pelicano Moderador

Registrado: 11 Abr 2007 Mensajes: 4019 Ubicación: Tierra Santa
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Publicado:
Jue Jul 31, 2008 9:25 am Asunto:
Re: Historia de la Hostia como la conocemos hoy
Tema: Historia de la Hostia como la conocemos hoy |
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raulalonso escribió: | Ayer mi hijo me pregunto si sabia desde cuando comulgamos la Sagrada Eucaristia a partir de la hostia como la conocemos hoy, de iguaal manera me pregunto si antes se usaba pan "normal". No supe que responder y me gustaria que me sacaran de la duda para responder apropiadamente a mi hijo.
De antemano les agradezco su respuesta
Bendiciones |
Hermano Raul
¡la paz este contigo!
Siento no haberle contestado antes.Quizas esto le ayude:
Fuente: http://ec.aciprensa.com/e/eucaristiasacramento.htm
La Materia o Elementos Eucarísticos
Hay dos elementos Eucarísticos, pan y vino, que constituyen la materia remota del Sacramento del Altar, mientras que la materia próxima no puede ser otra que las apariencias Eucarísticas bajo las cuales están verdaderamente presentes el Cuerpo y la Sangre de Cristo
(a) El primer elemento es el pan de trigo (panis triticeus), sin el cual la "confección del Sacramento no tiene lugar" (Missale Romanum: De defectibus, secc. 3), Siendo verdadero pan, la Hostia debe ser horneada, puesto que harina sola no es pan. Además, dado que el pan requerido es el formado por harina de trigo, para tener validez no se permite cualquier clase de harina, como por ejemplo las de avena, centeno, cebada, maíz molidos, aunque sean clasificados botánicamente como granos (frumentum). Por otra parte, las diferentes variedades de trigo (como triticum astivum spelta, amylum, etc.), son válidas ya que puede probarse que son botánicamente genuinos trigos. La necesidad de pan de trigo se deduce inmediatamente de las palabras de la Institución: "El Señor tomó pan " (ton arton), en conexión con que -debe ser resaltado- en la escritura (artos), sin ninguna condición calificativa, siempre significa pan de trigo. No cabe duda también, de que Cristo se adhirió incondicionalmente a la costumbre judía de usar solo pan de trigo para la cena de Pascua; y por las palabras, "Haced ésto en conmemoración mía" decretó su uso para todos los tiempos siguientes. Adicionalmente, una tradición no interrumpida, sea testimonio de los Padres o práctica de la Iglesia, muestra que el pan de trigo jugó un papel tan esencial que aún los Protestantes se resistirían a considerar el pan de cebada o de centeno como elemento apropiado para la celebración de la Cena del Señor.
La iglesia mantiene una posición más fácil en la controversia respecto al uso de pan fermentado o no fermentado. Por pan con levadura (fermentum, zymos) se entiende pan de trigo que en su preparación requiere levadura o polvo para hornear, mientras que se entiende por pan ázimo (azyma, azymon) un pan formado por una mezcla de harina de trigo y agua que ha sido amasada y luego horneada. Después que el patriarca griego Michael Cærularius de Constantinopla buscó en 1053 paliar la renovada ruptura con Roma mediante la controversia sobre el pan ácimo, las dos iglesias llegaron en 1439 a una decisión dogmática unánime en el Decreto de Unión de Florencia, que la distinción entre pan con y sin levadura no interfería con la confección del sacramento, aunque por justas razones basadas en la disciplina y práctica de la Iglesia, los latinos fueron obligados a conservar el pan ácimo, mientras que los griegos se sostuvieron en el uso de pan con levadura (cf, Denzinger, Enchirid., Freiburg, 1908, no, 692). Ya que desde antes del Concilio de Florencia los cismáticos habían tenido dudas sobre la validez de la costumbre latina; no estaría fuera de lugar hacer aquí una breve defensa del uso del pan ácimo. Tan antiguamente como 1054, el Papa León IX había emitido una protesta contra Michael Cærularius (cf. Migne, P. L., CXLIII, 775), en la que se refirió al hecho de la Escritura, que de acuerdo con los tres sinópticos la Ultima Cena fue celebrada "en el primer día de los ácimos " y por tanto la costumbre de la Iglesia Occidental recibió su solemne sanción del ejemplo del mismo Cristo. Además, aún en el día antes del decimoprimero de Nisan, los judíos acostumbraban deshacerse de toda la levadura que llegara a estar en sus casas, de manera que desde ese tiempo compartieran como pan el llamado mazzoth. Respecto a la tradición, no nos corresponde resolver la disputa de doctas autoridades, en cuanto a si también los latinos durante los primeros seis u ocho siglos celebraron la misa con pan de levadura (Sirmond, Döllinger, Kraus), o si han observado siempre la presente costumbre desde el tiempo de los apóstoles (Mabillon, Probst). Contra los griegos es suficiente hacer notar el hecho histórico que en el Oriente los maronitas y los armenios han usado pan ácimo desde tiempo inmemorial y de acuerdo a Origen (En Mat., XII, n. 6) la gente del Oriente "a veces", y por ende no como regla, hicieron uso de pan de levadura en su liturgia. Hay, además, considerable fuerza en el argumento teológico que el proceso de fermentación con levadura u otros fermentadores no afecta la substancia del pan, sino solo su calidad. Las razones de congruencia propuestas por los griegos a favor del pan con levadura, que nos harían considerarlo como un hermoso símbolo de unión hipostática, así como una atractiva representación del sabor de este Alimento Celestial, serán aceptadas más diligentemente siempre y cuando se de debida consideración a las bases de corrección establecidas por los latinos con Santo Tomás de Aquino (III:74:4), ésto es, el ejemplo de Cristo, la aptitud del pan ácimo para ser considerado como símbolo de la pureza de Su Sagrado Cuerpo libre de toda corrupción de pecado, y finalmente la instrucción de San Pablo (I Cor. 5, de observar la Pascua no con la levadura de la malicia y la corrupción, sino con el pan ácimo de la sinceridad y la verdad.
(b) El segundo elemento requerido de la Eucaristía es el vino de uva (vinum de vite). Por tanto quedan excluidos no solo los jugos extraídos o preparados de otras frutas (como cidra y licor de pera), sino también los llamados vinos artificiales, aún cuando su constitución química sea idéntica al genuino jugo de la uva. La necesidad de vino de uva es resultado no tanto de una decisión autoritaria de la Iglesia, ya que lo presupone (Concilio de Trento, Ses. XIII, cap. iv), y está basado en el ejemplo y mandamiento de Cristo, quien en la Última Cena ciertamente convirtió el vino natural de uva en Su Sangre. Esto es deducido en parte del rito de la Pascua Judía que requería que la cabeza de la familia pasara el "copón de bendición" (calix benedictionis) conteniendo el vino de uva, y especialmente de la expresa declaración de Cristo que de entonces en adelante no bebería del "fruto de la vid" (genimen vitis). La Iglesia católica no conoce de ninguna otra tradición y en este aspecto ha coincidido siempre con los griegos. Los antiguos Hydroparastatæ, o Aquarianos, que usaban agua en vez de vino, eran heréticos para ella. El contra argumento de Ad. Harnack ["Texte und Untersuchungen", nueva serie, VII, 2 (1891), 115 sqq.], que las más antiguas Iglesias eran indiferentes en cuanto al uso del vino y se preocupaban más de la acción de comer y beber que de los elementos del pan y del vino, pierde toda su fuerza a la vista no solo de la más antigua literatura sobre la materia (el Didache, Ignacio, Justino, Irineo, Clemente de Alejandría, Origen, Hipólito, Tertuliano y Cipriano), sino también de escritos apócrifos no católicos que testimonian el uso de pan y vino como únicos y necesarios elementos del Santísimo Sacramento. Por otra parte, una muy antigua ley de la Iglesia, que sin embargo no tiene nada que ver con la validez del sacramento, prescribe que se agregue un poco de agua al vino antes de la Consagración (Decr. pro Armenis: aqua modicissima), una práctica cuya legitimidad fue establecida bajo pena de anatema por el Concilio de Trento (Ses. XXII, can. ix). El rigor de esta ley de la Iglesia puede ser rastreada hasta la antigua costumbre de los romanos y de los judíos, que mezclaban agua con los fuertes vinos sureños (ver Proverbios 9:2), a la expresión de calix mixtus encontrada en Justino (Apol. 1, 65), Ireneo (Adv. hær., V, ii, 3), y Cipriano (Ep. LXIII, ad Cæcil., n. 13 sq.), y especialmente al profundo significado simbólico contenido en la mezcla, ya que así es representado el fluir de agua y sangre del costado del Salvador Crucificado y la íntima unión de los fieles con Cristo (cf. Concilio de Trento, Ses. XXII, cap. 7).
Te dejo también lo del vino por si te interesa
¡Que Dios le Bendiga! _________________
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