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Luis Manuel Constante
Registrado: 07 Sep 2006 Mensajes: 500
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Publicado:
Mie Mar 26, 2008 1:18 pm Asunto:
¿Qué es la caridad?
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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...O dicho de otra forma, ¿cómo se actúa la caridad?
Estimados hermanos:
Muchas veces he visto que hemos discutido sobre la caridad, si aquel no le respondió al otro con caridad, si la caridad no es una actitud incauta y cándida, que si la caridad exige una veracidad y una humildad para con el hermano que puede ser dolorosa, pero que de suavizarse constituiría en realidad una falta de caridad, al contrario de lo que se pretendería.
Creo que como cristianos, todo se ordena a la caridad; nuestra fe, la esperanza que vivimos, nuestro sentido religioso, todo. Y que debemos crecer en la caridad, y que crecer en la verdadera caridad es el mejor baremo para examinar la calidad de nuestra vida como cristianos. Por eso me gustaría que algunos hermanos pudieran compartir sus puntos de vista sobre el tema, y poder escucharlos con apertura sincera y humildad.
Por eso, ¿qué es la caridad?
Bendiciones y gracias por adelantado. _________________
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Reinaldo Asiduo
Registrado: 11 Ene 2007 Mensajes: 149 Ubicación: Colombia
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Publicado:
Mie Mar 26, 2008 2:20 pm Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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Bueno La caridad para con nuestros hermanos según la entiendo yo deberia resumirse como nos dijo Jesus:
Juan 15 ; 9-17
9 Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor.
10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
11 Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado.
12 Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.
14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
15 No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
16 No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.
17 Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.
Palabra de Dios.
Bueno y tambien en lo que nos dice San Pablo en su epistola:
1a. corintios 13
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor; nada soy.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactansioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero las profecias se acabarán, y cesarán los idiomas, y la ciencia acabará.
Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
La caridad es una virtud importantisima entre las virtudes teologales y es alli donde demostramos el amor y la compasión que tenemos a nuestros hermanos y como nos gustaria que nos trataran a nosotros ( o que nos respondieran en los foros ) _________________ Ave Maria Purisima, sin pecado original concebida.
Yo fui bautizado en la fé católica y mi salud fue consagrada al Señor de los Milagros.
Que tu muerte en la cruz y tu resurrección nunca sean en vano para mi, Señor. |
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Luis Manuel Constante
Registrado: 07 Sep 2006 Mensajes: 500
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Publicado:
Mie Mar 26, 2008 7:05 pm Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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Miles_Dei escribió: |
¿Alguien podría resolver la aparente contradicción haciendo teología en lugar de caer en tópicos?
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Estimado en Cristo, Miles_Dei:
Más o menos iban por ahí los tiros, vamos, las dudas que tengo y me gustaría que me aclarasen. Es obvio y tú mismo demuestras por el testimonio del Maestro que la caridad excede muchas veces los límites de la pura y formal cortesía. Muchas veces caemos en el error de confundir caridad con una forma ñoña de candidez medio hippie...
¿Cómo resolverías tú esa aparente contradicción? Y sobre todo, ¿cómo saber cuándo conviene exceder esos tópicos sobre la caridad?
Bendiciones y gracias de antemano. _________________
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enrique_ellena Asiduo
Registrado: 13 Dic 2007 Mensajes: 395 Ubicación: Argentina
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Publicado:
Mie Mar 26, 2008 7:15 pm Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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Para verlo con más claridad aun, podemos decir que la expresión de la caridad es el amor, no existe la caridad si no va incorporada a un acto de amor,
Cuando hacemos una obra de caridad cualquiera que sea, la misma lleva implícito un acto de amor, algo inseparable _________________
Ayúdame Señor a servirte en mis hermanos |
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enrique_ellena Asiduo
Registrado: 13 Dic 2007 Mensajes: 395 Ubicación: Argentina
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Publicado:
Mie Mar 26, 2008 7:17 pm Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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Caridad
(Virtud Teológica)
La tercer y mayor de las virtudes Divinas enumeradas por San Pablo (1 Cor., xiii, 13), usualmente llamada caridad, se define como: un hábito divinamente infundido, que inclina al humano a amar a Dios por él mismo sobre todas las cosas, y al hombre por amor a Dios.
I. Amor a Dios
II. Amor al Hombre
1. Amor Propio
2. Amor al Prójimo
La definición engloba las características principales de la caridad:
1. Su origen, por infusión Divina. "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo" (Rom, v, 5). Es, por tanto, distinta de, y superior a, la inclinación de nacimiento o el hábito adquirido de amar a Dios en el orden natural. Los teólogos están de acuerdo al decir que es infundida junto con la gracia santificante, o que está relacionada en forma muy cercana en su forma o en su identidad real, como sostienen algunos, o, según el punto de vista más común, por forma de emanación connatural.
2. Su morada, en la voluntad humana. Aunque la caridad es en ocasiones intensamente emocional, y reacciona con frecuencia según nuestras facultades sensoriales, aún reside propiamente en la voluntad racional, hecho que no debe olvidarse pues sin ella sería una virtud imposible.
3. Su acto específico, es decir, el amor a la benevolencia y a la amistad. Amar a Dios es desearle a Él todo honor y gloria y todo bien, y, en la medida de nuestras posibilidades, empeñarse en obtenerla por Él. San Juan (xiv, 23; xv, 14) enfatiza el aspecto de reciprocidad que hace de la caridad una amistad verdadera del hombre con Dios.
4. Su motivo, es decir, la bondad o amabilidad Divina tomada absolutamente y dada a conocer a nosotros por la fe. No importa que la bondad sea vista en uno, o varios, o todos los atributos Divinos, pero, en todos los casos, debe adherirse a éstos, no como fuente de ayuda, o recompensa, o felicidad para nosotros mismos, sino como un bien en sí infinitamente merecedor de nuestro amor, en este único sentido es Dios amado por sí mismo. Sin embargo, la distinción entre los dos amores: concupiscencia, el cual da lugar a la esperanza; y la benevolencia, que anima a la caridad, no debe obligar a una especie de mutua exclusión, pues la Iglesia ha condenado repetidamente cualquier intento de desacreditar las obras de la esperanza cristiana (q. v.).
5. Su alcance, es decir, tanto Dios y hombre. Mientras que Dios mismo es del todo amable, tanto como que todo hombre, por gracia y gloria, ya sea comparte ya o al menos es capaz de compartir la bondad Divina, resulta que el amor sobrenatural más bien lo incluye en lugar de excluirle, según Mateo, xxii, 39 y Lucas, x, 27. Entonces una y la misma virtud de la caridad termina tanto en Dios como en el hombre, primeramente en Dios y después en el hombre.
I. Amor a Dios
El deber primario de hombre de amar a Dios se expresa concisamente en Deut., vi, 5; Mat., xxii, 37; y Lucas, x, 27. Es bastante obvio el carácter imperativo de las palabras "amarás". Inocente XI (Denzinger, nos. 1155-57) declara que el precepto no es cumplido por un acto de caridad llevado a cabo una vez en la vida, o cada cinco años, o en las ocasiones más bien indefinidas cuando no puede procurarse de otra forma una justificación.
Los moralistas insisten en la obligación al principio de la vida moral cuando la razón ha llegado a su completo desarrollo; en el punto de la muerte; y de tiempo en tiempo durante la vida, siendo imposible e innecesario un conteo exacto ya que el hábito cristiano de oración diaria seguramente cubre la obligación.
La violación del precepto generalmente es negativa, es decir, por omisión o indirecto, es decir, implicado en cada falta grave; sin embargo, existen pecados directamente opuestos al amor de Dios: negligencia espiritual, al menos cuando conlleva un aborrecimiento voluntario de los bienes espirituales, y el odio a Dios, ya sea una abominación a las leyes restrictivas y punitivas de Dios o una aversión a Su Sagrada Persona (ver NEGLIGENCIA; ODIO).
Los calificativos, "con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas", no significan un máximo de intensidad, pues la intensidad de acción nunca cae bajo un mandamiento; aún menos implican la necesidad de sentir más amor sensato a Dios que a las criaturas, pues las criaturas visibles, por más imperfectas, atraen nuestra sensatez mucho más que el Dios invisible. Su significado verdadero es que, tanto en nuestra apreciación mental y resolución voluntaria, Dios debe estar por encima del resto, sin exceptuar al padre o a la madre, hijo e hija (Mateo, x, 37). Santo Tomás (II-II, Q. xliv, a.5) asignó un significado especial a cada una de las cuatro frases Bíblicas; otros, con mayor razón, toman toda el enunciado en su sentido acumulado, y ven en él el propósito, no sólo la elevación de la caridad por encima del bajo Materialismo de los saduceos o el Ritualismo formal de los fariseos, sino también de declarar que "amar a Dios sobre todas las cosas asegura la santidad de toda nuestra vida" (Le Camus, "Vie de Notre-Seigneur Jesús-Christ", III, 81).
El amor a Dios es aún más que un precepto que obliga a la conciencia humana; es también, como observa Le Camus, "el principio y meta de la perfección moral". Así como el principio de la perfección moral en el orden sobrenatural, con la fe como fundamento y la esperanza como incentivo, el amor a Dios tiene el primer lugar entre los medios de salvación llamado necesario, "necesítate medii", por los teólogos. Al establecer que la "caridad no acaba nunca" (1 Cor xiii, , San Pablo claramente insinúa que no hay diferencia de tipo, sino solo en grado, entre la caridad aquí y la gloria allá en lo alto; como consecuencia el amor Divino viene a ser el inicio necesario de aquella vida semejante a la de Dios que alcanza su plenitud sólo en el cielo. La necesidad de caridad habitual se infiere de su comunión cercana con la gracia santificante. La necesidad de caridad real no es menos evidente. Además de los casos de la recepción real del bautismo, penitencia o extremaunción, en donde el amor de la caridad por una dispensa especial de Dios, admite el arrepentimiento como un substituto, todos los adultos la necesitan, según 1 Juan, iii, 14: "Quien no ama permanece en la muerte".
Como la meta de la perfección moral, siempre en el orden sobrenatural, el amor de Dios es llamado "el mayor y el primer mandamiento" (Mateo, xxii, 3 , "el fin de este mandato" (1 Tim., i, 5), "el vínculo de la perfección" (Col., iii, 14). Se yergue como un factor de la mayor importancia en las dos fases principales de nuestra vida espiritual, la justificación y la adquisición de méritos. El poder justificante de la caridad, tan bien expresada en Lucas, vii, 47 y en 1 Pe., iv,8, de ninguna manera ha sido abolida o reducida por la institución de los Sacramentos del Bautismo y Penitencia como medios necesarios de rehabilitación moral; sólo ha sido para incluir una disposición a recibir estos sacramentos donde y cuando sea posible. Su poder meritorio, enfatizado por San Pablo (Rom, viii, 2 , cubre tanto los actos voluntarios u aquellos ordenados por la caridad. San Agustín (De laudibus quartets) llama caridad a la "vida de virtudes" (vita virtutum); y Santo Tomás (II-II, Q. xxiii, a. , la "forma de virtudes" (forma virtutum). El significado es que las demás virtudes, aunque poseen un valor real propio, derivan una más fresca y mayor excelencia por su unión con la caridad, el cual, al alcanzar directamente a Dios, ordena todas nuestras acciones virtuosas hacia Él.
En cuanto a la forma y grado de influencia que la caridad debe ejercer en nuestras acciones virtuosas con el fin de que sean consideradas meritorias del cielo, los teólogos están lejos de estar de acuerdo, pues algunos dicen que se requiere sólo del estado de gracia, o caridad habitual, y otros insisten en la renovación más o menos frecuente de distintos actos de amor divino.
Por supuesto, el poder meritorio de la caridad es, como la virtud misma, susceptible de crecimiento infinito. Santo Tomás (II-II, Q. xxiv, 24 a. 24 y menciona tres etapas principales:
1. liberación del pecado mortal por incansable resistencia a la tentación,
2. evasión de pecados veniales deliberados por la práctica asidua de la virtud,
3. unión con Dios a través de la recurrencia frecuente de actos de amor.
A éstos, los escritores ascéticos tales como Álvarez de Paz, Santa Teresa, San Francisco de Sales, agregan muchos más grados, anticipándose así aún en este mundo "las muchas mansiones de la casa del Padre". Las prerrogativas de la caridad, sin embargo, no deben ser interpretadas como para incluir la no-admisibilidad. El decir de San Juan (1 Ep., iii, 6), "Todo el que permanece en Él (Dios), no peca", significa sin duda la permanencia especial de la caridad principalmente en sus mayores grados, pero no es garantía absoluta contra la posible pérdida de él; aunque el hábito infundido nunca es disminuido por pecados veniales, una sola falta grave es suficiente para destruirla y así terminar con la unión y amistad del hombre con Dios.
II. Amor al Hombre
Aunque la caridad abraza a todos los hijos de Dios en el cielo, en la tierra y en el purgatorio (vea COMUNIÓN DE LOS SANTOS), se toma aquí significando el amor sobrenatural del hombre por el hombre, y que en este mundo; como tal, incluye tanto al amor a sí mismo como el amor al prójimo.
1. Amor Propio
San Gregorio el Grande ((Hom. XIII en Evang.) se opone a la expresión "caridad a uno mismo", objetando que la caridad requiere de dos partes, y San Agustín (De bono viduitatis, xxi) remarca que no fue necesario ningún mandato que hiciera al hombre "amarse". Obviamente, la objeción de San Gregorio es puramente gramatical; y la afirmación de San Agustín se refiere al natural amor propio. De hecho, el precepto del amor sobrenatural por uno mismo no es sólo posible o necesario, sino también claramente contenido en el mandato de Cristo de amar al prójimo como a uno mismo. Sin embargo, su obligación, lleva de alguna manera la salvación de nuestro espíritu (Mat., xvi, 26), la consecución de méritos (Mat., vi, 19 ss.), el uso cristiano de nuestro cuerpo (Rom., vi, 13; 1 Cor., vi, 19; Col., iii, 5) y difìcilmente puede ser insertado en puntos prácticos que no hayan sido anteriormente cubiertos por preceptos más específicos.
2. Amor al Prójimo
La idea cristiana de amor fraternal comparado con el concepto pagano o judío ha sido tratada en otra parte (vea CARIDAD Y CARIDADES). Brevemente, su característica distintiva, así como su superioridad, debe encontrarse menos en sus mandamientos, o prohibiciones, o aún resultados, que el motivo que lleva a sus leyes y prepara sus logros. El fiel cumplimiento del "nuevo mandamiento" es llamado el criterio del verdadero discipulado cristiano (Juan xiii, 34 sg.), el estándar por el cual seremos juzgados (Mat., xxv, 34 ssc.), la mejor prueba de que amamos a Dios Mismo (1 Juan, iii, 10), el cumplimiento de toda la ley (Gal., v, 14), porque, viendo al prójimo en Dios y a través de Dios, tiene el mismo valor que el amor a Dios. La expresión "amar al prójimo por amor a Dios" significa que nos levantamos por encima de la consideración de la mera solidaridad y compasión a la más alta perspectiva de nuestra común adopción Divina y herencia celestial; sólo en ese sentido puede acercarse nuestro amor fraternal al amor que Cristo tuvo por nosotros (Juan, xiii, 35), y puede entenderse un tipo de identidad moral entre Cristo y el prójimo (Mat., xxv, 40). Desde este motivo superior la universalidad de la caridad fraternal sigue como una consecuencia necesaria. Todo aquel que vea en sus semejantes, no las peculiaridades humanas, sino los privilegios dados por Dios y semejantes a Dios, ya no puede restringir su amor a los miembros de la familia, o correligionarios, o conciudadanos, o a extraños dentro de las fronteras (Lev., xix, 34), sino que necesita extenderlo, sin distinguir al judío o al gentil (Rom, x, 12), a todas las unidades de la humanidad, a los expulsados socialmente (Lucas, x, 33 ssc.) y aún a los enemigos (Mat., v, 23 ssc.). Muy eficaz es la lección en la cual Cristo exhorta a Sus oyentes a reconocer, en muchos samaritanos despreciados, al verdadero tipo de prójimo, y verdaderamente nuevo es el mandamiento en el cual nos llama a perdonar a nuestros enemigos, a reconciliarnos con ellos, ayudarles y amarles. El ejercicio de la caridad pronto sería imprudente e inoperante a menos que haya en éste, como en todas las virtudes morales, un orden bien definido. El ordo caritatis, como los teólogos lo llaman, posiblemente por una mala interpretación del Latín del Cant., ii, 4 (ordinavit in me charitatem), toma en cuenta estos diferentes factores:
1. las personas que reclaman nuestro amor,
2. las ventajas que deseamos procurarles, y
3. la necesidad en la cual se encuentran.
La precedencia es muy suficiente cuando se ven por separado estos factores. En cuanto a las personas por sí solas, el orden es más o menos como sigue: sí mismo, esposa, hijos, padres, hermanos y hermanas, amigos, domésticos, vecinos, paisanos, y todos los demás. Considerando los bienes por sí mismos, existe un triple orden:
1. los bienes espirituales más importantes relacionadas con la salvación del alma deben primeramente apelar a nuestra solicitud; luego
2. los bienes intrínsecos y naturales del alma y el cuerpo, tales como vida, salud, conocimiento, libertad, etc;
3. por último, los bienes extrínsecos de reputación, bienestar, etc.
Viendo por separado los varios tipos de necesidades, debe obtenerse el siguiente orden:
1. primero, necesidad extrema, en la cual un hombre está en peligro de condenación, o de muerte, o de la pérdida de otros bienes de casi la misma importancia y no puede hacer nada por sí mismo;
2. segundo, necesidad grave, cuando alguien puesto en peligro similar puede extraerse a sí mismo sólo con esfuerzos heroicos;
3. tercera, necesidad común, tales como los pecadores ordinarios o limosneros afectos que pueden ayudarse a sí mismos sin gran dificultad.
Cuando se combinan los tres factores, dan lugar a reglas complicadas, de las cuales las principales son éstas:
1. El amor de complacencia y el amor de beneficio no siguen el mismo estándar, siendo la primera guiada por el merecimiento, y el último por proximidad y necesidad del prójimo.
2. Nuestra salvación personal debe preferirse a todo lo demás. Nunca estamos justificados para cometer el menor pecado por amor a nadie o a nada, ni debemos exponernos a nosotros mismos al peligro espiritual salvo en los casos y con las precauciones que nos darían el derecho moral a, y la garantía de, la protección de Dios.
3. Tendemos a socorrer al prójimo en extrema necesidad espiritual aún a costa de nuestra propia vida, una obligación que sin embargo, supone la certidumbre de la necesidad de nuestro prójimo y la efectividad de nuestro servicio hacia él.
4. Excepto en casos muy raros anteriormente descritos, no tendemos a arriesgar la vida o algún miembro por nuestro prójimo, sino a sólo sufrir la cantidad de inconveniencia justificada por la necesidad y cercanía de nuestro prójimo. Los casuistas no están de acuerdo en cuanto al derecho de dar la vida propia por otra de igual importancia.
TANQUEREY, De virtute caritatis en Sinopsis Theologiae Moralis, II (Nueva York, 1906), 426; SLATER, A Manual of Moral Theology, I (Nueva York, 1909), 179 ssc.; BATIFFOL, L'Enseignement de Jesús (Paris 1905); NORTHCOTE, The Bond of Perfection (Londres, 1907); GAFFRE, La Loi d' Amour (Paris, 1908); DE SALES, Traité de l' amour de Dieu; PESCH Prealectiones Dogmaticae, VIII (Freiburg im Br., 1898), 226 ssc.; DUBLANCHY en Dict. De Théol. Cath. S.v. Charité, con una bibliografía exhaustiva de los teólogos y místicos que han tratado este asunto.
J.F. SOLLIER
Transcrito por Gerard Haffner
Traducido por Lucía Lessan
http://www.enciclopediacatolica.com/c/caridad.htm _________________
Ayúdame Señor a servirte en mis hermanos |
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Luis Manuel Constante
Registrado: 07 Sep 2006 Mensajes: 500
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Publicado:
Mie Mar 26, 2008 7:18 pm Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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enrique_ellena escribió: | Para verlo con más claridad aun, podemos decir que la expresión de la caridad es el amor, no existe la caridad si no va incorporada a un acto de amor,
Cuando hacemos una obra de caridad cualquiera que sea, la misma lleva implícito un acto de amor, algo inseparable |
Estoy completamente de acuerdo. Es más, estoy convencido de que pecado es todo lo que no se hace por amor, y de que todo lo que no se hace por amor es pecado. Aún así, a veces el juicio se nos complica en la práctica. Anhelaría una respuesta más teológica y exacta.
Bendiciones. _________________
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enrique_ellena Asiduo
Registrado: 13 Dic 2007 Mensajes: 395 Ubicación: Argentina
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Publicado:
Mie Mar 26, 2008 7:18 pm Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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Caridad
(Virtud Teológica)
La tercer y mayor de las virtudes Divinas enumeradas por San Pablo (1 Cor., xiii, 13), usualmente llamada caridad, se define como: un hábito divinamente infundido, que inclina al humano a amar a Dios por él mismo sobre todas las cosas, y al hombre por amor a Dios.
I. Amor a Dios
II. Amor al Hombre
1. Amor Propio
2. Amor al Prójimo
La definición engloba las características principales de la caridad:
1. Su origen, por infusión Divina. "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo" (Rom, v, 5). Es, por tanto, distinta de, y superior a, la inclinación de nacimiento o el hábito adquirido de amar a Dios en el orden natural. Los teólogos están de acuerdo al decir que es infundida junto con la gracia santificante, o que está relacionada en forma muy cercana en su forma o en su identidad real, como sostienen algunos, o, según el punto de vista más común, por forma de emanación connatural.
2. Su morada, en la voluntad humana. Aunque la caridad es en ocasiones intensamente emocional, y reacciona con frecuencia según nuestras facultades sensoriales, aún reside propiamente en la voluntad racional, hecho que no debe olvidarse pues sin ella sería una virtud imposible.
3. Su acto específico, es decir, el amor a la benevolencia y a la amistad. Amar a Dios es desearle a Él todo honor y gloria y todo bien, y, en la medida de nuestras posibilidades, empeñarse en obtenerla por Él. San Juan (xiv, 23; xv, 14) enfatiza el aspecto de reciprocidad que hace de la caridad una amistad verdadera del hombre con Dios.
4. Su motivo, es decir, la bondad o amabilidad Divina tomada absolutamente y dada a conocer a nosotros por la fe. No importa que la bondad sea vista en uno, o varios, o todos los atributos Divinos, pero, en todos los casos, debe adherirse a éstos, no como fuente de ayuda, o recompensa, o felicidad para nosotros mismos, sino como un bien en sí infinitamente merecedor de nuestro amor, en este único sentido es Dios amado por sí mismo. Sin embargo, la distinción entre los dos amores: concupiscencia, el cual da lugar a la esperanza; y la benevolencia, que anima a la caridad, no debe obligar a una especie de mutua exclusión, pues la Iglesia ha condenado repetidamente cualquier intento de desacreditar las obras de la esperanza cristiana (q. v.).
5. Su alcance, es decir, tanto Dios y hombre. Mientras que Dios mismo es del todo amable, tanto como que todo hombre, por gracia y gloria, ya sea comparte ya o al menos es capaz de compartir la bondad Divina, resulta que el amor sobrenatural más bien lo incluye en lugar de excluirle, según Mateo, xxii, 39 y Lucas, x, 27. Entonces una y la misma virtud de la caridad termina tanto en Dios como en el hombre, primeramente en Dios y después en el hombre.
I. Amor a Dios
El deber primario de hombre de amar a Dios se expresa concisamente en Deut., vi, 5; Mat., xxii, 37; y Lucas, x, 27. Es bastante obvio el carácter imperativo de las palabras "amarás". Inocente XI (Denzinger, nos. 1155-57) declara que el precepto no es cumplido por un acto de caridad llevado a cabo una vez en la vida, o cada cinco años, o en las ocasiones más bien indefinidas cuando no puede procurarse de otra forma una justificación.
Los moralistas insisten en la obligación al principio de la vida moral cuando la razón ha llegado a su completo desarrollo; en el punto de la muerte; y de tiempo en tiempo durante la vida, siendo imposible e innecesario un conteo exacto ya que el hábito cristiano de oración diaria seguramente cubre la obligación.
La violación del precepto generalmente es negativa, es decir, por omisión o indirecto, es decir, implicado en cada falta grave; sin embargo, existen pecados directamente opuestos al amor de Dios: negligencia espiritual, al menos cuando conlleva un aborrecimiento voluntario de los bienes espirituales, y el odio a Dios, ya sea una abominación a las leyes restrictivas y punitivas de Dios o una aversión a Su Sagrada Persona (ver NEGLIGENCIA; ODIO).
Los calificativos, "con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas", no significan un máximo de intensidad, pues la intensidad de acción nunca cae bajo un mandamiento; aún menos implican la necesidad de sentir más amor sensato a Dios que a las criaturas, pues las criaturas visibles, por más imperfectas, atraen nuestra sensatez mucho más que el Dios invisible. Su significado verdadero es que, tanto en nuestra apreciación mental y resolución voluntaria, Dios debe estar por encima del resto, sin exceptuar al padre o a la madre, hijo e hija (Mateo, x, 37). Santo Tomás (II-II, Q. xliv, a.5) asignó un significado especial a cada una de las cuatro frases Bíblicas; otros, con mayor razón, toman toda el enunciado en su sentido acumulado, y ven en él el propósito, no sólo la elevación de la caridad por encima del bajo Materialismo de los saduceos o el Ritualismo formal de los fariseos, sino también de declarar que "amar a Dios sobre todas las cosas asegura la santidad de toda nuestra vida" (Le Camus, "Vie de Notre-Seigneur Jesús-Christ", III, 81).
El amor a Dios es aún más que un precepto que obliga a la conciencia humana; es también, como observa Le Camus, "el principio y meta de la perfección moral". Así como el principio de la perfección moral en el orden sobrenatural, con la fe como fundamento y la esperanza como incentivo, el amor a Dios tiene el primer lugar entre los medios de salvación llamado necesario, "necesítate medii", por los teólogos. Al establecer que la "caridad no acaba nunca" (1 Cor xiii, , San Pablo claramente insinúa que no hay diferencia de tipo, sino solo en grado, entre la caridad aquí y la gloria allá en lo alto; como consecuencia el amor Divino viene a ser el inicio necesario de aquella vida semejante a la de Dios que alcanza su plenitud sólo en el cielo. La necesidad de caridad habitual se infiere de su comunión cercana con la gracia santificante. La necesidad de caridad real no es menos evidente. Además de los casos de la recepción real del bautismo, penitencia o extremaunción, en donde el amor de la caridad por una dispensa especial de Dios, admite el arrepentimiento como un substituto, todos los adultos la necesitan, según 1 Juan, iii, 14: "Quien no ama permanece en la muerte".
Como la meta de la perfección moral, siempre en el orden sobrenatural, el amor de Dios es llamado "el mayor y el primer mandamiento" (Mateo, xxii, 3 , "el fin de este mandato" (1 Tim., i, 5), "el vínculo de la perfección" (Col., iii, 14). Se yergue como un factor de la mayor importancia en las dos fases principales de nuestra vida espiritual, la justificación y la adquisición de méritos. El poder justificante de la caridad, tan bien expresada en Lucas, vii, 47 y en 1 Pe., iv,8, de ninguna manera ha sido abolida o reducida por la institución de los Sacramentos del Bautismo y Penitencia como medios necesarios de rehabilitación moral; sólo ha sido para incluir una disposición a recibir estos sacramentos donde y cuando sea posible. Su poder meritorio, enfatizado por San Pablo (Rom, viii, 2 , cubre tanto los actos voluntarios u aquellos ordenados por la caridad. San Agustín (De laudibus quartets) llama caridad a la "vida de virtudes" (vita virtutum); y Santo Tomás (II-II, Q. xxiii, a. , la "forma de virtudes" (forma virtutum). El significado es que las demás virtudes, aunque poseen un valor real propio, derivan una más fresca y mayor excelencia por su unión con la caridad, el cual, al alcanzar directamente a Dios, ordena todas nuestras acciones virtuosas hacia Él.
En cuanto a la forma y grado de influencia que la caridad debe ejercer en nuestras acciones virtuosas con el fin de que sean consideradas meritorias del cielo, los teólogos están lejos de estar de acuerdo, pues algunos dicen que se requiere sólo del estado de gracia, o caridad habitual, y otros insisten en la renovación más o menos frecuente de distintos actos de amor divino.
Por supuesto, el poder meritorio de la caridad es, como la virtud misma, susceptible de crecimiento infinito. Santo Tomás (II-II, Q. xxiv, 24 a. 24 y menciona tres etapas principales:
1. liberación del pecado mortal por incansable resistencia a la tentación,
2. evasión de pecados veniales deliberados por la práctica asidua de la virtud,
3. unión con Dios a través de la recurrencia frecuente de actos de amor.
A éstos, los escritores ascéticos tales como Álvarez de Paz, Santa Teresa, San Francisco de Sales, agregan muchos más grados, anticipándose así aún en este mundo "las muchas mansiones de la casa del Padre". Las prerrogativas de la caridad, sin embargo, no deben ser interpretadas como para incluir la no-admisibilidad. El decir de San Juan (1 Ep., iii, 6), "Todo el que permanece en Él (Dios), no peca", significa sin duda la permanencia especial de la caridad principalmente en sus mayores grados, pero no es garantía absoluta contra la posible pérdida de él; aunque el hábito infundido nunca es disminuido por pecados veniales, una sola falta grave es suficiente para destruirla y así terminar con la unión y amistad del hombre con Dios.
II. Amor al Hombre
Aunque la caridad abraza a todos los hijos de Dios en el cielo, en la tierra y en el purgatorio (vea COMUNIÓN DE LOS SANTOS), se toma aquí significando el amor sobrenatural del hombre por el hombre, y que en este mundo; como tal, incluye tanto al amor a sí mismo como el amor al prójimo.
1. Amor Propio
San Gregorio el Grande ((Hom. XIII en Evang.) se opone a la expresión "caridad a uno mismo", objetando que la caridad requiere de dos partes, y San Agustín (De bono viduitatis, xxi) remarca que no fue necesario ningún mandato que hiciera al hombre "amarse". Obviamente, la objeción de San Gregorio es puramente gramatical; y la afirmación de San Agustín se refiere al natural amor propio. De hecho, el precepto del amor sobrenatural por uno mismo no es sólo posible o necesario, sino también claramente contenido en el mandato de Cristo de amar al prójimo como a uno mismo. Sin embargo, su obligación, lleva de alguna manera la salvación de nuestro espíritu (Mat., xvi, 26), la consecución de méritos (Mat., vi, 19 ss.), el uso cristiano de nuestro cuerpo (Rom., vi, 13; 1 Cor., vi, 19; Col., iii, 5) y difìcilmente puede ser insertado en puntos prácticos que no hayan sido anteriormente cubiertos por preceptos más específicos.
2. Amor al Prójimo
La idea cristiana de amor fraternal comparado con el concepto pagano o judío ha sido tratada en otra parte (vea CARIDAD Y CARIDADES). Brevemente, su característica distintiva, así como su superioridad, debe encontrarse menos en sus mandamientos, o prohibiciones, o aún resultados, que el motivo que lleva a sus leyes y prepara sus logros. El fiel cumplimiento del "nuevo mandamiento" es llamado el criterio del verdadero discipulado cristiano (Juan xiii, 34 sg.), el estándar por el cual seremos juzgados (Mat., xxv, 34 ssc.), la mejor prueba de que amamos a Dios Mismo (1 Juan, iii, 10), el cumplimiento de toda la ley (Gal., v, 14), porque, viendo al prójimo en Dios y a través de Dios, tiene el mismo valor que el amor a Dios. La expresión "amar al prójimo por amor a Dios" significa que nos levantamos por encima de la consideración de la mera solidaridad y compasión a la más alta perspectiva de nuestra común adopción Divina y herencia celestial; sólo en ese sentido puede acercarse nuestro amor fraternal al amor que Cristo tuvo por nosotros (Juan, xiii, 35), y puede entenderse un tipo de identidad moral entre Cristo y el prójimo (Mat., xxv, 40). Desde este motivo superior la universalidad de la caridad fraternal sigue como una consecuencia necesaria. Todo aquel que vea en sus semejantes, no las peculiaridades humanas, sino los privilegios dados por Dios y semejantes a Dios, ya no puede restringir su amor a los miembros de la familia, o correligionarios, o conciudadanos, o a extraños dentro de las fronteras (Lev., xix, 34), sino que necesita extenderlo, sin distinguir al judío o al gentil (Rom, x, 12), a todas las unidades de la humanidad, a los expulsados socialmente (Lucas, x, 33 ssc.) y aún a los enemigos (Mat., v, 23 ssc.). Muy eficaz es la lección en la cual Cristo exhorta a Sus oyentes a reconocer, en muchos samaritanos despreciados, al verdadero tipo de prójimo, y verdaderamente nuevo es el mandamiento en el cual nos llama a perdonar a nuestros enemigos, a reconciliarnos con ellos, ayudarles y amarles. El ejercicio de la caridad pronto sería imprudente e inoperante a menos que haya en éste, como en todas las virtudes morales, un orden bien definido. El ordo caritatis, como los teólogos lo llaman, posiblemente por una mala interpretación del Latín del Cant., ii, 4 (ordinavit in me charitatem), toma en cuenta estos diferentes factores:
1. las personas que reclaman nuestro amor,
2. las ventajas que deseamos procurarles, y
3. la necesidad en la cual se encuentran.
La precedencia es muy suficiente cuando se ven por separado estos factores. En cuanto a las personas por sí solas, el orden es más o menos como sigue: sí mismo, esposa, hijos, padres, hermanos y hermanas, amigos, domésticos, vecinos, paisanos, y todos los demás. Considerando los bienes por sí mismos, existe un triple orden:
1. los bienes espirituales más importantes relacionadas con la salvación del alma deben primeramente apelar a nuestra solicitud; luego
2. los bienes intrínsecos y naturales del alma y el cuerpo, tales como vida, salud, conocimiento, libertad, etc;
3. por último, los bienes extrínsecos de reputación, bienestar, etc.
Viendo por separado los varios tipos de necesidades, debe obtenerse el siguiente orden:
1. primero, necesidad extrema, en la cual un hombre está en peligro de condenación, o de muerte, o de la pérdida de otros bienes de casi la misma importancia y no puede hacer nada por sí mismo;
2. segundo, necesidad grave, cuando alguien puesto en peligro similar puede extraerse a sí mismo sólo con esfuerzos heroicos;
3. tercera, necesidad común, tales como los pecadores ordinarios o limosneros afectos que pueden ayudarse a sí mismos sin gran dificultad.
Cuando se combinan los tres factores, dan lugar a reglas complicadas, de las cuales las principales son éstas:
1. El amor de complacencia y el amor de beneficio no siguen el mismo estándar, siendo la primera guiada por el merecimiento, y el último por proximidad y necesidad del prójimo.
2. Nuestra salvación personal debe preferirse a todo lo demás. Nunca estamos justificados para cometer el menor pecado por amor a nadie o a nada, ni debemos exponernos a nosotros mismos al peligro espiritual salvo en los casos y con las precauciones que nos darían el derecho moral a, y la garantía de, la protección de Dios.
3. Tendemos a socorrer al prójimo en extrema necesidad espiritual aún a costa de nuestra propia vida, una obligación que sin embargo, supone la certidumbre de la necesidad de nuestro prójimo y la efectividad de nuestro servicio hacia él.
4. Excepto en casos muy raros anteriormente descritos, no tendemos a arriesgar la vida o algún miembro por nuestro prójimo, sino a sólo sufrir la cantidad de inconveniencia justificada por la necesidad y cercanía de nuestro prójimo. Los casuistas no están de acuerdo en cuanto al derecho de dar la vida propia por otra de igual importancia.
TANQUEREY, De virtute caritatis en Sinopsis Theologiae Moralis, II (Nueva York, 1906), 426; SLATER, A Manual of Moral Theology, I (Nueva York, 1909), 179 ssc.; BATIFFOL, L'Enseignement de Jesús (Paris 1905); NORTHCOTE, The Bond of Perfection (Londres, 1907); GAFFRE, La Loi d' Amour (Paris, 1908); DE SALES, Traité de l' amour de Dieu; PESCH Prealectiones Dogmaticae, VIII (Freiburg im Br., 1898), 226 ssc.; DUBLANCHY en Dict. De Théol. Cath. S.v. Charité, con una bibliografía exhaustiva de los teólogos y místicos que han tratado este asunto.
J.F. SOLLIER
Transcrito por Gerard Haffner
Traducido por Lucía Lessan
http://www.enciclopediacatolica.com/c/caridad.htm _________________
Ayúdame Señor a servirte en mis hermanos |
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Luis Manuel Constante
Registrado: 07 Sep 2006 Mensajes: 500
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Publicado:
Jue Mar 27, 2008 12:09 am Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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Gracias por las respuestas... Sin duda es muy interesante acudir a la Enciclopedia Católica. Ahora bien, a mí me interesaría plantear el asunto más desde el punto de vista de la moral, no sé si me entienden. Ejemplos concretos, casos. Eso.
Bendiciones y gracias. _________________
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semper_crucifero Veterano
Registrado: 22 Ago 2007 Mensajes: 3908
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Publicado:
Jue Mar 27, 2008 12:15 am Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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Por ejemplo, estaría el caso de que aunque actuáramos movidos y en el amor, cometiésemos un juicio falso sobre el hermano.
Aunque eso quizás sería una contradicción, porque entonces no habríamos actuado en caridad ¿no?. Bendiciones. _________________ "Denme un ejército que rece el Rosario y vencerá al mundo" San Pío X
LA FIESTA DEMOCRÁTICA DE LOS WICHIS EN ARGENTINA: http://www.youtube.com/watch?v=ApRThLYavcQ |
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Luis Manuel Constante
Registrado: 07 Sep 2006 Mensajes: 500
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Publicado:
Jue Mar 27, 2008 12:26 am Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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semper_crucifero escribió: | Por ejemplo, estaría el caso de que aunque actuáramos movidos y en el amor, cometiésemos un juicio falso sobre el hermano.
Aunque eso quizás sería una contradicción, porque entonces no habríamos actuado en caridad ¿no?. Bendiciones. |
Hmm. ¿Pero todo juicio no sería una falta a la caridad? _________________
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Luis Manuel Constante
Registrado: 07 Sep 2006 Mensajes: 500
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Publicado:
Jue Mar 27, 2008 12:27 am Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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PD. Yo quiero que el hermano Miles resuelva esa aparente contradicción. _________________
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semper_crucifero Veterano
Registrado: 22 Ago 2007 Mensajes: 3908
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Publicado:
Jue Mar 27, 2008 12:49 am Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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Luis Manuel escribió: | semper_crucifero escribió: | Por ejemplo, estaría el caso de que aunque actuáramos movidos y en el amor, cometiésemos un juicio falso sobre el hermano.
Aunque eso quizás sería una contradicción, porque entonces no habríamos actuado en caridad ¿no?. Bendiciones. |
Hmm. ¿Pero todo juicio no sería una falta a la caridad? |
En mi opinión juicio temerario si, pero si no es juicio temerario, no. No se debe caer ni en el juicio temerario, ni en el "no juzgo si bien ni mal". Bendiciones. _________________ "Denme un ejército que rece el Rosario y vencerá al mundo" San Pío X
LA FIESTA DEMOCRÁTICA DE LOS WICHIS EN ARGENTINA: http://www.youtube.com/watch?v=ApRThLYavcQ |
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semper_crucifero Veterano
Registrado: 22 Ago 2007 Mensajes: 3908
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Publicado:
Jue Mar 27, 2008 12:54 am Asunto:
Re: actuar con verdadera caridad
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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isabelion escribió: | Voy a exponer un hecho de la vida real, que le sucedió a un nieto amigo de la familia. El trabaja los fines de semana en las playas como socorrista voluntario, osea sin sueldo, trabaja con Defensa Civil, que es un organismo del estado, estando de guardia, ve a un joven ahogandose, se mete al agua, lo lleva a la playa y empieza a darle respiración boca a boca, en eso llega un hermano de la victima y golpea al nieto de mi amigo, creyendolo homosexual.
Bueno, eso no es un juicio temerario, eso es un loco salvaje homófobo. Vamos, es que hay mucha gente loca por ahí, me parece más eso que un juicio temerario moral.
El sol sale para todos, el agua es para todos, la tierra es nuestro hogar, creo que el enseñarnos mutuamente, sin agresiones, sin adjetivos descalificativos,
A veces hay enseñanzas que son agresiones y descalificaciones . El lenguaje es enormemente rico en ello. Bendiciones. |
_________________ "Denme un ejército que rece el Rosario y vencerá al mundo" San Pío X
LA FIESTA DEMOCRÁTICA DE LOS WICHIS EN ARGENTINA: http://www.youtube.com/watch?v=ApRThLYavcQ |
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Diana A. Nuevo
Registrado: 28 Mar 2008 Mensajes: 3
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Publicado:
Vie Mar 28, 2008 12:18 am Asunto:
¿Què es la caridad?
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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La Caridad es una virtud muy importante ya que contiene la mayotia de las otras virtudes como gratitud, solidaridad, benedicencia,etc.
Consiste en ayudar a los demás desinteresadamente sin esperar nada a cambio, Jesùs nos diò muchos ejemplos de ella con su testimonio cuando ayudaba a las demás personas: curó a ciegos y enfermos.
Debemos de practicarla día a día ayudando a los demás. |
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Luis Manuel Constante
Registrado: 07 Sep 2006 Mensajes: 500
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Publicado:
Vie Mar 28, 2008 12:21 am Asunto:
Re: ¿Què es la caridad?
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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Diana A. escribió: | La Caridad es una virtud muy importante ya que contiene la mayotia de las otras virtudes como gratitud, solidaridad, benedicencia,etc.
Consiste en ayudar a los demás desinteresadamente sin esperar nada a cambio, Jesùs nos diò muchos ejemplos de ella con su testimonio cuando ayudaba a las demás personas: curó a ciegos y enfermos.
Debemos de practicarla día a día ayudando a los demás. |
Muchas gracias hermana. Tan sencillo que es casi iluminador.
Dios te bendiga. _________________
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fdeleonm Veterano
Registrado: 14 Mar 2008 Mensajes: 1031 Ubicación: Panamá
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Publicado:
Dom Mar 30, 2008 9:05 pm Asunto:
Tema: ¿Qué es la caridad? |
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En mi humilde opinión la caridad debe ayudar a las personas indigentes o menesterosas a mejorar su vida por medio del trabajo honrado y remunerado.
No le des el pez al hombre enséñalo a pescar... _________________ "Haced que os quieran y no que os teman. No basta con amar a los jóvenes, lo importante es que ellos se sientan amados". San Juan Bosco. |
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