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Mi conversión. Espero les ayude a algunos.

 
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Emevecista
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Registrado: 08 Nov 2007
Mensajes: 23
Ubicación: Santiago de Guayaquil

MensajePublicado: Dom Dic 23, 2007 5:05 am    Asunto: Mi conversión. Espero les ayude a algunos.
Tema: Mi conversión. Espero les ayude a algunos.
Responder citando

Hola a todos, a continuación les compartiré algo muy mío, es completamente real asi que espero les sirva, en especial a aquellos que no están tan seguros de donde andan. Léanlo.

¿Quién fui yo?/¿Quién soy yo?

Mi familia
Nací un 28 de marzo de 1990. Mis padres Jacqueline y Kleber fueron, son y serán mi sustento por el hecho de ser los que me engendraron y siendo que fueron los que me dieron mis primeros cuidados. No soy hijo único, pertenezco a una hermosa familia. Mi hermana Margie, una persona de carácter fuerte pero quebrantable, flexible y firme a la vez, te busca incesantemente, aunque no en los mejores lugares o de las mejores maneras, pero lo hace. Mi hermano Wesley se casó con Paola, una mujer bastante sencilla y agradable que de poco en poco fue amoldándole lo que le faltaba de personalidad, aunque no te busca aún. De esta nueva familia me regalaste a una sobrina a la que llamaron Romina, diferente a todas las demás por el hecho de ser ella.
El resto de mi familia es sin duda un ambiente un poco ebrio de razón al no existir ese nexo entre todos debido a un sinnúmero de problemas que se fueron dando desde que tengo uso de razón, creando en cada círculo familiar un pensamiento retratado del otro. Sin duda ya has puesto Tu dedo en algunos de estos círculos, pero falta mucho por hacer de mi parte, pero eso ya es otra historia, tan solo puedo notar en cada conversación vaga, Tu nombre a gritos en cada familia, pero a medida en que se riega el campo se dan los frutos.

¿Quién fui yo?
Estudié en un colegio religioso. San José La Salle. Nunca tuve un gran aprecio por él, y por más, a él le debo la ignorancia de Tu Cuerpo.
Fui expuesto, o mejor aún, recurriendo a la humildad, me expuse al mundo, en mi sexto grado de educación primaria. Todo como algo muy normal del momento. Aquellos que vivían en ignorancia y maldad parecían disfrutar de invitarme a tomar del mismo veneno. Era normal pues, aprender a expresarse de la manera más vulgar posible, perder el sentido de las palabras diciéndolas sin querer decir realmente lo que significaban. Era del momento, pisotear la dignidad de cuanto se pudiera y en el acto. Todo esto obviamente de una manera mínima.

Fue luego en mi décimo año de secundaria cuando pude comenzar a experimentar esto a su máxima expresión. No solo la vida había perdido el sentido que Tu le pones a cada una, sino que, me importaba poco ya, si lo seguía teniendo o no.
Fue después cuando a punto de reprobar un año de educación decidí cambiarme de colegio, no solo porque ya no soportaba éste, sino porque toda mi vida estuve allí. No soportaba ya tanta palabrería cristiana y la presencia de una religión hasta en cierto modo, obligada.

Al momento de elegir especialización para mi cuarto curso de diversificado, ya me había cambiado al colegio Espíritu Santo. Tenía tantas expectativas en mi cabeza debido a que me veía ya exento de religión, maestros injustos, paredes verdes y ambiente deprimente, que de otra manera llegué a pensar que mi vida cambiaría en éste lugar.

Llegando a mi cuarto curso, debo admitir, que no fue porque me di cuenta, sino hasta ahora, que había perdido ya, la huella que habías dejado en mí.
El amor de mis padres y el calor de mi hogar no me permitieron probar más allá que el cigarrillo y el alcohol.
Tenía millones de “amigos”, pero siempre me preguntaba, porque solo estaban cuando compartíamos estos vicios tan normales de la gente común. Puedo asegurar que en esto no me traiciona la memoria al decir que, Tu Nombre no fue pronunciado en ningún momento, y mucho menos te conocía. Tenía sí, recuerdos o imágenes vagas de Ti, gracias a mi bisabuela que ahora esta en Tu Gloria. Me hubiera gustado mucho que me vea desde aquí abajo cuanto bien hizo el darme una noción de Ti, por mucho que la rechacé.
Había caído entonces en lo más profundo de mi esclavitud, y aunque no sabia si había salida, tampoco me interesaba en lo más mínimo encontrarla. Tuve la oportunidad de tocar el fondo de mi caída al concebir un pensamiento que atenta contra mi vida, la vida que Tú me diste, por la que murió Tu Hijo.
Y que gran trabajo el de tan miserable bestia, al acomodar el escenario en el que no solo yo me revolcaba en el lodo, sino que mis “amigos” lo hacían conmigo, haciéndolo ver tan normal como lo era desprestigiar la dignidad de la mujer.

El llamado… el escuchado
Llegando el final de mi quinto curso de diversificado tuve ciertas “molestias” por parte de Tus mensajes. Se acercaba un evento que hacía un llamado a todos los jóvenes católicos. Me parecía tan ridículo, en especial la parte de “jóvenes”, siendo que los jóvenes que yo conocía eran para mí el global, es decir que, todos los jóvenes eran como los que yo conocía. Por tanto me causaba tanta gracia que hasta me llevaba a preguntarme, que clase de antisocial que le guste “vivir” la vida iría a semejante payasada.
Me es gracioso ahora el momento en que comenzaste a hacerte más presente, porque mi hombre viejo comenzó a sentirse atrapado por una fuerza extraña que no me dejaba actuar como siempre, con esa “libertad”, sino que peor aun, me vi comprometido a adquirir una entrada a este evento.

Mi conversión
Cabe recalcar que una vez allí pensé por primera vez en mi vida en que, talvez, y solo talvez, podría estar equivocado con respecto a lo de los jóvenes. Pero algo que sí no podía tolerar era la presencia de Tu Católica. Mi agnosticismo era único, como todos los demás. Una filosofía aparte, de la vida y en ningún momento estuve de acuerdo en compartirla con Tu Católica mucho menos aceptar alguna idea de ella.

Fue una tarde de sábado del mes de Septiembre que, fui por propia voluntad a visitarte. Quería ver porque les llamaba tanto la atención a todos el que Estés expuesto. Fue antes de entrar que me encontré con un rostro conocido. Sergio Mendoza, ex compañero del colegio, ya graduado, corría conmigo en la selección de atletismo. Que pequeño era el mundo, o que grande era Tu Amor.
Me acerqué a él a saludarlo, y le dije que “¿qué hacia él aquí?”, pero el me pregunto lo mismo.
Luego de contarle el como había llegado hasta allí, le confesé cuanto despreciaba intentar “hablar” contigo, pero el me dijo que talvez y escribiendo sea mejor.

Fue entonces mi Señor, ése sábado en la tarde. Fila derecha, cuarto asiento y con poca luz solar, lo cual me obligaba a mantener mis ojos en Tu Cuerpo Expuesto, que sin duda, experimenté una impotencia de no obtener lo que quería. Te pregunte cosas, como quien investiga un crimen, pero Tú no respondías. Tan Sabio eres, llevarme frente a Ti para guardar silencio y enseñarme que tentándote no me ibas a responder. Enseñándome que no era como las cosas del mundo, fáciles y rápidas. Y sin duda lo que luego experimenté tampoco fue del mundo, porque fue algo que hasta la fecha lo tengo grabado en alma y corazón. Luego de perder la paciencia, estuve dispuesto a retirarme con frustración y con un sentimiento de haber sido engañado, pero antes de salir, me susurraste al oído que me quedara un rato mas, pero que esta vez lo haga con más tranquilidad y silencio. Y así lo hice. Volví a sentarme en el cuarto asiento, y luego de callarme por completo ocurrió la demostración más sublime de Tu Amor. Respondiste, aunque no como esperaba, pero lo hiciste. No sabia como salir de allí, todo era distinto inclusive yo era distinto, no era yo quien vivía, eras Tu quien vivía en mi.
Gran sorpresa me llevé luego al darme cuenta de quien realmente tenía que ser yo, y también en que me había convertido con el tiempo.
Me sentí como un niño que vivió siempre con los ojos vendados, pero que llegando su momento le quitan las vendas y se da cuenta que estuvo siempre caminando en un pequeño cuarto, cuando vivía en un Palacio.

Luego de esta hermosa experiencia, no dude un minuto en contárselo a cuanto pudiera, pero, por mucha fue mi desgracia al tropezar con la “realidad” del mundo. A nadie de mis “amigos” le interesaba lo que me había ocurrido, es más, para ellos fue como un cuento más de los que me inventaba junto con ellos. Comencé a sentirme ofendido, pero no porque me ofendían a mi, sino a Ti. ¿De cuándo acá defendía yo tu Nombre, siendo que ni te conocía?
Fue sin duda la semana mas oscura de mi vida, ya que pude vivir en propia carne la renuncia al mundo, y digo la más oscura, porque para mi era esa la luz y la verdad, el mundo. Estaba renunciando a mi verdad para aceptar la de Un completo extraño, tan extraño que ni veía, pero que me parecía una Verdad más coherente que la mía.
Sin duda alguna, al final de esta semana, me decidí con tanta convicción que no volví a ver atrás.

Que equivocado estaba yo. Odiando a Tu Católica. Siendo Ella la que luego me acogería en su Seno.

¿Mi Madre?

Había ya bajado mis defensas y eliminado mis herejías contra Tu Católica, o al menos comencé a aceptarla como Iglesia, fue entonces cuando me topé con una figura a la que sin duda demostré una oposición bastante firme. Era Ella, la que desde pequeño mi abuelita por parte de padre, me hablaba casi siempre. Me la encontré mientras hablaba contigo, y me pregunté si sería correcto hablar con Ella… ¿Por qué habría de hacerlo?
Qué ignorancia la mía, pero que grande es Tu Misericordia cuando en el momento, infundiste en mí un sentimiento extraño de amor filial para con Esta Señora. Horas después de hablarle por primera vez, no pude contenerme más y mi alma fue arrebatada de sí, gritando a viva voz, María Santísima, Madre de Dios y Madre mía, acógeme en tu Inmaculado Corazón. Y fue en ése momento cuando le entregué sin dudar todas mis acciones para el resto de mi vida, para que las perfeccione y las recibas Tú, por medio de sus manos maternales. Fue Ella quien hasta el día de hoy, todas las mañanas me muestra como llegar de mejor manera a Ti.

¿No podemos ser un solo Cuerpo?

Fue pasando el tiempo desde el momento en que acepté mi vocación a ser santo, y mientras luchaba por ello me di cuenta de la realidad del mundo. No pude evitar sentirme sin aire, asfixiado y atrapado en algo que no quería que siguiera así. No podía creer que tengas tantas propiedades cuando yo solo conocía Tu Católica. Luego lo estudié mejor a la luz de Tu Palabra, y me dí cuenta que propiedad solo tenías Una, y era porque Tu así lo quisiste, Tu Católica. Entonces, qué eran las otras denominaciones “cristianas” que habían, todas afirmando ser la verdadera, cuando la más antigua nació en el siglo XVI. Cómo podían entonces ser las verdaderas si tan sólo fundaste Una? Me dolía mucho que Tu Católica pierda su credibilidad debido a esta gente desgraciada que no podía aceptar las verdades que habías dejado. Y más me dolía, porque eran tan desgraciadas como lo fui yo.

Lucharé entonces por Un solo Cuerpo

Como opción final y pedido tuyo, no dudé un segundo más en prepararme. Conocí una de las riquezas más hermosas que tiene Tu Católica, la enseñanza de los Santos. Y comencé entonces, a estudiar poco a poco esta tan bella e interesante Apologética que tenía como objeto defender a Tu Católica a capa y espada. Seguido de esto vi una necesidad de conocerte no sólo como Dios Padre, sino como Ser Supremo. Esto me llevó a conocer esta ciencia hermosa llamada Teología. Todos los días la estudio, invocando Tu Espíritu Santo para que me dé la sabiduría de poder entender Tu compleja e infinita naturaleza. Y todo mi Señor, todo esto, sólo a Tu servicio.

¿Quién soy yo?
Luego de que me mostraste quien eras Tú, de alguna manera que aún no me explico, me mostraste quién soy yo.
Hombre pecador desde la concepción. Y lamento mucho mi Señor, siendo que, lo primero que hice al nacer fue llorar, y no alabarte.
Mi humildad es la más hipócrita que pude haber conocido, más mi orgullo si es de los verdaderos y legítimos como ningún otro se halla visto.
Vivo el sentimentalismo al extremo vivo de poder palpar el desierto espiritual, la noche oscura, como la llaman los Santos.
Pero mi Señor, a Ti te doy gracias, porque esto que he relatado es todo lo que el mundo y yo hemos hecho con el hombre que esperas de mí, pero te doy gracias digo, porque me has llenado de dones que luego tendrán que desplegarse poco a poco según colabore.
Me has dado mi Señor, el don de poder escribir todo aquello que vivo, con tanta veracidad y exactitud, que siendo yo el que las leo puedo volver al mismísimo momento en que lo viví. Me has dado un corazón bastante grande, y sin duda es para llenarlo, por desgracia no encuentro aún la manera de llenarlo por completo, pero poco a poco voy palpando mis limitaciones como ser humano, puesto que cuando soplas a mi rostro, veo el límite que tiene mi corazón al no poder aguantar más, debido a la grandeza de Tu Amor y el reducido espacio que hay en mi corazón.
Tiemblo y tambaleo Señor, cuando pierdo Tu Gracia por mi concupiscencia y cual mendigo busco tu perdón, he llegado a valorar lo extraordinario en lo ordinario, y he llegado a querer buscarte en lo más sencillo. Siendo que te hiciste Pan y Vino en nuestro Altar.

Sin más que recordar, guardo Señor, estas experiencias, en lo más profundo de mi corazón, tanto las buenas como las malas. Tengo siempre presente lo que pude haber perdido de no haberte escuchado, y tengo siempre presente lo mucho que gané por haber renunciado a lo que creía poseer.

En adoración de Cristo Jesús por alabanza de María Santísima
Amén.

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Catolico ignorante, futuro protestante. stv-jn14.6@hotmail.com
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ANUKI
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Registrado: 09 Jul 2007
Mensajes: 11143
Ubicación: España

MensajePublicado: Dom Dic 23, 2007 5:16 pm    Asunto:
Tema: Mi conversión. Espero les ayude a algunos.
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Gracias por compartirlo Wink
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kari
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Registrado: 20 Abr 2007
Mensajes: 7764
Ubicación: Argentina

MensajePublicado: Dom Dic 23, 2007 7:25 pm    Asunto:
Tema: Mi conversión. Espero les ayude a algunos.
Responder citando

Gracias por compartirlo, seguramente a muchos les servirá, los testimonios ayudan a la conversión.

Razz
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¨Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.¨ * Abrázame fuerte Señor*
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