Luis Manuel Constante
Registrado: 07 Sep 2006 Mensajes: 500
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Publicado:
Jue Dic 20, 2007 3:06 pm Asunto:
El Padrenuestro
Tema: El Padrenuestro |
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Estimados hermanos en Cristo:
Vamos a hablar un poco de la oración dominical. Dice:
Padre nuestro
La oración cristiana por excelencia comienza invocando al Padre. De forma implícita al menos, en toda la oración cristiana debe invocarse a Cristo, que es el único camino para llegar al Padre. En el Padrenuestro es clara esa unión con Cristo que llama a Dios "Padre mío". Es el único que puede decir tal cosa, porque es el Hijo Único. Nosotros también le llamamos Padre, Padre Nuestro, porque todos juntos formamos el único cuerpo de Cristo. Aquí se excluye toda visión individualista o subjetiva de la fe.
que estás en el cielo
Con ello no estamos situando a Dios a años luz de nosotros, sino que, al contrario, queremos expresar la confianza en Él, que Es, que está por encima de todo. "Los cielos" era la manera que tenían los judíos de referirse al Dios vivo, cuyo nombre era inefable. Pero en este caso, antes le hemos llamado Padre, que es su identidad más íntima, tal como se nos ha revelado, y después precisamos la grandeza de esta paternidad repitiéndonos con gozo que Él, nuestro Padre, es nada menos que Aquel que está en los cielos.
santificado sea tu nombre
Rogamos a Dios que limpie su nombre en nuestro corazón. Que quien reine en nuestro corazón no sea el falso dios de nuestras pasiones, sino que su nombre brille con limpieza en nuestros corazones. Implícitamente le pedimos perdón porque Dios nos ha dado su nombre, su ser, su vida, y nosotros la manchamos continuamente desfigurando su imagen.
venga a nosotros tu reino
Es decir, que Dios sea Dios para nosotros, que Cristo reine en nuestros corazones. Que no nos cerremos en nuestro egoísmo, sino que coloque a Dios como centro de mi vida, y sea yo mismo mi última preocupación, para que asi, en el inmenso espacio que queda entre Dios y yo, puedan caber todos mis hermanos. Con "¡Venga tu Reino!" expresamos la auténtica esperanza cristiana, que nace de una fe consecuente.
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
Getsemaní nos recuerda estas palabras. Aquí reluce claramente el corazón de esta oración, en tanto que fruto para nuestra misión en la vida: cumplir obedientemente la voluntad del Padre. Aquí se revela además la verdadera dimensión trascendente de esta oración de Jesús. Esta oración es el núcleo de la vida del alma de Jesús, y nosotros, dos mil años después, podemos ser partícipes de su alma y sus sentimientos. ¿No es increíble?
danos hoy nuestro pan de cada día
Es decir: mi pan y el pan del que tengo al lado, preferentemente. No es "dame hoy mi pan de cada día", sino "danos nuestro pan". El espíritu de Iglesia debe brillar en cada uno de nosotros cuando pronunciamos estas palabras con el corazón, si no, caen en saco roto. "Danos nuestro pan" es "cúbrenos de los bienes que necesitamos, especialmente de los bienes del alma, quédate con nosotros para siempre en la Eucaristía, no nos abandones", aunque sepamos que jamás lo hará. Bueno y justo es que reconozcamos esa necesidad, no demos por merecidos los dones de Dios, no sea que nos ceguemos y nos quedemos en esos bienes, y no veamos el amor de Dios, de donde provienen.
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Quizá el orden de estas palabras pueden llegar a confundir su significado. Esto quiere decir, ni más ni menos, "en la medida y sólo en la medida en que yo perdonamos a los demás, así también tú, Padre, ten la misericordia de perdonarme a mí, si así lo quieres." Cuando pronunciamos estas palabras, debemos hacer de corazón un sincero acto de perdón de todas las ofensas que podamos recordar, poniendo todo aquello que nos sea duro de perdonar en las manos de su infinita misericordia.
no nos dejes caer en la tentación
Hasta aquí todo ha sido muy bonito. Pero Señor (le decimos aquí): no dejes que nuestros egoísmos momentáneos, las circunstancias cambiantes, los arranques del momento u ocasiones de demostrar todo cuanto hemos acordado hasta aquí en el Padrenuestro se quede en eso, en un momento bonito, pero sin ninguna repercusión real en nuestra vida.
y libranos del mal
Con estas palabras se cierra la oración cristiana. Líbranos del mal. Nuevamente el plural (como en todas las peticiones del Padrenuestro), le pedimos al Señor que nos proteja y nos guarde a nosotros y a todos nuestros hermanos, especialmente a aquellos más indefensos. Y se habla del mal, del mal que proviene de nosotros mismos, de la Iniquidad, y del mundo. Aquí es cuando, ante las dudas, los desconsuelos y los temores, podemos y debemos volver a repetir en nuestro corazón: "Padre nuestro..."
Amén _________________
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