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San Agustìn, Doctor de la Iglesìa

 
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karenina77
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Registrado: 01 Oct 2006
Mensajes: 8325

MensajePublicado: Dom Ago 19, 2007 9:03 am    Asunto: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

Biografìa de San Agustìn

"Agustìn naciò en Tagaste, una ciudad del norte de Africa, en el año 354.

Los padres de Agustìn tenìan una casa, algunas pequeñas tierras y una viña. El padre no era cristiano; trabajaba en el ayuntamiento y se preocupaba de que su hijo tuviera una buena educaciòn. la madre si era cristiana e, incluso, santa, se le conoce como Santa Mònica, ella dio a conocer el cristianismo a Agustìn y a sus dos hermanos.

Agustìn era un niño inteligente y travieso, Segùn fue creciendo, se fue aficionando cada vez màs al estudio. A los diecisèis años quizo ir a Cartago para estudiar, pero susu padres no podìan afrontar los gastos, Agustìn se aburrìa, se junto con malas compañias y comenzo a llevar una vida muy desordenada. Esto hacìa sufrir mucho a su madre.

A los diecinueve años leyò El Hortensio, un libro de un famosos escritor llamado Ciceròn, que le impresionò mucho. Ese libro le hizo comprender lo importante que era buscar la verdad. Entonces se uniò a un grupo de gente que formaba la secta llamada de los maniqueos. En esta secta permaneciò diez años, hasta que se dio cuenta de que en ella estaba perdiendo el tiempo.

En su afàn por encontrar la verdad. Agustìn fue a Roma, donde trabajò como profesor; màs tarde se traslado a Milàn. Aquì se hizò muy amigo del obispo San Ambrosio, que lo animaba a continuar en su busqueda de la verdady a encontrar a Jesùs. Agustìn empezo a sentirse atraido por el cristianismo, pero tenìa muchas dudas y no se decidìa a hacerse cristiano.

Un dìa, estuvo hablando con un amigo suyo de alguien que lo habìa dejado todo (familia, dinero, fama) y se habìa ido al desierto para dedicarse a la oraciòn. A Agustìn le pareciò digno de admiraciòn y pensando que èl serìa incapaz de hacer lo mismo.

Cuando se fue su amigo, Agustìn sintiò que una voz le decia: "toma y lee", e interpreto que era una invitaciòn a leer la Biblia. La abriò al azar y leyò este pasaje de la carta a los romanos "portemonos con dignidad; nada de comilonas ni borracheras, nada de riñas ni de envidias... Revìstanse màs bièn de Jesucristo y vivan como èl les enseñò..." Estas palabras le llegaron al alma, sintiò que algo se removìa dentro de èl y tomo la firme decisiòn de hacerse cristiano y de dedicar toda su vida a Dios.

Agustìn se preparò para recibir el bautismo junto con su hijo y un grupo de amigos. Lo recibieron la noche de Pascua de Resurrecciòn. Agustìn se sentìa inmensamente feliz igual que su madre, que asistiò al bautismo de su hijo y de su nieto, aunque muriò poco tiempo despuès. El recuerdo y el ejemplo de su madre acompañaron a Agustìn durante toda su vida.

Agustìn decidiò regresar a Africa para vivir allì. Vendiò las propiedades que tenìa y reparìò el dinero a los pobles. Ùnicamente se quedo con una casa para vivir con su hijo y un grupo de amigos. Su ideal era vivir como los primeros cristianos, formando una comunidad donde todos vivieran unidos en oraciòn y compartiendo sus bienes como hermanos.

Cuando Agustìn tenìa treinta y siete años, el obispo de hipona, muy anciano, le pidiò que aceptara ser sacerdote y fuera su ayudante. Agustìn aceptò y fue ordenado sacerdote. Cuatro años màs tarde muriò el obispo y agustìn fue designado para sucederle.

Durante sus 35 años de obispo, Agustìn viviò de la manera màs sencilla, sin ningùn lujo, ayudando a los màs pobres, escribiò cartas y libros y predicando la palabra de Dios.

Agustìn solìa decir:" La mejor manera de encontrar la verdad es buscar a Dios." Tambièn hablaba mucho del amor y de la importancia de la amistad. Decìa; "No se puede ser feliz sisn amigos"; "Ama y haz lo que quieras."

Estos pensamientos estàn escritos en sus diferentes libros, los cuales tuvieron mucha influencia en su època. Entre sus libros màs importantes destaca "las confesiones", donde narra su vida desde niño hasta que fue obispo y la importancia que tuvo Dios en ella.

Poco a poco, su vida se fue agotando. Muriò cuando tenìa setenta y cinco años, justo el dìa en que los bàrbaros ocupaban la ciudad de Hipona."

LA MEJOR MANERA DE ENCONTRAR LA VERDAD ES BUSCARLA EN DIOS.


Divino niño Jesùs auxilianos.

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karenina77
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MensajePublicado: Jue Ago 23, 2007 8:34 am    Asunto: San Agustìn , Doctor de la Iglesìa.
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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Me gustarìa saber, Señor, por què razòn se difiriò mi bautismo; si fue bueno para mì que se aflojaran las riendas para seguir pecando, o si hubiera sido mejor que no se me aflojaran. ¿Porquè oìmos todos los dìas decir:"deja a èste que haga su voluntad, al cabo no està bautizado todavìa";cuando de la salud del cuerpo nunca decimos: "dejalo que se trstorne màs, al cabo no està aùn curado"? ¿ Cuànto mejor hubiera sido que yo sanara màs pronto y que de tal manera obrara yo y obraran conmigo, que quedara en seguro bajo tu protecciòn la salud del alma que de Tì me viene!. Pero bien sabìa mi madre cuàntas y cuàn grandes oleadas de tentaciòn habrìan de seguir a mi infancia. Penso que grandes batallas contribuirìan a formarme, y no quiso exponer a ellas la efigie tuya que se nos da en el bautismo.

" San Agustìn"

Jesùs en tì confio.

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karenina77
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MensajePublicado: Vie Ago 24, 2007 7:50 am    Asunto: San Agustìn, doctor de la Iglesìa.
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

Tenìa hambre de un alimento interior que no era otro sino Tù,
mi Dios; pero con esa hambre, no me sentìa hambriento, puès
me faltaba el deceo de los bienes incorruptibles. Y no porque los
tuviera; simplemente, mientras màs miserable era màs hastiado
me sentìa. Por eso mi alma enferma y ulcerosa se proyectaba
miserablemente hacìa afuera.

Asì manchaba yo con sòrdida concuspìcencia el veneno de la amistad,
y nublaba su candor con las tinieblas de la carnalidad. Sabièndome
odioso y deshonesto, trataba en mì vanidad de parecer urbano y
elegante. Me despeñe en un tipo de amor en que deseaba ser cautivo.
¡Dios mìo. Misericordia mìa! con cuàntas hieles me amargaste, en tu
bondad, aquellas malas suavidades! porque mi amor fue correspondi
do y llegue hasta el enlace secreto y voluptuoso, y con alegrìa me
dejaba atar, por dolorosos vìnculos: fuì azotado con los hierros
candentes de los celos y las sospechas, los temores, las iras y las
riñas.

SAN AGUSTÌN


Jesùs en tì confìo.


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clauabru
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Ubicación: Buenos Aires, Argentina

MensajePublicado: Mar Ago 28, 2007 4:41 pm    Asunto:
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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¡San Agustín ruega, por nosotros!


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¿Rezás el rosario todos los días, querés hacerlo? Smile
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karenina77
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MensajePublicado: Lun Sep 10, 2007 8:18 am    Asunto: San Agustìn Doctor de la aIglesia.
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

Señor del cielo y de la tierra; Te rindo tributo de alabanza por los tiempos de mi infancia, que yo no recuerdo , y porque has concedido a los hombres que puedan deducir de lo que ven, y hasta creer muchas cosas de sì mismos.

Existìa yo puès y vivìa en ese tiempo; y hacia el fin de mi infancia buscaba el modo de hacer comprender a otros lo que sentìa.
¿Y de quièn sino de Tì podia proceder un viviente asì?. No puede venirnos de afuera una sola vena por la que corre en nosotros la vida, y nacie puede ser artifice de su propio cuerpo.

Todo nos viene de Tì, Señor, en quièn ser y vivir son la misma cosa, pues el supremo existir es el supremo vivir.


San Agustìn.

Jesùs en tì confìo.

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karenina77
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Registrado: 01 Oct 2006
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MensajePublicado: Lun Sep 10, 2007 8:31 am    Asunto: San Agustìn Doctor de la Iglesia.
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

Sumo eres y no admites mutaciòn. Por Tì no pasan los dìas, y sin embargo pasan en Tì, porque Tù contienes todas las cosas con todos sus cambios. y porque tus años no pasan, Tù vives en un eterno dìa en un eterno Hoy. ¡Cuantos dìas de los nuestros y de nuestros padres han pasado ya por este hoy tuyo, del que recibiero n su ser y su modo; Y cuantos habràn de pasar todabìa y recibìr de El la existencia? Tù eres siempre el Mismo" y todo lo que esta por venir en el màs hondo futuro; y lo que ya pasò, hasta en la màs remota distancia, hoy lo haràs, Hoy lo hiciste.
¿Y què màs da si alguno no lo entiende? Alegrense cuando pregunta: ¿Que es esto? Porque màs le vale encontrarte sin haber resuelto tus enigmas, que resolverlos y no encontrarte.


San Agustìn.

Jesùs en tì confìo.

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karenina77
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MensajePublicado: Mar Sep 11, 2007 3:46 am    Asunto: San Agustìn Doctor de la Iglesia. (del libro Confeciones)
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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¿Existe acaso, Señor, un alma tan grande y tan unida a Tì por el amor, que en la fuerza de èsta afectuosa uniòn contigo haga lo que en ocaciones se hace por pura demencia; despreciar los tormentos del potro, de los ganchos de hierro y otros varios? Porque de tormentos tales quiere la gente verse libre, y por todo el mundo Te lo suplican llenos de temor. ¿Habrà pues quienes por puro amor a Tì los desprecien y tengan en poco a quienes sienten terror ante el tormento.

Jesùs yo confio en `Tì

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karenina77
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MensajePublicado: Sab Oct 13, 2007 8:21 am    Asunto: San Agustìn, Doctor de la Iglesia.
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

Escucha, Señor, mi sùplica para que mi alma no venga a menos bajo tu disciplina ni desmaye en confesar las misericordias con las que me sacaste de mis pèsimos caminos.Seas Tù siempre para mì una dulzura màs fuerte que todas las mundanas secucciones que antes me arrastraban. Haz que te ame con hondura y apriete tu Mano con todas las fuerzas de mi corazòn, y asì me vea libre hasta el fin de todas las tentaciones.

Jesùs yo confìo en Tì.

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karenina77
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MensajePublicado: Sab Oct 13, 2007 8:28 am    Asunto: San Agustìn doctor de la Iglesia.
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

¡Maldito seas, oh rìo de las costumbres humanas, pues nadie te puede
resistìt! ¿Cuando te secaràs? ¿Hasta cuando seguiras arrastrando a los pobres hijos de Eva hacia mares inmensos y tormentosos en los que
apenas pueden navegar los que se suben a un leño?.

Jesùs yo confìo en Tì.

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karenina77
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Registrado: 01 Oct 2006
Mensajes: 8325

MensajePublicado: Sab Oct 13, 2007 8:40 am    Asunto: San Agustìn Doctor de la Iglesia.
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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Tù Señor ves todo lo malo y te callas!. Pero no vas a seguir por siempre callado. Ahora mismo has sacado del terrible abismo a una alma que te busca y tiene sed de deleitarse en Tì; un alma que te dice "He buscado Señor tu rostro, y lo habrè siempre de buscar" (Sal. 26,Cool Porque yo anduve lejos de tu Rostro, llevado por una tenebrosa pasiòn.

Jesùs yo confìo en Tì.

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karenina77
Veterano


Registrado: 01 Oct 2006
Mensajes: 8325

MensajePublicado: Sab Oct 13, 2007 8:43 am    Asunto:
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

Tù Señor ves todo lo malo y te callas!. Pero no vas a seguir por siempre callado. Ahora mismo has sacado del terrible abismo a una alma que te busca y tiene sed de deleitarse en Tì; un alma que te dice "He buscado Señor tu rostro, y lo habrè siempre de buscar" (Sal. 26,ocho) Porque yo anduve lejos de tu Rostro, llevado por una tenebrosa pasiòn.

Jesùs yo confìo en Tì.

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karenina77
Veterano


Registrado: 01 Oct 2006
Mensajes: 8325

MensajePublicado: Sab Oct 13, 2007 8:54 am    Asunto: San Agustìn Doctor de la Iglesia.
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

Y de cierto no hay cultura literarìa que nos sea màs ìntima que la conciencia misma, en la cual llevamos escrito que no se debe hacer
a otro lo que nosotros mismos no queremos padecer.
¿Cuan secreto eres Tù, oh Dios inmenso y ùnico, que habitas en el
silencio de las alturas, y con leyes estables impones punitivas cegueras a las concupiscencias ilìcitas!


Jesùs yo confio en Tì.

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Nicole_Jesus2
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Registrado: 28 Abr 2006
Mensajes: 604
Ubicación: por email

MensajePublicado: Lun Oct 15, 2007 1:37 am    Asunto:
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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Very Happy San Agustin fue el primer amigo que me mostró a Jesús y me ayudó a darme cuenta cuan extraviada andaba, junto con mi primera amiga y Madre María. Y pues los escritos de Sn. Agustín me llegan al alma, sólo con confesiones me convertí Razz.

También soy del fan club oficial de San Agustin, el que quiera se puede unir, hay vacantes eternas... Razz (Broma!)

Con San Agustín lleguemos a la Verdad y con ésto a Cristo.
San Agustín, ruega a Dios por nosotros.
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<Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre, amén Jesús>

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José Mauricio Altamirano
Constante


Registrado: 30 Nov 2005
Mensajes: 740

MensajePublicado: Sab Dic 15, 2007 2:07 am    Asunto: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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"Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo este con todos ustedes"
Tomadas de:
Un Hombre de Iglesia

1)Si aceptáis a Cristo, ¿por qué no aceptáis a su Iglesia? Si por la verdad de las Escrituras creéis en Cristo, a quien leéis,
pero no veis, ¿por qué negáis a la Iglesia, a quien leéis y veis?

2) "quien tiene su corazón lleno de amor, hermanos míos, comprende sin error y mantiene sin esfuerzo la variada, abundante y vastísima doctrina de las Sagradas Escrituras"
3) en la medida en que el Señor, que me atemoriza, me dé fuerzas, recorreré todo. Llamaré a la descarriada, buscaré a la que se pierde. Si no quieres tener que soportarme, no te extravíes, no te pierdas" (Sermón 46 14).
4) Muchos predican la verdad sin sinceridad porque la venden por la recompensa de las comodidades de este mundo.

Mauricio
"Cuando sientas que ya no sirves para nada, todavía puedes ser Santo"(San Agustín)
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karenina77
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Registrado: 01 Oct 2006
Mensajes: 8325

MensajePublicado: Lun Dic 17, 2007 9:24 am    Asunto:
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

Te quiero a Tì que eres justicia e inocencia, hernoza y decorosa luz,
saciedad insaciable para los hombres honestos.

En Tì hay quietud y vida imperturbable. El que entra en Tì entra en el gozo de su Señor. Nada temerà y se hallarà muy bien en el sumo bien.
Me derrame y errè lejos de Tì, mi Dios, muy alejado de tu estabilidad, en mì adolescendia. Me convertì para mi mismo en un erial inculto y lleno de miseria.


Jesùs yo confìo en Tì.

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José Mauricio Altamirano
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MensajePublicado: Mie Dic 19, 2007 1:05 am    Asunto: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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"Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo ste con todos ustedes"
Sobre la Oración y Como debemos Orar, según San Agustín:

1)«Tu oración es tu conversación con Dios. Cuando lees Dios te habla a ti; cuando tú oras, hablas con Dios»

2) Yo le llamó, pero El enseña más bien en el silencio.

3) «La oración, pues, que brota limpiamente de un corazón fiel se eleva como incienso de altar santo. Nada hay más agradable que el olor divino; este perfume respiren todos los creyentes»

4) «Cuando sin buscar viene un deseo de orar, cuando de
improviso hace mella en la mente algún afecto que nos mueve a suplicar con gemidos inenarrables, de cualquier modo que le sorprendiere a uno, no ha de diferirse la oración por buscar un lugar retirado, o para ponerse en pie, o para postrarse. Porque entonces el recogimiento de la mente crea para sí cierta soledad»


Mauricio
"Cuando sientas que ya no sirves para nada, todavía puedes ser Santo"(San Agustín)
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karenina77
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Mensajes: 8325

MensajePublicado: Jue Mar 27, 2008 12:59 pm    Asunto:
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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De cierto no hay cultura literaria que no sea màs ìntima que la conciencia misma, en la cual llevamos escrito que no se debe hacer a otro lo que nosotros mismos no queremos padecer. ¡Cuàn secreto eres Tù, oh Dios inmenso y ùnico, que habitas en el silencio de las alturas, y con leyes estables impones punitivas cegueras a las concupiscincias ilìcitas!

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MensajePublicado: Sab Mar 29, 2008 12:11 am    Asunto:
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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Traigo aquí los post de Micaela, para evitar duplicidad en el foro, mantengamos un solo tema. Smile

¡Saludos!



micaela escribió:


"Nos has hecho para ti, Señor,
y nuestro corazón estará insatisfecho
hasta que descanse en ti"


A los pastores

Somos cristianos y somos obispos

No acabáis de aprender ahora precisamente que toda nuestra esperanza
radica en Cristo y que él es toda nuestra verdadera y saludable gloria,
pues pertenecéis a la grey de aquel que dirige y apacienta a Israel.
Pero, ya que hay pastores a quienes les gusta que les llamen pastores,
pero que no quieren cumplir con su oficio, tratemos de examinar lo que
se les dice por medio del profeta. Vosotros escuchad con atención, y
nosotros escuchemos con temor.

Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, profetiza contra los
pastores de Israel, profetiza diciéndoles». Acabamos de escuchar esta
lectura; ahora podemos comentarla con vosotros. El Señor nos ayudará
a decir cosas que sean verdaderas, en vez de decir cosas que sólo sean
nuestras. Pues, si sólo dijésemos las nuestras, seríamos pastores que
nos estaríamos apacentando a nosotros mismos, y no a las ovejas;
en cambio, si lo que decimos es suyo, él es quien os apacienta, sea por
medio de quien sea. Esto dice el Señor: «¡Ay de los pastores de Israel
que se apacientan a sí mismos! ¿No son las ovejas lo que tienen que
apacentar los pastores?» Es decir, que no tienen que apacentarse a sí
mismos, sino a las ovejas. Ésta es la primera acusación dirigida contra
estos pastores, la de que se apacientan a sí mismos en vez de apacentar
a las ovejas. ¿Y quiénes son ésos que se apacientan a sí mismos? Los
mismos de los que dice el Apóstol: Todos sin excepción buscan su
interés, no el de Jesucristo.

Por nuestra parte, nosotros que nos encontramos en este ministerio, del
que tendremos que rendir una peligrosa cuenta, y en el que nos puso el
Señor según su dignación y no según nuestros méritos, hemos de
distinguir claramente dos cosas completamente distintas: la primera, que
somos cristianos, y, la segunda, que somos obispos. Lo de ser cristianos
es por nuestro propio bien; lo de ser obispos, por el vuestro. En el hecho
de ser cristianos, se ha de mirar a nuestra utilidad; en el hecho de ser
obispos, la vuestra únicamente.

Son muchos los cristianos que no son obispos y llegan a Dios quizás por
un camino más fácil y moviéndose con tanta mayor agilidad, cuanto que
llevan a la espalda un peso menor. Nosotros, en cambio, además de ser
cristianos, por lo que habremos de rendir a Dios cuentas de nuestra
vida, somos también obispos, por lo que habremos de dar cuenta a Dios
del cumplimiento de nuestro ministerio.



micaela escribió:
Los pastores que se apacientan a sí mismos

Oigamos, pues, lo que la palabra divina, sin halagos para nadie, dice a
los pastores que se apacientan a sí mismos en vez de apacentar a las
ovejas: Os coméis su enjundia, os vestís con su lana; matáis las más
gordas y, las ovejas, no las apacentáis. No fortalecéis a las débiles, ni
curáis a las enfermas, ni vendáis a las heridas; no recogéis a las
descarriadas, ni buscáis las perdidas, y maltratáis brutalmente a las
fuertes. Al no tener pastor, se desperdigaron y fueron pasto de las fieras
del campo.

Se acusa a los pastores que se apacientan a sí mismos en vez de a las
ovejas, por lo que buscan y lo que descuidan. ¿Qué es lo que buscan? Os
coméis su enjundia, os vestís con su lana. Pero por qué dice el Apóstol:
¿Quién planta una viña, y no come de su fruto? ¿Qué pastor no se
alimenta de la ------ del rebaño? Palabras en las que vemos que se llama
leche del rebaño a lo que el pueblo de Dios da a sus responsables para
su sustento temporal. De eso hablaba el Apóstol cuando decía lo que
acabamos de referir.

Ya que el Apóstol, aunque había preferido vivir del trabajo de sus manos
y no exigir de las ovejas ni siquiera su leche, sin embargo, afirmó su
derecho a percibir aquella leche, pues el Señor había dispuesto que los
que anuncian el Evangelio vivan de él. Y, por eso, dice que otros de sus
compañeros de apostolado habían hecho uso de aquella f facultad, no
usurpada sino concedida. Pero él fue más allá y no quiso recibir siquiera
lo que se le debía. Renunció, por tanto, a su derecho, pero no por eso
los otros exigieron algo indebido: simplemente, fue más allá. Quizás
pueda relacionarse con esto lo de aquel hombre que dijo, al conducir al
herido a la posada: Lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.

¿Y qué más vamos a decir de aquellos pastores que no necesitan la ------
del rebaño? Que son misericordiosos, o mejor, que desempeñan con
más largueza su deber de misericordia. Pueden hacerlo, y por esto lo
hacen. Han de ser alabados por ello, sin por eso condenar a los otros.
Pues el Apóstol mismo, que no exigía lo que era un derecho suyo,
deseaba, sin embargo, que las ovejas fueran productivas, y no estériles
y faltadas de leche.

Oración
Oh Dios, creador y dueño de todas las cosas, míranos y, para que
sintamos el efecto de tu amor, concédenos servirte de todo corazón. Por
nuestro Señor Jesucristo.


micaela escribió:
El ejemplo de Pablo
San Agustín, Sermón sobre los pastores
Sermón 46,4-5

En una ocasión en que Pablo se encontraba en una gran indigencia, preso
por la confesión de la verdad, los hermanos le enviaron con qué
remediar su indigente necesidad. El les dio las gracias y les dijo: Al
socorrer mis necesidades, habéis obrado bien. Yo he aprendido a
arreglarme en toda circunstancia. Sé vivir en pobreza y abundancia.
Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en
compartir mi tribulación.

Porque trataba de darles a entender lo que se proponía, a propósito del
bien que ellos habían hecho, y no quería ser entre ellos uno de esos que
se apacientan a sí mismos en vez de a las ovejas, por eso, más que
alegrarse de que hubiesen acudido a remediar su necesidad, quiso
congratularse de su fecundidad en buenas obras. ¿Qué era entonces lo
que pretendía? No es que yo busque regalos, busco que los intereses se
acumulen en vuestra cuenta. «Y no para quedar yo repleto –venía a
decirles–, sino para que vosotros no os quedéis desprovistos».

Así, pues, quienes no puedan, como Pablo, sostenerse con el trabajo de
sus manos, no duden en aceptar la ------ de las ovejas, para sustentarse
en sus necesidades, pero que no se olviden de las ovejas débiles. No
han de buscar esto como ventaja suya, como si anunciasen el Evangelio
para remedio de su pobreza, sino con el fin de poder entregarse a la
preparación de la palabra de verdad con la que han de iluminar a los
hombres. Pues son como luminarias, según está dicho: Tened ceñida la
cintura y encendidas las lámparas; y: No se enciende una lámpara para
meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que
alumbre a todos los de la casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres,
para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que
está en el cielo.

Si en tu casa se encendiera una lámpara, ¿no le pondrías aceite para que
no se apagara? Y, si, después de ponerle aceite, la lámpara no
alumbrara, no se la colocaría en el candelero, sino que inmediatamente
se la tiraría. La necesidad autoriza, pues, a aceptar, y la caridad, a dar
los medios necesarios para la subsistencia. Y ello no porque el Evangelio
sea algo banal, como si lo recibido como medio de vida por quienes lo
anuncian fuera su precio. Si así lo estuvieran vendiendo, lo estarían
malvendiendo. En efecto, si el sustento de sus necesidades han de
recibirlo del pueblo, el premio de su entrega es de Dios de quien tienen
que aguardarlo. Pues el pueblo no puede otorgar la recompensa a
quienes le sirven en la caridad del Evangelio. Éstos no aguardan su
premio sino del mismo Señor de quien el pueblo espera su salvación.

Entonces, ¿por qué se increpa y acusa a aquellos pastores? Porque,
mientras bebían la ------ y se vestían con la lana de las ovejas, no se
ocupaban de ellas. Buscaban, pues, su interés, no el de Jesucristo.

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micaela
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Ubicación: Argentina

MensajePublicado: Lun Mar 31, 2008 10:05 pm    Asunto:
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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Que nadie busque su interés, sino el de Jesucristo
Del Sermón de San Agustín, obispo, sobre los pastores
Sermón 46,6-7



Ya que hemos hablado de lo que quiere decir beberse la ------, veamos
ahora lo que significa cubrirse con su lana. El que ofrece la ------ ofrece
el sustento, y el que ofrece la lana ofrece el honor. Éstas son las dos
cosas que esperan del pueblo los que se apacientan a sí mismos en vez
de apacentar a las ovejas: la satisfacción de sus necesidades con
holgura y el favor del honor y la gloria.

Desde luego, el vestido se entiende aquí como signo de honor, porque
cubre la desnudez. Un hombre es un ser débil. Y, el que os preside, ¿qué
es sino lo mismo que vosotros? Tiene un cuerpo, es mortal, come,
duerme, se levanta; ha nacido y tendrá que morir. De manera que, si
consideras lo que es en sí mismo, no es más que un hombre. Pero tú, al
rodearle de honores, haces como si cubrieras lo que es de por sí bien
débil.

Ved qué vestidura de esta índole había recibido el mismo Pablo del buen
pueblo de Dios, cuando decía: Me recibisteis como a un mensajero de
Dios. Porque hago constar en vuestro honor que, a ser posible, os
habríais sacado los ojos por dármelos. Pero, habiéndosele tributado
semejante honor, ¿acaso se mostró complaciente con los que andaban
equivocados, como si temiera que se lo negaran y le retiraran sus
alabanzas si los acusaba? De haberlo hecho así, se hubiera contado entre
los que se apacientan a sí mismos en vez de a las ovejas. En ese caso,
estaría diciendo para sí: «¿A mí qué me importa? Que haga cada uno lo
que quiera; mi sustento está a salvo, lo mismo que mi honor: tengo
suficiente leche y lana; que cada un tire por donde pueda». ¿Con que
para ti todo está bien, si cada uno tira por donde puede? No seré yo
quien te dé responsabilidad alguna, no eres más que uno de tantos.
Cuando un miembro sufre, todos sufren con él.

Por eso, el mismo Apóstol, al recordarles la manera que tuvieron de
portarse con él, y para no dar la impresión de que se olvidaba de los
honores que le habían tributado, les aseguraba que lo habían recibido
como si fuera un mensajero de Dios y que, si hubiera sido ello posible, se
habrían sacado los ojos para ofrecérselos a él. A pesar de lo cual, se
acercó a la oveja enferma, a la oveja corrompida, para cauterizar su
herida, no para ser complaciente con su corrupción. ¿Y ahora me he
convertido en enemigo vuestro por ser sincero con vosotros? De modo
que aceptó la ------ de las ovejas y se vistió con su lana, pero no las
descuidó. Porque no buscaba su interés, sino el de Jesucristo.

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micaela
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MensajePublicado: Mar Abr 01, 2008 2:13 pm    Asunto:
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

Prepárate para las pruebas
Del Sermón de san Agustín, obispo, sobre los pastores
46,10-11

Ya habéis oído lo que los malos pastores aman. Ved ahora lo que
descuidan. No fortalecéis a las débiles, ni curáis a las enfermas, ni
vendáis a las heridas, es decir, a las que sufren; no recogéis a las
descarriadas, ni buscáis a las perdidas, y maltratáis brutalmente a las
fuertes, destrozándolas y llevándolas a la muerte. Decir que una oveja
ha enfermado quiere significar que su corazón es débil, de tal manera
que puede ceder ante las tentaciones en cuanto sobrevengan y la
sorprendan desprevenida.

El pastor negligente, cuando recibe en la fe a alguna de estas ovejas
débiles, no le dice: Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios,
prepárate para las pruebas; mantén el corazón firme, sé valiente.
Porque quien dice tales cosas, ya está confortando al débil, ya está
fortaleciéndole, de forma que, al abrazar la fe, dejará de esperar en las
prosperidades de este siglo. Ya que, si se le induce a esperar en la
prosperidad, esta misma prosperidad será la que le corrompa; y, cuando
sobrevengan las adversidades, lo derribarán y hasta acabarán con él.

Así, pues, el que de esa manera lo edifica, no lo edifica sobre piedra, sino
sobre arena. Y la roca era Cristo. Los cristianos tienen que imitar los
sufrimientos de Cristo, y no tratar de alcanzar los placeres. Se conforta
a un pusilánime cuando se le dice: «Aguarda las tentaciones de este
siglo, que de todas ellas te librará el Señor, si tu corazón no se aparta
lejos de él. Porque precisamente para fortalecer tu corazón vino él a
sufrir, vino él a morir, a ser escupido y coronado de espinas, a escuchar
oprobios, a ser, por último, clavado en una cruz. Todo esto lo hizo él por
ti, mientras que tú no has sido capaz de hacer nada, no ya por él, sino
por ti mismo».

¿Y cómo definir a los que, por temor de escandalizar a aquellos a los que
se dirigen, no sólo no los preparan para las tentaciones inminentes, sino
que incluso les prometen la felicidad en este mundo, siendo así que Dios
mismo no la prometió? Dios predice al mismo mundo que vendrán sobre
él trabajos y más trabajos hasta el final, ¿y quieres tú que el cristiano se
vea libre de ellos? Precisamente por ser cristiano tendrá que pasar más
trabajos en este mundo.

Lo dice el Apóstol: Todo el que se proponga vivir piadosamente en Cristo
será perseguido. Y tú, pastor que tratas de buscar tu interés en vez del
de Cristo, por más que aquél diga: Todo el que se proponga vivir
piadosamente en Cristo será perseguido, tú insistes en decir: «Si vives
piadosamente en Cristo, abundarás en toda clase de bienes. Y, si no
tienes hijos, los engendrarás y sacarás adelante a todos, y ninguno se te
morirá». ¿Es ésta tu manera de edificar? Mira lo que haces, y dónde
construyes. Aquel a quien tú levantas está sobre arena. Cuando vengan
las lluvias y los aguaceros, cuando sople el viento, harán fuerza sobre su
casa, se derrumbará, y su ruina será total.

Sácalo de la arena, ponlo sobre la roca; aquel que tú deseas que sea
cristiano, que se apoye en Cristo. Que piense en los inmerecidos
tormentos de Cristo, que piense en Cristo, pagando sin pecado lo que
otros cometieron, que escuche la Escritura que le dice: El Señor castiga a
sus hijos preferidos. Que se prepare a ser castigado, o que renuncie a
ser hijo preferido.

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José Mauricio Altamirano
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Registrado: 30 Nov 2005
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MensajePublicado: Mar Abr 01, 2008 8:54 pm    Asunto: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

"Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo este con todos ustedes"
Tomado de: San Agustín un Hombre de Iglesia:

"Esclavo soy de la Iglesia, máxime de sus miembros más débiles, sin que importe saber qué clase de miembro soy yo mismo" (El trabajo de los monjes, 29,37)

: "Si la Iglesia reclama vuestro concurso, no os lancéis a trabajar con orgullo ávido ni huyáis del trabajo con torpe desidia" (Epístola
48,2).

Quieren desposarse con Raquel (contemplación) y no con Lía (apostolado),

Un gran capitulo de la vida y de la obra de Agustín lo ocupa, sin duda, su labor de defensa y polémica contra los herejes que amenazaban a la católica. Lo que más sobresale en el Agustín polemista es su amor a la Iglesia y su delicadeza para los hombres que están en el error.

Agustín comprende como nadie lo difícil que es estar en el error sin encontrar caminos de salida.

"Por eso sudamos (por la verdad), por eso trabajamos, por esto peligramos de continuo entre sus armas y las cruentas furias de los Circunciliones. Y toleramos con cierta paciencia dada por Dios a los que aún restan, mientras el árbol busca el ramo, mientras el rebaño busca la oveja perdida del redil de Cristo. Si estamos dotados de entrañas pastorales, debemos aventurarnos por cercados y espinos. Con los miembros lacerados busquemos la oveja y llevémosla de nuevo con alegría al Pastor y príncipe de todos"

que en la iglesia de la que es pastor hay costumbres que dejan mucho que desear, se encuentra con fieles tibios, y con un clero poco preparado... Agustín

"Estos abusos no se atajan, a mi entender, con asperezas, rigor y modos imperiosos.
Más bien que mandar, hay que enseñar; más bien que amenazar, hay que amonestar. Con el pueblo hay que proceder así, reservando la severidad para el pecado de los pocos. Si nos vemos en la precisión de amenazar, hagámoslo con dolor, anunciando con textos bíblicos la venganza futura, para que el pueblo tema a Dios y no a nosotros por nuestra propia autoridad.

"Aterrado por mis pecados y por el peso enorme de mi miseria, había tratado en mi corazón y pensado huir a la soledad; mas tú me lo prohibiste y me tranquilizaste diciendo: 'Por eso murió Cristo por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió por ellos"' (Confesiones, 10,43,70).

La madre de todas estas enfermedades es la soberbia, la avidez de alabanzas humanas, de la que nace igualmente la hipocresía" (Epístola 22,2,7). Para vencer este vicio, Agustín presenta en una pincelada el remedio más apropiado: "Nadie la vencerá si no se penetra de temor y amor de Dios con la frecuente lectura de los libros divinos. Quien así lee, muéstrese modelo de paciencia y humildad, no acepte ni entera ni parcialmente las alabanzas de los que le honran; si acepta algo de los hombres, hágalo no por sí propio, pues debe vivir íntegro en la presencia de Dios y debe desdeñar todo lo terreno, sino por ellos mismos, ya que no podrá servirlos si se rebaja con exceso"

Sería falso decir que Agustín se ha colocado por encima del bien y del mal y está condenando defectos y vicios de sus fieles y de sus compañeros en el presbiterado; más bien, tenemos que concluir que al primero que analiza es a sí mismo; él es el primero que quiere corregirse y que está luchando contra estos vicios

Únicamente deberíamos sentirnos felices, si realmente somos, según el juicio de Dios, lo que la gente piensa que nosotros somos, y si las cualidades que ellos rectamente aplauden en nosotros, no son atribuidas a nosotros mismos, sino a Dios, que es el dador de todas las cosas. Eso es lo que me digo a mí mismo todos los días. O más bien, eso es lo que Dios mismo me dice todos los días. Él es quien me da los preceptos salvíficos que se encuentran en las Sagradas Escrituras o que están presentes en el interior del alma. Pero, concluye Agustín, eso
no me evita el recibir frecuentes heridas en mi violento combate contra el Adversario. No siempre tengo éxito en arrojar de mí el placer que me produce una lisonja.

"Pido, ante todo, que tu religiosa prudencia considere que en esta vida, máxime en estos tiempos, nada hay más fácil, más placentero y de más aceptación entre los hombres que el ministerio de obispo, presbítero o diácono, si se desempeña por mero cumplimiento y adulación. Pero, al mismo tiempo, nada hay más torpe, triste y abominable ante Dios que la tal conducta. Del mismo modo, nada hay en esta vida, máxime en estos difíciles tiempos, más gravoso, laborioso y peligroso que la obligación del obispo, presbítero o diácono.

"Sé de cierto que debo estudiar todas las medicinas contenidas en sus Escrituras y dedicarme a la oración y a la lectura. Debo adquirir para tan peligroso puesto la oportuna salud del alma mía. No la adquirí antes porque no tuve tiempo para ello.

"Entre otras cosas dice (el apóstol) que el obispo ha de ser poderoso en doctrina sana para que pueda refutar a los contradictores. Gran tarea es, carga pesada, ardua pendiente... No hay cosa que haga más perezoso al dispensador de Dios para refutar a los contradictores que el temor a la palabra dura" (Sermón 178,1).

Si, pues, no dispones de tiempo para escudriñar todas las páginas santas, para quitar todos los velos de sus palabras, penetrar en todos los secretos de las Escrituras, mantente en el amor, del que pende todo;

si conoces el amor, conoces algo de lo que pende también lo que tal vez no conoces;

Mauricio
"Cuando sientas que ya no sirves para nada, todavía puedes ser Santo"(San Agustín)
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micaela
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MensajePublicado: Mie Abr 02, 2008 3:22 pm    Asunto:
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
Responder citando

Ofrece el alivio de la consolación
Del sermón de san Agustín, obispo, sobre los pastores
46,11-12




El Señor, dice la Escritura, castiga a sus hijos preferidos.
Y tú te atreves a decir: «Quizás seré una excepción.» Si eres una
excepción en el castigo, quedarás igualmente exceptuado del número de
los hijos. «¿Es cierto —preguntarás— que castiga a cualquier hijo?»
Cierto que castiga a cualquier hijo, y del mismo modo que a su Hijo
único. Aquel Hijo, que había nacido de la misma substancia del Padre,
que era igual al Padre por su condición divina, que era la Palabra por la
que había creado todas las cosas, por su misma naturaleza no era
susceptible de castigo. Y, precisamente, para no quedarse sin castigo, se
vistió de la carne de la especie humana. ¿Con qué va a dejar sin castigo
al hijo adoptado y pecador, el mismo que no dejó sin castigo a su único
Hijo inocente? El Apóstol dice que nosotros fuimos llamados a la
adopción. Y recibimos la adopción de hijos para ser herederos junto con
el Hijo único, para ser incluso su misma herencia: Pídemelo: te daré en
herencia las naciones. En sus sufrimientos, nos dio ejemplo a todos
nosotros.

Pero, para que el débil no se vea vencido por las futuras tentaciones, no
se le debe engañar con falsas esperanzas, ni tampoco desmoralizarlo a
fuerza de exagerar los peligros. Dile: Prepárate para las pruebas, y
quizá comience a retroceder, a estremecerse de miedo, a no querer dar
un paso hacia adelante. Tienes aquella otra frase: Fiel es Dios, y no
permitirá él que la prueba supere vuestras fuerzas. Pues bien, prometer
y anunciar las tribulaciones futuras es, efectivamente, fortalecer al débil.
Y, si al que experimenta un temor excesivo, hasta el punto de sentirse
aterrorizado, le prometes la misericordia de Dios, y no porque le vayan
a faltar las tribulaciones, sino porque Dios no permitirá que la prueba
supere sus fuerzas, eso es, efectivamente, vendar las heridas.

Los hay, en efecto, que, cuando oyen hablar de las tribulaciones
venideras, se fortalecen más, y es como si se sintieran sedientos de la
que ha de ser su bebida. Piensan que es poca cosa para ellos la
medicina de los fieles y anhelan la gloria de los mártires. Mientras que
otros, cuando oyen hablar de las tentaciones que necesariamente habrán
de sobrevenirles, aquellas que no pueden menos de sobrevenirle al
cristiano, aquellas que sólo quien desea ser verdaderamente cristiano
puede experimentar, se sienten quebrantados y claudican ante la
inminencia de semejantes situaciones.

Ofréceles el alivio de la consolación, trata de vendar sus heridas. Di: «No
temas, que no va a abandonarte en la prueba aquel en quien has creído.
Fiel es Dios, y no permitirá él que la prueba supere sus fuerzas». No son
palabras mías, sino del Apóstol, que nos dice: Tendréis la prueba que
buscáis de que Cristo habla por mí. Cuando oyes estas cosas, estás
oyendo al mismo Cristo, estás oyendo al mismo pastor que apacienta a
Israel. Pues a él le fue dicho: Nos diste a beber lágrimas, pero con
medida. De modo que el salmista, al decir con medida, viene a decir lo
mismo que el Apóstol: No permitirá él que la prueba supere vuestras
fuerzas. Sólo que tú no has de rechazar al que te corrige y te exhorta, te
atemoriza y te consuela, te hiere y te sana.

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micaela
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MensajePublicado: Jue Abr 03, 2008 2:32 pm    Asunto:
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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Los cristianos débiles
Del Sermón de san Agustín, obispo, sobre los pastores
46,13

No fortalecéis a las ovejas débiles, dice el Señor. Se lo
dice a los malos pastores, a los pastores falsos, a los pastores que
buscan su interés y no el de Jesucristo, que se aprovechan de la ------ y
la lana de las ovejas, mientras que no se preocupan de ellas ni piensan
en fortalecer su mala salud. Pues me parece que hay alguna diferencia
entre estar débil, o sea, no firme –ya que son débiles los que padecen
alguna enfermedad–, y estar propiamente enfermo, o sea, con mala
salud.

Desde luego que estas ideas que nos estamos esforzando por distinguir
las podríamos precisar, por nuestra parte, con mayor diligencia, y por
supuesto que lo haría mejor cualquier otro que supiera más o fuera más
fervoroso; pero, de momento, y para que no os sintáis defraudados, voy
a deciros lo que siento, como comentario a las palabras de la Escritura.
Es muy de temer que al que se encuentra débil no le sobrevenga una
tentación y le desmorone. Por su parte, el que está enfermo es ya
esclavo de algún deseo que le está impidiendo entrar por el camino de
Dios y someterse al yugo de Cristo.

Pensad en esos hombres que quieren vivir bien, que han determinado ya
vivir bien, pero que no se hallan tan dispuestos a sufrir males, como
están preparados a obrar el bien. Sin embargo, la buena salud de un
cristiano le debe llevar no sólo a realizar el bien, sino también a soportar
el mal. De manera que aquellos que dan la impresión de fervor en las
buenas obras, pero que no se hallan dispuestos o no son capaces de
sufrir los males que se les echan encima, son en realidad débiles. Y
aquellos que aman el mundo y que por algún mal deseo se alejan de las
buenas obras, éstos están delicados y enfermos, puesto que, por obra
de su misma enfermedad, y como si se hallaran sin fuerza alguna, son
incapaces de ninguna obra buena.

En tal disposición interior se encontraba aquel paralítico al que, como sus
portadores no podían introducirle ante la presencia del Señor, hicieron
un agujero en el techo, y por allí lo descolgaron. Es decir, para conseguir
lo mismo en lo espiritual, tienes que abrir efectivamente el techo y poner
en la presencia del Señor el alma paralítica, privada de la movilidad de
sus miembros y desprovista de cualquier obra buena, gravada además
por sus pecados y languideciendo a causa del morbo de su
concupiscencia. Si, efectivamente, se ha alterado el uso de todos sus
miembros y hay una auténtica parálisis interior, si es que quieres llegar
hasta el médico –quizás el médico se halla oculto, dentro de ti: este
sentido verdadero se halla oculto en la Escritura–, tienes que abrir el
techo y depositar en presencia del Señor al paralítico, dejando a la vista
lo que está oculto.

En cuanto a los que no hacen nada de esto y descuidan hacerlo, ya
habéis oído las palabras que les dirige el Señor: No curáis a las
enfermas, ni vendáis sus heridas; ya lo hemos comentado. Se hallaba
herida por el miedo a la prueba. Había algo para vendar aquella herida;
estaba aquel consuelo: Fiel es Dios, y no permitirá él que la prueba
supere vuestras fuerzas. No, para que sea posible resistir, con la prueba
dará también la salida.

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micaela
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MensajePublicado: Vie Abr 04, 2008 4:55 pm    Asunto:
Tema: San Agustìn, Doctor de la Iglesìa
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Insiste a tiempo y a destiempo
Sermón de san Agustín, obispo, sobre los pastores
46,14-15

No recogéis a las descarriadas, ni buscáis a las perdidas. En este mundo
andamos siempre entre las manos de los ladrones y los dientes de los
lobos feroces y, a causa de estos peligros nuestros, os rogamos que
oréis. Además, las ovejas son obstinadas. Cuando se extravían y las
buscamos, nos dicen, para su error y perdición, que no tienen nada que
ver con nosotros: «¿Para qué nos queréis? ¿Para qué nos buscáis?»
Como si el hecho de que anden errantes y en peligro de perdición no
fuera precisamente la causa de que vayamos tras de ellas y las
busquemos. «Si ando errante –dicen–, si estoy perdida, ¿para qué me
quieres? ¿Para qué me buscas?» Te quiero hacer volver precisamente
porque andas extraviada; quiero encontrarte porque te has perdido.

«¡Pero si yo quiero andar así, quiero así mi perdición!» ¿De veras así
quieres extraviarte, así quieres perderte? Pues tanto menos lo quiero yo.
Me atrevo a decirlo, estoy dispuesto a seguir siendo inoportuno. Oigo al
Apóstol que dice: Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo. ¿A
quiénes insistiré a tiempo, y a quiénes a destiempo? A tiempo, a los que
quieren escuchar; a destiempo, a quienes no quieren. Soy tan
inoportuno que me atrevo a decir: «Tú quieres extraviarte, quieres
perderte, pero yo no quiero.» Y, en definitiva, no lo quiere tampoco
aquel a quien yo temo. Si yo lo quisiera, escucha lo que dice, escucha su
increpación: No recogéis a las descarriadas, ni buscáis a las perdidas.
¿Voy a temerte más a ti que a él mismo? Todos tendremos que
comparecer ante el tribunal de Cristo.

De manera que seguiré llamando a las que andan errantes y buscando a
las perdidas. Lo haré, quieras o no quieras. Y, aunque en mi búsqueda
me desgarren las zarzas del bosque, no dejaré de introducirme en todos
los escondrijos, no dejaré de indagar en todas las matas; mientras el
Señor a quien temo me dé fuerzas, andaré de un lado a otro sin cesar.
Llamaré mil veces a la errante, buscaré a la que se halla a punto de
perecer. Si no quieres que sufra, no te alejes, no te expongas a la
perdición. No tiene importancia lo que yo sufra por tus extravíos y tus
riesgos. Lo que temo es llegar a matar a la oveja sana, si te descuido a
ti. Pues oye lo que se dice a continuación: Matáis las ovejas más gordas.
Si echo en olvido a la que se extravía y se expone a la perdición, la que
está sana sentirá también la tentación de extraviarse y de ponerse en
peligro de perecer.

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