Foros de discusión de Catholic.net :: Ver tema - Providencia de Dios y el problema del mal
Foros de discusión
El lugar de encuentro de los católicos en la red
Ir a Catholic.net


Importante: Estos foros fueron cerrados en julio de 2009, y se conservan únicamente como banco de datos de todas las participaciones, si usted quiere participar en los nuevos foros solo de click aquí.


Providencia de Dios y el problema del mal
Ir a página 1, 2  Siguiente
 
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Temas Controvertidos de la fe y la moral
Ver tema anterior :: Ver tema siguiente  
Autor Mensaje
Joseph M
Nuevo


Registrado: 11 Sep 2006
Mensajes: 10

MensajePublicado: Vie Jul 18, 2008 6:50 pm    Asunto: Providencia de Dios y el problema del mal
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Mi pregunta es sobre la Providencia de Dios.

Las enfermedades físicas o psíquicas que llegan al hombre; ¿son simple producto o consecuencia de las leyes físiológicas-genéticas-ambientales, ante las cuales Dios no interviene para nada, o sí hay una intervención de Dios en ese proceso -aunque misteriosa-?

¿Solamente interviene Dios "a posteriori" en forma de consuelo e inspiración para que las aprovechemos para nuestra conversión? Enconces NO INTERVIENE EN LOS SUCESOS SINO DESPUÉS DE LOS SUCESOS.

En la actualidad hay una corriente de pensamiento, incluso en el seno de la Iglesia, que parece limitar la intervención de Dios -de facto-, aunque no lo digan explícitamente, a una acción "a posteriori" de consuelo y conversión... El razonamiento, más o menos, sería el siguiente: la providencia de Dios, ante las enfermedades que nos surjen o pueden surgir; se limita a permitirlas (prácticamente siempre (fatalismo)-excepto en los milagros-) dejando actuar las leyes naturales asociadas al azar, pero no interviene en ellas (a veces permitiendo que ocurran y a veces actuando para que no ocurran). Entonces; ¿cuál es su intervención en ellas, concretamente?? Según muchas opiniones (incluso de gente de Iglesia) Dios, en ese plano, simplemente se LIMITA a dejar actuar la naturaleza y, una vez te pasa la desgracia, te consuela y ayuda a que sirva para tu conversión. El problema surge que, desde esta visión, la actuación del Señor en estos acontecimientos parece limitarse enormemente, por no decir, que no existe. Sólo actúa "a posteriori". Es como si dijera; mira te ha ocurrido esta desgracia (por motivos naturales en los que yo no intervengo para nada -es la naturaleza y sus leyes-), pero yo miraré de ayudarte. Una especie de SEMI-DEÍSMO-fatalismo.

No obstante eso refleja una ignorancia absoluta del funcionamiento de la genética, de la física y, en general ,de las ciencias en el nivel actual de conocimiento: EL DESARROLLO DEL MUNDO, SEGÚN LOS CONOCIMIENTOS ACTUALES DE LA CIENCIA, TANTO EN FISIOLOGÍA, BIOLOGÍA, SOCIOLOGÍA, MEDICINA... TRANSCURRE A TRAVÉS DE DOS COMPONENTES: UNO ENDÓGENO (LAS PROPIAS LEYES BIOLÓGICAS NATURALES) Y OTRO EXÓGENO (LAS MUTACIONES AZAROSAS Y EL DEVENIR CONTINGENTE DE LAS ACTUACIONES DEL HOMBRE - LAS CUALES INTERVIENEN Y MODIFICAN EL DEVENIR DE ESAS LEYES NATURALES-). Me explico; por genética, y según las leyes naturales, una persona puede tener propensión a padecer un cáncer de colon, no obstante, como se ha investigado, esa propensión genética para devenir en cáncer, necesitará de unos condicionantes contingentes sobrevenidos. Puede o no desarrollarse. Si fuma, si lleva una dieta insana, si se produce la mutación por agentes cancerígenos a los que se expone la persona... Eso ocurre en la mayoría de cánceres y, en muchas de las enfermedades (diabetes, ictus...). El cáncer se produce debido a alteraciones de los genes responsables del crecimiento y la reparación celulares. Esas alteraciones son el resultado de interacciones entre factores genéticos y agentes externos que se pueden agrupar en categorías.

Por tanto, y en conclusión, cualquier suceso (hasta los más biológicos -véase Darwin, los neodarwinistas) vienen influenciados, según las teorías evolucionistas actuales por el comportamiento. Y; ¿habremos de decir que tampoco interviene en el comportamiento de las personas (inspiraciones, mociones...)?

En ese caso; ¿dónde quedarían las palabras de San Pablo en el sentido de que Dios interviene en todas las cosas en bien de los que ama? Y, "no permitirá que la prueba supere vuestras fuerzas, antes bien con la tentación...". La postura, atribuida a Dios, del laissez faire - laissez passer, por definición, es contraria a la postura intervencionista. Una cosa es permitir (dejar que ocurra) un acontecimiento y otra es intervenir en ese acontecimiento (algunas veces permitiendo que ocurra, otras moviendo circunstancias para que no ocurra).

1. Desde hace más de un siglo se proclamó, como usted sabe, la herejía denominada deísmo, la cual considera que Dios ha creado el mundo con sus propias leyes naturales, pero que después se limita a que evolucione y transcurra mediante ellas mismas. Como el relojero que programa el reloj y se desentiende (ahí entraría la afirmación antes mencionada de: "limita a dejar actuar a las leyes de desarrollo tumorales" ).

No obstante creo que hoy se da, con mucha fuerza y extensión, una especie (como yo lo denominaría) de semideísmo.

DEÍSMO: "DIOS HA CREADO EL MUNDO CON SUS LEYES NATURALES, Y ÉSTE EVOLUCIONA INDEFECTIBLEMENTE (EXCEPTO EN CASO DE MILAGRO) SEGÚN ELLAS. DIOS NO ACTÚA EN LA HISTORIA (SE LIMITARÍA, EN TODO CASO, AL PAPEL DE OBSERVADOR).

SEMIDEÍSMO: (palabra que me acabo de inventar, no sé si existe): "DIOS HA CREADO EL MUNDO CON SUS LEYES NATURALES Y ÉSTE EVOLUCIONA INDEFECTIBLEMENTE (EXCEPTO EN CASO DE MILAGRO) SEGÚN ELLAS. PERO DIOS ACTÚA EN LA HISTORIA AUNQUE SU ACTUACIÓN SE LIMITA A APROVECHAR ESE DESARROLLO (EN EL QUE NO INTERVIENE EX NUOVO) PARA NUESTRA CONVERSIÓN EN FORMA DE CONSUELO, INSPIRACIONES...

Ah! Otra cosa: si Dios deja que los sucesos (lo cual desmiente la ciencia actual) transcurran según sus propias leyes (con la intervención en algún grado del azar y la casualidad -según los postulados científicos-), cuando ocurre una enfermedad terminal o una desgracia; cómo se puede decir que es la voluntad de Dios para mi y que debo aceptar lo que Dios quiere para mi?? Si todo obedece a las simples leyes naturales, no es la voluntad de Dios lo que me sucede, sino el simple devenir de esas leyes (en el caso -y yo no lo creo así- que Dios no intervenga para nada).
DIOS PERMITIÓ SOLAMENTE O QUISO LA PASIÓN DE JESÚS???
_________________
Que el Señor y la Virgen María, nos concedan la gracia y el don de la humildad. - S. Francisco de Sales-
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Dirección AIM
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Vie Jul 18, 2008 7:22 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Un excelente articulo:


LA PROVIDENCIA DIVINA Y EL PROBLEMA DEL MAL R. P. Lic. Pablo Rossi, I.V.E.

El presente
Dios no solamente crea todas las cosas sino que también las gobierna, guiándolas a su fin de modo infalible.

Esta verdad parece oponerse a otras dos verdades de experiencia: la existencia de la libertad creada y la existencia del mal en el mundo.

¿Cómo puede ser que Dios gobierne infaliblemente al mundo y al mismo tiempo los hombres seamos libres? Si desde toda la eternidad Dios había previsto que nosotros íbamos a estar reunidos acá en este momento, si Dios causó infaliblemente las cosas para que así sucediera, ¿Cómo puede ser que nosotros hayamos concurrido acá libremente y no obligados por los designios infalibles de Dios?

Un padre bueno, en la medida de sus posibilidades hace todo lo necesario para que sus hijos sean libres, buenos y santos; ¿Por qué Dios, siendo infinitamente bueno e infinitamente poderoso y gobernando infaliblemente la creación, permite que exista en sus hijos el mal y el pecado?

Nosotros nos sentimos por la caridad obligados a remediar las necesidades del prójimo; y Dios, pudiendo remediar todas las necesidades, si es bueno, ¿Por qué no lo hace?

El problema de la libertad creada y de la existencia del mal en un mundo guiado por la providencia amorosa y omnipotente de Dios es tratado por el papa en una serie de catequesis en el año 1986.

El papa, sin temor a planteamientos profundos, encara este problema con preguntas difíciles, convencido de que la fe verdadera no teme a la verdad y debe interrogarse acerca de ella.

De esta manera el papa nos invita a preguntarnos: ¿Cómo se conjuga la acción omnipotente de Dios con nuestra libertad , y nuestra libertad con sus proyectos inefables?¿Cómo interpretar y reconocer su infinita bondad y su sabiduría ante los males del mundo; ante el mal moral del pecado y el sufrimiento humano? ( Creo en Dios Padre p. 221).

1. Naturaleza de la providencia divina
El papa comienza analizando cuál es la naturaleza de la providencia divina. Así nos dice:

Dios al crear, llamó de la nada a la existencia todo lo que ha comenzado a ser fuera de Él. Pero el acto de crear no se agota aquí. Lo que surgió de la nada volvería a la nada, si fuera dejado a sí mimo y no fuera, en cambio, conservado por el creador en la existencia. En realidad, Dios, habiendo creado el cosmos una vez, continúa creándolo, manteniéndolo en la existencia. La conservación es una continua creación. ( Creo en Dios Padre p. 224).

Creación y conservación no son en Dios dos actos diversos, sino que son un único acto. De hecho siendo Dios absolutamente simple, su sustancia, su potencia y su acción se identifican y son una única realidad, concebida, según nuestro modo de entender, a veces como sustancia, a veces como potencia activa, a veces como acción, por la analogía imperfecta que estas realidades creadas guardan con su creador. Es así que nosotros podemos imaginar el acto divino que crea y el acto divino que conserva en el ser a todas las cosas; pero estos dos actos son en Dios un mismo acto que se identifican con su misma sustancia.

Todas las cosas que no son Dios son creadas por Él y esto abarca no solamente a las sustancias sino también a todas sus perfecciones, disposiciones y acciones. Los hombres, los animales, las plantas, todos los seres naturales, todos los seres artificiales y todas nuestras acciones, en lo que tienen de ser, son creadas por Dios. El mismo tiempo y el mismo espacio, siendo realidades distintas de Dios, son también creados (o más bien concreados) por Dios perteneciendo así al interno de la creación misma. No tiene sentido preguntarse entonces sobre cuando Dios crea las cosas como si el tiempo fuese una realidad ajena a la misma creación y como si hubiese un momento en donde Dios crea y un momento en donde Dios no crea. No hay antes de la creación, pues sin creación no hay tiempo, y en rigor no hay después de la creación. La creación como acción de Dios se identifica con su sustancia que está fuera del tiempo sin un antes y un después; y la creación en la criatura es la relación de dependencia causal que tiene con su creador, dependencia que permanece mientras permanezca la criatura.

La dependencia de la criatura con respecto al creador es total. Dios crea las cosas de la nada y podemos decir que también las conserva de la nada; ya que la conservación es creación. En todo momento dependemos absolutamente de Dios como dependemos de Él en el momento de la creación, pues en realidad ese momento continúa. Por eso dice el papa que en realidad, Dios, habiendo creado el cosmos una vez, continúa creándolo, manteniéndolo en la existencia. La conservación es una continua creación. Lo que surgió de la nada volvería a la nada, si fuera dejado a sí mimo y no fuera, en cambio, conservado por el creador en la existencia.

Podemos decir que la providencia se manifiesta ante todo en esta 'conservación'. La providencia significa la constante e ininterrumpida presencia de Dios como creador, en toda la creación: una presencia de Dios que continuamente crea y continuamente llega a las raíces más profundas de todo lo que existe, p ara actuar allí como causa primera del ser y del actuar. ( Creo en Dios Padre , p. 224 - 225). Notar como es creador del actuar, por lo que se plantea el problema de la libertad creada.

2. El problema de la libertad creada
Llegado a este punto se pregunta el papa aquellas preguntas con las cuales comenzamos nosotros la introducción de este trabajo:

¿Cómo se conjuga la acción omnipotente de Dios con nuestra libertad, y nuestra libertad con sus proyectos inefables? ¿Cuál será nuestro destino futuro? ¿Cómo interpretar y reconocer su infinita bondad y su sabiduría ante los males del mundo; ante el mal moral del pecado y el sufrimiento humano?

Y también agrega: ¿Qué significa y que misión tiene su libertad? (Creo en Dios Padre p. 234).

Aparentemente la criatura libre ofrece una dificultad a la omnipotencia providente de Dios que implica el gobierno del mundo; dificultad que no ofrecerían las criaturas irracionales.

Sin embargo el papa parece complicar el problema al englobar en el 'problema de la libertad' a la criatura irracional.

Así enseña su santidad: En el hombre - creado a imagen de Dios - toda la creación visible debe acercarse a Dios, encontrando el camino de plenitud definitiva. (Creo en Dios Padre p. 236 - 237).

Es decir que aún los seres irracionales no llegan a su fin sino es por el libre actuar del hombre.

Esta afirmación la argumenta el papa de la siguiente manera:

Dios es el fin de todas las cosas, pero el hombre, aunque tiene como fin a Dios, es, sin embargo, un ser que es fin en sí mismo: posee como persona una finalidad propia, por la cual tiende a auto-realizar se. Enriquecido por un don, que es también una misión, el hombre está sumido en el misterio de la providencia. (Creo en Dios Padre, p. 237).

Todas las criaturas tienen como fin a Dios, pero solamente las criaturas libres son aquellas que pueden llegar a un unión personal con Él, ya que una verdadera unión con Dios debe ser una unión amorosa, como de amigo a amigo, de la cual es sólo capaz la criatura libre. Siendo imposible a la criatura irracional llegar a una unión con Dios, su fin, que es Dios, lo alcanza solamente sirviendo como medio al hombre para la unión a la cual sólo el hombre está destinado. (Se trata sin más del principio y fundamento de San Ignacio). El hombre tiene entonces a su cargo el unirse él mismo a Dios, y el guiar a toda la creación hacia su fin. Por eso dijo el papa: En el hombre - creado a imagen de Dios - toda la creación visible debe acercarse a Dios, encontrando el camino de plenitud definitiva.

Tenemos entonces que la libertad es esencial a la providencia. Sólo la criatura libre es la que puede unirse a Dios, y la creación meramente corpórea alcanza el camino de la plenitud definitiva cuando el hombre usa libremente de ella para el fin para el cual ha sido creado. El hincapié lo ponemos en esto: la libertad creada es esencial al plan de la providencia divina; sin la existencia de la libertad creada ninguna criatura (ya sea las libres como las no libres) puede alcanzar su fin.

Así afirma Juan Pablo II: El respeto de la libertad creada es tan esencial que Dios permite en su Providenci a incluso el pecado del hombre. La criatura racional, excelsa entre todas, pero siempre limitada e imperfecta, puede hacer mal uso de su libertad, la puede emplear contra Dios, su Creador.

Según el plan de la providencia divina la creación corpórea puede retornar a Dios solamente mediante la acción libre del hombre. Pero el mismo papa introduce un nuevo problema: el problema del mal. Es verdad, la auténtica unión con Dios la alcanza solamente la criatura libre y la creación vuelve a su origen mediante el actuar libre del hombre; pero ¿Por qué permitir el pecado? ¿Por qué no crear un mundo en donde todos los hombres libres fuesen buenos y santos?

El papa, el la audiencia general del 21 de mayo de 1986 explicando el papel esencial de la libertad humana en el plan de la providencia, simplemente se limita a afirmar que es tan necesaria la libertad creada al plan de la providencia divina que Dios prefirió crear al hombre libre aún a costa del pecado del mismo.

En el mundo, en el cual el hombre ha sido creado como ser racional y libre, el pecado no solo era una posibilidad, se ha confirmado como un hecho real desde el comienzo. El pecado es oposición radical a Dios, es aquello que Dios de modo decidido y absoluto no quiere. No obstante, lo ha permitido creando los ser es libres, creando al hombre. Ha permitido el pecado que es consecuencia del mal uso de la libertad creada. De este hecho podemos deducir que, a los ojos de la sabiduría trascendente de Dios, en la perspectiva de la finalidad de toda la creación, es más importante que en el mundo creado hubiera libertad, aun con el riesgo de su mal empleo, que privar de ella al mundo para excluir la posibilidad del pecado. ( Creo en Dios Padre p. 239).

Y continúa el papa: Dios providente, si, por una parte, ha permitido el pecado, por otra, en cambio, con amorosa solicitud de Padre ha previsto desde siempre el camino de la reparación, de la redención, de la justificación y de la salvación mediante el Amor. Realmente la libertad se ordena al amor: sin libertad no puede haber amor. Y en la lucha entre el bien y el mal, entre el pecado y la redención, la última palabra la tendrá el amor.

Nos enseña entonces el papa que solo mediante el amor del hombre a Dios la creación toda cumple el fin para el cual ha sido creada. Es verdad; el hombre muchas veces peca; pero el amor tiene más fuerza que el pecado. Por el momento el papa simplemente lo menciona, lo explicara en la audiencia general que dará dos semanas más tarde, el 4 de junio.

Simplemente para concluir este punto leemos otro pequeño texto que nos ayuda a fijar y a comprender más profundamente lo expuesto: El verdadero desarrollo -esto es, el progreso- que el hombre está llamado a realizar en el mundo, no debe tener sólo carácter 'técnico', sino, sobre todo, 'ético', para llevar a plenitud en el mundo creado el reino de Dios. (Creo en Dios Padre p. 237).

Esto nos muestra que el modo principal con el cual el hombre contribuye al obrar creador de Dios no es tanto mediante el desarrollo técnico y el dominio podríamos decir 'físico' de la naturaleza, sino mediante un buen obrar moral con el cual, logrando la propia unión con Dios, ayuda a toda la creación en la tendencia a su creador. Es por eso que la providencia divina, lejos de oponerse a la libertad humana la debe abrazar de modo especial porque en ella se plasma el plan divino.

3. La providencia y el problema del mal
Más allá de explicar cómo se conjuga el actuar de la providencia y la libertad humana, explicación que nosotros basaríamos en la doctrina de la participación, distinguiendo los planos trascendental y predicamental; el papa nos mostró como al plan de la providencia divina, que llama a todas las cosas a unirse a Él, le es esencial la libertad humana.

Sin embargo podemos preguntarnos por qué no crear un mundo en donde todos los hombres sean buenos; ¿Por qué crear un mundo en donde el pecado no fue solamente una posibilidad sino también un hecho?

El mismo papa nos introduce en el tema: El mal constituye para muchos la dificultad principal para aceptar la verdad de la Providencia Divina. En algunos casos esta dificultad asume una forma tan radical, cuando incluso se acusa a Dios del mal y del sufrimiento presentes en el mundo llegando hasta rechazar la verdad misma de Dios y de su existencia. La duda, la pregunta e incluso la protesta nacen de reconciliar entre sí la verdad de la providencia divina, de la paterna solicitud de Dios hacia el mun do creado, y la realidad del mal y del sufrimiento experimentado en formas diversas por los hombres. ( Creo en Dios Padre p. 246).

Algunas aclaraciones previas del papa:

Comienza el papa distinguiendo un mal moral de un mal físico. El mal moral se distingue del físico sobre todo por comportar culpabilidad, por depender de la libre voluntad del hombre y es siempre un mal de naturaleza espiritual.

El mal moral se distingue del mal físico porque este último no incluye necesariamente y de modo directo la voluntad del hombre, si bien esto no significa que no pueda estar causado por el hombre y ser efecto de su culpa. Existen por otra parte muchos males físicos que no dependen del hombre. Baste recordar, por ejemplo, los desastres o calamidades naturales, al igual que todas las formas de disminución física o de enfermedades somáticas o psíquicas, de las que el hombre no es culpable. ( Creo en Dios Padre , p. 246 - 247).

Dios no quiere el mal como tal. Dios permite el mal. ( Creo en Dios Padre , p. 249).

En cuanto a la permisión del mal en el orden físico, por ejemplo, de cara al hecho de que los seres materiales (entre ellos también el cuerpo humano) sean corruptibles y sufran la muerte, es necesario decir que ello pertenece a la estructura misma de estas criaturas. Por otra parte, sería difícilmente pensable, en el estado actual del mundo material, el ilimitado subsistir de todo ser corporal individual. Podemos, pues, comprender que, si «Dios no ha creado la muerte», según afirma el libro de la Sabiduría, sin embargo la permite con miras al bien global del cosmos natural. ( Creo en Dios Padre p. 249).

Pero si se trata del mal moral, esto es, del pecado y de la culpa en sus diversas formas y consecuencias, incluso en el orden físico, este mal decidida y absolutamente Dios no lo quiere. El mal moral es radicalmente contrario a la voluntad de Dios. Si este mal está presente en la historia del hombre y del mundo, y a veces de forma totalmente opresiva, si en cierto sentido tiene su propia historia, esto sólo esta permitido por la Divina Providencia, porque Dios quiere que en el mundo creado haya libertad. ( Creo en Dios Padre p. 249).

Observamos que si bien el papa afirma que todo mal no es como tal querido por Dios, sino sólo permitido, pone una gran diferencia entre el mal físico y el mal moral. De este último dice el papa que Dios decidida y absolutamente Dios no lo quiere. Además dice que el mal no es 'como tal' querido por Dios. Hay pues una clara diferencia de expresiones en referencia al mal físico y al mal moral. Se ve entonces que esta formulación del papa es equivalente a la de Santo Tomás en donde afirma que el mal físico es querido por Dios sólo por cierto bien que trae anejo, mientras que el mal moral no lo quiere para nada, sino que sólo lo permite.

Está bien aclarado cual es el porqué de la permisión del mal físico: hace a una perfección mayor del universo. Para que pueda existir este orden que observamos en la creación es necesario que unos seres mueran para que den lugar a otros. Esto implica una cierta naturaleza corruptible en los seres creados que los hace capaces de enfermedades y carencias. Esto vale también para el hombre. Si los hombres no muriesen no dejarían lugar a otros. La muerte física del hombre permite la existencia de muchos hombres para los cuales esta vida es sólo un tránsito.

Se ve así cómo el mal físico entra dentro de la providencia. Así como el ajedrecista sacrifica una pieza para lograr un triunfo más veloz y contundente, triunfo que no hubiese logrado tan veloz y contundentemente sin ese sacrificio, así también Dios permite el mal físico en el mundo para lograr un mundo más perfecto, que no sería tan perfecto sin aquel mal. Esto es así porque las perfecciones creadas muchas veces se oponen entre sí y la existencia de una implica la carencia de otra. Es así que para lograr la existencia de una se hace necesario permitir la carencia de otra contraria que puede ser menor. Es lo que ocurre cuando Dios permite la existencia del mal físico.

Ahora bien: ¿Cuál es el sentido del mal moral?

Dice el papa que la luz definitiva - a este problema - sólo nos puede venir de la cruz victoriosa de Cristo. (Creo en Dios Padre, p. 250). A la pregunta sobre cómo conciliar el mal y sufrimiento en el mundo con la verdad de la Providencia Divina, no se puede ofrecer una respuesta definitiva sin hacer referencia a Cristo. (Creo en Dios Padre, p. 251).

El mismo Cristo nos da con su vida la respuesta al sentido del mal. Cristo confirma con su propia vida -en la pobreza, la humillación y la fatiga- y especialmente con su pasión y muerte, que Dios está al lado del hombre en su sufrimiento. Jesús revela al mismo tiempo que este sufrimiento tiene un valor salvífico. (Creo en Dios Padre, p. 251).

El mal y el sufrimiento, soportados, aceptados y ofrecido por amor tiene un valor salvífico.

El hombre es el único ser de la creación corpórea que aún teniendo como fin a Dios tiene un fin en sí mismo. Él está llamado a unirse a Dios mediante el amor, y el acto de amor más perfecto se da con el sufrimiento ofrecido según aquello de que nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. ( Jn 15, 13).

En el plan eterno de Dios y en su acción providencial en la historia del hombre, todo mal, de forma especial el mal moral -el pecado- es sometido al bien de la redención y de la salvación precisamente mediante la cruz y la resurrección de Cristo. Se puede afirmar que, en Él, Dios saca bien del mal. Lo saca, en cierto sentido d el mismo pecado, que fue la causa del sufrimiento del Cordero inmaculado y de su terrible muerte en la Cruz como víctima inocente por los pecados del mundo. La liturgia de la Iglesia no duda siquiera en hablar, en este sentido, de la 'felix culpa'. (Creo en Dios Padre, p. 251).

Es así que el mal sirve para el bien de los que aman a Dios. Santo Tomás pone el ejemplo del mártir. El acto de caridad del mártir no existiría sin la ofensa del perseguidor. Dios permite el mal moral que el perseguidor causa para dar la posibilidad a la existencia del acto sublime de caridad del mártir, acto que no podría existir sin el pecado.

Por otra parte, el acto de caridad que implica el sufrimiento ofrecido no sirve solamente al bien o la santidad del que lo hace, sino que, como hemos visto, guía a toda la creación al fin que la Divina Providencia le ha puesto. Esto incluye el guiar también a los otros hombres. Con la caridad del sufrimiento ofrecido el santo no solamente dirige a Dios la creación meramente corpórea sino que principalmente dirige a Dios a aquellos que son guiados por su ejemplo. El testimonio de los mártires atrae, es aceptado, escuchado y seguido hasta en nuestros días. Ésta es la razón por la cual nos fiamos de su palabra: se percibe en ellos la evidencia de un amor que no tiene necesidad de largas argumentaciones para convencer, desde el momento en que habla a cada uno de lo que él ya percibe en su interior como verdadero y buscado desde tanto tiempo. En definitiva, el mártir suscita en nosotros una gran confianza, porque dice lo que nosotros ya sentimos y hace evidente lo que también quisiéramos tener la fuerza de expresar . (F et R, nº 32).

El mal del pecado Dios lo usa para el bien de los que lo aman. Este pecado incluye los pecados que cometieron alguna vez aquellos mismos que ahora lo aman, según aquello que ama más aquel al que más se le ha perdonado.

Resumiendo: El hombre llamado a unirse personalmente con Dios, y mediante esta unión guiar a toda la creación al fin previsto por la providencia, no se une más perfectamente a Dios sino en el sufrimiento ofrecido. Es así, como maravillosamente Dios hace entrar el mal, el sufrimiento, el dolor y la libertad del hombre que por amor los asume en el plan de su providencia. Así dice el Eclesiastico:

Hijo, si te llegas a servir al Señor,
prepara tu alma para la prueba. - Vemos como la unión con Dios exige el amor que se mantiene firme en la adversidad -
Todo lo que te sobrevenga, acéptalo,
y en los reveses de tu humillación sé paciente.
Porque en el fuego se purifica el oro,
y los aceptos a Dios en el honor de la humillación.

Se confirma entonces - dice el papa - las palabras del salmista: 'El Señor es mi pastor nada me falta. aunque camine por oscuras quebradas nada temo porque tu vas con migo. Cristo nos acompaña en el sufrir, no solamente en el sentido de que Dios no permite que las oscuras quebradas nos hagan daño, sino que más aun, hace de ellas surgir el bien para nuestra salvación.
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
Gabaon
Constante


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 796

MensajePublicado: Vie Jul 18, 2008 9:13 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Dios te bendiga Joseph M.

Esta parte que te incomoda y criticas es la que más me llama la atención:
Joseph M escribió:
El razonamiento, más o menos, sería el siguiente: la providencia de Dios, ante las enfermedades que nos surjen o pueden surgir; se limita a permitirlas (prácticamente siempre (fatalismo)-excepto en los milagros-) dejando actuar las leyes naturales asociadas al azar, pero no interviene en ellas (a veces permitiendo que ocurran y a veces actuando para que no ocurran). Entonces; ¿cuál es su intervención en ellas, concretamente?? Según muchas opiniones (incluso de gente de Iglesia) Dios, en ese plano, simplemente se LIMITA a dejar actuar la naturaleza y, una vez te pasa la desgracia, te consuela y ayuda a que sirva para tu conversión.


Sin necesidad de ponerlo en comparación con alguna corriente de pensamiento, o suscribirlo a un error reconocido hay algo en esta manera de pensar que desde lejos le repugna al alma de una persona de oración constante. Lamentablemente, tal como lo aseveras, son muchos los que sucumben ante la tentación de esta manera de ver las cosas.

Si uno NO trata este problema desde el punto de vista teológico, científico o filosófico y se limita a verlo según lo que pasa en el día a día de cada cristiano la sorpresa que nos llevamos es inmensa y alarmante. Creo que todos en algún momento nos hemos visto ante la tentación de creer que Dios interviene caprichosamente (o misteriosamente pa' decirlo más religiosamente) en los sucesos que quiere y que por lo regular le ha cedido el paso al actuar natural de la creación, incluido en esto el libre albedrío humano. Quizá hemos visto cómo una y otra vez nuestras oraciones no son atendidas como nosotros queríamos que se atendieran, nos sorprende por qué conseguimos la conversión de algunas personas que presentamos y las de otras no, nos deja perplejo por qué no todos se sanan en Lourdes y algunos reciben sanaciones hasta con efectos especiales, nos inquieta por qué la intercesión de un santo se muestra tan efectiva y sorprendente en algunos casos y en otros parece que ni nos escucha. La experiencia nos puede llevar a concluir que ciertamente Dios NORMALMENTE deja que las cosas pasen sin que Él intervenga

Un caso más extremo es el de las consecuencias del pecado; algunas veces nuestra petición de perdón nos es concedida no solamente con la no-imputación de nuestra culpa sino que hasta se nos exime del pago de la pena consecuente material (aunque quede reato de pena espiritual). Para seguir en los extremos: alguien con votos de castidad comete un acto contra la castidad sin protección y con alguien con una enfermedad venérea, al final la persona queda embarazada y contagiada; sin embargo un adolescente creyente lo hace irresponsablemente y a sabiendas y queda ileso. Es más fácil pensar que esta "escapada" de las consecuencias inmediatas del pecado es un producto de la probabilidad y el caos, que de un control minucioso por parte de Dios. La gente prefiere evitar "meter" a Dios en estas cosas y dejárselo al azar.

Del mismo modo, cuando uno recibe una actuación bondadosa de Dios que se sale de lo cotidiano tiene miedo a "ilusionarse" con que Dios seguirá obrando de esa manera en su vida y prefiere creer que tuvo "suerte". Nos ha pasado a todos.

Por el otro lado, el hombre de Fe no es el hombre que hace aritmética y tira cálculos probabilísticos con el devenir de sus días sino que ante cualquier vicisitud que se levante como un gigante en su vida dice junto con David: "Yahveh que me ha librado de las garras del león y del oso, me librará de la mano de ese filisteo", el hombre de oración constante que desarrolla su Fe es uno que sabe que la mano de Yahveh no se acorta y que nada escapa de ella, que si Dios mostró su favor antaño lo seguirá haciendo por siempre.

Y esto es una invitación para todos, cada mañana cuando me levanto y pienso en estos versos: "Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, Dios así la viste ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe! Así pues, vosotros no andéis buscando qué comer ni qué beber, y no estéis inquietos. Que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; y ya sabe vuestro Padre que tenéis la necesidad de eso" esto es una bofetada contra mi incredulidad, contra mi orgullo religioso que se despeña ante el reconocer que estoy inquieto y agobiado por el futuro, que a veces prefiero actuar rápido y angustiarme antes que doblar las rodillas porque yo entiendo que tengo control sobre mi futuro y que no se lo puedo dejar a las manos de un Dios caprichoso que actúa sí y a veces no. Esto es una invitación tiernísima y hermosa para saber que soy cuidado, que soy pensado, querido y atendido con amor entrañable... eso es providencia. Saber que vivo de la promesa de la gracia venidera y que todas las promesas de Dios son Sí y Amén y nada más.

Solo como observación, aunque la podríamos desarrollar después, esto no implica que real y efectivamente haya que hacer una distinción respecto a que cuando se da el acto material del pecado Dios no es causante de él aunque él actúe como agente providencial para que suceda. Y es aquí donde hace falta hablar de la permisión divina, permisión para que el hombre y la naturaleza fallen porque Dios no les debe a ninguno de los dos un constante mantenerlos en perfección.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.
_________________
"Con toda mi alma te anhelo en la noche, y con todo mi espíritu por la mañana te busco." (Isaías 26, 9)
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Jaimevelbon
Moderador
Moderador


Registrado: 22 May 2006
Mensajes: 11627
Ubicación: México

MensajePublicado: Vie Jul 18, 2008 10:02 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Miles_Dei escribió:
Y algunas veces Dios castigas nuestros pecados con el pecado que es el peor de los castigos.

Un saludo en la Paz de Cristo.


Antes de entra en controversia...........podrias explicar lo que quisiste decir???
_________________

MCC 517
Catequista.....yo?????
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Joseph M
Nuevo


Registrado: 11 Sep 2006
Mensajes: 10

MensajePublicado: Vie Jul 18, 2008 10:18 pm    Asunto: La providencia de Dios.
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Querida Beatriz, el artículo que transcribes es precioso, pero no contesta a nada de lo que planteo. El mal moral y el mal físico está claro porqué existen y Dios los ha permitido (hablando en términos absolutos); el primero en atención a la libertad del hombre (yo diría que, incluso, a la posibilidad de amar) y el segundo en atención al modo como ha querido Dios que existiese el mundo (en via de perfección...).
Eso no es tema de discusión y son doctrinas enseñadas por el Magisterio constante de la Iglesia desde Santo Tomás de Aquino hasta el papa Juan Pablo II y nuestro Benedicto XVI.
El punto a debate consiste en la intervención "real", aunque "misteriosa", de Dios en el curso de los acontecimientos.

Querido Gabaón: PERFECTAMENTE DE ACUERDO A TUS PLANTEAMIENTOS. ¡ ESO ES PARA MI LA FE!! Dios interviene en todos los acontecimientos que nos suceden de una u otra forma según le place y de modos misteriosos para nosotros. PERO ¡ INTERVIENE !!, y así pienso que lo han vivido y creído todos los santos.

Que Dios nos aumente nuestra poca fe.
Saludos en el Señor.
_________________
Que el Señor y la Virgen María, nos concedan la gracia y el don de la humildad. - S. Francisco de Sales-
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Dirección AIM
Eagleheart
Veterano


Registrado: 28 Dic 2006
Mensajes: 2245
Ubicación: México, D.F.

MensajePublicado: Vie Jul 18, 2008 10:19 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Jaimevelbon escribió:
Miles_Dei escribió:
Y algunas veces Dios castigas nuestros pecados con el pecado que es el peor de los castigos.

Un saludo en la Paz de Cristo.


Antes de entra en controversia...........podrias explicar lo que quisiste decir???

Yo entendí que el pecado mismo ya es en sí un castigo.

Salu2. Paz y Bien.
_________________

No ceder ni un milímetro. Dies irae dies illa Solvet sæclum in favilla Teste David cum Sibylla - Quantus tremor est futurus Quando judex est venturus Cuncta stricte discussurus
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Vie Jul 18, 2008 10:32 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Joseph, tu escrito es muy extenso y abarca muchos puntos pero me pareció entender que decias que la providencia divina parece intervenir 'a posteriori' y que el mundo evoluciona según sus propias leyes y que la actuación de Dios se limita a aprovechar este desarrollo. Pues la conservación de la Creación es intervención de la providencia divina, sin ella no habría conservación, luego, está presente en todo momento.

Cita:
DEÍSMO: "DIOS HA CREADO EL MUNDO CON SUS LEYES NATURALES, Y ÉSTE EVOLUCIONA INDEFECTIBLEMENTE (EXCEPTO EN CASO DE MILAGRO) SEGÚN ELLAS. DIOS NO ACTÚA EN LA HISTORIA (SE LIMITARÍA, EN TODO CASO, AL PAPEL DE OBSERVADOR).

SEMIDEÍSMO: (palabra que me acabo de inventar, no sé si existe): "DIOS HA CREADO EL MUNDO CON SUS LEYES NATURALES Y ÉSTE EVOLUCIONA INDEFECTIBLEMENTE (EXCEPTO EN CASO DE MILAGRO) SEGÚN ELLAS. PERO DIOS ACTÚA EN LA HISTORIA AUNQUE SU ACTUACIÓN SE LIMITA A APROVECHAR ESE DESARROLLO (EN EL QUE NO INTERVIENE EX NUOVO) PARA NUESTRA CONVERSIÓN EN FORMA DE CONSUELO, INSPIRACIONES...


Cita:
Dios al crear, llamó de la nada a la existencia todo lo que ha comenzado a ser fuera de Él. Pero el acto de crear no se agota aquí. Lo que surgió de la nada volvería a la nada, si fuera dejado a sí mimo y no fuera, en cambio, conservado por el creador en la existencia. En realidad, Dios, habiendo creado el cosmos una vez, continúa creándolo, manteniéndolo en la existencia. La conservación es una continua creación. ( Creo en Dios Padre p. 224).

Creación y conservación no son en Dios dos actos diversos, sino que son un único acto. De hecho siendo Dios absolutamente simple, su sustancia, su potencia y su acción se identifican y son una única realidad, concebida, según nuestro modo de entender, a veces como sustancia, a veces como potencia activa, a veces como acción, por la analogía imperfecta que estas realidades creadas guardan con su creador. Es así que nosotros podemos imaginar el acto divino que crea y el acto divino que conserva en el ser a todas las cosas; pero estos dos actos son en Dios un mismo acto que se identifican con su misma sustancia.

Todas las cosas que no son Dios son creadas por Él y esto abarca no solamente a las sustancias sino también a todas sus perfecciones, disposiciones y acciones. Los hombres, los animales, las plantas, todos los seres naturales, todos los seres artificiales y todas nuestras acciones, en lo que tienen de ser, son creadas por Dios. El mismo tiempo y el mismo espacio, siendo realidades distintas de Dios, son también creados (o más bien concreados) por Dios perteneciendo así al interno de la creación misma. No tiene sentido preguntarse entonces sobre cuando Dios crea las cosas como si el tiempo fuese una realidad ajena a la misma creación y como si hubiese un momento en donde Dios crea y un momento en donde Dios no crea. No hay antes de la creación, pues sin creación no hay tiempo, y en rigor no hay después de la creación. La creación como acción de Dios se identifica con su sustancia que está fuera del tiempo sin un antes y un después; y la creación en la criatura es la relación de dependencia causal que tiene con su creador, dependencia que permanece mientras permanezca la criatura.

La dependencia de la criatura con respecto al creador es total. Dios crea las cosas de la nada y podemos decir que también las conserva de la nada; ya que la conservación es creación. En todo momento dependemos absolutamente de Dios como dependemos de Él en el momento de la creación, pues en realidad ese momento continúa. Por eso dice el papa que en realidad, Dios, habiendo creado el cosmos una vez, continúa creándolo, manteniéndolo en la existencia. La conservación es una continua creación. Lo que surgió de la nada volvería a la nada, si fuera dejado a sí mimo y no fuera, en cambio, conservado por el creador en la existencia.

Podemos decir que la providencia se manifiesta ante todo en esta 'conservación'. La providencia significa la constante e ininterrumpida presencia de Dios como creador, en toda la creación: una presencia de Dios que continuamente crea y continuamente llega a las raíces más profundas de todo lo que existe, p ara actuar allí como causa primera del ser y del actuar. ( Creo en Dios Padre , p. 224 - 225). Notar como es creador del actuar, por lo que se plantea el problema de la libertad creada.


Saludos
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
Joseph M
Nuevo


Registrado: 11 Sep 2006
Mensajes: 10

MensajePublicado: Sab Jul 19, 2008 7:20 am    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Hola Beatriz:

Gracias por tus aportaciones al tema. Son muy interesantes.

Saludos.
_________________
Que el Señor y la Virgen María, nos concedan la gracia y el don de la humildad. - S. Francisco de Sales-
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Dirección AIM
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Sab Jul 19, 2008 2:37 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

De nada, Joseph. Es magisterio del Papa Juan Pablo II citado en el artículo que publiqué.

Que Dios te bendiga
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Sab Jul 19, 2008 3:30 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Hola Joseph

Cita:

Mi pregunta es sobre la Providencia de Dios.

Las enfermedades físicas o psíquicas que llegan al hombre; ¿son simple producto o consecuencia de las leyes físiológicas-genéticas-ambientales, ante las cuales Dios no interviene para nada, o sí hay una intervención de Dios en ese proceso -aunque misteriosa-?


Cita:


Ah! Otra cosa: si Dios deja que los sucesos (lo cual desmiente la ciencia actual) transcurran según sus propias leyes (con la intervención en algún grado del azar y la casualidad -según los postulados científicos-), cuando ocurre una enfermedad terminal o una desgracia; cómo se puede decir que es la voluntad de Dios para mi y que debo aceptar lo que Dios quiere para mi?? Si todo obedece a las simples leyes naturales, no es la voluntad de Dios lo que me sucede, sino el simple devenir de esas leyes (en el caso -y yo no lo creo así- que Dios no intervenga para nada).


Cita:
DIOS PERMITIÓ SOLAMENTE O QUISO LA PASIÓN DE JESÚS???


La muerte es una pena temporal consecuencia de la transgresión de Adán:

Romanos 5:12 "Por tanto, como el pecado entro en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte"

Es consecuencia finita porque al final de los tiempos cuando todo se haya consumado será eliminada «Cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: "La muerte ha sido devorada en la victoria". ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?» (1Corintios 15, 54-55; cf. Isaías 25, 8; Oseas 13, 14).

Si la muerte (y la enfermedad) entró al mundo por el pecado del hombre, quiere decir que no es algo "querido" por Dios.

¿Se puede decir cuando alguien enferma que es "la voluntad de Dios" que esté enfermo? yo no lo creo, y además me parece hasta temerario decir algo asi.

Como dice el magisterio del Papa Juan Pablo II, se puede decir que Dios "permite" el sufrimiento, porque de él saca un bien mayor: "el dolor es el altavoz con el que Dios despierta a un mundo de sordos" C. S. Lewis.

Pongamos de ejemplo al sufrido Job, citando nuevamente a Juan Pablo II:

El libro de Job no desvirtúa las bases del orden moral trascendente, fundado en la justicia, como las propone toda la Revelación en la Antigua y en la Nueva Alianza. Pero, a la vez, el libro demuestra con toda claridad que los principios de este orden no se pueden aplicar de manera exclusiva y superficial. Si es verdad que el sufrimiento tiene un sentido como castigo cuando está unido a la culpa, no es verdad, por el contrario, que todo sufrimiento sea consecuencia de la culpa y tenga carácter de castigo. La figura del justo Job es una prueba elocuente en el Antiguo Testamento. La Revelación, palabra de Dios mismo, pone con toda claridad el problema del sufrimiento del hombre inocente: el sufrimiento sin culpa. Job no ha sido castigado, no había razón para infligirle una pena, aunque haya sido sometido a una prueba durísima. En la introducción del libro aparece que Dios permitió esta prueba por provocación de Satanás. Este, en efecto, puso en duda ante el Señor la justicia de Job: «¿Acaso teme Job a Dios en balde?... Has bendecido el trabajo de sus manos, y sus ganados se esparcen por el país. Pero extiende tu mano y tócalo en lo suyo, (veremos) si no te maldice en tu rostro». Si el Señor consiente en probar a Job con el sufrimiento, lo hace para demostrar su justicia. El sufrimiento tiene carácter de prueba. Carta apostólica Salvifici dolores

¿Es la "voluntad de Dios" que Job sufra? No, Dios no "quiere" que Job sufra, pero lo "permite" buscando un bien mayor: para demostrar su justicia.

¿Es voluntad de Dios que su Hijo sufra? no, no "quiere" que su Hijo sufra, lo "permite" buscando un bien mayor, el mayor de todos: la salvación de las almas.

El sufrimiento de Job fue una prueba pero no todo sufrimiento es una prueba, puede tratarse de un castigo temporal (pena temporal) por faltas cometidas (como un purgatorio en la tierra). Pero el Papa nos advierte que no se puede juzgar los hechos de "manera exclusiva y superficial" como los amigos de Job. Simplemente aceptar que "lo permite" buscando un bien mayor.

Sobre las penas temporales, si las tuvieramos más en cuenta nos daríamos cuenta del VALOR de la penitencia. San Agustín decía: “El pecado no puede quedar impune, no debe, no es justo. Si, pues, no puede quedar impune, sea castigado por ti mismo, no sea que se te castigase por causa de él”. La penitencia que recomienda el catecismo es oración, ayuno, obras de caridad aunque cada quien es libre de practicar la penitencia que quiera.


Tengo que salir y he escrito un tanto rápido, creo que me desvié con la penitencia pero espero ayude esto para desarrollar el tema.

Que Dios te bendiga
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
Joseph M
Nuevo


Registrado: 11 Sep 2006
Mensajes: 10

MensajePublicado: Sab Jul 19, 2008 5:31 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Hola Beatriz:

Dios permite, quiere..., es una cuestión a debatir compleja en muchos casos. En cuanto al mal moral es incuestionable que Dios solamente lo permite en arras de respetar la libertad de la persona. En muchos otros males físicos y en padecimientos por persecuciones habría más que decir.

Tú afirmas:
Cita:
¿[img]Es voluntad de Dios que su Hijo sufra? no, no "quiere" que su Hijo sufra, lo "permite" buscando un bien mayor, el mayor de todos: la salvación de las almas.[/img]

Dice Jesús: "Abba padre, tu todo lo puedes, Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero sino como quieras Tú". No como "permitas" Tú, sino como "quieras tú".

Voluntad, en su acepción primigenia y más genuina quiere decir "querencia". Hay una voluntad "positiva" del Padre y un designio "positivo" y un plan del Padre para su hijo.
"Yo para eso he nacido y para eso he venido al mundo...para hacer la voluntad de mi padre".

San Ignacio de Loyola, cuando tenía una enfermedad, decía simplemente: El Señor me ha visitado. Rafael Arnáiz Barón decía: "el Señor me ha enviado esta enfermedad". Si Dios lo quiere; ¿no voy a amar su voluntad de todo corazón?". Veo su mano en ello, para mí ha sido la obra de Dios para mi conversión.
Quisiera que leyérais lo que dice la Madre Teresa de Calcuta sobre ello, es SUMAMENTE CLARIFICADOR...
Tengo que irme y no puedo seguir, más tarde continuaré.

Saludos en el Señor Beatriz.
_________________
Que el Señor y la Virgen María, nos concedan la gracia y el don de la humildad. - S. Francisco de Sales-
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Dirección AIM
Bernardo de Quintaval
Asiduo


Registrado: 03 May 2008
Mensajes: 170

MensajePublicado: Sab Jul 19, 2008 9:26 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Respecto al mal siempre me gustó una frase de San Juan de la Cruz, algo así como "Dios me enseña a sacar provecho de todo, del bien y del mal que hallo en mí". Si Dios permite la existencia del mal es porque conviene a nuestras almas aunque muchas veces no podamos comprenderlo.
_________________
Aún cuando yo tuviese sobre la conciencia todos los crímenes que se pueden cometer…iría, con el corazón roto por el arrepentimiento, a arrojarme en los brazos de mi Salvador…Nadie podría asustarme, pues sé a qué atenerme respecto de su amor… (S. Teresita)
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Dom Jul 20, 2008 8:53 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Joseph M escribió:


Tú afirmas:
Cita:
¿[img]Es voluntad de Dios que su Hijo sufra? no, no "quiere" que su Hijo sufra, lo "permite" buscando un bien mayor, el mayor de todos: la salvación de las almas.[/img]

Dice Jesús: "Abba padre, tu todo lo puedes, Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero sino como quieras Tú". No como "permitas" Tú, sino como "quieras tú".

Voluntad, en su acepción primigenia y más genuina quiere decir "querencia". Hay una voluntad "positiva" del Padre y un designio "positivo" y un plan del Padre para su hijo.
"Yo para eso he nacido y para eso he venido al mundo...para hacer la voluntad de mi padre".

San Ignacio de Loyola, cuando tenía una enfermedad, decía simplemente: El Señor me ha visitado. Rafael Arnáiz Barón decía: "el Señor me ha enviado esta enfermedad". Si Dios lo quiere; ¿no voy a amar su voluntad de todo corazón?". Veo su mano en ello, para mí ha sido la obra de Dios para mi conversión.
Quisiera que leyérais lo que dice la Madre Teresa de Calcuta sobre ello, es SUMAMENTE CLARIFICADOR...
Tengo que irme y no puedo seguir, más tarde continuaré.

Saludos en el Señor Beatriz.


Hola hermanito

Exacto. Es la voluntad de Dios que todos los hombres se salven y para tal fin uno entrega su vida por todos. Pero Dios no "quiere" que su Hijo sea escupido, abofeteado, azotado, golpeado, burlado, etc. Lo "permite" pero no lo "quiere".

La volutad de Dios es que Juan sea misionero en el Africa.

La voluntad de Dios es que Santa Rosa de Lima sea laica consagrada en su casa y no monja dentro de un Convento.

Dios no "quiere" que César tenga cáncer.

Dios no "quiere" que Felipe sufra un accidente de tránsito.

Que Dios te bendiga Joseph
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
Bernardo de Quintaval
Asiduo


Registrado: 03 May 2008
Mensajes: 170

MensajePublicado: Dom Jul 20, 2008 9:56 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Sobre este tema esta página puede ser interesante:

http://www.devocionesypromesas.com.ar/voluntad_de_dios.htm

Donde se habla de los diversos "actos" que pueden distinguirse en la Voluntad de Dios.

Saludos
_________________
Aún cuando yo tuviese sobre la conciencia todos los crímenes que se pueden cometer…iría, con el corazón roto por el arrepentimiento, a arrojarme en los brazos de mi Salvador…Nadie podría asustarme, pues sé a qué atenerme respecto de su amor… (S. Teresita)
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 3:24 am    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Gracias Bernardo. Es exactamente lo que estoy diciendo.

Cita:
A) Con relación a la voluntad significada. – De cinco maneras, dice Santo Tomás (1, 19, 12), se nos manifiesta o significa la voluntad de Dios:

1.ª Haciendo algo directamente y por sí mismo: Operación.

2.ª Indirectamente, o sea, no impidiendo que otros lo hagan: Permisión.

3.ª Imponiendo su voluntad por un precepto propio o de otros: Precepto.

4.ª Prohibiendo en igual forma lo contrario: Prohibición.

5.ª Persuadiendo la realización u omisión de algo: Consejo.

El Doctor Angélico advierte (ibid.) que la operación y el permiso se refieren al presente; la operación al bien, y el permiso al mal. Los otros tres modos se refieren al futuro en la siguiente forma: el precepto, al bien futuro necesario; la prohibición, al mal futuro, que es obligatorio evitar, y el consejo, a la sobreabundancia del bien futuro. No cabe establecer una división más perfecta y acabada.

Examinemos ahora brevemente los principales modos de conformarnos con cada una de esas manifestaciones de la voluntad de Dios significada:

1.º “Operación”. – Dios siempre quiere positivamente lo que hace por sí mismo, porque siempre se refiere al bien y siempre está ordenado a su mayor gloria. A este capítulo pertenecen todos los acontecimientos individuales, familiares y sociales, que han sido dispuestos por Dios mismo y no dependen de la voluntad de los hombres. Unas veces esos acontecimientos son dulces, y nos llenan de alegría; otras son amargos, y pueden sumirnos en la mayor tristeza, si no vemos en ellos la mano amorosísima de Dios que ha dispuesto aquello para su gloria y nuestro mayor bien. Una enfermedad providencial puede arrojar en brazos de Dios a un alma extraviada. Todo lo que el Señor dispone es bueno y óptimo para nosotros, aunque de momento pueda causarnos gran tristeza o dolor. Ante estos acontecimientos prósperos o adversos, individuales o familiares, que nos vienen directamente de la mano de Dios, sin intervención alguna de los hombres (v. gr., accidentes imprevistos, enfermedades incurables, muerte de familiares o amigos, etc.), sólo cabe una actitud cristiana: fiat voluntas tua (hágase tu voluntad). Si el amor de Dios nos hace rebasar la simple resignación –que es virtud muy imperfecta– y lanzamos, aunque sea a través de nuestras lágrimas, una mirada al cielo llena de reconocimiento y gratitud (Te Deum... Magnificat...) por habernos visitado con el dolor, habremos llegado a la perfección en la vía del abandono y de perfecta conformidad con la voluntad de Dios.

2.º “Permisión”. – Dios nunca quiere positivamente lo que permite, porque se refiere a un mal, y Dios no puede querer el mal. Pero su infinita bondad y sabiduría sabe convertir en mayor bien el mismo mal que permite, y por esto precisamente lo permite. El mayor mal y el más grave desorden que se ha cometido jamás fue la crucifixión de Jesucristo, y Dios supo ordenarla al mayor bien que ha recibido jamás la humanidad pecadora: su propia redención.


Dios no "quiere" que nos enfermemos de cáncer. No "quiere" que suframos un accidente. Dios no puede querer el mal. Lo "permite". Muy diferente. Y lo permite buscando un bien mayor. Más aún San Agustín decía que Dios no permitiría ningún mal si de él no pudiera salir un bien mayor. Filosofía divina que entienden los humildes y sencillos.


Saludos
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 12:38 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

creo que DIOS permite lo que quiere ., por eso para mi en este contexto no separaria los terminos .
la intervencion de DIOS se da desde el mismo momento que lo permite , solo por eso , ya interviene , sino seria para EL solo un suspiro y borraria todo lo que nos pudiera afectar .
todo dolor que permite sera para nuestra santificacion , nunca nos dejara llevar una cruz que no podamos soportar , alli si que intenvendria , y lo hace .
Volver arriba
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 3:01 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Pues yo me quedo con el magisterio de Juan Pablo II.
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 3:04 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Y con Santo Tomás de Aquino por supuesto: Dios nunca quiere positivamente lo que permite, porque se refiere a un mal, y Dios no puede querer el mal.
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 3:28 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Beatriz escribió:
Y con Santo Tomás de Aquino por supuesto: Dios nunca quiere positivamente lo que permite, porque se refiere a un mal, y Dios no puede querer el mal.



y asi es , nunca quiere un mal , pero nuestros criterios no son los de DIOS , y no nos cabe interpretarlo.
lo que para nosotros puede ser un mal , no lo es para el plan de santitidad que tiene para el hombre .
te digo lo que digo cada vez que voy a comulgar : "YO QUIERO , LO TU QUIERES "
y eso abarca lo malo y bueno que yo creo que pasa en mi vida .
Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 3:34 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Cita:
2.º “Permisión”. – Dios nunca quiere positivamente lo que permite, porque se refiere a un mal, y Dios no puede querer el mal. Pero su infinita bondad y sabiduría sabe convertir en mayor bien el mismo mal que permite, y por esto precisamente lo permite. El mayor mal y el más grave desorden que se ha cometido jamás fue la crucifixión de Jesucristo, y Dios supo ordenarla al mayor bien que ha recibido jamás la humanidad pecadora: su propia redención



aca mismo te dice que transforma el mal en un bien mayor .
y vaya ejemplo que da .......
Volver arriba
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 3:46 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Aurora, lee lo que he escrito y mejor me dices dónde está el error, asi nos entenderemos.
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 4:02 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

yo no creo que haya error , hay una diferente interpretacion entre los terminos querer y permitir .
por eso yo aclaro que en este caso , el que estamos tratando nos los separo .
lo he explicado mas arriba .
Volver arriba
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 4:43 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Yo sigo el magisterio de Juan Pablo II:

Cita:
Job no ha sido castigado, no había razón para infligirle una pena, aunque haya sido sometido a una prueba durísima. En la introducción del libro aparece que Dios permitió esta prueba por provocación de Satanás. Este, en efecto, puso en duda ante el Señor la justicia de Job: «¿Acaso teme Job a Dios en balde?... Has bendecido el trabajo de sus manos, y sus ganados se esparcen por el país. Pero extiende tu mano y tócalo en lo suyo, (veremos) si no te maldice en tu rostro». Si el Señor consiente en probar a Job con el sufrimiento, lo hace para demostrar su justicia. El sufrimiento tiene carácter de prueba. Carta apostólica Salvifici dolores


Dice que Dios PERMITIO la prueba buscando un bien mayor: para demostrar su justicia (su santidad).

Cita:
En Dios, ¿hay o no hay que distinguir la voluntad de signo?

Objeciones por las que parece que en Dios no hay que distinguir la voluntad de signo:

1. Así como la voluntad de Dios es causa de las cosas, también lo es su ciencia. Pero no se le atribuye signo a la ciencia divina. Por lo tanto, tampoco deben asignársele a la voluntad divina.
2. Todo signo que no se adecué a aquello de lo que es signo, es falso. Por lo tanto, todos los signos que se asignen a la voluntad divina y no se adecúen a ella, son falsos; y si se adecúan, son asignados superfluamente. Así, pues, no hay por qué determinar algunos signos con respecto a la voluntad divina.

Contra esto: está el hecho que la voluntad de Dios es una, ya que es la misma esencia de Dios. Aunque algunas veces se la indica en plural, como en el Sal 110,2: Grandes son las obras del Señor, conformes en todas sus voluntades. Luego es necesario que, a veces, el signo de su voluntad sea tomado por su voluntad.

Respondo: Tal como dejamos claro (q.13 a.3), algunas cosas son atribuidas a Dios con propiedad, y otras con un sentido metafórico. Como algunas pasiones humanas son atribuidas en sentido metafórico al ser divino por la semejanza en el efecto. Por eso, lo que en nosotros es signo de una determinada pasión, a Dios se le aplica metafóricamente el nombre de tal pasión. Ejemplo: Entre nosotros, el que está airado suele castigar, de ahí que el mismo castigo sea un signo de ira; por eso el castigo, cuando se atribuye a Dios, recibe el nombre de ira. De forma parecida, lo que en nosotros suele ser signo de la voluntad, algunas veces y en sentido metafórico se le da a Dios con el nombre de voluntad. Ejemplo: Cuando alguien manda algo, es un signo de que quiere que aquello se haga; por eso el mandato divino metafóricamente se llama voluntad de Dios, según aquello de Mt 6,10. Hágase tu voluntad en el cielo y en la tierra. Pero hay diferencia entre la voluntad y la ira, porque la ira nunca se atribuye a Dios con propiedad, como si en su entendimiento se incluyera la pasión. En cambio, la voluntad sí que se atribuye a Dios en sentido propio. Por eso, en Dios hay que distinguir la voluntad en sentido propio y en sentido metafórico. Pues la voluntad en sentido propio es llamada voluntad de beneplácito; mientras que la voluntad en sentido metafórico es llamada voluntad de signo, en cuanto que se llama voluntad al mismo signo de la voluntad.

A las objeciones:
1. La ciencia no es causa de lo que se hace; lo es por medio de la voluntad, pues si no lo queremos, no hacemos lo que sabemos. Así, a la ciencia no se le atribuye un signo como se le atribuye a la voluntad.
2. Los signos de la voluntad son llamados voluntad divina no porque sean signos que Dios quiere, sino porque lo que entre nosotros suele ser signo del querer, en Dios es llamado voluntad. Como el castigo no es un signo que en Dios sea llamado ira; sino que el castigo, en cuanto que en nosotros es un signo de ira, en Dios es llamado ira.


Cita:
Y entonces la permisividad es signo.


Pero también dice el Papa que no debemos juzgar a la ligera, como hacían los amigos de Job, que a la prueba la consideraban una pena temporal por alguna falta cometida por él.
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín


Ultima edición por Beatriz el Lun Jul 21, 2008 4:54 pm, editado 1 vez
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
Gabaon
Constante


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 796

MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 4:47 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Dios te bendiga Joseph M.

Qué agradable es ver que te motiven estas cosas.

Esto de la Fe es un desafío, porque no se acaba todo con creer EN Dios sino que hace falta creerle A Dios. Su Providencia lo tiene absolutamente todo bajo control y cada día me voy convenciendo de que no hay mejor manera de vivir que abandonándose a ella con la certeza de que Dios tiene pensamientos de paz para nosotros, planes de bien y no para hacernos mal a fin de que quedemos llenos de confianza-esperanza tal como dijo a través de Jeremías (29, 11).

Un caso típico en la Biblia es el de José, uno de los pequeños de Jacob quien luego de una accidentada vida llena de sucesos duros y dolorosos se atrevió a decir, lleno del Espíritu Santo, a sus hermanos: "Yo soy vuestro hermano José, a quien vendisteis a los egipcios. Ahora bien, no os pese mal, ni os dé enojo el haberme vendido acá, pues para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros. Porque con éste van dos años de hambre por la tierra, y aún quedan cinco años en que no habrá arada ni siega. Dios me ha enviado delante de vosotros para que podáis sobrevivir en la tierra y para salvaros la vida mediante una feliz liberación. O sea, que no fuisteis vosotros los que me enviasteis acá, sino Dios, y él me ha convertido en padre de Faraón, en dueño de toda su casa y amo de todo Egipto" (Génesis 45, 4-8). Y la verdad es que hay una diferencia gigantezca entre esta manera de entender la Providencia divina que la que tenemos hoy... como que cada día me doy cuenta de que la felicidad y la paz moran en una conciencia que aprende a confiar en el obrar de Dios de esta manera, a lo José. ¡En la mente de José no hay conflictos filosóficos ni la más mínima preocupación por ser "teológicamente-correcto"! ¡Esto es Fe desnuda, abandono total a la Providencia Divina!.

Hay otros casos igual de típicos en el NT, los viajes de Pablo son una cantera de sucesos parecido; es este convencimiento en que NADA escapa a la voluntad y al PERFECTO plan divino que hace al apóstol soltar frases como: "Pero bien sabéis que una enfermedad me dio ocasión para evangelizaros por primera vez; y, no obstante la prueba que suponía para vosotros mi cuerpo, no me mostrasteis desprecio ni repulsa, sino que me recibisteis como a un ángel de Dios: como a Cristo Jesús." Es impresionante ver cómo Dios va desenvolviendo su Plan tomando en cuenta incluso enfermedades, naufragios, persecuciones, juicios y toda una amalgama de sucesos que sólo la mente divina puede hacer coincidir para lograr su voluntad.

Un caso que se levanta como una catedral de alta es el encuentro de Jesús con el chico ciego del que Jesús dice: "Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios. Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día" (Juan 9, 3-4) Esto es sorprendente, ver cómo Dios tiene un momento preparado para la sanidad, cómo Dios quiere manifestar su gloria en medio de la adversidad y lo prepara así desde la eternidad para que pase en un momento preciso. Este caso me libera de esa angustia que me hace no quere abandonarme al cuidado de Dios por estarme cuestionando de si he pecado o no y de si Dios obrará porque me porté bien o mal y aquí veo cómo Él tiene su obrar preparado PASE lo que PASE y es entonces cómo la única respuesta es abandonarme a su cuidado. Aquí también veo claro que ese abandono no consiste en dejar de desarrollar una mentalidad emprendedora que quiere provocar la acción de Dios en el mundo, su obra perfecta, sino que muy al contrario me llena de celo por ella y es precisamente la confianza en el poder de su obrar lo que me produce la paz de saber que Él hará, que la actitud del abandono provoca una fe desmedida en esperar cosas grandiosas y perfectas de Dios y por eso le ama y actúa con sentimientos acordes.

Lo desafiante es cuando no aparecen las explicaciones y uno está sumido en la adversidad. ¡Oh! Ahí es cuando hace falta la fe, ahí es cuando hace falta esa certeza que exclama como Pablo: "porque por la fe andamos y no por lo que vemos", todos los elementos naturales y nuestras disquisiciones nos gritan que las cosas son como se ven, que todo está mal y todo está perdido, pero la Fe nos provee de la verdad, que tenemos cuidador, que tenemos consolador, abogado que nos defienda, que están numerados los días de nuestra angustia y que el día de liberación está fijado y viene a su justa medida, ni temprano, ni tarde sino en su momento.

Para mí la clave de todo esto está, entonces, en desarrollar esta confianza en la Providencia en el tiempo de bonanza para cuando venga la prueba podamos pasarlas de la mejor manera posible, sin perder el gozo ni la calma necesarias.

Creo que es como centrarse, así, tal como te dije en el primer mensaje, en la plataforma inamovible de la Palabra de Dios que dice que en Dios no hay "Sí y No", ni "Quizás", ni "Ya veremos", sino que todas sus promesas han recibido en Cristo Jesús un rotundo "¡Sí!" y por eso es que nosotros clamamos "¡Amén!".

En el Amor de Jesús.
Gabaon.
_________________
"Con toda mi alma te anhelo en la noche, y con todo mi espíritu por la mañana te busco." (Isaías 26, 9)
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 5:13 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

AURORA escribió:
creo que DIOS permite lo que quiere .


En todo caso, quiere permitir....
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Jul 21, 2008 7:17 pm    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Beatriz escribió:
AURORA escribió:
creo que DIOS permite lo que quiere .


En todo caso, quiere permitir....



ves ?? hay un acuerdo
Volver arriba
Joseph M
Nuevo


Registrado: 11 Sep 2006
Mensajes: 10

MensajePublicado: Mie Jul 30, 2008 7:59 am    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Hola hermana Beatriz (me gustó lo de hermanito):

Veo que, del enlace que nos puso Bernardo (el cual me ha gustado enormemente), se ha fundamentado el debate posterior.

Sobre ese enlace transcribo:
Cita:
Menester es conformarnos con la voluntad divina, no sólo en las cosas que recibimos directamente de Dios, como son las enfermedades, las desolaciones espirituales, la pérdida de hacienda o de parientes, sino también en las que proceden sólo mediatamente de Dios, que nos la envía por medio de los hombres, como la deshonra, desprecios, injusticias y toda suerte de persecuciones. Y adviértase que cuando se nos ofenda en nuestra honra y se nos dañe en nuestra hacienda, no quiere Dios el pecado de quien nos ofende o daña, pero sí la humillación o pobreza que de ello nos resulta.
Cierto es, pues, que cuanto sucede, todo acaece por la divina voluntad. Yo soy el Señor que formó la luz y las tinieblas, y hago la paz y creo la desdicha (Is. 45, 7). Y en el Eclesiástico leemos: “Los bienes y los males, la vida y la muerte vienen de Dios”. Todo, en suma, de Dios procede, así los bienes como los males.
Llámanse males ciertos accidentes, porque nosotros les damos ese nombre, y en males los convertimos, pues si los aceptásemos como es debido, resignándonos en manos de Dios, serían para nosotros, no males, sino bienes. Las joyas que más resplandecen y avaloran la corona de los Santos son las tribulaciones aceptadas por Dios, como venidas de su mano.

(Meditaciones del libro "Preparación para la muerte",
de San Alfonso María de Ligorio,
Doctor de la Iglesia)

De ese texto, como puedes ver, se deducen varias cosas:

1. Distingue entre males de la naturaleza y males morales.
A los primeros los considera directamente queridos por Dios, a los segundos, solamente permitidos por la actuación y el pecado de otras personas (mediatamente, no directamente).

2. Lo que tú llamas
Cita:
"el mal
", refiriéndote a enfermedades, ves como él lo llama:"Llámanse males ciertos accidentes, porque nosotros les damos ese nombre, y en males los convertimos, pues si los aceptásemos como es debido, resignándonos en manos de Dios, serían para nosotros, no males, sino bienes.

El otro texto sobre el cual basas tu argumentación, del link de Bernardo de Quintaval, dice:

Cita:
Examinemos ahora brevemente los principales modos de conformarnos con cada una de esas manifestaciones de la voluntad de Dios significada:
1.º “OPERACIÓN”. – Dios siempre quiere positivamente lo que hace por sí mismo, porque siempre se refiere al bien y siempre está ordenado a su mayor gloria. aunque de momento pueda causarnos gran tristeza o dolor. A este capítulo pertenecen todos los acontecimientos individuales, familiares y sociales, que han sido dispuestos por Dios mismo y no dependen de la voluntad de los hombres. Unas veces esos acontecimientos son dulces, y nos llenan de alegría; otras son amargos, y pueden sumirnos en la mayor tristeza, si no vemos en ellos la mano amorosísima de Dios que ha dispuesto aquello para su gloria y nuestro mayor bien. Una enfermedad providencial puede arrojar en brazos de Dios a un alma extraviada. Todo lo que el Señor dispone es bueno y óptimo para nosotros,te estos acontecimientos prósperos o adversos, individuales o familiares, que nos vienen directamente de la mano de Dios, sin intervención alguna de los hombres (v. gr., accidentes imprevistos, enfermedades incurables, muerte de familiares o amigos, etc.), sólo cabe una actitud cristiana: fiat voluntas tua (hágase tu voluntad). Si el amor de Dios nos hace rebasar la simple resignación –que es virtud muy imperfecta– y lanzamos, aunque sea a través de nuestras lágrimas, una mirada al cielo llena de reconocimiento y gratitud (Te Deum... Magnificat...) por habernos visitado con el dolor, habremos llegado a la perfección en la vía del abandono y de perfecta conformidad con la voluntad de Dios.
2.º “PERMISIÓN”. – Dios nunca quiere positivamente lo que permite, porque se refiere a un mal, y Dios no puede querer el mal. Pero su infinita bondad y sabiduría sabe convertir en mayor bien el mismo mal que permite, y por esto precisamente lo permite. El mayor mal y el más grave desorden que se ha cometido jamás fue la crucifixión de Jesucristo, y Dios supo ordenarla al mayor bien que ha recibido jamás la humanidad pecadora: su propia redención.
¡Qué mirada tan corta y qué funesta miopía la nuestra cuando en los males que Dios permite que vengan sobre nosotros nos detenemos en las causas segundas o inmediatas que los han producido y no levantamos los ojos al cielo para adorar los designios de Dios, que las permite para nuestro mayor bien! Burlas, persecuciones, calumnias, injusticias, atropellos, etc., etc., de que somos víctimas son, ciertamente, pecados ajenos, que Dios no puede querer en sí mismos, pero los permite para nuestro mayor bien. ¿Cuándo sabremos remontarnos por encima de las causas segundas para ver en todo ello la providencia amorosa de Dios, que nos pide no la venganza o el desquite, sino el amor y la gratitud por ese beneficio que nos hace? En la injusticia de los hombres hemos de ver la justicia de Dios, que castiga nuestros pecados, y hasta su misericordia, que nos los hace expiar.


De aquí, podemos deducir con claridad, lo siguiente:

1. En el apartado donde explica la voluntad de Dios en cuanto hace algo directamente y por sí mismo, es decir, en el que intitula:
OPERACION, dice:
"
Cita:
A este capítulo pertenecen todos los acontecimientos individuales, familiares y sociales, que han sido dispuestos por Dios mismo y no dependen de la voluntad de los hombres. Unas veces esos acontecimientos son dulces, y nos llenan de alegría; otras son amargos, y pueden sumirnos en la mayor tristeza, si no vemos en ellos la mano amorosísima de Dios que ha dispuesto aquello para su gloria y nuestro mayor bien. Una enfermedad providencial puede arrojar en brazos de Dios a un alma extraviada. Todo lo que el Señor dispone es bueno y óptimo para nosotros,te estos acontecimientos prósperos o adversos, individuales o familiares, que nos vienen directamente de la mano de Dios, sin intervención alguna de los hombres (v. gr., accidentes imprevistos, enfermedades incurables, muerte de familiares o amigos, etc.), sólo cabe una actitud cristiana: fiat voluntas tua (hágase tu voluntad)


En cuanto a la PERMISIÓN está claro, con sólo leer el párrafo que se está refiriendo a los males morales, del cual, en el catecismo se cataloga: "el rechazo y la crucifixión de Cristo" como el mayor mal MORAL de la historia.

Cuando a Cristo lo azotaban e insultaban se producían dos movimientos o acciones:
1. El mal moral de los ejecutores.
2. El mal físico-psíquico que recibía el Señor en sí.
El primero lo permitió Dios, el segundo era querido por Él, según nos informa el Doctor de la Iglesia antes mencionado:
Cita:
"Y adviértase que cuando se nos ofenda en nuestra honra y se nos dañe en nuestra hacienda, no quiere Dios el pecado de quien nos ofende o daña, pero sí la humillación o pobreza que de ello nos resulta."


Pero, sobre todo, querida Beatriz, creo que tanto tú como yo, lo que queremos y buscamos es amar la volunta de Dios, sea cual sea, y sea cual sea el verbo que empleemos para nombrarla (permisión, voluntad directa...).

Finalmente deseo y hago oración por todos nosotros para que el Señor nos conceda conocer su voluntad en cada momento y abandonarnos a ella amándola de corazón.

Que Dios te bendiga.
_________________
Que el Señor y la Virgen María, nos concedan la gracia y el don de la humildad. - S. Francisco de Sales-
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Dirección AIM
Joseph M
Nuevo


Registrado: 11 Sep 2006
Mensajes: 10

MensajePublicado: Jue Jul 31, 2008 9:07 am    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Bueno, como veo que desde el último aporte que hice ayer, nadie ofrece ningún comentario, creo que se puede dejar el tema por zanjado.

Sin más hasta otra ocasión.

Que el Señor nos conceda amar su voluntad.
_________________
Que el Señor y la Virgen María, nos concedan la gracia y el don de la humildad. - S. Francisco de Sales-
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Dirección AIM
Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Dom Ago 03, 2008 4:00 am    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Hola hermanito Joseph, perdona la demora en responder. Por lo que he leido de tu aporte me parece que los dos estamos hablando de lo mismo.

A mi me gusta el magisterio de Juan Pablo II:

http://www.foromoral.com.ar/respuesta.asp?id=164

Cita:
Comienza el papa distinguiendo un mal moral de un mal físico. El mal moral se distingue del físico sobre todo por comportar culpabilidad, por depender de la libre voluntad del hombre y es siempre un mal de naturaleza espiritual.

El mal moral se distingue del mal físico porque este último no incluye necesariamente y de modo directo la voluntad del hombre, si bien esto no significa que no pueda estar causado por el hombre y ser efecto de su culpa. Existen por otra parte muchos males físicos que no dependen del hombre. Baste recordar, por ejemplo, los desastres o calamidades naturales, al igual que todas las formas de disminución física o de enfermedades somáticas o psíquicas, de las que el hombre no es culpable. ( Creo en Dios Padre , p. 246 - 247).

Dios no quiere el mal como tal. Dios permite el mal. ( Creo en Dios Padre , p. 249).

En cuanto a la permisión del mal en el orden físico, por ejemplo, de cara al hecho de que los seres materiales (entre ellos también el cuerpo humano) sean corruptibles y sufran la muerte, es necesario decir que ello pertenece a la estructura misma de estas criaturas. Por otra parte, sería difícilmente pensable, en el estado actual del mundo material, el ilimitado subsistir de todo ser corporal individual. Podemos, pues, comprender que, si «Dios no ha creado la muerte», según afirma el libro de la Sabiduría, sin embargo la permite con miras al bien global del cosmos natural. ( Creo en Dios Padre p. 249).

Pero si se trata del mal moral, esto es, del pecado y de la culpa en sus diversas formas y consecuencias, incluso en el orden físico, este mal decidida y absolutamente Dios no lo quiere. El mal moral es radicalmente contrario a la voluntad de Dios. Si este mal está presente en la historia del hombre y del mundo, y a veces de forma totalmente opresiva, si en cierto sentido tiene su propia historia, esto sólo esta permitido por la Divina Providencia, porque Dios quiere que en el mundo creado haya libertad. ( Creo en Dios Padre p. 249).

Observamos que si bien el papa afirma que todo mal no es como tal querido por Dios, sino sólo permitido, pone una gran diferencia entre el mal físico y el mal moral. De este último dice el papa que Dios decidida y absolutamente Dios no lo quiere. Además dice que el mal no es 'como tal' querido por Dios. Hay pues una clara diferencia de expresiones en referencia al mal físico y al mal moral. Se ve entonces que esta formulación del papa es equivalente a la de Santo Tomás en donde afirma que el mal físico es querido por Dios sólo por cierto bien que trae anejo, mientras que el mal moral no lo quiere para nada, sino que sólo lo permite.


Podemos resumir que:

- El mal físico (desastres naturales, enfermedad, muerte, etc.) lo "permite con miras al bien global del cosmos natural"

- El mal moral (asesinato, violación, robo, etc.) absolutamente no es querido por Dios pero es "permitido (...) porque Dios quiere que en el mundo creado haya libertad"

¿Por qué Dios ha dado libertad al hombre sabiendo que éste puede hacer mal uso de ella y provocar males morales que tanto sufrimiento traen?

Sin la existencia de la libertad ninguna criatura puede alcanzar su fin.

Cita:
la libertad es esencial a la providencia. Sólo la criatura libre es la que puede unirse a Dios, y la creación meramente corpórea alcanza el camino de la plenitud definitiva cuando el hombre usa libremente de ella para el fin para el cual ha sido creado. El hincapié lo ponemos en esto: la libertad creada es esencial al plan de la providencia divina; sin la existencia de la libertad creada ninguna criatura (ya sea las libres como las no libres) puede alcanzar su fin.


¿Qué sentido tiene el mal?

Cita:
Dice el papa que la luz definitiva - a este problema - sólo nos puede venir de la cruz victoriosa de Cristo. (Creo en Dios Padre, p. 250). A la pregunta sobre cómo conciliar el mal y sufrimiento en el mundo con la verdad de la Providencia Divina, no se puede ofrecer una respuesta definitiva sin hacer referencia a Cristo. (Creo en Dios Padre, p. 251).

El mismo Cristo nos da con su vida la respuesta al sentido del mal. Cristo confirma con su propia vida -en la pobreza, la humillación y la fatiga- y especialmente con su pasión y muerte, que Dios está al lado del hombre en su sufrimiento. Jesús revela al mismo tiempo que este sufrimiento tiene un valor salvífico. (Creo en Dios Padre, p. 251).

El mal y el sufrimiento, soportados, aceptados y ofrecido por amor tiene un valor salvífico.


Saludos
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
Joseph M
Nuevo


Registrado: 11 Sep 2006
Mensajes: 10

MensajePublicado: Sab Ago 09, 2008 1:39 am    Asunto:
Tema: Providencia de Dios y el problema del mal
Responder citando

Hola estimada Beatriz:

He tardado en contestar tu última aportación al tema por cuanto he vivido en mi propia familia aquello que estamos debatiendo y que nos sirve en este foro para ayudarnos a la fe y compartir nuestros pensamientos.


En primer lugar quisiera comentarte que, en el enlace que pones del Foro de Teología Moral San Alfonso María de Ligorio, el autor que suscribe el artículo (R. P. Lic. Pablo Rossi, I.V.E.), va mezclando alguna cosa del catecismo, con otras - la mayoría)- provinientes de la Catequesis que dio SS Juan Pablo II en la audiencia general del miércoles 9 de junio de 1986. Por otra parte, ya vimos qué pensaba el mismo San Alfonso María de Ligorio del tema.

Sobre esa audiencia, cabe decir:

1. El papa Juan Pablo II sigue en ese tema, en bastantes puntos, la doctrina expuesta por Santo Tomás de Aquino en
la Suma Teológica, parte 1, cuestiones 19, 49... Sobre ello expondré, más adelante, unas cuantas cosas que se me han ocurrido.

2. En cuanto a la catalogación del sufrimiento (enfermedad, dolor...) físico como "un mal físico" ello, evidentemente, está fuera de toda duda - es una simple perogrullada-. Por lo que respecta a la acción de Dios como agente ante él: "de mera permisión" o "de querencia positiva", pienso que habría algo que decir (siempre desde la más absoluta fidelidad y sujeción a Juan Pablo II del que me declaro devoto)

Perdona, pero he empezado y, tristemente, no puedo continuar.
Veré mañana de seguir.

Que Dios te bendiga. Rézale por mi.
_________________
Que el Señor y la Virgen María, nos concedan la gracia y el don de la humildad. - S. Francisco de Sales-
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Dirección AIM
Mostrar mensajes de anteriores:   
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Temas Controvertidos de la fe y la moral Todas las horas son GMT
Ir a página 1, 2  Siguiente
Página 1 de 2

 
Cambiar a:  
Puede publicar nuevos temas en este foro
No puede responder a temas en este foro
No puede editar sus mensajes en este foro
No puede borrar sus mensajes en este foro
No puede votar en encuestas en este foro


Powered by phpBB © 2001, 2007 phpBB Group
© 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados