, y todos deben ir a la par, pienso que tolerancia y comunicación, obvio es el amor, que debería ser cada vez mejor y cada vez más, que todos nos debemos tener como familia, y también la comun unión que tenemos en Dios y en María Santisima, y esto ulitmo debe ser una convicción.
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Segundo Francisco Avila R
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Registrado: 03 Sep 2007
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 5:24 pm    Asunto: LA FAMILIA COMO EJE DE EJEMPLO
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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PARA MI LA FAMILA ES LO MAS IMPORTANTE, PORQUE ES LA UNIO DE PAREJA Y DE LOS QUE NOS RODEAN COMO LOS HIJOS , ABUELOS , PRIMOS NIETOS ETC, ESTO DEBE SER MODELO DE VIDA EN DONDE DEBE REYNAR LA PAZ EL AMOR Y LO MAS IMPORTANTE LA COMPRENSION MUTUA ENTRE SI , PORQUE TODO DEBE SER CON AMOR SIN PERDIR NADA A CAMBIO , SI ESTO LO APLICAMOS A LAS EMPRESAS COMO EJEMPLO SI NO TRABAJAMOS EN ARMINIA NO FUNCIONA PERO SI EMPLEASMOS LA DEMOCRACIA TODOS GOZAN LOS QUE ESTA ARRIBA Y LOS QUE ESTAN ABAJO , SI LO APLICAMOS AL CAPITAL DEBE DE SER POR IGUALES , YA SEA EN LO HUMANO O EN LO MATERIAL , SACANDO UNA IGUALDAD EN LAS GANANCIAS Y PERDIDAS SERAN POR IGUAL EN SATISFACCION MUTUA, PARA NO QUEBRANTAR EL AMOR , LA FIDELIDAD, LA COMPRENSION Y LA FE ENTRE BUENOS CRISTIANOS Y DAR EJEMPLO DE VIDA EN FAMILIA UNIDA
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Padre Roberto
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Registrado: 04 Oct 2007
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 5:27 pm    Asunto:
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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Para que la familia pueda ser una comunidad de amor, será necesario primero abrirnos al amor, un amor que me permita valorarme y valorar al otro, a aquellos con quienes convivo, pues ya decía el apóstol Pablo en su himno a la caridad: “Si yo no tengo amor, no soy mas que bronce que resuena”. Podremos ser una familia como institución, pero si en ella carecemos de amor, qué difícil será respetarnos, ser pacientes y saber perdonarnos.

Si hablamos de que sea una comunidad, es necesario también considerar que debe haber algo común que nos lleve a caminar en la unidad. No basta el hecho de que exista un hombre y una mujer viviendo juntos y engendren hijos los cuales lleven su propia sangre y su apellido, vivan en una misma casa. Se requiere que lo que haga posible una vida en común sea el amor, un amor que nos haga capaces de valorar y respetar al otro, que nos haga dispuestos al servicio, considerando que la vida de esta familia depende de todos, de lo que cada uno pueda dar; a preocuparnos por la felicidad del otro, antes que buscar mi propia felicidad; a saber perdonar haciendo a un lado todo sentimiento de rencor, el cual nos destruye y nos divide; es necesario aprender a darnos la posibilidad de vivir por y en el amor (Pongo como ejemplo una empresa, a la que se le da el nombre de comunidad empresarial, para que pueda serlo, requiere tener claro su objetivo y juntos caminar a su consecución desde lo que cada uno puede hacer, en ella se respetará y se valorará el trabajo y la persona del otro, se apoyarán y se crearán las condiciones para que todos puedan caminar en la misma dirección). Así en la familia, si está claro que nuestro objetivo será Dios, será la santidad, entonces corresponderá a los esposos o padres, recordar el objetivo y crear las condiciones que hagan posible el que cada miembro pueda avanzar, pueda madurar y llegar a la santidad. Sólo de esta manera estaremos formando una verdadera comunidad de amor. El mejor modelo de esta comunidad de amor, será la Santísima Trinidad.

Padre Roberto Muñoz Sánchez.
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"Que el amor de Cristo reine en sus familias y María, Nuestra Madre interceda en sus dificultades"
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lilianaservin
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Registrado: 26 Feb 2007
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 5:39 pm    Asunto: Tema IV Primera Parte. La familia fundada en el matrimonio
Tema: Tema IV: PRIMERA PARTE. LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO
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¿Cómo lograr que mi familia sea verdadera comunidad de amor?[/b]

Para entender por qué la familia puede y debería ser una verdadera comunidad de amor hay que recordar lo que veíamos en el tema uno, primera parte, es decir, ¿qué es el amor? El autor del artículo, Pedro Castañera, nos decía “El amor es el principio y fuente creadora, porque el hombre fue creado por amor y para el amor”, por ende, habrá que partir del origen de ese amor, Dios.

Algunos de los participantes del foro mencionan que, como católicos debemos partir de la fuente del amor en nuestras vidas, Dios, para poder alcanzar esa comunidad que él mismo nos enseñó a vivir en la persona de su Hijo, Jesús, con lo cual estoy completamente de acuerdo, pues desde el inicio de cada una de nuestras familias es Él quien ha estado presente, quien ha bendecido esa unión, guiando nuestro caminar como pareja.

Sin embargo, como menciona el artículo y también algunas aportaciones en el foro, debemos comenzar por nosotros mismos, como bien dice el dicho, <<nadie da lo que no tiene>>, por lo tanto, si no nos amamos, si no nos conocemos, difícilmente podremos amar y conocer a los que nos rodean y, por consiguiente, a Dios tampoco.

Entonces para lograr que mi familia sea una verdadera comunidad de amor, debo comenzar a amarme, a aceptarme, a analizar mis aciertos y mis errores, a reconocer qué debo mejorar, qué es lo que me ayuda a crecer como persona, qué contribuye y qué obstaculiza mi desarrollo individual. Es bien cierto que donde se inicia este proceso es en la propia familia, como hijos, gran parte de lo que hayamos vivido como hijos lo reflejaremos ahora como esposos, como miembros de una nueva familia, con nuestros hijos.

Lo importante es no perder nunca de vista que mi familia nació del amor y ha crecido en ese amor, madurando, modificándose a través de los momentos buenos y de los no tan buenos, siempre teniendo a Dios como centro de nuestro existir, fundamentándose en el diálogo, en la disposición, en la donación…

Nuestro modelo a seguir será, como ya lo dijeron en el foro, la familia de Nazaret, por lo mismo, les invito a analizar el papel que tuvieron José, María y el niño Jesús para alcanzar en su familia esa comunidad de amor, iniciando por su confianza absoluta a la voluntad divina.[/b]
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