Recemos con el salmo 39, como reza toda la Iglesia

[Orpam Saretnoc Laverz]

En unos Ejercicios Espirituales se insistió en esto: Yo esperaba con ansia al Señor. Si nos fijamos bien las palabras del salmo producen el efecto de suave caricia en el alma: Yo esperaba... él se inclinó y escuchó mi grito; me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa; afianzó mis pies sobre roca y aseguró mis pasos; me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos al verlo quedaron sobrecogidos y confiaron en el Señor.
Otra parte del salmo nos hace pensar y reflexionar: Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad, ante la gran asamblea. Tú, Señor - dirá el salmista como imploración - no me cierres tus entrañas que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre.
Yo os deseo que paladeéis este salmo, que repitáis varias veces despacio, en vuestro interior algunas frases que más os gusten, que más sean caricia para el alma. ¡Me encanta! y por eso lo comparto con cada uno que quiera rezarlo conmigo. Orpam Saretnoc Laverz