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El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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madrileña
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Registrado: 21 Oct 2006
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MensajePublicado: Vie Jul 11, 2008 8:03 pm    Asunto: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando


El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas


Al igual que hiciera en la festividad del Corpus Christi, el Santo Padre volvió a dar la comunión a los fieles arrodillados en un comulgatorio durante una misa al aire libre oficiada por el Papa en Brindisi (sur de Italia) ante unas 60.000 personas. A partir de ahora, los fieles que reciban la comunión de manos del Santo Padre deberán hacerlo arrodillados y en la boca.

Diversos medios indican que de este modo, Benedicto XVI quiere dar ejemplo al clero. "Nosotros, los cristianos, nos arrodillamos sólo ante el Santísimo Sacramento (la hostia) porque, en él, nos sabemos y creemos estar en presencia del único y verdadero Dios", dijo el 22 de mayo.

"Estoy convencido de la urgencia de dar de nuevo la hostia directamente en la boca a los fieles, sin que la toquen" y "de volver a la genuflexión en el momento de la comunión como signo de respeto", agregó.

Esperamos que en todo el orbe católico se tome buena nota de esta indicación del Santo Padre.

Fuente: http://www.unavocesevilla.info/bienvenida.htm
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"Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas" (Hechos de los Apóstoles 2, 4)
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Berriotxoa
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MensajePublicado: Vie Jul 11, 2008 8:22 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

Nota de moderación

Muevo este mensaje a Liturgia donde podrá ser comentado de una manera más adecuada.


Que Dios os Bendiga a Todos.
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Esto es lo que pretendo: esforzarme cada día más en vivir el Evangelio; y cuando no lo consiga, o falte gravemente, empezare de nuevo, con la ayuda de Dios.
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altxor
Constante


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Ubicación: Valencia

MensajePublicado: Sab Jul 12, 2008 7:14 am    Asunto: Re: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

"Estoy convencido de la urgencia de dar de nuevo la hostia directamente en la boca a los fieles, sin que la toquen" y "de volver a la genuflexión en el momento de la comunión como signo de respeto", agregó

¿Quien ha dicho tal cosa?

Yo, como otros foreros respecto a otras manifestaciones papales (tanto de este como de otros papas), disiento.

El arrodillarse no es particular símbolo de respeto. Y es para mi, sumamente incómodo.
El respeto que yo sienta no tiene nada que ver con mi postura exterior. Mi postura exterior sirve para que los demás vean el respeto, que es distinto.
Y como a mí lo que opinen o dejen de opinar los demás, no me importa, seguiré tomando la comunión de pie. Y como me es indistinto tomarla con la mano o en la boca, pues lo haré de un modo u otro según vea que lo hace la mayoría de la gente.
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Leandro del Santo Rosario
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Registrado: 24 Mar 2006
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Ubicación: Buenos Aires, Argentina.

MensajePublicado: Sab Jul 12, 2008 11:26 am    Asunto: Re: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

altxor escribió:
El arrodillarse no es particular símbolo de respeto. Y es para mi, sumamente incómodo.
El respeto que yo sienta no tiene nada que ver con mi postura exterior. Mi postura exterior sirve para que los demás vean el respeto, que es distinto.


Sin embargo, enseña la Iglesia a través del Catecismo:

Cita:
2562 ¿De dónde viene la oración del hombre? Cualquiera que sea el lenguaje de la oración (gestos y palabras), el que ora es todo el hombre. Sin embargo, para designar el lugar de donde brota la oración, las Escrituras hablan a veces del alma o del espíritu, y con más frecuencia del corazón (más de mil veces). Es el corazón el que ora. Si éste está alejado de Dios, la expresión de la oración es vana.


Cita:
2702 Esta necesidad de asociar los sentidos a la oración interior responde a una exigencia de nuestra naturaleza humana. Somos cuerpo y espíritu, y experimentamos la necesidad de traducir exteriormente nuestros sentimientos. Es necesario rezar con todo nuestro ser para dar a nuestra súplica todo el poder posible.


Cita:
2703 Esta necesidad responde también a una exigencia divina. Dios busca adoradores en espíritu y en verdad, y, por consiguiente, la oración que sube viva desde las profundidades del alma. También reclama una expresión exterior que asocia el cuerpo a la oración interior, esta expresión corporal es signo del homenaje perfecto al que Dios tiene derecho.

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madrileña
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Registrado: 21 Oct 2006
Mensajes: 46

MensajePublicado: Sab Jul 12, 2008 7:53 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

Mª Carmen:

Te encomiendo en mis oraciones.


Pero te recuerdo te recuerdo que el Apostol Santiago decía en la sagrada Escritura "así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe está muerta si no va acompañada de hechos" (carta de Santiago 2, 14-26)

Además, los católicos debemos ser obedientes a aquél que es el sucesor de Pedro , al Vicario de Cristo, es decir , al Papa.

Y el culto que se debe a Dios es de Adoración, según nos enseña el catecismo de la Iglesia católica, y este Dios está realmente presente en la Eucaristía. Dios es nuestro Padre, Creador y el Omnipotente , que existía antes de todos los siglos, no es un simple "respeto" lo que le debemos, sino que va mucho más allá. Recordemos es primer y más importante de los mandamientos "Amarás a Dios sobre todas las cosas"
Así dice el catecismo:
Cita:
1378 El culto de la Eucaristía. En la liturgia de la misa expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino, entre otras maneras, arrodillándonos o inclinándonos profundamente en señal de adoración al Señor. "La Iglesia católica ha dado y continua dando este culto de adoración que se debe al sacramento de la Eucaristía no solamente durante la misa, sino también fuera de su celebración: conservando con el mayor cuidado las hostias consagradas, presentándolas a los fieles para que las veneren con solemnidad, llevándolas en procesión" (MF 56).


Dices que harás de un modo u otro lo que haga la mayoría de la gente... Perdona por el atrevimiento, pero, ¿y si la mayoría de la gente de esta sociedad se precipita al abismo del Infierno, tú harías lo mismo, sólo porque "lo hace la mayoría de la gente"?


SAN AGUSTÍN, + 430

"... Pero que nadie se alimenta de esta carne, antes de haberla ado­rado. (...) Pecamos si no la adoramos."


SANTO TOMÁS DE AQUINO, + 1274

Remarcó que el Más Sagrado solamente podía ser tocado por manos consagradas, excepto en el caso de "emergencias".

(JESÚS A...) SANTA BRÍGIDA DE SUECIA, + 1373

"Mira, hija mía, les obsequio cinco cosas a mis sacerdotes (...), y en quinto lugar el privilegio de tocar con sus manos mi Carne Sagrada."

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adoro te devote
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MensajePublicado: Dom Jul 13, 2008 12:42 am    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

DEO GRATIAS! SEMPER DEO GRATIAS!
viva el Papa!!!

al fin lo que es sagrado se recupera en el seno de la muy santisima madre, nuestra otrodoxa Iglesia Catolica Apostolica de Roma!!!

ALELUYA!
INSTAURARE SACRA!
DEUS VULT!

pax et bonum...
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DEUS VULT, SI VIS PACEM PARA BELLUM.


PUEBLO DE REYES, ASAMBLEA SANTA, PUEBLO SACERDOTAL, BENDICE A TU SEÑOR.
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Francisco de Santoyo
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MensajePublicado: Lun Jul 14, 2008 10:16 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

¿incomodo arrodillarse ante la Hostia Consagrada antes de comulgar?

Cuantas almas se salvarian si supiesemos escuchar bien el mensaje de Fatima, lo que alli dijo la Virgen a los pastorcillos.

El que quiera entender, que entienda.
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Haz de mí Señor un instrumento de tu paz
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Berriotxoa
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MensajePublicado: Lun Jul 14, 2008 10:27 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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Hasta donde yo tengo entendido esto sólo se refiere a las eucaristias en las que participe el Santo Padre, en las demás las cosas seguirían como hasta ahora,

Fuente: Zenit

Cita:
El Papa seguirá distribuyendo la comunión de rodillas y en la boca


Explica el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias




CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 26 junio 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI distribuirá habitualmente la comunión a los fieles de rodillas y en la boca, ha anunciado el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias.

En una entrevista concedida a la edición italiana del 26 de junio de "L'Osservatore Romano", monseñor Guido Marini responde a quien se pregunta si el Papa mantendrá esta práctica que pudo verse en su último viaje a Italia, a las localidades de Santa María de Leuca y Brindisi.

"Creo realmente que sí --considera--. En este sentido, no hay que olvidar que la distribución de la comunión en la mano sigue siendo todavía, desde el punto de vista jurídico, un indulto a la ley universal, concedido por la Santa Sede a las conferencias episcopales que lo hayan pedido".

"La modalidad adoptada por Benedicto XVI tiende a subrayar la vigencia de la norma válida para toda la Iglesia", aclara.

Esta modalidad de distribución del sacramento, dice, "sin quitar nada a la otra, subraya mejor la verdad de la presencia real en la Eucaristía, ayuda a la devoción de los fieles, introduce con más facilidad en el sentido del misterio. Aspecto que en nuestro tiempo, pastoralmente hablando, es urgente subrayar y recuperar", aclara.

A quien acusa a Benedicto XVI de querer imponer modelos preconciliares, el maestro de las celebraciones litúrgicas explica que "términos como 'preconciliar' y 'postconciliar' me parece que pertenecen a un lenguaje que ya ha sido superado y, si se utilizan con el objetivo de indicar una discontinuidad en el camino de la Iglesia, considero que son equivocados y típicos de visiones ideológicas muy reductivas".

"Hay 'cosas antiguas y cosas nuevas' que pertenecen al tesoro de la Iglesia de siempre y como tales deben ser consideradas. Quien es sabio sabe encontrar en su tesoro tanto unas como otras, sin tener otros criterios que no sean evangélicos y eclesiales".

"No todo lo que es nuevo es verdadero, como tampoco lo es todo lo antiguo. La verdad atraviesa lo antiguo y lo nuevo y a ella debemos tender sin prejuicios".

"La Iglesia vive según esa ley de la continuidad, en virtud de la cual, conoce un desarrollo arraigado en la tradición. Lo importante es que todo esté orientado a una celebración litúrgica que sea verdaderamente la celebración del misterio sagrado, del Señor crucificado y resucitado, que se hace presente en su Iglesia, reactualizando el misterio de la salvación y llamándonos, según la lógica de una auténtica y activa participación, a compartir hasta sus últimas consecuencias su misma vida, que es vida de don de amor al Padre y a los hermanos, vida de santidad".

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Anastasia
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MensajePublicado: Lun Jul 14, 2008 10:51 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

Segun entiendo, un fiel que quiera recibir la Sagrada Comunion de rodillas puede hacerlo, siempre y cuando los sacerdotes de su parroquia esten de acuerdo.

En mi parroquia muchos fieles lo hacen asi, y tanto el sacerdote como los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunion no tienen problema en darle la Sagrada Eucaristia.

En muchas otras parroquias, sin embargo, a veces los sacerdotes piden que la gente no lo haga asi, para evitar "demoras".
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Berriotxoa
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MensajePublicado: Lun Jul 14, 2008 10:54 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

Perfecta acotación, según en que parroquías se puede hacer de una manera o de otra. Lo único que quería yo dejar claro es que la obligatoriedad solamente se da en la Eucaristias que celebre el Santo Padre y tengo la sensación que también solamente las que él reparta, pero eso solamente es una sensación, no tengo confirmación de ningún tipo.


Que Dios os Bendiga a todos.
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Leandro del Santo Rosario
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Registrado: 24 Mar 2006
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Ubicación: Buenos Aires, Argentina.

MensajePublicado: Lun Jul 14, 2008 10:58 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

Querida hermana Anastasia: Eso es un abuso de parte de los sacerdotes. Dice la instrucción Redemptionis Sacramentum:
Cita:
(N. 91) Así pues, no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, sólo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie.

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccdds/documents/rc_con_ccdds_doc_20040423_redemptionis-sacramentum_sp.html


A mí me ha sucedido en una ocasión que un sacerdote me negó la comunión por querer recibirla de rodillas. Me puse de pie, y comulgué de esa manera, pero después de la celebración le expliqué acerca de este documento que prohibe lo que él me hizo. También me ha sucedido con una mujer que era ministro extraordinario de la Sagrada Comunión, que me dijo 'Recibí a Jesús de pie', pero aún así ella me dio la comunión estando de rodillas. Lamentablemente no todos están formados como debe ser, incluso sacerdotes no conocen los documentos de la Iglesia al respecto.
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Anastasia
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Registrado: 02 Mar 2007
Mensajes: 1553

MensajePublicado: Lun Jul 14, 2008 11:40 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

Querido Leandro:

Si, lamentablemente es un abuso, y se da muchisimo por aqui, al punto que conozco gente que empezo a venir a mi parroquia simplemente por este tema. (que en realidad, es la punta del iceberg, porque normalmente donde hay un abuso, hay muchos, ya que estas cosas tienden a multiplicarse exponencialmente... Crying or Very sad )

Imaginate que hay incluso parroquias aqui que no "permiten" la comunion en la boca... ni entrenan a los ministros extraordinarios para hacerlo...

Es bueno que sepamos bien que es lo que la Iglesia permite o no, para poder ser agentes de cambio.
_________________
Anastasia

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altxor
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Registrado: 19 Ene 2007
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MensajePublicado: Mar Jul 15, 2008 6:36 am    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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Pues mira, madrileña, yo en misa suelo hacer lo que hace la mayoría de la gente, es lo que pasa.
Evidentemente en misa se hace lo que dice la Santa Madre Iglesia y como me da igual una cosa u otra, pues tan felices y contentos.

Y sí, santoyano, comulgar de rodillas es incómodo, al menos para mí. Yo no sé levantarme sin apoyarme en algo, y no hay reclinatorios.
Y si yo no sé, calcula a las abuelitas que son la mayoría dentro de la parroquia.

El asunto de arrodillarse, pues es mi mejor manera de concentrarme. Tanto en misa como en cualquier sitio.

Siempre he pensado que la gente sana, son una banda de vagos. Y por eso no se arrodillan.

Pero eso es la verdad, pecado mío, pueso que estoy malpensando de la gente. Y como no les he preguntado por qué no se arrodillan, pues no puedo decir con seguridad porqué no lo hacen.

Mi vida religiosa viene dirigida por la Santa Madre Iglesia. Y como la Santa Madre Iglesia da una cierta libertad pues a ella me agarro.
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M.carmen. www.mcarmenfaura.blogspot.com
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AQUITANO
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Mensajes: 747
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MensajePublicado: Sab Jul 19, 2008 11:04 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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En este tema, debemos entender que a través de los signos y los gestos tambien se vive la misa. La posición de rodillas es una posición sacrificial, mientras que la de pie es la posición del resucitado. Es este el motivo por el que la lectura del NT se realiza de pie. Los gestos ayudan si se conocen los significados, lo mismo que sucede con los signos.
Es importante que estudiemos en profundidad el porque de cada vivencia de la Misa, pues nos ayuda a una participación plena. El santiguarse, la genuflexión, el estar de roillas, de pie, el saludo de la paz, como ingresamos y como salimos, son todos elementos que están normados en nuestra Iglesia. Sugiero leer manuales de liturgia donde están debidamente explicados.
Un abrazo en Cristo y María
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AQUITANO
Constante


Registrado: 20 Feb 2008
Mensajes: 747
Ubicación: Rep. Argentina

MensajePublicado: Dom Jul 20, 2008 11:19 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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Me gustaría compartir con mis hermanos el documento que nos instruye sobre toda la misa, que incluye lo normado en posturas y gestos.
Mis disculpas por ofrecerlo entero, pero hay muchos aspectos que pueden no haber sido entendidos o no se tuvo suficiente información, por lo que decidí no fragmentarlo para no perjudicar la integridad del documento


INSTRUCCIÓN GENERAL
DEL MISAL ROMANO



ÍNDICE

PROEMIO

Testimonio de fe inalterada (2 - 5)
Manifestación de una tradición ininterrumpida (6 - 9)
Acomodación al nuevo estado de cosas (10 - 15)

CAP. I
IMPORTANCIA Y DIGNIDAD DE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA (16 - 26)

CAP. II
ACERCA DE LA ESTRUCTURA DE LA MISA, SUS ELEMENTOS Y SUS PARTES

I - La estructura general de la Misa (27 - 2Cool

II - Diversos elementos de la Misa (29 - 45)

- La lectura de la Palabra de Dios y su explicación
- Las oraciones y otras partes que corresponden al sacerdote
- Otras fórmulas que ocurren en la celebración
- Las maneras de pronunciar los diversos textos
- Importancia del canto
- Gestos y posturas corporales
- El silencio

III - Cada una de las partes de la Misa (46 - 90)

A) Ritos iniciales (46 - 54)
- Entrada
- Saludo al altar y al pueblo congregado
- Acto penitencial
- Señor, ten piedad
- Gloria a Dios en el cielo
- Colecta

B) Liturgia de la Palabra (55 - 71)
- Silencio
- Lecturas bíblicas
- Salmo responsorial
- Aclamación antes de la lectura del Evangelio
- Homilía
- Profesión de fe
- Oración universal

C) Liturgia eucarística (72 - 89)
- Preparación de los dones
- Oración sobre las ofrendas
- Plegaria Eucarística
- Rito de la comunión
- Oración del Señor
- Rito de la paz
- Fracción del Pan
- Comunión

D) Rito de conclusión (90)

CAP. III
OFICIOS Y MINISTERIOS EN LA CELEBRACIÓN DE LA MISA

I - Oficios del orden sagrado (92 - 94)

II - Ministerios del pueblo de Dios (95 - 97)

III - Ministerios peculiares (98 - 107)
- Ministerio del acólito y del lector instituidos
- Los demás ministerios

IV – Distribución de los ministerios y preparación de la celebración (108-111)

CAP. IV
DIVERSAS FORMAS DE CELEBRAR LA MISA

I - Misa con el pueblo (115 - 198)
Lo que debe prepararse (117 - 119)

A) Misa sin diácono (120-170)
- Ritos iniciales
- Liturgia de la palabra
- Liturgia Eucarística
- Rito de conclusión

B) Misa con diácono (171 - 186)
- Ritos iniciales
- Liturgia de la palabra
- Liturgia Eucarística
- Rito de conclusión

C) Ministerios del acólito (187 - 193)
- Ritos iniciales
- Liturgia Eucarística

D) Ministerios del lector (194 - 198)
- Ritos iniciales
- Liturgia de la palabra

II - La Misa concelebrada (199 - 251)
- Ritos iniciales
- Liturgia de la Palabra
- Liturgia Eucarística
- Modo de proclamar la Plegaria Eucarística

Plegaria Eucarística I o Canon Romano

Plegaria Eucarística II

Plegaria Eucarística III

Plegaria Eucarística IV

- Rito de la comunión
- Rito de conclusión

III - Misa en la que sólo participa un ministro (252 - 272)
- Ritos iniciales
- Liturgia de la palabra
- Liturgia Eucarística
- Rito de conclusión

IV - Algunas normas más generales para todas las formas de Misa (273 - 287)
- Veneración del altar y del Evangeliario
- Genuflexión e inclinación
- Incensación
- Las purificaciones
- Comunión bajo las dos especies

CAP. V
DISPOSICIÓN Y ORNATO DE LAS IGLESIAS PARA LA CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA

I - Principios generales (288 - 294)

II - Arreglo del presbiterio para la asamblea (synaxis) sagrada (295 – 310)
- El altar y su ornato
- El ambón
- Sede para el sacerdote celebrante y otras sillas

III - Disposición de la iglesia (311 – 318)
- Lugar de los fieles
- Lugar de los cantores y de los instrumentos musicales
- Lugar de la reserva de la santísima Eucaristía
- Las imágenes sagradas

CAP. VI
COSAS QUE SE NECESITAN PARA LA CELEBRACIÓN DE LA MISA
I - El pan y el vino para la celebración de la Eucaristía (319 - 324)

II - Los utensilios sagrados en general (325 - 326)

III - Los vasos sagrados (327 - 334)

IV - Vestiduras sagradas (335 - 347)

V - Otros objetos destinados al uso de la iglesia (348 - 351)

CAP. VII
ELECCIÓN DE LA MISA Y DE SUS PARTES
I - Elección de la Misa (353-355)

II - Partes elegibles de la Misa (356-367)
- Las lecturas
- Las oraciones
- Plegaria Eucarística
- El canto

CAP. VIII
MISAS Y ORACIONES POR DIVERSAS NECESIDADES Y MISAS DE DIFUNTOS

I - Misas y oraciones por diversas necesidades (368 - 378)

II - Misas de difuntos (379-385)

CAP. IX
ADAPTACIONES QUE CORRESPONDEN A LOS OBISPOS
Y A LAS CONFERENCIAS DE LOS OBISPOS (386-399)

Notas


--------------------------------------------------------------------------------

PROEMIO

1. Cuando iba a celebrar con sus discípulos la Cena pascual, en la cual instituyó el sacrificio de su Cuerpo y de su Sangre, Cristo el Señor, mandó preparar una sala grande, ya dispuesta (Lc 22, 12). La Iglesia ha considerado siempre que a ella le corresponde el mandato de establecer las normas relativas a la disposición de las personas, de los lugares, de los ritos y de los textos para la celebración de la Eucaristía. Tanto las normas actuales, que han sido promulgadas con base en la autoridad del Concilio Ecuménico Vaticano II, como el nuevo Misal que la Iglesia de rito Romano en adelante empleará para la celebración de la Misa, constituyen un argumento más acerca de la solicitud de la Iglesia, de su fe y de su amor inalterable para con el sublime misterio eucarístico, y testifican su tradición continua e ininterrumpida, aunque se hagan algunas innovaciones.

Testimonio de fe inalterada

2. La naturaleza sacrificial de la Misa afirmada solemnemente por el Concilio Tridentino[1], en armonía con la tradición universal de la Iglesia, ha sido expresada nuevamente por el Concilio Vaticano II, al pronunciar estas significativas palabras acerca de la Misa: «Nuestro Salvador, en la Última Cena, instituyó el sacrificio eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su retorno, el sacrificio de la cruz y a confiar así a su Esposa, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección».[2]

Lo que así fue enseñado por el Concilio está sobriamente expresado por fórmulas de la Misa. Así lo pone ya de relieve la expresión del Sacramentario llamado Leoniano: «cuantas veces se celebra el memorial de este sacrificio se realiza la obra de nuestra redención».[3] Esto se encuentra acertada y cuidadosamente expresado en las Plegarias Eucarísticas; pues en éstas el sacerdote, al hacer la anámnesis, se dirige a Dios en nombre también de todo el pueblo, le da gracias y le ofrece el sacrificio vivo y santo, es decir, la ofrenda de la Iglesia y la víctima por cuya inmolación el mismo Dios quiso devolvernos su amistad[4]; y ora para que el Cuerpo y la Sangre de Cristo sean sacrificio agradable al Padre y salvación para todo el mundo.[5]

De este modo, en el nuevo Misal, la norma de la oración (lex orandi) de la Iglesia responde a la norma perenne de la fe (lex credendi), por la cual, somos amonestados, a saber, que el sacrificio, excepto por la forma distinta como se ofrece, es uno e igual en cuanto sacrificio de la cruz y en cuanto a su renovación sacramental en la Misa. Y es el mismo sacrificio que Cristo, el Señor, instituyó en la última cena y que mandó celebrar a los apóstoles en conmemoración suya, por lo cual la Misa es al mismo tiempo sacrificio de alabanza, de acción de gracias, propiciatorio y satisfactorio.

3. También el admirable misterio de la presencia real del Señor bajo las especies eucarísticas, confirmado por el Concilio Vaticano II[6] y por otros documentos del Magisterio de la Iglesia[7], en el mismo sentido y con la misma autoridad con los cuales el Concilio de Trento lo había declarado materia de fe,[8] es manifestado en la celebración de la Misa, no sólo por las palabras de la consagración, por las cuales, Cristo, por la transubstanciación, se hace presente, sino también por la disposición de ánimo y la manifestación de suma reverencia y adoración que tienen lugar en la Liturgia Eucarística. Por esta misma razón se exhorta al pueblo cristiano a que el Jueves Santo en la Cena del Señor y en la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y de la Santísima Sangre de Cristo, honre con peculiar culto de adoración este admirable Sacramento.

4. En verdad, la naturaleza del sacerdocio ministerial propia del obispo y del presbítero, quienes en la persona de Cristo ofrecen el sacrificio y presiden la asamblea del pueblo santo, resplandece en la forma del mismo rito, por la preeminencia del lugar reservado y por el ministerio mismo del sacerdote. Más aún, el contenido de este ministerio está expresado y es explicado clara y ampliamente por la acción de gracias de la Misa Crismal del Jueves santo, día en que se conmemora la institución del sacerdocio. En ese prefacio se explica la transmisión de la potestad sacerdotal llevada a cabo por la imposición de las manos; y se menciona la misma potestad, refiriéndola a los ministerios ordenados, como continuación de la potestad de Cristo, Sumo Pontífice del Nuevo Testamento.

5. Pero, en la naturaleza del sacerdocio ministerial se manifiesta otra realidad de gran importancia, a saber, el sacerdocio real de los fieles, cuyo sacrificio espiritual es consumado por el ministerio del Obispo y de los presbíteros en unión con el sacrificio de Cristo, único Mediador.[9] En efecto, la celebración de la Eucaristía es acción de la Iglesia universal; y en ella cada uno hará todo y sólo lo que le pertenece conforme al grado que tiene en el pueblo de Dios. De aquí la necesidad de prestar particular atención a determinados aspectos de la celebración, a los cuales, algunas veces, en el decurso de los siglos se prestó menos cuidado. Porque este pueblo es el pueblo de Dios, adquirido por la Sangre de Cristo, congregado por el Señor, alimentado con su Palabra; pueblo llamado a elevar a Dios las peticiones de toda la familia humana; pueblo que, en Cristo, da gracias por el misterio de la salvación ofreciendo su sacrificio; pueblo, por último, que por la Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo se consolida en la unidad. Este pueblo, aunque es santo por su origen, sin embargo, crece continuamente en santidad por su participación consciente, activa y fructuosa en el misterio eucarístico.[10]

Manifestación de una tradición ininterrumpida

6. Al dar a conocer las normas que deben seguirse en la revisión del Ordinario de la Misa, el Concilio Vaticano II mandó, entre otras cosas, que algunos ritos “fueran restablecidos de acuerdo con la primitiva norma de los Santos Padres”,[11] usando, a saber, las mismas palabras que san Pío V escribió en la Constitución Apostólica “Quo primum”, con la cual fue promulgado, en 1570, el Misal Tridentino. Ciertamente, por esta misma conformidad de las palabras, se puede señalar por qué razón ambos Misales romanos, aunque entre ellos medie una distancia de cuatro siglos, recogen una misma e idéntica tradición. Pero si se examinan los elementos internos de esta tradición, se entiende cuán acertada y felizmente el primero es completado por el segundo.

7. En los momentos difíciles, en los que ciertamente se ponía en crisis la fe católica acerca de la naturaleza sacrificial de la Misa, acerca del sacerdocio ministerial y de la presencia real y permanente de Cristo bajo las especies eucarísticas, San Pío V se vio obligado ante todo a salvaguardar la tradición más reciente, atacada sin verdadera razón y, por este motivo, sólo se introdujeron cambios mínimos en el rito sagrado. Ciertamente, el Misal del año 1570 se diferencia apenas muy poco del primero de todos, Misal que apareció impreso en 1474, el cual, a su vez, reproduce fielmente el Misal de la época de Inocencio III. Se dio el caso, además, que los Códices de la Biblioteca Vaticana sirvieron para corregir algunas expresiones, pero esta investigación de “antiguos y probados autores” se redujo a los comentarios litúrgicos de la Edad Media.

8. Hoy, en cambio, aquella “norma de los Santos Padres”, que seguían los correctores del Misal de San Pío V, fue enriquecida con innumerables escritos de eruditos. Al Sacramentario Gregoriano, editado por primera vez en 1571, siguieron los antiguos sacramentarios romanos y ambrosianos, repetidas veces editados con sentido crítico, así como los antiguos libros litúrgicos de España y de las Galias, que han aportado muchísimas oraciones de gran belleza espiritual, ignoradas anteriormente.

Hoy, tras el hallazgo de tantos documentos litúrgicos, se conocen mejor las tradiciones de los primeros siglos, anteriores a la constitución de los Ritos de Oriente y de Occidente.

Además, con el progreso de los estudios de los Santos Padres, la teología del misterio eucarístico ha recibido nueva luz por la doctrina de los más eminentes Padres de la antigüedad cristiana como San Ireneo, San Ambrosio, San Cirilo de Jerusalén, San Juan Crisóstomo.

9. Por eso, la “norma de los Santos Padres” pide, no sólo que se conserven aquellas cosas que nuestros inmediatos predecesores nos transmitieron, sino que también se abarque y se estudie profundamente todo el pasado de la Iglesia y todas las formas de expresión con las que la fe única se ha manifestado en contextos humanos y culturales tan diferentes entre sí, como pueden ser los correspondientes a las regiones semitas, griegas y latinas. Esta perspectiva más amplia, nos permite ver cómo el Espíritu Santo suscita en el pueblo de Dios una maravillosa fidelidad en la conservación inmutable del depósito de la fe, aunque haya tanta variedad de ritos y oraciones.

Acomodación al nuevo estado de cosas

10. El nuevo Misal, entonces, mientras testifica la ley de la oración de la Iglesia romana y protege el depósito de la fe transmitido por los últimos Concilios, supone a su vez, un paso importantísimo en la tradición litúrgica.

Pues cuando los Padres del Concilio Vaticano II reiteraron las aseveraciones dogmáticas del Concilio Tridentino, hablaron en una época muy distinta, y por esta razón pudieron aportar sugerencias y orientaciones pastorales totalmente imprevisibles hace cuatro siglos.

11. El Concilio Tridentino ya había reconocido el gran valor catequético contenido en la celebración de la Misa, pero no le fue posible deducir todas las consecuencias prácticas. De hecho, muchos solicitaban que se permitiera el uso de la lengua vernácula en la celebración del sacrificio eucarístico. Pero el Concilio, teniendo en cuenta las circunstancias que se daban en aquellos momentos, juzgó que era su deber inculcar nuevamente la doctrina tradicional de la Iglesia, según la cual el sacrificio eucarístico es, ante todo, acción de Cristo mismo, del cual, por tanto, no se ve afectada su eficacia propia por el modo como de él participan los fieles. En consecuencia, se expresó con estas palabras, a la vez firmes y moderadas: “Aunque la Misa contiene gran materia de instrucción para el pueblo fiel, sin embargo, no pareció conveniente a los Padres que, como norma general, se celebrara en lengua vernácula”.[12] Y declaró que debía ser condenado quien juzgara que “debe reprobarse el rito de la Iglesia romana por el que se pronuncia en voz baja la parte del Canon y las palabras de la consagración, o que la Misa deba ser celebrada sólo en lengua vulgar”[13]. Sin embargo, si por una parte prohibió el uso de la lengua vernácula en la Misa, por otra parte, mandaba que los pastores de almas lo suplieran con una conveniente catequesis: “para que las ovejas de Cristo no padezcan hambre... el santo Sínodo manda a los pastores y a cuantos tienen cura de almas que frecuentemente en la celebración de la Misa, por sí mismos, o por medio de otros, expliquen algo de lo que se lee en la Misa, y que, por lo demás, expliquen algún misterio de este santísimo sacrificio, principalmente en los domingos y en los días festivos”.[14]

12. Por eso, el Concilio Vaticano II, congregado para adaptar la Iglesia a las necesidades de su oficio apostólico en estos tiempos, miró profundamente, como lo hizo el Concilio de Trento, el carácter didascálico y pastoral de la sagrada Liturgia.[15] Y aunque ningún católico niega la legitimidad y eficacia del sagrado rito celebrado en latín, también pudo conceder que: “En no pocas ocasiones el empleo de la lengua y vernácula puede ser de gran utilidad para el pueblo”, y autorizó su uso.[16] El ardiente interés con que fue acogido en todas partes este decreto hizo que, bajo la dirección de los Obispos y de la misma Sede Apostólica, se permitiera el uso de la lengua vernácula en todas las celebraciones con participación del pueblo, con lo cual se entiende más plenamente el misterio que se celebra.

13. Sin embargo, aunque el uso de la lengua vernácula en la Sagrada Liturgia es un instrumento de suma importancia para expresar más abiertamente la catequesis del Misterio, contenida en la celebración, el Concilio Vaticano II advirtió también que debían ponerse en práctica algunas prescripciones del Tridentino no en todas partes acatadas, como la homilía los domingos y los días festivos,[17] y la posibilidad de intercalar moniciones dentro de los mismos ritos sagrados.[18]

Con mayor interés aún, el Concilio Vaticano II al recomendar especialmente que “la participación más perfecta es aquella por la cual los fieles, después de la Comunión del sacerdote, reciben el Cuerpo del Señor, consagrado en la misma Misa”[19] exhorta a llevar a la práctica otro deseo de los Padres del Tridentino, a saber, que para participar más plenamente en la Eucaristía, “no se contenten los fieles presentes con comulgar espiritualmente, sino que reciban sacramentalmente la comunión eucarística.”[20]

14. Movido por el mismo espíritu e interés pastoral, el Concilio Vaticano II pudo examinar, con una nueva consideración, lo establecido por el Tridentino acerca de la Comunión que se recibe bajo las dos especies. Puesto que hoy nadie pone en duda los principios doctrinales del valor pleno de la Comunión en la que se recibe la Eucaristía bajo la única especie del pan, permitió algunas veces la Comunión bajo las dos especies, cuando, de hecho, por la forma más clara del signo sacramental se ofrezca a los fieles una oportunidad especial para captar más profundamente el misterio en el que participan.[21]

15. De esta manera, la Iglesia, mientras permanece fiel a su misión de maestra de la verdad, custodiando “lo antiguo”, es decir, el depósito de la tradición, cumple también con su deber de examinar y emplear prudentemente “lo nuevo” (cfr. Mt 13,52).

Así, de manera más abierta, una parte del nuevo Misal, ordena las oraciones de la Iglesia a las necesidades de nuestro tiempo; tales son, principalmente, las Misas rituales y por diversas necesidades, en las que oportunamente se combinan lo tradicional y lo nuevo. Y así, mientras que algunas expresiones provenientes de la más antigua tradición de la Iglesia han permanecido intactas, como lo descubre el mismo Misal Romano, editado tantas veces, otras muchas han sido acomodadas a las actuales necesidades y circunstancias; otras, por el contrario, como las oraciones por la Iglesia, por los laicos, por la santificación del trabajo humano, por la comunidad de las naciones y por algunas necesidades propias de nuestro tiempo, han sido elaboradas íntegramente, tomando los pensamientos y muchas veces hasta las mismas expresiones de los recientes documentos conciliares.

Al usar textos de tan antiquísima tradición, valorando la nueva situación del mundo actual, pareció que no se hacía agravio a tan venerable tesoro si se cambiaban ciertas expresiones, con el fin de adaptarlas convenientemente al lenguaje teológico de nuestro tiempo y para que respondieran de verdad a la condición presente de la disciplina de la Iglesia. De aquí que algunas expresiones relativas al juicio y al uso de los bienes terrenos, fueron modificadas, y también algunas otras que se refieren a formas externas de penitencia, propias de la Iglesia de otras épocas.

Es así, entonces, como las normas litúrgicas del Concilio de Trento han sido razonablemente completadas y perfeccionadas en varias partes por las normas del Vaticano II, que llevó a término los esfuerzos por acercar más a los fieles a la Liturgia, esfuerzos realizados durante cuatro siglos, y especialmente en los últimos tiempos, debido principalmente al interés que por la Liturgia suscitaron San Pío X y sus sucesores.

Capítulo I

IMPORTANCIA Y DIGNIDAD DE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA

16. La celebración de la Misa, como acción de Cristo y del pueblo de Dios ordenado jerárquicamente, es el centro de toda la vida cristiana para la Iglesia, tanto universal, como local, y para cada uno de los fieles.[22] Pues en ella se tiene la cumbre, tanto de la acción por la cual Dios, en Cristo, santifica al mundo, como la del culto que los hombres tributan al Padre, adorándolo por medio de Cristo, Hijo de Dios, en el Espíritu Santo.[23] Además, en ella se renuevan en el transcurso del año los misterios de la redención, para que en cierto modo se nos hagan presentes.[24] Las demás acciones sagradas y todas las obras de la vida cristiana están vinculadas con ella, de ella fluyen y a ella se ordenan.[25]

17. Por esto, es de suma importancia que la celebración de la Misa, o Cena del Señor, se ordene de tal modo que los ministros y los fieles, que participan en ella según su condición, obtengan de ella con más plenitud los frutos,[26] para conseguir los cuales Cristo nuestro Señor instituyó el sacrificio eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre como memorial de su pasión y resurrección y lo confió a la Iglesia, su amada Esposa.[27]

18. Esto se podrá conseguir apropiadamente si, atendiendo a la naturaleza y a las circunstancias de cada asamblea litúrgica, toda la celebración se dispone de modo que lleve a la consciente, activa y plena participación de los fieles, es decir, de cuerpo y alma, ferviente en la fe, la esperanza y la caridad, que es la que la Iglesia desea ardientemente, la que exige la misma naturaleza de la celebración, y a la que el pueblo cristiano tiene el derecho y que constituye su deber, en virtud del Bautismo.[28]

19. Aunque en algunas ocasiones no se puede tener la presencia y la participación activa de los fieles, las cuales manifiestan más claramente la naturaleza eclesial de la acción sagrada,[29] la celebración eucarística siempre está dotada de su eficacia y dignidad, ya que es un acto de Cristo y de la Iglesia, en el cual el sacerdote lleva a cabo su principal ministerio y obra siempre por la salvación del pueblo.

A él, pues, se le recomienda que, en cuanto pueda, celebre cotidianamente el sacrificio eucarístico.[30]

20. Puesto que la celebración de la Eucaristía, como toda la Liturgia, se realiza por medio de signos sensibles, por los cuales se alimenta, se robustece y se expresa la fe,[31] procúrese al máximo seleccionar y ordenar aquellas formas y elementos propuestos por la Iglesia que, teniendo en cuenta las circunstancias de personas y lugares, favorezcan mejor la participación activa y plena, y respondan más idóneamente al aprovechamiento espiritual de los fieles.

21. Así, pues, esta Instrucción se propone dar, tanto los lineamientos generales con los cuales se ordene idóneamente la celebración de la Eucaristía, como exponer las normas para la disposición de cada forma de celebración.[32]

22. Es de suma importancia la celebración de la Eucaristía en la Iglesia particular.

Efectivamente, el Obispo diocesano es el primer dispensador de los misterios de Dios en la Iglesia particular a él encomendada, es el moderador, el promotor y el custodio de la vida litúrgica.[33] En las celebraciones que se realizan, presididas por él, pero principalmente en la celebración eucarística celebrada por él mismo y con la participación del presbiterio, de los diáconos y del pueblo, se manifiesta el misterio de la Iglesia. Por esto mismo, la celebración de las Misas solemnes debe ser ejemplo para toda la diócesis.

Y así, él debe empeñarse en que los presbíteros, los diáconos y los fieles laicos comprendan siempre más profundamente el genuino sentido de los ritos y de los textos litúrgicos y, de esta manera, alcancen una activa y fructuosa celebración de la Eucaristía. Para el mismo fin vigile celosamente que sea cada vez mayor la dignidad de dichas celebraciones, para lo cual servirá muchísimo que promueva la belleza del lugar sagrado, de la música y del arte.

23. Además, para que la celebración responda más plenamente a las prescripciones y al espíritu de la Sagrada Liturgia y para que crezca su eficacia pastoral, en esta Instrucción General y en el Ordinario de la Misa, se proponen algunas acomodaciones y adaptaciones.

24. Estas adaptaciones, que consisten solamente en la elección de algunos ritos o textos, es decir, de cantos, lecturas, oraciones, moniciones y gestos, para que respondan mejor a las necesidades, a la preparación y a la índole de los participantes, se encomiendan a cada sacerdote celebrante. Sin embargo, recuerde el sacerdote que él es servidor de la Sagrada Liturgia y que a él no le está permitido agregar, quitar o cambiar algo por su propia iniciativa[34] en la celebración de la Misa.

25. Además, en el Misal, en su sitio, se indican algunas adaptaciones que, según la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, corresponden o al Obispo diocesano o a la Conferencia de los Obispos[35] (cfr. más adelante núms. 387; 388-393).

26. Sin embargo, por cuanto se refiera a cambios y a adaptaciones más profundas que tengan que ver con tradiciones y con la índole de pueblos y regiones que, según el espíritu del artículo 40 de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, deban introducirse por utilidad o por necesidad, obsérvese lo que se expone en la Instrucción “La Liturgia Romana y la inculturación”[36] y más adelante (núms. 395-399).

Capítulo II

ACERCA DE LA ESTRUCTURA DE LA MISA,
SUS ELEMENTOS Y SUS PARTES

I. LA ESTRUCTURA GENERAL DE LA MISA

27. En la Misa, o Cena del Señor, el pueblo de Dios es convocado y reunido, bajo la presidencia del sacerdote, quien obra en la persona de Cristo (in persona Christi) para celebrar el memorial del Señor o sacrificio eucarístico.[37] De manera que para esta reunión local de la santa Iglesia vale eminentemente la promesa de Cristo: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20). Pues en la celebración de la Misa, en la cual se perpetúa el sacrificio de la cruz,[38] Cristo está realmente presente en la misma asamblea congregada en su nombre, en la persona del ministro, en su palabra y, más aún, de manera sustancial y permanente en las especies eucarísticas.[39]

28. La Misa consta, en cierto modo, de dos partes, a saber, la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística, las cuales están tan estrechamente unidas entre sí, que constituyen un solo acto de culto.[40] En efecto, en la Misa se prepara la mesa, tanto de la Palabra de Dios, como del Cuerpo de Cristo, de la cual los fieles son instruidos y alimentados.[41] Consta además de algunos ritos que inician y concluyen la celebración.

II. DIVERSOS ELEMENTOS DE LA MISA

La lectura de la Palabra de Dios y su explicación

29. Cuando se leen las sagradas Escrituras en la Iglesia, Dios mismo habla a su pueblo, y Cristo, presente en su palabra, anuncia el Evangelio.

Por eso las lecturas de la Palabra de Dios, que proporcionan a la Liturgia un elemento de máxima importancia, deben ser escuchadas por todos con veneración. Aunque la palabra divina en las lecturas de la sagrada Escritura se dirija a todos los hombres de todos los tiempos y sea inteligible para ellos, sin embargo, su más plena inteligencia y eficacia se favorece con una explicación viva, es decir, con la homilía, que viene así a ser parte de la acción litúrgica.[42]

Las oraciones y otras partes que corresponden al sacerdote

30. Entre las cosas que se asignan al sacerdote, ocupa el primer lugar la Plegaria Eucarística, que es la cumbre de toda la celebración. Vienen en seguida las oraciones, es decir, la colecta, la oración sobre las ofrendas y la oración después de la Comunión. El sacerdote que preside la asamblea en representación de Cristo, dirige estas oraciones a Dios en nombre de todo el pueblo santo y de todos los circunstantes.[43] Con razón, pues, se denominan «oraciones presidenciales».

31. También corresponde al sacerdote que ejerce el ministerio de presidente de la asamblea congregada, hacer algunas moniciones previstas en el mismo rito. Donde las rúbricas lo determinan, está permitido al celebrante adaptarlas hasta cierto grado para que respondan a la capacidad de los participantes; procure, sin embargo, el sacerdote conservar siempre el sentido de las moniciones que se proponen en el Misal y expresarlo en pocas palabras. Al sacerdote que preside le compete también moderar la Palabra de Dios y dar la bendición final. A él, además, le está permitido introducir a los fieles, con brevísimas palabras, a la Misa del día, después del saludo inicial y antes del rito penitencial; a la Liturgia de la Palabra, antes de las lecturas; a la Plegaria Eucarística, antes del Prefacio, pero nunca dentro de la misma Plegaria; e igualmente, dar por concluida toda la acción sagrada, antes de la despedida.

32. La naturaleza de las partes “presidenciales” exige que se pronuncien con voz clara y alta, y que todos las escuchen con atención.[44] Por consiguiente, mientras el sacerdote las dice, no se tengan cantos ni oraciones y callen el órgano y otros instrumentos musicales.

33. Y en efecto, como presidente, el sacerdote pronuncia las oraciones en nombre de la Iglesia y de la comunidad congregada, mientras que algunas veces lo hace solamente en su nombre, para poder cumplir su ministerio con mayor atención y piedad. De tal manera que las oraciones que se proponen antes de la lectura del Evangelio, en la preparación de los dones, así como antes y después de la Comunión, se dicen en secreto

Otras fórmulas que ocurren en la celebración

34. Ya que por su naturaleza la celebración de la Misa tiene carácter “comunitario”[45], los diálogos entre el celebrante y los fieles congregados, así como las aclamaciones, tienen una gran importancia[46], puesto que no son sólo señales exteriores de una celebración común, sino que fomentan y realizan la comunión entre el sacerdote y el pueblo.

35. Las aclamaciones y las respuestas de los fieles a los saludos del sacerdote y a las oraciones constituyen el grado de participación activa que deben observar los fieles congregados en cualquier forma de Misa, para que se exprese claramente y se promueva como acción de toda la comunidad.[47]

36. Otras partes muy útiles para manifestar y favorecer la participación activa de los fieles, y que se encomiendan a toda la asamblea convocada, son principalmente el acto penitencial, la profesión de fe, la oración universal y la Oración del Señor.

37. Finalmente, de las otras fórmulas:

a) Algunas poseen por sí mismas el valor de rito o de acto, como el himno del Gloria, el salmo responsorial, el Aleluya, el verso antes del Evangelio, el Santo, la aclamación de la anámnesis, el canto después de la Comunión.

b) Otras, en cambio, como los cantos de entrada, al ofertorio, de la fracción (Cordero de Dios) y de la Comunión, simplemente acompañan algún rito.

Las maneras de pronunciar los diversos textos

38. En los textos que han de pronunciarse en voz alta y clara, sea por el sacerdote o por el diácono, o por el lector, o por todos, la voz debe responder a la índole del respectivo texto, según éste sea una lectura, oración, monición, aclamación o canto; como también a la forma de la celebración y de la solemnidad de la asamblea. Además, téngase en cuenta la índole de las diversas lenguas y la naturaleza de los pueblos.

En las rúbricas y en las normas que siguen, los verbos “decir” o “pronunciar”, deben entenderse, entonces, sea del canto, sea de la lectura en voz alta, observándose los principios arriba expuestos.

Importancia del canto

39. Amonesta el Apóstol a los fieles que se reúnen esperando unidos la venida de su Señor, que canten todos juntos salmos, himnos y cánticos inspirados (cfr. Col 3,16). Pues el canto es signo de la exultación del corazón (cfr. Hch 2, 46). De ahí que San Agustín dice con razón: “Cantar es propio del que ama”,[48] mientras que ya de tiempos muy antiguos viene el proverbio: “Quien canta bien, ora dos veces”.

40. Téngase, por consiguiente, en gran estima el uso del canto en la celebración de la Misa, atendiendo a la índole de cada pueblo y a las posibilidades de cada asamblea litúrgica. Aunque no sea siempre necesario, como por ejemplo en las Misas fériales, cantar todos los textos que de por sí se destinan a ser cantados, hay que cuidar absolutamente que no falte el canto de los ministros y del pueblo en las celebraciones que se llevan a cabo los domingos y fiestas de precepto.

Sin embargo, al determinar las partes que en efecto se van a cantar, prefiéranse aquellas que son más importantes, y en especial, aquellas en las cuales el pueblo responde al canto del sacerdote, del diácono o del lector, y aquellas en las que el sacerdote y el pueblo cantan al unísono.[49]

41. En igualdad de circunstancias, dése el primer lugar al canto gregoriano, ya que es propio de la Liturgia romana. De ninguna manera se excluyan otros géneros de música sacra, especialmente la polifonía, con tal que sean conformes con el espíritu de la acción litúrgica y favorezcan la participación de todos los fieles.[50]

Como cada día es más frecuente que se reúnan fieles de diversas naciones, conviene que esos mismos fieles sepan cantar juntos en lengua latina, por lo menos algunas partes del Ordinario de la Misa, especialmente el símbolo de la fe y la Oración del Señor, usando las melodías más fáciles.[51]

Gestos y posturas corporales

42. Los gestos y posturas corporales, tanto del sacerdote, del diácono y de los ministros, como del pueblo, deben tender a que toda la celebración resplandezca por el noble decoro y por la sencillez, a que se comprenda el significado verdadero y pleno de cada una se sus diversas partes y a que se favorezca la participación de todos.[52] Así, pues, se tendrá que prestar atención a aquellas cosas que se establecen por esta Instrucción general y por la praxis tradicional del Rito romano, y a aquellas que contribuyan al bien común espiritual del pueblo de Dios, más que al deseo o a las inclinaciones privadas.

La uniformidad de las posturas, que debe ser observada por todos participantes, es signo de la unidad de los miembros de la comunidad cristiana congregados para la sagrada Liturgia: expresa y promueve, en efecto, la intención y los sentimientos de los participantes.

43. Los fieles están de pie desde el principio del canto de entrada, o bien, desde cuando el sacerdote se dirige al altar, hasta la colecta inclusive; al canto del Aleluya antes del Evangelio; durante la proclamación del Evangelio; mientras se hacen la profesión de fe y la oración universal; además desde la invitación Oren, hermanos, antes de la oración sobre las ofrendas, hasta el final de la Misa, excepto lo que se dice más abajo.

En cambio, estarán sentados mientras se proclaman las lecturas antes del Evangelio y el salmo responsorial; durante la homilía y mientras se hace la preparación de los dones para el ofertorio; también, según las circunstancias, mientras se guarda el sagrado silencio después de la Comunión.

Por otra parte, estarán de rodillas, a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar, por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la consagración. Pero los que no se arrodillen para la consagración, que hagan inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración.

Sin embargo, pertenece a la Conferencia Episcopal adaptar los gestos y las posturas descritos en el Ordinario de la Misa a la índole y a las tradiciones razonables de los pueblos, según la norma del derecho.[53] Pero préstese atención a que respondan al sentido y la índole de cada una de las partes de la celebración. Donde existe la costumbre de que el pueblo permanezca de rodillas desde cuando termina la aclamación del “Santo” hasta el final de la Plegaria Eucarística y antes de la Comunión cuando el sacerdote dice “Éste es el Cordero de Dios”, es laudable que se conserve.

Para conseguir esta uniformidad en los gestos y en las posturas en una misma celebración, obedezcan los fieles a las moniciones que hagan el diácono o el ministro laico, o el sacerdote, de acuerdo con lo que se establece en el Misal.

44. Entre los gestos se cuentan también las acciones y las procesiones, con las que el sacerdote con el diácono y los ministros se acercan al altar; cuando el diácono, antes de la proclamación del Evangelio, lleva al ambón el Evangeliario o libro de los Evangelios; cuando los fieles llevan los dones y cuando se acercan a la Comunión. Conviene que tales acciones y procesiones se cumplan decorosamente, mientras se cantan los correspondientes cantos, según las normas establecidas para cada caso.

El silencio

45. Debe guardarse también, en el momento en que corresponde, como parte de la celebración, un sagrado silencio.[54] Sin embargo, su naturaleza depende del momento en que se observa en cada celebración. Pues en el acto penitencial y después de la invitación a orar, cada uno se recoge en sí mismo; pero terminada la lectura o la homilía, todos meditan brevemente lo que escucharon; y después de la Comunión, alaban a Dios en su corazón y oran.

Ya desde antes de la celebración misma, es laudable que se guarde silencio en la iglesia, en la sacristía, en el “secretarium” y en los lugares más cercanos para que todos se dispongan devota y debidamente para la acción sagrada.

III. CADA UNA DE LAS PARTES DE LA MISA

A) Ritos iniciales

46. Los ritos que preceden a la Liturgia de la Palabra, es decir, la entrada, el saludo, el acto penitencial, el Señor, ten piedad, el Gloria. y la colecta, tienen el carácter de exordio, de introducción y de preparación.

La finalidad de ellos es hacer que los fieles reunidos en la unidad construyan la comunión y se dispongan debidamente a escuchar la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía.

En algunas celebraciones, que se unen con la Misa, según la norma de los libros litúrgicos, se omiten los ritos iniciales o se realizan de modo especial.

Entrada

47. Estando el pueblo reunido, cuando avanza el sacerdote con el diácono y con los ministros, se da comienzo al canto de entrada. La finalidad de este canto es abrir la celebración, promover la unión de quienes se están congregados e introducir su espíritu en el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, así como acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.

48. Se canta, o alternándolo entre los cantores y el pueblo o, de igual manera, entre un cantor y el pueblo, o todo por el pueblo, o todo por los cantores. Se puede emplear, o bien la antífona con su salmo como se encuentra en el Graduale Romanum o en el Graduale simplex, o bien otro canto que convenga con la índole de la acción sagrada, del día o del tiempo litúrgico,[55] cuyo texto haya sido aprobado por la Conferencia de los Obispos.

Si no hay canto de entrada, los fieles o algunos de ellos o un lector, leerán la antífona propuesta en el Misal, o si no el mismo sacerdote, quien también puede adaptarla a manera de monición inicial (cfr. n. 31).

Saludo al altar y al pueblo congregado

49. Cuando llegan al presbiterio, el sacerdote, el diácono y los ministros saludan al altar con una inclinación profunda.

Sin embargo, como signo de veneración, el sacerdote y el diácono besan el altar; y el sacerdote, según las circunstancias, inciensa la cruz y el altar.

50. Concluido el canto de entrada, el sacerdote de pie, en la sede, se signa juntamente con toda la asamblea con la señal de la cruz; después, por medio del saludo, expresa a la comunidad reunida la presencia del Señor. Con este saludo y con la respuesta del pueblo se manifiesta el misterio de la Iglesia congregada.

Terminado el saludo del pueblo, el sacerdote, o el diácono o un ministro laico, puede introducir a los fieles en la Misa del día con brevísimas palabras.

Acto penitencial

51. Después el sacerdote invita al acto penitencial que, tras una breve pausa de silencio, se lleva a cabo por medio de la fórmula de la confesión general de toda la comunidad, y se concluye con la absolución del sacerdote que, no obstante, carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia.

El domingo, especialmente en el tiempo pascual, a veces puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria del Bautismo, en vez del acostumbrado acto penitencial.[56]

Señor, ten piedad

52. Después del acto penitencial, se tiene siempre el Señor, ten piedad, a no ser que quizás haya tenido lugar ya en el mismo acto penitencial. Por ser un canto con el que los fieles aclaman al Señor e imploran su misericordia, deben hacerlo ordinariamente todos, es decir, que tanto el pueblo como el coro o el cantor, toman parte en él.

Cada aclamación de ordinario se repite dos veces, pero no se excluyen más veces, teniendo en cuenta la índole de las diversas lenguas y también el arte musical o las circunstancias. Cuando el Señor, ten piedad se canta como parte del acto penitencial, se le antepone un “tropo” a cada una de las aclamaciones.

Gloria a Dios en el cielo

53. El Gloria es un himno antiquísimo y venerable con el que la Iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y glorifica y le suplica al Cordero. El texto de este himno no puede cambiarse por otro. Lo inicia el sacerdote o, según las circunstancias, el cantor o el coro, y en cambio, es cantado simultáneamente por todos, o por el pueblo alternando con los cantores, o por los mismos cantores. Si no se canta, lo dirán en voz alta todos simultáneamente, o en dos coros que se responden el uno al otro.

Se canta o se dice en voz alta los domingos fuera de los tiempos de Adviento y de Cuaresma, en las solemnidades y en las fiestas, y en algunas celebraciones peculiares más solemnes.

Colecta

54. En seguida, el sacerdote invita al pueblo a orar, y todos, juntamente con el sacerdote, guardan un momento de silencio para hacerse conscientes de que están en la presencia de Dios y puedan formular en su espíritu sus deseos. Entonces el sacerdote dice la oración que suele llamarse “colecta” y por la cual se expresa el carácter de la celebración. Por una antigua tradición de la Iglesia, la oración colecta ordinariamente se dirige a Dios Padre, por Cristo en el Espíritu Santo[57] y termina con la conclusión trinitaria, es decir, con la más larga, de este modo:

Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos.

El pueblo uniéndose a la súplica, con la aclamación Amén la hace suya la oración.

En la Misa se siempre se dice una sola colecta.

B) Liturgia de la palabra

55. La parte principal de la Liturgia de la Palabra la constituyen las lecturas tomadas de la Sagrada Escritura, junto con los cánticos que se intercalan entre ellas; y la homilía, la profesión de fe y la oración universal u oración de los fieles, la desarrollan y la concluyen. Pues en las lecturas, que la homilía explica, Dios habla a su pueblo,[58] le desvela los misterios de la redención y de la salvación, y le ofrece alimento espiritual; en fin, Cristo mismo, por su palabra, se hace presente en medio de los fieles.[59] El pueblo hace suya esta palabra divina por el silencio y por los cantos; se adhiere a ella por la profesión de fe; y nutrido por ella, expresa sus súplicas con la oración universal por las necesidades de toda la Iglesia y por la salvación de todo el mundo.

Silencio

56. La Liturgia de la Palabra se debe celebrar de tal manera que favorezca la meditación; por eso hay que evitar en todo caso cualquier forma de apresuramiento que impida el recogimiento. Además conviene que durante la misma haya breves momentos de silencio, acomodados a la asamblea reunida, gracias a los cuales, con la ayuda del Espíritu Santo, se saboree la Palabra de Dios en los corazones y, por la oración, se prepare la respuesta. Dichos momentos de silencio pueden observarse oportunamente, por ejemplo, antes de que se inicie la misma Liturgia de la Palabra, después de la primera lectura, de la segunda y, finalmente, una vez terminada la homilía.[60]

Lecturas bíblicas

57. Por las lecturas se prepara para los fieles la mesa de la Palabra de Dios y abren para ellos los tesoros de la Biblia.[61] Conviene, por lo tanto, que se conserve la disposición de las lecturas, que aclara la unidad de los dos Testamentos y de la historia de la salvación; y no es lícito que las lecturas y el salmo responsorial, que contienen la Palabra de Dios, sean cambiados por otros textos no bíblicos.[62]

58. En la celebración de la Misa con el pueblo, las lecturas se proclamarán siempre desde el ambón.

59. Según la tradición, el servicio de proclamar las lecturas no es presidencial, sino ministerial. Por consiguiente, que las lecturas sean proclamadas por un lector; en cambio, que el diácono, o estando éste ausente, otro sacerdote, anuncie el Evangelio. Sin embargo, si no está presente un diácono u otro sacerdote, corresponde al mismo sacerdote celebrante leer el Evangelio; y si no se encuentra presente otro lector idóneo, el sacerdote celebrante proclamará también las lecturas.

Después de cada lectura, el lector propone una aclamación, con cuya respuesta el pueblo congregado tributa honor a la Palabra de Dios recibida con fe y con ánimo agradecido.

60. La lectura del Evangelio constituye la cumbre de la Liturgia de la Palabra. La Liturgia misma enseña que debe tributársele suma veneración, cuando la distingue entre las otras lecturas con especial honor, sea por parte del ministro delegado para anunciarlo y por la bendición o la oración con que se prepara; sea por parte de los fieles, que con sus aclamaciones reconocen y profesan la presencia de Cristo que les habla, y escuchan de pie la lectura misma; sea por los mismos signos de veneración que se tributan al Evangeliario.

Salmo responsorial

61. Después de la primera lectura, sigue el salmo responsorial, que es parte integral de la Liturgia de la Palabra y en sí mismo tiene gran importancia litúrgica y pastoral, ya que favorece la meditación de la Palabra de Dios.

El salmo responsorial debe corresponder a cada una de las lecturas y se toma habitualmente del leccionario.

Conviene que el salmo responsorial sea cantado, al menos la respuesta que pertenece al pueblo. Así pues, el salmista o el cantor del salmo, desde el ambón o en otro sitio apropiado, proclama las estrofas del salmo, mientras que toda la asamblea permanece sentada, escucha y, más aún, de ordinario participa por medio de la respuesta, a menos que el salmo se proclame de modo directo, es decir, sin respuesta. Pero, para que el pueblo pueda unirse con mayor facilidad a la respuesta salmódica, se escogieron unos textos de respuesta y unos de los salmos, según los distintos tiempos del año o las diversas categorías de Santos, que pueden emplearse en vez del texto correspondiente a la lectura, siempre que el salmo sea cantado. Si el salmo no puede cantarse, se proclama de la manera más apta para facilitar la meditación de la Palabra de Dios.

En vez del salmo asignado en el leccionario, puede también cantarse el responsorio gradual tomado del Gradual Romano, o el salmo responsorial o aleluyático tomado del Gradual Simple, tal como se presentan en esos libros.

Aclamación antes de la lectura del Evangelio

62. Después de la lectura, que precede inmediatamente al Evangelio, se canta el Aleluya u otro canto determinado por las rúbricas, según lo pida el tiempo litúrgico. Esta aclamación constituye por sí misma un rito, o bien un acto, por el que la asamblea de los fieles acoge y saluda al Señor, quien le hablará en el Evangelio, y en la cual profesa su fe con el canto. Se canta estando todos de pie, iniciándolo los cantores o el cantor, y si fuere necesario, se repite, pero el versículo es cantado por los cantores o por un cantor.

a) El Aleluya se canta en todo tiempo, excepto durante la Cuaresma. Los versículos se toman del leccionario o del Gradual.

b) En tiempo de Cuaresma, en vez del Aleluya, se canta el versículo antes del Evangelio que aparece en el leccionario. También puede cantarse otro salmo u otra selección (tracto), según se encuentra en el Gradual.

63. Cuando hay solo una lectura antes del Evangelio:

a) En el tiempo en que debe decirse Aleluya, puede tomarse o el salmo aleluyático o el salmo y el Aleluya con su versículo.

b) En el tiempo en que no debe decirse Aleluya, puede tomarse o el salmo y el versículo antes del Evangelio, o solamente el salmo..

c) El Aleluya o el versículo antes del Evangelio, si no se canta, puede omitirse.

64. La Secuencia, que sólo es obligatoria los días de Pascua y de Pentecostés, se canta antes del Aleluya.

Homilía

65. La homilía es parte de la Liturgia y es muy recomendada,[63] pues es necesaria para alimentar la vida cristiana. Conviene que sea una explicación o de algún aspecto de las lecturas de la Sagrada Escritura, o de otro texto del Ordinario, o del Propio de la Misa del día, teniendo en cuenta, sea el misterio que se celebra, sean las necesidades particulares de los oyentes.[64]

66. La homilía la hará de ordinario el mismo sacerdote celebrante, o éste se la encomendará a un sacerdote concelebrante, o alguna vez, según las circunstancias, también a un diácono, pero nunca a un laico.[65] En casos especiales, y por justa causa, la homilía puede hacerla también el Obispo o el presbítero que esté presente en la celebración sin que pueda concelebrar.

Los domingos y las fiestas del precepto debe tenerse la homilía en todas las Misas que se celebran con asistencia del pueblo y no puede omitirse sin causa grave, por otra parte, se recomienda tenerla todos días especialmente en las ferias de Adviento, Cuaresma y durante el tiempo pascual, así como también en otras fiestas y ocasiones en que el pueblo acude numeroso a la Iglesia.[66]

Es conveniente que se guarde un breve espacio de silencio después de la homilía.

Profesión de fe

67. El Símbolo o Profesión de Fe, se orienta a que todo el pueblo reunido responda a la Palabra de Dios anunciada en las lecturas de la Sagrada Escritura y explicada por la homilía. Y para que sea proclamado como regla de fe, mediante una fórmula aprobada para el uso litúrgico, que recuerde, confiese y manifieste los grandes misterios de la fe, antes de comenzar su celebración en la Eucaristía.

68. El Símbolo debe ser cantado o recitado por el sacerdote con el pueblo los domingos y en las solemnidades; puede también decirse en celebraciones especiales más solemnes.

Si se canta, lo inicia el sacerdote, o según las circunstancias, el cantor o los cantores, pero será cantado o por todos juntamente, o por el pueblo alternando con los cantores.

Si no se canta, será recitado por todos en conjunto o en dos coros que se alternan.

Oración universal

69. En la oración universal, u oración de los fieles, el pueblo responde en cierto modo a la Palabra de Dios recibida en la fe y, ejercitando el oficio de su sacerdocio bautismal, ofrece súplicas a Dios por la salvación de todos. Conviene que esta oración se haga de ordinario en las Misas con participación del pueblo, de tal manera que se hagan súplicas por la santa Iglesia, por los gobernantes, por los que sufren diversas necesidades y por todos los hombres y por la salvación de todo el mundo.[67]

70. Las serie de intenciones de ordinario será:

a) Por las necesidades de la Iglesia.

b) Por los que gobiernan y por la salvación del mundo.

c) Por los que sufren por cualquier dificultad.

d) Por la comunidad local.

Sin embargo, en alguna celebración particular, como la Confirmación, el Matrimonio o las Exequias, el orden de las intenciones puede tener en cuenta más expresamente la ocasión particular.

71. Pertenece al sacerdote celebrante dirigir las preces desde la sede. Él mismo las introduce con una breve monición, en la que invita a los fieles a orar, y la termina con la oración. Las intenciones que se proponen deben ser sobrias, compuestas con sabia libertad y con pocas palabras y expresar la súplica de toda la comunidad.

Las propone el diácono, o un cantor, o un lector, o bien, uno de los fieles laicos desde el ambón o desde otro lugar conveniente.[68]

Por su parte, el pueblo, de pie, expresa su súplica, sea con una invocación común después de cada intención, sea orando en silencio.

C) Liturgia Eucarística

72. En la última Cena, Cristo instituyó el sacrificio y el banquete pascuales. Por estos misterios el sacrificio de la cruz se hace continuamente presente en la Iglesia, cuando el sacerdote, representando a Cristo Señor, realiza lo mismo que el Señor hizo y encomendó a sus discípulos que hicieran en memoria de Él.[69]

Cristo, pues, tomó el pan y el cáliz, dio gracias, partió el pan, y los dio a sus discípulos, diciendo: Tomad, comed, bebed; esto es mi Cuerpo; éste es el cáliz de mi Sangre. Haced esto en conmemoración mía. Por eso, la Iglesia ha ordenado toda la celebración de la Liturgia Eucarística con estas partes que responden a las palabras y a las acciones de Cristo, a saber:

1) En la preparación de los dones se llevan al altar el pan y el vino con agua, es decir, los mismos elementos que Cristo tomó en sus manos.

2) En la Plegaria Eucarística se dan gracias a Dios por toda la obra de la salvación y las ofrendas se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo.

3) Por la fracción del pan y por la Comunión, los fieles, aunque sean muchos, reciben de un único pan el Cuerpo, y de un único cáliz la Sangre del Señor, del mismo modo como los Apóstoles lo recibieron de las manos del mismo Cristo.

Preparación de los dones

73. Al comienzo de la Liturgia Eucarística se llevan al altar los dones que se convertirán en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo.

En primer lugar se prepara el altar, o mesa del Señor, que es el centro de toda la Liturgia Eucarística,[70] y en él se colocan el corporal, el purificador, el misal y el cáliz, cuando éste no se prepara en la credencia.

En seguida se traen las ofrendas: el pan y el vino, que es laudable que sean presentados por los fieles. Cuando las ofrendas son traídas por los fieles, el sacerdote o el diácono las reciben en un lugar apropiado y son ellos quienes las llevan al altar. Aunque los fieles ya no traigan, de los suyos, el pan y el vino destinados para la liturgia, como se hacía antiguamente, sin embargo el rito de presentarlos conserva su fuerza y su significado espiritual.

También pueden recibirse dinero u otros dones para los pobres o para la iglesia, traídos por los fieles o recolectados en la iglesia, los cuales se colocarán en el sitio apropiado, fuera de la mesa eucarística.

74. Acompaña a esta procesión en la que se llevan los dones, el canto del ofertorio (cfr. n.37 b), que se prolonga por lo menos hasta cuando los dones hayan sido depositados sobre el altar. Las normas sobre el modo de cantarlo son las mismas que para canto de entrada (cfr. n. 4Cool. El canto se puede asociar siempre al rito para el ofertorio, aún sin la procesión con los dones.

75. El sacerdote coloca sobre el altar el pan y el vino acompañándolos con las fórmulas establecidas; el sacerdote puede incensar los dones colocados sobre el altar, y después la cruz y el altar mismo, para significar que la oblación de la Iglesia y su oración suben como incienso hasta la presencia de Dios. Después el sacerdote, por el sagrado ministerio, y el pueblo por razón de su dignidad bautismal, pueden ser incensados por el diácono, o por otro ministro.

76. En seguida, el sacerdote se lava las manos a un lado del altar, rito con el cual se expresa el deseo de purificación interior.

Oración sobre las ofrendas

77. Depositadas las ofrendas y concluidos los ritos que las acompañan, con la invitación a orar junto con el sacerdote, y con la oración sobre las ofrendas, se concluye la preparación de los dones y se prepara la Plegaria Eucarística.

En la Misa se dice una sola oración sobre las ofrendas, que se concluye con la conclusión más breve, es decir: Por Jesucristo, nuestro Señor; y si al final de ella se hace mención del Hijo: (Él) que vive y reina por los siglos de los siglos.

El pueblo uniéndose a la súplica con la aclamación Amén, hace suya la oración.

Plegaria Eucarística

78. En este momento comienza el centro y la cumbre de toda la celebración, esto es, la Plegaria Eucarística, que ciertamente es una oración de acción de gracias y de santificación. El sacerdote invita al pueblo a elevar los corazones hacia el Señor, en oración y en acción de gracias, y lo asocia a sí mismo en la oración que él dirige en nombre de toda la comunidad a Dios Padre, por Jesucristo, en el Espíritu Santo. El sentido de esta oración es que toda la asamblea de los fieles se una con Cristo en la confesión de las maravillas de Dios y en la ofrenda del sacrificio. La Plegaria Eucarística exige que todos la escuchen con reverencia y con silencio.

79. Los principales elementos de que consta la Plegaria Eucarística pueden distinguirse de esta manera:

a) Acción de gracias (que se expresa especialmente en el Prefacio), en la cual el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da gracias por toda la obra de salvación o por algún aspecto particular de ella, de acuerdo con la índole del día, de la fiesta o del tiempo litúrgico.

b) Aclamación: con la cual toda la asamblea, uniéndose a los coros celestiales, canta el Santo. Esta aclamación, que es parte de la misma Plegaria Eucarística, es proclamada por todo el pueblo juntamente con el sacerdote.

c) Epíclesis: con la cual la Iglesia, por medio de invocaciones especiales, implora la fuerza del Espíritu Santo para que los dones ofrecidos por los hombres sean consagrados, es decir, se conviertan en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la Comunión sirva para la salvación de quienes van a participar en ella.

d) Narración de la institución y consagración: por las palabras y por las acciones de Cristo se lleva a cabo el sacrificio que el mismo Cristo instituyó en la última Cena, cuando ofreció su Cuerpo y su Sangre bajo las especies de pan y vino, y los dio a los Apóstoles para que comieran y bebieran, dejándoles el mandato de perpetuar el mismo misterio.

e) Anámnesis: por la cual la Iglesia, al cumplir el mandato que recibió de Cristo por medio de los Apóstoles, realiza el memorial del mismo Cristo, renovando principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y su ascensión al cielo.

f) Oblación: por la cual, en este mismo memorial, la Iglesia, principalmente la que se encuentra congregada aquí y ahora, ofrece al Padre en el Espíritu Santo la víctima inmaculada. La Iglesia, por su parte, pretende que los fieles, no sólo ofrezcan la víctima inmaculada, sino que también aprendan a ofrecerse a sí mismos,[71] y día a día se perfeccionen, por la mediación de Cristo, en la unidad con Dios y entre ellos, para que finalmente, Dios sea todo en todos.[72]

g) Intercesiones: por las cuales se expresa que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia, tanto con la del cielo, como con la de la tierra; y que la oblación se ofrece por ella misma y por todos sus miembros, vivos y difuntos, llamados a participar de la redención y de la salvación adquiridas por el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

h) Doxología final: por la cual se expresa la glorificación de Dios, que es afirmada y concluida con la aclamación Amén del pueblo.

Rito de la comunión

80. Puesto que la celebración eucarística es el banquete pascual, conviene que, según el mandato del Señor, su Cuerpo y su Sangre sean recibidos como alimento espiritual por los fieles debidamente dispuestos. A esto tienden la fracción y los demás ritos preparatorios, con los que los fieles son conducidos inmediatamente a la Comunión.

Oración del Señor

81. En la Oración del Señor se pide el pan de cada día, que para los cristianos indica principalmente el pan eucarístico, y se implora la purificación de los pecados, de modo que, en realidad, las cosas santas se den a los santos. El sacerdote hace la invitación a la oración y todos los fieles, juntamente con el sacerdote, dicen la oración. El sacerdote solo añade el embolismo, que el pueblo concluye con la doxología. El embolismo que desarrolla la última petición de la Oración del Señor pide con ardor, para toda la comunidad de los fieles, la liberación del poder del mal.

La invitación, la oración misma, el embolismo y la doxología con la que el pueblo concluye lo anterior, se cantan o se dicen en voz alta.

Rito de la paz

82. Sigue el rito de la paz, con el que la Iglesia implora la paz y la unidad para sí misma y para toda la familia humana, y con el que los fieles se expresan la comunión eclesial y la mutua caridad, antes de la comunión sacramental.

En cuanto al signo mismo para dar la paz, establezca la Conferencia de Obispos el modo, según la idiosincrasia y las costumbres de los pueblos. Conviene, sin embargo, que cada uno exprese la paz sobriamente sólo a los más cercanos a él.

Fracción del Pan

83. El sacerdote parte el pan eucarístico, con la ayuda, si es del caso, del diácono o de un concelebrante. El gesto de la fracción del Pan realizado por Cristo en la Última Cena, que en el tiempo apostólico designó a toda la acción eucarística, significa que los fieles siendo muchos, en la Comunión de un solo Pan de vida, que es Cristo muerto y resucitado para la salvación del mundo, forman un solo cuerpo (1Co 10, 17). La fracción comienza después de haberse dado la paz y se lleva a cabo con la debida reverencia, pero no se debe prolongar innecesariamente, ni se le considere de excesiva importancia. Este rito está reservado al sacerdote y al diácono.

El sacerdote parte el pan e introduce una parte de la Hostia en el cáliz para significar la unidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor en la obra de la redención, a saber, del Cuerpo de Cristo Jesús viviente y glorioso. La súplica Cordero de Dios se canta según la costumbre, bien sea por los cantores, o por el cantor seguido de la respuesta del pueblo el pueblo, o por lo menos se dice en voz alta. La invocación acompaña la fracción del pan, por lo que puede repetirse cuantas veces sea necesario hasta cuando haya terminado el rito. La última vez se concluye con las palabras danos la paz.

Comunión

84. El sacerdote se prepara para recibir fructuosamente el Cuerpo y la Sangre de Cristo con una oración en secreto. Los fieles hacen lo mismo orando en silencio.

Después el sacerdote muestra a los fieles el Pan Eucarístico sobre la patena o sobre el cáliz y los invita al banquete de Cristo; además, juntamente con los fieles, pronuncia un acto de humildad, usando las palabras evangélicas prescritas.

85. Es muy de desear que los fieles, como está obligado a hacerlo también el mismo sacerdote, reciban el Cuerpo del Señor de las hostias consagradas en esa misma Misa, y en los casos previstos (cfr. n. 283), participen del cáliz, para que aún por los signos aparezca mejor que la Comunión es una participación en el sacrificio que entonces mismo se está celebrando.[73]

86. Mientras el sacerdote toma el Sacramento, se inicia el canto de Comunión, que debe expresar, por la unión de las voces, la unión espiritual de quienes comulgan, manifestar el gozo del corazón y esclarecer mejor la índole “comunitaria” de la procesión para recibir la Eucaristía. El canto se prolonga mientras se distribuye el Sacramento a los fieles.[74] Pero si se ha de tener un himno después de la Comunión, el canto para la Comunión debe ser terminado oportunamente.

Téngase cuidado de que también los cantores puedan comulgar en el momento más conveniente.

87. Para canto de Comunión puede emplearse la antífona del Gradual Romano, con su salmo o sin él, o la antífona con el salmo del Graduale Simplex, o algún otro canto adecuado aprobado por la Conferencia de los Obispos. Lo canta el coro solo, o el coro con el pueblo, o un cantor con el pueblo.

Por otra parte, cuando no hay canto, se puede decir la antífona propuesta en el Misal. La pueden decir los fieles, o sólo algunos de ellos, o un lector, o en último caso el mismo sacerdote, después de haber comulgado, antes de distribuir la Comunión a los fieles.

88. Terminada la distribución de la Comunión, si resulta oportuno, el sacerdote y los fieles oran en
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AQUITANO
Constante


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MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 12:02 am    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

A los efectos de aportar sobre el tema, es oportuno incluir en el análisis, lo determinado por el documento "Redemptionis Sacramentum" de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de Marzo del 2004, que dice textualmente:

90.] «Los fieles comulgan de rodillas o de pie, según lo establezca la Conferencia de Obispos», con la confirmación de la Sede Apostólica. «Cuando comulgan de pie, se recomienda hacer, antes de recibir el Sacramento, la debida reverencia, que deben establecer las mismas normas».[176]


[91.] En la distribución de la sagrada Comunión se debe recordar que «los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes los pidan de modo oportuno, estén bien dispuestos y no les sea prohibido por el derecho recibirlos».[177] Por consiguiente, cualquier bautizado católico, a quien el derecho no se lo prohiba, debe ser admitido a la sagrada Comunión. Así pues, no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, sólo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie.


[92.] Aunque todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca,[178] si el que va a comulgar quiere recibir en la mano el Sacramento, en los lugares donde la Conferencia de Obispos lo haya permitido, con la confirmación de la Sede Apostólica, se le debe administrar la sagrada hostia. Sin embargo, póngase especial cuidado en que el comulgante consuma inmediatamente la hostia, delante del ministro, y ninguno se aleje teniendo en la mano las especies eucarísticas. Si existe peligro de profanación, no se distribuya a los fieles la Comunión en la mano.[179]


Es importante recalcar que hay otros documentos sobre el particular.
No disminuye la solemnidad del acto la recepción de pié, sino que representa la actitud de filiación de quien se siente Hijo de Dios y orgulloso de serlo. Esta posición es tambien memorial de la resurección. La recepción de rodillas, es una actitud de adoración y sumisión, es penitencial, es de reconocimiento de la grandeza de Dios.

Los fieles, llevados por el Espíritu Santo adoptan una u otra, ambas están aprobadas por la Santa Sede.

Un abrazo en Cristo y María
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AQUITANO
Constante


Registrado: 20 Feb 2008
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Ubicación: Rep. Argentina

MensajePublicado: Mar Jul 22, 2008 10:24 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

Es importante aclarar un aspecto que por razones de tiempo no pude precisar en mi mensaje anterior:

Los sacerdotes en general, cuidan el que los gestos de la Asamblea sean todos los mismos en atención a la unidad del Pueblo de Dios expresado en la unidad de los gestos según el Misal romano (42) gestos corporales "La uniformidad de las posturas, que debe ser observada por todos participantes, es signo de la unidad de los miembros de la comunidad cristiana congregados para la sagrada Liturgia: expresa y promueve, en efecto, la intención y los sentimientos de los participantes."

Es por eso que se procura que todos los fieles observen los mismos gestos, pues si bien pueden estar aprobados, rompen con la unidad de quienes están participando de la misa. Tambien distraen al resto de los fieles, que se preguntarán el motivo del gesto en lugar de estar concentrados en la participación plena. Se puede comulgar en privado sin romper con esta unidad. Si vemos a la misa como la expresión de la comunidad de fe, es preciso conservar lo que está normado para el lugar, como tributo a la unidad.

Ahora bien: ¿por que hacer algo distinto de lo que todos hacemos? Puede interpretarse como que el fiel necesita expresarse individualmente sin compromiso con la Asamblea, lo que debe alertarlo sobre la prudencia del gesto.

Un abrazo en Cristo y María
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Pablo Berrios
Asiduo


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Mensajes: 286

MensajePublicado: Vie Jul 25, 2008 1:11 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

La verdad es que se está discutiendo sin mucho sentido, es decir, todos estamos de acuerdo que ambas formas de comulgar son válidas y más allás del gusto personal de cada uno de nosotros, debemos estar atento a lo que dice nuestra iglesia a traves del sacerdote encargado. Es decir, si en la misa el sacerdote pide que comulguemos de rodillas, nos arrollidamos, si nos pide que comulguemos de pie, lo hacemos de pie.

Martín Valverde en sus concierto siempre habla de que nos gusta complicar las cosas de Dios, lo que va en contra de lo que realmente es Dios, una sencillez absoluta.

Un abrazo.
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Hijos de la Luz
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AQUITANO
Constante


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Ubicación: Rep. Argentina

MensajePublicado: Vie Jul 25, 2008 11:37 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

Todos sabemos que es imperioso recuperar lo que se ha perdido en liturgia, y es muy importante Miles lo que tú haces recalcando, en este caso las faltas de muchos fieles. Eso nos ayuda a todos y nos lleva a mejorar.
En el caso de enfermos y discapacitados, en nuestra arquidiócesis es costumbre que estén mezclados en la Asamblea, no atrás, y el sacerdote los asiste con la eucarístía llevándola cuando ellos no pueden. En general no he observado discriminación, sino por el contrario siempre destaco la caridad de los equipos litúrgicos y nuestros párrocos.

Sigue siendo la unidad de la Asamblea en Cristo un objetivo deseoso y posible de lograr.

Hemos comentado muchas veces los excesos y abusos en la liturgia y la necesidad de avanzar en la preparación de los acerdotes y los fieles respecto a la misa. Sin pretender ser intérprete del Papa, creo que está firmemente decidido a recuperar la sacralidad de la Misa. Esperamos con confianza sus decisiones. (Ya en la enc. Ecclesia de Eucharistía -2003- JPII hablaba firmemente de esto)


Un abrazo en Cristo y María
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adoro te devote
Asiduo


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MensajePublicado: Sab Ago 02, 2008 3:26 pm    Asunto: Re: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

altxor escribió:

El arrodillarse no es particular símbolo de respeto. Y es para mi, sumamente incómodo.


hermano:
puedo asegurarte que para el Señor, fue mucho mas incomodo morir en la Cruz por ti...

y no es tanto de respeto, sino signo de adoracion...
dice un himno antiguo, de alrededor del siglo XII:

"oh grandeza oculta, a los ojos y a la vista, te recibo hoy postrado y puesto de rodillas"...

esto confirma lo q digo,,,, es signo de adoracion...

acaso no cayeron los reyes y pastores ante el Niño, la primera Navidad?
claro que si..."y postrandose le adoraron", como podemos pues a atrevernos a ecibir parados la comunion, Cristo verdaeramente presente, sabiendo q el maximo signo de adoracion es el caer de rodillas???

PAX!
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AQUITANO
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MensajePublicado: Sab Ago 02, 2008 9:53 pm    Asunto: Re: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
Responder citando

Adoro te devote:

La postración aparece en la Biblia como actitud de oración (Dt 9,18; Tob. 12,16; Mac 10,4; Apc. 4,10, etc), actualmente es una actitud excepcional pues se reserva a quienes reciben una consagración definitiva a manos del obispo: los ordenados in sacriste y los diáconos al comienzo de la solemne acción litúrgica del Viernes Santo. Siempre hablando de Occidente y considerando otros significados. Es signo de humildad y penitencia.

La piedad occidental introdujo el arrodillarse para adorar la Sagrada Eucaristía y recibir la comunión.

Entiendo tu expresión de "como podemos atrevernos a recibir parados la comunión ..." como la de un corazón lleno de piedad y adoración; siempre parece que es poco lo que uno hace cuando intenta expresar lo que siente. Pero la liturgia ha normado estos gestos litúrgicos y la posición de parado para recibir a Cristo es correcta. Si lees atentamente todo el tema, verás lo que hemos opinado y fundamentado, y, sin dejar de comprender tu postura, debemos aceptar lo normado en beneficio de la unión de la Asamblea

Gracias por mostrarnos tu amor a Cristo
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altxor
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MensajePublicado: Dom Ago 03, 2008 7:22 am    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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también vale un agachar la cabeza. Pero obviamente si el cura está en un escalón, si agachas la cabeza, no comulgas. Y si una es más pequeñaja que el cura, tampoco.

O sea, que la opción es comulgar con cabeza alta, y una vez de comulgar, agachar la cabeza mientras vas a tu sitio
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Rober 120
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MensajePublicado: Dom Ago 03, 2008 2:04 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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altxor escribió:
también vale un agachar la cabeza. Pero obviamente si el cura está en un escalón, si agachas la cabeza, no comulgas. Y si una es más pequeñaja que el cura, tampoco.

O sea, que la opción es comulgar con cabeza alta, y una vez de comulgar, agachar la cabeza mientras vas a tu sitio


Bueno en mi casa.

Agacho la cabeza un momento mientras el sacerdote pronuncia "El Cuerpo de Cristo" y despues mientraas subo la cabeza hacia arriba contesto "Amén" y comulgó.

Como lo he explicado puede resultar dificil pero a mi me parece muy facil.

Saludos.
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Señor, yo te sigo
y quiero darte lo que pides.
Aunque hay veces,
que me cuesta darlo todo,
Tú lo sabes, yo soy tuyo.
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AQUITANO
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MensajePublicado: Lun Ago 04, 2008 12:53 am    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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Hermanos:

La genuflexión, entendiendo por tal el hincar una rodilla en tierra,se reserva en la Iglesia para el tabernáculo y para el Santísimo expuesto en adoración, no cuando se hace en procesión, como es el caso de quienes van a comulgar. En este caso se hace una reverencia profunda. Esta reverencia se corresponde también cuando el sacerdote hace la genuflexión, entre otros casos.

Mientras se observen estos gestos liturgicos todo está bien. No olvidemos que estamos invitados al banquete del Señor, (dichosos los invitados ....). Los gestos tienen que ver con la ocasión. No es lo mismo un momento de adoración que el memorial de su cena. Los fieles que no comulgan permanecen en pié que es la postura del Resucitado, del que se sabe Hijo; no es el momento de una postura penitencial. Acabamos de proclamar la resurección, y, con alegría nos dirigimos a la mesa.

No olvidemos el carácter comunitario de la Reunión; no nos sintamos penitentes. Para todo hay un momento, en la liturgia. Participemos fructuosamente.

Para ser más claro adjunto:

Genuflexión

Genuflexión: doblar la rodilla como acto de reverencia.
Ver también: arrodillarse

Es loable costumbre hacer genuflexión al pasar ante el Santísimo Sacramento, ya esté expuesto o en el tabernáculo. También se hace genuflexión en algunos ritos ante la Cruz. Ej.: en el Vía Crucis. Eucharistiae Sacramentum, #84 (año 1973), especifica: "Una rodilla se dobla ante el Santísimo Sacramento, ya sea reservado en el tabernáculo o expuesto para adoración pública" cuando se pasa ante El, excepto cuando se pasa en procesión. Siendo esto lo mínimo requerido, aun se permite doblar las dos rodillas.

Durante la misa solo se hace genuflexión ante el tabernáculo a la entrada y la salida y no durante el curso de la misa ya que la presencia del Señor se manifiesta en la misma misa. Los ministros que llevan la cruz procesional o las velas, inclinan la cabeza en vez de hacer genuflexión.

El celebrante hace tres genuflexiones durante la misa: 1-Después de la elevación de la Hostia tras la consagración, 2- Después de la elevación del cáliz, 3- antes de comulgar. (# 210-252).

La genuflexión ante la Virgen Santísima y los santos es signo de reverencia y amor (no adoración).

La genuflexión es un acto de humildad que expresa nuestra fe en una autoridad superior a nosotros mismos. Es antigua costumbre hacer genuflexión ante el Papa, los cardenales y ante un obispo en su propia diócesis. Este gesto manifiesta respeto y adhesión a quienes son pastores de la Iglesia de Jesucristo.


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NESTOR AGUSTIN SOSA P.
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MensajePublicado: Mie Ago 20, 2008 5:09 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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Hermanos en Cristo: que rica y fructifera discución sobre el tema en el foro.... realmente salgo lleno de sabiduria de parte de ustedes.
Aportando al tema opino que es totalmente valido este "signo" que incluye el Santo Padre, porque como dijo un amigo Protestante, que si el considera que la "hostia" es el Cuerpo de Cristo y no solo se arrodillaria sino que se postraria en señal de "pequeñez" ante EL., por tal motivo veo que este mal arrodillarse para le eucaristia, de hecho los "carismaticos" de mi capilla lo hacen.

Bendiciones!!!!! desde Paraguay. Very Happy
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NESTOR AGUSTIN SOSA P.
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Registrado: 14 Ago 2008
Mensajes: 5

MensajePublicado: Mie Ago 20, 2008 5:18 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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Obs: no veo que este mal arrodillarse quise decir..... Idea
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Servillum
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MensajePublicado: Mie Ago 20, 2008 8:02 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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Yo prefiería recibirlo en la mano, de la misma manera que Jesús "lo pasó a sus discípulos", y no "se lo metió en la boca". Pero bueno, el Papa es el Papa y lo inspira el Espíritu Santo, si el dice A, es inútil que nosotros digamos B.
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Jaimevelbon
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Ubicación: México

MensajePublicado: Mie Ago 20, 2008 9:31 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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Servillum escribió:
Yo prefiería recibirlo en la mano, de la misma manera que Jesús "lo pasó a sus discípulos", y no "se lo metió en la boca". Pero bueno, el Papa es el Papa y lo inspira el Espíritu Santo, si el dice A, es inútil que nosotros digamos B.



Noooo!!!!


El dar la comunión en la mano es peligrosísimo!!!!......exponer al santísimo a un sacrilegio con su cuerpo y con su sangre es inconcebible. Por eso se da la comunión en la boca.

En casi todas las Diócesis del mundo se da en la boca. Algunas personas tienen permiso de recibirla en la mano, pero solo aquellas de probada fe y lealtad a Dios.
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MCC 517
Catequista.....yo?????
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Anastasia
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MensajePublicado: Mie Ago 20, 2008 10:35 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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Jaime:

La comunion en la mano se permite en muchisimos lugares, en casi todas olas diocesis del mundo. Lo que comenzo como un "indulto" se ha convertido en norma (y en la mayoria de lugares en lo mas comun) en muchisimos diocesis en Europa, EEUU y America Latina.
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Anastasia

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Jaimevelbon
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Registrado: 22 May 2006
Mensajes: 11627
Ubicación: México

MensajePublicado: Mie Ago 20, 2008 10:39 pm    Asunto:
Tema: El Papa recupera definitivamente la comunión de Rodillas
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Anastasia escribió:
Jaime:

La comunion en la mano se permite en muchisimos lugares, en casi todas olas diocesis del mundo. Lo que comenzo como un "indulto" se ha convertido en norma (y en la mayoria de lugares en lo mas comun) en muchisimos diocesis en Europa, EEUU y America Latina.


Neta????


Tengo entendido que es alrrevés cruzado e inverso.... que en casi todos lados se da en la boca. Darlo en la mano es la excepción, no la regla.

No serán de diferente rito???
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MCC 517
Catequista.....yo?????
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